lunes, 13 de enero de 2014

Leandro Gomez - Defensa de Paysandú


Himno a Paysandú. Heróico Paysandú de Gabino Ezeiza para película El últ...


1 DE ENERO DE 1865 LA TOMA DE PAYSANDU LA GUERRA DEL PARAGUAY

La toma de Paysandú (1 de enero de 1865) (Guerra del Paraguay) Mientras Mitre hacia la comedia de “la neutralidad”, el 16 de octubre de 1864 el imperio invade el territorio Oriental con doce mil hombres al mando del general Mena Barreto, ocupando Cerro largo. El 28 de noviembre fue tomada la ciudad de Salto, siendo enseguida sitiada la ciudad de Paysandú, que resiste tenazmente la agresión. Ante la primera acción de guerra de la Triple Alianza, el ataque a Paysandú, Urquiza permanece impasible en Entre Ríos, ante el clamor de los federales entrerrianos que se salían de la vaina por acudir en ayuda de sus “hermanos orientales”. Muchos ya no confiaban de don Justo, y algunos cruzan el Uruguay, entre ellos Rafael Hernández, hermano del autor del Martín Fierro, quien salva milagrosamente su vida luego de la caída de Paysandú. “La heroica Paysandú” resiste por varios días el ataque de tropas muy superiores, incluido el bombardeo de la escuadra brasilera abastecida en pleno día en la rada de Buenos Aires por el gobierno de Mitre, quien se decía “neutral”. Pese a las declaraciones de “neutral” de Mitre, el Vizconde de Río Branco refiere lo siguiente: Comandancia Militar de L.Gómez Toma de Paysandu 1º de enero de 1865 Comandancia Militar de Paysandu “En el primer ataque de Paysandú, nos faltaron municiones, y nosotros las fuimos a encontrar en los parques de Buenos Aires. En esta ciudad se establecieron hospitales en que fueron curados nuestros heridos. Nuestra escuadra pudo operar contre el gobierno oriental en las aguas de la República Argentina” (O´Leary.Hist.de la Guerra de la Triple Alianza.p.51) ¡Singular manera de Mitre de interpretar la palabra “neutral” ! El padre Ereño le reclama a Urquiza: “Estoy llorando, Sor. Gral. de rabia y de desesperación a presencia del crímenes tan atroces que se perpetran bajo capa de libertad y civilización en el año 64” (Fermín Chávez. José Hernández, pluma y espada de la Confederación Argentina.) El jefe colorado le pide a Urquiza que le venda unos “caballos marca flor” que necesita, y don Justo le contesta el 16 de diciembre por intermedio de Melitón Lescano: “Nuestro amigo Enrique Castro me escribe pidiéndome unos caballos de mi marca y le contesto que yo no mando caballos marca flor a los aliados de los macacos”. Sin embargo el estanciero de San José no perdería la venta y en la carta a Lescano lo ordena que buscase diez o doce caballos “por ahí” y se los enviara al jefe colorado. Tampoco perdería el negocio de caballos con “los macacos” a quienes más tarde le vende prácticamente toda la caballada entrerriana. El 1° de enero de 1865 comienza la matanza, y el “Diario del sitio y defensa” da el siguiente detalle: “A la una de la tarde es muerto de un balazo de fusil el coronel Tristán Azambuya. Así, sin disminuir pelea, viene la noche. La mitad de la guarnición ha quedado fuera de combate, y por falta de gente no es posible enterrar nuestros muertos queridos. ¡Duerman en paz al pie de los débiles y arruinados muros que con tanta valentía defendieron! ¿Cuántos seguirán mañana? ¡Pero morir por la patria es gloria! Somos dignos de Artigas y de los Treinta y Tres. Nuestra sangre no ha degenerado”. (Julio César Vignale. Consecuencias de Caseros. 1946) Entre Ríos entera se desespera por la agresión a Paysandú ante la pasividad del señor de San José, y un testigo urquicista, Julio Victorica, ante los estragos de los cañones brasileños, comenta: “La contemplación paciente de semejante cuadro era insoportable. Entre Ríos ardía indignado ante el sacrificio de un pueblo hermano, consumado por nación extraña. El general Urquiza no sabía ya cómo contener a los que no esperaban sino una señal para ir en auxilio de tanto infortunio” (Julio Victorica. Reminiscencias históricas, en Revista de Derecho, Historia y Letras, tomo VI. Buenos ires, 1900) Urquiza permanecía imperturbable. Asesinato de Leandro Gómez - El "infame espectáculo" Guerra del Paraguay - Leonardo Castagnino El poeta Guido y Spano califica los sucesos como “infame espectáculo”. Paysandú resiste heróicamente durante varios días hasta quedar prácticamente derrumbada totalmente por el bombardeo de la escuadra brasileña y los incendios y saqueos unitarios. Defendida hasta las últimas consecuencias y hasta el completo agotamiento de hombres, armas y municiones, finalmente Leandro Gómez se rinde, y comienza la matanza de la Paysandú rendida. Leandro Gómez se rinde con un puñado de hombres ante el Jefe de la tercera brigada de Río Grande, quien le indica que será conducido ante le barón de Tamandaré. Un testigo presencial describe los hechos: “El jefe brasileño dobla una calle y se encuentra con un oficial de Flores, el comandante Francisco Belén, acompañado de treinta hombres; éste se dirige al jefe brasileño e invocando el nombre del general Flores, le exige la entrega del general Gómez; éste se resiste, el otro insiste. El jefe brasileño le dice que el Barón es garantía de la capitulación, y por último le pide orden por escrito de Flores. En ese interín llegó Goyo Suárez y a nombre del general Flores pide nuevamente la entrega del general Gómez y sus compañeros; el jefe brasileño los entrega. "Comandante Belén, recíbase Ud. de esos hombres – dice Goyo Suárez – Echan a andar y llegan a un portón de fierro. Belén da la vos de “Aquí nomás”. Por la parte de adentro de eso portón se ejecuta el terrible suplicio de la víctima ilustre...Lo estropean, lo desnudan y lo cosen a puñaladas. Uno de los Mujica (Eleuterio) le descarna la pera, estando aún vivo el general. Los compañeros siguen la misma suerte: reciben la muerte a puñaladas y balazos” (Julio César Vignale. Consecuencias de Caseros. 