miércoles, 12 de noviembre de 2014

CIENCIA › OPINION La ciencia argentina en Francia

Por José Eduardo Wesfreid *
Hace 50 años, el 3 de octubre de 1964, durante la visita del general De Gaulle a la Argentina, se firmó un acuerdo marco de cooperación cultural, científica y tecnológica entre Francia y la Argentina.
Aunque esta cooperación es anterior, este convenio le dio su marco de referencia moderna. En el plano científico, la actualidad está dominada por un intenso intercambio, redinamizado por el fuerte crecimiento generado en la Argentina por la creación del Ministerio de Ciencia, que lleva a que Francia sea el primer socio de la Argentina por el número de convenios específicos de investigación científica conjunta. Como consecuencia, la conmemoración de este aniversario creó especial interés y dos grandes iniciativas tomaron lugar la semana pasada simultáneamente en Buenos Aires y París.
El 5 y 6 noviembre, en el Palacio San Martín se desarrollaron, organizadas por la Embajada de Francia junto con los ministerios de Ciencia y de Relaciones Exteriores, unas jornadas de evaluación de esta cooperación que contaron con la participación de una fuerte delegación de científicos de Francia.
Paralelamente, el jueves pasado se realizó una jornada en París organizada por la embajada argentina, encabezada por su nueva embajadora, María del Carmen Squeff, y un grupo de investigadores argentinos radicados en Francia, que me ha tocado coordinar.
Esta jornada tuvo un carácter totalmente original. Cerca de 300 investigadores argentinos y franceses colmaron los locales de la embajada. Entre ellos se encontraban jóvenes estudiantes de doctorado y postdoc, investigadores argentinos de todas las ciencias duras y sociales radicados en Francia, muchos de ellos con responsabilidades importantes en los sistemas académicos y de investigación franceses, dirigiendo laboratorios o carreras universitarias. La jornada comenzó con la reunión anual de la Red de Científicos Argentinos en el Exterior (Raíces). Posteriormente, una mesa redonda discutió el balance y perspectivas de la cooperación científica franco-argentina, con representantes del CNRS y Sorbonne Paris Cité, de empresas y grandes personalidades científicas francesas y franco-argentinas. Simultáneamente estaban expuestos 70 posters que exponían resultados científicos obtenidos conjuntamente entre Francia y Argentina. Además, estaba también una parte de los 120 responsables franceses de proyectos conjuntos de colaboración.
La reunión en París contó también con una particularidad, que fue la de tener en cuenta la presencia argentina en Francia. Una somera introducción histórica recordó la presencia de hombres de ciencia argentinos, como Ameghino, que en 1877 publicaba en París la primera gran monografía sobre los mamíferos fósiles de Sudamérica, o la del famoso cirujano Enrique Finochietto en 1917, que operó durante dos años en el Hospital Argentino de París, que funcionaba en esa época. También se señaló la creación, en 1931, del Laboratorio de Investigaciones y de restauración del Museo del Louvre, por parte de dos argentinos, Fernando Pérez y Carlos Mainini, que aseguraron su dirección y funcionamiento durante varios años.
Pero la época moderna conformó otro tipo de presencia de investigadores argentinos en Francia, por razones donde se conjugan la necesaria movilidad científica, el fenómeno de fuga de cerebros y el exilio. Muchos de ellos fueron y son actores del intercambio científico entre los dos países. Además, algunos han jugado un rol muy significativo en el propio desarrollo de la ciencia francesa. Todos tenían un común denominador, el haber estado formados por la universidad argentina pública y gratuita. Por esa razón, esta jornada del jueves pasado se cerró con un muy emotivo homenaje a la “generación pionera de investigadores argentinos en Francia”, otorgando un diploma de reconocimiento a 36 científicos, que llegaron hasta el año 1974, muchos de ellos como consecuencia de la Noche de los Bastones Largos.
Lo recibieron Catherine y Diego Cesarsky, Max Dickmann, Rebeca Falcoff, Sophie Fisher, Daniel Fruman, Saúl Karz, Mario y Vittorio Luzzati, Jacques Mehler, Carmen Muñoz-Bernand, Salomón Resnik, Jorge Rosenblatt, Pedro Saludjian, Juan Seguí, Haydée Sigal, Silvia Sigal, Juana y Jaime Wietzerbin, Héctor Teitelbaum y Andrés Zuker. Familiares o amigos recibieron el diploma para los fallecidos Ernesto Falcoff, Dora y Hersch Gerschenfeld, Luisa Hirschbein, Celia Jakubowicz, Raúl Laguzzi, Abel Rachman, Jorge Peries, Emilio Rivas, Héctor Rodríguez-Tomé, Edmundo Rofman, León Sigal y Eliseo Verón, así como para Diana Guerrero y Eduardo Pasquini que, volviendo a la Argentina, fueron desaparecidos por la dictadura militar.
