lunes, 16 de septiembre de 2013

Argentina empezará a vender carne vacuna premium a Rusia El Consorcio Exportador ABC confirmó que Argentina empezará en los próximos meses a exportar carne vacuna de calidad Premium a Rusia, con el potencial envío de 5000 toneladas anuales de producto a ese destino.

TIEMPO Argentino El Consorcio Exportador ABC confirmó que Argentina empezará en los próximos meses a exportar carne vacuna de calidad Premium a Rusia, con el potencial envío de 5000 toneladas anuales de producto a ese destino. Este año, como compensación al apoyo que Argentina le dio para su ingreso a la Organización Mundial de Comercio (OMC), Rusia le concedió al país una ventaja arancelaria para las carnes de calidad que ya está en vigencia. Esta preferencia consiste en un derecho de ingreso de 15%, similar a las carnes bajo licencia, y de esa forma se abre un mercado para el segmento premium. El presidente del Consorcio ABC, Mario Ravettino, explicó que "los cortes que superan los 8000 euros la tonelada no requieren certificación, ya podrían entrar". Y agregó que "los que están por debajo de ese valor requieren una certificación de calidad que la tiene que controlar el Ministerio de Agricultura, y se está tratando de hacer una proposición al servicio sanitario ruso de cómo Argentina certificaría esa calidad". En este marco, el 2 de octubre habrá un evento en Moscú para promocionar estas carnes de calidad, que incluirá una ronda de negocios y seminarios. Frente a esto, las autoridades argentinas solicitaron para esa ocasión al servicio sanitario de la Federación Rusa una reunión para hacer una presentación de la metodología de certificación de carnes de calidad. "El mercado de carne de alta calidad, de cortes premium, estaría en 8 millones de consumidores en la Federación Rusa, con fundamental presencia en Moscú y San Petersburgo. Hay que desarrollarlo y promocionarlo", indicó Ravettino, y precisó que ese mercado "por el momento está siendo abastecido sólo por Australia".

NTREVISTA EXCLUSIVA A CELSO AMORIM, MINISTRO DE DEFENSA DE BRASIL “Hay que prepararse para evitar una guerra cibernética

Canciller con Lula y ministro de Defensa con Dilma, Celso Amorim explicó por qué Sudamérica necesita una visión común sobre la defensa basada en la cooperación y en la preservación de los recursos naturales. También qué hacer ante una guerra cibernética. Por Martín Granovsky A los 71 años, el ministro de Defensa Celso Amorim registra un record en su historia. En 2009, cuando era canciller de Lula, la revista norteamericana Foreign Policy lo llamó “el mejor ministro de Relaciones Exteriores del mundo”. De gira por la Argentina, donde firmó un acuerdo con su colega Agustín Rossi para ampliar el trabajo conjunto, dialogó con Página/12 en la residencia del nuevo embajador brasileño, Everton Vieira Vargas. –Usted es ministro de Defensa, fue canciller del presidente Itamar Franco y en los dos mandatos de Lula. Brasil tiene una doctrina de defensa. ¿Qué relación hay entre esa doctrina y la de Unasur, expresada en los documentos del Consejo Sudamericano de Defensa? –¿Qué diferencias? –Qué semejanzas. Qué puntos comunes. –Unasur es una dimensión importante de nuestra política de defensa, lo que no quiere decir que otros países no puedan tener visiones diferentes. En nuestra región –y cuando hablo de región me refiero a Sudamérica– nosotros creemos que debe regir la cooperación. La cooperación es la mejor forma de disuasión. Por lo tanto todos los trabajos de Unasur sobre creación de confianza, de cooperación industrial, de ejercicios comunes, tienen para nosotros un gran valor. No quiero interpretar a los demás países, pero creo que, si la cooperación vale para Brasil, también es valiosa para otros países. Cuando uno discute temas globales en el mundo, el hecho de que nuestra región sea pacífica es un valor a favor extraordinario. Cuando se habla de la competitividad y se habla de la capacidad de atracción de inversiones, se trata de una ventaja formidable para la paz. Y eso también nos da gran autoridad para hablar de otros problemas en el mundo. El Consejo Sudamericano de Defensa de Unasur es una dimensión importante. Pero más allá de eso creo que tenemos en común una serie de intereses. Quizás el más evidente de todos es la defensa de los recursos naturales. Somos una región muy rica en energía, en capacidad de producción de alimentos, en agua dulce, en biodiversidad... Además somos una región muy diversificada, desde el trópico más ecuatorial hasta Tierra del Fuego. Contamos con océanos de los dos lados. Todo eso nos constituye como una región que debe tener una visión común de defensa. –¿Una defensa común? –No es necesaria. Lo necesario es la visión común. Es el trabajo que también queremos desarrollar en el Consejo Sudamericano de Defensa. Por eso estimulamos la creación de una escuela sudamericana de defensa. Tenemos puntos comunes evidentes como los que mencioné antes. También queremos encarar el monitoreo de nuestras áreas especiales. Para Brasil la Amazonía es una zona obvia a cuidar, pero al mismo tiempo hablo del mar territorial o de regiones especiales, que son factores que pueden propiciar una cooperación. –¿Habla del Atlántico Sur y el litigio de las Malvinas dentro del Atlántico Sur? –Bueno, tiene que ver con el Atlántico Sur. Nuestra posición sobre Malvinas es muy conocida y no tengo necesidad de repetirla. Defendimos siempre los derechos argentinos y una solución negociada. Pero el Atlántico Sur, más allá del problema muy importante de las Malvinas, presenta otros problemas muy importantes. Hay rutas claves. Claves para la Argentina, por supuesto, pero como ministro de Defensa de Brasil hablo de que una proporción enorme de nuestro comercio exterior va por el Atlántico. Y nuestros proveedores de petróleo, porque aún no logramos el autoabastecimiento y además hay distintos tipos de crudo, son Nigeria, Angola, Argelia... El transporte en todos casos pasa por el Atlántico Sur. Además, como usted sabe, Brasil tiene una relación muy cercana con Africa. Es una relación histórica que cobra más y más