jueves, 29 de mayo de 2014

EL MUNDO › OPINION EE.UU., lejos de la independencia energética

 Por Atilio A. Boron *
Tal como varios en América latina lo venimos diciendo, desde hace al menos dos años una nota del periodista especializado Louis Sahagun, publicada el 20 de mayo por Los Angeles Times (http://www.latimes.com/business-/ la0-fi-oil-20140521-story.html) afirma que “en 2011 una empresa independiente contratada por Washington (se trata de la consultora de ingeniería Intek, con sede en Virginia) hizo una errónea estimación del petróleo técnicamente recuperable del mayor yacimiento de esquisto bituminoso del país, ubicado en Monterrey, California, que contiene alrededor de dos tercios de las reservas de petróleo de esquisto de la nación. Según aquella estimación, se podrían obtener unos 13.700 millones de barriles de petróleo. Sin embargo, un reciente informe asegura que la cantidad no será mayor de 600 millones de barriles, es decir, una cantidad 96 por ciento menor de lo esperado” (y que, como señala la publicación especializada Business Insider, equivale a las reservas totales de petróleo de Bolivia). “Esa errónea estimación de 2011 –prosigue diciendo el diario– había sido calificada como la esperanza para reducir la necesidad del país de las importaciones de petróleo desde el extranjero.”
La cantidad que ahora reporta la EIA (la Agencia de Información de Energía de Estados Unidos, dependiente del Departamento de Energía del gobierno federal) es insignificante si se tiene en cuenta que “sólo podría cubrir las necesidades energéticas en EE.UU. correspondientes a 33 días”. Hablando con benevolencia: toda esta historia fue una fantasía estadística, producto, bien sea de la desesperación de Washington por lograr su tan ansiada independencia energética combinada con la fenomenal ineptitud de quienes elaboraron las estimaciones iniciales y, ¿por qué no?, los corruptos intereses de algunos grandes consorcios de la industria –coludido con la consultora de marras– deseosos de facilitar la realización de operaciones especulativas en el mercado petrolero mundial. La independencia energética de Estados Unidos, que muchos creyeron estaba a la vuelta de la esquina, obró como un freno sobre el precio del petróleo, hizo posible adquisiciones baratas de activos petroleros en el exterior, devaluados ante las perspectivas abiertas por el citado informe, y se prestó a toda clase de especulaciones. Pero ahora la fiesta se terminó. Tal como lo declara J. David Hughes, un geólogo vocero del Post Carbon Institute, el shale de Monterrey “fue siempre una mítica veta madre cuya importancia fue inflada por la industria petrolera; nunca existió”.
La íntima relación que el capitalismo actual ha establecido entre petróleo, política y guerra permite extraer cuatro conclusiones preliminares.
Primero, que la dependencia energética de Estados Unidos seguirá siendo muy elevada, y tal vez creciente en función de la evolución de la demanda doméstica, y que esto reforzará las tendencias belicistas del imperio para tratar de asegurarse la obtención del petróleo que necesita por cualquier medio, a cualquier precio y en cualquier lugar. No olvidar que desde comienzos del siglo veinte las intervenciones militares de los Estados Unidos en terceros países tuvieron como causas fundamentales el petróleo y las presuntas amenazas a la “seguridad nacional” planteada por gobiernos que no estaban dispuestos a sacrificar la autodeterminación nacional.
Segundo, que los planes para destruir la OPEP –un objetivo largamente acariciado por Washington desde 1973– a partir del autoabastecimiento petrolero tendrán que ser archivados por mucho tiempo, tal vez definitivamente, lo que constituye un durísimo revés para la política exterior de Estados Unidos. La destrucción de la OPEP no era sólo un proyecto económico, sino también político, dirigido a disciplinar a los díscolos productores de petróleo y muy especialmente a Venezuela, cuyo protagonismo en el relanzamiento de la OPEP fue decisivo a comienzos de este siglo.
Tercero, que dado lo anterior, la Casa Blanca redoblará su ofensiva sediciosa y destituyente sobre la Venezuela bolivariana, potenciando su apoyo logístico, financiero, organizativo y mediático a sus peones en el terreno, los cuales son presentados por la prensa del imperio como una “oposición pacífica” cuando en realidad son mercenarios cuya misión es sembrar el caos, quebrantar el orden constitucional y provocar la caída del gobierno bolivariano. Dato significativo: de los varios cientos de vándalos arrestados por las autoridades, los estudiantes apenas constituyen el 20 por ciento y una proporción igual está formada por extranjeros, algunos de los cuales ni hablan castellano. A la luz de las novedades publicadas por Los Angeles Times es previsible un aumento de la presión desestabilizadora orquestada por Washington.
Cuarto, que las altisonantes declaraciones de Obama y Kerry en el sentido que suministrarían petróleo y gas a Ucrania para facilitar que ese país sea fagocitado por la OTAN y la Unión Europea han quedado reducidas a meras bravuconadas sin ningún efecto práctico. Desgraciadamente para Washington, el petróleo y el gas se encuentran cada vez con más frecuencia en países que no están dispuestos a ponerse de rodillas ante los mandatos de la Casa Blanca. Por lo tanto, sus palancas económicas para operar en Ucrania son frágiles y lejanas, mientras que el petróleo y el gas siguen siendo cercanos y abundantes en Rusia.
* Director del PLED, Centro Cultura de la Cooperación.

