miércoles, 15 de enero de 2014

EXPLOSION

Gotitas / miguitas / papelitos
pajaritos / ramitas / vientito 
/ silencio /
/…/
[oscurece]
y cae un rayo cruzando el norte como una serpiente venenosa,
los edificios retumban, se inflan los ambientes y explotan los vidrios
y en cámara lenta cae la gente al vacío junto a sus muebles y sus tazas de té;
picados por la serpiente los teléfonos suenan al mismo tiempo y se caen de las mesas,
como un rosario de últimos alientos padrenuestros y diostesalvemarías
rezan el tintinear de las familias que insisten hijo, padre, madre,
las bocas se llenan de fuego, humo, Diosmíoayudame,
las bocas se llenan de aire con tierra
[amanece]
[Un estruendo, el temblor y una extensa columna de humo gris. La explosión que afectó esta mañana a un edificio…]
Y caen por el ojo del tornado los vecinos
gotitas / miguitas / papelitos
[gotitas puntiagudas de la altura
que si te pegan te lastiman,
se te incrustan en la cabeza y en el cuerpo
como las moneditas al mendigo]
caen pajaritos / ramitas / vientito
cae todo
y en las espirales de la vida la cama está sobre la espalda,
la silla está sobre los hombros,
la televisión está sobre sus caras
/ silencio /
Se evaporan las gotitas
que gotea la canilla antes
de que el agua toque
el suelo.

El Hombre Gato en Cronica TV !!!





PARA ENTENDER UN POQUITO MAS...LEER "EL CAMPITO" DE JUAN DIEGO INCARDONA.

LEEMOS EN EL BLOG DE JUAN DIEGO INCARDONA.

La explosión que no fue (el lado B de El ataque a Villa Celina)
por Pablo Ayala

En 1993 yo vivía en Villa Celina. Tuvimos que dejar la casa donde vivíamos y Sole se fue a lo de los tíos, mamá vivía en una pieza y yo con Morata en la casa de Pocha, su vieja. Para ese entonces trabajaba en una tienda de la calle Avellaneda y los sábados trabajaba medio día. Uno de esos sábados en que yo salía a tomar el 36 rumbo al trabajo sucedió algo que siempre conté como hazaña y como nunca nadie me creyó quedó sepultado en el arcón de los recuerdos. Volví a revivirlo gracias al escritor Juan Diego Incardona, autor de esa joya que es “Villa Celina”, que en dicho libro escribió “El ataque a Villa Celina”, algo así como otra versión de lo mismo que yo viví y me animó a volver a recordarlo, y sobre todo, a escribirlo.
Como ya dije era un sábado, vivíamos en el 7mo piso del edificio 11 del complejo llamado Barrio General Paz, iba a la tienda de la calle Avellaneda para lo cual debía tomar el 36. Serían las 7 y media de la mañana y al bajar del as-censor vi a un tipo en calzoncillos gritándole a Chavez, el portero, que hiciera algo. Al mismo tiempo sentí un fuerte olor a gas y un ruido terrible, como si algo enorme estuviera desinflándose. Resulta que en aquellos años de la priva-tización menemista alguien había saboteado los caños de gas natural y éste venía con más presión de la debida con lo cual estallaron estufas, calefones y cocinas. Si no ocurrió algo más grave fue porque era sábado y temprano y nadie estaba aún levantado. Chavez y el tipo en calzoncillos salieron a tocar los porteros eléctricos de los edificios vecinos para avisarle a todos que bajen, que cualquier chispa podía hacer saltar todo y como la madre de Morata no tenía portero empecé a gritarle hacia la ventana. Cuando Carlos, su pareja, se asomó le dije que bajaran, le expliqué a los gritos lo del gas y que la cosa podía ponerse delicada y que en cualquier momento podía volar el barrio por los aires. Fue entonces que cortaron la luz y no había ascensor y toda la gente del edificio corría por las escaleras. Pasó Roberto, el loco del sexto, y pasó la colorada del segundo con un camisón transparente. Pero Pocha y Carlos no aparecían. Entonces temí lo peor y ahí saqué ese héroe que todos tenemos dentro y, mientras todos huían despavoridos escaleras abajo, yo empecé a subir a buscar a mis amigos. Los encontré en el cuarto, Pocha había decidido que si le tocaba morir ese día, que la muerte no la encontrara sin peinar y sin pintar. La dignidad ante todo, en medio de vecinos semidesnudos y despeinados. Los agarré y bajamos corriendo hacia el parque. Cuando todo se arregló, me fui a trabajar y después a ver a los muchachos a Catán donde conté mi acto heroico que por supuesto nadie creyó. Ni siquiera cuando Crónica tituló al otro día “Casi explota Villa Celina”. Pocha murió 14 años después de un cáncer fulminante que la tuvo agonizando una semana; a su entierro fuimos Morata, Carlos, el Gordo Capola y yo llevando su cajón. Esa vez no la pude salvar. Cuando leí el libro de Incardona, esa misma noche la soñé. Y obviamente estaba bien pintada y bien peinada, vos viste cómo es esto: la dignidad ante todo.
5 de Diciembre de 2013