importancia, lo que nos lleva a tener una mayor presencia cultural y económica. Otra razón más, entonces, para preocuparnos por el Atlántico Sur. Ahora, queremos garantizar la seguridad del Atlántico Sur justamente con los países del Atlántico Sur. Desde el punto de vista geopolítico es natural la cooperación de los países de la costa occidental de Africa y los países de América del Sur. Todos conforman la zona de paz del Atlántico Sur. En estos días realizaremos en Brasil un seminario muy importante en Salvador, Bahía. La Argentina participará con un conferencista. Por eso queremos mantener el Atlántico Sur como zona de paz, de cooperación, libre de armas de destrucción masiva. –Ministro, yo mencioné la palabra “defensa” y en su respuesta usted incluyó la palabra “recursos”. ¿De quién debe defender Sudamérica sus recursos? ¿De riesgos potenciales o hay una identificación precisa? –No, no hay una identificación específica. Al menos en el caso de Brasil no tenemos enemigos. Quizá sea así por fortuna histórica, o por la diplomacia del pasado. No sé... Tenemos relaciones muy buenas con las distintas potencias. Por es suficiente con que alguien mire la historia, por un lado, o por otro lado que mire los estudios sobre la prospectiva de los recursos naturales en el futuro, para pensar que hay eventualidades que pueden ocurrir. Debemos estar preparados para rechazar cualquier intento de alcanzar un blanco, de cualquier parte que venga. Y en eso entra la necesidad de tener capacidad de disuasión. Por eso dije que dentro de la región, dentro de Sudamérica, y quizás esto valga para otros países como los de Africa, hay que considerar que en un mundo global, y aunque no tengamos ningún enemigo declarado o no declarado, debemos tener una política de disuasión. –¿La disuasión es para que ni siquiera llegue a existir un enemigo? –Exacto. Es una forma muy inteligente de ver la cuestión. Cuando uno se prepara para defenderse, desestimula ataques de otros países que puedan, en alguna situación, creer que necesitan algo. Del etanol, que Brasil produce, para dar un ejemplo. De agua dulce, que hay en los acuíferos. La disuasión hará que antes de intentarlo alguien lo piense dos veces. –¿Cuáles son las principales líneas de desarrollo de armamentos que se propone desplegar el gobierno de Dilma Rousseff? –Tenemos tres áreas consideradas estratégicas. Una es la nuclear, con el plan de desarrollar el submarino de propulsión nuclear. Brasil tiene la costa atlántica más larga del mundo. Creo que más larga aún que la costa argentina. La exploración y explotación del pre-sal, de los yacimientos petroleros a mucha profundidad, valorizan aún más la costa. Una vigilancia eficaz sólo puede hacerla un submarino que puede quedarse mucho tiempo bajo el agua. Otro plan estratégico es el espacial. Incluye la capacidad de lanzamiento y también satélites. Está a cargo de la Fuerza Aérea. El tercer aspecto estratégico, muy actual, es la defensa cibernética. No lo digo yo sólo. Si usted lee análisis y comentarios de gente de las grandes potencias –y no quiero particularizar– verá su tesis. Nosotros no queremos guerra, claro, pero ellos dicen que, si hubiera una guerra, esa guerra del futuro será cibernética. Incluso para evitar una guerra de ese tipo hay que prepararse. Estamos pensando en realizar un gran esfuerzo en el área de la defensa cibernética. Ya antes del 2010 había equipos trabajando en esto, pero después de esa fecha creamos un Centro de Defensa Cibernética con base en el ejército pero que sirve también a las otras fuerzas. Ya actuó en situaciones puntuales, no comparables al ataque de una potencia extranjera. –¿Actuó en tareas de prevención? –Sí, por ejemplo durante la cumbre de Río + 20, en la Copa de confederaciones, en la visita del papa Francisco... Detuvo varios ataques cibernéticos. Obviamente son ataques de hackers, algo incomparable con lo que puede ocurrir en una situación de conflicto a gran escala. –¿Esos ataques son comparables con la intercepción de comunicaciones y mensajes de la presidenta y sus consejeros? –Usted puede hacer la comparación que desee. –¿La intercepción fue un ataque? –No lo caracterizaría de ese modo, lo que no quiere decir que no haya sido una intrusión para recolectar datos. Es como si usted me preguntara si el espionaje es lo mismo que la guerra. En esos casos estamos en cierto modo en el límite. Un límite que no hay que pasar. Pero cuando se habla de defensa cibernética uno piensa más bien en un ataque del tipo del que puede realmente afectar todo un sistema. El sistema eléctrico, el sistema de control de los aeropuertos... Qué sé yo... Un ataque así puede generar el efecto de un arma de destrucción masiva. –Como un sabotaje de amplio alcance. –Puede ser. Pero eso no disminuye la importancia del intento de recolectar información, un tema que tiene varios aspectos. Involucra la invasión de privacidad cuando se trata de ciudadanos. O lo que tiene que ver con recursos naturales y con la tecnología para obtenerlos. Todo eso es preocupante. No tengo el detalle de las explicaciones que recibió mi colega el ministro de Relaciones Exteriores, así que no puedo comentarlo en detalle. –Al comparar su gestión con Lula y la gestión de los dos cancilleres de Dilma, ¿hay una intensidad diferente en la relación de Brasil con el resto de Sudamérica y con la Argentina en particular? –Dejo ese tipo de cuestiones para los analistas. Yo tengo mi trabajo de ministro. Pero le digo que las prioridades siguen siendo las mismas. No tengo ninguna razón para creer que la intensidad sea distinta. Es la misma. Hay estilos que dependen de las personas, pero los estilos no marcan diferencias de fondo. –Si uno deja de lado, como forma de analizar las cosas, el sentimiento de hermandad, la solidaridad o los actos generosos, ¿en qué le conviene al interés nacional brasileño una alianza sólida con la Argentina y con el resto de los países de América del Sur? –Es muy difícil separar la conveniencia de los sentimientos fraternos y de la solidaridad. Incluso es difícil separarla de la generosidad. Cuando era canciller dije muchas