El
hijo y el archivo
Por Julián Axat *
Llegó el día. Mañana declaro ante el Tribunal Oral Federal de La Plata en la
causa “Cacha”. Declararé como hijo, como testigo, como víctima, como querellante
por el secuestro y desaparición de mi mamá Ana Inés Della Croce y mi papá
Rodolfo Jorge Axat, ocurridos en la madrugada del 12 de abril de 1977. Yo por
entonces tenía siete meses y estaba en el momento de su desaparición; estaban
también mi tía Cristina y mi abuela materna Nelly. Crecí con el relato de ellas
sobre lo que ocurrió esa noche. Por eso, después de 37 años, seré el testigo
judicial de un momento que viví, pero mediado por la voz de mi familia.
En la víspera de una declaración judicial me atraviesa un vértigo sobre qué
contar y no contar. Conozco perfectamente la forma de los relatos judiciales
porque convivo a diario con los sistemas judiciales. Ahora seré yo el testigo de
mi propio proceso. Pero, ¿cómo ser ese testigo? ¿Cómo hablar de un momento en el
que tenía siete meses? Los mejores testigos deberían ser mis padres, aunque esa
imposibilidad radical me pone en el banquillo a mí. Pero yo nunca podría ser
ellos, como tampoco podría ser la voz de mi tía y de mi abuela. ¿Qué contar en
el juicio? ¿Cómo contar mi vida? Estar parado ante la propia Historia en un
momento bisagra y después de años de impunidad. ¿Por dónde arrancar?
Me siento cual Hamlet generacional, eligiendo mis palabras frente a la verdad,
buscando piezas de mí mismo para la construcción de la memoria y la Justicia
que, por fin, llegó. En esa investigación sobre mí mismo percibo que quise ser
abogado para defender mi historia, para defender a mis padres. Yo quise llegar
acá y dejar de ser víctima. Voy a hablar, voy a contar. Por fin soy testigo.
Desde hace meses que vengo estando presente en las declaraciones de mis
compañeros, y estas preguntas nos las hicimos todos, cada uno a su manera. Nos
juntamos a pensar esas declaraciones. ¿Ser testigos o no serlo? El cómo, el qué,
el porqué, el cuándo. Esas son las preguntas que nos hacemos antes de llegar a
los estrados. Discutimos el aspecto político y cómo acompañarnos. Desde afuera
es sorprendente la imagen de los hijos delante de jueces y atrás, los asesinos
de nuestros padres. Pero la más sorprendente es la de los nietos, nuestros hijos
mirando entre el público a sus padres, hablando de sus abuelos desaparecidos
frente a los asesinos. Tres generaciones que transfieren memoria frente a la
Justicia.
En estos días volví a reordenar mi archivo, los papeles de mi abuelo, a leer los
hábeas corpus rechazados, el testimonio de mi fallecida abuela en los Juicios
por la Verdad, las cartas rogando al Episcopado, las denuncias a la OEA,
etcétera. Pero me detuve en declaraciones de mis compañeros. Esos son los
papeles de mi archivo que más me interesan: el archivo de los hijos testigos.
Traté de recopilar los testimonios que estaban transcriptos y los puse sobre la
mesa. Los fui analizando uno a uno, clasificando por maneras de decir:
declaraciones de hijos con fuerte impronta política, más de tipo intimistas, más
historiográficas y detallistas. El laberinto de las palabras y las cosas. Cierta
enciclopedia china de la memoria de las víctimas del terrorismo de Estado
argentino. Todas formas desgarradoras de decir la verdad, todas maneras
particulares en el orden que tiene cada hijo frente a su historia, que es a la
vez la Historia trágica de este país.
Pienso que esas formas del relato que asumen los hijos al declarar en los
juicios, van ingresando a las actas y se plasmarán como un antes y un después.
Atravesamos un momento en el que si esto es posible, es porque un contexto
social y político lo permite. Esta es la conquista de todos estos años, y el
resultado es la voz diversa de los hijos como testigos.
Se puede pensar que los hijos testigos somos la estructuración de nuestra
identidad a la hora de posicionar el archivo de la memoria individual frente a
los jueces que, al fin, llegaron a escuchar ese reservorio biográfico que nos
constituye como memoria colectiva, antes negada. El momento de declarar en los
juicios, a esta edad en la que incluso superamos la edad de nuestros padres al
ser secuestrados, constituye uno de los momentos más importantes para nuestras
vidas y para la Historia institucional. El momento de la declaración judicial
como un punto de inflexión, como verdad pública ante años de ocultamiento e
impunidad. Dado que los represores siguen en su pacto de silencio, quizás el
momento de la declaración de los hijos sea uno de los hechos más radicales de
los juicios por derechos humanos. Al hijo testigo lo pienso como una suerte de
aullido generacional. La poesía después de la ex ESMA.
La búsqueda y construcción de una identidad dentro de los efectos del terrorismo
de Estado llevan a la metáfora del detective de la historia, el armador de un
rompecabezas que se posiciona como testigo (de la Historia). Mi generación es
una generación de armadores de rompecabezas, una generación de detectives
(políticos, jurídicos y literarios); por eso testigos de ese armado. Nuestra
identidad es el conjunto de piezas sueltas que patearon las botas de los milicos
al irrumpir en nuestras casas cuando teníamos pocos meses. Cada pieza que
juntamos es una palabra, una caricia perdida; como un fémur, una tibia, la
osamenta de un cuerpo que todavía no está y hay que hay que salir a buscar, o
reconstruir sobre el terror de la ausencia. La sensación de justicia es cuando
el rompecabezas ya casi está armado. El hijo testigo es el momento de poner en
funcionamiento la novela de nuestras vidas. La última pieza siempre falta.
La escritura o la vida. Pienso si el miércoles debo llevar algo así como un
libreto armado a mi declaración. Creo que no. No quiero estar cómodo cuando
declare, quiero sentir la adrenalina de estar ahí, y que mi cuerpo hable por mí.
Llevo muchas voces guardadas que van a salir en el momento. Ese es mi archivo.
Me confío. Llevo mi cuerpo. No voy ya como víctima. Voy a afirmar mi identidad.
* Abogado. Coordinador del programa de acceso a la Justicia del MPF.
27/05/14 Página|12
martes, 27 de mayo de 2014
lunes, 26 de mayo de 2014
FRANCIA, PILAR DEL PROYECTO EUROPEO JUNTO A ALEMANIA, PROPULSO UNA MAYORIA NACIONAL ANTIEUROPEA Y XENOFOBA Los ultras franceses provocaron un maremoto
En la elección al Europarlamento, la derecha fue mayoritaria, seguida por el socialismo; irrumpieron los ultras de derecha e izquierda.
Por Eduardo Febbro
Desde París
Los electores le estampillaron una soberana bofetada a la democracia francesa y al proyecto de construcción europea: la consulta para elegir a los 751 diputados del Parlamento Europeo terminó en Francia con un resultado histórico para la extrema derecha. El Frente Nacional, movimiento fundado por Jean Marie Le Pen y dirigido por su hija, Marine Le Pen, se convirtió en el primer partido de Francia. Con 25 por ciento de los votos, el FN supera a la derecha de gobierno, la UMP, estancada en 20 por ciento de los votos. El partido del ex presidente Nicolas Sarkozy quedó relegado por la ultraderecha al segundo lugar. A su vez, los socialistas, con un sorprendente 14 por ciento, siguieron su camino cuesta abajo. Los porcentajes de la izquierda francesa son una calamidad. Toda la izquierda francesa reunida apenas totaliza 33 por ciento. Los resultados de las otras extremas derechas europeas son también importantes, pero ninguno iguala al francés. Francia, que es, junto a Alemania, el pilar del proyecto europeo, propulsó una mayoría nacional antieuropea, profundamente anclada en una suerte de nacionalismo utópico y opuesto a casi todo lo que mueve la filosofía política de la Unión Europea desde hace 30 años. “Se ha votado por el retorno a la soberanía nacional y por escapar de la austeridad”, dijo Marine Le Pen en sus primeras declaraciones.
Dinamarca avanzó en el mismo surco que Francia. El ultranacionalista y xenófobo Partido Popular Danés obtuvo el 23,1 por ciento y se convirtió también en el primer partido político del país. Los movimientos anti-Europa soy hoy una espina clavada en el pie de las grandes democracias del Viejo Continente. Si en Gran Bretaña, Holanda y Bélgica los ultras quedaron relegados con respecto a las expectativas suscitadas por los sondeos, en Alemania, la canciller Angela Merkel vio surgir otro frente desestabilizante. Su coalición CDU-CSU volvió a ganar (36 por ciento), pero en el horizonte político le aparecieron dos adversarios: uno, restaurado, los socialdemócratas del SPD; el otro, recién creado en marzo de 2013, el partido antieuro Alternativa por Alemania. El SPD conquistó 27 por ciento de los votos y protagonizó así un repunte espectacular frente al 20,9 por ciento que había obtenido en 2009. Pero el dato más notorio es el vertiginoso ascenso del movimiento antieuro Alternativa por Alemania, el cual –en su primera participación a una elección– recogió 6,5 por ciento. Otro invitado al banquete democrático es el partido neonazi alemán NPD. Su escaso 1 por ciento le permite también ingresar al Europarlamento. A diferencia de Francia, la extrema izquierda alemana de Die Linke roza el 8 por ciento contra el 6,1 por ciento de 2009.
La ultraizquierda y la ultraderecha modificaron el tablero europeo. En Austria, el partido de centroderecha ÖVP está a la cabeza de los comicios (27,3 por ciento) delante de los socialdemócratas del SPÖ (24 por ciento); pero la ultraderecha del FPÖ, con el 20,5 por ciento de los votos, registra un resultado sobresaliente comparado con el 12,7 por ciento de 2009. Grecia parece confirmar lo que anticiparon los sondeos. La izquierda radical de Syriza va primera en los recuentos, delante de la derecha de Nueva Democracia (ND) y de los neonazis de Aurora Dorada. Incluso con sus líderes presos, los herederos griegos de Hitler sacaron entre 8 y 10 por ciento de los votos. Toda una hazaña.