ARTIGAS, EL CAUDILLO DE PSUEBLOS LIBRES.



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INVASIÓN PORTUGUESA A LA BANDA ORIENTAL (1816-1820)
                          

José Gervacio Artigas   
Protector de los Pueblos Libres.     José Gervasio de Artigas
(01) Artigas ante la invasión.
(02) La clase decente
(03) La toma de Montevideo
(04) Plebiscito popular
(05) Perseverancia
(06) Nueva ofensiva artiguista
(07) La defección de Rivera
(08) Fuentes.



Artigas ante la invasión.

El 11 enero de 1816,
José Gervasio de Artigas le escribía a Barreiro:

“Según toda probabilidad los portugueses se nos acercan con movimientos que no pueden menos que excitar nuestro cuidado. Ya sea de interés de aquella corte, ya esfuerzos de los emigrados, ya intrigas de Buenos Aires, lo cierto es que se nos vienen...

Pese a la complicidad y apoyo de Buenos Aires a la invasión portuguesa, el caudillo oriental se prepara para resistir a los portugueses. El mismo día 11 se dirigió a Andrés Guacurarí y Artigas –Andresito- haciéndole saber los preparativos portugueses, al tiempo que le daba instrucciones:

“...es preciso irnos preparando poco a poco y ponernos en términos de contener los esfuerzos de esta potencia, a quien como tan vecina debemos suponer la más enemiga por la experiencia que tenemos de sus procedimientos inicuos y mayormente cuando sé que su plan es decidido a ocupar todo lo que divide la costa oriental del Paraná. Por lo mismo desde esta fecha prohíbame usted todo tránsito del otro lado a éste y de éste a aquél”.

El caudillo tomó una serie de previsiones: se organizaron cuerpos de caballería y se distribuyeron guardias en los pasos estratégicos; se ordenó la concentración de caballadas, armas y municiones en Purificación; se dispuso la fabricación de pólvora en los pueblos misioneros; se ordenó la interacción de sospechosos de colaboración y el fusilamiento de conspiradores o traidores.

A pesar de la falta de apoyo del gobierno de Buenos Aires, ante la inminente invasión portuguesa el Jefe oriental concibió un plan estratégico audaz: “forzar el Uruguay por arriba del Ibicuy y entrar en sus poblaciones”, llevado la guerra al propio territorio brasileño al tiempo que le cortaba las comunicaciones y abastecimientos con sus bases.