veces que debíamos ser generosos porque así defenderíamos también nuestros intereses a largo plazo. Tenemos interés en mantener buenas relaciones con nuestros vecinos. Y con la Argentina, país con el cual las relaciones son más intensas, con más razón. Hubo una pequeña caída en el 2012, pero entre 2000 y 2011 las exportaciones brasileñas hacia la Argentina pasaron de dos mil a más de veinte mil millones de dólares. Las importaciones de la Argentina no crecieron tanto pero también aumentaron mucho. Pensemos que en el intercambio es importante la presencia de bienes manufacturados. También registramos un crecimiento del comercio con otros países de la región. ¿Eso no tiene que ver con el interés nacional? Claro. Pero cuando se aproximaron Raúl Alfonsín y José Sarney el interés económico existía. Sin embargo, al mismo tiempo era un instrumento para la consolidación de la paz, la eliminación de las rivalidades, que quizá no eran tan reales sino imaginarias, aunque el imaginario en la política tiene su importancia... –Y estaban las carreras atómicas paralelas. –A mí me da mucho orgullo que antes de ocupar la Cancillería pude ser el negociador principal para la contabilidad y el control nuclear entre la Argentina y Brasil. –¿La Agencia Brasileño-Argentina de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares? –La negociación y el acuerdo bilateral es lo que posibilitó la Abacc. –Ministro, uno de los desafíos que enfrentan Brasil y la Argentina, cada uno a su modo, es el peligro de reprimarización en la relación con terceros países. China, por ejemplo. Si la relación comercial se basa en exportar mineral de hierro o soja, y si esa exportación genera divisas imprescindibles para Brasil y la Argentina, ¿cómo se logra la combinación justa de equilibrio y contradicción? –También exportamos aviones a China, ¿eh? Y los aviones son de alta tecnología. Sin hablar de China en particular, en general con el mundo qué exportamos y qué importamos es algo que debe preocuparnos. Queremos una inserción con mucho valor agregado. Yo no disminuiría tanto el valor de las exportaciones agrícolas. Hoy dentro de la agricultura hay mucha tecnología. Eso da valor agregado aunque sea menos obvio. Brasil acaba de superar por primera vez a los Estados Unidos en soja. Sólo fue posible no por subvenciones al productor, como hacen los Estados Unidos, sin por grandes inversiones en tecnología. La soja dejó de ser posible sólo en climas templados. Dicho eso, creo que nuestra cooperación sería muy importante. ¿Por qué, en lugar de discutir cómo compite una heladera hecha en Brasil con otra hecha en la Argentina, no hacemos una heladera juntos? Pero vuelvo a lo mío, como ministro. Podemos hacer muchas cosas juntos en Defensa. Nosotros tenemos un concepto original de avión de transporte. Pero muchas partes importantes serán fabricadas en la Argentina. El KC390, que puede reemplazar a los Hércules, es un ejemplo. Lo podemos vender. No quiero entrar en terrenos sociales donde me siento menos firme, pero pienso que no sólo es cuestión de vender bienes alimenticios o mineros. También se trata de saber utilizar los recursos que se obtienen de esas exportaciones para invertir en planes de alta tecnología. Hay toda una complejidad por indagar. De todos modos, no creo que nuestra economía vaya a reprimarizarse, pero admito que es una preocupación a considerar. Mientras tanto, tenemos mucho que hacer juntos. El ejemplo es el reactor nuclear multipropósito. A lo mejor algún día podemos venderlo, también. Ustedes ya vendieron algo a Australia, ¿no? Los aviones de Brasil, quizá con algún aporte importante de la Argentina pueden también ser vendidos. Seguimos aprendiendo de los avances que ustedes alcanzaron en radares. Ahí veo otro campo de cooperación. Trabajemos en todo eso. La defensa tiene un alto poder de inducción en inversiones de valor tecnológico. Y ni hablar de otras áreas que la Argentina levantó con razón en Unasur, como los medicamentos. –¿Qué relación tiene la producción de medicamentos con la defensa? –Los medicamentos son necesarios para los soldados. Se trata de corporaciones donde vive mucha gente junta y las enfermedades pueden difundirse. –¿Cuál es el mayor factor de inestabilidad concreta que ve hoy en el mundo? ¿Siria, Medio Oriente..? –Sería difícil mirar a Siria, y a Siria dentro de Medio Oriente, y no preocuparse. Tampoco diría que la cuestión de los recursos está ausente del conflicto, aunque hay otras razones también: lenguas, culturas... Pero también los recursos tienen gran importancia. Sería ingenuo suponer lo contrario. La intervención en Irak se debió a las armas químicas que –como quedó demostrado después– no existían. Saddam Hussein era un dictador, pero no era el único dictador en el mundo. ¿Por qué fue elegido Saddam Hussein? Porque además de ser un dictador tenía petróleo. En Brasil también nos causa preocupación la inestabilidad en algunos países africanos. Creo que Africa está avanzando incluso en términos de cambios de gobierno y evolución democrática, aun con todas las imperfecciones que tienen los procesos políticos cuando recién empiezan. Pero para nosotros cuestiones que inicialmente parecían más lejanas pero que también tenían que ver con recursos, como la cuestión de Libia, terminaron con una desestabilización que afectó a Malí y luego al litoral occidental de Africa, con lo cual volvemos a la problemática del Atlántico Sur. Un Estado fallido, para usar la jerga internacional, siempre es un factor de inestabilidad. Pero hoy, naturalmente, el foco de inestabilidad parece muy concentrado en Medio Oriente. De todos modos quiero referirme a un factor de inestabilidad que a veces no se menciona. –¿Cuál es ese factor? –El hecho de que algunos países tengan la capacidad de destruir varias veces al mundo con sus arsenales nucleares es un gran factor de inestabilidad. Porque eso genera otras inestabilidades. No veo justificación para que ningún país tenga armas químicas. La Argentina y Brasil firmaron el acuerdo correspondiente. Pero es un estímulo negativo que haya armamentos nucleares y que no se trabaje de manera firme para eliminar los arsenales nucleares. De eso no se habla. Como si se dijera: “Los arsenales están en manos de países serios y pueden utilizarlos. El problema son los países no serios”. A mí me parece que ese razonamiento es en sí mismo una fuente de inestabilidad de potencialidades gravísimas. –Hay menos armas nucleares pero tienen mayor poder de daño. –Sí, porque hubo un esfuerzo de destrucción. No tantas menos, de cualquier manera, porque muchas existen aunque no estén más en estado de alerta. Y además efectivamente existen menos armas nucleares pero sus propietarios continúan trabajando en la “eficacia”, y lo digo entre comillas. Esa “eficacia” supone una manera de proliferar. Es la proliferación del poder destructivo. Y de eso no se habla. martin.granovsky@gmail.com

