miércoles, 11 de septiembre de 2013

Especialista en "Países en riesgo de extinción" analiza el caso argentino

“Cuando hay proyectos que se sienten con el corazón, tarde o temprano llegan”

Entrevista con Cristian Heredia, quien preside la Junta vecinal de la Villa 21 Barracas. “Lo triste es que no tenemos la presencia del Gobierno de la Ciudad en nuestro barrio”. APU: Se inaugura este centro cultural, queríamos que nos cuentes la importancia de esto para el barrio. Cristian Heredia: Para nosotros es muy importante, porque es la manera de demostrar que cuando hay decisión política las cosas se hacen. Cuando hay proyectos que se sienten con el corazón, tarde o temprano llegan. Esta Casa de la Cultura la venimos imaginado hace más de cuatro años, con distintos actores del barrio, organizaciones, vecinos, los curas villeros. Cuando en este lugar se guardaba basura, había ratas. Pudimos recuoperlo, pudimos proyectar un centro cultural en el cual muchos de nuestros artistias puedan mostrarse en actividades que tengan que ver con lo audiovisual. Estamos festejándolo, el broche de oro es que venga nuestra Presidenta. Y el símbolo que el Secretario de Cultura Jorge Coscia tenga su despacho acá, en este barrio, y que acá va a recibir a todos los funcionarios. Para nosotros es reivindicativo, es un mensaje de inclusión pura. Estamos felices, disfrutando, y esperando que muchos funcionarios lo tomen como ejemplo para trabajar como corresponde con la villa y con los barrios de la Ciudad de Buenos Aires, en la Zona Sur más que nada. APU: La importancia también de la producción artística que se realiza en la Casa. CH: Claro, nuestros artistas se van a poder capacitar, van a poder aprender y mostrar su trabajo. Tenemos una gran riqueza cultural, tenemos todas las colectividades de Latinoamérica en nuestros pasillos. Es el momento y el lugar para mostrarlo. APU: ¿Cómo está la situación en el barrio? Ya hace un tiempo que estás al frente de la Junta Vecinal. CH: Ya hace ocho meses que asumimos. Estamos contentos, cambiando un montón de cuestiones en el barrio. Lo triste es que no tenemos la presencia del Gobierno de la Ciudad en nuestro barrio, que no reconoce la Junta Vecinal y no quiere participar y trabajar en conjunto. Por eso esta demostración del Secretario de Cultura, que trabajando y proyectando con organizaciones del barrio, es la mejor manera de transformar la realidad. En este caso con esta Casa De la Cultura, que es un emblema para hacer realidad esa frase del “sí, se puede”. Casa de la Cultura Villa 21 Barracas, Detalles La Casa de la Cultura Villa 21 Barracas es un nuevo espacio de encuentro y celebración de las diversas manifestaciones artísticas de la cultura argentina. Es el primer edificio público con carácter cultural construido en un villa de emergencia. Se trata del programa cultural para villas y asentamientos más ambicioso que se haya realizado en la Argentina. Se inaugura como sede central de la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación: allí, a partir de hoy tendrá su despacho el secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia. La militante social Nidia Zarza, nacida en la Villa, será directora de la Casa. Víctor Ramos, también a cargo del Museo Nacional del Cabildo y de la Revolución de Mayo, tendrá a su cargo la coordinación general del espacio. La mayoría de los puestos de trabajo de la Casa de la Cultura serán ocupados por habitantes de la Villa 21. La puesta en marcha La obra, que demandó dos años de trabajo, fue emprendida por la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación con fondos presupuestarios propios. La inversión total es de $ 20.803.864. En la construcción de la Casa, en tareas de albañilería, participó la Cooperativa Renacer, de la Villa 21. Además, la Secretaría de Cultura de la Nación contó con el respaldo inicial de un Plan de capacitación laboral de la Dirección de Empleo del Ministerio de Trabajo, y del Plan Nacional Igualdad Cultural, que implementa la Secretaría con el Ministerio de Planificación Federal. Como testimonio del esfuerzo colectivo de la comunidad, los nombres de los 61 trabajadores