El 28 de agosto de 1816 la vanguardia de Lecor ocupaba la fortaleza de Santa Teresa, al mismo tiempo que Andresito entraba en las Misiones Orientales, derrotando a los portugueses el 21 de septiembre en Rincón de la Cruz y poniendo sitio a San Borja. Con fuerzas superiores, el portugués Abreu consigue rechazarlo el 3 de octubre. El día 19, es derrotado Verdún, que con 700 hombre había llegado al Ibirocay, afluente el Ibicuy. También es derrotada la columna que marchaba al mando del propio Artigas en cercanías de los cerros de Corumbé, sobre el Cuareim. El día 27, luego de perder 500 hombres, Artigas se retira hacia Arapey, para reorganizar sus fuerzas.

Mientras la columna norte sufría esos contrastes, continuaba la invasión lusitana por el este. Fructuoso Rivera era derrotado en India Muerta el 19 de noviembre de 1816, dejando 250 muertos y varios heridos y prisioneros. Lecor, con el grueso del ejército llegaba Maldonado el 4 de enero de 1817, y entrando en contacto con la flotilla de Vianna, establece su Cuartel General en el sitio que denomina “Pan de Azucar”. En ese punto se le incorpora la columna del general da Silveira, que había derrotado a Ortogués.

La clase decente

Mientras tanto, en Montevideo, ante la invasión, el 22 de junio de 1816 el Cabildo lanzó una proclama exhortando al pueblo prepararse para la defensa, disponiendo la formación de milicias cívicas, la distribución de armas y la formación de cuerpos de infantería compuesta por negros libertos. El 20 de agosto el Cabildo concentra el gobierno político y militar en el Delegado Barreiro y Joaquín Suárez.

Como suele suceder, un grupo del “patriciado” montevideano se opuso a las medidas. Para ellos Barreiro encarnaba –según Carlos Anaya- “la arbitrariedad despótica, hasta quitar al Vecindario, sin distinción, sus esclavos, para crear un batallón de 600 o más soldados, sin documentar siquiera a sus propietarios”. Los opositores se conjuraron encabezados por Juan María Pérez, y el 2 de septiembre tomaron preso a Barreiro, a su secretario Santiago Sierra, a los cabildantes, al Comandante de artillería Bonifacio Ramos y al secretario del Ayuntamiento Pedro María Taveiro.

En la noche siguiente, del día 3 de septiembre, fuerzas partidarias de Barreiro lo sacaron e él y otros compañeros, y desde la Ciudadela hizo arrestar a unos veinte civiles y a oficiales de la milicia. Este movimiento conocido como “la rebelión de los cívicos”, es descripta por Bauzá: “Aquella insurrección del cuerpo constituido por las clases más acomodadas de la ciudad era un síntoma inopinado y de mal agüero. Las causas ostensibles y ocultas que la habían provocado resultaban en pugna abierta con los designios del protector. Podía inferirse de esto que el espíritu de resistencia aislada y a todo trance contra la invasión lusitana, no prosperaba en Montevideo, o, en otras palabras, que la ciudad no tenia confianza en las combinaciones militares de Artigas y mucho menos en sus planes políticos”.

El 4 de enero de 1817, el general Abreu sorprende en al Cuartel General artiguista sobre el arroyo Catalán, y derrotado, Artigas se retira hasta las cercanías de Belén. El dia 19, el Brigadier Chagas cruza el Uruguay y derrota a Andresito y lo persigue hasta Yapeyú; Chagas, luego de arrasar los pueblos misioneros de Santa María, Mártires y Concepción, regresa a San Borja. Andresito establece su cuartel en Apóstoles, donde es nuevamente atacado en octubre por Chagas, sin éxito.


La toma de Montevideo

Mientras tanto, Lecor intimaba la rendición de Montevideo. Reunido con los demás jefes, Barreiro decide dejar la plaza, marchando con sus fuerzas y algunas familias artiguistas hacia Santa Lucía. Mientras las tropas artiguistas vadeaban el arroyo Miguelete, la vanguardia de Lecor avanzaba hacia la ciudad por el Camino Real.

