miércoles, 15 de enero de 2014

USA SIGUE ESPIANDO

El virus de la NSA

El diario estadounidense "The New York Times" informó que la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) introdujo un software espía en unas 100.000 computadoras en todo el mundo, con el que pudo vigilar secretamente los aparatos y redes privadas. La propia NSA describe el programa con el nombre en clave "Quantum", pero afirma que se trata de una "defensa activa" y no de un instrumento de ataque.
 

De acuerdo con el diario, la NSA podía usar estos programas para realizar ciberataques. De todas formas, la agencia garantizó que se trataba de una "defensa activa" y no de un instrumento de ataque. En la mayoría de los casos, el software fue instalado a través de redes, indicó el periódico, en base a documentos de la NSA, expertos en computación y funcionarios.
La NSA habría utilizado también una tecnología que le permite tener acceso a los ordenadores aún cuando no están conectados a Internet. Al parecer, el servicio secreto puede preparar los aparatos de forma que puede acceder a ellos sin estar en red. Esta tecnología se basa en ondas de radio, que transmiten datos a través de componentes colocados en forma secreta en las computadoras. La estación de recepción no debe estar a más de 13 kilómetros de distancia.
Con esta tecnología se puede acceder a PCs de personas que intentan evitar Internet para no ser vigiladas. El aparato emisor puede ser una pieza que se esconde dentro del PC, en un USB o en los enchufes. Es así como en conjunto la NSA, según el New York Times, consiguió llegar a casi 100.000 computadoras con sus programas.
Con el software se accedió, entre otros, a aparatos del Ejército ruso y chino así como de la policía mexicana y de los carteles de la droga al sur de Río Grande, pero también se vigiló a instituciones del comercio dentro de la Unión Europea. Además, entre los objetivos a vigilar figuran países como India, Pakistán y Arabia Saudí.

EL GAUCHITO ANTONIO CURUZU GIL

Nos cuenta Félix Coluccio que el gaucho Antonio Mamerto Gil Núñez, o Antonio Gil, o Curuzú Gil (Cruz en guaraní)tenía a mediados del siglo pasado, una banda que "despojaba de dinero a los ricos para dárselo a los pobres". La denominación "curuzú" significa cruz.

Se cree que nació en el departamento correntino de Mercedes (antes denominado Pay Ubre), en cuyo cementerio se encuentra su cuerpo; murió un 8 de enero de 1878.

Su mayor trascendencia transcurrió entre 1840 y 1860, época de caudillos y montoneras. Su vida está envuelta en mil enredos, se dice que fue peón explotado que se volvió matrero, también que actuó en la Guerra del Paraguay bajo las órdenes del General Madariaga, y que fue ejecutado por desertor.

Según contaba doña Anabel Miraflores, su madre Estrella Díaz de Miraflores, una rica estanciera, tuvo amoríos con Gil, y a la vez era pretendida por el comisario del pago. Esta situación, más el odio que le tenían los hermanos de la estanciera, hizo que el Curuzú huyera de Pay Ubre y se fuera a alistarse en la Guerra del Paraguay.

Los federales litoraleños, después de la caída de Rosas, se dividieron en Rojos (tradicionales de la divisa punzó o autonomistas) y Celestes (liberales), según cuentan las historias, Gil fue reclutado por los celestes del coronel Juan de la Cruz Salazar, y como el gauchito era netamente colorado, aprovechó un descuido y se dio a la fuga con el mestizo Ramiro Pardo y el criollo Francisco Gonçalvez; compañeros a los que el derrotero convirtió en cuatreros famosos. Sus compinches fueron muertos a tiros de trabuco y el gaucho fue detenido y llevado a Goya. A pesar de la intercesión del Coronel Velázquez, en el camino, fue colgado cabeza abajo desde un algarrobo (en camino a Goya, a unos 8 kilómetros de Mercedes) y degollado.

Aparentemente fue colgado de esa forma para evitar los supuestos poderes hipnóticos que tenía y para que no influyera el payé de San la Muerte que tenía colgado al cuello.

