martes, 4 de noviembre de 2014

EN CHUBUT PARECE QUE NO VEN TN...NO?

4 de septiembre de 1970 - Salvador Allende se impone en las elecciones presidenciales en Chile

en Chile
El 4 de septiembre de 1970 el médico socialista Salvador Allende triunfaba en los comicios presidenciales de Chile, después de tres derrotas electorales. La poderosa coalición de izquierda que encabezó Allende estaba conformada por los partidos Comunista, Socialista, radicales, Izquierda Cristiana, Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU), Acción Popular Independiente,  entre otros. A diferencia de los intentos anteriores, la coalición era dirigida por primera vez por los sectores ligados a la clase trabajadora.  El programa del Frente Popular contenía propuestas de larga aspiración popular, como una política exterior independiente, la reforma agraria y la nacionalización del cobre. El 4 de noviembre, Allende asumió la presidencia, pero durante toda su gestión, debió enfrentar las conspiraciones internas y la injerencia externa, hasta que finalmente fue derrocado por el general Augusto Pinochet el 11 de septiembre de 1973.
Fuente: Salvador Allende, Textos escogidos, Selección e introducción de James Cockcroft, Editorial Universidad Madres de Plaza de Mayo, Buenos Aires, 2003.
“Desde el momento mismo en que triunfamos electoralmente el 4 de septiembre de 1970,estamos afectados por el desarrollo de presiones externas de gran envergadura, que pretendieron impedir la instalación de un gobierno libremente elegido por el pueblo, y derrocarlo desde entonces. Que ha querido aislarnos del mundo, estrangular la economía y paralizar el comercio del principal producto de exportación: el cobre. Y privarnos del acceso a las fuentes de financiamiento internacional. La ITT, gigantesca corporación cuyo capital es superior al presupuesto nacional de varios países latinoamericanos juntos y superior incluso al de algunos países industrializados, inició, desde el momento mismo en que se conoció el triunfo popular en la elección de septiembre de 1970, una siniestra acción para impedir que yo ocupara la primera magistratura. Hasta el momento de la iniciación de mi Gobierno, Chile percibía por concepto de préstamos otorgados por organismos financieros internacionales, tales como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, un monto de recursos cercano a ochenta millones de dólares al año. Violentamente, esos financiamientos han sido interrumpidos. Esta asfixia financiera de proyecciones brutales, dadas las características de la economía chilena, se ha traducido en una severa limitación de nuestras posibilidades de abastecimiento de equipos, de repuestos, de insumos, de productos alimenticios, de medicamentos. Todos los chilenos estamos sufriendo las consecuencias de estas medidas, las que se proyectan en la vida diaria de cada ciudadano, y naturalmente, también, en la vida política interna. Lo que he descrito significa que se ha desvirtuado la naturaleza de los organismos internacionales, cuya utilización como instrumentos de la política bilateral de cualquiera de sus países miembros, por poderoso que sea, es jurídica y moralmente inaceptable. ¡Significa presionar a un país económicamente débil! ¡Significa castigar a un pueblo por su decisión de recuperar sus recursos básicos! ¡Significa una forma premeditada de intervención en los asuntos internos de un país! ¡Esto es lo que denominamos insolencia imperialista!”
Salvador Allende
Fuente: www.elhistoriador.com.ar
 

SUIPACHA - 7 de noviembre de 1810

La batalla de Suipacha fue un enfrentamiento ocurrido el 7 de noviembre de 1810 entre las fuerzas del Ejército del Norte enviadas por la Primera Junta de gobierno de Buenos Aires durante la primera expedición auxiliadora al Alto Perú y las fuerzas realistas españolas. Fue el primer triunfo de los ejércitos argentinos en la guerra de independencia.

La batalla se produjo a 25 km de Tupiza, en la población de Suipacha, a orillas del río homónimo en la provincia Sud Chichas del Departamento de Potosí en la actual Bolivia, entonces Intendencia de Potosí.
Después del desfavorable combate de Cotagaita ocurrido el 27 de octubre, las fuerzas revolucionarias se vieron obligadas a retirarse en dirección a Tupiza sin ser perseguidas por los realistas. El 5 de noviembre las fuerzas realistas comenzaron la marcha hacia Tupiza, luego de recibir a Nieto con 100 veteranos de los Granaderos Provinciales de La Plata provenientes de Chuquisaca y a Basagoytía con 350 hombres de las milicias de Puno y de Arequipa, por lo que al día siguiente Balcarce desalojó ese pueblo, que fue ocupado al día siguiente por 1.200 realistas, y se situó en Nazareno el 6 de noviembre, ubicado sobre el río Suipacha frente a la población de Suipacha, en donde recibió por la noche un refuerzo de 200 hombres provenientes de Jujuy con dos piezas de artillería, junto con municiones y la paga de las tropas. Córdoba había recibido informes falsos sobre la moral combativa de las fuerzas de González Balcarce, convenciéndose de que marchaban descontentos y mal armados y por lo tanto sería relativamente fácil dispersarlos, tampoco se había enterado de la llegada de refuerzos con municiones y cañones.

El Ejército del Norte tenía inferioridad numérica, 800 realistas con 4 cañones contra 600 patriotas con 2 cañones. Formaban parte del ejército realista de observación los veteranos del Real Borbón y del Cuerpo de Voluntarios del Rey, éste al mando del capitán José Fernando de Fontaneda, que habían partido de Buenos Aires en 1809 para reprimir las sublevaciones del Alto Perú y que luego formaron el Batallón Fernando VII.

Cuando el 7 de noviembre la vanguardia realista tomó contacto visual con las tropas de Balcarce, éste había ocultado gran parte de su infantería y artillería entre los cerros y quebradas vecinas.

Situados frente a frente sin atacarse hasta las 3 de la tarde, González Balcarce se impacientó e ideó un plan para forzar a Córdoba a atacarlo, para eso hizo adelantar 200 hombres sobre la playa del río y con dos cañones abrió fuego, lo que dio inicio al enfrentamiento cuando Córdoba destacó algunas fuerzas de guerrilla. González Balcarce desplegó más tropas y Córdoba envió batallones para reforzar a sus guerrillas abandonando sus posiciones seguras. González Balcarce ordenó simular una retirada en aparente desorden, haciendo caer en la trampa a Córdoba, quien dio la orden de perseguirlos con todas sus tropas hasta las proximidades de la quebrada de Choroya. Allí las fuerzas de González Balcarce que en apariencia huían, giraron para enfrentarlos, mientras las tropas de infantería y la artillería que estaban ocultas entre los cerros aparecieron brúscamente, emboscando a los realistas, quienes se dieron a la fuga arrojando banderas, armas y municiones, siendo perseguidos por tres leguas.

La batalla duró media hora y concluyó con una fácil victoria para los revolucionarios ya que los realistas abandonaron el campo de batalla en fuga, dejando la artillería. Fueron tomados 150 prisioneros realistas. La aparición de indígenas para observar la batalla desde los cerros hizo pensar a Nieto que se trataban de fuerzas de refuerzo y se precipitó en fuga sin esperar el resultado de la batalla.

En la batalla, junto con las tropas provenientes de Buenos Aires (275 combatientes), participaron, salteños, jujeños, oranenses, tarijeños, cinteños y la Caballeria chicheña de Tupiza, comandada por el coronel Pedro Arraya. Martín Miguel de Güemes, quien estaba al frente de los salteños fue posteriormente a la batalla (ya en Potosí) despojado de su rango militar por desavenencias con Castelli y devuelto a Salta, mientras que sus tropas fueron incorporadas al Ejército del Norte. Las evidencias históricas señalan a Güemes como el ejecutante de las acciones de Suipacha, sin embargo Castelli no lo menciona en el parte de batalla.

