domingo, 13 de abril de 2014

ALDO FERRER, DIXIT

ECONOMÍA • Domingo 13 de Abril de 2014 | 06:17

–¿Cómo analiza la economía postdevaluación?
–El ajuste cambiario es un reconocimiento de que había un atraso producto de la apreciación que agravaba la escasez de divisas como el problema más urgente. Esto llevó al gobierno a una devaluación cambiaria y a otra serie de medidas como los recortes de gastos innecesarios, el sinceramiento de los índices y el aumento de las tasas de interés. Hay allí una polémica sobre cuál es el fin de estas medidas. Sí se trata de un ajuste de cuneo liberal. No lo es. Lo veo como un ordenamiento de una economía que complicaba la gestión: la inflación, el déficit fiscal. Además, lo que se conoce como la restricción externa afecta las expectativas e influye en los precios y en la fuga de capitales. 
–¿Qué diferencias percibe entre las gestiones de Néstor Kirchner y Cristina Fernández en este terreno?
–Hubo una cambio muy fuerte porque en la época de Néstor Kirchner había abundancia de divisas con un alto nivel de precios internacionales, superávit energético y, entonces, ello dio lugar a una capacidad de pagos externos que el gobierno además fortaleció con la solidez fiscal que configuró un escenario con mucha fortaleza de la macro. Esto permitió, entre otras cosas, nacionalizar los fondos de pensión. Esta situación externa cambió con el segundo mandato de la Presidenta. En primer lugar porque el sector industrial empezó a generar un gran déficit, en autopartes, en maquinaria agrícola, que hizo un agujero tremendo, después apareció el déficit energético. 
–Y ¿qué ocurrió entonces?
–El gobierno reaccionó permitiendo que se apreciara el tipo de cambio y una situación fiscal que agravó el cuadro, hasta que se tomaron las medidas recientes.
–¿Qué puede ocurrir de aquí en más?
–Lo primero que ha pasado es que se ha tranquilizado el tipo de cambio. Antes de las medidas había una gran incertidumbre con el dólar paralelo. Esto se ha ordenado. Me parece que hubo un buen manejo de la política monetaria que puede tener un efecto positivo sobre las expectativas si se consolida esta tendencia, si contribuye a bajar la tasa de inflación y esto se acompaña con una cuestión fiscal y el gobierno recupera el superávit primario y puede retomar un manejo de la macro que contribuya a mejorar las expectativas. Este es el escenario optimista.
–¿Cuál es el otro?
–El gran problema es que pasa si la inflación sigue siendo alta en los próximos tres meses, que pasa con el tipo de cambio. Entonces, podemos volver a la situación anterior si se mantiene nominalmente el tipo de cambio al nivel actual. Allí está todo el tema de los Precios Cuidados para desactivar los ajustes de precios agresivos. Ahí se corre el riesgo de considerar que la inflación y estos ajustes son consecuencia de la maldad de los especuladores que están tratando de aprovechar la incertidumbre.
"Acá el problema son las condiciones en las que operan los mercados. Cuando hay una situación macroeconómica fuerte y hay perspectivas, los mercados operan con una baja tasa de inflación".