Su primer acto milagroso sucedió momentos antes de su muerte. El dijo a su futuro verdugo que una vez que le diera muerte, iba a ir a su casa y encontraría a su hijo muy enfermo, pero que si lo invocaba, sanaría. Una vez decapitado, el comandante llevó la cabeza en sus alforjas a Goya, y el verdugo no dejó el cuerpo a las alimañas, dándole sepultura. Este mismo sargento-verdugo al llegar a su casa vió que sucedía lo que dijo el gauchito, entonces, volvió al lugar de la ejecución y puso una cruz de espinillo (algunos dicen que de ñandubay); al poco tiempo la gente comenzó a visitar el algarrobo y la tumba, dejando ex-votos y velas encendidas.

Los dueños del campo, de apellido Speroni, al ver el peligro que significaban las velas encendidas en el campo, hicieron trasladar la tumba al cementerio de Mercedes... pero al poco tiempo cayó gravemente enfermo con un mal que degeneró en locura, los médicos lo desahuciaron y él, en un momento de lucidez, prometió que si el gauchito lo sacaba de la cruel y desconocida enfermedad, le haría un monumento fúnebre... al momento curó y edificó un pequeño santuario de piedra que aún hoy se puede observar... de allí en más fueron varios lo milagros del gaucho y su culto se expandió por gran parte del territorio argentino. Actualmente compite cabeza a cabeza con otra creencia popular de magnitud: la Difunta Correa.

Fuente: http://www.folkloredelnorte.com.ar

Respaldo para Molina

El jefe de Gabinete Jorge Capitanich ratificó el apoyo del Gobierno nacional al titular de la Sedronar, Juan Carlos Molina, frente a las denuncias de irregularidades que el sacerdote planteó tras asumir su cargo. Capitanich reiteró que el organismo se abocará a la "prevención de adicciones" y no a temas de seguridad, que ya pasaron a la órbita del Ministerio de Seguridad.
 

"La Presidenta no otorga patentes de corso a cada funcionario. Cada uno se tiene que hacer cargo de su responsabilidad y si hay irregularidades, someterse a la ley", dijo Capitanich en su habitual conferencia de prensa en Casa de Gobierno, al ser consultado sobre las denuncias formuladas a la Sindicatura General de al Nación (SIGEN). El cura aseguró haber encontrado graves irregularidades y desmanejos económicos tras una auditoría realizada en la Sedronar.
El padre Molina reclamó en persona las renuncias de varios funcionarios que habían sido designados en gestiones anteriores y, además, una intervención de la SIGEN con el objeto de identificar claramente la auditoría técnica y financiera de la Secretaría de Programación y Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico. Capitanich señaló que "renunciaron ocho funcionarios de la conducción anterior; 13 lo hicieron cuando fue designado el padre Molina; a tres no se les renovó el contrato y 14 personas pasaron a revistar en la policía de Seguridad Aeroportuaria".
Remarcó que el pase a la Policia Aeronaútica se debe al "nuevo rol del Sedronar que ahora está relacionado a la prevención, participación social comunitaria de carácter territorial", y que "la nueva modalidad de organización implica que todo lo atinente a la seguridad pasó a depender del Ministerio de Seguridad".

AñORANZAS DEL NO POSITIVO

Cobos se reunió con la Mesa de Enlace

El diputado radical Julio Cobos, quien definió con su voto el rechazo al proyecto de retenciones móviles, le presentó a los representantes de las entidades rurales un proyecto elaborado por el economista y excandidato de Unen Alfonso Prat Gay y anunció que a mediados de febrero participarán en un encuentro con legisladores de otros bloques, para avanzar en la elaboración de una agenda parlamentaria conjunta. La Mesa de Enlace criticó ayer la medida ordenada por el Ministerio de Economía sobre la exportación de trigo y exigió eliminar las retenciones.