El ejército realista que luchó en Suipacha sufrió una completa derrota, perdió sus 4 cañones, sus tiendas de campaña, armas, municiones, 10.000 pesos en plata, víveres y se desintegró por completo.

El triunfo de Suipacha tuvo un fuerte efecto moral, los jefes realistas del Alto Perú perdieron todo su prestigio, que se vio reflejado en el pronunciamiento de las ciudades de Potosí el 10 de noviembre apresando a su gobernador Paula Sanz, Chuquisaca, La Paz y Cochabamba (en donde Esteban Arze consiguió el triunfo de Aroma el 14 de noviembre) en favor de la Junta de Buenos Aires, ciudad en donde produjo una euforia generalizada.

En el momento de la batalla Juan José Castelli se hallaba en Yavi, desde donde el 8 de noviembre informó a la Junta sobre la victoria, redactando dos días después en Tupiza el parte completo, llevado a Buenos Aires por el mayor de patricios Roque Tollo.

Una de las dos banderas tomadas fue enviada a Buenos Aires con una nota de Castelli que decía:

A fin de que V. E. la destine a la sala del rey D. Fernando, con las que adornan su retrato. La Junta autorizó a todos los comandantes victoriosos en Suipacha, a llevar en el brazo derecho un distintivo con la inscripción:"La patria a los vencedores de Tupiza" Cumpliendo órdenes de Buenos Aires y como castigo por la represión de 1809 en las rebeliones de Chuquisaca y La Paz, los jefes realistas José de Córdoba, Vicente Nieto y Francisco de Paula Sanz fueron capturados en Potosí y ejecutados. A González Balcarce le valió los galones de brigadier y la confianza para avanzar hacia el río Desaguadero, límite del virreinato en la época colonial.

Nadie resiste un archivo Opiniones sobre el golpe

El miércoles 19 de mayo de 1976 Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato, Horacio Esteban Ratti, presidente de la Sociedad Argentina de Escritores, y Leonardo Castellani, sacerdote, almorzaron durante más de dos horas con el general Jorge Rafael Videla y con el general José Villarreal, secretario general de la Presidencia.
Videla, dijeron después los escritores, se dedicó a escuchar y repitió varias veces que para él era un honor compartir esa mesa con tan importantes personajes.

"Yo nunca he sabido gobernar mi vida, menos podría gobernar un país", dijo Borges, y los periodistas de Casa de Gobierno se sonrieron: ya tenían un titulo para sus notas. 
Esto decía Ernesto Sábato:
Mayo de 1976. "Le agradecí personalmente el golpe del 24 de marzo, que salvó al país de la ignominia, y le manifesté mi simpatía por haber enfrentado las responsabilidades del gobierno.

Dijo a la salida del almuerzo a la prensa Ernesto Sábato: "Es imposible sintetizar una conversación de dos horas en pocas palabras, pero puedo decir que con el presidente de la Nación hablamos de la cultura en general, de temas espirituales, culturales, históricos y vinculados con los medios masivos de comunicación. Hubo un altísimo grado de comprensión y de respeto mutuo, y en ningún momento la conversación descendió a la polémica literaria e ideológica y tampoco caímos en el pecado de caer en banalidades; cada uno de nosotros vertió sin vacilaciones su concepción personal de los temas abordados.

Siguió diciendo Ernesto Sábato: "Fue una larga travesía por la problemática cultural del país. Se habló de la transformación de la Argentina, partiendo de una necesaria renovación de su cultura"

Después le preguntaron su opinión sobre Videla: "El general Videla me dio una excelente impresión. Se trata de un hombre culto, modesto e inteligente. Me impresionó la amplitud de criterio y la cultura del presidente".

En 1978, Sábato explicaría su posición en un articulo de la revista alemana Geo: "La inmensa mayoría de los argentinos rogaba casi por favor que las Fuerzas Armadas tomaran el poder. Todos nosotros deseábamos que se terminara ese vergonzoso gobierno de mafiosos" dijo para justificar el golpe.

Y más adelante: "Desgraciadamente ocurrió que el desorden general, el crimen y el desastre económico eran tan grandes que los nuevos mandatarios no alcanzaban ya a superarlos con los medios de un Estado de derecho. Porque entre tanto, los crímenes de la extrema izquierda eran respondidos con salvajes atentados de represalia de la extrema derecha. Los extremistas de izquierda habían llevado acabo los más infames secuestros y los crímenes monstruosos mas repugnantes".

Y para concluir dijo Ernesto Sábato: "Sin duda alguna, en los últimos meses muchas cosas han mejorado en nuestro país: las bandas terroristas han sido puestas en gran parte bajo control".

(Del libro La Voluntad de Caparrós y Anguita)


Decía la Unión Cívica Radical
El prestigioso líder radical Ricardo Balbín dijo en abril de 1976:
“Recibimos con satisfacción que las Fuerzas Armadas en el poder hayan ratificado su voluntad de arribar a un proceso democrático y republicano, que no hayan definido otros enemigos que los responsables de deshonestidades administrativas y de la quiebra moral y los que se han marginado voluntariamente del proceso, recurriendo a la subversión y al terrorismo, y que hayan reconocido la necesidad de los partidos políticos".

Así se explica que numerosos afiliados radicales, ocuparon cargos en el gobierno del Proceso. En la provincia de Córdoba ocuparon 110 intendencias municipales.

En junio de 1977, en una declaración de la UCR, el doctor Alfonsín y la cúpula del partido sin excepción, publican:

"El 24 de marzo de 1976 cayó un gobierno votado por 7.000.000 de argentinos. La ineptitud presidencial y la falta de respuestas estabilizadoras y legitimas por parte del entorno oficial, en medio de una realidad económica de improvisación inocultable y de una indisciplina social anarquizante, mas la presencia de organizaciones para la subversión y la violencia, que angustiaron al pueblo, abrieron el camino para que las Fuerzas armadas ocuparan el poder. Había que ordenar la economía y buscar el reestablecimiento de derechos y deberes para reencontrarnos en el marco de una Nación solidaria y pacifica"

(Del libro "Los errores militares del siglo XX" del general de brigada Mario Horacio Laprida)
 
Decía el Partido Comunista
Los comunistas y la nueva situación argentina

Ayer, 24 de Marzo, las FFAA depusieron a la presidenta María E. Martínez, reemplazándola por una Junta Militar integrada por los comandantes de las tres armas. No fue un suceso inesperado. La situación había llegado a un limite extremo “que agravia a la Nación y compromete su futuro”, como dice en uno de los comunicados de las FFAA.

Cargan por esta situación, inmensa responsabilidad el lopezrreguismo reaccionario y su protectora Maria E. Martínez, que habían pisoteado el programa por el cual había votado el pueblo en 1973, y que en la etapa anterior había empezado, aunque con timidez e inconsecuencias, a realizarse. Comparten la responsabilidad jerarcas sindicales que sofocaron al movimiento obrero.

La movilización de tropas del 24 de Marzo había sido precedida de una intensa campaña que reclamaba “rectificar el rumbo”. Efectivamente, era necesario y urgente cambiar el rumbo pero no en la dirección indicada por La Prensa y Clarín, por APECE (ex ACIEL de infausta memoria), el MID frigerista, Alsogaray y Manrique; la alianza del poder del dinero con políticos inescrupulosos sin respaldo popular.

En víspera de los dramáticos sucesos del 24, bandas fascistas impunes asolaron con sus crímenes el país. La muerte rondaba las calles y caminos, fabricas, universidades, hospitales; penetraba en la intimidad de los hogares. Nunca se había visto en nuestro país nada tan cruel.

El PC siempre se pronunció contra los golpes de Estado. La experiencia indica que desde 1930 los golpes de Estado tuvieron por objeto defender el latifundio improductivo y aumentar el grado de dependencia del país. ¿Esta vez se romperá esa nefasta tradición?