EL MUNDO › OPINION Un mundo multipolar

Por Emir Sader
El mayor viraje de la historia contemporánea fue el propiciado por el desenlace de la Guerra Fría, momento en que uno de los campos de la era bipolar desapareció, abriendo camino hacia un mundo unipolar, bajo la hegemonía imperial norteamericana.
De inmediato, Estados Unidos pasó a valerse de su incuestionable superioridad, buscando transferir los conflictos hacia el enfrentamiento militar. El ápice de esa política de militarización de los conflictos se dio en Afganistán, Irak y Libia. Aunque bajo formas relativamente distintas, el desenlace de los conflictos se dio por la vía militar –invasión, ocupación, bombardeo, derrocamiento de los gobiernos–.
Aun con desgastes, esa vía se imponía hasta hace poco, sin que aparecieran obstáculos para que la dominación norteamericana se desplegara con fuerza. Hasta que el conflicto con Siria, que se encaminaba hacia un bombardeo del territorio de ese país, tuvo un giro inesperado, con una propuesta de acuerdo formulada por el canciller de Rusia, aceptada por EE.UU.
El desgaste de las operaciones anteriores empezaba a mermar la capacidad hegemónica de EE.UU. Fue muy significativo que el primer rechazo de participar del bombardeo viniera del principal aliado estratégico de EE.UU. –Gran Bretaña–, con la negativa del Parlamento a acompañar a EE.UU. en una nueva aventura, consecuencia directa de la invasión a Irak, en la que el ex primer ministro Tony Blair salió muy desgastado por haber jugado su prestigio por una versión que demostró ser falsa.
Obama tuvo que aceptar la oferta rusa porque, además, no logró apoyo de la opinión pública de EE.UU., que no tenía ganas de meterse en una nueva guerra, con consecuencias imprevisibles. Tampoco logró el apoyo de los militares, a quienes la idea de un bombardeo quirúrgico no convenció. Y, como remató Obama, ni su familia lo apoyó.
El clima de acuerdo sobre Siria se extendió a Irán –entre otras cuestiones, por los vínculos directos que tienen los dos conflictos–. En ambos casos, aun con dificultades hay avances, proyectando a Rusia como nuevo gran protagonista de la negociación de los conflictos contemporáneos. Por primera vez, desde el final de la Guerra Fría, EE.UU. tuvo que limitar su accionar basado en la fuerza, para aceptar términos políticos de acuerdos negociados entre gobiernos.
La situación de Ucrania, aun con distintos rasgos, confirma esa nueva tendencia. Con el final de la Guerra Fría y la desaparición del campo socialista, las potencias occidentales han avanzado con gran codicia sobre los países hasta entonces participantes en ese campo, incorporándolos a la Unión Europea e incluso a la OTAN.
Ucrania es un caso especial, porque se ubica en la frontera con Rusia y porque Crimea es un puerto esencial para el país, en términos comerciales y militares. La forma violenta con que las fuerzas pro Unión Europea han actuado –decretando incluso la prohibición de la lengua rusa– sólo logró debilitar su capacidad de consolidar la unificación de un país con enormes diferencias regionales.
Lo cierto es que se desató una dinámica centrífuga, donde las potencias occidentales denuncian la acción de Rusia como fuerza que estaría empujando y actuando en favor del desmembramiento de Ucrania. Conforme aumenta la ira de los medios occidentales, se ven confrontados con la imposibilidad de intervenir de EE.UU., generándose una situación de más límites a la acción norteamericana.
Mientras las potencias occidentales se veían limitadas a medidas inocuas de punición de Rusia, Putin se reunía con Xi Jinping para cerrar un gran acuerdo energético, así como una estrategia de desdolarización del comercio entre los dos países. En todos sus aspectos, los acuerdos contribuyen a configurar campos propios de acción, en oposición al bloque dirigido por EE.UU. Ya en el conflicto ucraniano, mientras EE.UU. cuenta con sus aliados europeos –con distintos grados de coincidencia–, Rusia cuenta con los países del Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).
Los acuerdos entre China y Rusia, el fortalecimiento de los Brics y los procesos de integración regional en América latina y el Caribe son eslabones de lo que puede llegar a ser un mundo multipolar. Los próximos años confirmarán o no esta perspectiva.

› MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA Otro allanamiento en el caso Vara

El allanamiento fue ordenado por el juez Santiago Martínez de acuerdo al requerimiento del fiscal general de Bahía Blanca, Alejandro Cantaro. La causa investiga la ayuda recibida por Vara mientras estuvo prófugo e involucra al arzpobispo de esa ciudad bonaerense, Guillermo José Garlatti.
Mientras permaneció prófugo en Paraguay, Vara extendió un poder para que Bochile cobrara en su nombre todos los meses un beneficio jubilatorio para sacerdotes que se le pagaba a través de la Curia bahiense.
Además del allanamiento concretado ayer, Cantaro -que subroga al fiscal de instrucción Antonio Castaño, de licencia- reiteró esta semana la solicitud del llamado indagatoria de Garlatti y del propio Bochile.
Cantaro pidió que se allanara el domicilio de este último en busca de "documentación que permita establecer de qué modo se le hacía llegar el dinero a Vara y la relación entre el imputado por delitos de lesa humanidad y las personas a las que autorizó a percibirlo".
En la causa, la fiscalía logró acreditar que el prelado percibía cada mes unos 2400 pesos en concepto de "subsidio por edad" para curas mayores de 68 años que paga la Conferencia Episcopal Argentina a través del Fondo de Solidaridad (FIDES).
En el pedido de indagatoria, Cantaro señaló que "se encuentra probado en el expediente que Leopoldo Bochile fue designado por Aldo Omar Vara para el cobro del `subsidio FIDES` desde el año 2001", beneficio que siguió percibiendo después de ordenada su captura en agosto de 2013.
La semana pasada, la fiscalía tomó declaración a integrantes de organizaciones de derechos humanos que aportaron la carta oficial que recibieron del Arzobispado el 20 de noviembre pasado, en la que ese organismo afirmaba desconocer el paradero de Vara.
El ex capellán del V Cuerpo del Ejército fue hallado por Interpol en Ciudad del Este, Paraguay, el 28 de abril último y se encuentra en proceso de extradición. Su detención había sido ordenada el 7 de agosto de 2013 a pedido de la Unidad Fiscal que interviene en Bahía Blanca en crímenes de lesa humanidad, integrada por José Nebbia y Miguel Palazzani.