"A mediados de febrero nos vamos a reunir con varios legisladores del espacio social demócrata para avanzar en una agenda legislativa y ahí seguramente sería importante ir con una propuesta unificada por parte de la gente del campo", convocó Cobos, quien ayer mantuvo otro encuentro con el referente de Unen en la Ciudad de Buenos Aires, Pino Solanas.
Luego del encuentro, Cobos indicó que el actual modelo de retenciones no fue el eje central de la charla sino que se analizó una propuesta elaborada por el excandidato del frente porteño UNEN Alfonso Prat Gay, quien acompañó a Cobos, para la "reforma tributaria que plantea una disminución gradual" de las tasas.
El diputado consideró como una necesidad "contagiar a las demás fuerzas para avanzar con proyectos que den soluciones a problemas que atraviesa el campo". En ese sentido, Cobos explicó que en la reunión se comprometió a "intentar unificar los diferentes proyectos referidos al campo que cada fuerza ha presentado en el Congreso".
De esta manera, Cobos obtuvo su foto junto a los empresarios del campo al igual que el sábado pasado lo hizo el referente del Frente Renovador, Sergio Massa, quien también prometió proyectos de ley para modificar el sistema de retenciones. Algo que fue criticado por el diputado radical Ricardo Alfonsín, quien advirtió: "Hace rato que proyectos como ése están en el Congreso".
En el encuentro, que se llevó a cabo en un hotel céntrico, el diputado mendocino se entrevistó con los presidentes de la Sociedad Rural, Luis Miguel Etchevehere, de las Confederaciones Rurales Argentinas, Rubén Ferrero, y de Coninagro, Carlos Garetto, y el vicepresidente de la Federación Agraria, Julio Currás.
En tanto, para el encuentro de febrero referido por Cobos están convocados representantes del Partido Socialista, del GEN, de UNEN, Libres del Sur y la Coalición Cívica, con quienes el radicalismo busca conformar un frente para 2015, sin el macrismo ni el massismo. Ayer, el presidente de la UCR, Ernesto Sanz, se reunió con el líder del Frente Amplio Progresista (FAP), Hermes Binner, y aseguraron que la de Cobos y Solanas "no fue una cumbre paralela".
Según Cobos, la reunión a la que está invitada la Mesa de Enlace fue acordada a fines de diciembre pasado y se llevará a cabo después del encuentro del radicalismo del 12 y 13 de febrero.

HIPOLITO BOUCHARD EL CORSARIO ARGENTINO QUE OCUPO CALIFORNIA.


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HIPÓLITO BOUCHARD
                          


El corsario Argentino que ocupó California
Tomó la pequeña fortaleza de Monterey

WASHINGTON.- "A las 8 horas desembarcamos, a las 10 era en mi poder la batería y la bandera de mi patria tremolaba en el asta de la fortaleza", dice la escueta, pero colorida bitácora de una fragata combativa que recorrió el mundo hace casi 187 años. Y por seis días, California, la costa oeste de lo que ahora son los Estados Unidos, fue de la Argentina.

Ocurrió entre el 24 y el 29 de noviembre de 1818, cuando el capitán Hipólito Bouchard tomó la pequeña fortaleza de Monterey, entre las entonces jóvenes ciudades de San Francisco y Los Angeles, en lo que aún era territorio de la corona española, en guerra contra las Provincias Unidas del Río de la Plata.

"Era la capital de la Alta California española, entre monasterios y presidios remotos. Todo el ejército español en la zona tenía unos 400 miembros y Monterey tendría unos 600 habitantes, que se retiraron cuando llegó Bouchard, saqueó lo que quedaba y prendió fuego el resto", explica a LA NACION el historiador aficionado Peter Uhrowczik.

Uhrowczik, nacido en Checoslovaquia, criado en la Argentina y residente en los Estados Unidos desde 1963, es autor del libro "La quema de Monterey: el ataque a California de 1818 por el corsario Bouchard", considerado por varios de sus pares el libro "definitivo" sobre aquellos seis días.

Uhrowczik recuerda, no obstante, que no resultó "una gesta heroica". "Esto no fue como San Martín en Perú; lo que ocurrió en Monterey fue algo pequeño. Bouchard y sus hombres desembarcaron, marcharon y capturaron el fuerte sin resistencia porque los españoles usaron su estrategia típica de retirarse hasta que se marcharan los agresores", destaca.