* Físico. Director de Investigaciones en el CNRS, Francia.

CIENCIA › SE ABRIO UNO DE LOS LABORATORIOS MAS AVANZADOS DEL MUNDO BAJO EL ALA DE LA SOCIEDAD MAX PLANCK DE ALEMANIA Rosario en el mapa mundial de las neurociencias

Por Ignacio Jawtuschenko
Desde Rosario
Un corte de cintas, además de un acto protocolar, puede posicionar a la ciencia que se desarrolla en un país en el mapa científico internacional. Rosario es a partir de ayer sede del segundo nodo que la Sociedad Max Planck de Alemania establece en Latinoamérica, el Laboratorio Max Planck de Biología Estructural, Química y Biofísica Molecular de Rosario (MPLbioR).
El acto estuvo presidido por el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, acompañado por los ministros de Ciencia y Salud, Lino Barañao, y Juan Manzur; el secretario de Transporte, Alejandro Ramos, y el de Ciencia, Tecnología y Producción para la Defensa, Santiago Rodríguez. El que se inauguró es un laboratorio del primer mundo que agrupa distintas disciplinas científicas, como la química combinatoria, la biología estructural, la biología celular y el uso de modelos animales, orientados a un objetivo más allá de la frontera: el descubrimiento de nuevos fármacos para el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas, como Parkinson y Alzheimer.
El laboratorio cuenta con equipamiento de última generación, similar al que se encuentra en laboratorios de Europa y Estados Unidos. Ya trabajan veinticinco investigadores del Conicet (entre ellos dos argentinos repatriados que vivían en Barcelona) y prevén llegar a los cincuenta el año que viene.
El edificio del Max Planck Rosario de 1500 metros cuadrados se alza en el predio de la Ciudad Universitaria conocido como La Siberia. En su interior, está operativo un equipo de Resonancia Magnética Nuclear, el más potente y sensible de la Argentina y uno de los cinco que hay en todo el mundo. Está montado con tecnología de criosonda, que permitirá investigar la estructura de biomoléculas directamente en el interior de las células, convirtiéndose este laboratorio en uno de los pocos en el mundo especializado en la técnica de “In Cell RMN”, una herramienta fundamental para el descubrimiento de fármacos en fase preclínica.
En áreas como ésta para realizar investigación competitiva son necesarias inversiones de gran escala. En este caso, un millón de euros para la adquisición del equipo de Resonancia Magnética Nuclear y de 300 mil dólares para los microscopios.
En la carrera por el conocimiento, la calidad de los microscopios hace las grandes diferencias, es por ello que también se firmó un acuerdo para establecer el Centro Internacional de Microscopía de Excelencia Nikon de la Universidad Nacional de Rosario que será el primero en su tipo en Latinoamérica y el séptimo en el mundo (actualmente hay un solo centro en Estados Unidos, en el prestigioso Scripps Research Institute, y otros cinco distribuidos en Europa).
“Esto pone a Rosario en un sitio de excelencia. Y es posible en el marco de la inversión estructural que lleva adelante el Estado para generar las condiciones para dar saltos cualitativos. Porque además de desarrollar fármacos nuevos, estamos adquiriendo la capacidad para colaborar con la Anmat para analizar y controlar la calidad de los medicamentos que se comercializan en el país. Ya no va a hacer falta tercerizar o mandar a hacer los estudios al exterior. Esto es soberanía tecnológica”, destacó Darío Maiorana, rector de la Universidad Nacional de Rosario, a este cronista.
En ciencia, el nombre Max Planck es sinónimo de primer nivel internacional. La Sociedad Max Planck es una prestigiosa red de 80 institutos de investigación –de los cuales sólo seis están fuera de Alemania y dos están en la Argentina– dedicados a la investigación científica. Tras las universidades estadounidenses, es la organización que más premios Nobel genera, y financiada por el gobierno federal alemán cuenta con unos 1500 millones de euros para investigación, más que el conjunto de los países iberoamericanos, incluidos España y Brasil.
La dirección del laboratorio está a cargo de Claudio Fernández, científico repatriado en el año 2006 por el Programa Raíces del Ministerio de Ciencia y Tecnología, y de reconocida trayectoria en el estudio de las enfermedades neurodegenerativas. “Esta es la prueba de que la ciencia es tomada como política de Estado. Se produce con inversiones del Conicet, la universidad pública y los ministerios de Planificación, Ciencia, Salud y Educación. No nace de la voluntad de un sector o un solo ministerio, sino que es apoyado por muchos actores que trabajan en un rumbo decidido y que ha cambiado el ambiente para hacer ciencia”, sostuvo Fernández en diálogo con Página/12.