CFK: "El Club de París es casi un invento argentino"

Durante el primer acto público posterior a la firma del acuerdo, la presidenta, Cristina Kirchner, felicitó al equipo encabezado por el ministro Axel Kicillof, que llevó adelante las negociaciones, recordó que se trata de la primera negociación en que no interviene el Fondo Monetario Internacional y que, por lo tanto, "no condiciona el proyecto político económico y social" vigente y "nos revela que cuando nos dejan crecer, (la Argentina) está en condiciones de hacerse cargo de sus deudas". Por último advirtió que "nosotros no somos deudores seriales sino que ellos (los capitales especulativos) son depredadores seriales", recordó que la primera deuda con el Club de París se fraguó en 1956, luego del derrocamiento del General Perón, y aseguró que "los argentinos tenemos que entender que no hay proyectos personales", sino "proyectos colectivos", y que estos últimos son "la única manera de construir una Nación y de ayudar a un pueblo".
Al inaugurar la planta depuradora "Del Bicentenario" de la compañía estatal AySA en el partido bonaerense de Berazategui, la jefa de Estado destacó que esta obra "la inició y la terminó un mismo proyecto político", y pidió "hacer memoria para no cometer viejos errores y saber porqué tomamos las decisiones que tuvimos que tomar".
"Estamos cumpliendo uno de nuestros sueños más caros: que todos tengan agua potable y cloacas", aseguró Cristina, quien agregó que cuando escucha "hablar de medioambiente, estas son las cosas que contribuyen a su cuidado, y no sólo cuidar las especies en extinción, porque la principal especie que hay que cuidar es la especie humana". Recordó que "hace más de un siglo el 30 por ciento de las cloacas de San Fernando, San Isidro, Vicente López, y el 100 por ciento de las cloacas de la Capital, Avellaneda, Quilmes, Berazategui y Florencio Varela desagotaban en Berazategui", lo cual creaba condiciones indignas para los pobladores de la zona, quienes vivían en un ambiente con un alto grado de contaminación: "Por eso hoy estamos poniendo en marcha una obra de saneamiento y dignidad", enfatizó.