–¿No es así? 
–Acá el problema son las condiciones en las que operan los mercados. Cuando hay una situación macroeconómica fuerte y hay perspectivas, los mercados operan con una baja tasa de inflación. Cuando las perspectivas cambian, los mercados operan en contrario. Pescadores en río revuelto siempre hay. Los operadores están para ganar plata, si lo tienen que hacer especulando lo van a hace, si lo tienen que hacer produciendo van a producir.
–Uno de los escenarios que se observa es una tasa de interés bastante alta…
–No en términos reales.
–Pero, ¿las tasas nominales altas pueden afectar la economía?
–No se puede operar indefinidamente con una tasa de interés real negativa. Hay que tener tasas razonables y desde luego, en el marco de una política de desarrollo, que haya líneas preferenciales para el sector productivo. El problema de la historia argentina, desde mediados del siglo pasado, es inflación crónica. Eso fue destruyendo la función de ahorro. La destrucción del peso llevó a que las funciones de ahorro y medida de valor no las cumpla. Por eso cuando tratamos de pensar el precio de un departamento o de cualquier activo fíjo lo determinamos en dólares porque hay inestabilidad en el referente moneda nacional. La dolarización no es una perversión argentina es consecuencia de que no hay una moneda nacional que cumpla la función de ahorro. Mientras se recupera hay que tratar de que la gente confíe en el país. Hay que transmitir confianza en este sentido y dar seguridad de una tasa de interés pasiva del 2 o 3 por ciento.
–Y la incidencia de las tasas sobre el crédito.
–Una de las características de la economía argentina es que hay poco crédito. No hay burbuja de crédito, este es uno de los aspectos saludables. El sistema bancario está sólido y la verdad es que los créditos aquí es uno de los grandes déficits del sistema. El crédito se ha dirigido al consumo.
–Pero, entonces puede incidir negativamente sobre el consumo?
–Si, justamente. El ajuste cambiario va a afectar el crédito. Pero también es cierto que no puede sostenerse sobre bases irreales y en función de la demanda cuando hay escases de divisas porque esto aumenta la presión y la incertidumbre. Puede llevar, y creo que es lo que están esperando los neoliberales, a que el gobierno salga a pedir crédito en el exterior a tasas muy elevadas así se vuelve a endeudar, con lo cual así dejaría de lado una gran contribución, lo que ha sido el desendeudamiento. Si uno considera cual ha sido las consecuencias del endeudamiento, la deuda es fatal porque termina demoliendo la soberanía de los países, que terminan dominando los mercados y el FMI, que es lo que nos pasó a nosotros desde hace mucho tiempo. 
–¿Cómo en el menemismo?
–Por ejemplo. Entonces, el haber salido de eso ha sido un paso de soberanía fundamental. Espero que el marco de la crisis actual no lleve al gobierno a tomar plata afuera. Sería una mala solución. Y visto desde una perspectiva más amplia también es cierto que el país está operando sobre una base de recursos mayor que la del pasado. El fenomenal aumento de la producción agraria y el de las exportaciones ha levantado la restricción externa y el piso del stop and go, es decir cuando había divisas crecíamos y cuando no había se estancaba. Esto ha cambiado mucho. Estamos debatiéndonos en el marco de una economía real con más divisas pero el problema es que en este escenario reaparece déficit. 
–¿Cambió el panorama entonces?
–Insisto aquí que no hay que entrar en la idea de que estamos al borde del desastre, que estamos cerca de lo que fue el '83. No es así. Es una situación distinta con desajustes en los precios, con problemas de divisas, pero con una economía que cuenta con más recursos que el pasado, sobre todo por el bajo nivel de deuda. Es una situación compleja pero de ninguna manera desesperante. 
–Vuelvo a la pregunta inicial. ¿Cómo sigue la economía?
–Dependerá mucho de la firmeza del gobierno en sostener un tipo de cambio competitivo, manejar la situación fiscal. En este contexto el gobierno no puede apelar a una expansión de demanda vía gasto público porque generaría desequilibrios. Hay que esperar el elemento impulsor por el lado de las inversiones y las exportaciones. Así que desde el punto de vista del nivel de actividad con un consumo débil no va a ser posible mantener una tasa de crecimiento interesante. Pero también es cierto de que no es previsible que haya un proceso de ajuste. 
–Usted indica que la economía está funcionando sustentada en la producción agroindustrial. Sin embargo, este sector está escatimando la liquidación de divisas.
–No creo en este argumento que lo expresó muy bien (Juan Carlos) Pugliese cuando dijo 'les hablé con el corazón y me contestaron con el bolsillo' (N de R: frase del ministro de Economía de Raúl Alfonsín en 1989). Los operadores privados contestan siempre con el bolsillo. Es la naturaleza del sistema. Ahora la pregunta no es esa, la pregunta es porque se crean ciertas condiciones para especular. Incluso el comportamiento en la retención de la cosecha forma parte del negocio.
–Pero, ¿cuáles son las herramientas que tiene el Estado?
–Hay que crear las condiciones para que convenga liquidar sin hacer esta retención de stock. Depende del tipo de cambio y de muchas cosas. De hecho ahora ha habido cierto cambio en el comportamiento de los actores que es lo que explica, en parte, que el Banco Central está comprando modestamente divisas. Entonces, la cuestión es esa, como hacer para que los operadores se comporten de forma consistente con el interés público. Y eso depende de las reglas de juego.
–¿Usted no ve un componente político-ideológico detrás de las retención de divisas por parte de los operadores agroexportadores?
–Creo que en un escenario de incertidumbre, un clima de tensión porque el gobierno tomó decisiones fuertemente confrontativas pues se ha permitido hacer cosas muy fuertes; la reestructuración de la deuda fue a contrapelo del FMI y los mercados; la nacionalización de las AFJP golpeó un núcleo de negocios muy importantes; la nacionalización de YPF. Además de definiciones políticas: está la ley de medios. El gobierno generó inevitable y necesariamente un cuadro de tensión y se la bancó porque se la pudo bancar. Yo escribí un artículo que le puse "el que tiene plata hace lo que quiere". 
–¿A qué se refiere?
–El gobierno pudo hacer esto, porque tenía plata. Entonces, eso es lo importante, el poder mantener el grado de autonomía de la política económica. Sin embargo para eso hay que tener la casa en orden y acá las cosas se han ido desordenando. Desapareció el superávit primario, se fue configurando un cuadro de expectativas negativas, el salto de la tasa de inflación, la fuga de capitales. Entonces, no es la perversidad de los actores es que las reglas llevaron a eso. 
–Entonces...
–Si hay un campeonato mundial de empresarios nacionales, entendiendo como tal a los tipos que invierten, que generan empleo o sea un sector privado dinámico, esencial de la política económica. Es muy probable que lo ganaran los coreanos. En los mercados emergentes, lo que han hecho en el marco de las políticas públicas es fantástico. Entonces, yo digo si a esos coreanos usted los trae a la Argentina a los seis meses hacen lo mismo que los argentinos. Pero si a los argentinos usted los lleva a Corea se comportan como los coreanos. Los empresarios coreanos no tienen un ADN distinto sino porque hubo políticas del Estado Nacional que llevaron a que haya incentivos de rentabilidad para que actúen así. Además, no hay que olvidar que vivimos en una economía de mercado donde el sector privado es fundamental. Nunca hubo desarrollo hasta ahora fuera de la economía de mercado. El tema, entonces, es como hacemos para condicionar el comportamiento del sector privado que tiene que jugar un papel insustituible.
–Habla del sector privado pero la economía no paró de extranjerizarse en los últimos 30 años.
–Es cierto, pero también es consecuencia de las políticas públicas.
–Pero, ¿cómo se revierte?
–Desde la política. Porque acá tenemos dos modelos de inversión extranjera; uno es el asiático, traen filiales para incorporar tecnología, para exportar, acceder a terceros mercados, integrarse en el tejido productivo interno y manteniendo siempre el protagonismo de las empresas nacionales. Donde la inversión extranjera es un componente de la transformación. Acá que hicimos. Les regalamos el mercado interno. Hicimos una apertura sin condiciones para el ingreso. Y ellos como respondieron? Establecieron industrias para aprovechar el mercado interno e integrarnos en las cadenas de valor en los segmentos secundarios de la tecnología, que es lo que nos pasa en la industria automotriz, donde los componentes más complejos se importan y el agujero comercial crece. El déficit de autopartes no se va a resolver si no hay una terminal de automóviles argentina que integre la cadena de valor.  El problema no es la inversión extranjera, ni especuladores sino cual es la madurez de una sociedad y del Estado para fijar reglas de juego que orienten a los actores en determinado sentido. Y esto es lo que aquí no ha habido y no hay. Qué empresariado argentino va a crecer con ese grado de extranjerización. Bueno, con esa realidad estamos trabajando. Han cambiado las reglas de juego. Hay que traer la inversión extranjera. 
–¿Qué pasó con la política fabril en la que se privilegió a los sectores sensibles de la industria?
–Hubo una política de recuperación del nivel de actividad y de la capacidad instalada que permitió un aumento importante de la población industrial y sustituir importaciones pero no resolvió los problemas estructurales que suelen ser los de los sectores más complejos, que empujaron el déficit autopartista, electrónico porque la industria cuanto más crece más demanda divisas. Además, las filiales mandan más plata afuera.  En materia industrial la Argentina pasó de políticas como las del primer peronismo de promoción del mercado interno a políticas neoliberales de apertura incondicional con una macroeconomía extremadamente desordenada y un récord mundial de inflación el siglo pasado, con el stop and go y políticas destructivas de la industria como pasó con la tablita en la época de la dictadura y después con la Convertibilidad. 
–Los industriales tuvieron años para recomponerse. ¿Cree que estuvieron a la altura de las circunstancias?
–Se duplicó el producto industrial, creció la ocupación de la capacidad instalada. En esos términos respondieron. Pero en otros sectores como el automotriz el componente nacional es muy bajo. No ha habido una política de transformación estructural.
–¿Cómo puede hacer el gobierno para administrar los precios?
–Con una política muy firme de superávit primario, de organización de la situación fiscal, con un tipo de cambio competitivo, además de recuperar dólares de residentes argentinos que están en el colchón. Hay que apelar, en el marco de un cambio de expectativas, a recuperar los fondos en dólares. Sí la gente se dolariza que se dolarice acá. Tiene que mejorar la macro consolidando los equilibrios.
–¿Cómo valoriza la política de acuerdo de precios?
–Tiene un valor marginal. Es útil. Pero creo que ningún acuerdo de precios, lo demuestra la experiencia histórica, puede tener impacto en el deterioro de las expectativas. Ninguno aguanta. Ahora sí el acuerdo de precios se da en el marco de una política macro... Pero no hay que hacerse demasiadas ilusiones.
–¿Cómo imagina esta segunda etapa del gobierno?
–Se ha logrado una mejora de la gestión del mercado cambiario. Es riesgoso volver a usar el tipo de cambio como ancla inflacionaria. El otro riesgo es pretender aliviar la situación pidiendo plata afuera. Se ha avanzado en los temas pendientes. Uno el de Repsol que se resolvió muy bien. Se avanzó en el Club de París, que no es una cosa muy importante. También con el CIADI. Ahora si eso es para volver a los mercados no es una buena decisión.
Por Mariano Beristain

"Hubo un buen manejo de la política monetaria"