El 20 de enero de 1817 entra en Montevideo, y el regidor Jerónimo Pío Bianqui lo recibe con estas amables palabras:

“El Exmo. Cabildo de esta ciudad, por intermedio de su Síndico Procurador General, hace entrega de las llaves de esta plaza a S.M. Fielísima –que Dios guarde- depositándola con satisfacción y placer en manos de V.E. suplicándole sumisamente tenga la bondad de hacerle el gusto, de que en cualquier caso o evento que se vea en la necesidad de evacuarla, no la entregue a ninguna autoridad o potencia, que no sea el mismo Cabildo de quien la recibe, como autoridad representativa de Montevideo y de toda la Provincia Oriental, cuyos derechos ha reasumido por las circunstancias”.

Lecor contestó agradecido y manifestando que lo haría saber a S.M.F. Luego, entró en Montevideo izando la bandera portuguesa en todos los edificios públicos. En medio de salvas y repiques de campana, Lecor avanzó por las calles de la ciudad, en medio de los aplausos de las damas “decentes” que le arrojaban ramilletes de flores. Poco después abrió el puerto al libre comercio, para satisfacción de los buques ingleses que esperaban en el río.

Plebiscito popular

Para tomar conocimiento en el terreno, Artigas se traslada en abril de 1817 hasta las márgenes del Santa Lucía Chico, y advierte que algunos jefes eran partidarios de “la concordia” con Buenos Aires, para conseguir apoyo y auxilios contra los portugueses. Artigas rechazo esta opinión y nombró a Fructuoso Rivera como “Comandante General del Ejército de Derecha”, que debía operar al sur del Río Negro.

La designación de Rivera produjo el malestar de los jefes, que nombran en cambio Tomás García de Zúñiga, en junta de generales. Rivera no acepta la decisión, pero por consejo de Lavalleja se aviene a esperar la decisión de Artigas, que no se hace esperar:

“Desobedecidas mis órdenes, es superfluo exigir el orden de mis providencias. Los que se han exhibido suficientes para autorizar el Acta de Santa Lucía, deben suponerse responsables de sus consecuencias”.

La opinión de Artigas determinó que Zuñiga entregara el mando a Bonifacio Ramos y Rufino Bauzá, aceptando en definitiva la designación de Rivera, pero para entonces, ante una nueva amenaza de invasión portuguesa, Artigas mandó a llamar a Rivera y designó en su reemplazo a Ortogués. Esta designación también fue resistida por los jefes provocando nuevos conflictos; algunos jefes y tropas se avinieron al edicto del Cabildo que, a sugerencia de Lecor, daba facilidades para pasar a Buenos Aires a quien depusiera las armas.

Abandonado por parte de sus fuerzas, Ortogués se retira a Canelones y luego a Mercedes; poco después era derrotado y tomado prisionero por las fuerzas de Bentos Goncalves a orillas del río Negro.

En vista de las controversias sobre sus decisiones, Artigas decide convocar la opinión popular de las villas y pueblos orientales. El plebiscito se realizó entre octubre y noviembre de 1817. El vecindario de los pueblos se expresaron en términos similares:

“Yo el primer Comandante…hice entender expresivamente que el jefe ha llegado a comprender que por vulgaridad se denigra su conducta sobre la que observa con la ciudad de Buenos Aires y que los pueblos son libres de deliberar su suerte y su deseo todo a respetar lo que los mismos pueblos resuelvan; asimismo cada ciudadano puede manifestar su sentir libremente y nombrar nuevo jefe, si considera no estar bien depositada la confianza que con tanto júbilo se había hecho en la persona del referido ciudadano José Artigas.
Una voz sonó en el concurso: ¡Viva Artigas! ¡Viva nuestro Jefe Artigas, a él nombramos al principio, él ha de ser nuestro jefe mientras le dura la vida y muy contentos con cuanto ha hecho estamos y con cuanto en lo sucesivo haga”



Perseverancia

En vista del pronunciamiento, el 13 de noviembre Artigas dirige a Pueyrredón un oficio que en la práctica era una declaración de guerra, reclamándole su connivencia con la invasión portuguesa.

