jueves, 19 de septiembre de 2013
FIDEL – párrafos del mensaje a la Asamblea Nacional de Cuba el 27/12/91 -
“Si América Latina se hubiera unido como querían los fundadores, y como lo quería no sólo Miranda, que fue el precursor, sino también Bolívar, hoy posiblemente la América Latina sería la nación más poderosa de la Tierra, sin discusión, con sus territorios, su población, sus recursos naturales y su idioma común. ¿Y qué somos?.....
Hoy EE.UU. invade un país, mañana otro, pasado otro, hace lo que le dá la gana en cada país. Nadie sabe si vuelven a ponerse de moda, porque EE.UU. promovió todos los golpes de Estado en los últimos tiempos, empezando por el que dio Pinochet en Chile contra Allende y golpes de Estado que se dieron en muchos países fueron impulsados por EE.UU. La CIA se convirtió en el maestro, en el profesor de más alto nivel de todos los torturadores y de las tácticas de desaparecer gente y hacer horrores. La CIA convirtió la tortura en una ciencia y enseñó a torturar a todos esos gobiernos impuestos por la fuerza…
Por Norberto Galasso Después de Ayacucho
, la cuestión central reside ahora en la unificación y organización de los Estados Confederados, es decir, en crear, de una vez por todas, la nación. Pero la lucha por ese objetivo resulta sumamente difícil, dado el enorme poder de las fuerzas disgregadoras.
Lo que había sido una poderosa unidad geopolítica, la América española o Indias, acabó partiéndose en pedazos, por la ambición de caudillos locales sin ninguna visión de grandeza, y por la acción del imperialismo británico [pulse sobre la imagen para ampliar].
Lo que había sido una poderosa unidad geopolítica, la América española o Indias, acabó partiéndose en pedazos, por la ambición de caudillos locales sin ninguna visión de grandeza, y por la acción del imperialismo.
El siguiente texto es un extracto del ensayo titulado “Seamos libres y lo demás no importa nada. Vida de San Martín” (Capítulo XLV, pp. 514-516), del ensayista e historiador revisionista Norberto Galasso. Tomado del sitio web argentino “La otra historia”.
En 1825, a pesar de los esfuerzos de Bolívar, Bolivia se ha constituido en país independiente. En 1828, no obstante el interés de Dorrego por impedirlo, ha nacido el Uruguay. A su vez, Paraguay acentúa su aislamiento, ya sea porque la burguesía comercial de Buenos Aires no le deja otro camino o por la propia inclinación de José Gaspar Rodríguez de Francia. En ese panorama de creciente balcanización, Bolívar -contando con la colaboración de Sucre, su jefe más leal- se multiplica para consolidar la Confederación Andina, compuesta por Colombia, Perú y Bolivia (incluyendo Ecuador, Venezuela y Panamá, provincia colombiana, después país independiente): Habrá una bandera, un ejército y una nación sola… -le ha escrito Bolívar a Sucre, tiempo atrás, sugiriendo que el vencedor de Ayacucho debería presidirla-. Se trata de un gran Estado que se extienda desde Paraná y el Orinoco al Potosí, un Imperio de los Andes, la Confederación Andina (1).
Sin embargo, las tendencias centrífugas operan decididamente contra el proyecto del Libertador. En Bogotá -donde, según señala Sánchez, el incremento de la inmigración europea, sobre todo británica, contribuye al fomento de todo lo inglés (2) - se acantonan fuerzas antibolivarianas alrededor de Francisco de Paula Santander. Son ellas las que el 25 de agosto de 1828 estuvieron a punto de asesinar a Bolívar, en el Palacio de San Carlos, intento frustrado merced a la valiente intervención de Manuela Sáenz, quien demora a los verdugos, mientras el Libertador logra escapar. El gran venezolano retomó luego la ofensiva, triunfando sobre Santander, quien estuvo a punto de ser ejecutado, aunque logró salvar su vida con el destierro. Asimismo, Bolívar persiguió y disolvió la mayor parte de las logias que en Colombia funcionaban al servicio del “santanderismo”.
Ahora, esas mismas fuerzas antinacionales vuelven a golpear: el 4 de junio de 1830 es asesinado en Berruecos el mariscal Sucre, amigo y “mano derecha” de Bolívar.