El PC. está convencido de que no ha sido el golpe de Estado del 24 el método mas idóneo para resolver la profunda crisis política y económica, cultural y moral. Pero estamos ante una nueva realidad. Estamos ante el caso de juzgar los hechos como ellos son. Nos atendremos a los hechos y a nuestra forma de juzgarlos; su confrontación con las palabras y promesas.
Haroldo Conti y el Padre Castellani
Corría el mes de mayo de 1976, la dictadura de Videla pretende iniciar un acercamiento con las "fuerzas vivas" de la sociedad, realizando una serie de encuentros con intelectuales, periodistas, escritores, etc. Soninvitados a almorzar con el dictador, entre otros, los escritores Borges, Sábato y el Padre Castellani. Nadie más alejado de la posición política de Haroldo Conti que el controvertido sacerdote nacionalista -que conocía a Conti por haber sido éste seminarista-, sin embargo el cura tuvo la osadía -entre los arrullos condescendientes y el chupamedismo extremo de Borges y Sábato- de pasarle al dictador un papelito con el nombre del recientemente desaparecido Haroldo Conti. Por supuesto no logró nada, solo la volátil e hipócrita promesa del genocida de ocuparse del caso. Pero el gesto honra al Padre Castellani.
Los actores de los sucesos del 24 expusieron en sus primeros documentos sus objetivos, que podríamos resumir de la siguiente manera:

“...Fidelidad a la democracia representativa con justicia social; revitalización de las instituciones constitucionales; reafirmación del papel del control del Estado sobre aquellas ramas de la economía que hacen al desarrollo y a la defensa nacional, defensa de la capacidad de decisión nacional...”.

El PC, aunque no comparte todos los puntos de vista expresados en los documentos oficiales, no podría estar en desacuerdo con tales enunciados, pues coinciden con puntos de su programa, que se propone el desarrollo con independencia económica; la seguridad con capacidad nacional de decisión, soberanía y justicia social. No se concibe la seguridad a la brasíleña, la que MAC NAMARA propuso a los países latinoamericanos. El triste ejemplo de Brasil; es elocuente: allí se logró la “seguridad” con injusticia social, con asesinatos y presos, con dependencia y agresividad exterior. Este camino no puede dar apariencia de fuerza a una nación intrínsecamente débil, podrida por dentro.

Subrayamos este concepto porque no se puede ignorar la aspiración estadounidense y su socio, la cúpula brasileña, a dominar la Cuenca del Plata, controlar la pampa húmeda, la costa sud atlántica y la Antártida; no se puede ignorar su apetito de petróleo de la plataforma submarina, de uranio y de otras riquezas nacionales. ¡Es inconcebible la sola idea de la Argentina factoría!. Entre los objetivos expuestos por la Junta Militar esta el de combatir la corrupción que pudre donde penetra; y en nuestro país ha penetrado hondo en ciertos medios. Nada tan necesario. El PC advierte empero el peligro de que se poden las ramas y se deje el tronco, se ataquen las consecuencias y no las causas, se quede en la superficie sin llegar a la fuente. Así se podrá castigar a un corrompido o a muchos corrompidos; pero no a erradicar la corrupción; la fuente es el cáncer del latifundio y de los monopolios internacionales.

También expuso su propósito de poner fin a la subversión. Es conocido el punto de vista del P.C. sobre las actividades de la supuesta ultraizquierda, que siempre repudió. La guerrilla se combate, sobre todo, suprimiendo las causas sociales que la generan, como se reconoce en documentos militares. Pero ¿se sobreentiende también investigar y castigar con el máximo rigor a las bandas hasta ahora impunes de criminales fascistas?. De no ser así, además de defraudar la expectativa popular, quedaría flotando el peligro de la guerra civil. El PC considera que es un serio error suspender la actividad de los Partidos Políticos. Los Partidos Políticos democráticos pueden y deben, en esta nueva situación, contribuir solidamente a encontrar las mejores soluciones, a encauzar el proceso por vía constitucional respetando los derechos del hombre y del ciudadano, sobre todo la libertad de expresión.

La opinión publica espera sean puestos en libertad todos los presos sin causas ni proceso y sea abolida la pena de muerte. La lucha por la multipartidaria ha sido un gran aporte a las soluciones nacionales. Y el hecho que se hayan podido plasmar, aunque aún de manera inconclusa, es alta expresión de la madurez política. Si la multipartidaria no pudo todavía jugar su papel es porque surgió al borde del abismo. Lo que no invalida su enorme significación política.

El PC considera auspicioso que la Junta Militar haya desechado una solución “Pinochetista”. Sin embargo, nadie tiene derecho a desarmarse. En el seno de las FFAA y fuera de ellas se esconden también pinochetistas. El enemigo interno y externo esta en acecho. Los imperialistas y fascistas sueñan con el pinochetazo, con un baño de sangre.

Buenos Aires, 25 de marzo de 1976
(Declaración oficial del PC).


Decía el diario Clarín
Editorial. Año XXXI – Edición N° 10.803. Jueves 1° de Abril de 1976
Directora: Ernestina Herrera de Noble

El Mensaje Presidencial

Aunque resultara innecesario justificar las motivaciones de la acción militar del 24 de Marzo –porque nada fue mas evidente que la incapacidad del anterior gobierno para modificar el rumbo que nos conducía a todos al desastre- ha sido oportuno que el país escuchara las explicaciones de su nuevo presidente. Ellas ratificaron el hecho conocido de que las Fuerzas Armadas no han interrumpido el proceso que se venia desarrollando, sino cuando tuvieron el convencimiento de que se hallaban agotados todos los recursos susceptibles de operar la indispensable rectificación.

No es este, sin embargo, el aspecto de la alocución del teniente general Videla que interesa aquí analizar. Desde estas mismas columnas y en repetidas oportunidades nos hemos referido a las modalidades de la crisis que afecta a todos los sectores del país. Mucho mas que la descripción del estado de cosas heredado importa pues destacar las orientaciones contenidas en el mensaje presidencial, destinadas a superar todas las circunstancias negativas de aquel gravoso legado.

El esfuerzo del nuevo gobierno estará centrado en operar la reorganización nacional. Uno de sus principales campos de acción será la reconstrucción del Estado, cuyo ordenamiento permitirá dotar al país “del instrumento capaz de impulsar una profunda tarea de transformación”. En primer lugar, le tocara a el ejercer el monopolio de la fuerza y cumplir las funciones vinculadas con la seguridad interior. Demás esta decir que esa fuerza será empleada sin vacilaciones en el combate frontal contra la delincuencia subversiva en cualquiera de sus manifestaciones.

Corresponde también al Estado, de acuerdo con la sobria y precisa exposición presidencial, fijar las normas que impulsaran y enriquecerán la cultura, que estará abierta al aporte de las grandes corrientes del pensamiento, pero mantendrá siempre fidelidad a nuestras tradiciones y a la concepción cristiana del mundo y del hombre.

La palabra oficial adquirió un notable valor definitorio al referirse al papel del Estado en el campo de la economía. “Durante muchos años –dijo el teniente general Videla- la pretendida defensa de la gestión estatal retuvo para el monopolio publico grandes proyectos indispensables para el desarrollo nacional y el bienestar de la población que nunca se vieron realizados”. Y al señalar los factores que frenaron el crecimiento –falencias en los sectores críticos de la economía y dependencia externa para el abastecimiento de materias primas indispensables- afirmo que en lo sucesivo la acción de gobierno perseguirá la solución pragmática de los grandes problemas económicos. Anunció de ese modo que, manteniendo el control del Estado sobre áreas vitales de la seguridad y el desarrollo, se brindará a la iniciativa privada y a los capitales nacionales y extranjeros “para que participen con su máximo potencial y fuerza creativa en la explotación racional de los recursos”.