Algunos recuentos marcan que el gobernador español Pablo Vicente de Solá sólo había dejado allí 25 soldados para enfrentar a unos 200 marinos.

"Tan efectiva fue la retirada, que en los seis días que siguieron, Bouchard no habló con nadie porque todos se habían marchado y él también decidió seguir su lucha contra los españoles que comandaba el gobernador Solá en otras áreas aledañas", explica Uhrowczik.

Bouchard dejó, de todos modos, una marca en la historia. Además de varios monolitos y placas en distintos puntos de California, en un muelle de la ciudad de Santa Bárbara flamean las banderas de los países que alguna vez ocuparon California: España, Rusia, México, Estados Unidos... y la Argentina.

"Yo fui el que izó esa bandera argentina", dice a LA NACION el presidente de la Asociación de Intérpretes de la Corte de California, Carlos Cerecedo. Nacido en El Bolsón y criado en Bariloche, vive en Santa Bárbara, puerto que Bouchard amenazó con volar en pedazos en 1818 si no liberaban a tres de sus hombres.

Huella en la región.

Un segundo historiador de aquellos días, Gary Breschini, coincide en que Bouchard dejó una huella en la región, pero que aún se debate cuál. "En los Estados Unidos es considerado un corsario, pero en las zonas aledañas a Monterey es visto como un pirata, sin más. Depende de qué lado de la historia se quiera ver", dice a La Nación.

De barba larga, sombrero y vestimenta de pirata de película para chicos es como se lo recuerda, por lo pronto, en el Festival de la Misión de San Juan Capistrano, donde a fines de octubre de cada año se recrea su saqueo de los depósitos de la orden y la borrachera de sus marineros con sus vinos y licores.

Para Uhrowczik, que revisó las bitácoras de Bouchard y de su segundo, Peter Corney, a cargo de la corbeta Santa Rosa, eso no está tan claro.

Por Hugo Alconada Mon,Corresponsal en los EE.UU.

"Una persona que respetó reglas"

"Bouchard era una persona muy dura con sus tropas, casi brutal, pero que respetó ciertas reglas: no tocó las misiones, ni las iglesias, y cumplió con su objetivo de hostigar a los españoles en cualquier parte del mundo", dice el historiador aficionado Peter Uhrowczik, quien tuvo el apoyo del presidente de la Academia Nacional de la Historia, Miguel Angel De Marco, y del historiador naval Pablo Arguindeguy para profundizar su investigación.

El presidente de la Asociación de Intérpretes de la Corte de California, Carlos Cerecedo, también concluyó que Bouchard no era un pirata, ni mucho menos un forajido y decidió limpiar su nombre.

"Traduje todos los documentos sobre Bouchard y las bitácoras de su viaje y me presenté en la Justicia con una moción a mediados de 1997 -recuerda-. Y logré que el presidente de la Corte de Santa Barbara [por el juez Thomas R. Adams] ordenara que a partir de entonces, en el condado de Santa Bárbara a Bouchard sólo se lo puede citar como corsario, no pirata."

Francés, veterano de las guerras de Napoleón, Bouchard también peleó junto con San Martín en la batalla de San Lorenzo y con Guillermo Brown contra naves y fortalezas españolas sobre las costas de Chile, Perú y Ecuador.

Ya ciudadano argentino, el 9 julio de 1817, en el primer aniversario de la independencia, se lanzó como corsario llevando consigo a otros dos marinos que dejarían surco propio: José María Piris y Tomás Espora. Con ellos circunvaló el mundo, con escalas en Madagascar, Filipinas y Hawai.

 

Fuente: www.lagazeta.com.ar

Las peripecias de un peligroso manifiesto nazi


 Por Alejandro Horowicz

Las ventas del libro, la marcha de las diferentes crisis y los problemas irresueltos de la globalización deben analizarse en conjunto.

"El miedo no es una visión del mundo."
General Kurt von Hammerstein

Que el libro de Adolf Hitler haya vuelto a ser un best seller en el 2012; que Amazon, la librería virtual más importante del mundo, señale asimismo el boom de descargas de Mi Lucha durante el año que acaba de culminar, no puede no producir una razonable inquietud.