Durante 1818, en principio las fuerzas artiguistas consiguen algunos triunfos en el frente oriental sobre los portugueses, ocupando Yaguarón y recuperando Cerro Largo y Santa Teresa, pero una fuerte contraofensiva lusitana los obliga a retirarse hasta Purificación. En febrero de 1818, desde el Cuartel General portugués, el brigadier Curado avanzó sobre territorio oriental, llegando hasta el Hervidero, tomando prisionero a Lavalleja y otros jefes, en las puntas de Valentín Grande.

Mientras tanto, una escuadrilla brasileña remonta el río Uruguay, destruyendo algunas baterías artiguistas, hasta hacer contacto con Bentos Manuel Ribeiro. Apoyado por la escuadrilla, Ribeiro cruza el Uruguay hacia Entre Ríos, y derrotando a Gorgoño Aguiar, repasa el Uruguay en persecución de Artigas, a quién derrota completamente a orillas del Queguay Chico el 4 de julio de 1818. En esta acción caen prisioneros doscientos orientales, entre ellos Barreiro.

Al sur del río Negro, Lecor consolidadaza la ocupación, tomando prisioneros en varias acciones a varios hombres como Manuel Francisco Artigas, Joaquín Suárez y García Zúñiga.


Nueva ofensiva artiguista

Sin recursos ni apoyo, a principios de 1819 Artigas decide una audaz ofensiva valiéndose de las fuerzas de Andrés Guacuarí. Éste marcha desde San Nicolás, pero no logra tomar contacto con la columna de Artigas, y contramarcha, siendo derrotado por Chagas en Itacurubí. Poco después era tomado prisionero y enviado a una cárcel del Río de Janeiro, donde muere tiempo después en confusos episodios, poco conocidos.

Por su parte, Fructuoso Rivera era sorprendido por Bentos Manuel el 3 de octubre cerca de Paso del Rabón. Rivera logra escapar en una notable retirada de 60 km. pero finalmente es derrotado y dispersado completamente el día 28 en cercanías de Arroyo Grande.

Mientras tanto Artigas continuaba su avance sobre territorio brasileño, derrotando a Abreu en Santa María el 14 de diciembre. El jefe oriental mantiene la ocupación pese a la contraofensiva brasileña, pero tiempo más tarde, el 22 de enero de 1820, Andrés Latorre era vencido por el conde de Figuerias en Tacuarembó Chico. Este golpe, prácticamente se quebraba la resistencia artigusita, que luchaba solo contra el imperio, con la complicidad del Directorio porteño.


La defección de Rivera

Desde Mataojo –actual Salto- Artigas ordenó a
Fructuoso Rivera, -que estaba en Tres Árboles- que se le incorporara, pero éste no responde; había acordado en armisticio con Bentos Mnuel.

Ante la defección de Rivera, Artigas cruza el río Uruguay procurando el apoyo de los caudillos federales
 
Fuentes:
- Reyes Abadie, Washington. Artigas y el federalismo en el Río de la Plata
- Castagnino Leonardo. Triple Alianza contra los paises del Plata
- La Gazeta Federal www.lagazeta.com.ar