La gran lección de estas elecciones parlamentarias europeas salta a los ojos: la socialdemocracia fracasó una vez más en sus intentos de controlar el Parlamento de Estrasburgo, la derecha es mayoritaria al mismo tiempo que los partidos de ultraderecha o ultraizquierda irrumpen con peso en el escenario parlamentario. El ejemplo más excepcional es el de Francia. El ultraderechista Frente Nacional había obtenido 6,4 por ciento de los votos en 2009 contra 25 por ciento de ahora. De marginal pasó a ser el primer partido del país. El Europarlamento sigue bajo el control de la derecha, Partido Popular Europeo (PPE), y de los socialdemócratas (SD), pero les han salido brotes rebeldes de eurofóbicos, euroescépticos y eurofachos repartidos entre las izquierdas radicales y la pujante ultraderecha. La llamada “excepción francesa” es la más dramática por el peso real y simbólico que tiene Francia en la historia moderna europea. En varios países, la extrema derecha superó la barrera del 15 por ciento: Dinamarca (23), Reino Unido (22), Austria (20), Hungría (15 por ciento). Pero es en Francia donde los ultras llegaron más lejos y donde la izquierda perdió muchos niveles de legitimidad. Los ecologistas y la izquierda francesa sufrieron un maremoto. El gobernante PS se quedó con un triste papel de figurante. Su resultado le permite ganar 13 diputados europeos contra casi el doble para el Frente Nacional (entre 23 y 25). Los ecologistas franceses, que habían sacado 16,3 por ciento en 2009, apenas conquistaron ahora 7 por ciento. El Frente de Izquierda de Jean-Luc Mélenchon no pudo sacar provecho del descontento que inspira la política liberal de los socialistas. El FG se quedó a su nivel de 2009, entre 6 y 7 por ciento.
El PS francés volvió a la prehistoria de la gran capitulación electoral de 1994. La derecha, aunque segunda, no conoció un destino mejor. “Todo indica que hay una fractura entre Europa y el pueblo francés”, reconoció el ex primer ministro liberal François Fillon. En cuanto al actual jefe del Ejecutivo francés, Manuel Valls excluyó toda idea de renuncia e insistió en que proseguiría con las reformas. El ejemplo francés es un naufragio descomunal. Los dos partidos que gobernaron el país, la derecha de la UMP y ahora los socialistas, rompieron todos los códigos comprensibles y terminaron por crear simplemente un monstruo: la derecha, con sus permanentes incursiones en los terrenos de la extrema derecha, y los socialistas con su giro liberal, tan extranjero a las promesas y a las razones por las cuales la gente votó a François Hollande en 2012.
En términos globales, la composición del Europarlamento se ha modificado sin dar por ello un vuelco: el Partido Popular Europeo lograría 211 escaños (64 menos que el Parlamento saliente) y el Partido Socialista Europeo 193 (dos menos que el Parlamento saliente). En cambio, la izquierda radical pasa de 35 diputados a 47 y los Verdes, según las estimaciones, permanecerían estables con 58 diputados. Entre estas corrientes se instalará ahora la ultraderecha. Todo parece una inasible pesadilla. Europa, la civilización de la cultura, los derechos, las guerras, la paz, un proyecto de unión impresionante... y de pronto, de la mano de la democracia que combaten y combatieron, vuelven los imperiosos pájaros de la destrucción, el odio a los otros y la obsesión por la raza, la pureza y las fronteras.
efebbro@pagina12.com.ar
El PP español y el PD italiano
El Partido Popular (PP) ganó ayer las elecciones europeas en España con el 26 por ciento de los votos, frente al 23 por ciento obtenido por el opositor Partido Socialista (PSOE). De los 54 eurodiputados que corresponden a España, el PP obtuvo 16, ocho menos de los que tiene actualmente, mientras que el PSOE consiguió 14, nueve menos de los logrados en los últimos comicios. El PP tuvo otro revés en Cataluña, donde los independentistas de ERC fueron los más votados, por delante de los nacionalistas de CiU, primera fuerza parlamentaria en la región. El PSOE fue el principal afectado por la aparición de la nueva formación Podemos, surgida de movimientos ciudadanos como el de los indignados, que logró 5 eurodiputados.
En Italia, el primer ministro italiano, Matteo Renzi, obtuvo la victoria para el Partido Democrático (PD) en los comicios europeos y acabó con el desafío al statu quo lanzado por Beppe Grillo, del antieuropeísta Movimiento Cinco Estrellas. Renzi dijo que la victoria del PD es un resultado histórico.
26/05/14 Página|12
Por Eduardo Febbro
Desde París
Los electores le estampillaron una soberana bofetada a la democracia francesa y al proyecto de construcción europea: la consulta para elegir a los 751 diputados del Parlamento Europeo terminó en Francia con un resultado histórico para la extrema derecha. El Frente Nacional, movimiento fundado por Jean Marie Le Pen y dirigido por su hija, Marine Le Pen, se convirtió en el primer partido de Francia. Con 25 por ciento de los votos, el FN supera a la derecha de gobierno, la UMP, estancada en 20 por ciento de los votos. El partido del ex presidente Nicolas Sarkozy quedó relegado por la ultraderecha al segundo lugar. A su vez, los socialistas, con un sorprendente 14 por ciento, siguieron su camino cuesta abajo. Los porcentajes de la izquierda francesa son una calamidad. Toda la izquierda francesa reunida apenas totaliza 33 por ciento. Los resultados de las otras extremas derechas europeas son también importantes, pero ninguno iguala al francés. Francia, que es, junto a Alemania, el pilar del proyecto europeo, propulsó una mayoría nacional antieuropea, profundamente anclada en una suerte de nacionalismo utópico y opuesto a casi todo lo que mueve la filosofía política de la Unión Europea desde hace 30 años. “Se ha votado por el retorno a la soberanía nacional y por escapar de la austeridad”, dijo Marine Le Pen en sus primeras declaraciones.
Dinamarca avanzó en el mismo surco que Francia. El ultranacionalista y xenófobo Partido Popular Danés obtuvo el 23,1 por ciento y se convirtió también en el primer partido político del país. Los movimientos anti-Europa soy hoy una espina clavada en el pie de las grandes democracias del Viejo Continente. Si en Gran Bretaña, Holanda y Bélgica los ultras quedaron relegados con respecto a las expectativas suscitadas por los sondeos, en Alemania, la canciller Angela Merkel vio surgir otro frente desestabilizante. Su coalición CDU-CSU volvió a ganar (36 por ciento), pero en el horizonte político le aparecieron dos adversarios: uno, restaurado, los socialdemócratas del SPD; el otro, recién creado en marzo de 2013, el partido antieuro Alternativa por Alemania. El SPD conquistó 27 por ciento de los votos y protagonizó así un repunte espectacular frente al 20,9 por ciento que había obtenido en 2009. Pero el dato más notorio es el vertiginoso ascenso del movimiento antieuro Alternativa por Alemania, el cual –en su primera participación a una elección– recogió 6,5 por ciento. Otro invitado al banquete democrático es el partido neonazi alemán NPD. Su escaso 1 por ciento le permite también ingresar al Europarlamento. A diferencia de Francia, la extrema izquierda alemana de Die Linke roza el 8 por ciento contra el 6,1 por ciento de 2009.
La ultraizquierda y la ultraderecha modificaron el tablero europeo. En Austria, el partido de centroderecha ÖVP está a la cabeza de los comicios (27,3 por ciento) delante de los socialdemócratas del SPÖ (24 por ciento); pero la ultraderecha del FPÖ, con el 20,5 por ciento de los votos, registra un resultado sobresaliente comparado con el 12,7 por ciento de 2009. Grecia parece confirmar lo que anticiparon los sondeos. La izquierda radical de Syriza va primera en los recuentos, delante de la derecha de Nueva Democracia (ND) y de los neonazis de Aurora Dorada. Incluso con sus líderes presos, los herederos griegos de Hitler sacaron entre 8 y 10 por ciento de los votos. Toda una hazaña.
La gran lección de estas elecciones parlamentarias europeas salta a los ojos: la socialdemocracia fracasó una vez más en sus intentos de controlar el Parlamento de Estrasburgo, la derecha es mayoritaria al mismo tiempo que los partidos de ultraderecha o ultraizquierda irrumpen con peso en el escenario parlamentario. El ejemplo más excepcional es el de Francia. El ultraderechista Frente Nacional había obtenido 6,4 por ciento de los votos en 2009 contra 25 por ciento de ahora. De marginal pasó a ser el primer partido del país. El Europarlamento sigue bajo el control de la derecha, Partido Popular Europeo (PPE), y de los socialdemócratas (SD), pero les han salido brotes rebeldes de eurofóbicos, euroescépticos y eurofachos repartidos entre las izquierdas radicales y la pujante ultraderecha. La llamada “excepción francesa” es la más dramática por el peso real y simbólico que tiene Francia en la historia moderna europea. En varios países, la extrema derecha superó la barrera del 15 por ciento: Dinamarca (23), Reino Unido (22), Austria (20), Hungría (15 por ciento). Pero es en Francia donde los ultras llegaron más lejos y donde la izquierda perdió muchos niveles de legitimidad. Los ecologistas y la izquierda francesa sufrieron un maremoto. El gobernante PS se quedó con un triste papel de figurante. Su resultado le permite ganar 13 diputados europeos contra casi el doble para el Frente Nacional (entre 23 y 25). Los ecologistas franceses, que habían sacado 16,3 por ciento en 2009, apenas conquistaron ahora 7 por ciento. El Frente de Izquierda de Jean-Luc Mélenchon no pudo sacar provecho del descontento que inspira la política liberal de los socialistas. El FG se quedó a su nivel de 2009, entre 6 y 7 por ciento.
El PS francés volvió a la prehistoria de la gran capitulación electoral de 1994. La derecha, aunque segunda, no conoció un destino mejor. “Todo indica que hay una fractura entre Europa y el pueblo francés”, reconoció el ex primer ministro liberal François Fillon. En cuanto al actual jefe del Ejecutivo francés, Manuel Valls excluyó toda idea de renuncia e insistió en que proseguiría con las reformas. El ejemplo francés es un naufragio descomunal. Los dos partidos que gobernaron el país, la derecha de la UMP y ahora los socialistas, rompieron todos los códigos comprensibles y terminaron por crear simplemente un monstruo: la derecha, con sus permanentes incursiones en los terrenos de la extrema derecha, y los socialistas con su giro liberal, tan extranjero a las promesas y a las razones por las cuales la gente votó a François Hollande en 2012.