Kicillof alertó en el FMI del impacto de un fallo a favor de los buitres


El ministro de Economía, Axel Kicillof, estableció dos objetivos en su segundo día en las reuniones de primavera en Washington: por un lado, volvió a marcar el discurso del gobierno argentino ante el G-20 con un pedido de "políticas activas para disminuir las desigualdades globales". Además, mantuvo un encuentro con 35 empresas multinacionales para establecer un nuevo mecanismo de trabajo conjunto y convencerlas de que la economía local es una buena opción para realizar inversiones rentables.
Según indicaron fuentes oficiales presentes en Estados Unidos, el diálogo entre Kicillof y los hombres de negocios duró una hora que se repartió entre una exposición del ministro y una ronda de seis preguntas. La búsqueda oficial fue desmentir que el país se encuentra en medio de una crisis económica, pero también reconoció que las inversiones privadas no respondieron de la manera esperada, lo que generó una serie de cuellos de botella en la producción.
El funcionario argentino también sostuvo que el gobierno no ve dicotomía entre el agro y la industria, con lo que tiene interés en que ambos sectores sigan traccionando la actividad. Asimismo, Kicillof acordó aceitar los caminos de comunicación para que las empresas realicen consultas a la embajada argentina en los Estados Unidos.
Entre las compañías presentes se anotaron nombres de la talla de Chevron, Exxon y AES en energía; Halliburton, Helmerich & Payne y Baker Hughes en servicios petroleros; General Motors, en la industria automotriz; Cargill, CHS, CNH, JBS, DuPont y John Deere en la agroindustria; IBM, Dell, Oracle, Avaya y Alcatel Lucent en el área de tecnología y comunicaciones; Coca-Cola, Pepsico, Procter & Gamble, Walmart, Kimberly-Clark, Kellogg´s y Clorox en el consumo masivo; Nike en indumentaria deportiva; Dow Chemical, en el sector químico; y General Electric y Boeing, entre otras.
En tanto, durante la reunión de ministros de Economía y presidentes de bancos centrales del G-20, Kicillof sostuvo que las economías emergentes continúan siendo el motor del crecimiento global y que, a pesar de las señales de recuperación de las economías avanzadas, no se puede hablar de un sendero de crecimiento firme.
"La debilidad de la demanda agregada está dañando la recuperación. Evidentemente, la austeridad no es el camino para el crecimiento", enfatizó el ministro frente a sus pares en el G-20, según un comunicado difundido por la cartera. 
Kicillof aprovechó la ocasión para tocar el conflicto con los holdouts y resaltar el proceso de reestructuración de deuda que se vería amenazado en caso de que el resultado sea negativo en los tribunales.
"Si prevalecen sus conductas predatorias, los houldouts se asegurarían una herramienta que transformaría los procesos de restructuración de deuda en virtualmente imposibles, con efectos negativos para la estabilidad y predictibilidad financiera global", aseveró el ministro.
FMI. Alejandro Werner, director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, sostuvo ayer que la reunión que tuvo con Kicillof el jueves sirvió para dialogar sobre la reciente publicación de un nuevo índice de precios al consumidor y la revisión del PBI. "Las nuevas publicaciones claramente van en línea con los acuerdos que la Argentina hizo con nosotros. Durante el año estaremos evaluando la cuestión desde el punto de vista técnico", aseveró. Recién a principios de 2015 se sabrá si el país queda liberado de posibles sanciones del organismo. 
Por otro lado, Werner planteó que el artículo IV del Fondo no estuvo sobre la mesa de negociaciones con el ministro argentino e hizo mención al "conjunto de medidas apropiadas" que implementó el gobierno con la suba de tasas de interés, el movimiento de tipo de cambio y los cambios en subsidios. Fuentes oficiales subrayaron también que la presencia del ministro Kicillof no obedeció a la intención de cincunscribirse a los límites del Artículo IV del Fondo Monetario Internacional (FMI). «

Más promesas del g-20
Como conclusión final del encuentro, los ministros de Finanzas y Economía del G-20, resaltaron que pese a las mejoras recientes en las perspectivas económicas globales, aún permanecen riesgos y vulnerabilidades. Los países que representan el 85% del PBI mundial reafirmaron así el compromiso de realizar políticas concretas para impulsar el crecimiento global a través de la creación de empleo y en un marco de estabilidad financiera mundial. En ese sentido, se reconoció el papel fundamental que juega la inversión, particularmente en infraestructura, para lograr los mencionados objetivos. Además dieron un ultimátum a Washington para que ratifique la reforma del FMI tras cuatro años de retrasos y amenazaron con buscar alternativas si no hay avances este año.

Kicillof: "Las decisiones de las potencias pueden poner en riesgo a emergentes"

ECONOMÍA • Domingo 13 de Abril de 2014 | 05:55

Kicillof: "Las decisiones de las potencias pueden poner en riesgo a emergentes"

Cierre de la participación del ministro de Economía en la asamblea del FMI. En Washington, el titular del Palacio de Hacienda mantuvo reuniones junto al secretario de Finanzas, Pablo López. La agenda incluyó al Comité Monetario y Financiero Internacional y un encuentro con altos funcionarios de China.

COMENTARIOS
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La agenda de la delegación Argentina terminó ayer con una serie de reuniones encabezadas por Kicillof, entre las que se destacó un encuentro con los abogados que representan al país en el juicio contra los holdouts.
 
El ministro de Economía, Axel Kicillof, indicó que la Argentina es el "espejo del porvenir de algunos países que están preocupados" ante la posibilidad de tener que atravesar procesos de reestructuración de deuda, ante un escenario en donde no existe legislación internacional que lo regule. De esta manera, se refirió Kicillof al hablar con la prensa tras completar los encuentros que tuvo en el contexto de las reuniones de primavera en Washington.
 
Además sostuvo que "hay riesgos fuertes que ponen en peligro la recuperación a la que nadie está dispuesto a apostar demasiado como segura"; y advirtió que esa mejora global, a la vez, "permite restringir algunas medidas expansivas que habían tomado las principales potencias, lo que puede poner en riesgo la situación de los emergentes".
 
La agenda de la delegación Argentina terminó ayer con una serie de reuniones encabezadas por Kicillof, entre las que se destacó un encuentro con los abogados que representan al país en el juicio contra los holdouts.
 
En la sede de la Embajada en Estados Unidos, el titular de la cartera económica dialogó con Paul Clement y el equipo de abogados del estudio Cleary Gottlieb Steen & Hamilton, quienes están a cargo de la defensa argentina.
 
El encuentro legal –del que también participaron la embajadora Cecilia Nahón y el secretario de Finanzas, Pablo López– tuvo lugar a nueve días de la audiencia oral ante los jueces de la Corte Suprema norteamericana. Aunque será por un caso satélite, apuntado a la posibilidad de que los fondos buitre busquen activos de la Argentina en el exterior con la intención de embargarlos, la defensa tendrá la posibilidad de tocar el tema de fondo relacionado con la cláusula Pari Passu (tratamiento igualitario).
 
@TD@
Tras lo que fueron las asambleas del G-20 y el FMI, Kicillof también asistió al desayuno del Comité Monetario y Financiero Internacional, donde compartió con sus pares las conclusiones que alcanzó tras los encuentros. Luego, mantuvo una reunión bilateral con el viceministro de Finanzas chino Zhu Guangyao, continuando con el diálogo iniciado en la última vista a China, en el marco de la agenda entre ambos países.
 
Junto a Nahón luego recibieron a Sharan Burrow, Secretaria General de la Confederación Sindical Internacional desde 2010. Burrow, de nacionalidad australiana, fue líder del sindicato docente en su país y en la actualidad es representante del "Labour 20", uno de los grupos paralelos al G-20 que reúne a líderes sindicales internacionales y provee análisis y recomendaciones en materia de empleo y derechos de los trabajadores.
 
Los temas abordados se centraron en la necesidad de priorizar la creación de empleo y asegurar la protección de los derechos de los trabajadores, como ejes fundamentales en el proceso hacia una recuperación sustentable de la economía global.
 
Burrow, que se reunió con la presidenta Cristina Fernandez de Kirchner en diversas oportunidades, agradeció a la Argentina por su apoyo respecto a los temas de empleo en el G20.