–¿Cómo lograron el reconocimiento de la Sociedad Max Planck?
–Llegamos a esta etapa después de rigurosas evaluaciones desde el año 2006, en que se inició el vínculo como Grupo Asociado, hasta que se decidió que fuéramos Laboratorio Internacional. La colaboración y el intercambio de investigadores y estudiantes durante todos estos años fueron la base del reconocimiento, pero fundamentalmente que hemos venido publicando en revistas (científicas) de reconocido prestigio internacional, lo cual puso de manifiesto la calidad del trabajo y la relevancia internacional del tema que investigamos.
Y también algo impensado hasta hace pocos años, desde Alemania vendrán a estudiar ciencia a la Argentina. Ha cambiado el paradigma de “fuga de cerebros” por otro de circulación de cerebros. El año próximo cuatro estudiantes alemanes llegarán a Rosario a hacer su doctorado internacional y vendrá a dictar clases a la Universidad Nacional de Rosario (UNR) el último Premio Nobel de Química, Stefan Hell, director del Instituto Max Planck de Biofísica Química de Göttingen, quien forma parte del cuerpo de profesores del Doctorado Binacional en Biociencias Moleculares y Biomedicina que la Universidad Nacional de Rosario dicta junto a la Universidad Georg-August de Göttingen de Alemania.
Ayer en el corte de cinta estuvieron también el embajador alemán, Bernhard Graf Von Waldersee; el vicepresidente de la firma Nikon, Jim Hamlin, y el director del Instituto Max Planck, Christian Griesinger, entre otras autoridades. Se espera que pronto el mundo de las neurociencias reciba noticias desde Rosario.

SARMIENTO Y COOKE EN LA MIRADA DE NICOLAS CASULLO Dialéctica de los extremos

 Por Ricardo Forster
Opinión
Un espíritu proveniente de la Escuela de Frankfurt acompañó a Nicolás Casullo en sus andanzas eruditas por la historia de una humanidad entre soñadora y desquiciada. Por eso no fue casual, a modo de ejemplo, que el Sarmiento que le interesó no fue el de la exaltación del progreso, de la filosofía spenceriana y el de las interpretaciones racistas y eugenésicas predominantes en el aire de los tiempos en los que las ideas de Darwin eran atrapadas en las reflexiones seudocientíficas de una nueva sociología de la superioridad de una raza sobre el resto, ni tampoco el del ideal civilizatorio que había que importar de Europa y de Estados Unidos para impregnar a esta tierra de bárbaros con algo de la cultura que venía allende los mares; sino que le apasionó el Sarmiento de los viajes, el que se internó, siendo joven, por las ciudades del Viejo Continente y descubrió sus opacidades y sus zonas oscuras; el Sarmiento que le devolvía otro rostro de esa modernidad tan añorada y tan difícil de traer a estas geografías de un sur indómito y el que, más allá de sus profundas convicciones, terminó por inmortalizar a la figura de Facundo. Un cierto Sarmiento desmesurado, afiebrado por una escritura imprescindible para intentar comprender nuestro sino como una nación imposible. Ese Sarmiento, en todo caso, le abrió lo clausurado de una narración histórica que, desde siempre, prefirió reducir la complejidad de nuestra trama como nación a un binarismo elemental.
Regresado de la derrota de la revolución en el interior de su propia experiencia generacional, Casullo pudo descubrir en el sanjuanino un espíritu que intentó vérselas con una realidad atravesada, de lado a lado, por la violencia y la irresolución; que buscó con cierta desesperación modelos alternativos y que creyó encontrarlos, no tanto en la Europa que conoció en sus viajes, portadora ya de las marcas de su anunciada decadencia, sino en los Estados Unidos de Norteamérica que, con ojos –sin saberlo– hegelianos fue visto por Sarmiento como el futuro que llegaba para darle forma a la nueva etapa de la civilización occidental. Le interesó, entonces, ese escritor prolífico y apasionado que intentó pensar lo impensable de una realidad que le devolvía, con tozuda insistencia, no el rostro de la razón abriéndose camino entre las mil formas del salvajismo, sino la mueca espantosa del rostro de la barbarie.