Acertado diagnóstico y clara definición destinada a terminar con las mistificaciones de un nacionalismo declamativo y empeñado en utilizar los aspectos emotivos o formales de lo nacional para trabar las acciones que efectivamente fortalecen la soberanía. Un ejemplo claro de ello fueron las sucesivas “argentinizaciones” que dejaron al país –entre otras cosas- sin combustibles y sin teléfonos.

La palabra presidencial, sin buscar aplausos anticipados, ha fijado un rumbo apto para la solución de los problemas nacionales. Y como el mismo Presidente lo expresa, el acierto de las decisiones del gobierno será en definitiva el que suscitara la adhesión de la gran mayoría de los argentinos.-


Decía el diario La Prensa
Sábado 27 de marzo de 1976.
Director: Alberto Gainza Paz

Orden, seguridad, confianza

En dos horas, sin el asomo de una sola falla, al cabo de una operación impecable, precisa, sin estridencias vanas y sin disparar un solo tiro, las Fuerzas Armadas de la Constitución pusieron término al desempeño ilegitimo del gobierno instaurado el 25 de mayo de 1973. Lo hicieron para salvar -como dice la proclama dada a conocer en la madrugada del día 24- "un tremendo vacío de poder" y tras de "serenas meditaciones sobre las consecuencias irreparables que podría tener sobre el destino de la Nación una actitud distinta a la adoptada". El documento inicial de la revolución reviste el significado de una cabeza de proceso, no menos que el carácter de una exposición de los móviles fundamentales que lo inspiran, cuando puntualiza las "reiteradas y sucesivas contradicciones" del gobierno depuesto, la "falta de una estrategia global", la "carencia de soluciones", el "incremento permanente de todos los extremismos", la "ausencia total de ejemplos éticos y morales", la "manifiesta irresponsabilidad en el manejo de la economía", al "agotamiento del aparato productivo", la "especulación y la corrupción generalizadas".

Estas líneas de fuerza de la proclama revolucionaria constituyen la base de un "trascendental compromiso" para "terminar con el desgobierno, la corrupción y el flagelo subversivo", rechazar "la acción discordara de todos los extremismos", y "el efecto corruptor de cualquier demagogia", ciñendo su acción a "pautas determinadas" entre otras, "el orden, el trabajo" y la "observancia plena de los principios éticos y morales", al servicio de una finalidad manifiesta, esto es, "erradicar definitivamente los vicios que afectan al país", y "combatir la delincuencia subversiva, abierta o encubierta".

Por su carácter afirmativo, algunos enunciados principistas de la proclama parecen inspirarse en las promesas liminares de la Constitución, cuando en su preámbulo formula el propósito de "constituir la unión nacional"; "afianzar la Justicia", "consolidar la paz interior", "proveer a la defensa común", "promover el bienestar general" y "asegurar los beneficios de la libertad". Esa identificación de lenguaje aparece corroborada por la unidad de pensamiento que se advierte en otros documentos de la Junta Militar, caracterizados por la mesura de sus términos, la claridad de sus conceptos, la brevedad de sus juicios, la ausencia. de toda altisonancia. Apreciándolos en su conjunto, se advierte que nada ha quedado librado a la inspiración del momento, por mas alta o feliz que fuese. La improvisación, la mera frase, el párrafo sonoro, la vanilocuencia no han tenido cabida en estos documentos.

Hay además aceptación plena, dictada seguramente por una convicción profunda, de las mejores tradiciones cívicas e institucionales. del país, sin que una sola expresión o termino proyecte la menor duda en contrario. No se han invocado dogmas, ni ideologías ni recurrido a difusos trascendentalismos. Solo la idea de patria aparece como el común denominador de una ciudadana ávida de reparaciones salvadoras, como la suprema invocación, destinada a que todos concurran a la realización de una "tarea ardua y urgente", emprendida con el "absoluto convencimiento de que el ejemplo se predicara de arriba hacia abajo".

Ese documento, pues, por los males que condena, las ideas que consagra, los fines que proclama y los métodos que preconiza, esta destinado a presidir y guiar una acción histórica de incalculables proyecciones. Es un documento programa, necesariamente global, insertado en la tradición viva de nuestras instituciones republicanas y democráticas. Necesitará ser desarrollado y ejecutado con vigor de pensamiento y energía de conducta, sin desmayos ni vacilaciones, ceñido en todos sus aspectos y detalles a los rumbos fundamentales que surgen del texto. La jerarquía y la competencia de sus futuros colaboradores podrán coronar equilibradamente esa calidad del poder que acaba de instaurarse.

La revolución del 24 de marzo no solo ha puesto fin a una época de ignominia y a un régimen corrupto y corruptor, sino que ha abierto el cauce por el cual podrá ir derramándose un nuevo modo del comportamiento colectivo. Basta recorrer la ciudad, terciar en la conversación del grupo callejero, prestar oídos a la tertulia del café, de la sobremesa, anotar los comentarios en el ámbito del trabajo o de la familia, para percibir en todos una sensación de alivio, tan aflojamiento de la tensión psíquica un despertar de la pesadilla en que fue envolviendo todo, aun a los propios usufructuarios del régimen abatido; la prolongación de una situación de insostenible defensa. Simple, repetida, estremecida a veces, la queja era común: "¡Esto no puede seguir!".

Ahora se necesita orden, ese orden que solo es fecundo cuando nace como una manifestación de la propia conducta y precede a los hechos. Ese orden, así concebido y puesto en practica, hará bien al país después del desvarío desatado por el gobierno iniciado en mayo de 1973 y tras el frenesí verbal que asomo a los actos de la gestión oficial. Hay que restar espacio al fanatismo, a la adhesión servil, al rito adulatorio. Hay que elevar la condición del ciudadano y mejorar no solo el nivel de vida sino también la dignidad de vida.

La revolución del 24 de marzo ha comenzado por prometer seguridad al que trabaja, estimulo al que produce, garantías a la existencia individual y colectiva. Se ha propuesto desterrar los miedos. La delincuencia y la subversión ya no habrán de deslizarse a través de las fisuras cómplices del mundo oficial.

Los primeros pasos, actos y palabras de la Junta Militar han generado confianza. No es poco. El comienzo es alentador. Su andar cauteloso y sin embargo firme, la mesura de su lenguaje, no exento de energía, la claridad de sus objetivos y el sereno vigor - la democracia no es un profeta desarmado- con que ha iniciado su marcha, abren un ancho pórtico de expectativas y anhelos que expresan el deseo profundo de un pueblo ansioso de vivir en paz, al amparo de la idoneidad y del derecho.

Decía el diario La Nación

Fundada por Bartolomé Mitre el 4 de Enero de 1870

Editorial

En la madrugada de ayer concluyo el desmoronamiento de un gobierno cuya única fortaleza consistía, en los últimos seis meses, en el empeño que para sostenerlo pusieron quienes no compartían sus propósitos. Nunca hubo en la Argentina un gobierno mas sostenido por sus opositores. Tal paradoja se produjo porque donde las autoridades ahora sustituidas solo vieron el botín de un vencedor electoral, la totalidad del país vio la posibilidad de una consolidación institucional. Ayer, también, se clausuro un proceso político que, como tal, se abrió en 1971, y no es menos evidente que se ha cerrado una época signada a Io Iargo de casi tres décadas por Ia presencia activa de Perón, primero, y después por los hechos y situaciones que tuvieron una relación de causalidad inmediata con Ia presidencia por él dejada vacante.

Este final inexorable había sido presentido por vastos sectores de la opinión publica. En Ias últimas semanas tal presentimiento era una convicción reafirmada a diario por síntomas de la mas diversa naturaleza.