Sin empañar lo trágico del suceso, Ricardo Palma relata: El mariscal Antonio José de Sucre fue un hombre muy culto y muy decoroso en palabras. Contrastaba en esto con Bolívar. Jamás se oyó de su boca un vocablo obsceno, ni una interjección de cuartel, cosa tan común entre militares. Aun cuando (lo que fue raro en él) se encolerizaba por gravísima causa, limitábase a morderse los labios; puede decirse que tenía lo que llaman “la cólera blanca”. Tal vez fundaba su orgullo en que nades pudiera decir que lo había oído proferir una palabra soez, pecadillo de que muchos santos, con toda su santidad, no se libraron [...] Aquel día de la horrenda, de la abominable tragedia de Berruecos, al oírse la detonación del arma de fuego, exclamó Sucre, cayendo del caballo: -iCarajo!, un balazo… Y no pronunció más palabra. Desde entonces, quedó como refrán en Colombia, el decir a una persona, cuando jura y rejura que en su vida no cometerá tal o cual acción, buena o mala: -iHombre, quién sabe si no nos saldrá usted un día con el Carajo de Sucre! (3)
La noticia golpea duramente a San Martín en su refugio parisino. Conoce las cualidades militares de Sucre y, muy especialmente, su lealtad a Bolívar, por lo cual su asesinato resulta un fuerte revés para la causa de la Revolución. Aunque no se logra descubrir a los instigadores del crimen -es decir, a quienes se hallan detrás del comandante Apolinar Morillo, condenado a muerte años después como jefe de la partida que consumó el homicidio- San Martín comprende que nuevamente son las fuerzas separatistas, antiamericanas, las mismas que actuaron contra él tanto en Buenos Aires como en el Perú. Poco antes de su ejecución, Morillo responsabilizó al general José María Obando y éste, a su vez, acusó al general Juan J. Flores. Tiempo más tarde, se conoció una carta del general Obando, a Flores, en la que solicitaba instrucciones: Pongámonos de acuerdo, don Juan, dígame si quiere que detenga en Pasto a Sucre o lo que debo hacer con él, hábleme con franqueza y cuente conmigo (4). El general Flores -frontal enemigo de Sucre, según Luis A. Sánchez (5)-, poco tiempo después de la muerte del mariscal, acaudilla la separación de Ecuador respecto de la Gran Colombia.
Bolívar, por su parte, sabe que el golpe va contra él y contra su proyecto unificador: El inmaculado Sucre no ha podido escapar de las acechanzas de esos monstruos. Yo no sé qué causa ha dado este General para que atenten contra su vida. Yo pienso que la mira de este crimen ha sido privar a la patria de un sucesor mío. (6)
Si bien desde una perspectiva reaccionaria (pues busca las causas en la irreligiosidad de los masones), el historiador Carlos Steffens Soler acierta cuando señala: Entre el fusilamiento del coronel Dorrego y el asesinato del mariscal Sucre hay un paralelismo tenebroso: la premeditación masónica y la preeminencia política de ambos hombres, que parecían señalados por un destino de grandeza, que se corta con el crimen (7). Pero ambas muertes no obedecen a los masones, ni al destino de grandeza, sino que resultan de la oposición a la tendencia unificadora, centralizadora, que sostienen ambos jefes: Sucre, como mano derecha de Bolívar; Dorrego, en contacto con los caudillos federales, en buena relación con San Martín y, a su vez, vinculado con Bolívar, a través del Deán Funes.
Apenas se ha amenguado la tristeza del General, cuando otra noticia terrible cruza el océano para sumirlo en la más horrenda angustia: el 17 de diciembre de 1830 ha muerto Simón Bolívar, en Santa Marta.
Desterrado, pobre, desesperado… -señala Vivian Trías-. Su último viaje es en una carreta, la última casa que lo acoge es de español, la camisa que lo amortaja es ajena, el sacerdote que lo asiste es un indio. Rindió su preciosa vida en lo mejor de la edad: 47 años (8). Aún resuenan sus palabras: América no es gobernable. Aquellos que favorecieron la revolución son como los que araron en el mar (9).
En sólo seis años se han producido el exilio de San Martín y las muertes de Sucre y Bolívar. Ahora, la Patria Grande da pasos decisivos hacia su desintegración. Páez hegemoniza Venezuela y el general Flores desahucia el pacto confederal de la Gran Colombia y proclama al Ecuador como estado autónomo (10). Poco más tarde, regresa Santander desde el exilio y toma el poder en Colombia, también separada como país independiente. Un lustro después, las Provincias Unidas de Centroamérica son despedazadas por la reacción absolutista. La terrible epidemia de cólera que azota a Guatemala en 1837 es atribuida por los curas al castigo de Dios por la política liberal impulsada en toda Centroamérica por el general hondureño Francisco Morazán, y la Iglesia dota de armas y escapularios a Rafael Carrera, quien lleva adelante la política secesionista. Cinco años después, Morazán, el jefe de la Unión Centroamericana, es fusilado, y con este trágico suceso su sueño se quiebra en varios pequeños países que serán presa de los intereses imperiales.