En términos globales, la composición del Europarlamento se ha modificado sin dar por ello un vuelco: el Partido Popular Europeo lograría 211 escaños (64 menos que el Parlamento saliente) y el Partido Socialista Europeo 193 (dos menos que el Parlamento saliente). En cambio, la izquierda radical pasa de 35 diputados a 47 y los Verdes, según las estimaciones, permanecerían estables con 58 diputados. Entre estas corrientes se instalará ahora la ultraderecha. Todo parece una inasible pesadilla. Europa, la civilización de la cultura, los derechos, las guerras, la paz, un proyecto de unión impresionante... y de pronto, de la mano de la democracia que combaten y combatieron, vuelven los imperiosos pájaros de la destrucción, el odio a los otros y la obsesión por la raza, la pureza y las fronteras.
efebbro@pagina12.com.ar
El PP español y el PD italiano
El Partido Popular (PP) ganó ayer las elecciones europeas en España con el 26 por ciento de los votos, frente al 23 por ciento obtenido por el opositor Partido Socialista (PSOE). De los 54 eurodiputados que corresponden a España, el PP obtuvo 16, ocho menos de los que tiene actualmente, mientras que el PSOE consiguió 14, nueve menos de los logrados en los últimos comicios. El PP tuvo otro revés en Cataluña, donde los independentistas de ERC fueron los más votados, por delante de los nacionalistas de CiU, primera fuerza parlamentaria en la región. El PSOE fue el principal afectado por la aparición de la nueva formación Podemos, surgida de movimientos ciudadanos como el de los indignados, que logró 5 eurodiputados.
En Italia, el primer ministro italiano, Matteo Renzi, obtuvo la victoria para el Partido Democrático (PD) en los comicios europeos y acabó con el desafío al statu quo lanzado por Beppe Grillo, del antieuropeísta Movimiento Cinco Estrellas. Renzi dijo que la victoria del PD es un resultado histórico.
26/05/14 Página|12
Escenografías y protagonistas Por Mario Wainfeld
“Los populistas tratan de que el pueblo no quede como destinatario pasivo de las políticas comunicacionales. Su programa cultural (...) construye escenarios en los que el pueblo aparece participando, actuando.”
Culturas híbridas. Néstor García Canclini.
“‘¿Qué van a ver estos imbéciles, desde tan lejos?’, me preguntó un taxista (...). Traté de explicarle que no iban a ver. Que no eran
espectadores, sino protagonistas.”
“El pueblo protagonista”. Rodolfo Terragno, artículo publicado en la revista Cuestionario.
“Yo le pido a San Jauretche
que venga la buena leche.”
“San Jauretche”, Los Piojos
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner habló media hora clavada. Cuando terminó, estallaron los fuegos artificiales, reverberaron las luces en los edificios, sonó a pleno la música. Javier Grossman, está comprobado, es un eximio régisseur de la escena pública, le puso un moño excitante a la fiesta. Empezaba a terminar una jornada en la que sucedieron o se yuxtapusieron varias escenografías.
En ese arte, claro, es difícil competir con la Iglesia Católica, que viene construyendo imágenes y escenarios desde hace más de dos mil años. Por añadidura, dio con el papa Francisco, mediático y gran comunicador. Sería entre peliagudo e imposible para otra institución instalar un discurso de humildad en edificios majestuosos, colmados de dorados (o de oro). O afectar ser coloquial en un cuadro calculado al milímetro, con el oropel y el incienso medidos con minucia. Pero el mensaje siempre llega, a menudo bien envuelto.
Esas escenografías, pongámosle profesionales (y pidamos piedad), corroboraron su reconocida calidad. Pero para muchos –lo que incluye al autor de estas líneas– la mejor escena de ayer fue la de miles y miles de argentinos en la Plaza de Mayo, en una nueva edición de las convocatorias del peronismo, en su etapa kirchnerista.
El formato combina movilización política de agrupamientos organizados con gente que va por la libre muy en familia. Acto estricto y recital con cantantes populares. Todo en un marco de fiesta compartido, un día para pasarla bien.
- - -
La primera vez, en 2006, el presidente Néstor Kirchner pronunció el discurso de cierre, breve y emocional.
La presidenta Cristina viene cerrando varios con una oratoria diferente, en muchos aspectos. La memoria a veces engaña: no hubo taaantos 25 de Mayo kirchneristas entre la Casa Rosada y el Cabildo. Al vaivén de las coyunturas (y de los Tedéum itinerantes) el encuentro central de 2007 ocurrió en Mendoza. Ni CFK ni el luego vicepresidente Cobos eran candidatos del todo, pero se los veía venir.
En 2008 la comitiva oficial se desplazó a Salta y la convocatoria fue floja comparada con el acto de las patronales agropecuarias en Rosario, entornando el Monumento a la Bandera.
En 2010, el festejo del Bicentenario sugirió el comienzo de dos años que fueron tremendos para el kirchnerismo, combinando dolor, victorias electorales y un crecimiento económico mucho más alto que el de los años siguientes.
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Bajo un sol amigable, se repuso un conjunto de imágenes y prácticas. La muchedumbre vareando por las inmediaciones de la Plaza. Varios negocios abiertos, los bares y cafés desbordando, los artesanos colocando sus alfombras en el camino de la movilización, a sabiendas de que serían respetados. Humo de choripanes y hamburguesas, sánguches, garrapiñadas o pastelitos caseros. ¿Se puede hablar de merchandising nac & pop? Por ahí es un barbarismo, pero por un día se puede. Tal vez sea un barbarieísmo.
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Las gentes de a pie toman selfies, es lógico porque antes que nada van a verse, a celebrarse e ir enhebrando recuerdos. Escucharán con un silencio que impacta la palabra presidencial. Se preguntarán y preguntarán a quien supuestamente sabe “¿cuántos somos?”, “¿hay más que el año pasado?”. Seguramente lo que importa no es tanto la competencia interna, la búsqueda del record propio, cuanto la reiteración de la costumbre, que se vuelve tendencia.
Son proverbiales la buena onda, la ausencia de agresividad (las consignas son confrontativas pero no violentas “...el que no salta es de Clarín”, “...qué quilombo se va a armar”). Quienes se hacen dueños del espacio y del clima callejero por un tiempo los cuidan.
Convengamos en que las fiestas son complicadas para quien no las comparte. Vistos del otro lado del vidrio, los que celebran pueden parecer chocantes, carentes de individualidad, exaltados, hasta virulentos. Ocurre con cualquier intercambio emocional ajeno observado sin empatía. Pero si los que, con todo derecho, no festejan hicieran un módico esfuerzo por comprender (no ya por compartir) medirían la alegría que no se imposta, la calma compartida. Claro que hay quien cree que lo colectivo puede ser (o es, tout court) una forma de vileza o una abdicación de la inteligencia. Lástima porque desperdician una ocasión de percibir al otro, una necesidad básica de la convivencia democrática.
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La República es laica con la separación entre Iglesia y Estado como pilar. Así las cosas, es lícito cuestionar la institución del Tedéum, una celebración religiosa parcial en la que la Jerarquía juega de local, convocada por el poder político. Ningún gobierno argentino se ha tomado a pecho esa visión. Si el kirchnerismo no la dejó de lado, menos lo hará quien lo suceda, sea continuador o adversario.
Esto dicho, el arzobispo Mario Poli no repitió las homilías arrogantes de muchos de sus precursores. El texto que leyó fue cuidadoso en extremo, una mano tendida en vez del clásico dedo acusador. No se ensañó con la soberbia, la corrupción, la violencia, la falta de sensibilidad que los purpurados suelen detectar en ojo ajeno.
Poli fue mundano y transigente, en el púlpito y en la escenografía. Acudió al Evangelio según Juan, como se hizo en todo el planeta. “Diálogo, diálogo, diálogo”, expresó en una de las contadas repeticiones retóricas de las que se valió. Parafraseó el Martín Fierro: “La unidad entre los hermanos debe ser la ley primera”. La versión original es más redonda que el cover, suele acontecer..., pero el mensaje es conciliador y convocante.
Poli leyó con soltura y sin muchas alharacas de estilo. Sólo se trabucó una vez, con la palabra “intrínseco”. E incurrió en un furcio (o lapsus, usted verá) al rememorar el “Concilio de 1934”, se corrigió prestamente: era el Congreso Eucarístico.
La ya habitual y confortante presencia de sacerdotes de otros credos, los saludos de todos ellos a la Presidenta fueron mensajes también.
La música elegida, entre ellas la “Misa Criolla”, estuvo bien pensada: Cristina y la ministra Teresa Parodi la acompañaban cantando. Interesante conjunción, porque esa obra magna es de dos no peronistas, por decirlo sin belicosidad. Hablamos de Ariel Ramírez y el gran intelectual historiador y creador Félix Luna. Digresión breve: habría que recordar y homenajear más a Luna en el reverdecer del revisionismo. Pero volvamos al Templo.
Para el oficialismo el acto resultó satisfactorio, lo tradujo como una suerte de confirmación del buen momento de la relación con el Papa. La oposición y los medios dominantes –puede suponerse– leerán que la recurrente apología del diálogo es un leve cachetazo con guante blanco a la intransigencia kirchnerista. La Presidenta tomó en parte ese guante en la Plaza cuando pidió disculpas por su “estilo”: “Una puede ser sincera pero también más suavecita”.
- - -
Nada dijo Poli que se pareciera a la homilía de su predecesor, Jorge Bergoglio, en 2009. El ahora Papa reclamó “humildad” de modo tonante. Y se despachó con una pintura muy diferente de la que se trazó ayer. Enunció, in absentia presidencialis pero con claros destinatarios: “Los maquillajes y vestidos del poder y la reivindicación rencorosa son una cáscara de almas que llenan su vacío triste, sobre su incapacidad de brindar caminos creativos e impiden confianza, es el vaciamiento consecuente de lo compulsivo de la soberbia, en su manifestación más torpe, que es la veleidad”. Ayer la verba fue muy otra.
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“Bajen las banderas”, pidió Cristina, en sentido estricto y no como metáfora política. Pronunció un discurso contemporizador, lo direccionó a los jóvenes, a quienes describió como “los únicos que me entienden”. Habló del futuro que vino para quedarse, recordó a Arturo Jauretche. De movida situó al pueblo como gran protagonista, algo que no siempre es centro del relato oficial. “No hay revolución sin pueblo”, dictaminó. Jauretche enseñó que no hay Nación sin pueblo, ni pueblo sin nación. Un modo precioso de conjugar al proyecto común con el sujeto histórico.