Asociado al miedo visceral tras el derrumbe del Tercer Reich en 1945, por su carácter de programa nazi responsable de la mayor tragedia histórica con más de 50 millones de muertos, que incluyen 6 millones de judíos; inseparable de la ingenua idea sobre la potencia hipnótica de la "personalidad" de Hitler, sobre su sicopática aptitud para someter, el texto terminó regando una leyenda que incrementó su manifiesta potencia comercial. Sin embargo, nadie editorialmente significativo estaba dispuesto a poner su pie de imprenta a semejante panfleto programático nazi, más allá de lo que personalmente pensara sobre la libertad de prensa.

Por tanto terminó siendo casi una rareza bibliográfica, y su lectura en papel había quedado constreñida al insignificante núcleo del nazismo teórico. Pequeñas ediciones clandestinas, compradas en oscuras y destartaladas librerías. El juicio de Adolf Eichmann en Jerusalén, curiosamente potenció su esquiva popularidad. Y los lectores argentinos que estaban en el ajo –Eichmann se había refugiado en esta amable región, junto a centenares de jerarcas de idéntica procedencia– sabían dónde adquirirlo: un puesto de diarios de Corrientes y Talcahuano, la librería Huemul de la avenida Santa Fe, tras las conferencias furiosamente antisemitas del padre Julio Meinvielle. Eran los años de Tacuara, de la Guardia Restauradora Nacionalista, del catolicismo preconciliar, de los personajes que graciosamente Engels apostrofara como practicantes del "socialismo de los imbéciles". Esta claro, esos tiempos quedaron sumamente atrás.

Un dato clave se impone. La prohibición de reeditarlo que todavía ejerce el actual propietario de los derechos de autor (Estado de Baviera, Alemania), seguirá vigente hasta el 31 de diciembre de 2015, cuando venza definitivamente el copyright, al cumplirse 70 años de la muerte de Hitler. De esa fecha en adelante ningún argumento legal podrá trabar su comercialización, lo que de ningún modo asegura un crecimiento de las ventas.

Sin embargo, una novedad de bulto puede modificar este panorama: la crisis europea y global. Es cierto que no se trata de una reproducción de los acuerdos de Versalles del año '19, acuerdos que transformaban a Alemania en una suerte de semicolonia financiera de Francia y Gran Bretaña, al tener que pagar unas imposibles "reparaciones de guerra"; y sobre todo la distancia entre la miseria que impuso la crisis del '30, no guarda proporción con los padecimientos actuales de un español, o un griego; entre ambos episodios median los restos del Estado de Bienestar, y su apoliyada red de contención, pero no cabe ninguna duda de que la pendiente de la degradación social avanza, y que nadie cree que esta situación quedará zanjada en el 2015.

Con varios añadidos. Antes que la crisis estallara, el debate sobre los nuevos judíos de Europa, los musulmanes, ya se había instalado. El grado de racismo aumentaba al mismo tiempo que la bonanza económica tendía a desaparecer. Basta recordar el crecimiento de fuerzas como la de Jean Marie Le Pen, durante los '90 para entender. Los emigrantes eran los responsables de todo, quitaban trabajo a los locales, empiojaban las condiciones laborales aceptando peores salarios, y lo que es mucho mas grave, sus hijos ya no se conformaban con las "conquistas" de sus padres, y reclamaban salir de los nuevos ghetos, y como sus planteos caían en oídos sordos no descartaron la acción directa. Miles de automóviles quemados en París remiten a episodios de la primera mitad de la primera década del 2000. Por eso, si bien Le Pen no ganó las elecciones nacionales, su temario, su tono, su sensibilidad racista, se terminó imponiendo.