y los 5 arquitectos que edificaron la Casa se mencionan en una placa ubicada en la entrada. De la construcción, participaron la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) y el área de Infraestructura de la Secretaría de Cultura de la Nación, a cargo de los arquitectos Héctor Scarpatti y José Luis Gómez. Un espacio inédito -La Casa está ubicada en Avenida Iriarte 3500, del barrio de Barracas. -La superficie es de 1.500 m². -Consta de dos plantas: Planta baja, de 20 m x 50 m. Planta alta, de 10 m x 50 m. -Cuenta con una sala de teatro y cine para 200 espectadores, equipada con tecnología de última generación. -Posee salas de ensayo y para talleres. -Incluye una sala de exposiciones. -En ella funcionarán un NAC (Núcleo de Acceso al Conocimiento) y un CEPA (Centro de Producción Audiovisual). Además, será una Estación Cultural de Exhibición del Plan Nacional Igualdad Cultural, dotado de tecnología HD y 3D. -Dispone de un bar. El espacio cuenta con oficinas, entre ellas, el despacho del secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia. Arte regional, patrimonio de la Casa El frente de la Casa está pintado con los colores de las banderas sudamericanas, en un diseño artístico de Silvina Aguirre (ganadora del premio Petrobrás 2012) y Jorge Coscia. Estos colores, combinados con gris y negro, conforman una cita a la obra de Mondrian. La Casa cuenta con un vitral del artista Héctor Chianetta, titulado “La fuente de la inspiración”, de 4,45 m x 3,15 m, que alude a temas propios de la villa, los mitos guaraníes y la Patria Grande. También se exhibe un mural del artista santafecino Horacio Sánchez Fantino, de 3,40 m x 9,50 m. Se trata de un ensamblaje de latas recicladas que representa el mapa de la Villa 21. “Artistas x la 21 Barracas” es una colección permanente de arte con más de 50 piezas de artistas contemporáneos de la región que integran el patrimonio de la Casa. León Ferrari, Marcia Schvartz, Carlos Gorriarena, Mariano Sapia, Sara Facio y otros 40 artistas participan de esta colección. Entre las esculturas de la muestra, se destacan las creaciones de Leo Vinci, Isabel López y el artista tucumano Guillermo Rodríguez. Estas obras fueron adquiridas por la Secretaría de Cultura de la Nación a un precio simbólico de $ 5.000 cada una. En octubre de este año, se inaugurará la muestra “Artistas x la 21 Barracas”. Actividades artísticas y deportivas, abiertas a la comunidad La Casa será sede de los talleres que, desde hace tres años, lleva adelante la Secretaría de Cultura de la Nación en la Villa 21. Además, se realizan actividades deportivas, como cursos de polo y de remo. Esta propuesta, que funciona en el “Puerto de la Patria Grande”, está organizada por la secretarías de Cultura y Deporte de la Nación, y cuenta con la colaboración de Prefectura Naval Argentina y Acumar. A la vez, se prevé la creación de compañías de teatro, danza y música de la Villa 21. Periodismo, televisión y realización audiovisual, plástica, teatro, música, escultura, fotografía, arte callejero, maquillaje y danzas son las áreas abordadas en los talleres, de los que participan 300 chicos y jóvenes. Villa 21 Barracas -Es el barrio de emergencia o “barrio obrero”, en palabras del Padre Mugica, de mayor población de la Ciudad de Buenos Aires: viven allí 60.000 personas. -En su gran mayoría, la comunidad proviene de Paraguay, Bolivia y las provincias argentinas. -Registra los mayores índices de mortandad por actos de violencia. -Sus principales deficiencias son cloacas, iluminación, pavimento y servicio de ambulancia. -La Junta Vecinal responde al proyecto del Gobierno nacional. Ganó las elecciones una lista que expresa a Unidos y Organizados, con militantes sociales del barrio, La Cámpora y el Movimiento Evita. Cristian Heredia preside la Junta vecinal. -En las PASO, el resultado fue ampliamente favorable al Frente para la Victoria en todas las mesas (42 %: FPV; 19 %: PRO; 15 %: UNEN). Estas cifras son superiores a las obtenidas en la elección anterior. -La Secretaría de Cultura de la Nación y el Ministerio de Planificación Federal prevén realizar planes de obras en cloacas y pavimento.