Plena y rica jornada la de ayer, cuánto hubiera visto el maestro si hubiera estado para verla. Siempre es hora de honrarlo, algo que sólo se lograría con mirada aguda, actualización constante, humor filoso, lecturas versátiles y cero ánimo de repetir frases hechas, así sean las propias.
mwainfeld@pagina12.com.ar
26/05/14 Página|12
Culturas híbridas. Néstor García Canclini.
“‘¿Qué van a ver estos imbéciles, desde tan lejos?’, me preguntó un taxista (...). Traté de explicarle que no iban a ver. Que no eran
espectadores, sino protagonistas.”
“El pueblo protagonista”. Rodolfo Terragno, artículo publicado en la revista Cuestionario.
“Yo le pido a San Jauretche
que venga la buena leche.”
“San Jauretche”, Los Piojos
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner habló media hora clavada. Cuando terminó, estallaron los fuegos artificiales, reverberaron las luces en los edificios, sonó a pleno la música. Javier Grossman, está comprobado, es un eximio régisseur de la escena pública, le puso un moño excitante a la fiesta. Empezaba a terminar una jornada en la que sucedieron o se yuxtapusieron varias escenografías.
En ese arte, claro, es difícil competir con la Iglesia Católica, que viene construyendo imágenes y escenarios desde hace más de dos mil años. Por añadidura, dio con el papa Francisco, mediático y gran comunicador. Sería entre peliagudo e imposible para otra institución instalar un discurso de humildad en edificios majestuosos, colmados de dorados (o de oro). O afectar ser coloquial en un cuadro calculado al milímetro, con el oropel y el incienso medidos con minucia. Pero el mensaje siempre llega, a menudo bien envuelto.
Esas escenografías, pongámosle profesionales (y pidamos piedad), corroboraron su reconocida calidad. Pero para muchos –lo que incluye al autor de estas líneas– la mejor escena de ayer fue la de miles y miles de argentinos en la Plaza de Mayo, en una nueva edición de las convocatorias del peronismo, en su etapa kirchnerista.
El formato combina movilización política de agrupamientos organizados con gente que va por la libre muy en familia. Acto estricto y recital con cantantes populares. Todo en un marco de fiesta compartido, un día para pasarla bien.
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La primera vez, en 2006, el presidente Néstor Kirchner pronunció el discurso de cierre, breve y emocional.
La presidenta Cristina viene cerrando varios con una oratoria diferente, en muchos aspectos. La memoria a veces engaña: no hubo taaantos 25 de Mayo kirchneristas entre la Casa Rosada y el Cabildo. Al vaivén de las coyunturas (y de los Tedéum itinerantes) el encuentro central de 2007 ocurrió en Mendoza. Ni CFK ni el luego vicepresidente Cobos eran candidatos del todo, pero se los veía venir.
En 2008 la comitiva oficial se desplazó a Salta y la convocatoria fue floja comparada con el acto de las patronales agropecuarias en Rosario, entornando el Monumento a la Bandera.
En 2010, el festejo del Bicentenario sugirió el comienzo de dos años que fueron tremendos para el kirchnerismo, combinando dolor, victorias electorales y un crecimiento económico mucho más alto que el de los años siguientes.
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Bajo un sol amigable, se repuso un conjunto de imágenes y prácticas. La muchedumbre vareando por las inmediaciones de la Plaza. Varios negocios abiertos, los bares y cafés desbordando, los artesanos colocando sus alfombras en el camino de la movilización, a sabiendas de que serían respetados. Humo de choripanes y hamburguesas, sánguches, garrapiñadas o pastelitos caseros. ¿Se puede hablar de merchandising nac & pop? Por ahí es un barbarismo, pero por un día se puede. Tal vez sea un barbarieísmo.
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Las gentes de a pie toman selfies, es lógico porque antes que nada van a verse, a celebrarse e ir enhebrando recuerdos. Escucharán con un silencio que impacta la palabra presidencial. Se preguntarán y preguntarán a quien supuestamente sabe “¿cuántos somos?”, “¿hay más que el año pasado?”. Seguramente lo que importa no es tanto la competencia interna, la búsqueda del record propio, cuanto la reiteración de la costumbre, que se vuelve tendencia.
Son proverbiales la buena onda, la ausencia de agresividad (las consignas son confrontativas pero no violentas “...el que no salta es de Clarín”, “...qué quilombo se va a armar”). Quienes se hacen dueños del espacio y del clima callejero por un tiempo los cuidan.
Convengamos en que las fiestas son complicadas para quien no las comparte. Vistos del otro lado del vidrio, los que celebran pueden parecer chocantes, carentes de individualidad, exaltados, hasta virulentos. Ocurre con cualquier intercambio emocional ajeno observado sin empatía. Pero si los que, con todo derecho, no festejan hicieran un módico esfuerzo por comprender (no ya por compartir) medirían la alegría que no se imposta, la calma compartida. Claro que hay quien cree que lo colectivo puede ser (o es, tout court) una forma de vileza o una abdicación de la inteligencia. Lástima porque desperdician una ocasión de percibir al otro, una necesidad básica de la convivencia democrática.
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La República es laica con la separación entre Iglesia y Estado como pilar. Así las cosas, es lícito cuestionar la institución del Tedéum, una celebración religiosa parcial en la que la Jerarquía juega de local, convocada por el poder político. Ningún gobierno argentino se ha tomado a pecho esa visión. Si el kirchnerismo no la dejó de lado, menos lo hará quien lo suceda, sea continuador o adversario.
Esto dicho, el arzobispo Mario Poli no repitió las homilías arrogantes de muchos de sus precursores. El texto que leyó fue cuidadoso en extremo, una mano tendida en vez del clásico dedo acusador. No se ensañó con la soberbia, la corrupción, la violencia, la falta de sensibilidad que los purpurados suelen detectar en ojo ajeno.
Poli fue mundano y transigente, en el púlpito y en la escenografía. Acudió al Evangelio según Juan, como se hizo en todo el planeta. “Diálogo, diálogo, diálogo”, expresó en una de las contadas repeticiones retóricas de las que se valió. Parafraseó el Martín Fierro: “La unidad entre los hermanos debe ser la ley primera”. La versión original es más redonda que el cover, suele acontecer..., pero el mensaje es conciliador y convocante.
Poli leyó con soltura y sin muchas alharacas de estilo. Sólo se trabucó una vez, con la palabra “intrínseco”. E incurrió en un furcio (o lapsus, usted verá) al rememorar el “Concilio de 1934”, se corrigió prestamente: era el Congreso Eucarístico.
La ya habitual y confortante presencia de sacerdotes de otros credos, los saludos de todos ellos a la Presidenta fueron mensajes también.
La música elegida, entre ellas la “Misa Criolla”, estuvo bien pensada: Cristina y la ministra Teresa Parodi la acompañaban cantando. Interesante conjunción, porque esa obra magna es de dos no peronistas, por decirlo sin belicosidad. Hablamos de Ariel Ramírez y el gran intelectual historiador y creador Félix Luna. Digresión breve: habría que recordar y homenajear más a Luna en el reverdecer del revisionismo. Pero volvamos al Templo.
Para el oficialismo el acto resultó satisfactorio, lo tradujo como una suerte de confirmación del buen momento de la relación con el Papa. La oposición y los medios dominantes –puede suponerse– leerán que la recurrente apología del diálogo es un leve cachetazo con guante blanco a la intransigencia kirchnerista. La Presidenta tomó en parte ese guante en la Plaza cuando pidió disculpas por su “estilo”: “Una puede ser sincera pero también más suavecita”.
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Nada dijo Poli que se pareciera a la homilía de su predecesor, Jorge Bergoglio, en 2009. El ahora Papa reclamó “humildad” de modo tonante. Y se despachó con una pintura muy diferente de la que se trazó ayer. Enunció, in absentia presidencialis pero con claros destinatarios: “Los maquillajes y vestidos del poder y la reivindicación rencorosa son una cáscara de almas que llenan su vacío triste, sobre su incapacidad de brindar caminos creativos e impiden confianza, es el vaciamiento consecuente de lo compulsivo de la soberbia, en su manifestación más torpe, que es la veleidad”. Ayer la verba fue muy otra.
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“Bajen las banderas”, pidió Cristina, en sentido estricto y no como metáfora política. Pronunció un discurso contemporizador, lo direccionó a los jóvenes, a quienes describió como “los únicos que me entienden”. Habló del futuro que vino para quedarse, recordó a Arturo Jauretche. De movida situó al pueblo como gran protagonista, algo que no siempre es centro del relato oficial. “No hay revolución sin pueblo”, dictaminó. Jauretche enseñó que no hay Nación sin pueblo, ni pueblo sin nación. Un modo precioso de conjugar al proyecto común con el sujeto histórico.
Plena y rica jornada la de ayer, cuánto hubiera visto el maestro si hubiera estado para verla. Siempre es hora de honrarlo, algo que sólo se lograría con mirada aguda, actualización constante, humor filoso, lecturas versátiles y cero ánimo de repetir frases hechas, así sean las propias.
mwainfeld@pagina12.com.ar
26/05/14 Página|12
Destituir a Cristina antes de 2015 (por el Observatorio Deuda Social-UCA)
Por Federico Bernal
La visión de un organismo universitario ni neutral ni democrático. El Consejo Académico está compuesto por referentes del Frente Renovador y el FAP, además de asiduos columnistas de los diarios La Nación y Clarín que no ocultan su voluntad destituyente.
Nos había quedado en el tintero el análisis de la naturaleza ideológica y política del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, tan requerido en estos últimos meses por los medios del "granero del mundo" y la partidocracia mercadista. Va pues un pequeño aporte a la "no neutralidad" de este insólito y controvertido organismo universitario. Se comprenderá el móvil político detrás de sus informes técnicos, en este caso explicado por boca de uno de sus consejeros académicos.
OBJETIVIDAD ULTRACONSERVADORA. El Consejo Académico del Observatorio de la Deuda Social (UCA) está integrado por Natalio Botana y Juan José Llach (Frente Renovador), Cristina Calvo (flamante incorporación del Frente Amplio Progresista), Enrique Valiente Noailles, filósofo, asiduo columnista del diario La Nación, distinguido por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires con la medalla del Bicentenario en 2010, y ex Presidente del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC). El quinto miembro es el sociólogo de la Universidad del Salvador, Héctor Malleta. Denominador común de los cinco: columnistas o proveedores regulares de contenido (estudios, entrevistas, opiniones, etc.) del diario de los Mitre y el Grupo Clarín.