Sin embargo, la derrota no es definitiva. Una y otra vez, el pueblo latinoamericano retomará las banderas unificadoras, buscando un destino de autonomía y progreso social. La gran cuestión -como la percibieron estos luchadores hispanoamericanos- reside en la consolidación de poderosos frentes de liberación nacional capaces de torcer el brazo a las fuerzas disgregadoras de los puertos, cuya única estrategia es someterse colonialmente a las grandes potencias. De ahí, precisamente, el interés de San Martín, ante los acontecimientos desarrollados en la patria chica, por establecer si Juan Manuel de Rosas tiene posibilidades de conformar esa gran fuerza centralizadora que la Historia reclama en estos países.
Norberto Galasso
NOTAS
1 Carta de Bolívar a Sucre, 1826, citada por Carlos Steffens Soler, ob. cit., p. 267.
2 Sánchez, Luis A., ob. cit., t. 11, p. 110.
3 Palma, Ricardo, Tradiciones en salsa verde, La Paz, Bolivia, Paredes Candia, 1975, pp. 13-14.
4 Carta de José M. Obando a Juan Flores, citada por Eulogio Rojas Mery, ob. cit., p. 475.
5 Sánchez, Luis A., ob. cit., t. 11, p. 110.
6 Bolívar, S., citado por Steffens Soler, C., ob. cit. p. 269.
7 Steffens Soler, C., ob. cit., p. 268.
8 Trías, Vivian, Bolívar y el nacionalismo…, ob. cit., p. 88.
9 Wiztnizer, Louis, Bolívar, fascículo del CEAL.
10 Sánchez, Luis A., ob. cit., t. II, p. 110.
Apuntes para una sociología de la cultura
Por Aritz Recalde [agosto de 2010]
“Primitivo, bárbaro, irracional no son categorías científicas, sino políticas; sirven para designar el enemigo interno o externo; para justificar la injusticia de lo que se hace víctima”. Amelia Podetti [1]
Vamos a definir el término cultura siguiendo a Juan José Hernández Arregui que la precisa como el conjunto de bienes materiales y simbólicos que conforman la identidad de un grupo social. Dichos bienes materiales y simbólicos se organizan como valores colectivos que son transmitidos por intermedio del lenguaje y se expresan como conciencia a partir del cual el hombre actúa e interpela el medio. La cultura a partir de aquí, es una categoría que se vincula estrechamente con la acción política entendida como una actividad cuya finalidad es actuar sobre una relación de poder. La práctica cultural adquiere siempre una dimensión política, en tanto los valores colectivos de los sujetos son puestos en juego en las prácticas que desarrollan sobre el contexto social e histórico. Asimismo y atendiendo esta particularidad, es innegable que la acción política contemporánea reconoce entre sus prácticas la tarea cultural: la lucha política se organiza a partir de la disposición de la conciencia de los pueblos.
El término sociología [2] de la cultura implica que el análisis se va a desarrollar atendiendo sus vínculos con la organización social, política y económica en la cual se inscribe. A partir de aquí, nos interesa analizar histórica y geográficamente situadas algunas de las causas de origen para la producción y la divulgación de la cultura. Estas variables deben ser puestas en juego atendiendo la especificidad del problema nacional [3] de los países del tercer mundo. Los cruces y relaciones de dichas dimensiones adquieren un contenido y unas características diferenciales en función de nuestra condición de país dependiente [4]. Amílcar Herrera se refirió a la particularidad del problema de la dependencia en el continente y estableció que “el subdesarrollo no es meramente un estadio primario del desarrollo, sino una situación estructuralmente diferente, en gran parte generada y condicionada por la misma existencia y evolución de las sociedades
desarrolladas” [5]. Las relaciones entre poder, política y cultura involucran atender dos dimensiones de análisis: existe una dimensión nacional y otra de grupos sociales. Dicha especificidad lleva a considerar la funcionalidad de la cultura atendiendo su relación con los vínculos desarrollados entre los Estados y además, el concepto debe reconocer sus implicancias dentro de los intercambios entre agrupamientos sociales dentro un territorio.
El análisis histórico demuestra que las relaciones sociales y de poder se organizan y se perpetúan a partir de constituirse políticamente.