Hubo, ciertamente, insensibilidad y obcecación en quien asumió en 1974 la presidencia de la Republica, así como la hubo en el grupo que guió su pasos con desprecio del renunciamiento que en su momento pudo haber salvado el proceso hacia Ia unánimemente deseada consolidación institucional. Eran tan hondos los deseos de alcanzar ese objetivo, que la Nación entera pudo haber absorbido aquella carga negativa de la insensibilidad y la obcecación, si no fuera porque ella se acrecentó con un intolerable lastre de corrupción, despilfarro, incompetencia e inseguridad colectiva a través de un '"contraproceso institucional" que incluye a todo el gobierno peronista a partir de mayo de 1973.

Cada vez mas, el gobierno justicialista se abandonó a sus propias obsesiones. La más absurda de estas fue la conversión de la Republica en una suerte de monarquía en la cual la viuda de un caudillo pretendió que el poder fuese un bien casí computable en el juicio sucesorio. Esta ambición femenina, propia de la reyecía del siglo XVIII, fue alentada por un "pequeño grupo de amigos" puestos actuar como un núcleo empresario de las emociones populares atribuidas aI eco del apellido convocante. Así sobrevinieron las reyertas intestinas entre la depositaria del nombre y los que pretendían ser beneficiarios de una nebulosa herencia política. Primero se fragmentó el Frente oficialista en el cual el peronismo apadrinó a aliados de poco vigor numérico. Luego se escindió el peronismo. Mas tarde se produjo un cisma parlamentario que privó al gobierno de su mayoría en la Cámara joven, no obstante lo cual el Parlamento diluyó sus propias posibilidades creativas. En último término el sector gremial - única, franja donde subsistía un vestigio de organización - cayo en la ficción que desconectó a los dirigentes de la realidad popular. De tal modo, solo quedó la fachada del edificio gubernamental. Es lo que acaba de caer. Nada de Io que rodeaba al gobierno conservó poder de convocatoria como para que un cierto calor de pueblo

Pero al sector gremial le cabe una gran responsabilidad. El fue el creador del principio de la "verticalidad" a ultranza. Suponía que a través de la verticaIidad iba a deslizarse suavemente hasta las manos de los discutidos jefes sindicales Ia llave de las decisiones principales. Mientras especulaban con el "paso atras" que aguardaban de la entonces titular del Poder Ejecutivo, se sucedían Ios cambios de ministerios, se destruía el aparato productivo de la RepúbIica, la indisciplina social crecía como una maleza parásita y la crisis económica asumía caracteres catastróficos.

La crisis ha culminado. No hay sorpresa en Ia Nación ante la caída de un gobierno que estaba muerto mucho antes de su eliminación por vía de un cambio como el que se ha operado. En lugar de aquella sorpresa hay una enorme expectación. Todos sabemos que se necesitan pIanes sólidos para facilitar la rehabilitación material y moral de una comunidad herida por demasiados fracasos y dominada por un escepticismo contaminante. Precisamente por la magnitud de la tarea por emprender, la primera condición es que se afiance en Ias Fuerzas Armadas la cohesión con la cual han actuado hasta aquí. Hay un país que tiene valiosas reservas de confianza, pero también hay un terrorismo que acecha.


Decía el diario La Opinión
Reflexión
Si los argentinos, como se advierte en todos los sectores - aun dentro del ex oficialismo- , agradecen al Gobierno Militar el haber puesto fin a un vasto caos que anunciaba la disolución del país, no menos cierto es que también le agradecen la sobriedad con que actúan.

De una etapa de delirio, donde torpes y vanas figuras gritaban sus amenazas a voz en cuello, vivían en el desplante y la impunidad, o daban lecciones de moralidad exhibiendo sus encendedores o sus corbatas, la Argentina se abrió en pocos minutos a una etapa de serenidad de la cosa publica. Porque las nuevas autoridades demuestran un pudor, un recato tan beneficioso para ellos como para su relación con los gobernados.

No han añadido:
--títulos pomposos y huecos al nombre de su Gobierno,
--ni lemas rimbombantes a sus objetivos;
--no hacen rendir culto a su personalidad
--ni se halagan con la propaganda.

Y no se prestarán a ser incluidos en esa especie de álbum familiar del Poder que el semanario Gente ha dedicado a los altos funcionarios de todos los regímenes

Jacobo Timerman, 27 de marzo de 1976
 

Crónica de un almuerzo - El general, los escritores y los desaparecidos

Por Margarita Pierini

"La comida comenzó con budín de verduras, puntas de espárragos, salsa blanca y golf. Después y mientras tomábamos excelentes vinos servidos de botellas envueltas en su conveniente servilleta blanca, se pasó a los ravioles con una salsita de tomates. A los postres llegaron ensaladas de frutas con dulce de leche o crema, según los gustos. Finalizamos con café". [1]

Así detallaba Horacio Ratti, por entonces presidente de la SADE, el menú con que el Presidente de la Nación, Teniente General Jorge Rafael Videla, agasajó en la Casa de Gobierno el 19 de mayo de 1976 a los cuatro escritores convocados "para conversar abierta, francamente de los problemas que atañen a la cultura en relación con la situación del país", según anticipara el diario Clarín dos días antes del encuentro[2]. En el inicio de una etapa que marcaría, al decir de Videla a sus comensales, "un nuevo rumbo del país"[3] este cónclave de representantes de la literatura nacional: -Jorge Luis Borges, Leonardo Castellani, Horacio Esteban Ratti y Ernesto Sábato- despertó gran interés en los medios, convenientemente aleccionados por la usina proveedora de información, la SIP (Secretaría de Información Pública). 30 años después de aquel almuerzo, no está demás recordarlo.

El General se comunica con las Fuerzas Vivas

Poco más de un mes ha transcurrido desde el golpe, con una vertiginosa sucesión de medidas dirigidas a extirpar de raíz los males severamente diagnosticados por las FFAA -"demagogia complaciente, desorden, parálisis, corrupción generalizada, subversión de valores"[4]. Ha llegado el momento de comunicarse con la sociedad, para manifestarle la claridad y firmeza del Proyecto que habrá de sanearla. Para ello, en el transcurso del mes de mayo de 1976 se multiplican los encuentros con representantes destacados de diversas corporaciones, así como los discursos ante los directivos de medios de comunicación, que deberán hacer llegar ese mensaje a la ciudadanía.
La versión de la cena de Caparrós y Anguita (La Voluntad)MAYO DE 1976. "Le agradecí personalmente el golpe del 24 de marzo, que salvo al país de la ignominia, y le manifesté mi simpatía por haber enfrentado las responsabilidades del gobierno. Yo nunca he sabido gobernar mi vida, menos podría gobernar un país", dijo Jorge Luis Borges, y los periodistas de Casa de Gobierno se sonrieron: ya tenían un titulo para sus notas. El miércoles 19, Borges, Ernesto Sábato, Horacio Esteban Ratti (presidente de la Sociedad Argentina de Escritores) y Leonardo Castellani (un sacerdote que escribía) almorzaron durante mas de dos horas con el general Jorge Videla y con otro general, José Villarreal, secretario general de la Presidencia. Primero los contertulios bebieron whisky, jerez y jugo de frutas. Videla inició la conversación preguntándole a Borges sobre su viaje a los Estados Unidos y los resultados de su operación de ojos. Borges le contestó que estaba muy cansado por ese recorrido de cuatro meses y, sobre todo, por la comida americana. En cuanto a su vista, intentó una demostración: señaló dónde estaba el perchero, dónde una silla, dónde un cuadro. Y enseguida le dio un vahído, estuvo a punto de caerse y lo atajaron Videla y Ratti. Cuando se recuperó, todos pasaron al comedor privado. "El desarrollo de la cultura es fundamental para el desarrollo de una Nación", dijo Videla varias veces, y los demás asentían.
A la derecha del presidente estaba el padre Castellani. A la izquierda, Ernesto Sábato. Enfrente Borges. Y a sus lados Ratti y el general Villarreal . Un mozo les servía un menú que la prensa calificó como "sobrio": budín de verduras con salsa blanca, ravioles y ensalada de frutas con crema o dulce de leche, con vino tinto Bianchi 1887 y San Felipe blanco. Videla, dijeron después los escritores, se dedicó a escuchar y les repitió varias veces que para él era un honor compartir esa mesa con tan importantes personajes. - Es imposible sintetizar una conversación de dos horas en pocas palabras, pero puedo decir que con el presidente de la Nación hablamos de la cultura en general, de temas espirituales, culturales, históricos y vinculados con los medios masivos de comunicación. Hubo un altísimo grado de comprensión y de respeto mutuo, y en ningún momento la conversación descendió a la polémica literaria e ideológica y tampoco caímos en el pecado de caer en banalidades; cada uno de nosotros vertió sin vacilaciones su concepción personal de los temas abordados. Dijo, a la salida y a la prensa, Ernesto Sábato, y siguió: -Fue una larga travesía por la problemática cultural del país. Se habló de la transformación de la Argentina, partiendo de una necesaria renovación de su cultura. Después le preguntaron su opinión sobre Videla: -El general Videla me dio una excelente impresión. Se trata de un hombre culto, modesto e inteligente. Me impresiono la amplitud de criterio y la cultura del presidente. Dijo Ernesto Sábato, y los periodistas volvieron a sonreír: ya tenían un cierre. YA EN 1978, Sábato Explicaría su posición en un articulo de la revista alemana Geo: "La inmensa mayoría de los argentinos rogaba casi por favor que las Fuerzas Armadas tomaran el poder.
Todos nosotros deseábamos que se terminara ese vergonzoso gobierno de mafiosos", dijo, para explicar el golpe de marzo. Y, mas adelante: "Desgraciadamente ocurrió que el desorden general, el crimen y el desastre económico eran tan grandes que los nuevos mandatarios no alcanzaban ya a superarlos con los medios de un estado de derecho. Porque entre tanto, los crímenes de la extrema izquierda eran respondidos con salvajes atentados de represalia de la extrema derecha. Los extremistas de izquierda habían llevado acabo los mas infames secuestros y los crímenes monstruosos más repugnantes". Y, para concluir: "Sin duda alguna, en los últimos meses, muchas cosas han mejorado en nuestro país: las bandas terroristas han sido puestas en gran parte bajo control".