DEL CIPPEC A LA DOLARIZACIÓN DE LA ECONOMÍA ARGENTINA. El académico Valiente Noailles expresó en el diario La Nación de cara a los resultados del controvertido primer informe sobre pobreza en la Argentina (junio de 2012) realizado por el mismo Observatorio: "Frente a la insólita destrucción de las estadísticas que se observa en nuestro país, es necesario recurrir a otras fuentes de información, en este caso a las cifras que provienen de un estudio realizado por el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) en el último trimestre de 2011." Cabe recordar que Valiente Noailles fue presidente del CIPPEC, organización fundada por Sonia Cavallo entre otras y otros. Hoy el CIPPEC es presidido por el economista Eduardo Levy Yeyati, compilador junto con Federico Sturzenegger de un singular trabajo (libro) titulado Dollarization(ver de este autor: "Viaje al fondo del pensamiento mercadista". Tiempo Argentino - 19/05/14).
ACHICAR AL ESTADO ES AGRANDAR LA NACIÓN. El economista de la UCA Ernesto O' Connor comienza uno de sus últimos artículos de La Nación afirmando: "La Argentina se enfrenta a una inflación persistente. También a una carrera dólar paralelo (sic) vs. dólar oficial. Los errores del pasado no han servido como aprendizaje, y se repiten una y otra vez." Luego de haber legalizado el dólar ilegal, nos explica que las causas de la inflación pueden ser "monetarias, fiscales y estructurales", agregando que "...si el Banco Central convalida la inflación, vía más emisión monetaria y políticas monetarias activas, el proceso se potencia. Ergo, el Banco Central, y los gobiernos argentinos deben considerar a la inflación algo positivo. ¿Por qué? Porque permite financiar más gasto público, generar más empleo público, potenciar el ciclo económico y soñar con eternizar el ciclo político propio". Luego cierra con la siguiente expresión de deseo, en línea con los dolarizadores de la economía nacional Yeyati y Sturzenegger: "El problema es que ya no queremos el peso y queremos dólares. Pero ¿para qué queremos dólares?... ¿Cómo salimos de esta? ¿Será como lo hizo siempre la Argentina en su historia?"
LA LLAVE MAESTRA PARA TERMINAR CON CRISTINA ANTES DE 2015. En diciembre del año pasado y ante las intentonas desestabilizadoras pergeñadas por la reacción, Valiente Noailles nos explica en el diario La Nación: "... la tensión social de estos días nos ha retrotraído a lo más nefasto de principios de siglo. Hordas primitivas (¡sic!) invadiendo el Obelisco con la excusa de un festejo, ante la indolencia e impasividad de los poderes públicos; saqueos e incendios en más de una docena de provincias, en las cuales los vecinos debieron armarse en defensa propia ante la ausencia del Estado y la huelga policial". Maravilloso concepto el del académico del Observatorio de la Deuda Social en relación a las masas, por más inducidas a saquear e incendiar que hubieran estado. Y más maravilloso aún la justificación –en línea con Macri, Massa y Magnetto– de los casos de linchamiento que por entonces comenzaban a aflorar. Prosigue el filósofo de la UCA relatando el mal de males de la semicolonia: "...nos visitan nuevamente la inflación y las políticas de parche de los años 80, con emisión monetaria, déficit fiscal, controles de precios, cortes de luz y riesgo de default [el problema es defaultear, no endeudarse]. Problemas que, al igual que en aquella época [80's], son enfrentados con improvisaciones infantiles". Para Noailles, nada más maduro (léase contundente) que los noventas para terminar con el peor enemigo del interés de una Argentina pastoril: un "Estado gendarme" –expresión de Natalio Botana– que "gasta" en su pueblo y trabaja en el sentido de abandonar el status apendicular de los centros industrializados del globo. Sin embargo, no es esto lo más suculento de su artículo sino y como veremos su extrema simpatía a la interrupción institucional (constitucional), resabio impoluto de los escribas de Mitre y Saguier, Bartolomé Mitre y sus discípulos y maestros desde 1810 a la fecha. ¿Cómo salimos de esta?, preguntaba su colega de la UCA. Noailles le responde: "... hace 12 años, dos muertos eran suficientes para hacer caer un gobierno. Hoy, 13 muertos no son suficientes para suspender una fiesta en la que baila, en desconexión con la realidad, la Presidenta". Entiéndase por "fiesta" el gobierno elegido democráticamente en 2011. El cierre de su nota va intacto: "En cualquier caso, se ve que la energía de nuestra desdicha no ha sido suficiente todavía para producir un cambio (sic). Ojalá ocurra en 2015, aunque todavía falta mucho para eso. Ya que antes de llegar se impone otra pregunta: ¿estamos en vías de experimentar una nueva crisis, a pesar de ser evitable? No lo sabemos, pero no se puede descartar que las produzcamos (¡sic!), aún innecesarias (¡¡sic!!), porque es el único mecanismo de cambio que hasta ahora parece haber funcionado (¡¡¡sic!!!). En este sentido, la repetición más sutil es que la Argentina cede, cada tanto, al encanto de su desplome (¡¡¡¡sic!!!!)". La "no neutralidad" del mitrismo posee rasgos claramente antidemocráticos, antipopulares, anticonstitucionales y destituyentes. Mientras semejantes "expresiones de deseo" sigan quedando impunes -sustentadas a su vez desde el plano técnico con informes de investigación que alimentan la sensación de "crisis" terminal-, buena parte de la población anhelará (y hasta aceptará, que es mucho peor) la necesidad del "cambio" antes de 2015 (antes de la finalización de cualquier mandato populista); "cambio", ciertamente, para el que el respetable consejero académico de la UCA nos invita a militar.
Infonews
La visión de un organismo universitario ni neutral ni democrático. El Consejo Académico está compuesto por referentes del Frente Renovador y el FAP, además de asiduos columnistas de los diarios La Nación y Clarín que no ocultan su voluntad destituyente.
Nos había quedado en el tintero el análisis de la naturaleza ideológica y política del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, tan requerido en estos últimos meses por los medios del "granero del mundo" y la partidocracia mercadista. Va pues un pequeño aporte a la "no neutralidad" de este insólito y controvertido organismo universitario. Se comprenderá el móvil político detrás de sus informes técnicos, en este caso explicado por boca de uno de sus consejeros académicos.
OBJETIVIDAD ULTRACONSERVADORA. El Consejo Académico del Observatorio de la Deuda Social (UCA) está integrado por Natalio Botana y Juan José Llach (Frente Renovador), Cristina Calvo (flamante incorporación del Frente Amplio Progresista), Enrique Valiente Noailles, filósofo, asiduo columnista del diario La Nación, distinguido por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires con la medalla del Bicentenario en 2010, y ex Presidente del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC). El quinto miembro es el sociólogo de la Universidad del Salvador, Héctor Malleta. Denominador común de los cinco: columnistas o proveedores regulares de contenido (estudios, entrevistas, opiniones, etc.) del diario de los Mitre y el Grupo Clarín.
DEL CIPPEC A LA DOLARIZACIÓN DE LA ECONOMÍA ARGENTINA. El académico Valiente Noailles expresó en el diario La Nación de cara a los resultados del controvertido primer informe sobre pobreza en la Argentina (junio de 2012) realizado por el mismo Observatorio: "Frente a la insólita destrucción de las estadísticas que se observa en nuestro país, es necesario recurrir a otras fuentes de información, en este caso a las cifras que provienen de un estudio realizado por el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) en el último trimestre de 2011." Cabe recordar que Valiente Noailles fue presidente del CIPPEC, organización fundada por Sonia Cavallo entre otras y otros. Hoy el CIPPEC es presidido por el economista Eduardo Levy Yeyati, compilador junto con Federico Sturzenegger de un singular trabajo (libro) titulado Dollarization(ver de este autor: "Viaje al fondo del pensamiento mercadista". Tiempo Argentino - 19/05/14).
ACHICAR AL ESTADO ES AGRANDAR LA NACIÓN. El economista de la UCA Ernesto O' Connor comienza uno de sus últimos artículos de La Nación afirmando: "La Argentina se enfrenta a una inflación persistente. También a una carrera dólar paralelo (sic) vs. dólar oficial. Los errores del pasado no han servido como aprendizaje, y se repiten una y otra vez." Luego de haber legalizado el dólar ilegal, nos explica que las causas de la inflación pueden ser "monetarias, fiscales y estructurales", agregando que "...si el Banco Central convalida la inflación, vía más emisión monetaria y políticas monetarias activas, el proceso se potencia. Ergo, el Banco Central, y los gobiernos argentinos deben considerar a la inflación algo positivo. ¿Por qué? Porque permite financiar más gasto público, generar más empleo público, potenciar el ciclo económico y soñar con eternizar el ciclo político propio". Luego cierra con la siguiente expresión de deseo, en línea con los dolarizadores de la economía nacional Yeyati y Sturzenegger: "El problema es que ya no queremos el peso y queremos dólares. Pero ¿para qué queremos dólares?... ¿Cómo salimos de esta? ¿Será como lo hizo siempre la Argentina en su historia?"