Un Sarmiento anticipador de la violencia que sería derramada en nombre de la civilización y que, más allá de su clara y radical toma de partido por los vencedores, trazó, de un modo lúcido, el drama que acompañaría nuestro derrotero como una nación siempre dominada por las retóricas y las prácticas de la tachadura y el horror. “Si regresamos en la crónica intelectual al vasto pensar latinoamericano –escribe Casullo en Historia y memoria–, es en el Facundo de Sarmiento de mediados del siglo XIX donde se tiene la primera escritura política de orden fundacional sobre la Argentina en que la experiencia de la revolución para el autor devino ‘enigma’, ‘revolución desfigurada’, revolución que caníbalmente se habría comido a sí misma juntamente con una ‘sociedad desaparecida’. Es decir, desaparición de la revolución genuina que había nacido en 1810 como hecho esencialmente cultural, político-militar civilizatorio, según el ensayista. Pero es precisamente esa lectura del fracaso y brutal disolución de la revolución la que le permitió a Sarmiento encauzar su pensamiento crítico-explicativo en medio de lo que vivía como situación catastrófica y regresiva en aquella circunstancia nacional.”
Recorrer la genealogía de esa actitud sarmientina no con ánimo de clausura o reivindicador, escapando de los maniqueísmos, sería parte de ese proyecto intelectual-político que lo llevó a seguirle la pista a una historia nacional fallida y espectral. Casullo no sentía ningún aprecio por los simplificadores de la historia, por aquellos que jibarizan la complejidad tanto de una época como de un personaje. Hubiera esbozado una sonrisa sarcástica ante los nuevos adalides de un revisionismo apolillado del mismo modo que hubiera rechazado la defensa corporativa y reaccionaria de algunos historiadores que se creen los dueños del “saber científico”. Lo que no hubiera rechazado es la oportunidad de revitalizar el debate, político, por la historia y sus consecuencias en el presente.
En ese mismo texto citado, y como para reafirmar ese uso de los extremos como mecanismo iluminador, Casullo establece una relación, sin dudas extraña para el sentido común prevaleciente, entre Sarmiento y John W. Cooke allí donde ambos hombres intentaron dar cuenta de aquello que ahogó a la revolución. Mientras que el sanjuanino leyó la historia argentina como el resultado, en gran medida, del fracaso de la Revolución de Mayo pensada como portadora de los ideales civilizatorios, Cooke pretendió reordenar una lectura del proceso argentino desde 1955 en adelante sobre la base de la figura de la revolución vencida que desarticuló el movimiento de masas. La interpretación se sustentó –escribió Cooke– en que “dicha revolución fue derrotada por la represión y la barbarie militar, pero contó con la desbandada, huida, y claudicación de los cuadros de gobierno, políticos burgueses y gremialistas del propio peronismo”. A esa comprensión cookeana del fracaso de la revolución, Casullo la pondrá en juego dialéctico con el pesimismo sarmientino, de ahí la conclusión que extraerá: “Tanto en la visión examinadora de Sarmiento como en la de Cooke, separadas por más de un siglo de distancia, se destaca el soporte reflexivo de la figura de la revolución revocada. Figura que despliega una constelación de elementos teóricos en tanto sujetos e imaginarios sociales consecuentes. Figura que cita una reunión de indicios que permiten la elaboración de un pensamiento crítico sobre la complejidad de la realidad en estudio. Las intervenciones ensayísticas –y éste era el punto que le interesaba subrayar– recuperan la memoria de un tiempo que yace como relato anestesiante de sus tensiones dialécticas, o cae en el desuso de sus sentidos más profundos. En Sarmiento, a mediados del siglo XIX, y en Cooke, desde los años cincuenta del siglo XX, se postula la elaboración de una situación de excepcionalidad, como lo es un proceso de corte revolucionario abortado, en tanto laboratorio reflexivo para interpelar sus claves y secuelas en términos de una situación nacional latinoamericana de crisis generalizada y aguda”.
Al leer la historia argentina a la luz de Sarmiento y Cooke, recobrada como fracaso de la revolución, como ímpetu frustrado, Nicolás Casullo elegía pensar la deriva de su generación a través de esos prismas –lejano el del sanjuanino, más próximo el del inclasificable e insobornable delegado de Perón–, como si un destino trágico, escrito en los albores del mayo decimonónico y perpetuado en las distintas estaciones de nuestra historia laberíntica, explicasen la caída en abismo que encontró en marzo de 1976 su inicio aciago. Pero también, una sensibilidad signada por la idea de lo irresuelto, de aquello que recorre las grietas de un cuerpo, el argentino, que sólo es posible comprender desde las lecturas descentradas y, a veces, enfebrecidas como, de modos diferentes pero encontrados en el trazo casulleano, lo fueron las de Sarmiento y Cooke. En todo caso, y una vez más, la persistencia en el rechazo de una concepción reduccionista o maniquea que no puede sustraerse a la simplificación histórica. Para Casullo no había ideología ni identidad política que pudiera ponerse por encima de la honestidad intelectual y, todavía más importante, que pudiera privilegiarse ante la densidad y diversidad de la historia.