Asimismo, es innegable que los grupos sociales y sus organizaciones políticas se manifiestan y proyectan culturalmente. Tomando distancia sobre un posible análisis determinista y economicista, reconocemos que
la identidad cultural se desenvuelve en un contexto cuyas relaciones sociales, políticas y económicas son complejas y su origen no tiene una causalidad única e invariante. Ahora bien y pese a que creemos que
no es correcto plantear una relación directa entre cultura y economía, no se puede desconocer que existen fuertes vínculos entre ellas. En América Latina los intereses económicos de las metrópolis y sus empresas trasnacionales se organizan y se proyectan políticamente y tienen una capacidad de influencia mucho mayor que otros actores sociales. Dicho predominio se ejerce fuertemente en las instituciones de producción y divulgación cultural. A partir de aquí y pese a negar que exista una causa única en el origen de la cultura, reconocemos que los análisis tienen que contemplar la especificidad cardinal de nuestra condición geopolítica de donde se desprenden rasgos y comportamientos fundamentales.
La cultura puede ser un medio de emancipación o de opresión en tanto que busca perpetuar o que intenta modificar una realidad social, económica y política con la cual interactúa. Cuando la cultura es un instrumento de opresión entre países se define como neocolonialismo.
En el caso de que la cultura sea un medio para oprimir a grupos sociales dentro de una nación se puede hablar de racismo o de clasismo. En su sentido inverso, cuando la cultura es un elemento de emancipación entre Estados se la define como nacionalismo popular o antiimperialismo. Cuando adquiere una función emancipadora entre los grupos sociales de un país se define como cultura popular.
Aritz Recalde
[1] Amelia Podetti (1969). “La antropología Estructural de Levi Strauss y el Tercer mundo”, en Revista Antropología del 3er Mundo, Año 2, Mayo. p 47.
[2] El Cuaderno del C.E.H.A. Nº 6 define el término sociología desde la perspectiva de Juan José Hernández Arregui.
[3] Según Methol Ferré “Tres elementos confluyen en la constitución del “Estado - Nación clásico”. Un Estado con su burocracia organizadora, que implica una gran herencia del derecho Romano, que incluye el ejército, símbolo mayor del monopolio de la violencia. Una industria, que desde la revolución maquinista inglesa implica, más en más, la unidad de ciencia y tecnología con la misma industrialización.
Cada vez más, desde el siglo XIX, no es posible ninguna sociedad industrial moderna, sin un creciente dominio y difusión científico-tecnológico. Lo industrial implica lo científico-tecnológico de modo crecientemente indisoluble. Una sociedad que no tenga el mayor despliegue científico-tecnológico, será literalmente industrialista pero no será industrial. Una “alfabetización universal”, lo que implica una lengua en común, un idioma literario, si no total, si hegemónico. La cultura y la comunicación común que instaura una dinámica nacional igualitaria. Se objetiva en la alfabetización total, a la altura de las exigencias de la época. Este espacio ”homogenizador” se manifiesta en una común cultura nacional”. Alberto Methol Ferre (2009). Los Estados continentales y el MERCOSUR, Ed. Instituto Superior Arturo Jauretche, Buenos Aires. p 67.
[4] En el Cuaderno del C.E.H.A. Nº 1 se amplían los términos de dependencia y de nación.
[5] Amílcar O. Herrera (1974). Ciencia y política en América Latina, Ed. siglo XXI, Buenos Aires. Pp 10-11.
[Texto gentileza de la lista Reconquista Popular]
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A una semana de un nuevo aniversario del Golpe de Estado en Chile, Canal Encuentro emitirá hoy a las 22 un documental sobre la historia de Pisagua, un pueblo del norte de Chile que, durante la dictadura de Pinochet, se convirtió en centro de reclusión de presos políticos.
¿De qué trata hoy?
Cuarenta años después, uno de ellos regresa al lugar y el sindicato de pescadores reclama la devolución de tierras que aún hoy son zona militar.
Mirá un avance: http://youtu.be/tJExGHGon4Y
ROSARIO: POLICÍAS GOLPEARON AL HIJO DE UNA MILITANTE ASESINADA
Efectivos de la comisaría 12° de Barrio Ludueña le dieron una paliza a un menor, hijo de la militante Mercedes Delgado asesinada tras quedar atrapada en un enfrentamiento entre narcos. También le pegaron a uno de los testigos de la causa. Es la misma seccional cuyos uniformados ejecutaron hace días a un joven que se había entregado tras un robo.