Es posible parodiar la pregunta con que arranca Mi Lucha para inteligir su actual potencia semiótica. Una fotografía muestra a un judío ortodoxo envuelto en su chal ritual y pregunta: "¿Es esto un alemán?" La respuesta colectiva no es un misterio. Basta poner la foto de una mujer musulmana envuelta en una burka, ropa tradicional que utilizan algunas seguidoras de Mahoma, y preguntar "¿Es esto una francesa?", para que una ola catártica de repugnante xenofobia circule libremente. Más aun, puede hasta alcanzar "formas" progres, ya que se trata de proteger a su portadora de la "opresión a las mujeres". Y con este argumento y otros semejantes, la prohibición de su uso – aduciendo incluso razones de seguridad policial, ya que la mujer no puede ser correctamente identificada– fue votada con aporte comunista, y transformada en ley.
Es cierto que su utilización no goza de predicamento, o en todo caso sigue siendo un instrumento librado a la arbitrariedad policial. Pero marca una tendencia inequívoca. No menos potente que los alcaldes dispuestos a violar la ley e impedir el matrimonio entre homosexuales.

Esto no impide por cierto la lectura "clásica" de Mi lucha. El texto conquista seguidores allá donde el nacionalismo y el antisemitismo proliferan. En India, por ejemplo, es aceptado con cierta condescendencia, y en el mundo árabe, el odio hacia Israel y la extraña alianza que el nazismo mantuvo con la región, fascinada con la figura del führer y su vacía promesa de liberación del yugo inglés, facilitan su penetración actual. Ahí donde la joven de 16 años Amina Filali, violada, golpeada y obligada a casarse con su violador, se suicidó porque fue la única manera que encontró de saltarse las leyes marroquíes y escapar de su marido. O en Turquía, donde Mi Lucha se situó entre los más vendidos del 2005, porque sus "teorías" parecen casar bien con el antiamericanismo, y la urgencia por adquirir una identidad propia que distinga al antiguo Imperio Otomano de Europa. En suma, las ventas del libro y la marcha de las crisis, y los problemas irresueltos de la globalización en curso, no pueden leerse por separado. Ergo, la estructura de sentimientos que cristaliza Mi Lucha remite, inequívocamente, a las peores lacras que arrastra la cultura occidental; su pervivencia es la clave de su éxito permanente. Y aun así: "el miedo no es una visión de mundo".

No es lo único que sucede; un joven periodista francés, Antoine Vitkine, produjo otro best seller. En 2008, a través del documental «Mein Kampf», c’était écrit, dejaba claro que toda la política del Tercer Reich estaba ya expuesta en 1923. En 2009 apareció Mein Kampf, historia de un libro, transcripción del documental, donde Vitkine reconstruye las peripecias del texto, desde su redacción hasta el presente, pasando por el asombroso desconocimiento que por él mostraron muchos dirigentes políticos europeos de la época o, después de la guerra, la disputa acerca de la conveniencia o no de publicar la obra, hasta su reciente difusión. El libro de Vitkine se convierte en una encendida denuncia: la del peligroso entusiasmo que Mein Kampf despierta.

Nunca faltan los que practicando una cierta ecuanimidad universal nos hacen saber que sólo se trata de un libro. Y que si libros mucho más significativos no cambiaron el mundo, no hay especial motivo para creer que este lo hará, incluso que lo haya hecho. No son los argumentos de Hitler los que impactaron a los europeos. Más bien se trata, dicen, de que los argumentos ya estaban previamente inscriptos en las molleras de sus potenciales lectores. El Capital de Karl Marx, por ejemplo, también vio incrementadas sus ventas con motivo de la crisis, sin que esto suponga necesariamente ninguna conversión de sus lectores. Lo peor que le puede pasar a una buena explicación es carecer de eficacia práctica; la derrota material de un punto de vista suele arrastrar consigo los textos que la fundaron. Y Hitler no sería exactamente una excepción a esta cruelísima regla.

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Sonrisas y realidades en la televisión nacional

mrusso@miradasalsur.com

La batalla cultural. "Hemos guardado un silencio bastante parecido a la estupidez”, Bernardo de Monteagudo.