Preocupado por la mala imagen, Massa le pide a su aliado Barrionuevo que se calle

Luis Barrionuevo es el principal referente gremial del massismo. Además su esposa, Graciela Camaño, forma parte de la bancada del Frente Renovador en la Cámara de Diputados. Sin embargo Sergio Massa, ante la posibilidad de que la mala imagen del gastronómico afecte la suya propia, continúa intentando negar esa relación. En ese sentido, y luego de las renovadas declaraciones de apoyo por parte del sindicalista tras el paro del jueves último, el ex intendente de Tigre intentó nuevamente despegarse.
En ese sentido, afirmó: "Si Barrionuevo quiere que yo gane en las elecciones presidenciales, lo mejor que puede hacer es dejar de hablar por dos años". El principal promotor del paro había dicho que Massa "indudablemente los va a matar en las elecciones" del año próximo al resto de los candidatos, y comparó su situación con la de Carlos Menem en 1998: "Menem tenía en contra a todos los gobernadores e intendentes, pero le armamos la Mesa Sindical Menem Presidente y así pudo tener fuerte presencia en todo el país".
Barrionuevo y Massa: el afiche de las últimas elecciones
Barrionuevo y Massa: el afiche de las últimas elecciones
Por otra parte, Massa prefirió eludir la polémica con el gobernador Daniel Scioli y sus seguidores acerca de la protesta del último jueves. Fueron algunos de sus dirigentes más cercanos quienes salieron a replicar las acusaciones. "Se la pasa como un lorito que repite y repite lo que la Presidenta (Cristina Kirchner) le pide que diga", disparó el intendente de Olavarría, José Eseverri, respecto de los dichos del mandatario bonaerense.

TIEMPO ARGENTINO

Antídoto

 Por Alfredo Zaiat
Fracasos Múltiples Internacionales está regresando al escenario político y económico argentino. La moción de censura y la amenaza de iniciar el camino de la expulsión del país de esa institución por la calidad de las estadísticas públicas colocó al Gobierno en una situación incómoda. La opción era romper con ese organismo internacional, convirtiéndose en el único país del mundo en quedar fuera de esa entidad multilateral, lo que hubiera derivado en la marginación del G-20, en la clausura al acceso de créditos del Banco Mundial, el BID y del mercado, y en deteriorar la reputación internacional frente a otros países, o negociar el espacio de intervención de sus técnicos. Esta última fue la elección del gobierno de CFK. Implicó una primera evaluación silenciosa del FMI sobre el sistema financiero local el año pasado y luego la cooperación técnica para la elaboración del nuevo índice de precios al consumidor y la actualización del indicador PBI. La evaluación general de la economía (el conocido artículo IV del convenio constitutivo del Fondo, en cuya sección 3 establece “la supervisión de las políticas de tipo de cambio de los países miembros”) es la única cuestión de tensión en la relación Argentina-FMI.
Aceptar la revisión anual es una decisión política, de carácter simbólico, más que económico. En Washington, en el marco de la Asamblea Anual conjunta del FMI-BM Axel Kicillof le reiteró a David Lipton, subdirector gerente del Fondo Monetario Internacional, que el país no analiza volver a aceptar las auditorías anuales. Argentina no registra deuda con el FMI después de que el 5 de enero de 2006 cancelara el total por 9530 millones de dólares, y no está negociando ni requiere de un crédito del organismo atado a condicionalidades en la política económica. Instrumenta una estrategia heterodoxa que no es simpática al staff del Fondo, como quedó expresado en el último Perspectivas Económicas Mundiales. Estos técnicos consideran a la Argentina como un mal ejemplo por su política económica de crecimiento, inclusión social y autonomía del mercado de capitales. También es resistida por la persistente crítica a las recetas ortodoxas realizada por CFK en foros internacionales.
Después de ocho años de esa tensa relación, para las autoridades del Fondo les resulta satisfactorio retomar el vínculo con el país, como lo dijo su director gerente, Christine Lagarde, para mostrar que todas las ovejas están en el rebaño. Mientras, para el Gobierno le resulta necesario para despejar el frente externo en un contexto de escasez de divisas, y para facilitar la negociación del default de doce años con el Club de París. Incluso sin revisión anual de la economía es una reconciliación por conveniencia mutua.
El entusiasmo que manifiestan analistas y economistas del establishment por cada comentario de funcionarios del Fondo o del Banco Mundial, excitación exacerbada si incluye algún componente crítico, es una particularidad argentina. En general las observaciones del Fondo no son tomadas con seriedad, puesto que ya ha habido suficiente experiencia global para comprobar el fracaso de sus recomendaciones. En los hechos, el FMI es esencialmente un actor político para condicionar políticas económicas en función de garantizar el pago de la deuda a los acreedores, además de preservar los intereses económicos de las potencias (Estados Unidos y Europa).
Sobre ese rol del Fondo, la ex presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, señaló que “frente a los datos que muestran una desaceleración en las economías de la región el FMI, una vez más con serios problemas de diagnóstico, recomienda medidas que profundizarían los problemas. El desafío para América latina es utilizar el espacio de política ganado en estos años para sostener los niveles de actividad y empleo, con políticas anticíclicas, fundamentalmente en el terreno fiscal, para sostener la demanda interna”. Lo afirmó el miércoles pasado en la Minsky Conference, en Washington, siendo la primera vez que habló en público desde que dejó el cargo, ratificando que es diferente a otros ex funcionarios que cuando dejaron el gobierno se dedicaron a castigar a la Argentina en foros internacionales. Marcó Del Pont destacó la solvencia de la economía argentina en el 23rd Annual Hyman P. Minsky Conference on the State of the US and World Economics, organizado por el Levy Economics Institute. Participó del panel Financial re-regulation to support growth and employment (re-regulación financiera para impulsar el crecimiento y el empleo). Los principales conceptos de Marcó del Pont sobre la situación económica de América latina y, en particular, de Argentina, fueron los siguientes:
- No puede ignorarse que los dos factores clave que han promovido a nivel agregado el crecimiento de la región, el denominado viento de cola (precios de los commodities y flujos de capital) han acentuado, salvo casos excepcionales como el de Argentina, la primarización de sus estructuras productivas.
- América latina deberá lidiar con estos fenómenos en un contexto internacional que se presenta menos benévolo para nuestras naciones ya que ni las condiciones de liquidez internacional ni los términos del intercambio se proyectan tan favorables como hasta ahora.
- El desafío pasa entonces por delinear estrategias anticíclicas que al mismo tiempo que busquen sostener los niveles de actividad y empleo, actúen también en la transformación de sus estructuras productivas, alentando la diversificación e industrialización. Para ello deben maximizar el uso del espacio de política ganado durante la década.
- La región tiene márgenes de maniobra para encarar ese desafío. En gran medida ello quedó de manifiesto durante lo peor de la crisis de 2008-2009. Disponen, por un lado, de mercados internos dinámicos que han constituido la base de sustentación del crecimiento durante los últimos años. Y a diferencia de lo ocurrido en las décadas del ’80 y ’90 América latina no atraviesa en general por situaciones de fragilidad financiera o elevada exposición en materia de endeudamiento externo. Ambos rasgos son particularmente ciertos en el caso de Argentina.
- Ahora bien, esta descripción no supone ignorar que en la gran mayoría de los países de la región (ciertamente no en Argentina) persiste un elevado grado de integración con los mercados financieros internacionales, lo cual potencia su exposición a los ciclos de liquidez internacional. Recordemos que la cuenta capital y financiera de América latina registra el más elevado grado de apertura de todas las economías del mundo en desarrollo.
- El diagnóstico predominante y las recomendaciones subsecuentes que surgen del main stream no toman en cuenta estos fenómenos estructurales, complejos, que caracterizan a nuestras economías. Persiste, en cambio, una unilateral preocupación por la ausencia de “reformas estructurales” (léase mayor flexibilización del mercado de trabajo) o por la presencia de la “dominancia fiscal” (léase ajuste fiscal) como uno de los principales fenómenos explicativos de inestabilidad macroeconómica y de crisis. Se soslaya en el debate la importancia de la “dominancia de la balanza de pagos” como factor que históricamente ha truncado los procesos de desarrollo de América latina.
- Abordar las condiciones de la re-regulación financiera para el crecimiento y el empleo requiere incorporar a la regulación de los flujos de capital dentro del instrumental permanente de política económica de los países en desarrollo. Y los bancos centrales deberían jugar un rol activo en ese terreno.
- Esa regulación de la cuenta capital incluyó, a partir de 2011, restricciones a la compra de moneda extranjera para fines de ahorro por parte de los argentinos, la cual se había constituido en una fuente desestabilizadora del mercado de cambios y en canal de fuga del excedente económico por fuera del circuito de inversión y consumo. En efecto, el elevado bimonetarismo que todavía caracteriza a nuestra economía es un condicionante no menor para la administración del mercado de cambios.
- Ahora bien, ¿cómo se ubica Argentina frente al ya mencionado escenario internacional menos favorable? Sin duda alguna el haber regulado el ingreso de capitales de portafolio nos torna menos vulnerables a los cambios que se presentan en el ciclo de liquidez, no sólo en términos de volúmenes sino, en un futuro no tan lejano, de tasas de interés. Frente a la aparición en los últimos años de un ligero desequilibrio externo el desafío de la política económica es garantizar las fuentes de recursos externos que nos permitan sostener los niveles de actividad y empleo, y en paralelo abordar los déficit sectoriales que impactan en las cuentas externas. Y en ese sentido el desequilibrio industrial y energético deben ubicarse en el centro de las prioridades.
- Argentina tiene, entonces, espacio para buscar recursos externos que se orienten hacia los destinos estratégicos que remuevan los obstáculos estructurales y garanticen capacidad de repago.
- Vale la pena insistir, el carácter virtuoso o no que asuma el acceso de Argentina, ya sea de su soberano como de sus empresas, a corrientes de inversión directa o de financiamiento depende de manera decisiva en la asignación de esos recursos y su capacidad para remover las causas estructurales del estrangulamiento externo. Dicho en otros términos en la capacidad para promover el proceso de desarrollo, esto es, de transformación productiva y una más equitativa distribución del ingreso.
Este conjunto de ideas puede actuar de buen antídoto ante tanta contaminación en el debate económico, al que ahora se ha vuelto a incorporar en forma activa el FMI.
azaiat@pagina12.com.ar
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Pensar la crueldad