TRANSPORTE PUBLICO El BID financiará la electrificación del ramal Constitución-La Plata

El crédito del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) contempla una inversión de hasta 300 millones de dólares para financiar la mejora integral del servicio de la línea Roca que une la Ciudad de Buenos Aires y la capital bonaerense, y beneficia a 2,4 millones de habitantes de la región metropolitana. El préstamo del BID se enmarca en la financiación del Programa de Recuperación de Ferrocarriles Metropolitanos de la Argentina. Según informó el organismo a través de un comunicado, "el objetivo general de esta línea de crédito condicional es apoyar a Argentina en la recuperación de los ferrocarriles metropolitanos, contribuyendo a la mejora de los servicios de transporte público de pasajeros de la región metropolitana y de la calidad de vida de su población". El préstamo individual contribuye con ese objetivo general, a través de la renovación y electrificación del servicio ferroviario de pasajeros del Ramal Plaza Constitución-La Plata, de 52,6 kilómetros. El proyecto tiene como objetivo específico contribuir a la reducción de tiempos de viaje y niveles de accidentalidad, a la mejora de la confiabilidad y del confort del servicio, incrementando la participación de este ramal en el transporte de pasajeros del corredor Buenos Aires-La Plata. "Se estima que en el primer año de operación de la electrificación, tendrá cerca de 55 millones de pasajeros anuales, de los cuales más de 9 millones serán usuarios de autobuses y de coche que pasarán a usar el ferrocarril, contribuyendo a mejorar significativamente las condiciones de congestión y a reducir las emisiones de gases", destacó el BID. De acuerdo con el Banco, "los usuarios de la línea Roca están entre los de menores ingresos entre los pasajeros del sistema de ferrocarriles metropolitanos, que usualmente transporta a los más pobres". El préstamo financiará, entre otras acciones, la renovación y mejoramiento de las vías, intervenciones en obras de arte, mejora y adecuación en estaciones; implementación de un nuevo sistema de señalamiento y de control de tráfico, construcción de las instalaciones de electrificación, de un taller de mantenimiento del material rodante y de pasos a desnivel. Los beneficiarios serán los habitantes de los municipios de Avellaneda, Quilmes, Berazategui, Ensenada y La Plata, a lo largo de los cuales se extiende el corredor.

ENTREVISTA AL FILOSOFO ERNESTO LACLAU “No creo que venga una oleada hacia la derecha”

Laclau considera a Massa como “una figura desvaída” y descarta que Macri llegue a ser presidente. Dice que el kirchnerismo enfrentará “una guerra de posición con las fuerzas de la reacción”. Por Fernando Cibeira De visita en Buenos Aires para dar una serie de charlas y conferencias, el filósofo Ernesto Laclau advierte antes de comenzar la entrevista con Página/12 que preferiría evitar que el diálogo gire en torno de las recientes PASO y la campaña política. Explica que, dado que la mayor parte del año vive en Londres, las cuestiones coyunturales a veces se le escapan un poco y no quiere equivocarse. Sin embargo, ya avanzada la conversación, considerará a Sergio Massa “una figura desvaída” y descartará toda posibilidad de que Mauricio Macri llegue a la presidencia. Respecto del kirchnerismo, dirá que no sabe si podrá revertir el resultado de las primarias, pero que debe prepararse para “una guerra de posición con las fuerzas de la reacción”. –Usted ha desarrollado la idea del antagonismo como una condición necesaria para la sociedad. ¿Qué opina de que quienes aparecen como los principales candidatos para alcanzar la presidencia en 2015, como Sergio Massa o Daniel Scioli, planteen que hay que dejar los antagonismos y privilegiar el consenso? –Es una apreciación fundamentalmente errónea. Afirmar la prioridad ontológica del antagonismo no significa que uno tenga que estar creando antagonismos todo el tiempo, significa que hay ciertas divisiones básicas del espacio social que es importante mantener. Por ejemplo, es importante afirmar la distinción entre la izquierda y la derecha, eso es uno de los déficit de la política europea actual. La política europea ha llegado a constituir un discurso único en el cual los dogmas del neoliberalismo permanecen sin desafíos, algo que ha involucrado tanto a los sectores liberales conservadores como a los socialdemócratas. –¿La gente percibe que los principales partidos en pugna proponen más o menos lo mismo? –Exacto, entonces la gente no se siente representada en el sentido de que tenga la posibilidad de elegir entre planes alternativos. Ahora, afirmar esto, que esta división es importante para que el votante se encuentre con opciones claras y definidas, es muy distinto que andar diciendo que tiene que haber antagonismos todo el tiempo. No es en absoluto lo que estamos proponiendo. –¿Entiende que al ponerse tanto acento en la necesidad de consensos en cierta manera se busca ocultar los intereses antagónicos que subyacen en la sociedad? –Creo que sí. Pasando al caso latinoamericano, pensemos cómo se da el corte respecto del pasado de las dictaduras. Argentina es el país de América latina en que ese corte se dio de una manera más radical: los juicios a las Juntas, a los represores, la afirmación de una política