Manuel Gonzalo Casas

Manuel Gonzalo Casas ‹ - | 10 de Septiembre de 2013 ≈ En 1981, exiliado de la Universidad que honró, pero apegado al destino del pueblo que fundamentó su pensamiento, falleció en la ciudad de Córdoba el filósofo Manuel Gonzalo Casas. La Universidad de esa aciaga etapa histórica, que rendía homenaje a la momia de Ortega y Gasset, detractor del pueblo argentino y sutil destilador del aire viciado de la oligarquía (lo único que le fue dado conocer), calló ante la irreparable pérdida de quien nunca calló su esperanza en la potencialidades del pueblo argentino y latinoamericano en su peculiar camino de liberación: “Entrego estas pruebas de mi fidelidad a un tema, el tema de mi tierra, como quien entrega girones de una vida que se va deshaciendo. Tal vida sólo tuvo un horizonte: la condición del hombre en su relación con lo abierto, como decía Rilke; en su relación con Dios, como decía Kierkegaard. Y ha insistido permanentemente en un punto: la relación sólo puede vivirse como un encaminamiento que se encamina siempre a partir de la tierra, a partir de la patria, a partir del mundo”. [1] Manuel Gonzalo Casas nació en Arroyito (Pcia. de Córdoba) y se licenció en filosofía en el Instituto de los P.P. Jesuitas de Santa Fe. En la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz, Bolivia, fue profesor de Metafísica y Filosofía Contemporánea. Posteriormente explicó la cátedra de Introducción a la Filosofía en la Universidad Nacional de Tucumán y la de Filosofía Antigua en la actual Universidad del Norte “Santo Tomás de Aquino”. Más tarde dictó Filosofía Medieval en la Universidad Nacional de Cuyo (Mendoza) para volver a Córdoba en 1968 como profesor de Filosofía Contemporánea y Director de la Escuela de Filosofía de la Facultad de Filosofía y Humanidades. Realizó reiterados viajes a Europa y América ofreciendo cursos, clases y conferencias en distintas universidades y participando en congresos de su especialidad. Fue también Visitor Professor en Georgetown University de Wáshington, E.E.U.U., durante el período 1964/1965. Además de dirigir varias revistas y colecciones de filosofía, es autor de distintos libros, entre los cuales cabe señalar su Introducción a la Filosofía , editado por Gredos en Madrid y que ha merecido numerosas reediciones. Sabemos que en sus últimos años, en medio de enfermedades y exilios, publicó libros en Venezuela, de muy poca o nula circulación en Argentina, sobre un tema que se había convertido en obsesivo en él: el papel de Latinoamérica ante la inminente globalización desde arriba y desde afuera. Como homenaje a su memoria, reproducimos una “charla” que pronunciara en el Museo Genaro Pérez, titulada “La filosofía en el Proceso Nacional, Latinoamericano y Planetario”, cuya versión, tomada directamente de la cinta magnetofónica, reproducimos según copia textual de la cinta magnetofónica, Dirección de Promoción Cultural, Dpto. Formación, Municipalidad de Córdoba. En esta versión, revisada por Jorge Torres Roggero, se ha procurado preservar el carácter conversacional de la exposición, aun a costa de ciertas redundancias y algunos deslices sintácticos. La marcha hacia sí mismo [La filosofía en el proceso nacional, latinoamericano y planetario] En primer lugar, parece obligatorio agradecer todos esos excesos, porque los excesos no son confiables, traen mala cosecha. De todas maneras, les agradezco mucho y les quiero decir que estoy muy contento de venir a hablar un rato. El tema de la conversación que vamos a traer hoy, durante unos minutos, es “La filosofía en el proceso nacional, latinoamericano y planetario”. El título es pretencioso. En efecto, implica una pretensión. Pero me justifico pensando que la filosofía misma no es quizá más que eso, una pretensión: una tensión previa que se tiende hacia una meta, o en palabras de Husserl, hacia un “thelos” que fácticamente quizá no se consiga. Desde este punto de vista la noción de filosofía que utilizamos en esta conversación es esa precisamente: la filosofía entendida como un intento. Una pretensión en el sentido griego (originario de Pitágoras, de Heráclito, que se hizo muy común en la época de Platón y de Sócrates), es decir, una pretensión de un saber total. Por un lado del