Vigilar, castigar y matar

Por Damián Pierbattisti *
Cuando Stanley Milgram se propuso investigar la “obediencia a la autoridad”, tuvo como preocupación central descubrir cómo fue posible un fenómeno tal como el nazismo. El punto de partida del célebre psicólogo norteamericano era bastante simple: la más absoluta atrocidad que se plasma en toda determinación genocida, es posible que haya tenido su origen en la mente de un único individuo, pero no podría haber sido llevada a cabo a escala tan amplia sin la colaboración obediente de otras muchas personas.
Milgram demuestra con su experimento que la enorme tarea colectiva que supone construir un genocidio descansa en la parcelización de las responsabilidades, que se encadenan unas a otras en un sinfín de innumerables acciones cuyo corolario final aparece con la eliminación física de un grupo social determinado. La transferencia de la responsabilidad individual en la autoridad de la cual emana la orden permite al sujeto des-responsabilizarse sobre los resultados de la acción ejecutada. En el caso del genocidio perpetrado en nuestro país, el encadenamiento de pequeñas tareas involucraba, simultáneamente y entre muchas otras, la activa participación de quienes tenían a su cargo mitigar la posible emergencia de toda señal de angustia entre los ejecutores de la obediencia debida (tarea asignada a los capellanes de las Fuerzas Armadas para los asesinos que tiraban personas vivas al océano Atlántico).
El asesinato del joven David Moreira pone de relieve la correspondencia que existe entre cierta producción discursiva con el campo de acciones sociales que ésta propicia. La minuciosa construcción de un discurso que pone el eje en “la guerra” contra la delincuencia (joven, pobre y urbana) se fue traduciendo en la creciente estigmatización de los jóvenes pertenecientes a los sectores populares, aspecto que redunda en el paulatino despojo de la condición humana de este amplio sector social y que los fue convirtiendo antes que en chivos expiatorios de políticas fallidas en “jóvenes matables”, retomando la imagen utilizada por una colega. Este asesinato nos confronta a varias dimensiones que no deben escapar a la posibilidad de ensayar un análisis sociológico.
En primer lugar, en el asesinato de David Moreira se juega la herencia de la dictadura militar con singular intensidad: la forma de poner fin a un conflicto social es a través de producir la eliminación física del otro. El “empoderamiento” de la sociedad civil respecto del discurso securitario comienza a traducir la oscura raíz que late en la pluma envenenada de los editorialistas del odio con vocación hegemónica. Lo vienen haciendo desde mucho antes de quedarse con Papel Prensa y no se advierte en el horizonte que vaya a ser muy diferente en el futuro inmediato. El diario La Nación tuvo un gesto de buen gusto al suprimir los comentarios de los lectores en las notas referidas a este tema. No fue el caso de Clarín.
Por otra parte, este hecho nos coloca ante la voluntad de matar que exhibe una porción, cuanto menos importante, de la sociedad civil argentina. Este episodio reinstala con fuerza la escisión existente entre el hecho de poseer armamento y la determinación de matar. Se puede disponer de la 4ª Flota y no querer matar a nadie mientras que si uno desea hacerlo, basta molerlo a palazos y patadas. Dicho de forma más simple: el desarme de la voluntad de matar trasciende a la política de cambiar fierros por plata. Lo que hay que desarmar va mucho más allá del ámbito de todo instrumental técnico-militar.
Esta voluntad de matar también se terceriza en las fuerzas de seguridad. En ellas descansa la ejecución legal de la creciente deshumanización de la que es objeto un importante sector de nuestra sociedad. Ni siquiera cuando queda negro sobre blanco la íntima relación de las fuerzas de seguridad con el narcotráfico, tal como lo demuestra la policía santafesina, provincia donde asesinaron a David Moreira, se pone en cuestión la necesidad imperiosa de que el poder político intervenga en la conducción de las fuerzas de seguridad. Dejar en manos de tales fuerzas el gobierno de decenas de miles de ciudadanos armados sobre los que descansa “la seguridad” y que se encuentran fuertemente vinculadas con la comisión de los delitos por los que, paradójicamente, se los convoca a combatir, no parece haber sido la mejor vía para enfrentar el “flagelo de la inseguridad”.
El neoliberalismo, y su respeto sacramental por la libertad de mercado, la confianza de los inversores y el adecuado clima de negocios llegó de la mano de un terror generalizado que posibilitó la matanza focalizada. Jamás ninguna personificación de la delincuencia, al menos aquella susceptible de ser asesinada a palazos, rozó siquiera a las conducciones económicas, políticas, militares, eclesiásticas y policiales que produjeron el genocidio en nuestro país, por medio del cual se alteró radicalmente la estructura social argentina. La capacidad de la que gozan para invisibilizar los efectos que generaron las políticas impulsadas por las diversas personificaciones de tales sectores sociales durante el genocidio y la extensa década de la hegemonía neoliberal va de la mano con la responsabilización de los propios excluidos sobre su propio destino. Pero para que el hilo se corte por lo más delgado es preciso construir el discurso racista y miserable que ponga a estos jóvenes en el centro del escarnio público.
En tal sentido, la justificación del asesinato de David Moreira que ensayó el diputado Sergio Massa, aun cuando debió retroceder tibiamente sobre sus pasos intentando edulcorar tamaña confesión de principios, pone de manifiesto cuál sería su “política de Estado” reservada a los efectos que produce la exclusión social. No es paradójico ni mucho menos sintomático que no exista alusión alguna a este fenómeno como causa subyacente de los múltiples ilegalismos que se pagan con la vida misma. El neoliberalismo concibe a cada sujeto como un agente económico que actúa guiado racionalmente en procura de la satisfacción de sus intereses particulares. Las condiciones materiales de existencia desde donde se debate la imposible realización de la individualizada sociedad de mercado carecen de mayor importancia. La responsabilización social de la pobreza se traduce en los discursos hegemónicos referidos a cierta pretendida holgazanería de los beneficiarios de planes sociales, donde se ponderan los rasgos salientes de supuesta “cultura del trabajo” ausente en ciertas fracciones de los sectores populares. De este modo, la desigualdad social inherente al desenvolvimiento objetivo de la formación social capitalista se reduce a un fenómeno de adaptaciones individuales a un orden social intrínsecamente injusto. Es por tal motivo que aparecen con estos hechos las diversas prescripciones a recuperar el poder disciplinario para reconducir las conductas extraviadas (“meter” a los jóvenes en reformatorios, reimplantar el servicio militar obligatorio, etc.), sin que se incorpore a la discusión la distribución de la renta nacional.
La intensidad con la que se vive la coyuntura en nuestro país obstaculiza, por momentos, la posibilidad de extender la mirada más allá del recorte de ocasión. En la guerra de posiciones por debilitar a los gobiernos posneoliberales de la región, la corrupción, la inseguridad y la inflación constituyen los tres grandes vectores a partir de los cuales se produce un permanente ejercicio de desgaste para minar la base social de estos gobiernos. La lucha por la hegemonía política demuestra, una vez más, que trasciende el campo de la esfera económica y que para llegar a conocer la direccionalidad que siguen los dos grandes modelos de país en pugna es preciso incorporar, como eje de análisis, la conducción intelectual, política y moral de la sociedad civil. En tal sentido, el asesinato de David Moreira a manos de “vecinos” indignados pone de manifiesto que la normalizada construcción de un discurso racista, discriminador y fuertemente deshumanizante se traduce en hechos concretos y específicos. De la misma manera que no hay creencia que no se corresponda con acciones, tampoco existen los discursos inocuos que no produzcan efecto alguno en la vida social.
“La patria es el otro” es una hermosa consigna que sólo puede realizarse si se incorpora la dimensión material donde fundar el vínculo con ese otro, que permita incorporar ese otro a un espacio de vida común, humano. Por tal motivo, y como bien señaló la Presidenta, para evitar una escalada que conduzca a otra Noche de los Cristales Rotos, es preciso avanzar sobre los intereses de los sectores más concentrados de la economía, lo que, desde luego, presupone la construcción de una fuerza social transformadora decidida a profundizar los avances logrados hasta el momento.
Cuando un buen padre de familia patea a un joven indefenso tirado en el piso hasta provocarle la muerte, queda en evidencia que los obstáculos que es preciso remover para construir una sociedad más justa y más humana son infinitamente más complejos de lo que parece a simple vista.
* Sociólogo. Investigador del Instituto de Investigaciones Gino Germani (UBA/Conicet).