1946) De esta forma actuaba “la civilización”, y el diario la “La Nación” del 3 de enero de 1865 leemos: “La gran cuestión para nosotros no es saber si Leandro Gómez le tiene miedo a las balas. Es saber lo que mejor conviene a la libertad y a la civilización en el Río de La Plata. Quiroga, el Chacho, López Quebracho, el fraile Aldao, eran hombres muy valientes ¿Qué ha dado a su valor a la civilización de los pueblos argentinos?” Al menos le reconocía la “valentía” de aquellos hombres. Por otra parte me pregunto que ha dado a los pueblos argentinos la “cobardía” de Mitre, que presenciando la batalla de Caseros escondido en un monte cercano, al ser preguntado por parte del general César Díaz las razones de su actitud, Mitre le confiesa: “Estoy economizando sangre”. “Vive en Entre Ríos un anciano coronel Espíndola, a quien en otro tiempo le oí decir que en Caseros encontró al comandante Mitre, con su batería, detrás de un monte y que habiéndole preguntado por lo que allí hacia, Mitre le contestó: Estoy economizando sangre” (Alfredo F. de Urquiza. “Campañas de Urquiza. Rectificaciones y ratificaciones históricas. Buenos Aires. 1924) (AGM.PLA.p.301) Nunca, general... Estos hechos aberrantes ante la pasividad de don Justo abren más la brecha en las disidencias dentro del partido federal, y los testimonios de protesta por la actitud de Urquiza le llegan desde distintos lados, como la carta que el coronel Navarro le hace llegar desde Nogoyá: Mi querido general: Acabamos de saber con profundo sentimiento la toma de Paysandú y la muerte de sus principales jefes. Los atentados y crímenes que cada día cometen los infames brasileños, nos llenan de coraje y solo ansiamos el momento de vengar la sangre de los mártires de Paysandú. Los amigos creemos y esperamos que V.E. no podrá mirar con calma las bárbaros crímenes de los brasileros” Pero Urquiza se mantiene imperturbable y ya no se borraría de los oídos federales que observaban y escuchaban impotentes desde la otra orilla, el tronar de los cañones de Paysandú. Mitre le miente a Urquiza diciendo que no quiere la guerra, y le miente a la Nación Argentina ocultando una declaración de guerra que ya tenía en mano, para poder actuar como “país agredido”. Este ocultamiento premeditado puede consultarse en las investigaciónes históricas realizadas entre otros por José Maria Rosas y Fermín Chávez. El desprestigio de Urquiza ante los federales de Entre Ríos ya era grande, y ante la orden a López Jordán de convocar soldados para formar en el ejército para la guerra del Paraguay, los bravos entrerrianos se niegan a marchar hacia el norte, produciéndose rebeliones y dispersiones. Nuevamente don Ricardo López Jordán se lo dirá a Urquiza con todas las letras: “Usted nos llama para combatir al Paraguay. Nunca general, ese pueblo es nuestro amigo. Llámenos a pelear a porteños y brasileros. Estamos pronto. Esos son nuestros enemigos. Oímos todavía los cañones de Paysandú. Estoy seguro del verdadero sentimiento del pueblo entrerriano” (Chávez. Fermín. Vida y muerte de López Jordán.p.133) Los entrerrianos están dispuestos incorporase para hacer al guerra a “porteños y macacos”, pero se resisten a pelear contra paraguay, y las tropas convocadas por Urquiza, se desbandan en Basualdo y en Toledo. La comedia continúa El 2 de enero cae Paysandú a sangre y fuego, y al Imperio solo le faltaba atar en forma pública a sus aliados Mitre y Flores, para asegurar su próximo paso: sojuzgar al Paraguay. Fue encargado de esta misión el Vizconde de Río Branco, que llegó a Buenos Aires el 2 de noviembre de 1864. Mitre, que seguía con la comedia de la neutralidad, no quiso comprometerse todavía en un pacto de alianza, pero prometió solemnemente que no permitiría al Paraguay el paso de sus ejércitos por territorio argentino, en caso de que lo solicitase para operar contra Brasil. Esta promesa tenía el valor de un pacto; la experta diplomacia brasileña sabía que el Paraguay tendría que solicitar ese permiso y forzar el paso si se le negaba, en cuyo caso la alianza era fatal. Mitre negará luego el permiso de paso, y luego demoraría en dar a conocer la declaración de guerra recibida del Paraguay, para considerarse “agredido” por Paraguay, tal como lo demuestra el historiador José Maria Rosa a través de los documentos analizados. Leonardo Castagnino Copyright © La Gazeta Federal Fuentes: - García Mellid, Atilio. Proseso a los falsificadores de la Guerra del Paraguay. - O´Leary, Juan E. Historia de la Guerra de la Triple Alianza. Carlos Schauman Editor. Asunción.1992 - Castagnino L. Guerra del Paraguay. La Tripe Alianza contra los paises del Plata - Chávez, Fermín. Vida y muerte de López Jordán. Edit. Theoría - Vignale, Julio Cesar. Consecuencias de Caseros. 1946 - de Urquiza, Alfredo F. “Campañas de Urquiza. Rectificaciones y ratificaciones históricas. Bs. As. 1924 - Saldías, Adolfo. Historia de la Confederación Argentina. Eudeba. Bs.As. 1978 - Victorica, Julio. Reminiscencias históricas, en Revista de Derecho, Hist. y Letras, t.VI, Bs. As. 1900 - Rosa, José Maria. Historia Argentina. Editorial Oriente. Bs.As. - Rosa, José Maria. La Guerra del Paraguay y las montoneras arentinas. Bs.As. - Rosa, José Maria. Rosas y el Imperialismo - La caída. Offsetgrama. Bs.As. 1974. - La Gazeta Federal www.lagazeta.com.ar