El material fílmico tiene un orden visible: 24 fotogramas por segundo. Se trata de la velocidad apta, por ejemplo, de las películas, para que el ojo humano pueda captarlo todo como si se tratara de la vida real. Ahora bien, una pregunta: ¿qué es aquello que se ve –aquello que se intuye– entre fotograma y fotograma? Otra: ¿quién lo ve? Y otra más: ¿a quién están destinadas esas señales? Responde John Berger en uno de los artículos de su libro El tamaño de una bolsa: a los cazadores, a los que rastrean esas huellas que nadie ve. Y deja flotando, como ideas fuerza, dos elegidos más: 1) Los perros, que aúllan a una nada aparente, y presumiblemente sin sentido, durante minutos que parecen eternos, y 2) los chicos, que sonríen ante cosas y casos que a los demás les parecen delicadísimas o miran serios a un payaso.
veraniegas donde se ponen en marcha esos posibles caminos del pensamiento, con sus preguntas y sus
Por muy traído de los pelos que parezca, hay momentos de la televisión argentina de las nochecitas  respuestas.

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La televisión argentina de las nochecitas veraniegas venía derrapando. Mejor dicho, dejando de lado los concursos que premian la menor cuota de ignorancia y las telenovelas que repiten fórmulas previas al pleistoceno pero injertándole a los diálogos consabidos las urticantes “te tuiteo” o “feisbuqueame” y cambiando teléfono blanco de disco al pie de la escalera por celular todo terreno, dejando de lado eso, justamente, la televisión argentina de las nochecitas veraniegas –esa eterna disputa entre la Televisión Pública y TN– venía derrapando. O, quizás –siguiendo con las metáforas rally–, calentando motores. El peso pesado del 7 –claro, 6 7 8– venía repitiendo programas de mayo o junio, inconvenientes a la sensación térmica, ya que allí, los panelistas e invitados lucían tricotas, poleras, sacos de corderoy sin tapujo alguno. Los tanques de TN, por su parte, languidecían sin demasiadas caras conocidas a la hora de llevarlas al piso (las vacaciones, los recesos y “desensillar hasta que aclare” producen ausencias irreparables) y la madre de todas las batallas parecía darse en los noticieros con la sumatoria de días con cortes de luz y el calor. La ola de calor.

Se sabe que el calor, las tormentas y el calor de nuevo, complican el humor. No, quizás, hasta los límites a los que lo llevó la señora Elisa Carrió el miércoles pasado, cuando, abriendo la temporada de predicciones apocalípticas 2014, guiñando su ojo derecho y mirando a alguien fuera de lugar cada tres palabras, se sinceró a Edgardo Alfano en A dos voces (pero por ahora sólo a una ya que “Kiner” Bonelli está de vacaciones): “Yo sé bien lo que es el calor, yo soy chaqueña. Y en el Chaco, con 50 grados, y los chicos llorando, los querés matar”. No, no. La cosa es de cabotaje: nada de asesinatos, sino, apenas, complicaciones en el humor. Esa noche, la del miércoles, el termómetro social debe haber bajado unos buenos 15 grados, llevando los plomizos 37 a unos amigables 22. Es que la televisión argentina de nochecita, la política, despertaba ese miércoles del letargo a eso de las 21. Y el despertar radicaba –aunque parezca mentira tanto en el 7 como en TN– en quién llevaba la voz cantante. ¿Cómo es eso? Simple, simplísimo de tan complejo. En el 7, Hebe de Bonafini decía lo que pensaba sobre lo que debe hacerse desde el periodismo ante el panel entero conducido por Barragán. En TN, la señora Elisa Carrió era reprendida por el conductor Edgardo Alfano para que no se levantara del silloncito declarante hasta que él (autoridad máxima frente a cámara, ausente el verborrágico Bonelli) lo dispusiera.