Civilización y barbarie

Por Vicente Battista
Parecían ciudadanos libres de toda sospecha: los civiles usaban ropa de marca, calzaban zapatos impecablemente lustrados y se enorgullecían de pertenecer al exclusivo núcleo de los “Chicago Boys”, los ungidos vestían hábitos de calidad y repetían, con tono estremecido, aquellas frases de las Escrituras que mejor les convenían, los militares de cualquiera de las tres armas se proclamaban discípulos de San Martín y lucían uniformes cargados de medallas, aunque no se recordaba que hubieran intervenido en guerra alguna. Tanto los civiles, como los eclesiásticos y los militares preferían el pelo corto y prolijamente peinado, algunos se atrevían al bigote, jamás a la barba. Se los podía ver honrando los salones de alcurnia y poblando los palcos de la Sociedad Rural en cada una de las inauguraciones. No tenían el aspecto de quien le arrebata la cartera o el reloj a un transeúnte desprevenido. Nada de eso, ellos iban por más: arrebataron vidas, hicieron desaparecer a 30.000 compatriotas, robaron los bebés recién nacidos, para después matar a las madres y vender a los críos. En sus ratos libres torturaban sin descanso, se quedaban con las empresas de los que habían torturado, las compartían con sus socios civiles, y, puntualmente, todos iban a misa. Por último, engendraron una guerra que dejó a cientos de jóvenes muertos y ni siquiera un rasguño en los altos mandos. Perdieron esa guerra y poco después el dominio del país que habían masacrado. Los juzgaron, los condenaron, los indultaron y finalmente los volvieron a juzgar.
A lo largo de toda esa carrera de marchas y contramarchas, ni las Madres ni las Abuelas de Plaza de Mayo ensayaron el mínimo gesto de hacer justicia por mano propia. Creo recordar que un joven en Mar del Plata le dio una bofetada a Alfredo Astiz; esa cachetada y los escraches organizados por HIJOS marcaron el límite. Las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo jamás tiraron al suelo y molieron a palos a uno solo de los criminales indultados por Menem. De haberlo hecho, ¿qué hubieran dicho quienes hoy apoyan a las hordas que golpean y matan a los jóvenes sospechados de arrebato que no visten ropa de marca, no calzan zapatos de lujo y llevan piel oscura, barba y pelo largo?
Linchamiento llaman a esa monstruosidad. El mote viene de David Lynch, un cuáquero plantador de Virginia que participó en la guerra de la independencia de los Estados Unidos de Norteamérica, que en 1780 desoyó la resolución de un jurado que había absuelto a un grupo acusado de sublevación y sin más vueltas los mandó a colgar a todos. Esa costumbre de ejecutar sin juicio previo se propagó rápidamente por el territorio norteamericano y hacer “justicia” por mano propia se convirtió en un hábito estadounidense: un vasto número de películas del Far-West da cuenta de ello. En 1865 el Ku-Klux-Klan tomó la posta y se dedicó a linchar a esclavos negros definitivamente liberados ese mismo año. Fue casi natural que poco después, el 17 de noviembre de 1871, se fundara la Asociación Nacional del Rifle, creada con el falaz propósito de defender el derecho a poseer armas para defensa personal. Esa defensa hace que aproximadamente 300 millones de armas de fuego esté en manos de civiles, poco menos que la cantidad total de habitantes de la nación. Esas armas fueron el elemento esencial para producir masacres como, entre otras, las de la Universidad de Texas (15 muertos), la de la Escuela Secundaria Columbine (un profesor y 13 estudiantes muertos), la de la Escuela Tecnológica Virginia Tech (32 muertos) o la de una escuela primaria de Connecticut (28 muertos, 20 de ellos chicos que no llegaban a los cinco años de edad). ¿Quienes justifican y apoyan los recientes linchamientos estarán gestionando una sucursal de la Asociación Nacional del Rifle en nuestro país?
La nota de color, una vez más, la han dado dos candidatos presidenciales que se presentan como adversarios electorales, aunque no ideológicos: ambos abrevan de la misma fuente. Es fama que el procesado jefe de Gobierno de la Ciudad no es adicto a la lectura, de serlo no estaría tan tranquilo porque una de sus hijas se alejó de la violencia de nuestro país para afincarse en los Estados Unidos de Norteamérica. Según un informe del FBI, en EE.UU. durante el año 2009 hubo un total de 15.241 asesinatos, lo que arroja la nada desdeñable cifra de 42 muertos por día o, si se prefiere, dos muertos por minuto. El procesado jefe de Gobierno debería tener en cuenta que cualquier mañana de éstas, algún vehemente joven WASP puede cargar el rifle de asalto AK-47, que por el simple hecho de abrir una caja de ahorro le acaba de regalar el banco de su barrio, y así, sin más, salir a voltear negros, latinos, musulmanes y, si se cuadra, también norteamericanos puros. Se estima que en el siglo XX murieron más norteamericanos a manos de sus propios compatriotas que la suma de soldados estadounidenses muertos en las dos guerras mundiales, la guerra de Corea y la guerra de Vietnam.
Por lo que se sabe, el ex intendente de Tigre y actual diputado nacional no tiene parientes cercanos en los Estados Unidos de América, lo que no le impide apoyar con vehemencia la política violenta que sustentan los grupos más fascistas de aquellas tierras. Se fotografió, sonriente y feliz, con miembros del Tea Party, y ante los linchamientos registrados en nuestro país, con voz trémula sentenció: “El que las hace las paga”. Si tanto le gustan las frases hechas, podríamos volver a esa foto del Tea Party y decir: “Dime con quién andas y te diré quién eres”.