En el momento de su distanciamiento, y posterior ruptura, de montoneros en el proceso abierto por su decisión de irse del país por las amenazas de la Triple A en 1974, lo que primó, una vez más, fue esa imposibilidad de renunciar a las exigencias de un pensar crítico aunque, esas exigencias, no impidieron la toma de partido y, cuando fue necesario, el claro compromiso político. Sintió, en todo caso, que había llegado a un punto de no retorno y que le resultaba imposible mantener la impostura de una militancia orgánica que, desde su perspectiva, conducía al suicidio de la organización y a la muerte de miles de compañeros. Quizás, en aquellos días demasiado arduos y quemantes, los ecos de los textos de Sarmiento y de Cooke le permitieron recorrer el inevitable camino de la revisión crítica de lo que se anticipaba como una derrota inapelable sobre la que, de ahí en más, nunca dejaría de pensar y de convocar en términos espectrales. Recuerdos de un dolor nunca superado. Experiencia del exilio que lo acercaba a las del autor de Recuerdos de provincia y a las del revolucionario que creyó encontrar en la Cuba de Fidel y del Che el ejemplo para Latinoamérica, un ejemplo que, sin embargo, nunca logró hacer mella en Juan Domingo Perón.
Indudablemente la lectura que hizo de ambos personajes distanciados por el tiempo y las ideas pero que, sin embargo, parecían portar algo común, era el resultado de la desgarrada inquietud de quien intentaba pensar sin dobleces la experiencia del fracaso de la revolución. Casullo supo muy pronto, en la vorágine de ese tiempo signado por la ruptura de Perón y los montoneros, por la muerte del General, por la irrupción criminal del lopezreguismo y sus esbirros de la Triple A, por el aceleramiento militarista de la organización, que se cerraba un ciclo histórico bajo el signo de la derrota y el horror. Su exilio lo confrontó con los restos de una ilusión desgarrada y con la necesidad de tener que interrogar/se para intentar dilucidar el punto sin retorno de una estrategia que terminó en tragedia. Pero también, y siguiendo en esto al propio Sarmiento, sabía que la Argentina, una cierta Argentina que recorría nuestra historia desde el siglo XIX, se apresuraría a borrar ese tiempo insoportable y que la tarea de los sepultureros de la memoria ya estaba en marcha. Por eso se dedicó con ahínco a recorrer los hilos desgarrados de la revolución fallida sin dejar de lado la necesidad de preguntarse por los extraordinarios cambios que se venían desarrollando en el centro del mundo capitalista. Para Casullo la pregunta por la derrota era correlativa a la indagación de lo que de a poco se le presentaba como una fabulosa crisis civilizatoria. Ya no se trataba de discutir exclusivamente el militarismo vanguardista de montoneros ni de quedarse aprisionado en el provincianismo argentino como si fuéramos el ombligo del mundo. Su proyecto, que comenzó a desplegar en México y que continuó al regresar al país, suponía internarse en la crisis de la modernidad.
Desde la lejanía de una escritura fundacional, Sarmiento será para Casullo no sólo el primer gran ensayista de la tradición argentina, el punto de partida junto con Echeverría de la literatura nacional, sino lo más acabadamente parecido a lo que, mucho tiempo después, se definirá bajo la impronta del intelectual. Sarmiento “desembarcando en Francia en 1846 con su obra inédita debajo del brazo, su Facundo. En esa obra, el sanjuanino intentará, inventará, gestará –afirma Casullo– el ensayo nacional y, por ende, desde ahí, el hilo de un pensar lo propio literaria y políticamente: lo argentino y lo latinoamericano”. Lejos de las lecturas simplificadoras que reducen a Sarmiento al paradigma europeísta, más lejos todavía de quienes sólo se detienen en su prosa racista o positivista, lo que destaca con determinación el autor de Las cuestiones es el anclaje de la escritura del sanjuanino, su profundo y visceral arraigo en estas geografías del sur del mundo que le dieron sustancia y encarnadura a una obra que, buscando la pedagogía civilizatoria, acabó por encontrarse con la especificidad de lo argentino.
“De un lado –afirma Casullo–, por lo tanto, el autor, la individualidad crítica, el viaje a París, el contacto con mentes brillantes europeas de aquel entonces, el sueño de un progreso que deje atrás la desolada y deshabitada pampa de la revolución inconclusa, la ambición de politizar su vida en extremo desde el ardor intelectual con que toca las cosas del mundo. Del otro lado, su biografiado Facundo, caudillo norteño, el poder actuante, la fuerza de la historia en acto, lo identificante con la tierra y las penurias, el caudillo con sus gentes, con sus tropas, el mito viviente configurado en términos políticos.” Dos mundos que cuando se tocan lo hacen para especificar sus contrastes y para abrir las compuertas de violencias irrevocables (la una, la que proviene allende los mares, para imponer su lógica expansiva siempre en nombre del progreso y de una nueva humanidad; la otra, la que encarna Facundo, para defenderse de esas promesas de bienestar que, a sangre y fuego, buscan arrojar fuera de la historia a quienes ya no tienen derecho a ser parte de la novedad republicana ni pueden inscribir sus nombres en el libro inexorable del progreso).