LA LLAVE MAESTRA PARA TERMINAR CON CRISTINA ANTES DE 2015. En diciembre del año pasado y ante las intentonas desestabilizadoras pergeñadas por la reacción, Valiente Noailles nos explica en el diario La Nación: "... la tensión social de estos días nos ha retrotraído a lo más nefasto de principios de siglo. Hordas primitivas (¡sic!) invadiendo el Obelisco con la excusa de un festejo, ante la indolencia e impasividad de los poderes públicos; saqueos e incendios en más de una docena de provincias, en las cuales los vecinos debieron armarse en defensa propia ante la ausencia del Estado y la huelga policial". Maravilloso concepto el del académico del Observatorio de la Deuda Social en relación a las masas, por más inducidas a saquear e incendiar que hubieran estado. Y más maravilloso aún la justificación –en línea con Macri, Massa y Magnetto– de los casos de linchamiento que por entonces comenzaban a aflorar. Prosigue el filósofo de la UCA relatando el mal de males de la semicolonia: "...nos visitan nuevamente la inflación y las políticas de parche de los años 80, con emisión monetaria, déficit fiscal, controles de precios, cortes de luz y riesgo de default [el problema es defaultear, no endeudarse]. Problemas que, al igual que en aquella época [80's], son enfrentados con improvisaciones infantiles". Para Noailles, nada más maduro (léase contundente) que los noventas para terminar con el peor enemigo del interés de una Argentina pastoril: un "Estado gendarme" –expresión de Natalio Botana– que "gasta" en su pueblo y trabaja en el sentido de abandonar el status apendicular de los centros industrializados del globo. Sin embargo, no es esto lo más suculento de su artículo sino y como veremos su extrema simpatía a la interrupción institucional (constitucional), resabio impoluto de los escribas de Mitre y Saguier, Bartolomé Mitre y sus discípulos y maestros desde 1810 a la fecha. ¿Cómo salimos de esta?, preguntaba su colega de la UCA. Noailles le responde: "... hace 12 años, dos muertos eran suficientes para hacer caer un gobierno. Hoy, 13 muertos no son suficientes para suspender una fiesta en la que baila, en desconexión con la realidad, la Presidenta". Entiéndase por "fiesta" el gobierno elegido democráticamente en 2011. El cierre de su nota va intacto: "En cualquier caso, se ve que la energía de nuestra desdicha no ha sido suficiente todavía para producir un cambio (sic). Ojalá ocurra en 2015, aunque todavía falta mucho para eso. Ya que antes de llegar se impone otra pregunta: ¿estamos en vías de experimentar una nueva crisis, a pesar de ser evitable? No lo sabemos, pero no se puede descartar que las produzcamos (¡sic!), aún innecesarias (¡¡sic!!), porque es el único mecanismo de cambio que hasta ahora parece haber funcionado (¡¡¡sic!!!). En este sentido, la repetición más sutil es que la Argentina cede, cada tanto, al encanto de su desplome (¡¡¡¡sic!!!!)". La "no neutralidad" del mitrismo posee rasgos claramente antidemocráticos, antipopulares, anticonstitucionales y destituyentes. Mientras semejantes "expresiones de deseo" sigan quedando impunes -sustentadas a su vez desde el plano técnico con informes de investigación que alimentan la sensación de "crisis" terminal-, buena parte de la población anhelará (y hasta aceptará, que es mucho peor) la necesidad del "cambio" antes de 2015 (antes de la finalización de cualquier mandato populista); "cambio", ciertamente, para el que el respetable consejero académico de la UCA nos invita a militar.
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Contragolpe Por Enrique Lacolla
¿Estamos frente al fin de un ciclo? Rusia y China han respondido a la presión que Estados Unidos y sus socios vienen ejerciendo en todos los frentes, con una virtual alianza. Sus alcances son de capital importancia.
El pasado 3 de abril publicamos una nota referida a las relaciones entre Rusia, China y Occidente, en la cual recogíamos –y refutábamos- un editorial del diario inglés The Telegraph a propósito de la irremediable decadencia rusa, de la apuesta “suicida” de Vladimir Putin al atreverse a aceptar la reincorporación de Crimea a la nación rusa, de lo disparatado de su pretensión de coartar el proceso de asimilación de Ucrania a la Unión Europea y de lo ilusorio de la aspiración de Moscú a conformar un eje con China para soportar la presión occidental. Según el diario inglés las diferencias entre los dos países en torno al tema energético y las aspiraciones de Pekín hacia Siberia eran lo suficientemente grandes como para indicar que China se limitaría a balancearse entre los dos contrincantes para sacar el mayor provecho posible tanto del uno como del otro. Putin, según se afirmaba allí, al reincorporar Crimea había ganado un territorio y había perdido todas la posibilidades de escapar a un atraso que no podría sino pronunciarse a partir de las sanciones que provocaría su acción. Rusia quedaría decisivamente debilitada al cortarse los lazos económicos y políticos que la unen al mundo exterior.
Era una afirmación temeraria esa, en particular si se tomaba en cuenta la ya prolongada existencia del Grupo de Shangai y del BRICS. La percepción de China como amenaza principal para los geoestrategas del Pentágono, determinada por la capacidad objetiva de aquella a aspirar al rol de primera potencia mundial a corto plazo, es bien conocida en Pekín. Los riesgos que ella supone para los chinos, también. La política exterior de Obama, su acoso a China con el remanido asunto de los derechos humanos (aplicable como principio cuando conviene a Washington y prescindible en otros casos), la proclamación del eje Asia-Pacífico con el cual el presidente Barack Obama dió un giro copernicano a la agenda militar de su país, cuyas perspectivas de conflicto deberán pivotar a partir de ahora hacia esa área sensible, son para los chinos asuntos a evaluar fríamente, pero sin perder tiempo.
El encuentro que acaba de realizarse entre los presidentes de Rusia y China, Vladimir Putin y Xi Jinping, debe evaluarse en este marco y representa un contragolpe abrumador para el irresponsable dinamismo impreso a la política de la OTAN fogoneada por Estados Unidos. El encuentro remató en la firma de 40 acuerdos bilaterales sobre seguridad global, energía e infraestructura, incluido un importantísimo acuerdo sobre la venta de gas ruso a China que no se terminaba de afinar en materia de precios. Por él Gazprom se compromete a suministrar a China gas ruso por un valor de 400 mil millones de dólares a lo largo de 30 años. Pero la magnitud de todas las operaciones económicas es formidable: un contrato por un valor de 270.000 millones de dólares entre la compañía pública rusa Rosneft y la Compañía Nacional de Petróleo de China prevé que Rusia entregará en los próximos 25 años más de 700 millones de toneladas de petróleo; asimismo, valiéndose de inversiones chinas que montan los 20.000 millones de dólares Moscú proyecta potenciar el oleoducto entre la Siberia oriental y el Pacífico, acoplándole un gasoducto de 4.000 kilómetros para aprovisionar al socio asiático. Habrá además inversiones chinas en Crimea para la producción de gas licuado, para la modernización de la agricultura y para la construcción de un puerto cerealero, que serán también muy importantes. Y la conferencia fue sobrevolada por otro tema, pendiente pero de vital importancia: abandonar el dólar como moneda de intercambio para la región asiática.
Nada de casual tiene el hecho de que, junto a la visita de estado, ambos presidentes hayan inaugurado juntos las maniobras militares “Mar Conjunto 2014”, en el Mar de la China del Sur, con participación de unidades navales, aviones e infantería de marina de las dos naciones. A esto se suma un acuerdo, prácticamente concluido, de venta de equipos militares rusos a China, incluyendo cazas multipropósito Sukhoi SU-35, submarinos de la clase Lada y sistemas de defensa misilística S-400.
Por otra parte el presidente ruso participa en estos momentos de la Conferencia Sobre Medidas de Interacción y Confianza en Asia. A ella asisten también, amén del presidente chino, el primer ministro iraquí, Nuri el Maliki, el presidente afgano Hamid Karzai y el presidente iraní Hassan Ruhani. Todos mandatarios de países intervenidos, ocupados o agredidos por Estados Unidos después del naufragio de la Unión Soviética. Una verdadera bofetada al prestigio y la arrogancia de Estados Unidos, y una impresionante demostración de la esterilidad de sus tentativas de imponer su hegemonía por la vía militar.
Esto, que parecía imposible hasta ayer nomás, se ha precipitado a partir de la obstinación del presidente Obama en apegarse servilmente a las coordenadas determinadas por los grupos de presión, los halcones y los “warmongers” que habitaban al equipo republicano y que se codean ahora con los halcones demócratas en el diseño de unas estrategias que siguen presumiendo de la “excepcionalidad” de Estados Unidos y de la intangibilidad del diktat de una globalización asimétrica, cortada a la medida del capitalismo financiero. Para conseguir este resultado, sin embargo, ha sido necesaria la determinación de Rusia en el sentido de poner un freno al activismo de la política norteamericana, que, en la medida que no encuentra obstáculos de bulto, procede sin contemplaciones. La ofensiva de las “revoluciones naranja”, la instrumentalización cínica de la llamada “primavera árabe” y la continua agresividad que intentaba expandir la OTAN arrollando el “hinterland” ruso en Europa oriental y el Cáucaso, parece haber tropezado con un contragolpe que amenaza cortarla en seco. Un punto del comunicado ruso-chino emitido después de la reunión entre Putin y Xi Jinping es de una elocuencia que exime de todo comentario. Los dos presidentes lanzan ahí una advertencia clara a occidente al llamar a todas las naciones a “abandonar el lenguaje de las sanciones unilaterales y dejar de apoyar actividades encaminadas a cambiar el sistema constitucional de otros países”. También hubo una exhortación conjunta a resolver el tema ucraniano con “amplias conversaciones a nivel nacional”, lo que condice con la postura, al menos pública, de Rusia.
La OTAN en estos momentos decide qué curso de acción seguirá respecto a esta nación. Se especulaba hasta hace poco que aumentaría la presión económica contra Rusia y que intensificaría la intromisión en Ucrania reforzando a los grupos militares y paramilitares de Kiev. Habrá que ver en qué medida este curso de acción alegremente irresponsable es modificado o no por la renovada cooperación entre Moscú y Pekín. Los europeos arriesgan mucho en este asunto: tienen cuantiosas inversiones en Rusia y dependen de esta en lo referido a un tercio de su abastecimiento de gas. La provisión de gas norteamericano para reemplazar al ruso se encuentra a varios años vista. Si la sensatez privase en los asuntos internacionales esta sería la hora de revisar todas las perspectivas a futuro.
Fuentes: Manlio Dinucci, en Red Voltaire; Ria Novosti, Ámbito Financiero
http://www.enriquelacolla.com/sitio/notas.php?id=377
El pasado 3 de abril publicamos una nota referida a las relaciones entre Rusia, China y Occidente, en la cual recogíamos –y refutábamos- un editorial del diario inglés The Telegraph a propósito de la irremediable decadencia rusa, de la apuesta “suicida” de Vladimir Putin al atreverse a aceptar la reincorporación de Crimea a la nación rusa, de lo disparatado de su pretensión de coartar el proceso de asimilación de Ucrania a la Unión Europea y de lo ilusorio de la aspiración de Moscú a conformar un eje con China para soportar la presión occidental. Según el diario inglés las diferencias entre los dos países en torno al tema energético y las aspiraciones de Pekín hacia Siberia eran lo suficientemente grandes como para indicar que China se limitaría a balancearse entre los dos contrincantes para sacar el mayor provecho posible tanto del uno como del otro. Putin, según se afirmaba allí, al reincorporar Crimea había ganado un territorio y había perdido todas la posibilidades de escapar a un atraso que no podría sino pronunciarse a partir de las sanciones que provocaría su acción. Rusia quedaría decisivamente debilitada al cortarse los lazos económicos y políticos que la unen al mundo exterior.