Periodismo que lincha: la gestión del miedo

Por Florencia Saintout *
Ante hechos atroces como los ocurridos con los linchamientos, todos nuestros análisis deben partir de la condena más rotunda a uno de los acontecimientos más alarmantes que vivimos dentro del marco democrático. Sabemos claramente que el derecho a la propiedad jamás valdrá más que el derecho a la vida, aunque muchos relativicen el valor de la vida de los sectores populares. Por momentos parece que está todo dicho: unos afirman que hay una ola de linchamientos que tiene que ver con la ausencia del Estado y otros afirmamos que esto debe entenderse como una operación político-mediática de la derecha contra el proyecto de un nuevo Código Penal. Pero especialmente se busca generar la idea de que el caos y el miedo necesitan de un candidato con nombre de embajada norteamericana. Unos dicen que la gente sale a linchar y que está bien que hagan justicia; otros decimos que asesinan y que hay responsables de ello.
Así está el debate. Sin embargo, luego de tomar posición, considero que hay tres zonas sobre las cuales vale la pena detenerse:

1. Los medios

Sorprende la velocidad y la casi absoluta homogeneidad con la que los medios –sacando visibles excepciones– han tratado el tema. Como si hubiera en los distintos proyectos periodísticos un directorio común que bajara una línea editorial sin fisuras y que cada uno de los periodistas estuviera dispuesto a repetir sin soplar. Evidentemente, en un abanico tan complejo de medios esto no es posible. Ocurre otra cosa: la gestión interesada del miedo desde el discurso de la seguridad ciudadana, por el cual la sociedad se divide entre unos vecinos ciudadanos (“la gente”) por un lado y unos monstruos a temer del otro, se viene construyendo como política de control social desde hace décadas.
Esta matriz se ha constituido como una doxa, un sentido común de una fortaleza tal que está disponible en cualquier momento hasta para justificar un asesinato brutal como el de David Moreyra.
Esta fuerza no ha salido de la nada. Se sostiene en décadas y décadas de sedimentación de una idea: hay un enemigo interno que debe ser exterminado. Esto para los medios comenzó con la dictadura. El periodismo que hoy está más eufórico con el “linchamiento” es el que participó como coautor del gran crimen planificado de la dictadura.
Ha dicho el fiscal federal José Nebbia (respecto del diario La Nueva Provincia, pero podría pensarse para el sistema de medios en general): “Un exterminio de las características que tuvo el argentino no se da de un día para el otro: se prepara, se ejecuta y luego tiene que justificarse”. El sistema de medios hegemónico durante la dictadura participó activamente de la construcción de un otro exterminable (por eso no podemos seguir hablando de complicidad o de asociación sino de coautoría). La invención de “los enfrentamientos”, ocultando asesinatos de militantes políticos cometidos por el terrorismo de Estado, tuvo como principal objetivo aterrorizar a la sociedad y crear una idea de guerra donde unos (los militantes) debían ser exterminados por “el bien común”. No se trató sólo de discursos o relatos, ya lo sabemos.
Tampoco ahora se trata sólo de relatos en vacío. La gestión del miedo al otro tiene consecuencias “reales”, concretas. Alcanza con ver la población carcelaria de nuestro país: el 60 por ciento de los detenidos no tienen condena aún y el 67 por ciento de los privados de libertad son jóvenes entre 18 y 34 años que responden a un patrón marcado por el racismo y el clasismo. Las denuncias de torturas en las cárceles como las características de las víctimas de la violencia de los últimos días responden a esos patrones en que los medios sitúan a los que no son vecinos, a los que no son gente.

2. El miedo

El miedo forma parte de las emociones humanas. Nadie discutiría esto. Pero el miedo, que no es racional y que se vive con la fuerza y la verdad de la experiencia individual (nos hacemos pis de miedo; se nos eriza la piel del miedo), se construye históricamente y se transmite culturalmente. Por esta razón, a lo largo de la historia los miedos no han sido los mismos. Este es un tiempo donde los medios juegan un papel fundamental en la gestión y transmisión de esos miedos que no son naturales (lo que no quiere decir que no sean verdaderos) y por eso debemos estar muy atentos a la historicidad del proceso para poder decidir democráticamente sobre ellos.

3. La política

La constatación de la fuerza histórica por derecha en la que se ha consolidado la percepción del otro no blanco/no de clase media o alta como el enemigo –al punto que está justificada su destrucción– no debería atrincherarnos en un solo lugar y dejarles el tablero social entero para que se muevan a sus anchas. Lo que se llama seguridad se ha definido por derecha pero no quiere decir que entonces en ese territorio simbólico/material la única posibilidad que nos quede sea huir o dar batalla con las herramientas que ellos –travestidos de medios– nos plantean.
Sabemos que a lo que se ha nombrado como inseguridad se responde con justicia social, respuesta que implica la eliminación de las desigualdades estructurales de todo tipo. Pero también con la transformación de instituciones como la Justicia, cuyos dispositivos punitivistas no son nada independientes ni neutrales. Por eso peleamos contra la “inseguridad” no sólo convocando a la ciudadanía y sus organizaciones, sino también haciendo política, revitalizándola. Lo que implica a su vez generar espacios para que los jóvenes argentinos tengan causas colectivas por las que luchar para poder vivir en un mundo más digno. En esa tarea se incluye, sin dudas, la transformación de unos medios de comunicación y un modo del periodismo que sin protocolos comunes habla comúnmente y a boca de jarro provocando y justificando los crímenes. Lo que estos medios llaman linchamientos es lo que antes llamaron justicieros y antes llamaron enfrentamientos, con distintos signos de acuerdo con la época y los intereses en juego. Estos medios, con sus candidatos ocasionales, lo único que quieren es linchar al pueblo.
* Doctora en Cs. Sociales. Decana de la FPyCS-UNLP.