(La Voluntad, tomo 3)
Encabeza esta lista de encuentros, el domingo 9 de mayo, un almuerzo con los científicos, al que son convocados Luis F. Leloir, René Favaloro, Julio Olivera, Roque Carranza y Alfredo Lanari [5]. Días más tarde Videla recibe a un grupo de ex cancilleres. El 17 de mayo es el turno de las nuevas autoridades de la Conferencia Episcopal Argentina (Aramburu, Zaspe y el saliente Tortolo), que dos días antes habían difundido la Carta Pastoral anual cuyo espíritu de comprensión para con las dificultades de la "nueva etapa" correspondía reconocer. Con lenguaje a veces ambiguo, otras veces amenazadoramente diáfano, el documento planteaba, entre otros conceptos: "La justificación histórica del proceso que vive nuestro país no sólo se fundamentará por el término que puso a una determinada situación de cosas, sino también por la implementación adecuada de su acción política en la prosecución del bien común de toda la Nación".
Función del Estado, según la doctrina tradicional de la Iglesia, es velar por el "bien común". En este sentido advierte el documento: "Sería fácil errar con buena voluntad contra el bien común si se pretendiera: [...] que los organismos de seguridad actuaran con la pureza química de tiempos de paz, mientras corre sangre cada día; o que se arreglaran desórdenes, cuya profundidad todos conocemos, sin aceptar los cortes drásticos que la solución exige; o no aceptar el sacrificio, en aras del bien común, de aquella cuota de libertad que la coyuntura pide; o que se buscara con pretendidas razones evangélicas implantar soluciones marxistas".

El afán por difundir y esclarecer que anima a las nuevas autoridades se expresa también en la convocatoria a los representantes de 173 medios de comunicación de todo el país [6] y pocos días después, en el discurso a los participantes en el Congreso Internacional de Publicidad, donde el Presidente "explicó los motivos por los cuales las FFAA debieron asumir el gobierno"[7].

Para complementar estos discursos clarificadores, que tal vez no sean plenamente comprendidos por todos los medios (algunos diarios, como El Independiente de La Rioja, se empeñan en mantenerse fieles a su nombre, por lo cual serán objeto de periódicas clausuras) la Secretaría de Prensa y Difusión hace saber que a partir del 22 de abril "queda prohibido informar, comentar o hacer referencia a temas relativos a hechos subversivos, aparición de cadáveres y muertes de elementos subversivos y/o de integrantes de las Fuerzas Armadas o de seguridad por estos hechos, a menos que sea informado por fuente oficial responsable. Incluye a secuestrados o desaparecidos"[8]. Los periodistas extranjeros que no acaten de inmediato esta norma serán expulsados, como puede comprobar el suizo Luc Banheret muy pocos días después, el 28 de abril [9].

Entre la serie de conversaciones con "personas representativas o especialistas de cada sector" [10] el encuentro con los escritores tiene una relevancia especial, y así es presentado en las noticias previas y en los comentarios de días sucesivos en diarios, revistas, radio y TV. Tal vez por el lugar simbólico que la Cultura (con mayúsculas) ocupa en este proceso de orden y regreso a los valores que propone el régimen, coincidiendo con Borges en que "se supone que el escritor tiene el hábito del pensamiento, de las funciones del espíritu y de la moral"[11]. Para recordar el contexto de este diálogo del espíritu, en un momento en que hay quienes aprecian que "el sistema es democrático, pero democrático con la atención y firmeza que el país reclama con urgencia"[12] resulta oportuno recorrer la prensa de esos días.

Algunos festejan
El 28 de marzo The New York Times publica en primera plana una nota de Jonathan Kandell -"At an Argentine party after the coup"- que la revista Cuestionario reproduce en su número de abril de 1976, bajo el título La fiesta inolvidable. El periodista relata una cena en un elegante piso de la Av. Libertador, donde tuvo oportunidad de comprobar la alegre expectativa con que los comensales celebraban los recientes acontecimientos. Entre otros comentarios, reproduce el de la esposa de un fabricante de maquinaria agrícola: "Mi esposo está tan contento con el golpe que por primera vez va a pagar los impuestos".

"Exacto", corrobora el cónyuge.-"Todos mis amigos dicen lo mismo. Realmente queremos que el gobierno tenga éxito. Si estos militares son tan serios como parece, nosotros vamos a serlo también".

Como signo de esta seriedad, se ponen en práctica una serie de medidas que van a atacar de raíz la demagogia reinante y a sanear una economía enferma, como es sabido, por los gravísimos males del estatismo y el populismo.

Nota al padre Castellani sobre el encuentro de los escritores con el dictador Videla en la mítica revista Crisis. Clic para descargar el número 39 (julio de 1976) completo en pdf.
El 2 de abril, el discurso del ministro de Economía, Martínez de Hoz, anuncia la liberación de precios, reformas al sistema tributario, nueva Ley de Inversiones Extranjeras (más favorable a esas inversiones), privatización de las empresas "oportunamente socorridas por el Estado" y despidos masivos.

En sintonía con esta política, el día 12, por una resolución del Banco Central, se dispone que las empresas que otorguen aumentos salariales no sólo no podrán trasladarlos a los precios sino que se verán privadas del crédito en bancos y entidades financieras y será inmediatamente exigible el reembolso de los ya otorgados.

Según informes del INDEC, el costo de vida aumenta un 38% en marzo; durante el primer cuatrimestre del año los precios mayoristas suben 198%.

En el ámbito de la Educación, el 1° de abril la Junta modifica la Ley Universitaria (vigente desde 1974). La enseñanza universitaria pasa a depender del Ministerio; se excluye a los alumnos del gobierno de la Universidad.