Era una afirmación temeraria esa, en particular si se tomaba en cuenta la ya prolongada existencia del Grupo de Shangai y del BRICS. La percepción de China como amenaza principal para los geoestrategas del Pentágono, determinada por la capacidad objetiva de aquella a aspirar al rol de primera potencia mundial a corto plazo, es bien conocida en Pekín. Los riesgos que ella supone para los chinos, también. La política exterior de Obama, su acoso a China con el remanido asunto de los derechos humanos (aplicable como principio cuando conviene a Washington y prescindible en otros casos), la proclamación del eje Asia-Pacífico con el cual el presidente Barack Obama dió un giro copernicano a la agenda militar de su país, cuyas perspectivas de conflicto deberán pivotar a partir de ahora hacia esa área sensible, son para los chinos asuntos a evaluar fríamente, pero sin perder tiempo.
El encuentro que acaba de realizarse entre los presidentes de Rusia y China, Vladimir Putin y Xi Jinping, debe evaluarse en este marco y representa un contragolpe abrumador para el irresponsable dinamismo impreso a la política de la OTAN fogoneada por Estados Unidos. El encuentro remató en la firma de 40 acuerdos bilaterales sobre seguridad global, energía e infraestructura, incluido un importantísimo acuerdo sobre la venta de gas ruso a China que no se terminaba de afinar en materia de precios. Por él Gazprom se compromete a suministrar a China gas ruso por un valor de 400 mil millones de dólares a lo largo de 30 años. Pero la magnitud de todas las operaciones económicas es formidable: un contrato por un valor de 270.000 millones de dólares entre la compañía pública rusa Rosneft y la Compañía Nacional de Petróleo de China prevé que Rusia entregará en los próximos 25 años más de 700 millones de toneladas de petróleo; asimismo, valiéndose de inversiones chinas que montan los 20.000 millones de dólares Moscú proyecta potenciar el oleoducto entre la Siberia oriental y el Pacífico, acoplándole un gasoducto de 4.000 kilómetros para aprovisionar al socio asiático. Habrá además inversiones chinas en Crimea para la producción de gas licuado, para la modernización de la agricultura y para la construcción de un puerto cerealero, que serán también muy importantes. Y la conferencia fue sobrevolada por otro tema, pendiente pero de vital importancia: abandonar el dólar como moneda de intercambio para la región asiática.
Nada de casual tiene el hecho de que, junto a la visita de estado, ambos presidentes hayan inaugurado juntos las maniobras militares “Mar Conjunto 2014”, en el Mar de la China del Sur, con participación de unidades navales, aviones e infantería de marina de las dos naciones. A esto se suma un acuerdo, prácticamente concluido, de venta de equipos militares rusos a China, incluyendo cazas multipropósito Sukhoi SU-35, submarinos de la clase Lada y sistemas de defensa misilística S-400.
Por otra parte el presidente ruso participa en estos momentos de la Conferencia Sobre Medidas de Interacción y Confianza en Asia. A ella asisten también, amén del presidente chino, el primer ministro iraquí, Nuri el Maliki, el presidente afgano Hamid Karzai y el presidente iraní Hassan Ruhani. Todos mandatarios de países intervenidos, ocupados o agredidos por Estados Unidos después del naufragio de la Unión Soviética. Una verdadera bofetada al prestigio y la arrogancia de Estados Unidos, y una impresionante demostración de la esterilidad de sus tentativas de imponer su hegemonía por la vía militar.
Esto, que parecía imposible hasta ayer nomás, se ha precipitado a partir de la obstinación del presidente Obama en apegarse servilmente a las coordenadas determinadas por los grupos de presión, los halcones y los “warmongers” que habitaban al equipo republicano y que se codean ahora con los halcones demócratas en el diseño de unas estrategias que siguen presumiendo de la “excepcionalidad” de Estados Unidos y de la intangibilidad del diktat de una globalización asimétrica, cortada a la medida del capitalismo financiero. Para conseguir este resultado, sin embargo, ha sido necesaria la determinación de Rusia en el sentido de poner un freno al activismo de la política norteamericana, que, en la medida que no encuentra obstáculos de bulto, procede sin contemplaciones. La ofensiva de las “revoluciones naranja”, la instrumentalización cínica de la llamada “primavera árabe” y la continua agresividad que intentaba expandir la OTAN arrollando el “hinterland” ruso en Europa oriental y el Cáucaso, parece haber tropezado con un contragolpe que amenaza cortarla en seco. Un punto del comunicado ruso-chino emitido después de la reunión entre Putin y Xi Jinping es de una elocuencia que exime de todo comentario. Los dos presidentes lanzan ahí una advertencia clara a occidente al llamar a todas las naciones a “abandonar el lenguaje de las sanciones unilaterales y dejar de apoyar actividades encaminadas a cambiar el sistema constitucional de otros países”. También hubo una exhortación conjunta a resolver el tema ucraniano con “amplias conversaciones a nivel nacional”, lo que condice con la postura, al menos pública, de Rusia.
La OTAN en estos momentos decide qué curso de acción seguirá respecto a esta nación. Se especulaba hasta hace poco que aumentaría la presión económica contra Rusia y que intensificaría la intromisión en Ucrania reforzando a los grupos militares y paramilitares de Kiev. Habrá que ver en qué medida este curso de acción alegremente irresponsable es modificado o no por la renovada cooperación entre Moscú y Pekín. Los europeos arriesgan mucho en este asunto: tienen cuantiosas inversiones en Rusia y dependen de esta en lo referido a un tercio de su abastecimiento de gas. La provisión de gas norteamericano para reemplazar al ruso se encuentra a varios años vista. Si la sensatez privase en los asuntos internacionales esta sería la hora de revisar todas las perspectivas a futuro.
Fuentes: Manlio Dinucci, en Red Voltaire; Ria Novosti, Ámbito Financiero
http://www.enriquelacolla.com/sitio/notas.php?id=377
HISTORIAS Y TESTIMONIOS DE LAS PERSONAS QUE PARTICIPARON DE LA FIESTA La plaza de la militancia
Columnas de organizaciones políticas y sociales, sindicatos, cooperativas de trabajo y agrupaciones barriales llenaron la Plaza de Mayo y se mezclaron con familias, jóvenes y chicos que fueron por su cuenta.
Por Laura Vales
–¡Más arriba! –grita Ezequiel Wajncer al grupo que lucha con la pancarta, tratando de hacerla avanzar con músculo y paciencia por la 9 de Julio. De guardapolvo blanco y con un pin de Evita en la solapa, el profesor de literatura encabeza una de las columnas que llegan desde el conurbano al festejo del 25 de Mayo. Salió de Moreno con otros cincuenta jóvenes; como él, todos se pusieron el guardapolvo. Wajncer tiene 33 años y es director de un profesorado en Cuartel Quinto.
“Un barrio muy postergado, en el límite entre Moreno y José C. Paz: ahí no hay nada”, define. El profesorado que dirige, de gestión social, fue abierto por el Movimiento Evita y es el único de la zona. En la semana, profesores y alumnos armaron la bandera con la que ahora se largan a llegar hasta la Casa Rosada.
Hacia adelante, las diez cuadras que faltan para alcanzar el escenario frente a la Casa Rosada se ven compactas de banderas. Ayer, la Plaza de Mayo volvió a ser la plaza la militancia. Organizaciones políticas y sociales, sindicatos, cooperativas de trabajo y agrupaciones barriales vinculadas a la cultura llenaron la calle, alternándose con familias no siempre militantes pero sí con un discurso claro: casi todos los consultados respondieron que estaban para apoyar un proyecto de país y su continuidad.
- Tres precandidatos presidenciales marcaron la cancha con globos aerostáticos y afiches. Del ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, se vio un globo con su nombre y la leyenda “peronismo que viene”. En la plaza, además, se repartieron volantes sobre la recuperación de los trenes. El gobernador entrerriano, Sergio Urribarri, también mandó un globo con su nombre junto al slogan “nuestro proyecto continúa”. Y en la Avenida de Mayo hubo numerosos afiches del titular de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, que también lanzó su candidatura para 2015.
- Mientras en la Plaza se hacía el festival musical, en las calles aledañas hubo grupos que montaron sus propias propuestas. Sobre Perú, la agrupación Peón Vuelve llevó sus tableros de ajedrez para jugar con quien se animara al desafío. “Somos ajedrecistas Unidos y Organizados que apoyamos el proyecto nacional y popular. Trabajamos para eliminar la idea de que el ajedrez es elitista”, contó uno de los integrantes del grupo mientras atendía seis partidas simultáneas. Todos los fines de semana, la agrupación recorre las plazas enseñando a jugar de manera gratuita.
Una cuadra más allá, también sobre el tramo peatonal de la calle, el ballet folklórico Sentando Raíces montó su propio espectáculo. “Venimos de Ezeiza. Queríamos llegar a la plaza pero no pudimos, así que bailamos acá”, explicó Vanesa Corbalán. La profesora da clases gratuitas en el barrio Villa Golf y así armaron el grupo. Son 40 personas, de entre 5 y 34 años, que se movilizaron con sus vestidos típicos y bombos, con la intención de mostrar lo que hacen.
- A pesar de la masividad de la movilización, los bares y restaurantes permanecieron abiertos y con mesas en las veredas, coexistiendo con decenas de puestos callejeros de comidas. Pastelitos, choripanes, locro, chocolate con churros ofrecían calorías al por mayor para una tarde soleada pero fría.
Desde el interior de los bares, los turistas filmaban y fotografiaban el paso de los manifestantes con sus banderas. Mucha gente caminaba con su propio cartel manuscrito, con frases como “La patria es el otro” o “Avanti morocha”. Otro, llevado por una jubilada, decía: “En mi infancia Evita, en mi vejez ella”. Las mesas también fueron buscadas por quienes querían escuchar la transmisión en cadena del discurso presidencial. Así, mientras en la plaza sonaban los bombos, en los cafés hubo aplausos y cantos.
- “El pingüinito no”, le dijo, tajante pero divertida, Alejandra Basiletti a Iván, de 12 años, en uno de los puestos de escarapelas; “¿O querés que me llamen de nuevo de la escuela?”. Al padre del chico tampoco le pareció adecuado para el colegio una escarapela en forma de pingüino. El problema, contaron con orgullo, es que les salió un hijo militante. Iván lo confirmó: “Les lleno la cabeza a todos mis compañeros”.