“De un lado –sigue su periplo argumentativo Casullo anclando en Sarmiento–, la política instituida o representada, paisaje de los llanos, batallas, vida o muerte; el político, culto o agreste, pacificador o violentador, letrado o de pocas palabras, de frac o de poncho. Del otro lado del imaginario diálogo del binomio: apenas una literatura, un gestador de escritura y pensamiento, un intelectual, un hombre de la pluma, un periodista, un cronista, un ensayista, un ensayador de futuros. Sarmiento, que precisamente plantea el drama entre esa política del país de los desiertos pampeanos –aquel Facundo, su sombra, que emerge de oscuras formas de la historia argentina–, y un intelectual, él mismo, que es un pensar la historia, que está pensando la Revolución de Mayo abandonada. Sarmiento, que está tramando su carrera política desde el exilio chileno, también desde París. Que está utopizando cómo insertar a la Argentina en un desarrollo civilizatorio en el cual cree profundamente. Desde la pluma de Sarmiento –concluirá con una profecía retrospectiva– se va a gestar una marca, una muesca de lo que podría ser el gesto intelectual argentino, mezcla de candor, intensidad y diabolismo. Ese leer una maldición en nuestra historia, y al mismo tiempo percibir que la historia contendría una suerte de secreto a ser develado, para extirparle el mal sea como sea, es decir, para resolverla.” En eso, y en algunas otras cosas, se parecieron Domingo F. Sarmiento y John W. Cooke a los ojos críticos de Nicolás Casullo.

EL 16 DE SEPTIEMBRE ES EL DIA NACIONAL DE LA JUVENTUD Para unir pasado y presente

El Poder Ejecutivo promulgó ayer la ley que instituye el 16 de septiembre de cada año como Día Nacional de la Juventud en conmemoración de los estudiantes secundarios secuestrados durante La Noche de los Lápices, aquel día de septiembre de 1976. La norma, enviada al Congreso Nacional por primera vez hace ocho años, cuando Néstor Kirchner era presidente, finalmente fue aprobada en octubre pasado, luego de recuperar estado parlamentario en 2012.
La ley fue enviada por primera vez al Congreso Nacional por el Poder Ejecutivo en septiembre de 2006, pero no pudo avanzar en el Senado. Volvió a ser presentada 2012 por la ex diputada del Frente para la Victoria por Chaco, María Inés Pilatti Vergara, con las firmas de apoyo de sus compañeros de bloque Leonardo Grosso, Julia Perié, Carlos Kunkel, Horacio Pietragalla, Pablo Kosiner, Andrés Larroque y Eduardo De Pedro. Finalmente, tras ser avalada en octubre del año pasado por Diputados y aprobada con modificaciones en el Senado, la iniciativa volvió a la Cámara baja para su sanción definitiva.
“Establecer como Día de la Juventud aquél que conmemora a los chicos desaparecidos de La Noche de los Lápices es una manera de establecer la militancia como eje de la vida de los jóvenes”, evaluó Grosso que, en diálogo con este diario, destacó que la ley fue “una idea de Néstor” Kirchner, quien firmó el proyecto durante el acto de conmemoración de los 30 años de La Noche de los Lápices.
El 16 de septiembre de 1976, una decena de jóvenes estudiantes secundarios platenses fueron secuestrados. Todos militaban en agrupaciones estudiantiles y, entre otras cosas, habían participado de la campaña en reclamo del boleto estudiantil. Fueron encerrados en centros clandestinos de detención y torturados. Seis de ellos permanecen desaparecidos. “Que el Día de la Juventud sea en homenaje a estudiantes secundarios que dieron la vida por un proyecto de país diferente es una reivindicación histórica a ellos y un llamado a todos los chicos y chicas a participar y comprometerse con su pueblo y su futuro”, explicó Grosso.
Pietragalla coincidió y añadió que, además de un homenaje a los jóvenes desaparecidos, también lo es a su militancia política, “algo que se quiso ocultar en los años subsiguientes”. “Néstor cuando planteó esta ley quería reivindicar justamente eso: que hoy está activa la participación de todos los jóvenes en política.”