› OPINION

La prensa del golpe del ’64



 Por Emir Sader
El golpe militar de 1964 –del que se cumplen 50 años– fue un producto más de las crisis de desestabilización política que Estados Unidos, aliado a las fuerzas locales, ha promovido en Latinoamérica. Es un golpe que se inscribe en la larga lista que incluye a los golpes en Guatemala (1954), en Brasil en contra de Getúlio Vargas (1954), en Argentina en contra de Perón (1955), entre tantos otros.
Los golpes fueron siempre articulados como si fueran levantamientos espontáneos contra gobiernos “despóticos”, “criptocomunistas”, aislados por movimientos democráticos de resistencia en la defensa de libertades amenazadas. Pero se trata de tácticas armadas por las teorías de la contrainsurgencia, que serían perfeccionadas y aplicadas en otros países de la misma región, como Uruguay, Chile y Argentina.
En esos planes es indispensable el rol de la prensa para desarrollar campañas insidiosas en contra de los gobiernos, levantando falsas acusaciones, mintiendo, forjando circunstancias y diseminando un clima de terror, de pánico, entre la población: la democracia estaría en riesgo, las libertades estarían terminando, la libertad de expresión estaría siendo mortalmente atacada, la libertad de culto podría terminar, la educación estaría siendo blanco de campañas comunistas de formación de la juventud, etc., etcétera.
La prensa fue un instrumento ideológico en la preparación del golpe y de la instalación de las dictaduras militares. En Brasil, la prensa convocaba a Marchas de la Familia, con Dios, por la libertad, distorsionaba las políticas del gobierno de João Goulart, llamaba abiertamente al golpe militar en sus editoriales, apelaba al fantasma del “comunismo”, sirviendo a los ideales de la Doctrina de Seguridad Nacional en la Guerra Fría.
Y lo hacía –como se conoce hoy por el acceso a los periódicos de aquel período– como si la democracia estuviera en riesgo y el golpe militar, que ha instaurado el más salvaje régimen dictatorial que el país ha conocido, fuera la salvación de la democracia. En nombre de los riesgos que estaría corriendo la democracia, han actuado abiertamente para que la democracia brasileña fuera destruida.
Sin la prensa no habría sido posible la creación del clima de desestabilización, indispensable a la intervención de los militares, como para imponer el orden en una situación que la prensa propagaba que estaría fuera de control institucional, de una situacion supuestamente pre-revolucionaria.
La prensa fue el vocero del proyecto de ruptura de la democracia y de apelación a los militares para que intervinieran. La prensa saludó al golpe como la salvación de la democracia, se pronunció abiertamente a favor de la instauración de la dictadura y apoyó la represión como si fuera parte del esquema de salvación de la democracia. Sin la prensa no habría sido creado el clima de desestabilización que ha vuelto realidad el golpe y la dictadura militar, que han cambiado la historia de Brasil.
Son crímenes contra la democracia, que han manchado irreversiblemente a los órganos de la prensa que han participado de ese movimiento golpista. En el momento más importante de la historia brasileña reciente, la prensa se quedó del lado de la dictadura y en contra de la democracia.

› ENTRE AYER Y HOY SE PLEBISCITA LA NUEVA CONSTITUCION

En las urnas el gobierno busca legitimarse tras el golpe de Estado que derrocó a Mohamed Mursi el año pasado. Y parece decidido a obtener la victoria. En un clima de violencia en el país, hubo once muertos.