ACUERDOS CON CENTROS DE ALMACENEROS E IMPULSO A FERIAS Y MERCADOS CONCENTRADORES, FUTUROS PASOS DE PRECIOS CUIDADOS. ENTREVISTA A AUGUSTO COSTA “Hay que llegar a todo el consumo popular”

Por Javier Lewkowicz
“El gran desafío es que Precios Cuidados alcance a los formatos de omercialización más pequeños. También vamos a impulsar canales alternativos como ferias y mercados concentradores.” Así definió el norte del acuerdo de precios el secretario de Comercio, Augusto Costa. En diálogo exclusivo con Página/12, recuerda que el programa debió enfrentar “el peor de los contextos”, pero asegura que la situación es ahora de mayor certidumbre y que la inauguración de la nueva etapa es prueba de éxito. Sin embargo, la inflación creció en los últimos meses. “Los precios se están desacelerando y todavía faltan correcciones por aumentos desmedidos”, replica. Costa también analiza en detalle en qué consiste el control que el Gobierno tiene sobre las importaciones: “El sector privado exige previsibilidad, y me parece muy bien, pero el Estado también la requiere”.
–Días atrás se lanzó la segunda etapa de Precios Cuidados. ¿Su vigencia llegó a peligrar con la inestabilidad económica del verano?
–La política se lanzó en un momento muy particular, logró dar señales de precios transparentes, estables y previsibles en el peor de los contextos, cuando se verificaron actitudes muy irracionales que hicieron que los consumidores perdieran referencia. Que tres meses después, con un contexto macroeconómico y de previsibilidad completamente distinto estemos actualizando la canasta, muestra el éxito de la política.
–En algún momento circularon versiones de una fuerte tensión con las empresas del acuerdo, en especial con los supermercados. ¿Cómo fue el proceso de negociación?
–Cuando lanzamos esta política, la única manera de restablecer la referencia de precios era a través de una agresiva campaña de comunicación. El programa se instaló rápidamente, eso sorprendió a las empresas y les generó preocupación, porque la concientización en los consumidores fue más veloz que la capacidad de puesta en marcha del programa. Luego bajó la tensión: los productos se encontraban y los supermercados y proveedores mejoraron la comunicación entre sí. En esta negociación hubo algún momento en el que la situación con los supermercados se puso más difícil. También hubo diferencias con una empresa que aspiraba a tener una mayor recomposición de precios. Pero nosotros siempre tuvimos muy en cuenta que la canasta tiene que ser una referencia real de precios. No nos sirven precios desfasados.
–Hubo empresas que se sumaron al acuerdo, con lo que algún incentivo de mercado debe haber. ¿Cómo evolucionó la demanda de los productos del acuerdo?
–El acuerdo les permite a las empresas acceder a una demanda mucho mayor. El movimiento ilógico de los demás precios hizo que se vuelque mucha demanda a Precios Cuidados. En los artículos del programa, el aumento de la demanda estuvo en todos los casos entre el 200 y el 1000 por ciento. La negociación con las empresas estuvo muy influenciada por toda esta lectura.
–¿Cuál es el objetivo del programa para el segundo trimestre?
–Creemos que ya tenemos consolidada la política para los supermercados más grandes, tanto en Ciudad de Buenos Aires y Gran Buenos Aires como en muchas otras ciudades del país. Con las cadenas regionales también está avanzada. Ahora el objetivo es ampliar la cantidad de supermercados regionales adheridos, sobre todo en el sur del país, donde tuvimos una menor posibilidad de avanzar. Pero fundamentalmente, y éste es el gran desafío, la intención es que Precios Cuidados alcance a los comercios más pequeños, porque una gran parte del consumo popular pasa por allí. Para eso tenemos un acuerdo con la Cámara de Mayoristas y Distribuidores, que son los que abastecen a esos formatos. La semana que viene esperamos formalizar el convenio, ya anunciado en febrero, con supermercados chinos. También esperamos avanzar con almacenes, en convenios que funcionarán de la misma forma. A la vez, vamos a impulsar canales de comercialización alternativos como ferias y mercados concentradores, para brindar señales de precios en productos muy representativos en los que se pueda acortar la distancia entre el productor y el consumidor final.
–¿Cuál es el grado de avance en el fortalecimiento de canales alternativos?
–Estamos en una etapa de relevamiento de experiencias. En base a la localidad o a la región de que se trate, hay distintos esquemas que pueden ser viables. Tenemos buenas perspectivas de avanzar en ese plano. Con la coordinación de la Secretaría de Comercio, la idea es lanzar un programa especial para una red de comercios de proximidad y de mercados y ferias.
–¿Cuál va a ser el compromiso formal de los supermercados chinos y de los almacenes que eventualmente se sumen al acuerdo?
–Con los supermercados chinos se va a firmar un compromiso por el cual los precios al público de una serie de artículos van a ser los que se fijen en el acuerdo. Estos productos van a tener la identificación de Precios Cuidados. Con el sector de almacenes, estamos buscando acuerdos con los centros que los agrupan. Queremos que haya referencias de precios en todos esos comercios más chicos, y esperamos que quien no aplique una política de precios razonable, sea penalizado por el consumidor.
–El programa de Precios Cuidados está más consolidado. Pero el resto de los precios, en buena medida, desde fines del año pasado ya absorbieron la devaluación, lo que se reflejó en la suba de la inflación en los últimos meses.
–La política de administración de precios excede a Precios Cuidados, aunque el programa sea un eje de referencia. Nuestros relevamientos de precios de toda la economía muestran que existe una clara tendencia a la desaceleración, y en general la situación es mucho más estable. Todavía hay efectos del tipo de cambio que se están trasladando, pero también hay reversión de aumentos desproporcionados que se están dando, en algunos casos, en forma de bajas. Esto tiene que ver con Precios Cuidados pero también con el escenario general de mayor previsibilidad. Muchos empresarios me manifestaron que durante el mes de enero sintieron pánico. Esa sensación no estaba basada en condiciones objetivas, sino en una campaña de generación de incertidumbre y de desconfianza. Hoy admiten que la situación es completamente distinta, que están confiados en las perspectivas de la economía para el resto del año y que eso se replica en precios y en planes de inversión.
–¿El Gobierno utiliza otras herramientas en materia de precios?
–En primer lugar, cabe aclarar que los precios los ponen las empresas, no los deciden el secretario de Comercio ni el ministro de Economía. Ahora bien, el objetivo de la política es que la evolución de los precios sea consistente con el crecimiento con inclusión social basado en la industrialización, y con una distribución de la renta equitativa a lo largo de la cadena. Otra herramienta central para abordar la cuestión de los precios es la administración del comercio exterior, para que el flujo de exportaciones e importaciones sea consistente con una situación de pleno abastecimiento que defina precios con una tendencia razonable. Por ejemplo, frente a la actual restricción estacional en la producción de lácteos, estamos trabajando para que el abastecimiento interno esté garantizado. Lo mismo con respecto al sector del trigo.
–¿Qué se espera del índice de precios de marzo, que se publica esta semana?
–A partir de fines de febrero comenzamos a ver la desaceleración de precios. Más allá de subas puntuales en marzo, como servicios educativos, prepagas y combustibles, en el resto de los precios vimos una desaceleración clara. Nos enteraremos el martes cuánto de todo eso se va a ver reflejado en el indicador. Espero que lo capte.
–Comenzaron a cerrar las paritarias y una reacción empresarial conocida es el traslado automático a precios. ¿Cómo van a trabajar en ese tema?
–Vamos a analizar junto con cada una de las empresas con las que trabaja la Secretaría cuál es el impacto real del componente salarial en la estructura de costos y vamos a intervenir en situaciones donde veamos que haya traslado injustificado a precios, tanto para los productos del acuerdo como para los que no están en Precios Cuidados.

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