2 DE ENERO DE 1833 USURPACION DE LAS ISLAS MALVINAS.

Cuando la gobernación del Río de la Plata se radicó en Montevideo, (1811) convertida en fuerte realista, ordenó a las fuerzas en las islas Malvinas abandonar la comandancia y evacuar las islas. A partir del 25 de mayo de 1810 con el primer gobierno patrio, y en medio de una tumultuosa revolución y pocos medios, obligó a nuestros hombres a dedicarse exclusivamente al territorio continental. Apenas consolidado el gobierno nacional y bajo el nombre de "Provincias Unidas del Río de la Plata" se ocuparon del territorio insular "Islas Malvinas" nombrando: concesionarios, comisionarios y comandantes políticos militares. El dominio de las islas por títulos jurídicos de España, ahora en poder del gobierno de las Provincias Unidas, le daba derechos a administrar y regir, y autorizar por ejemplo, la caza y la pesca. Así lo hizo, a solicitud de Enrique Torres, se le suministró un permiso de desembarcar en las islas Malvinas, con el propósito de cazar lobos marinos. Permiso fechado el 30 de enero de 1813. Como hasta la fecha (1820) no se había establecido ninguna comandancia fija en las islas, se le comisionó a David Jewett con su embarcación "La Heroica" a tomar posesión de ellas, a nombre del Supremo Gobierno de las Provincias Unidas. Así fue, que el 6 de noviembre de 1820, en el Puerto Soledad sobre las ruinas de la antigua fortificación, se enarbola por vez primera la bandera nacional, disparándose 21 cañonazos como saludo obligado. Jewett permaneció por un año en el cargo y fue remplazado por el Teniente Coronel Guillermo Masonn. Para proteger nuestras aguas y costas territoriales, por los estragos cometidos por buques extranjeros, que se negaban a pagar derechos, la Honorable Junta de Representantes de Buenos Aires, sanciona la ley de caza y pesca a pedido del Comandante político militar de Patagones Coronel Gabriel de Oyuela. Luego se le acoplaron varios decretos a esta ley, la última del 22 de octubre de 1829. Luis Vernet de Hamburgo y Jorge Pacheco de Buenos Aires, se asocian y solicitan al gobierno de Buenos Aires la autorización para el comercio de carnes, cueros y ganado vacuno en la isla Oriental de Malvinas. Para ello ofrecían la refacción de los edificios para tenerlos a disposición de las autoridades, haciéndose cargo de las reparaciones y ampliaciones. El 28 de agosto de 1823 por decreto firmado por Martín Rodríguez y Bernardino Rivadavia acordándoles la concesión, con habilitación para usufructuar los bienes referidos, agrega el Gobierno de Buenos Aires... "en la inteligencia que semejante concesión jamás podrá privar al Estado del derecho que tiene a disponer de aquel territorio del modo que crea más conveniente a los intereses generales de la Provincia, y lo cual se verificará tan luego que sus recursos le proporcionen el poder de establecerse en él de un modo efectivo y permanente...". En diciembre de 1823 Pacheco se dirigió al gobierno solicitándole, la autorización para la partida hacia Malvinas y la petición para que el capitán de milicias retirado Don Pedro Areguatí, se le otorgue el título de Comandante de Soledad, sin. goce de sueldo. Fundamenta la petición con los siguientes términos: "De este modo Señor Exmo. se posesiona la provincia de aquella abandonada Isla, y aun hace que paguen los buques el derecho de anclaje de que escrupulosamente se dará cuenta al erario (sic), porque Areguatí piensa formar de los mismos peones una Compañía de cívicos con sus cabos y sargentos, para darle a esta operación toda la representación posible en obsequio de una propiedad (sic), de la Patria, 'levando las armas y municiones de cuenta de la negociación, y si V.E. tuviese a bien destinar algunos cañones de fierro para defender el punto de incursiones de piratas en aquellas abandonadas baterías, serían reparadas, y puestas en aptitud de que sirvan al Gobierno para restablecer el presidio". El gobierno atendió el pedido y bajo decreto del 18 de diciembre de 1823, otorga los terrenos bajo la precisa obligación de hacer constar "la mensura y amojonamiento para que pueda optar a los títulos de propiedad". También se nombra a Areguatí como Comandante de la Isla, haciendo saber su decreto a todas las personas "para que lo reconozcan por comandante a fin de que se conserve el orden y se eviten excesos". Disponiendo "a todo buque que arribase, ya sea por aguada, víveres u otro motivo, se le cobrará el derecho de ancoraje". Por otro decreto se le concede a Vernet los terrenos baldíos de la Isla Soledad y de los Estados y a Pacheco los terrenos de la parte sudeste de la isla, con la promesa de parte de estos de edificar a su cargo una colonia en el lapso de tres años. El gobierno de Buenos Aires nombra a Luis Vernet como Comandante Político y Militar, delegándose "en su persona toda la autoridad y jurisdicción necesaria" Vernet, pasa de ser un modesto concesionario, a representante político del Gobierno bonaerense, en el sello de la documentación se podía leer, "Armas de la Patria. Comandancia de Malvinas y adyacentes". Vernet, preparó mapas, nombró agentes en el exterior, para promover la llegada de colonos, segmentó las islas en partes (11), y otorgó tierras para la radicación y explotación. En el año 1831 Vernet diseñó un plan para organizar la caza de ballenas y focas, en aplicación de la ley de pesca. Acorde con estas leyes se tomaron medidas punitivas contra tres goletas norteamericanas: Superior, Harriet y Breakwater, de estas tres dos fueron capturadas, lo que generó graves problemas diplomáticos con los Estados Unidos y obviamente con su cónsul en Buenos Aires, Jorge Slacum, que justamente era representante de los intereses económicos de dichos pesqueros. Como no podía ser de otra forma, los "primos" de los piratas ingleses, encabezados por el cónsul Slacum quién mandó utilizar la fuerza con su corbeta de guerra, Lexington, al mando del Comandante Silas Duncan, éste desembarcó en las islas ocupó los edificios, capturó a los "culpables" de la detención de las naves pesqueras norteamericanas y destruyó todo a su paso, incautando todas las mercaderías del almacén más cueros y herramientas. Regresando a Montevideo en febrero de 1832. A causa de la destrucción de los norteamericanos, Vernet solicitó al gobierno nacional equipamiento y voluntarios para la tarea de reconstruir la colonia, porque sólo habían quedado veintitrés habitantes. Juan Manuel de Rosas, nombra al Sargento Mayor