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Entre fotograma y fotograma, que es como decir entre declaración y declaración, esos intersticios, acorde con lo enunciado por Berger, algo se filtraba. Decía Hebe de Bonafini en el 7: “Se desperdició mucho el trabajo en los barrios, no tenemos que ir a pintar las casas ni a hacer las calles, ni a darles el piso, hay que ir a las casas dos veces por semana y charlar con cinco, diez, veinte pibes, y formar a esos pibes para que ellos hagan y defiendan”. Decía Elisa Carrió en TN: “Cuando iban a designar a Ricardo Echegaray, yo avisé que era un apretador. Él respondía a Néstor Kirchner, venía de Santa Cruz. Su viaje a Brasil es obsceno, con lo que se mostró basta. Cuando él viaja, había 30 muertos en la Argentina”. Y, envalentonada por el silencio de Alfano, arremetió con la contundencia que prohija la falta de datos: “Vamos a investigar quién es Lambiris, y si es que habilitaba los negocios para los despachos de aduana. Podemos estar frente a una asociación ilícita: si esto fuera así, hay que pagar coimas”. Entonces, llegaba eso que se intuye entre fotograma y fotograma: las sonrisas.

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La sonrisa de Hebe de Bonafini es franca, precisa. No esconde, todo lo contrario: muestra lo más profundo de lo profundo que está diciendo. “Falta formación política, hacer política no es un puesto en el Parlamento ni en una organización, hacer política es aprender a defender lo que hemos conseguido y a pelear para conseguir lo que nos falta”.

La sonrisa de Elisa Carrió es oscura. Abre más suspicacias que su guiño constante y su mirada esquiva. Busca cómplices para lo que dice: “Cristina está de licencia de hecho, porque aparenta que está en funciones pero tiene serias restricciones médicas. Claro que no pide licencia formalmente porque Boudou no puede ocupar la Presidencia, porque es un delincuente que está cerca de ser procesado. Lo que vamos a ver en los próximos dos meses es, o a la Presidenta reasumir sus funciones o pedir licencia. Las dos son legales, pero el país no puede estar a la deriva”.

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La sonrisa de Hebe de Bonafini es la sonrisa de una mujer que ve los signos entre fotograma y fotograma, es la sonrisa de alguien que lee esas señales para descular la realidad. Por ejemplo, el revuelo que quiso armarse con su entrevista a César Milani, de todo lo que se dice y de todo lo que no se dice de Cesar Milani: “Hace muchos años vengo hablando con los militares. No me interesa que me critiquen porque hago política, vamos a seguir, nadie nos va a cambiar. No voy a discutir con Horacio Verbitsky, él tiene su pensamiento, su archivo y nosotros tenemos el nuestro. Charlar con Milani es una forma de acercamiento político necesaria, indispensable. Que nadie nos diga a quién tenemos que entrevistar y a quién no”.

La sonrisa de Elisa Carrió es la sonrisa de una mujer que interpreta los signos para que los hechos sean lo que ella quiere que sean, es la sonrisa de alguien que escribe con letras grandes, enormes, tanto como para que tapen la posibilidad de ver la realidad y que reduzcan todo a lo elemental: “El país debería estar de duelo y no de vacaciones, porque acá, con los cortes de luz hubo 30 muertos, y la responsabilidad es del ministro de Planificación Federal Julio de Vido y del Enre. Vamos a hacer la denuncia por abandono de persona seguido de muerte. Debemos hacer una comisión en el Congreso que investigue”.

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Dice Berger que “ya no se comunica ninguna experiencia, que lo único que se comparte es el espectáculo, ese juego en el que nadie juega y todos miran”. Preciso, certero, casi casi como si el pobre hubiera visto una parte de la televisión argentina de las nochecitas veraniegas.

Elisa Carrió, mientras tanto, siguió sonriendo, guiñando el ojo, mirando hacia alguien que no existe a su costado. Hebe de Bonafini, mientras tanto, dibujó otro tipo de sonrisa, y miró de frente: “En este país no hay opositores, hay enemigos, dicen cualquier cosa, pueden escribir cualquier cosa, las Madres vamos a seguir haciendo lo que creemos que tenemos que hacer, que nos critiquen nomás”.

Edgardo Alfano, quizás aprovechando la ausencia de su coequiper, cerró ese A dos voces del miércoles pasado ordenándole a su invitada que se quedara sentada y cometió el sincericidio: “Basta, me cansé”.

12/01/14 Miradas al Sur