Ser, por otro lado de la Vida y en un tercer momento implícito en nosotros, de las conductas y de las acciones del hombre en relación con el Ser y con la Vida. Esta idea de un saber en primer lugar teórico, entendiendo teoría como ver, como “theoreo”, implica una visión en el sentido de autoconciencia: ver que veo algo, tener conciencia que veo algo o saber que sé algo. En ese sentido y sobre todo por la inclusión de la noción de conducta que se ve en los grandes clásicos y que alcanza su máximo esplendor en la época post-aristotélica, el intento de saber, es no solamente un saber teórico sino una concomitante voluntad. No se trata solamente de saber el Ser, de saber la Vida y saber un tipo de conducta, sino una voluntad de realizar las exigencias implícitas en la conducta. Es decir, conlleva dos nociones fundamentales: en primer lugar, la de teoría, la de visión, la de saber estrictamente y entonces es inteligencia, “nous”; y en segundo lugar, la del querer, la de la voluntad, en cierta medida, como diríamos hoy, la “praxis”. Esta es la noción de filosofía con la que empezamos esta conversación cuyo tema es “la filosofía en proceso nacional, latinoamericano y planetario”. “Filosofía en el proceso”: ¿Qué quiere decir aquí esta noción? La preposición “en”: ¿podría cambiarse por la preposición “de”? No es lo mismo la filosofía “en” el proceso o “del” proceso. ¿Por qué hago esta distinción? Si la entendemos como “en”, la preposición predica inherencia, es decir, la filosofía “en” implica que se piensa la filosofía como algo que corre dentro, que recorre por dentro el proceso. Está implícita e invicerada en el proceso mismo. Es un modo de entenderlo, y cuando aparece como noción teórica resulta previamente de su estar dentro del proceso y, en un segundo momento, el de la construcción como teoría o como autoconciencia que lleva siempre en la base la fundamentación de la cosa misma. Ahora bien, si utilizamos la preposición “de”, la filosofía “del” proceso: ¿qué quiere decir? En este caso la preposición indica pertenencia, es decir, que la filosofía no es algo que se elabora sobre el proceso, a propósito del proceso, sino que la filosofía pertenece al proceso mismo. El proceso en la medida en que ocurre y en la medida en que cubre la totalidad humana asciende a los distintos niveles del hombre y alcanza su plenitud en el nivel de la autoconciencia teórica. Pero esa conciencia teórica no es pensada como una abstracción, no se separa, no es ideológica, pertenece al proceso mismo. Por eso, en una concepción así, es muy importante esto: el sujeto de una filosofía pensada de esa manera ya no es nadie en particular. El sujeto de un pensar pensado de ese modo es el proceso mismo, es la totalidad de los hombres que actúan y viven en el proceso y que son los protagonistas del proceso y de la autoconciencia teórica que el proceso engendra. En ese sentido, habría que pensarlo, una filosofía del proceso es en cierta medida una filosofía anónima, una filosofía anónima que se expresa en los modos de pensamiento, en los modos del lenguaje y en los modos de valorización de una realidad que no está suficientemente esclarecida: la realidad popular que no sabemos muy bien a que se refiera pero que es, en realidad, la protagonista de este tipo o esta manera de entender la filosofía. Ahora digamos “proceso nacional”, ¿qué quiere decir nacional? Bueno, nacional es etimológicamente lo que ha nacido, lo que ha nacido con el hombre. Ha nacido con el hombre naturalmente, por lo tanto no es lo que nace con la voluntad histórica del hombre, con lo que podríamos llamar en una noción no convencional, el proceso mismo de la historia (entendiendo la historia como “hacerse cargo de”, “hacerse responsable de”). Entonces lo nacional es lo elegido por la voluntad histórica en cuanto quiere hacerse cargo de sí misma, en cuanto se torna autoconsciente de sí misma, en cuanto marcha hacia sí misma, La marcha hacia el futuro es una marcha hacia sí mismo, es la marcha hacia la autoconciencia. La cosa, que primero es simplemente (tiene un ser mudo), se expresa, se hace cargo de sí misma y marcha hacia su autoconsciencia como un nivel de realización futura y última en que se van expresando todos los contenidos de