de Artillerías, Esteban José Francisco Mestivier, como Comandante Civil y Militar de las Islas Malvinas, el 10 de septiembre de 1832 el Ministerio de Guerra y Marina decreta dicho nombramiento. La goleta Sarandí arriba a Malvinas el 10 de octubre, ante la tropa y habitantes asume sus funciones de Comandante Mestivier. Meses después una sublevación de los efectivos desata una rebelión en la que pierde la vida el Comandante Mestivier. Cuando el comandante Pinedo de la goleta Sarandí llega a puerto días después, se encuentra con las novedades, por lo que tiene que asumir el cargo de comandante interino. El 2 de enero de 1833 arribó al puerto el navío de guerra de bandera inglesa, Clio, al mando de John James Onslow. Pinedo ni intentó defender la posesión, embarcó la tropa y zarpó rumbo a Buenos Aires, dejando izada en tierra la Bandera Argentina, al cuidado de Juan Simón, a quien nombró Comandante Político y Militar de las Islas. Desde hace 171 años el invasor inglés mantiene en su poder las Islas Malvinas, sólo por breves e inolvidable momentos "Ellas" retornaron a sus legítimos dueños .. los argentinos. Ahora cada uno de nosotros debe imponerse un deber, enseñar y difundir a sus hijos y familiares la Historia de Nuestras Malvinas. Rosas y Malvinas Muchos acusan a Rosas de entreguista por el hecho de haber ofrecido a los ingleses las Malvinas por el pago del empréstito adeudado. Esa acusación, es no conocer la picardía y astucia diplomática de Rosas. Si bien hubo litigios desde tiempo atrás, lo cierto es que para 1829 la Confederación ejercía la ocupación y el derecho sobre las islas, sin cuestionamientos. Para esa fecha, un grupo de comerciantes ingleses interesados en la explotación ovina y de trafico marino, liderados por Mr John Thwaites, incitan a Woodbine Parish, que roba roba los documentos y antecedentes que se encontraban en el Archivo de Gobierno de Buenos Aires y el diecinueve de noviembre de 1829 escribe al Foreign Office que las islas, de alto valor estratégico para el Foreign Office, deben ser obtenidas para Inglaterra, en “pago” del empréstito Baring. Forbes, representante norteamericano, denuncia la maniobra destacando el valor estratégico. Inglaterra entonces decide tomarlas por la fuerza. La ocupación se produce durante el gobierno de Balcarce, y a mediados de 1833 se comenta en Londres que el gobierno argentino retiraría su representante, lo que preocupa a los comerciantes. Instalado Rosas en el poder, nunca consentirá la ocupación, sino que trata de recuperarla con picardía diplomática; en efecto, se las ofrece en transacción por el empréstito a los ingleses en forma extraoficial a través de Moreno, para que , en caso de ser aceptado el ofrecimiento, fuera rechazado por la Legislatura provincial, pero quedaría el reconocimiento ingles sobre los derechos de la provincia. Similar estrategia usaría respecto a la Patagonia, que los ingleses no reconocían como nuestra. Esto surge claramente de la interpretación de una carta dirigido por David Robertson de la casa central Baring, a Ferdinand White, representante de Baring en Buenos Aires: “Ud. no desconocerá que Rosas ofreció arrendar una porción de la Patagonia a la Casa Baring a manera de una seguridad colateral por esta deuda. Los señores Baring declinaron considerar la cuestión a causa, según yo creo, de que tenía dudas sobre si la Patagonia pertenecía a Buenos Aires y se supone que una de las razones por la cuales Rosas hizo el ofrecimiento fue conseguir de Inglaterra la sanción de los derechos de Buenos Aires a la Patagonia”. Cabe aclarar que Baring no era solo uno financista usurero, sino que además era un asesor financiero del gobierno ingles. Lamentablemente esta vez la astucia de Rosas no alcanzo a engañar la experiencia del la diplomacia pirata. Por otro lado, Rosas peleaba en dos frentes al mismo tiempo. FUENTE LAGAZETA FEDERAL.

4 DE ENERO DE 1831 SE FRIMA EL PACTO FEDERAL.

Restaurador J.M.de Rosas Deseando los Gobernadores de Santa Fe, Buenos Aires y Entre Ríos estrechar cada vez más los vínculos que felizmente los unen y, creyendo que así reclaman sus intereses particulares y los de la República han nombrado para este fin sus respectivos diputados, a saber: el Gobierno de Santa Fe, el señor D. Domingo Cullen; el de Buenos Aires, al Sr. D. José María Rojas y Patrón, y el de Entre Ríos, al Sr. D. Antonio Crespo. Quienes después de haber canjeado sus respectivos poderes, que se hallaron extendidos en buena y debida forma; y teniendo presente el tratado preliminar celebrado en la ciudad de Santa fe el 23 de febrero último entre los Gobiernos de dicha provincia y la de Corrientes; teniendo también presente la invitación que con fecha 24 del expresado mes de febrero hizo el Gobierno de Santa Fe al de Buenos Aires, y la convención preliminar ajustada en Buenos Aires el 23 de marzo del año anterior entre los Gobiernos de esta provincia y la de Corrientes, asi como el tratado celebrado el 3 de mayo último en la capital de Entre Ríos entre su Gobierno, y el de Corrientes; y finalmente, considerando que la mayor parte de los pueblos de la República, ha proclamado del modo más libre y espontáneo la forma de gobierno federal, han convenido en los artículos siguientes: Juan Manuel de Rosas Artículo 1°) Los Gobiernos de Santa Fe, Buenos Aires y Entre Ríos ratifican y declaran en su vigor y fuerza los tratados anteriores celebrados entre los mismos Gobiernos en la parte que estipulan la paz firme, amistad y unión estrecha y permanente, reconociendo recíprocamente su libertad, independencia y derechos. Artículo 2°) Las provincias de Santa Fe, Buenos Aires y Entre Ríos se obligan a resistir cualquier invasión extranjera que se haga, bien sea en el territorio de cada una de las tres provincias contratantes o de cualquiera de las otras que componen el Estado argentino. Artículo 3°) Las provincias de Santa Fe, Buenos Aires y Entre Ríos se ligan y constituyen en alianza ofensiva y defensiva contra toda agresión o preparación de parte de cualquiera de las demás provincias de la República (lo que Dios no permita), que amenace la integridad e independencia de sus respectivos territorios. Artículo 4°) Se comprometen a no oir ni hacer proposiciones ni celebrar tratado alguno particular una provincia por si sola con otra de las litorales ni con ningún otro Gobierno sin previo avenimiento expreso de las demás provincias que forman la presente federación. Artículo 5°) Se obligan a