Por: INFOnews
Familiares de Mercedes Delgado, asesinada el 8 de enero pasado en la puerta de su casa de barrio Ludueña cuando quedó en medio de una balacera entre bandas, denunciaron que personal de la comisaría 12° golpeó salvajemente a uno de sus hijos luego de levantarlo por la calle. También, relataron que fue apaleado un testigo de la causa, otro vecino del barrio, en lo que se lee como un claro gesto intimidatorio para con los denunciantes de la situación de violencia e inseguridad en un barrio atravesado por la droga, la cual no puede imaginarse sin existencia de complicidad policial.
“Hace poco mataron a un pibe acá a dos cuadras en una situación un tanto irregular. Pero viene pasando seguido. Antes de esta resolución, en un momento medio fuerte en el cual estaban haciendo declaraciones los testigos, a uno de mis hermanos menores, de 16 años, lo levantaron de la calle por averiguación de antecedentes, se lo llevaron y le propinaron una paliza, lo rompieron todo. Después le inventaron una causa por un supuesto robo que nunca pasó”, apuntó Juan Ponce, otro de los hijos de Mercedes Delgado.
La seccional 12° viene siendo muy cuestionada por la forma brutal en que trabaja y se maneja con los vecinos. La comisaría es la misma a la que pertenecen los dos policías que la semana pasada ultimaron a tiros a Brian Saucedo, de 18 años, mientras estaba en el suelo, después de entregarse tras ser perseguido por un robo. El joven tocaba el chelo en la orquesta del padre Montaldo. Ahora, se conocen otros dos casos de brutalidad policial, esta vez, dirigido directamente a ciudadanos que pusieron en tela de juicio su accionar en el barrio, tras la muerte de la militante social a manos de soldaditos narco.
La situación que narra Ponce, sucedió hace ya varios días. Pero el temor que se vive en Ludueña, los disuadió de denunciar el caso. Porque además, lo que podía ser interpretado como una casualidad, toma otro cariz cuando el hijo de la colaboradora del comedor San Cayetano asesinada cuenta que su hermano menor no fue el único destinatario de los golpes e intimidaciones. “En ese momento teníamos miedo, y no lo denunciamos, ni a la fiscalía ni mucho menos en la comisaría. Porque además no sólo le pegaron a mi hermano. También a uno de los testigos, cuya familia ahora está muerta de miedo, se lo llevaron a un descampado y lo cagaron a palos”, reveló Ponce.
Así, una familia quebrada por la muerte de uno de sus miembros, ahora debe tolerar el asedio policial que intenta disuadirlos de buscar verdad y justicia. Pero Juan, que nombra a cada instante la palabra “miedo” como una realidad con la que conviven todos los vecinos, advierte que no se van a quedar de brazos cruzados. “Estamos charlando con distintas organizaciones, estamos trabajando el tema, no lo vamos a dejar ahí. El miedo te lleva a tener cuidado con los impulsos de hacer las cosas rápido, porque no sabés qué puede suceder. Mirá lo que le pasó a mi vieja”, deslizó.
Dictan falta de mérito a los tres detenidos por el crimen de la militante
El martes por la tarde se había conocido que los tres detenidos por el crimen de Mercedes Delgado, recibieron la falta de mérito por la muerte de la militante social, aunque fueron procesados por intentar asesinarse entre ellos en un tiroteo previo al disparo que alcanzó a la colaboradora del comedor San Cayetano.
La resolución dictada por el juez de Instrucción Nº 15, Alejandro Negroni, se basa en que las pruebas de la causa revelaron que ninguno de los acusados ejecutó el tiro letal, atribuido al padre de uno de ellos, que hasta hoy permanece prófugo. Ese hombre se llama Daniel Riquelme, es el padre de uno de los implicados en la balacera previa y está prófugo. A fines de julio los familiares de la militante reclamaron su detención con un acto en la puerta de Tribunales.
Los tres jóvenes que seguirán presos por haber participado en el tiroteo que precedió a la tragedia son Ramón Antonio Piedrabuena, de 18 años; su medio hermano David Alejandro Ferriol, de 29; y, del bando rival, Matías Marcelo Riquelme, de 24 años e hijo del sindicado como autor material.
De esta forma, no quedan imputados que respondan por la muerte de Delgado, porque el sujeto individualizado como su homicida está prófugo y con pedido de captura. La contracara es que los tres acusados del tiroteo previo seguirán detenidos bajo una grave figura penal —tentativa de homicidio por atentar a tiros entre ellos—, ya que el juez les dictó la prisión preventiva.
“Vamos a apelar la medida”, dijo Juan Ponce, hijo de Delgado. El joven se quejó de haber tenido que enterarse de la resolución por los medios de comunicación. “Ni siquiera fueron capaces de avisarnos”, recriminó.
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