 Por Alastair Beach *
Un largamente esperado voto por la nueva Constitución de Egipto comenzó con una bomba, continuó con choques que dejaron por lo menos once personas muertas y parece decidido a terminar hoy con una victoria para un gobierno que ha hecho todo lo que ha podido por evitar cualquier otro resultado. El referéndum es ostensiblemente un plebiscito directo para la nueva Carta Magna nacional del país, un documento que reemplazaría a la Constitución redactada bajo el gobierno de los Hermanos Musulmanes en 2012.
El nuevo texto contempla mayores derechos para los ciudadanos, pero también privilegios para el ya poderoso ejército y el aparato del Estado, critican los defensores de los derechos cívicos. Con la votación se quiere legitimar además el golpe de Estado con el que el ejército derrocó el año pasado al presidente Mohamed Mursi, representante de los Hermanos Musulmanes y primer presidente elegido democráticamente en Egipto, cuya gestión provocó manifestaciones masivas. Quizá, más importante es que el referendo –que debe concluir hoy– es visto como un preludio a una apuesta presidencial del general Abdel Fatah al Sisi, el polarizador jefe del ejército, en elecciones más adelante este año.
Robert Springborg, un experto en el ejército de Egipto que reside en Estados Unidos, señaló que creía que el referéndum era poco más que una votación sobre la legitimidad del golpe de Estado del ejército contra la Hermandad el año pasado. Aquellos que hicieron el golpe eran responsables de la Constitución, dijo. Los dos son básicamente inseparables en las mente de los egipcios. El general Sisi mismo parece más y más inclinado a la idea de postularse.
De acuerdo con el sitio web propiedad del diario Al Ahram, Sisi declaró en un reciente seminario militar que si él se presentaba, sería a pedido del pueblo. En declaraciones previas, o bien lo descartaba o parecía mucho más ambiguo. La idea de que el ex jefe de espionaje de Egipto se eleve de líder golpista al palacio presidencial puede horrorizar a los legisladores occidentales. Pero en las calles de El Cairo –que durante tres años han sido eco del sonido de gas lacrimógeno, disparos, vehículos incendiados– hay un amplio apoyo a la movida.
Aboul Fadel Younis, un entrenador deportivo de 58 años, dio una alentadora aceptación cuando se le preguntó como reaccionaría a la presidencia de Sisi. Dijo que el jefe del ejército era “la solución a todo nuestros problemas” –incluyendo el terrorismo, que muchos egipcios están convencidos de que está siendo desplegado contra el Estado por la derrocada Hermandad Musulmana–.
“Este referéndum será el último aliento de la Hermandad”, dijo el entrenador. Younis estaba parado cerca de la escena de la bomba de ayer, que tenía como blanco el Palacio de Justicia en el barrio de gente trabajadora de Imbaba. Nadie resultó herido, pero el ataque le dará credulidad a la opinión que tienen muchos egipcios de que el país necesita un líder fuerte después de años de caos y disturbios. Hubo montones de ataques de militantes a blancos policiales y puestos de control del ejército desde el verano pasado.
Las once víctimas murieron en distintos enfrentamientos entre seguidores del islamista Mursi, por un lado, y policías y detractores del ex mandatario, y reflejaron la polarización social y el precario control del gobierno sobre el país árabe, aún sacudido por el golpe del año pasado y por la dura represión contra sus críticos. La jornada empezó con tensión en El Cairo, que se despertó con la noticia de una explosión en la Corte del Norte de Guiza, en Imbaba. Este incidente caldeó los ánimos de unos ciudadanos que enseguida acudieron al lugar de la explosión para mostrar su rechazo a lo ocurrido y su apoyo a Al Sisi, el jefe del ejército y actual ministro de Defensa que dio el golpe contra Mursi.
El mayor ataque reciente fue una mortífera bomba el mes pasado en la ciudad de Mansoura en el Delta del Nilo, que se la adjudicó un grupo fundamentalista establecido en el norte de Sinaí. Egipto se enfrenta a una muy real amenaza terrorista, pero hasta ahora no hubo una evidencia directa de que la Hermandad estuviera involucrada en tales ataques. Sin embargo, miles de militantes del grupo han sido arrestados y el mes pasado las autoridades egipcias la designaron una organización terrorista. A medida que se formaban las colas de votantes ayer a la mañana, ni una sola persona entrevistada dijo que votaría en contra de la Constitución. Varios dijeron que una de las principales cosas que buscaban era la estabilidad. “Hoy es como un festival”, dijo Ahmad Salahadin, un hombre de negocios de 55 años que estaba en la fila para votar. “Después de hoy, el país podrá seguir adelante de mejor forma.”
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

› LA CORTE DE EE.UU. RECHAZO JUZGAR A LA COMPAñIA POR DELITOS DE LESA HUMANIDAD EN ARGENTINA

El máximo tribunal judicial de los Estados Unidos no admitió una demanda civil contra la multinacional Daimler, de la que depende la empresa automotriz, presentada por víctimas y familiares de víctimas de la dictadura.