no rehusar su consentimiento expreso para cualquier tratado que alguna de las tres provincias litorales quiera celebrar con otra de ellas o de las demás que pertenecen a la República, siempre que tal tratado no perjudique a otra de las mismas tres provincias o a los intereses generales de ellas o de toda la República. Artículo 6°) Se obligan también a no permitir que persona alguna de su territorio ofenda a cualquiera de las otras dos provincias o a sus respectivos Gobiernos y a guardar la mejor armonía posible con todos los Gobiernos amigos. Artículo 7°) Prometen no dar asilo a ningún criminal que se acoja a una de ellas huyendo de las otras dos por delito, cualquiera que sea, y ponerlo a disposición del Gobierno respectivo que lo reclame como tal. Entendiéndose que el presente artículo sólo regirá con respecto a los que se hagan criminales después de la ratificación y publicación de este tratado. Artículo 8°) Los habitantes de las tres provincias litorales gozarán recíprocamente la franqueza y seguridad de entrar y transitar con su buque y cargas en todos los puertos, ríos y territorios de cada una, ejerciendo en ellas su industria con la misma libertad, justicia y protección que los naturales de la provincia en que residan, bien sea permanente o accidentalmente. Artículo 9°) Los frutos y efectos de cualquier especie que se importen o exporten del territorio o puertos de una provincia a otra por agua o por tierra, no pagarán más derechos que si fuesen importados por los naturales de la provincia, adonde o de donde se exportan o importan. Artículo 10°) - No se concederá en una provincia derecho, gracia, privilegio u exención a las personas y propiedades de los naturales de ella que no conceda a los de las otras dos. Artículo 11°) Teniendo presente que alguna de las provincias contratantes ha determinado por ley que nadie pueda ejercer en ella la primera magistratura sino sus hijos respectivamente, se exceptúa dicho caso y otros de igual naturaleza que fueren establecidos por leyes especiales. Entendiéndose que en caso de hacerse por una provincia alguna excepción ha de extenderse a los naturales y propiedades de las otras dos aliadas. Artículo 12°) Cualquier provincia de la República que quiera entrar en la Liga que forman las litorales será admitida con arreglo a lo que establece la segunda base del artículo primero de la citada convención preliminar celebrada en Santa fe a veintitrés de febrero del precedente año, ejecutándose este acto con el expreso y unánime consentimiento de cada una de las demás provincias federadas. Artículo 13°) Si llegare el caso de ser atacada la libertad e independencia de alguna de las tres provincias litorales por alguna otra de las que no entran al presente en la federación, o por otro cualquier poder extraño, la auxiliarán las otras dos provincias litorales, con cuantos recursos y elementos estén en la esfera de su poder, según la clase de la invasión, procurando que las tropas que envíen las provincias auxiliares sean bien vestidas, armadas y municionadas, y que marchen con sus respectivos jefes y oficiales. Se acordará por separado la suma de dinero con que para este caso deba contribuir cada provincia. Artículo 14°) Las fuerzas terrestres o marítimas, que según el artículo anterior se envíen en auxilio de la provincia invadida, deberán obrar con sujeción al Gobierno de ésta, mientras pisen su territorio y naveguen sus ríos en clase de auxiliares. Artículo 15°) Interín dure el presente estado de cosas, y mientras no se establezca la paz pública de todas las provincias de la República, residirá en la capital de Santa fe una comisión compuesta de un diputado por cada una de las tres provincias litorales, cuya denominación será «Comisión representativa de los Gobiernos, de las provincias litorales de la República Argentina», cuyos diputados podrán ser removidos al arbitrio de sus respectivos Gobiernos, cuando lo juzguen conveniente, nombrando otros inmediatamente en su lugar. Artículo 16°) Las atribuciones de esta comisión serán: Primera: Celebrar tratados de paz a nombre de las expresadas tres provincias, conforme a las instrucciones que cada uno de los diputados tenga de su respectivo Gobierno y con la calidad de someter dichos tratados a la ratificación de cada una de las tres provincias. Segunda: Hacer declaración de guerra contra cualquier otro poder a nombre de las tres provincias litorales, toda vez que éstas estén acordes en que se haga tal declaración. Tercera: Ordenar se levante el ejército en caso de guerra ofensiva y defensiva y nombrar el general que deba mandarlo. Cuarta: Determinar el contingente de tropas con que cada una de las provincias aliadas deba contribuir conforme al tenor del artículo 13. Quinta: Invitar a todas las demás provincias de la República, cuando estén en plena libertad y tranquilidad, a reunirse en federación con las litorales y a que por medio de un Congreso general federativo se arregle la administración general del país bajo el sistema federal, su comercio interior y exterior, su navegación, el cobro y distribución de las rentas generales, y el pago de la deuda de la República, consultando del mejor modo posible la seguridad, y engrandecimiento general de la República, su crédito interior y exterior, y la soberanía, libertad e independencia de cada una de las provincias. Artículo 17°) El presente tratado deberá ser ratificado a los tres días por el Gobierno de Santa Fe, a los seis días por el de Entre Ríos y a los treinta, por el Gobierno de Buenos Aires. Dado en la ciudad de Santa Fe, a cuatro del mes de enero del año de Nuestro Señor mil ochocientos treinta y uno. (Fdo.): Domingo CULLEN José María ROXAS y PATRÓN Antonio CRESPO

12 DE ENERO DE 1869, COMBATE DE PASTOS GRANDES