de derechos humanos. El corte fue completo y eso es fundamental para definir una identidad democrática. En otros ejemplos latinoamericanos –como Chile– se dio una continuidad completa con el sistema de la dictadura. Los gobiernos de la Concertación siguieron esa política en casi todos los planos. De lo que se hablaba allí era de la “reconciliación nacional”. –El miércoles pasado se cumplieron los 40 años del golpe a Salvador Allende y se notó que es una cuestión que aún no está zanjada dentro de la sociedad chilena. –Ahora, por primera vez en Chile, se están dando las condiciones para un corte más radical. El movimiento estudiantil ha tenido un rol fundamental en este proceso. A partir de su movilización la sociedad chilena pudo empezar a dar voz a una cantidad de conflictos latentes que no conseguían ser expresados políticamente. Creo que el segundo gobierno de Michelle Bachelet va a ser mucho más hacia la izquierda que el gobierno anterior. Esa discusión sobre el pasado está volviendo en Chile, es lo que los psicoanalistas llaman el retorno de lo reprimido. Hoy por primera vez el horror de lo que ocurrió en los años de Pinochet se está encarando de una manera realista, se está rescatando una memoria histórica que había sido sepultada. –Usted dice que en caso de ganar Bachelet hará un gobierno más de izquierda, sin embargo muchos analistas anticipan que luego de una oleada de gobiernos progresistas en América latina ahora vendrá una oleada de derecha, incluso en Argentina. –No creo que vaya a haber ninguna oleada general hacia la derecha. Entre otras cosas porque el discurso de la derecha se estructura en torno del modelo neoliberal del Consenso de Washington y eso es irrecuperable. Con la crisis que en Argentina comenzó en 2001, los modelos neoliberales han entrado en crisis. Veo pocas posibilidades de que, incluso si hay cambios de gobierno y de orientación, puedan volver a ese modelo del pasado. El menemismo no vuelve a la Argentina y el plan de los “Chicago Boys” no vuelve a Chile. –¿Por qué le parece que a los gobiernos progresistas –o “populistas”, como les dice usted– de la región les cuesta tanto armar una opción de continuidad? –El problema de todo gobierno populista –“populista” en un sentido positivo, populismo significa una política que interpela a los de abajo frente al poder existente– es que de pronto frente al nombre de un líder se han aglutinado tantos significantes de un proceso de cambio que modificarlo a mitad de camino resulta difícil. Las fuerzas conservadores siempre van a tender a limitar el papel de ese líder porque van a tratar de diluir el poder político en las instituciones donde, a través de métodos corporativos, ellas pueden controlar, en el largo plazo, las decisiones. Siempre en América latina el Poder Ejecutivo ha sido una fuente de políticas de cambio más radical que el Parlamento. –Días pasados, Mauricio Macri habló de la existencia de un “círculo rojo” que aparentemente buscaba generar una opción de gobierno en la Argentina uniéndolo con Sergio Massa y otros. Le costó un poco precisar quiénes integraban ese círculo. ¿Usted qué idea tiene al respecto? –La realidad de lo que eso implica está presente en varios discursos. De todos modos, por qué habla de eso Macri me parece evidente. Macri se siente marginado en su enclave en la Capital y, para ser una figura nacional, tiene que adosarse a quien tenga posibilidades. Pero Macri tiene tantas posibilidades de ser presidente de la Argentina como yo de ser emperador de Japón. Del macrismo no va a surgir nada en términos de futuro político. El caso de Massa es distinto. La derecha argentina se da cuenta –y sus órganos representativos como Clarín, La Nación y otros– de que ellos no pueden tener un gobierno de derecha que sea hegemónico. Entonces, lo que tratan de buscar es una figura desvaída, que de alguna manera parezca vagamente centrista, y que sin embargo tenga una base popular lo suficientemente débil como para que ellos puedan reconstituir corporativamente su poder. –¿Por qué considera a Massa una figura desvaída? –En primer lugar, porque se está presentando como alternativa frente a un gobierno nacional popular. Si hay una izquierda en la Argentina, esa izquierda es el kirchnerismo. Cualquier forma de presentarse en oposición al kirchnerismo no puede ser más a la izquierda, siempre va a ser una forma de reconstitución del poder a la derecha. Hay que pensar en el caso de Pino Solanas. Cuando Pino empezó se presentaba a la izquierda del kirchnerismo, yo dije entonces que iba a terminar siendo un instrumento de la derecha. Ahora lo está siendo, haciendo cosas como la alianza con Elisa Carrió. Hay veces que la ideología explícita de un partido no tiene nada que ver con su función. En 1945, el Partido Comunista no tenía una ideología de derecha y funcionó como el punto de confluencia alrededor del cual se constituyó la Unión Democrática frente al peronismo. –¿Cómo interpreta que las cuestiones de seguridad se terminen convirtiendo en el eje de la campaña electoral? –Hay ciertos temas que la oposición a un gobierno popular siempre va a utilizar. Uno de ellos es la cuestión de la seguridad, el otro es la corrupción. Todos los gobiernos populares sistemáticamente han sido atacados con acusaciones de corrupción. El gobierno de Hipólito Yrigoyen fue acusado de corrupción, el gobierno peronista ni qué hablar. Siempre va a haber algún grado de corrupción en un gobierno, sea del signo que fuere, pero la magnificación del fenómeno de la corrupción es uno de los caballitos de batalla de la derecha. –¿Cree que el Gobierno puede revertir el resultado de las primarias en octubre? –Depende de factores coyunturales que no puedo manejar. Pero una política popular seria y coherente tiene que pensar que hay una guerra de posición con la fuerzas de la reacción que no se gana ni se pierde en un día ni en dos. Lo que hay que conseguir, independientemente de que haya una victoria o una derrota electoral, es que se vayan afirmando las bases y los puntos desde los cuales una respuesta colectiva en una segunda oleada vaya a ser posible.