El fomento a “la memoria” y su relación con el presente de los estudiantes también figura entre los fundamentos del proyecto de ley que fue aprobado finalmente en octubre pasado. La norma busca “establecer un espacio de memoria”: “Un día en particular en el cual en la República Argentina los jóvenes puedan reflexionar a partir de ellos y de nuestra historia, saber quiénes fueron, quiénes son y quiénes quieren ser. Sólo así podremos llenar de significado este día internacional”, puntualiza el texto.
El texto original del proyecto de ley sufrió breves modificaciones durante su paso por el Senado, que involucró en el articulado al Ministerio de Educación nacional. En su artículo segundo, el texto que finalmente se aprobó en Diputados deja en manos de esa cartera la elaboración de estrategias que promuevan “la incorporación de la fecha en el calendario escolar” así como la implementación de “actividades tendientes a difundir entre los alumnos el conocimiento y significado de la conmemoración”. Durante el acto en el que Kirchner presentó el proyecto públicamente, el entonces ministro de Educación, Daniel Filmus, festejó la iniciativa: “No miramos hacia atrás para aprender de memoria la memoria, la memoria sirve para construir un futuro mejor. Sólo sirve que hagamos esto si logramos crear la conciencia, en la juventud, de que este país no debe jamás volver al terrorismo de Estado”.

DICTAMEN AL PROYECTO PARA CREAR UNA BICAMERAL POR LOS DELITOS ECONOMICOS La complicidad empresarial

Por Miguel Jorquera
Sin oposición ni debate, el proyecto del diputado kirchnerista Héctor Recalde de crear una comisión bicameral para investigar los delitos económicos durante la dictadura obtuvo dictamen favorable en el plenario de las comisiones de Derechos Humanos y Presupuesto de la Cámara baja. Así, la iniciativa respaldada por organismos de derechos humanos como el CELS, investigadores económicos de la deuda externa y organizaciones sindicales llegaría al recinto antes de fin de año para su media sanción. La iniciativa que propone conformar una “Comisión Bicameral de Identificación de las Complicidades Económicas durante la última dictadura militar para la búsqueda de la Verdad, la Memoria, la Justicia, la reparación y el fortalecimiento de las instituciones de la democracia” ya había conseguido el apoyo de la Comisión de Peticiones, Poderes y Reglamento (que se encarga de los temas internos de la Cámara) y cuyo dictamen fue refrendado ayer por el plenario de Derechos Humanos y Presupuesto. No hubo oposición y no resultó necesario un debate.

“Esta iniciativa es un derecho a la defensa contra la amnesia, la mendacidad y la impunidad, porque busca que haya memoria, verdad y justicia”, remarcó Recalde el 28 de octubre pasado cuando impulsó su proyecto. La bicameral deberá emitir un informe en 180 días de conformada y abarcará el período que va desde el golpe del 24 de marzo del ’76 hasta 1983. Allí también hubo exposiciones que respaldaron su propuesta. “La democracia avanzó en la responsabilidad de quienes ejecutaron crímenes de lesa humanidad. Pero no hizo lo mismo con otros partícipes, impulsores y beneficiarios” de estos delitos, destacó ante los diputados el periodista y presidente del CELS, Horacio Verbitsky. “Los grupos económicos sostuvieron la dictadura y el plan económico de los ‘90”, afirmó Alejandro Olmos Gaona, quien asesoró al presidente ecuatoriano Rafael Correa en la investigación de la deuda externa de su país, y apuntó a empresas de “Franco y Mauricio Macri, Pérez Companc, Citibank, Techint y Ford”.

Pedro Troiani, ex delegado de Ford, contó que fue torturado por los militares en el propio quincho de la empresa, que luego de los secuestros y despidos aumentó la producción de los Ford Falcon que le vendían a la dictadura de 200 a 250 por turno. Troiani, querellante en una causa por el secuestro y tortura de veinte delegados y otros cinco trabajadores de Ford, reclamó por la iniciación del juicio oral a tres directivos de la automotriz procesados que aún no tiene fecha. En tanto que Victorio Paulón, ex secretario de la UOM, relató cómo Acindar se deshizo durante la dictadura de 35 empresas competidoras, “algunas con la misma metodología utilizada en Papel Prensa”, para pasar a dominar el sector siderúrgico junto a Techint.