ECONOMIA El acuerdo en París bien valió el desvelo

 Por Tomás Lukin
Argentina y el Club de París alcanzaron esta madrugada un acuerdo para regularizar la deuda en default arrastrada con esos países. Luego de una prolongada reunión en la capital de Francia que se extendió durante más de diecisiete horas, los miembros del foro de acreedores y el equipo económico se pusieron de acuerdo en el mecanismo de pago. Como anticipó Página/12, la deuda se cancelará a lo largo de los próximos cinco años y contempla un desembolso inicial en efectivo por 1150 millones de dólares: un pago inicial en concepto de capital de 650 millones de dólares se realizará en julio de 2014 y los restantes 500 millones de dólares se entregarán en mayo de 2015. Como solicitó Argentina, el FMI no participará de la operatoria. El acuerdo estableció un pago mínimo que deberá afrontar Argentina por año y fijó un criterio de pagos adicionales en caso de incremento de las inversiones provenientes de los países miembros del Club. Si durante el plazo de cinco años, las inversiones adicionales fueran insuficientes para cubrir la deuda total, el país puede posponer los vencimientos hasta dos años.
“Con el acuerdo alcanzado Argentina cierra un capítulo más de la triste historia del sobreendeudamiento que condujo al default. El esquema de pagos acordado reduce sensiblemente el costo financiero de esta deuda impaga, que actualmente acumula intereses y punitorios a una tasa promedio cercana al 7 por ciento. El acuerdo asumido garantiza la sustentabilidad de los pagos de los compromisos financieros como un todo, es compatible con el perfil de vencimientos que tiene el país en el futuro y no implica condicionalidad alguna para llevar adelante sus políticas económicas.El acuerdo constituye un paso importante para promover la inversión en Argentina”, afirmó el ministro Kicillof a través de un comunicado.
La conducción del foro estuvo a cargo del director general del Tesoro francés, Ramón Fernández, pero también participaron del convite representantes de todos los acreedores, ya que las soluciones deben alcanzarse por consenso. El Club de París está compuesto por 19 países, pero los pasivos impagos de la Argentina corresponden a 15 miembros más Israel, que es miembro adherente del grupo. Alemania y Japón concentran el 60 por ciento de la deuda total. Sigue Holanda, Italia y Estados Unidos, con acreencias que no superan el 8 por ciento del total cada uno. El resto son pasivos más pequeños.
Pasar a un cuarto intermedio y retomar las conversaciones sin alcanzar el principio de acuerdo habría frustrado los avances logrados en la jornada. Por eso, los funcionarios argentinos buscaron sostener abierto el diálogo hasta lograr el consenso de todos los miembros. Desde el equipo económico consideran que el acuerdo propuesto por Argentina es favorable, ya que promueve inversiones productivas en el país a cambio de la cancelación del pasivo en cuotas. Dependiendo del mecanismo de pago que se establezca, por ejemplo si contempla la entrega de bonos, el Gobierno deberá enviar al Congreso un proyecto de ley que permita instrumentar la operación.
Concretar la salida del default con el grupo de acreedores soberanos forma parte del proceso de regularización de pasivos encarado por Argentina después de la crisis de 2002. No es el primer intento. A lo largo de los últimos años se registraron diferentes tentativas que fueron abortadas: en septiembre de 2008, CFK anunció que se cancelaría en un pago con reservas del Banco Central por 6706 millones de dólares. A los pocos días del anuncio cayó el banco Lehman Brothers y se desató una grave crisis internacional. Frente al estallido, primó la precaución y se dejó el pago en suspenso. Los intentos de 2010 y 2011 tampoco prosperaron.
Cerrar un acuerdo relajaría las condiciones para acceder al crédito externo. El equipo económico considera que los requerimientos de divisas están cubiertos este año. Por eso, advierte que el objetivo no es allanar el camino para una inminente emisión de deuda externa en el mercado internacional. No obstante, en el corto plazo destrabaría restricciones financieras para los flujos de Inversión Extranjera Directa.
Los funcionarios arribaron el martes por la noche a París y todavía no tienen fecha de regreso. Como sucedió en la visita previa de febrero, Kicillof y el secretario de Finanzas, Pablo López, contaron con la asistencia del embajador ante la Unión Europea, Hernán Lorenzino, y el coordinador de la Unidad de Reestructuración de Deuda, Adrián Cosentino. “Vamos a ser implacables en que el acuerdo sea sustentable y no condicione el crecimiento económico con inclusión”, enfatizó Kicillof en febrero, cuando regresó de su primer viaje a Francia. Una parte del moderno edificio del Ministerio de Economía francés se introduce sobre el Sena y las instalaciones cuentan con un embarcadero que permiten a los funcionarios galos trasladarse en lancha hacia otras dependencias gubernamentales, aunque el equipo económico se trasladó por las calles de París.
Alrededor de la mitad de los compromisos impagos son previos a 1983, fundamentalmente tomados durante la última dictadura militar. El 9 por ciento de la deuda corresponde al gobierno de Raúl Alfonsín, mientras que el 42 por ciento restante se asumió durante los mandatos de Carlos Menem y Fernando de la Rúa. Sin contar el principio de acuerdo alcanzado ayer, Argentina ya realizó siete renegociaciones. La primera fue en 1956, durante el gobierno de facto de Aramburu, y marcó el nacimiento del Club de París. El resto de los acuerdos se alcanzaron en 1965 (Illia), 1985 y 1987 (Alfonsín) y las restantes en 1989, 1991 y 1992 (Menem). La larga historia con el Club escribirá hoy un nuevo capítulo.

NO ME ARREPIENTO DE ESTE AMOR

Ya de bebé - La Cámpora 25 de MAYO