 Por Ailín Bullentini
La resistencia del poder económico a dar respuestas por crímenes de lesa humanidad es mundial. La última reacción que ratifica el comportamiento corporativo provino de la Corte Suprema de Estados Unidos, que cerró las puertas de la Justicia local a los familiares de los trabajadores de la planta de Mercedes Benz en González Catán que fueron víctimas del terrorismo de Estado durante la última dictadura e insistían con una demanda civil contra la multinacional Daimler AG, a la que responde la automotriz. Según la máxima autoridad judicial estadounidense, la compañía no puede ser juzgada allí por crímenes de lesa humanidad cometidos en otro país. “Sabíamos que no existían impedimentos legales para que se investigara la responsabilidad de la empresa, pero temíamos por el lobby del poder económico, de la empresa y de las corporaciones que se presentaron como amicus en el expediente y que amenazaron con que un fallo adverso podría afectar futuras inversiones en los Estados Unidos”, reflexionó el abogado de los familiares de las víctimas, Eduardo Fachal.
Los familiares de los catorce obreros desaparecidos y los tres sobrevivientes a los secuestros clandestinos y torturas –uno de ellos falleció hace pocos meses– aguardaban con esperanza la definición de la Corte estadounidense. “Daimler no es susceptible de ser sometida a juicio en California por daños supuestamente causados por conductas de MB (Mercedes Benz) Argentina que tuvieron lugar enteramente fuera de Estados Unidos”, respondió el máximo tribunal.
Era la última chance que los demandantes tenían para que la responsabilidad de Daimler fuera analizada por la Justicia estadounidense, mientras la causa penal por los mismos delitos continúa desde 2002 en la Justicia argentina engordando un expediente que avanza lentamente. En el norte del continente, y luego de las dos negativas que habían recibido de un juzgado de primera instancia y de la Cámara de California, esta última en 2009, el caso llegó a la Corte, que recibió a las partes en octubre pasado.
Durante esa audiencia, “el presidente de la Suprema Corte estadounidense le preguntó a la empresa si existía algún impedimento legal que los librara de responder patrimonialmente a una demanda realizada por hechos sucedidos en otro país y sus representantes respondieron que no –continuó el abogado de los familiares y las víctimas del terrorismo de Estado–. Por eso tenemos tanta bronca.”
La instalación de una casa matriz de Daimler en California abrió la puerta de la Justicia en ese país de Norteamérica a quienes luchaban para que los responsables de las desapariciones, secuestros y torturas recibieran un castigo. Las víctimas fueron catorce obreros que al momento de su secuestro estaban relacionados con la actividad gremial en la planta que la automotriz mantenía en González Catán. Existe documentación relativa al funcionamiento de la empresa e incluso testimonios de sobrevivientes, que ligan a la dirección de la compañía con las autoridades de facto y que permiten establecer el vínculo directo entre el secuestro de esos trabajadores y las desapariciones de los que corrieron ese destino, y la intención empresarial de aplacar la actividad gremial. Esas pruebas integraban el expediente iniciado en Estados Unidos.
“Temíamos por el lobby del poder económico, de la empresa y de las corporaciones que se presentaron como amicus en el expediente y que amenazaron con que un fallo adverso podría afectar futuras inversiones en los Estados Unidos –confesó Fachal–. Desde ese punto, nos sentíamos como un insecto enfrentando a elefantes.” Las puertas, en el país del Norte, quedaron cerradas y, si bien aquel expediente no está relacionado con el que se desarrolla en Argentina, el golpe es igualmente duro. “Desde el punto de vista político, pareciera que todos los caminos se nos cierran, porque acá avanza muy lentamente y el juicio en Estados Unidos era una reparación integral para los familiares que iba mucho más allá de un resarcimiento económico –concluyó el abogado–. Era un pedido de perdón.”