Home Inicio COMBATE DE PASTOS GRANDES - 12 de Enero de 1869 FUENTE LA GAZETA FEDERAL. Varela en Salta (10 de octubre de 1869) Cuerpeando las divisiones nacionales, Varela se desliza por los pasos misteriosos de la cordillera. Ha tenido correspondencia con Luengo en Córdoba, con Zalazar en Chileclto y con el caudillo salteño Aniceto Latorre a quién invita a plegarse; "el poder del enemigo no está fuerte”, escribirá a este último. “Con un pequeño esfuerzo de los hijos de la patria todavía salvaremos a América". En octubre, mientras Paunero lo supone en San Juan y Navarro lo espera en Catamarca, Varela baja de la cordillera frente a Salta con mil guerrilleros: esquiva a Navarro que ha corrido a cerrarle el paso, y al galope va a Salta donde espera proveerse de armas y alimentos. "Al ir a aquella ciudad (Salta) – dirá – no me llevó el ánimo apoderarme de un pueblo sin objeto alguno. Yo marchaba en busca de pertrechos bélicos, porque era todo cuanto necesitaba para triunfar“. Está frente a Salta la mañana del 10 de octubre. Intima al gobernador Ovejero le entregue las armas que hay en la ciudad, comprometiéndose a no entrar en ella. Pero Ovejero sabe que Navarro lo persigue de cerca y supone que el caudillo no se atreverá a atacarle en esas condiciones. Además, el Ejército de la Unión Americana apenas si tiene fusiles y municiones. Por eso a la intimación de Varela de "evitar a la población la desastrosa consecuencia de la guerra" contesta con una descarga. Ovejero había preparado la resistencia armando la clase principal con los seis cañones y 225 fusiles que poseía, " pues el enemigo – explica por qué armó solamente la clase principal - que halaga a las masas .... encuentra prosélitos entre quienes no abrigan un corazón honrado". Ha conseguido 300 vecinos honrados que distribuye en las trincheras zanjadas en la plaza principal, y les encarga los cañones y los fusiles. Sobraban, a su entender, para rechazar a los bandoleros. O por lo menos detenerlos hasta que llegase Navarro que no podía tardar. Ovejero valoró en demasía el poder de los fusiles y despreció demasiado el coraje de los gauchos. Varela ordenó el ataque, los defensores resistieron apenas cuarenta minutos. Previsoramente el gobernador consiguió recoger algunos fusiles llevándolos en "asilo“ al templo de San Francisco donde también estará él con su gente. Una hora estuvo Salta en poder de las montoneras. El parte del jefe de la plaza – Leguizamón – habla de tremendos desmanes. Nada respetó el enemigo, templos, oficinas públicas, casas de comercio y de particulares fueron saqueados y hollados bárbararnente del modo más espantoso y feroz... "Una hora escasa han ocupado (los federales) la ciudad – informa Ovejero- y los estragos y saqueos rayan en los límites de lo imposible". Exageraciones interesadas (porque el gobierno nacional pagaría los perjuicios). En una hora no pueden cometerse muchos desmanes. En el sumario que se levantará, los testigos declaran "de oídas“, uno solo atestigua el saqueo de su tienda donde le han llevado “ un caballo". Miguel Tedin contando muchos años después sus recuerdos infantiles, dice que estaba en casa de la señora Güemes de Astrada el 10 de octubre "cuando se presentó un soldado feroz armado de una carabina: "¡No me mate, soy hija del general Güemes!", -dijo la dueña de casa. Este nombre pareció impresionarle y bajando el arma solicitó un par de botas, lo que realizó la señora". ¡ Curioso saqueador que se impresiona por un nombre histórico, y solo pide un par de botas! Las violaciones de los templos, que dice Leguizamón no ocurrieron: el Gobernador Ovejero se refugió con su gente y armas en San Francisco "defendido – dice en su informe – por los religiosos de la insaciable rapacidad de estos bandidos". ¡Notables bandidos, impotentes ante las palabras de unos frailes!. Varela, que no entró en la ciudad, sabedor que los religiosos se negaban a entregar las armas "asiladas“ en San Francisco hizo llamar al guardián para explicarle que el asilo eclesiástico no amparaba a los prisioneros de guerra ni a sus armas. Como el guardián se mantuvo firme, el coronel lo maltrató de palabra diciéndole muchas barbaridades" (cuenta el religioso en el sumario) pero no “ violó" el convento. Fuera de los fusiles tomados a los caídos en la plaza, un caballo y un par de botas no hubo otros "latrocinios". Si ocurrieron, los damnificados olvidaron hacerlos constar en el sumario. Lo que parece que hubo y en grado mayúsculo, fue un tremendo miedo. Había sido en las barbas de Navarro que Varela se apoderó por una hora de Salta. De allí siguió a Jujuy, donde no hubo "saqueo" porque los Jujeños aceptaron darle sus armas. No pudo estar mucho tiempo porque Navarro lo seguía. Por la quebrada de Humahuaca llegó a Bolivia, donde Melgarejo – en ese momento simpatizante con Paraguay – le dio asilo. En Potosí, Varela publicará un Manifiesto explicando su conducta y prometiendo el regreso. J.M. de Rosas - L.Castagnino En octubre de 1860 Mitre termina su presidencia y sube Sarmiento, de quién se esperó por un momento que terminase la guerra con Paraguay. No hubo tal, eso decide el regreso de Varela. También que Melgarejo ha cambiado de opinión y ahora está muy amigo de Brasil. Varela, con sus escasos seguidores y sin armas de fuego, toma el camino de Antofagasta. Su hueste no alcanza a cien gauchos. La "invasión“ amedrenta en Buenos Aires. Martín de Gainza, ministro de guerra de Sarmiento, manda al general Rivas, al coronel Julio Roca y a Navarro a acabar definitivamente con el Ejército de la Unión Americana. Navarro – a quien por su pasado federal algunos acusan de lenidad con los montoneros – promete "matar ( a Varela) en combate". No tremolará mucho tiempo el estandarte de la Unión Americana en la puna de Atacama. Basta un piquete de línea al mando del Teniente Pedro Corvalán, para abatirlo en Pastos Grandes ( 12 de enero de 1869). Los dispersos intentan volver a Bolivia, pero Melgarejo lo impide. Toman entonces el camino de Chile. Dada la fama del caudillo, el gobierno chileno manda un buque de guerra para desarmar al “ejército”. Encuentran un anciano enfermo de tuberculosis avanzada y dos docenas de gauchos desarrapados y famélicos. Les quitan las mulas y los facones y los tienen internados un tiempo. Después los sueltan, vista su absoluta falta de peligro. Varela se instala en Copiapó. El gobierno de Sarmiento ordena a su ministro en Chile, Félix Frías, vigile sus movimientos: "Está gravemente enfermo – escribe Frias el 16 de mayo de 1870- y de él nada hay que temer". “Nada puedo mandar - escribe Varela a su esposa- dispénsenme, estoy pobre, no se agravien conmigo” Morirá el 4 de junio de ese año en Ñantoco, cerca de Copiapó. "Muere en la miseria – informa Frías al gobierno argentino – legando a su familia que vive en Guandacol, La Rioja, solo sus fatales antecedentes". Sus restos fueron repatriados por el gobierno de Catamarca, y desde sus montañas, espina dorsal de nuestra dividida América, este viejo gaucho que quiso ver una “Unión Americana”, espera el reconocimiento de los “hermanos paraguayos" que lo movieron a su valerosa y desigual guerra de 1867.