la realidad que aparecen en el camino. Entonces lo nacional es lo querido, lo nacido de la voluntad histórica. ¿Y qué es la voluntad histórica? La voluntad histórica es un poco lo querido por mí, por cada uno de ustedes, lo querido por mis antecesores, lo querido por los antecesores de ustedes, es lo querido por el pueblo fundacional que alguna vez se instaló en este pedazo de tierra en un momento del tiempo y que quiso lo nacional, es decir, dio nacimiento a una comunidad histórica. Inició ese proceso, lo quiso a ese proceso fundacional de un modo situado y temporal. Lo quiso en un lugar del espacio y en un momento del tiempo, recorrió ese espacio y ese tiempo con la voluntad de construir una comunidad autoconsciente. Ahora bien, una comunidad autoconsciente es de hecho una comunidad libre. La autoconciencia implica un autohacerse cargo de sí mismo. Entonces, quien lo quiso fue la voluntad histórica nuestra, la voluntad histórica de nuestro pueblo, que al final es el protagonista, es la voluntad histórica de constituir una comunidad de hombres libres. Pero no solamente situada aquí y en nuestro tiempo, aquí en nuestra América, en Sud-Centro-América, como dice Nimio de Anquín, y en el tiempo de nuestra historia. No se puede decir que nuestra comunidad histórica de hombres libres fuera solamente la de los argentinos. En efecto, cuando se recorren las páginas de la historia uno se encuentra con que San Martín llamaba compatriotas a los chilenos, a los peruanos, a los venezolanos; con que Bolívar llamaba compatriotas a los argentinos, a los chilenos y a los peruanos. Uno descubre que lo querido, que lo que quiso el pueblo histórico fue una comunidad latinoamericana que enmarcaba en un espacio a los pueblos nacidos del asentamiento y del mestizaje español, hacia el sud del Río Grande como una comunidad histórica. Esa comunidad es, por un lado, nacional pero por otro lado, simultáneamente, latinoamericana. Lo latinoamericano no es algo que se le agrega, lo latinoamericano está en el momento mismo en que surge y crece la cosa, surge como una comunidad latinoamericana. Al contrario, se puede decir que, en cierta medida, el proceso de la historia fue un proceso de balcanización. El mundo histórico latinoamericano que nació con ese sentido de unidad fue balcanizado, es decir, atomizado, separado, enemistado consigo mismo hasta lograr el mosaico de países que constituimos en este momento. Sin embargo, no hace a la índole del nacimiento, de la situación en que emerge el ser latinoamericano que emerge unido. Este mundo que yo llamo latinoamericano (me gusta más que hispanoamericano) incluye muchas otras cosas, incluye Francia, incluye Italia. Los factores que han hecho la historia son latinos en general, no es solamente hispánico, por eso lo nombro latinoamericano y no hispanoamericano. Muy bien, esta es la filosofía en la comunidad, en el proceso nacional y latinoamericano, pero ¿qué función cumple aquí esta filosofía? Bueno, se trata de la filosofía como intento de un saber total del orden ontológico del ser, del ético y del orden práctico. Intenta ser un pensamiento no del ser total, sino un pensamiento totalizador del proceso latinoamericano. Digo un pensamiento totalizador porque un pensamiento de la totalidad o total no es de hecho posible. Lo que el pensamiento intenta es totalizar, seguir la línea que permanentemente va totalizando la cosa. La cosa nunca es total, nunca es una totalidad porque nunca puede dejar de totalizarse, nunca puede salir fuera del tiempo. En el tiempo, lo que hace, es ir recorriendo la propia línea de totalización. Ahora, en esa línea de totalización, ¿cuáles son los valores fundamentales? Ya lo dije de paso, el valor fundamental en cuanto emerge de una conciencia, de una autoconciencia, que se quiere totalmente, entonces, lo que necesariamente quiere es ser libre, lo que necesariamente quiere es la independencia, por eso la no-dependencia, por eso la voluntad histórica se plasma, tiene su primera plasmación de índole total, latinoamericana, en los movimientos de la independencia latinoamericana cuyo objeto es la independencia de los países latinoamericanos y cuyo sujeto son los países latinoamericanos llevando adelante ese proceso