LOS CASOS DE COMPLICIDAD POLICIAL CON EL NARCOTRAFICO EN CORDOBA Y EN SANTA FE Cuando el poder lo tiene el uniforme

El titular de la Procuraduría de Narcocriminalidad, Félix Crous, advierte que “lo más serio es que las autoridades provinciales se pongan del lado de los jefes policiales detenidos”. Dice que “banalizan las sospechas” al hablar de maniobras contra sus gobiernos. Por Raúl Kollmann “Lo más serio es que las autoridades provinciales se pongan del lado de los detenidos, de jefes policiales sobre los cuales hubo jueces que dijeron que hay elementos para que estén presos –señala Félix Crous, titular de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), el organismo de la Procuración que respalda las investigaciones en materia de tráfico de drogas–. Es grave que se pongan hostiles con la Justicia federal, sugieran que se trata de maniobras contra los gobiernos provinciales pero, de hecho, lo que hacen es banalizar las sospechas.” Durante los últimos días cayó la cúpula de la policía de Córdoba, y ya había caído la de Santa Fe. En ambos casos, la Justicia verificó llamadas, acuerdos, drogas manejadas por policías, prontuarios limpiados, operaciones entregadas por buchones que se quedaban con una parte de la droga y –ni qué hablar– coimas. Para tapar las cosas, la lucha contra el narcotráfico se convierte en camionetas interceptadas en las que sólo se detiene al chofer, minoristas entregados por los propios narcos y –la peor variante– pibes apresados con un porro que al día siguiente pierden su trabajo. En el fondo de la trama hay un denominador común: el poder político les cede a los uniformados el poder sobre todas las cuestiones de seguridad. La policía se autogobierna. Córdoba El caso estalla a raíz de que un colaborador-buchón policial, Juan “El Francés” Viarnes, fue abandonado a su suerte y terminó detenido por dólares falsos. Se dice que El Francés tiene un largo historial que incluye secuestros en Corrientes, una larga estadía en la cárcel donde se recibió de abogado, otra detención en Río Cuarto y una oficina en la esquina de la jefatura de la policía cordobesa. Lo que hoy se investiga es la entrega de seis operativos en los que los uniformados cordobeses realizaron detenciones, secuestraron droga, una parte de la cual se la quedó el propio Francés. Este dice que los estupefacientes quedaron en manos policiales y que los de uniforme usaban la cocaína para venderla y ponérsela a algún perejil para justificar su detención. En la jefatura, el fiscal Enrique Senestrari se encontró cocaína no registrada, marihuana y un arma con la numeración limada. El primer allanamiento de la historia a la jefatura de la Policía provincial fue convalidado por el juez Ricardo Bustos Fierro. En renuncias sucesivas dejaron sus cargos el jefe de Drogas, Rafael Sosa –detenido–, el jefe de la Policía de Córdoba, Ramón Frías, y el ministro de Seguridad, Alejo Paredes, anterior jefe de policía del gobernador José Manuel de la Sota. Santa Fe El Operativo Flipper hubo que hacerlo a espaldas de la policía provincial y de toda la estructura santafesina. Es más, 48 horas antes de lanzarse los catorce allanamientos decisivos, una funcionaria provincial hizo una asombrosa denuncia contra el principal narco David “El Delfín” Zacarías por enriquecimiento ilícito, una movida que pareció más destinada a enturbiar la operación antidrogas que a imputarle algo al traficante. Resulta como mínimo extraño que se busque imputar a un narco por enriquecimiento. Ayer mismo, la Gendarmería allanó la celda en la que está El Delfín, porque el detenido tenía allí dos celulares con los que se comunicaba con sus familiares y cómplices. Zacarías fue apresado en el Operativo Flipper que condujo el fiscal federal Juan Murray con el apoyo de la Procunar y la presencia de Crous y del secretario de Seguridad, Sergio Berni. Se secuestraron 300 kilos de pasta base y cocaína, aparatos de última generación para tratar la droga, precursores químicos que fueron analizados por la Sedronar. Hubo tres detenidos, entre ellos el narco que supuestamente proveía a las bandas que protagonizan una sangrienta guerra en Rosario: Los Monos y Los Cantero. Una parte de la cocaína, además, estaba siendo preparada para una larga travesía en un medio húmedo, es decir que la sospecha es que se iba a exportar a España por barco. La familia de Zacarías compró unos cuarenta inmuebles en los últimos tiempos, entre ellos una finca dentro de un country, el Profesional de Funes, que fue allanado junto con otras once propiedades. Se incautaron seis vehículos y hubo tres detenidos. Como se sabe, una investigación de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), difundida por Página/12, derivó en la renuncia de la cúpula de seguridad de Santa Fe y la detención del jefe de la policía provincial, Hugo Tognoli. Quedaron demostrados los vínculos entre uniformados y narcos, incluso con policías advirtiéndoles a los traficantes que los estaban siguiendo. La política La reacción del gobierno socialista de Santa Fe y la del delasotismo en Córdoba apuntó enseguida al gobierno nacional. Son maniobras –alegan– para desprestigiar a los opositores. En el caso de Santa Fe, las estadísticas son muy lapidarias, hay una guerra entre narcos y los datos más fiables hablan de 160 homicidios desde principios de año, una tasa que duplica la de cualquier ciudad de la Argentina. –Los gobiernos provinciales dicen que la Justicia federal sólo investiga la complicidad de las policías provinciales y no la complicidad de hombres de las fuerzas federales. ¿Es así? –le preguntó este diario a Crous. –No le voy a contestar, porque no voy a hablar de nuestras investigaciones. El silencio prenuncia pesquisas que también tienen que ver con las fuerzas federales. –¿Se parecen los casos de Córdoba y Santa Fe? –Es prematuro dar un diagnóstico. Están en momentos distintos. Lo que tienen en común es la reacción del poder formal, una especie de adhesión a los acusados. El punto en común que se advierte en lo ocurrido en ambas provincias, donde renunciaron