domingo, 12 de enero de 2014

AWADA DE MACRI ESCLAVISTA CON GLAMOUR

MIRADAS AL SUR DE 9 DE ENERO DE 2011 POR LUCAS SCHAERER QUE SEPA COSER QUE SEPA PLANCHAR Juliana Awada fue denunciada por esclavizar obreros. Su hermano fue sobreseido por Montenegro Aunque está dentro de sus responsabilidades y obligaciones como jefe de Gobierno, Mauricio Macri jamás denunció, como sí lo hizo alguno de sus antecesores en el cargo, a una empresa textil que apele al uso de mano de obra esclava. Esa pasividad de Macri se entiende y a la vez se hace particularmente grave cuando se indaga en su biografía y en la actividad principal de su flamante familia. La actual tercera esposa de Macri, Juliana Awada, fue denunciada por ser propietaria de una empresa de ropa que produce en talleres clandestinos. También fue denunciado el hermano mayor de su cónyuge como dueño de la marca Cheeky, quien, acusado por el mismo delito, fue sobreseído nada menos que por el actual ministro de Seguridad y Justicia de la Ciudad, Guillermo Montenegro, poco antes de que dejara su puesto como juez federal. Juliana Awada, con quien Macri se casó en noviembre pasado con gran despliegue mediático y prometiendo hijos que continúen ese despliegue, es dueña junto a su madre, Pomi, y su hermana, Zoraida, de la glamorosa marca que lleva su apellido. Desde el 2006 la empresa Awada viene siendo denunciada por tercerizar la producción de sus prendas en talleres clamiradandestinos que explotan a costureros inmigrantes indocumentados en extensas jornadas laborales. La última denuncia contra la marca se hizo en marzo de 2010. La Fundación Alameda en ese momento recibió el testimonio de Osvaldo Martín García. Éste había sido despedido de un taller clandestino en Villa Crespo que produce para varias marcas, entre las cuales se encuentran Awada y Cheeky. Con la bronca de haber sido echado por reclamar un aumento salarial, García denunció de qué manera trabajó durante seis años. “Awada hace remeras de niños manga corta y larga, se plancha y guarda. Mil quinientas prendas, y ganaba 40 pesos por día. Durante seis años estuve en negro. Han ido inspectores a los que no se los dejaba entrar o bien terminaban arreglando con el tallerista (el encargado), nunca llegaban al fondo del taller. Ahí no hay aire, no tenemos ventilador, no hay una mesa para poder comer. No tenemos un baño como la gente. En el verano es insoportable. Si afuera hace 35 grados, adentro parecen 60. Así tenemos que aguantar la calor.” El testimonio del costurero despedido ante La Alameda aún puede verse en un video. Ese material además incluye lo grabado por una cámara oculta dentro del taller esclavo de la calle Virasoro 1638. Ese fue el modo que empleó La Alameda para chequear la información, mediante un costurero que fue el que usó la cámara. Lo que muestra el video es que en el taller de la calle Virasoro se aceptaba al costurero sin documentos, en clara violación a la ley de migraciones, más unas cuantas imágenes de las etiquetas de la marca Awada. Quien hizo la filmación explicó a Miradas al Sur que “el taller es parecido a un garaje. A los metros de la entrada tiene hacia la izquierda un taller con máquinas. Allí vi a tres paisanos trabajando con botones y ojales. Seguís caminando y está la habitación y oficina del tallerista. Después viene el depósito y a lo último un galpón grande todo destrozado donde te morís de calor. Ahí tienen una caldera y pegadas a la caldera unas piecitas de ladrillos para los trabajadores”, describió B. L., que son las iniciales del costurero infiltrado por La Alameda. “Ese taller se dedicaba más que nada al planchado y a embolsar las prendas. Ocho personas se dedicaban a eso, todos paraguayos. Los bolivianos estaban en el tallercito de costura”, finaliza su relato el costurero que nunca más volvió sobre sus pasos de la calle Virasoro al 1600. Este medio rastreó con varias fuentes del gobierno PRO lo que ocurrió con el taller clandestino una vez que circuló el video realizado con la cámara oculta. “Primero los inspectores no fueron admitidos. En dos oportunidades no atendieron en el taller de Virasoro. En la tercera, el 23 de marzo pasado, después de que transcurrieron varias horas y sólo porque se amenazó con llamar a la policía para hacer un allanamiento, recién entonces abrieron la puerta al taller”, dijo una fuente de la administración macrista. Aquí no pasó nada. Un dato llamativo: en el acta de inspección de la Subsecretaría de Trabajo porteña no figuran ni el procedimiento ni la marca Awada. “Hicieron desaparecer las pruebas ante la no actuación de la Justicia y la demora de la parte inspectiva. Así borraron las pruebas que comprometían a Awada”, afirmó el funcionario de planta, que no tolera el trabajo esclavo. Lo que sí quedó demostrado fue que estaba trabajando un indocumentado, lo que fue denunciado ante la Procuración porteña por tratarse de un delito federal, y tres no registrados. Al momento de la inspección los trabajadores vestían prendas de las marcas Gabucci y Givenchy. El titular del taller ilegal es Facundo Jeremías Ábalo Rojas, quien tiene seis maquinas y dos mesas de planchado. Las máquinas de coser en ese momento habían sido retiradas. Nunca más funcionarios de la Ciudad volvieron al taller de la calle Virasoro al 1600. Lejos está el gobierno que conduce Mauricio Macri de continuar la política que había comenzado con el ex jefe de Gobierno que lo precedió, Jorge Telerman, quien junto a la Defensoría del Pueblo de la Ciudad, a cargo de Alicia Pierini, y La Alameda denunciaron penalmente a treinta y cinco importantes marcas de ropa. Ariel Lieutier, ex subsecretario de Trabajo porteño, expresó a Miradas al Sur