Pocos días después, el 6 de abril, asume como secretario de Ciencia en el Ministerio de Educación el Dr. Sol Libertario Rabasa; quedan cesantes 90 funcionarios de la Secretaría de Ciencia y Técnica.

"Y acontecieron cosas que parecen soñadas"

Cualquier lector atento a los diarios de esos días podría haber hecho suyas las palabras de Echeverría en "El Matadero", de haber tenido el ánimo dispuesto para las citas literarias. Algunos de esos sueños/pesadillas:
1. Asiáticos en las riberas del Plata. El martes 11/5 La Nación informa en la p.3 que, según noticias de Montevideo, en sus costas "apareció un nuevo cadáver" con lo cual ya suman 6 en pocas semanas. En los 5 casos anteriores, voceros cercanos a las autoridades uruguayas dijeron que "podría tratarse de ciudadanos de un país asiático, por los rasgos fisonómicos y la pigmentación". Los cuerpos sin ropa estaban "atados de pies y manos y con señales de torturas y mutilaciones". Esos cinco cuerpos llevaban por lo menos 20 días en el agua, lo cual puede explicar esta curiosa hipótesis étnica; en el último caso, que según dictamen del forense sólo tenía 2 días de muerto, ya no se registran rasgos asiáticos; al menos, no consta en la información oficial.

2. Misterios: Comenta el Buenos Aires Herald: "Continúa el misterio sobre la forma en que fue detenida mucha gente desde el 24 de marzo y sobre cómo fueron llevados muchos a bordo de los buques-cárceles". [13]

3. Cese de funciones. Continuando con la depuración de la burocracia estatal, tan gravosa para la economía que se quiere hacer florecer, "dióse de baja a dos empleadas subversivas del rectorado de la Universidad de Rosario". Una de ellas había muerto en el ataque a Monte Chingolo ocho meses antes; la otra estaba presa, según informa LN (11/5)

4. Compinches. El diario Clarín reproduce el 18/3 la siguiente noticia: "Seis extremistas resultaron muertos en Córdoba cuando un grupo de compinches intentó rescatarlos en circunstancias en que eran trasladados en un móvil oficial según se informó oficialmente". En los días posteriores se agregan detalles. La Nación transmite un comunicado del Comando del Tercer Cuerpo del Ejército (Córdoba) sobre la muerte de 6 "detenidos por actividades extremistas durante un enfrentamiento ocurrido cuando eran trasladados". Tres coches, francotiradores con armas largas tratan de hacer escapar a los detenidos; mueren los seis. Entre las fuerzas policiales, pese a que "enfrentaron el sorpresivo ataque en inferioridad numérica sólo resulta con heridas en el brazo el agente de policía Sixto Contreras". Las FFAA también tendrán que lamentar "serios daños en las carrocerías de sus automóviles" como resultado de los disparos. No hay detalles sobre la muerte de los seis "prófugos", que estaban detenidos desde antes del Golpe.

Prolegómenos de un almuerzo esperado

Desde la víspera, Sábato, convertido en vocero de sí mismo, informa a Clarín sobre el acontecimiento que tendrá como protagonistas a las dos grandes figuras de la literatura nacional: Borges y él (o él y Borges, lo mismo da), además del Presidente de la SADE, Horacio E. Ratti. Ante la información que le brindan los periodistas sobre la presencia de otros invitados, lo niega enfáticamente[14].

Sin embargo, desde un ámbito que no podemos precisar (¿tal vez con el propósito de mantener los buenos vínculos con la Iglesia?) se promueve también la invitación al Padre Castellani, un escritor poco convencional y de difícil filiación, pero asociado habitualmente con el nacionalismo católico.

Testimonios posteriores aportan información sobre lo que ocurría horas antes del esperado almuerzo. La Comisión Directiva de la SADE -que había ganado las elecciones internas gracias a sus aliados del PC- presiona a su presidente para que entregue, en la carpeta con múltiples pedidos gremiales, una lista con los escritores desaparecidos o presos: Haroldo Conti, Alberto Costa, Roberto Santoro, Antonio Di Benedetto, entre otros. A pesar de la resistencia de Ratti a encargarse de misión tan poco "diplomática" y desagradable para él, como es la de "tener que abogar por esos comunistas" -relata Carlos Patiño[15]- la CD se mantiene firme y Ratti debe acatar la decisión.

Unos días antes, el P. Castellani había recibido la visita de "una persona que, con lágrimas en los ojos, sumida en la desesperación, [le] había suplicado que intercediera por la vida del escritor Haroldo Conti"[16], secuestrado en su casa el 4 de mayo.

Almorzando con el presidente

Antes de ingresar a la reunión, los cuatro escritores se prestan a las preguntas de la prensa acerca de sus expectativas sobre el encuentro. Borges dice: "Yo simplemente contestaré lo que me pregunten. Soy tímido y ante tanta gente importante, seguramente me sentiré abochornado". Pero, por lo que trascendió finalizado el almuerzo, el autor de El Aleph "discurrió largo y tendido sobre sus cuatro meses recientemente pasados en Estados Unidos". Días antes, al regresar de su viaje, había recordado ante los periodistas "la felicidad con que en California escuché de Caillet-Bois la noticia de que ahora estábamos gobernados por caballeros, como son los militares, y no por el hampa". Felicidad desbordante, a juzgar por la efusión: "Cuando Caillet-Bois me informó sobre el golpe, nos abrazamos y lloramos" [17].

No es ésta la primera vez que el escritor visita la Casa de Gobierno. Como recuerda para La Opinión, sus anteriores anfitriones fueron los presidentes Lonardi y Aramburu.

Por su parte, el P. Castellani dirá al ingresar a la reunión: "Para mí es un honor entrevistar al presidente ya que ahora mucha gente nos tiene más respeto que antes".

Sobre lo conversado en el almuerzo entre los seis comensales -los escritores, Videla y el secretario de la Presidencia, Villarreal- las versiones ofrecen diversos matices, pero no cambian en lo esencial. Todos coinciden en que Videla habló poco y en que Sábato estuvo elocuente.

Sobre el contenido de los diálogos, éste ultimo se explayó al salir de la Casa de Gobierno, en una improvisada conferencia de prensa en la explanada del Banco Nación: "Hubo un altísimo grado de comprensión y respeto mutuo. En ningún momento el diálogo descendió a la polémica literaria o ideológica." Después, continúa La Nación, Sábato reflexionó: "Tampoco incurrimos en el pecado de caer en la banalidad. Cada uno de nosotros vertió, sin vacilaciones, su concepción personal de los temas abordados"[18].






Planeando en esas alturas del espíritu ("con el Presidente de la Nación hablamos de la cultura en general, de temas espirituales, históricos y vinculados con los medios masivos de comunicación", afirma Sábato) tal vez no hayan resultado tan discordantes los pedidos que se sucedieron a lo largo de la reunión: "la transformación de la SADE en un ente recaudador, el pedido de facilidades para viajar a precios reducidos en los pasajes, como sucede con los periodistas" , la designación de agregados culturales en las embajadas del exterior, el nombramiento de asesores culturales en radio y TV, etc.

Siguiendo con este espíritu cultural, se conversó también sobre la necesidad de elaborar un "Proyecto de ley del idioma, estableciendo normas precisas que velen por la pureza del idioma, prohíban el uso de vocablos foráneos en documentos oficiales, en la enseñanza y en los medios de difusión"[19]. Esta purificación de los vocablos -que parece constituir una de las más graves preocupaciones de los regímenes militares, como atestigua el anecdotario de la cultura argentina- se asocia durante la conversación con un tema vigente al que es difícil escapar, a pesar de toda la voluntad de no "descender" a banalidades: "Se tocó el problema de la censura" -refiere Ratti- "y en general se planteó la conveniencia de tener que orientar al público para no tener que recurrir a la censura, para que quien es capaz se haga la censura él mismo" [20].