las dos cúpulas de Seguridad, es que en ambos casos se delegó el poder en los uniformados. Tognoli –detenido– fue el jefe de Drogas Peligrosas, justamente en tiempos de crecimiento de la guerra entre narcos y con records en la cantidad de homicidios. Sin embargo, se lo elevó a jefe de Policía. En el caso de Córdoba, las asombrosas ventajas con las que contaba El Francés y los hallazgos en la propia jefatura de policía son indicativos de los niveles de autonomía. A esto hay que sumar que el ministro de Seguridad también fue jefe de la fuerza, lo que implica que el poder lo tienen los de uniforme. Complicidad estatal “No hay chances de que las operaciones de narcotráfico tengan una extensión como la de Santa Fe sin complicidades estatales –señaló Crous–. En especial en lo que tiene que ver con los policías. Pero estamos hablando de un eslabón en la producción, hay mucho más que eso. Hay una industria y financiamiento.” –El juez de la Corte Raúl Zaffaroni dice que lo más habitual que llega a la Justicia es un procedimiento en que transportan centenares de kilos de cocaína y el único detenido es el chofer del camión –le planteó este diario a Crous. La inquietud se origina en que la Gendarmería detuvo en Santiago del Estero a un chofer que llevaba casi media tonelada de pasta base en una camioneta. El único detenido fue el chofer. –Sí, es tal cual el cuadro que señala Zaffaroni –respondió el titular de la Procunar–. Yo agregaría que si detienen a un camionero que lleva 400 kilos de cocaína y no se va ni hacia atrás ni hacia adelante del delito, o sea hacia la organización, al rato viene otro cargamento igual. Y eso pasa cuando se detiene al camionero, al chofer o a una mula. En el caso de Santa Fe, llegamos al narco que proveía a las bandas. Si lo único que se hace es interceptar un cargamento, lo que queda son dos conclusiones: que de un lado hay alguien que produce mucho y del otro alguien que vende mucho. Y las dos puntas están libres. En cambio, tenés en alguna celda a los que tienen una planta de marihuana o a los que consumieron un porro. Ese es mucho más un problema de salud que criminal. En cambio, detener a los narcos, romper la complicidad con el aparato estatal, es el real problema criminal. raulkollmann@hotmail.com

Síndromes Por Eduardo Aliverti

La última semana entregó grandilocuencias declarativas, algún escándalo y mucho fuego de artificio, pero todo sobre la base de noticias y percepciones ya conocidas. Los incendios en Córdoba, la caída de la cúpula policial en esa provincia por su relación con el narcotráfico y la sanción de una ley que previene la violencia física y verbal entre escolares fueron, entre otros, el tipo de temas que llenaron el lugar no ocupado por grandes novedades políticas. Como describió el colega Ignacio Zuleta en su columna del viernes en Ambito Financiero, “es inevitable que los protagonistas del 27 de octubre se hayan detenido en esa meseta que motiva el desinterés del público por esa elección. Comparado con las primarias del 11 de agosto, hay más indiferencia por las campañas, seguramente porque los votantes ya han elegido hace rato –antes, inclusive, de agosto– y descuentan que no habrá grandes modificaciones en las tendencias del voto. Un momento como éste es el más doloroso para un político: cuando el público y sus adversarios lo juzgan y lo combaten, no por lo que hace sino por lo que es. Es lo que debe evitar cualquier hombre público, hasta el caudillo más encendido: si los demás lo perciben por lo que creen que es y no por lo que dice, hace o propone, se hace más difícil que nunca modificar la conducta de los otros”. Zuleta agrega que “esa resignación de los protagonistas de la elección a que las cartas ya están jugadas, y a que el marketing no puede hacer mucho para torcer la fatalidad, explica que, en estas elecciones, no tengan mucho rol los gurúes venidos de otros países. Estos expertos que ya asesoraron antes a políticos argentinos en campañas –Dick Morris a De la Rúa, Duda Mendonça a Duhalde– basan su negocio en una lectura deliberadamente superficial de los actores de una elección (...). Leen las encuestas y les aconsejan desarrollos argumentales que son fáciles de imponer cuando hay debate de proyectos, pero que es imposible hacer entender cuando el público no está dispuesto a decidir por lo que les ve hacer o decir a los candidatos sino por los prejuicios que ya tiene sobre ellos”. Una recorrida simple, muy simple, por los “ecos” de eso que ya “la gente” decidió, pase lo que pase en la campaña, salvo el surgimiento de algún hecho conmocionante que hoy no prevé nadie, ratifica aquellas presunciones. Sobre todo, en los sectores que votan contra el Gobierno. También podría decirse que lo decidido por buena parte de la sociedad obedece a las instalaciones mediáticas y, de hecho, la recorrida atraviesa el modo en que mudan de opinión los medios opositores. Pero ése es un debate de nunca acabar, acerca de los alcances de la influencia propagandística disfrazada de periodismo. Observemos el orden de importancia que cada quien quiera darle. Si no se corrige el mínimo no imponible para los trabajadores en relación de dependencia, el oficialismo desatiende el reclamo popular o no percibe el desánimo de quienes sufren el recorte aunque, por cierto, sea dudosísimo que los “sufrientes” les hayan prestado excesiva atención a los pesos achicados que tales escalas significaban en su ingreso de bolsillo. Si se lo corrige, ya es tarde o electoralista. Una vez corregido, el problema pasa a ser que no están incluidos los monotributistas. Después, también se contempla a los monotributistas. Pero, nuevamente, es tarde. O electoralista. Y si se retoca para arriba el dólar oficial, es la demostración de que se toma nota de un tipo de cambio que viene quedando muy atrás de la inflación. Pero si no, se demuestra que el Gobierno continúa emperrado en mentir o mentirse. Y si se incrementa en más de un 20 por ciento la cantidad de argentinos que viajan al exterior, es porque algo tienen que hacer con la plata que no