MEGAOPERATIVO POR DENUNCIA DE EVASION EN EMPRESAS, ENTIDADES FINANCIERAS Y BURSATILES Y DOMICILIOS PARTICULARES Más de 70 allanamientos por evasión y fuga

La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) encabezó ayer allanamientos simultáneos en 71 domicilios de empresas, bancos, casas de cambio, financieras y cooperativas. Los procedimientos conducidos por 250 agentes de la autoridad fiscal incluyeron oficinas del Banco Mariva, Transcambio, Banco Columbia, Banco Voii (ex MBA Lazard) y Caja de Valores. Las medidas fueron ordenadas por el Juzgado federal de Quilmes a cargo del magistrado Luis Armella, a partir de una denuncia realizada por la propia AFIP. La causa por evasión fiscal y presunto lavado de dinero investiga a cuatro compañías que operaron en el mercado financiero con títulos públicos, durante 2014, por 120 millones de pesos y presentaban inconsistencias fiscales. El organismo recaudador sospecha que se trata de maniobras de fuga de capitales a través de transacciones simultáneas de bonos denominadas “contado con liquidación”. Por eso, entre los allanamientos solicitados por la Justicia se incluyó a las entidades financieras encargadas de cursar esas operaciones.
A lo largo de las últimas cinco semanas, los organismos de supervisión del sistema financiero redoblaron sus controles en forma coordinada para desactivar lo que el Gobierno calificó como una nueva corrida cambiaria. Desde entonces se realizaron allanamientos, suspensiones y denuncias penales a entidades financieras y cambiarias y sociedades de Bolsa. La estrategia oficial para combatir el mercado ilegal de divisas alcanzó a todos los eslabones de una cadena que vincula, desde grandes compañías exportadoras hasta cuevas improvisadas.
El lunes, el Banco Central citó a declarar a cuatro empresas de distintos rubros y, por primera vez, a nueve individuos por presuntas operaciones en el mercado ilegal de divisas. Ese mismo día, la AFIP suspendió el CUIT a treinta empresas sospechadas de fugar divisas a través de sobrefacturación de importaciones, y la Comisión Nacional de Valores (CNV) suspendió a las sociedades de Bolsa Arpenta y JR Bursátil por presentar incumplimientos de las normas. Esa última decisión se tomó como resultado de las irregularidades detectadas semanas atrás durante inspecciones efectuadas en forma conjunta por el BCRA y la Unidad de Información Financiera (UIF). La denuncia de la AFIP que desencadenó en los 71 allanamientos se realizó luego de identificar a cuatro empresas con inconsistencias fiscales que, a través de diferentes sociedades de Bolsa, realizaron operaciones de contado con liquidación por 120 millones de pesos en lo que va del año. Desde el organismo que conduce Ricardo Echegaray indicaron que las firmas investigadas “carecen la capacidad económica y financiera necesarias para realizar transacciones de esa magnitud”. Según indicó la autoridad fiscal en un comunicado, “las cuatro empresas que realizaron las operaciones de compra-venta de títulos actuarían como empresas pantalla para ocultar a los verdaderos beneficiarios y, así, permitirles la fuga de capitales”.
La AFIP detectó que bancos, sociedades de Bolsa y entidades financieras colaboraron con el entramado financiero. “Una de las sociedades de Bolsa con las que operaban estas empresas celebró operaciones de compra-venta de títulos con otra sociedad de Bolsa vinculada a nivel societario con bancos y entidades financieras”, explicó el organismo al precisar la maniobra denunciada ante la Justicia, que está siendo investigada por la Justicia federal de Quilmes. Entre las entidades financieras y cooperativas allanadas, había oficinas de los bancos Mariva, Columbia y Voii, la casa de cambio Transcambio y la agencia depositaria de títulos Caja de Valores. A priori, los bancos no aparecen directamente involucrados bajo la sospecha de maniobras dolosas, ya que actúan por cuenta de sus clientes. Pero los distintos organismos de control que fiscalizan la actividad deberán verificar si cumplieron sus obligaciones de informar sobre los mismos y chequear su condición como para estar habilitados para realizar la operación de que se tratara.
Los allanamientos en domicilios de la ciudad de Buenos Aires, el conurbano bonaerense, Mendoza y Córdoba se extendieron desde las 14 y terminaron cuatro horas después. Fuentes judiciales informaron ayer que los agentes de AFIP a cargo encontraron desde armas de fuego en un estudio contable de Lomas del Mirador hasta 250 mil pesos en una cueva ubicada sobre la calle Florida del microcentro porteño, donde sus dueños intentaron fugarse. En las oficinas de Mariva se secuestraron los archivos informáticos relacionados con las sociedades investigadas.
Mientras avanzan las investigaciones, la AFIP inactivó el CUIT de los contribuyentes involucrados en la maniobra, notificó de las irregularidades al Banco Central, a la CNV, al Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes) y emitió un Reporte de Operación Sospechosa de lavado de activos a la UIF. Esos organismos deberán ahora proceder dentro de sus ámbitos de incumbencia con las investigaciones y sanciones correspondientes.