Dado el declarado propósito de "no descender" a la polémica, es posible inferir que no hubo preguntas sobre el destino previsto para "los que no eran capaces".
Purificados por la guerra
La revista Crisis, para el que sería el penúltimo número antes de su cierre (julio de 1976) buscó entrevistar a los cuatro escritores para que dieran su visión del encuentro. Borges se excusó "por falta de tiempo". Sábato, por su parte, respondió sin vueltas a la requisitoria telefónica: "Yo no hago declaraciones para la revista Crisis". La nota publicada en el número 39 ("Ecos del encuentro del Presidente de la Nación con los escritores") reproduce las entrevistas a Ratti y Castellani. En el diálogo con éste último aparece un pasaje significativo de las conversaciones de aquel día:

"Fíjese qué curioso -le dice al periodista- Borges y Sábato, en un momento de la reunión, dijeron que el país nunca había sido purificado por ninguna guerra internacional. Ellos más tarde lo negaron, así como aseguraron decir cosas que, en realidad, no dijeron. Pero hablaron de la purificación por la guerra. Lo interesante es que el presidente Videla, que es un general, un profesional de la guerra, los interrumpió para manifestar su desacuerdo. [...] A mí también eso me cayó como un balde de agua fría, por lo tremendo que eso significa. Además, por lo incorrecto: se olvidan de que la Argentina atravesó varias guerras internacionales, como la de independencia, la del bloqueo anglo-francés, la del Paraguay, y más bien que de esas contiendas no salió purificada".

El pedido

En algún momento del almuerzo, Castellani, como se había comprometido a hacer, entregó un papel con el nombre de Haroldo Conti a Videla; según relata después a Crisis, éste "lo recogió respetuosamente y aseguró que la paz iba a volver muy pronto al país". Asimismo, Ratti le presentó una lista de escritores -"creo que eran dieciséis nombres, que estaban pasando por una circunstancia muy lamentable, como es el caso de Haroldo Conti y Eduardo [sic, por Alberto] Costa, de los que nada se sabe hasta la fecha"[21].

Los otros dos invitados no harán mención a este episodio del almuerzo.

En la entrevista con Crisis, Ratti se muestra confiado por el resultado de su solicitud. Del "general con civismo" -como califica a Videla al salir de la reunión- espera la pronta resolución de los problemas planteados. Como muestra de la celeridad y eficacia castrenses, uno de los casos expuestos, refiere -una demorada pensión para una nieta de Groussac- se ha resuelto en pocos días. "Este ejemplo -dice Ratti- demuestra que los papeles que le dejamos a Videla no han ido al canasto..."

Castellani es más cauto: "Para mí [el almuerzo] fue un hecho agradable, pero no muy trascendente. A menos que los hechos posteriores demuestren lo contrario, por ejemplo, que aparezca el escritor Haroldo Conti." [22]

Sobremesa con dolor de estómago

Concluido el almuerzo, Borges se escabulló hábilmente del cerco periodístico, retirándose en automóvil, pero antes "ofreció su residencia para mantener en ella un coloquio de los 4 escritores que participaron de la reunión" (LN 20/5). Sin embargo, relata Castellani, al llegar allí "nos llevamos una sorpresa. Una persona que nos abrió la puerta dijo que Borges no nos podía atender porque estaba en cama con fuertes dolores de estómago. En fin, son cosas que pasan", es la irónica conclusión[23].

Sin embargo, Borges parece haberse recuperado lo suficiente como para recibir a los periodistas de La Opinión, de acuerdo con la nota firmada por Martín Muller ("Un purgatorio para Borges y la prensa", LO 20/5). "Con máxima cortesía y serena obstinación, el dueño de casa invitaba a sus tenaces visitantes a conversar de cualquier tema, menos del que interesaba a sus interrogadores".

Finalmente, accedió a resumir la reunión en pocas palabras: "Fue una conversación agradable. Yo hablé muy poco. Le agradecí al Presidente por la salvación de la patria. El escuchó todo con mucha cortesía y mucha atención".

Foto: Aldo Sessa
Según pasan los años o Cómo reescribir (algunas) historias

En junio de 2004, El País saluda con una nota a toda página la publicación de "España en los diarios de mi vejez" del ilustre Premio Cervantes de Literatura de 1984. En la reseña del "besamanos interminable" con que Sábato es agasajado en su casa en su 93° cumpleaños, junto a "su compañera inseparable desde hace 25 años, Elvira González Fraga, Elvirita" (hermana de Javier el economista) se hace referencia, sin dar detalles, a sus polémicas con "políticos de diverso signo". Se recuerda (?) también "un almuerzo en la Casa de Gobierno con el dictador Jorge Rafael Videla, durante el régimen militar, al que asistieron Sábato y Borges, entre otras personalidades, quienes le expresaron su inquietud por la situación de los desaparecidos" (El País, 26 de junio de 2004, p. 26).

Diría Castellani: Son cosas que pasan....

Memoria de 30 años

Entre los actos celebrados para conmemorar el 24 de marzo de 1976, el Ministerio de Educación organizó este año la proyección de un documental realizado por Aliverti, Lejman y Enrique Vázquez. Sábato no quiso quedar al margen; el ministro Filmus, según informa La Nación, "contó que el mismo escritor había solicitado participar en el acto"[24].

En su mensaje a los jóvenes adoctrina: "Quiero que sepan, chicos, que el dolor es también un patrimonio de los pueblos. El dolor es un valioso y sagrado patrimonio al que sólo cabe serle fiel. No olviden que es la simiente con la que habremos de ir labrando la historia: nos corresponde fecundar ese dolor".

30 años después, a pesar de los reacomodos, de los oportunos arrepentimientos, de la mediación de comunicadores oficiosos que reescriben la historia, es la propia palabra la que se convierte en testimonio de la fidelidad a un pensamiento según el cual la guerra purifica y el dolor fecunda.

Verdad, justicia, reparación, parecen seguir siendo conceptos ajenos a este universo semántico.

El 4 de mayo se cumplieron 30 años del secuestro y la desaparición del escritor Haroldo Conti.

30 años después, los que supieron festejar en su momento y callarse después reciben homenajes oficiales en el Congreso de la Lengua, aleccionan a los jóvenes en el Ministerio de Educación y sus imágenes se multiplican en los carteles de la Feria del Libro -¿paradójicamente?- en este año de la Memoria.

Siempre es posible seguir repitiendo: Y, son cosas que pasan…

[1] La Opinión, 20/5/76.
[2] Cl 17/5, p. 6. Para las fuentes consultadas se utilizan las siguientes siglas: La Nación (LN), La Opinión (LO), Clarín (Cl), revista Cuestionario (Cu), revista Crisis (Cr).
[3] LO, 20/5.
[4] Del discurso de Videla en el Congreso Internacional de Publicidad (Cl 20/5, p. 3).
[5] LN 10/5, p. 1.
[6] Cl 13/5, p. 2.
[7] Cl 20/5, p. 2.
[8] Cu n. 37, mayo 1976.
[9] Cu n. 37.
[10] LN 20/5.
[11] LO, 20/5.
[12] Declaraciones de H. Ratti, LN, 20/5.
[13] Cu 16/5.
[14] Cl.17/5.
[15] C. Patiño, "Recordando a Hamlet Lima Quintana", en el murocultural.com, 2001.
[16] Cr, n. 39, julio 1976.
[17] LN 13-5, p.7.
[18] LN, 20/5.
[19] Cl 20/5.
[20] Cr n. 39.
[21] Cr n. 39.
[22] Cr n. 39.
[23] Cr n. 39, p. 4.
[24] LN 24/3/06.

Fuente: http://extramuros.unq.edu.ar