pueden invertir localmente. Pero si su contrapartida es que disminuye el flujo de turistas desde el extranjero, es porque el país está caro gracias al retraso del dólar, y el descenso del ingreso de divisas, por ese rubro, pasa a ser algo así como la media demostrativa de lo mal que nos va. Si, en la misma línea conceptual de lo anterior, hay un boom de ventas de autos y electrodomésticos, es porque en algo hay que gastar a falta de mejores opciones. Y si hay reducción temporaria de esos índices, ya fuere porque Brasil devalúa o porque el endeudamiento familiar tiene un tope, se debe a que el consumo se retrae en función de un salario que no alcanza. Y si la quita en el Impuesto a las Ganancias requiere la obviedad de compensar el egreso fiscal, por vía de gravar la venta de acciones, la oposición vota en contra o se retira. Si se le exige a la oposición una alternativa respecto de cómo financiar el beneficio, los radicales se van del Senado porque el presidente de Aerolíneas Argentinas le dijo “zángano” al jujeño Gerardo Morales, quien, como todo el mundo sabe, formó parte de un gobierno altamente preocupado por no recortar los salarios de trabajadores y jubilados. Si el kirchnerismo comete el error de apostar por un “sheriff” como Alejandro Granados para resolver aspectos de la “seguridad” en el conurbano bonaerense, o si Martín Insaurralde mete elefantes en un bazar, promoviendo con una pésima explicación la reforma o el cambio del Código Penal juvenil, el Gobierno se dejó ganar por el discurso de la derecha y, encima, inútilmente, porque resalta grotesco que lo hace para ganar voluntades de clase media asustada. Pero si se mantiene en sus trece de un accionar y discurso garantista-progre, no abre los ojos ante lo que la sociedad le demanda. Otro tanto, si se resuelve mandar gendarmes a patrullar el conurbano es porque registraron que están perdiendo votos y, como si poco fuese, desprotegieron las zonas de frontera. Pero si los dejan en las fronteras es al divino botón, porque de todas formas son un agujero que chorrea contrabando y narcotráfico. Si se reabre el canje de deuda para negociar con los fondos buitre, se revela que la conducción oficial y jurídica del caso fue un esperpento. Si no se lo hace, persistimos en aislarnos del mundo y por algo no llegan las inversiones. Si hay acuerdo con una petrolera estadounidense para que invierta y explore en un área minúscula de Vaca Muerta, Argentina se bajó los pantalones de su soberanía energética. Si no lo hay, preguntan de dónde se pretende que vengan las divisas para promover el industrialismo. Si la idea fuera extraerlas de las reservas del Banco Central, contestan que liquidan el ahorro de los argentinos y que dejan al país raquítico de respaldo como si –además y nada menos– el país contara con los recursos para operar esa tecnología. Si el acuerdo queda aceptado como una de las escasas opciones disponibles pero es a través del fracking, mejor es dejar el petróleo y el gas donde están porque habría una catástrofe ambiental de cuyas pruebas nadie aporta mayormente nada. Si el presidente de YPF reconoce, como lo hizo en estos días, que la crisis de energía es grave, se exhibe como un símbolo de los desaguisados del Gobierno. Pero si no dice nada, lo mudan de “el mago” Galuccio a un impotente que estará preguntándose por qué no se quedó en Londres. Si el director de la AFIP (justo de la AFIP) le regala a la nena que cumplió 18 un Audi de 40 mil dólares, es un impresentable que emblematiza al choreo K. Y en verdad que es impresentable, al margen de si su declaración de ingresos es compatible con obsequios de tal naturaleza. Un funcionario debe ser y parecer. Es injustificable que incurra en esas extravagancias. Y parecería, en cambio, que hay cosas hechas a propósito para que los mastines mediáticos se hagan una fiesta, como si se tratara de mostrar que la agresión no hace mella viniendo de quienes viene. Pero si Macri recortó el presupuesto social para desviarlo a emprendimientos de moda y desarrollos inmobiliarios privados, no rebota en ningún lado. Tres de cinco millones de pesos, que estaban destinados a la Intervención Social en Villas, fueron traspasados por el gobierno porteño al programa “Industria Audiovisual”, que entre otros aspectos se ocupa de acontecimientos como “Buenos Aires, Ciudad de Moda”. El informe –que proviene de un equipo lanzado por el Ministerio de Trabajo nacional para auditar la gestión PRO, y que Werner Pertot publicó en este diario el lunes pasado– tiene varios ingredientes sugestivos. Por ejemplo, que se traspasaron fondos de las villas para remodelar la entrada del zoológico de Palermo. Será que al ser un documento paraoficial, digamos, no merece ninguna confianza. Por el contrario, si lo perpetra algún periodista de medios independientes debe tener toda la razón del mundo. Es análogo a que el Indek miente seguro, y desde ya que sus cifras de inflación no son creíbles. Pero si esos números provienen de consultoras privadas o parlamentarios opositores cuya tendencia es de antikirchnerismo entre solapado y furioso, sin que alguien tenga noticias en torno de dónde sacan los equipos para medir inflación, no hay cuestionamiento alguno. Si el Gobierno avanza hacia la estatización de los trenes es porque sus gerenciadores amigos fueron un desastre criminal. Y si no lo hace, es porque sigue atado a sus gerenciadores amigos. Si la Presidenta intenta disimular, malamente, la derrota en las PASO, está loca de atar porque tiene el síndrome de Hubris, que remite a haber perdido la noción de realidad. Pero si el velatorio de Kirchner lo organizó Fuerza Bruta; si la teoría de un dirigente radical que se dice presidenciable es la troskeada de cuanto peor mejor; si la derecha abreva en un pagadiós contra los buitres y quedan juntados Altamira con Carrió, están todos en su sano juicio. ¿Será que efectivamente está todo dicho porque ya está instalado que lo está? ¿O será que todavía se puede hacer algo porque nunca está todo dicho?

La delincuencia Juvenil, segun Peron Juan Domingo