El padre contó la historia familiar: “En el 2001 yo no tenía trabajo y ella estaba embarazada. Pensé en irnos a España, pero en medio de los trámites, que llevan su tiempo, asumió Néstor, vimos que había otra cosa y nos quedamos. Fue duro. Yo pasé de ser subgerente de Nintendo a cambiar el aceite en un lubricentro, pero nos fue bien. Hoy tengo mi negocio. Y mi mujer, que es artesana, armó su propia marca y exporta, que no es poco. Por eso digo que del ‘83 para adelante el único presidente que gobernó a favor nuestro fue Néstor, y después Cristina”.
Alejandra agregó: “Nos habíamos quedado hasta sin casa. Vivíamos en un auto estacionado frente a la comisaría de Villa Martelli. Ahora tenemos la prefabricada arriba de lo de mi suegro, nos compramos un terrenito en el sur, tenemos el auto; nadie nos regaló nada, todo lo hicimos con esfuerzo, pero porque hay un país que lo permite: trabajar, trabajamos siempre. En casa hablamos mucho, Iván creció escuchándonos. No es raro que tenga sus convicciones. A mí me gusta, me parece bien que en la escuela defienda sus ideas. Si este año le dieron un manual con la cara de (Mauricio) Macri, ¿por qué no va a poder decir que apoya al Gobierno?”.
26/05/14 Página|12
Por Laura Vales
–¡Más arriba! –grita Ezequiel Wajncer al grupo que lucha con la pancarta, tratando de hacerla avanzar con músculo y paciencia por la 9 de Julio. De guardapolvo blanco y con un pin de Evita en la solapa, el profesor de literatura encabeza una de las columnas que llegan desde el conurbano al festejo del 25 de Mayo. Salió de Moreno con otros cincuenta jóvenes; como él, todos se pusieron el guardapolvo. Wajncer tiene 33 años y es director de un profesorado en Cuartel Quinto.
“Un barrio muy postergado, en el límite entre Moreno y José C. Paz: ahí no hay nada”, define. El profesorado que dirige, de gestión social, fue abierto por el Movimiento Evita y es el único de la zona. En la semana, profesores y alumnos armaron la bandera con la que ahora se largan a llegar hasta la Casa Rosada.
Hacia adelante, las diez cuadras que faltan para alcanzar el escenario frente a la Casa Rosada se ven compactas de banderas. Ayer, la Plaza de Mayo volvió a ser la plaza la militancia. Organizaciones políticas y sociales, sindicatos, cooperativas de trabajo y agrupaciones barriales vinculadas a la cultura llenaron la calle, alternándose con familias no siempre militantes pero sí con un discurso claro: casi todos los consultados respondieron que estaban para apoyar un proyecto de país y su continuidad.
- Tres precandidatos presidenciales marcaron la cancha con globos aerostáticos y afiches. Del ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, se vio un globo con su nombre y la leyenda “peronismo que viene”. En la plaza, además, se repartieron volantes sobre la recuperación de los trenes. El gobernador entrerriano, Sergio Urribarri, también mandó un globo con su nombre junto al slogan “nuestro proyecto continúa”. Y en la Avenida de Mayo hubo numerosos afiches del titular de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, que también lanzó su candidatura para 2015.
- Mientras en la Plaza se hacía el festival musical, en las calles aledañas hubo grupos que montaron sus propias propuestas. Sobre Perú, la agrupación Peón Vuelve llevó sus tableros de ajedrez para jugar con quien se animara al desafío. “Somos ajedrecistas Unidos y Organizados que apoyamos el proyecto nacional y popular. Trabajamos para eliminar la idea de que el ajedrez es elitista”, contó uno de los integrantes del grupo mientras atendía seis partidas simultáneas. Todos los fines de semana, la agrupación recorre las plazas enseñando a jugar de manera gratuita.
Una cuadra más allá, también sobre el tramo peatonal de la calle, el ballet folklórico Sentando Raíces montó su propio espectáculo. “Venimos de Ezeiza. Queríamos llegar a la plaza pero no pudimos, así que bailamos acá”, explicó Vanesa Corbalán. La profesora da clases gratuitas en el barrio Villa Golf y así armaron el grupo. Son 40 personas, de entre 5 y 34 años, que se movilizaron con sus vestidos típicos y bombos, con la intención de mostrar lo que hacen.
- A pesar de la masividad de la movilización, los bares y restaurantes permanecieron abiertos y con mesas en las veredas, coexistiendo con decenas de puestos callejeros de comidas. Pastelitos, choripanes, locro, chocolate con churros ofrecían calorías al por mayor para una tarde soleada pero fría.
Desde el interior de los bares, los turistas filmaban y fotografiaban el paso de los manifestantes con sus banderas. Mucha gente caminaba con su propio cartel manuscrito, con frases como “La patria es el otro” o “Avanti morocha”. Otro, llevado por una jubilada, decía: “En mi infancia Evita, en mi vejez ella”. Las mesas también fueron buscadas por quienes querían escuchar la transmisión en cadena del discurso presidencial. Así, mientras en la plaza sonaban los bombos, en los cafés hubo aplausos y cantos.
- “El pingüinito no”, le dijo, tajante pero divertida, Alejandra Basiletti a Iván, de 12 años, en uno de los puestos de escarapelas; “¿O querés que me llamen de nuevo de la escuela?”. Al padre del chico tampoco le pareció adecuado para el colegio una escarapela en forma de pingüino. El problema, contaron con orgullo, es que les salió un hijo militante. Iván lo confirmó: “Les lleno la cabeza a todos mis compañeros”.
El padre contó la historia familiar: “En el 2001 yo no tenía trabajo y ella estaba embarazada. Pensé en irnos a España, pero en medio de los trámites, que llevan su tiempo, asumió Néstor, vimos que había otra cosa y nos quedamos. Fue duro. Yo pasé de ser subgerente de Nintendo a cambiar el aceite en un lubricentro, pero nos fue bien. Hoy tengo mi negocio. Y mi mujer, que es artesana, armó su propia marca y exporta, que no es poco. Por eso digo que del ‘83 para adelante el único presidente que gobernó a favor nuestro fue Néstor, y después Cristina”.
Alejandra agregó: “Nos habíamos quedado hasta sin casa. Vivíamos en un auto estacionado frente a la comisaría de Villa Martelli. Ahora tenemos la prefabricada arriba de lo de mi suegro, nos compramos un terrenito en el sur, tenemos el auto; nadie nos regaló nada, todo lo hicimos con esfuerzo, pero porque hay un país que lo permite: trabajar, trabajamos siempre. En casa hablamos mucho, Iván creció escuchándonos. No es raro que tenga sus convicciones. A mí me gusta, me parece bien que en la escuela defienda sus ideas. Si este año le dieron un manual con la cara de (Mauricio) Macri, ¿por qué no va a poder decir que apoya al Gobierno?”.
26/05/14 Página|12
Fulbito Martín Rodríguez
Todos hablan del que no está en la lista. La lista de Sabella es como la unión de FAUNEN: ¿y Macri? ¿Y Tévez? La discusión sobre Tévez es una de las enormes pasiones que me pierdo. Me cae bien el Apache, un crack. A la vez, su persona pública lo pone en el borde de un pequeño rictus maradoniano con el que la sociología se solaza. Messi es un crack sin relato social. El problema argentino con Messi es el problema de la literatura del fútbol: ¿cómo construir o combinar esa maravilla técnica con ese “plus”, esa “mano de Dios”? Decirle que sí a 30 es decirle que no a cientos.
Impresión: este es el mundial menos climatizado de los últimos años. Un mundial es una canción. Y todavía me suena mejor la voz de Shakira del sudafricano que este mejunje de ritmos con el gran Ricky Martin que no se sabe para dónde va. Mi dilema como padre será incentivar o no (o al menos hasta dónde) en mi hijo esa expectativa arrasadora que hace a una vida “eso que pasa entre mundial y mundial”. Soy de la quinta que nació al mundo en el estadio Azteca: el año más lindo del mundo, el 86. Después el 90, un dolor enorme, pero la ratificación de que siempre estaremos ahí, en la pelea, entre los primeros, aunque la campaña antiargentina eterna nos cobre un penal en el último minuto. El mundial 94 tuvo a Maradona, su doping y el “corte de piernas”, y si bien el escándalo tapó el bosque, es inolvidable que la formación de esa selección de Basile resultaba insuperable: estábamos para ganarlo plenamente. Pero en 1998 empezó la grisura infinita de los mundiales: la discusión del pelo largo y la puja legal por incorporar a Navarro Montoya fueron el comienzo del ciclo olvidable. El 2010 tuvo a Maradona afuera de la raya, en una conducción futbolística honesta y menor. Era el mito, era la última película de ese Favio. La última postal es su abrazo con Dalma en un pasillo después de la goleada alemana. Y sí: Alemania cerraba el círculo de Maradona una vez más.
Soy un futbolero recuperado. Fui muy de chico, como casi todos los varones educados por un padre bostero. Con mi hermano esperábamos El Gráfico, leíamos los análisis, partido por partido, y fue mi primera poesía: la palabra “discreto”, la palabra “intenso”, la palabra “regular”. La prosa de Juvenal. Calificaciones mucho más sugestivas que las de la escuela. Después, no sé, la adolescencia, la música, la literatura y la política decoraron mi desierto. Me perdí del fútbol, que es decir: “me perdí de una porción de las conversaciones”. La política se volvió un tema. Y yo creo eso para la vida del varón: siempre hay que tener un tema del que hablar en la barra de un bar. Aunque ese bar sea ahora el TL de Twitter. No importa. Pero siempre hay que estar así, ahí, pescador de mediomundo en algún río revuelto de las conversaciones. Un día el fútbol, otro día la política. La vida también se hace entonando una que sepamos todos.
Es martes, me siento en la parrilla de Maipú donde voy a comer día por medio. Es martes. Salgo a las dos de la radio donde trabajo. A veces vamos en grupo, a veces somos dos. Casi siempre solo. Y cuando voy solo uso la barra. Y le saco tema al parrillero. ¿De qué se habla? De la lista. Y le digo: “¿sabés algo de la lista de Sabatella?”.
La puta que los parió.
La política es lana de vidrio. La política es una cosa de locos. Es un pullover. AFSCA versus AFA en mi cabeza. Las siglas dan vueltas como luciérnagas. Hay que estar preparado. Hay que afinar las letras. Se viene el Gran Congreso de la Lengua Nacional. Un mes. Siete partidos. Recupero mis sueños intactos.
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