que “el gobierno de Macri sigue realizando inspecciones pero no hace denuncias penales y tampoco públicas. Esto permite que la tarea inspectiva quede en un mero acto administrativo. Cuando lo que se hacía antes era denunciar a los talleres clandestinos de las grandes marcas porque era la manera de instalar el tema en la sociedad y dejar una clara responsabilidad sobre la industria textil”. Los talleres bonaerenses de Awada. Muchos años antes que se corriera el rumor de que Juliana Awada se veía con Mauricio Macri en el gimnasio, la marca de ropa ya aparecía denunciada ante la Justicia y el Ministerio de Trabajo bonaerense. A mediados de octubre de 2006 la organización La Alameda inició una megacausa. El núcleo de la acusación es que en el área metropolitana existe un sistema subrepticio neoesclavista de producción basado en el tráfico de inmigrantes (en su mayoría de Bolivia) indocumentados o a quienes se les secuestran sus documentos de identidad una vez que cruzan la frontera. Esa presentación en la Justicia Federal involucró en un primer momento a cerca de ochenta grandes marcas y actualmente alcanza el centenar. La ley de trabajo a domicilio es la única forma jurídica que relaciona el submundo de la esclavitud con la moda fashion de los shoppings o pasarelas. La norma nacional (en sus artículos 4, 35 y 36) señala que son solidariamente responsables los dadores de trabajo (empresas) con los talleres donde derivan la confección de sus prendas. De hecho, los empresarios textiles, con aval del Ministerio de Trabajo nacional, presentaron un proyecto para quitar los artículos penales de la ley de trabajo a domicilio. El titular de la Comisión de Trabajo en el Congreso, Héctor Recalde, fue quien frenó el proyecto patronal esclavista. Quienes reconocen el sistema neoesclavista son los referentes del propio empresariado textil. Aseguran públicamente que el 78 por ciento de la industria se encuentra en la ilegalidad, y que de ese porcentaje la mitad utiliza mano de obra esclava. Esto implicaría sólo en la Ciudad de Buenos Aires la existencia de tres mil talleres clandestinos, y un total de 30 mil costureros. La mayoría de los talleres se ubica en la zona suroeste y sobre todo en las villas. En estas barriadas las mafias de la costura se instalan porque se dificultan las tareas inspectivas y el pago de la energía queda en manos del Estado porteño. La megacausa sobre la industria textil quedó en manos del juez federal Norberto Oyarbide. Respecto a la marca Awada, lo que hizo el magistrado fue derivar la investigación por los talleres clandestinos a los tribunales de la localidad de San Martín, a donde están instalados, más precisamente en Cabildo 5083, y en Urquiza 6121, los dos en Villa Ballester. El primer taller está a cargo, según figura en la denuncia, de Feliciano Mujica, quien es responsable directo de explotar a un total de 20 costureros. Todos ellos sin estar registrados, algunos indocumentados (una vez más: se trata de un delito federal), y por supuesto fuera del convenio de los obreros del vestido, lo que lleva que el pago se realice por prenda, lo que implica que para alcanzar un salario mínimo la jornada supere las 12 horas. En el segundo taller, el capataz Ricardo Guaigua mantiene “15 costureros en negro, algunos indocumentados, otros fuera de convenio y pagados por prenda”, según dice la denuncia presentada por La Alameda. Allí realizan sacos y pantalones desde las 7 de la mañana hasta las 8 de la noche. Dos familias viven dentro del taller. La situación de los talleres clandestinos seguía igual tras la denuncia presentada ante Oyarbide, de modo que la Fundación La Alameda retomó la investigación. Así fue que regresaron a los talleres de Villa Ballester con costureros que llevaban cámaras ocultas. Con el nuevo material, el 14 de mayo de 2008 Jorge Ricardo Calegari, director provincial de Delegaciones e Inspecciones, firmó la presentación de La Alameda que incluía tres decenas de talleres esclavos. “Calegari nunca hizo nada con las pruebas que aportamos. Es más, se fastidió cuando hicimos la denuncia contra la empresa Nuestra Huella y antes me había llamado enojado también porque dimos difusión a la golpiza contra un costurero dentro de un taller clandestino en San Martín, al cual pudimos liberar junto a otras familias y una menor”, acusó Gustavo Vera, presidente y denunciante por La Alameda. Miradas al Sur se comunicó con la cartera laboral provincial. La idea era saber qué sucedió con la denuncia recibida en mayo de 2008. Desde esa área se informó que no podían encontrar los datos y aclararon que “el ministerio no va contra las marcas”. Cuando se preguntó acerca de aplicar la ley de trabajo a domicilio y los antecedentes de la gestión de Jorge Telerman, la encargada de prensa, Verónica Guilera, sostuvo que no se hace “caza de brujas”, y siguió responsabilizando a la base de datos por no poder brindar información actualizada de una denuncia que desde hace tiempo es pública. • El cuñado esclavista Cheeky es líder entre las marcas para chicos. Confecciona 10 millones de prendas y se queda con el 45 por ciento del mercado de ropa infantil. Su dueño es Daniel Awada, hermano mayor de Juliana. Cheeky integra la megacausa por trabajo esclavo por tener cuatro talleres clandestinos produciendo a todo trapo. Así lo comprobó y denunció penalmente Milton, uno de los costureros de La Alameda. Hasta declaró en esa causa un arrepentido que antes fue gerente de esa marca. Quien otorgó el sobreseimiento al cuñado de Mauricio Macri fue Guillermo Montenegro, en ese momento juez federal y hoy ministro de Justicia y Seguridad PRO. La esclavitud y la impunidad quedan en familia.