común. Entonces, cuando los ejércitos argentinos, los granaderos argentinos peleaban junto a los llaneros venezolanos, y los llaneros venezolanos junto a los llaneros de Colombia, nadie tenía la idea de una pertenencia a naciones distintas, todos tenían la idea viva de que pertenecían a un solo pueblo histórico en marcha ¿hacia dónde?: hacia sí mismo. Esa marcha hacia sí mismo empieza con la noción de independencia y naturalmente también intenciona la noción de libertad, pero ¿dónde la quieren?, ¿dónde realizan esos pueblos la independencia y la libertad? La intentan realizar en lo que llamaríamos en filosofía “el mundo abierto”: La independencia y la libertad son categorías existenciales que sólo pueden realizarse, alcanzar su plenitud, en un ámbito, en un campo de juego, en un lugar abierto que haga lugar a la esa realización. Un lugar abierto, un mundo donde la independencia latinoamericana como pueblo pueda realizarse es un mundo abierto, y un mundo abierto es, realmente, un mundo libre, un mundo limpio. Lo que está en todo el pensamiento latinoamericano, sobre todo en el pensamiento político porque la filosofía en las épocas de nuestra gesta se expresa fundamentalmente en lenguaje político, lo que está en Bolívar, lo que está en San Martín, lo que está en Monteagudo es el intento de realizar la libertad y la independencia latinoamericanas en un mundo abierto, en el mundo de la libertad. ¿Cuál es este mundo de la libertad? El mundo de lo abierto, el mundo donde encaja un proyecto continental de libertad es el mundo planetario, es decir el mundo ecuménico, el mundo de lo universal en el cual todos los hombres son protagonistas de una misma empresa. ¿Cuál es esta empresa? Esta empresa es alcanzar la autoconciencia del hombre, es decir, realizar en cada hombre en particular, en cada hombre concreto, el hombre universal. Realizar el universal concreto, hacer que el hombre, el universal sea yo, sea usted o usted; que cada uno de nosotros particularmente pensado sea al mismo tiempo el hombre, el arquetipo de la especie: realizar la idea del hombre. Ahora, esa realización de la idea del hombre supone: una conciencia ética, una base ética, una morada ética de responsabilidad total para cada uno de los hombres; y supone, para todos en su conjunto, esa responsabilidad. Juega en un campo de juego en que pueda moverse con la responsabilidad del otro. Pero ese juego de las responsabilidades, ese juego ético, solamente es posible otra vez en un campo de juego libre, solamente puede existir en un mundo libre. ¿Qué es un mundo? Un mundo, la idea de mundo, conlleva lo limpio, lo claro, lo armonioso, lo bello (también lo bello). Supone un hombre con plena responsabilidad moral, totalmente responsable de sí mismo y que cuenta con responsabilidad moral del otro, del segundo y del tercero, que cuenta con una comunidad donde todos son responsables. Un hombre así es un hombre del mundo, es un hombre que anda, que juega su existencia humana, moviéndose en la dialéctica de la correspondencia con toda la comunidad. La dialéctica de la correspondencia es la dialéctica del diálogo, es donde el diálogo, el “logos dia”, que puede significar dos cosas: o un logos que pasa dentro de todo, o un logos que enlaza a dos. El diálogo es el método de la cercanía, del acercamiento de los hombres en un tipo de mundo fundado sobre la mutua responsabilidad, la mutua libertad. Ahora, fácticamente, ese mundo de la comunidad viviente, de las autorresponsabilidades concretas de todos los hombres, es una comunidad donde se ha bajado de la estructura ideológica abstraída a los modos concretos de la existencia humana, a los modos reales en que yo y usted vivimos, cumplimos las grandes tareas de la existencia: vivir, trabajar, amar , luchar, jugar. En otras palabras, las grandes funciones donde se realiza la libertad y la existencia humana se cumplen en ese campo de juego que hemos llamado mundo, y que más concretamente, es el orden concreto y terráqueo, el planeta. El planeta, el mundo, el mundo planetario es el mundo de una tierra: no de unas estrellas fijas, eternamente inmóviles, sino de un planeta, de una tierra que anda dando vueltas, que como dice Heidegger, “anda errando” en el espacio cósmico. En ese mundo de la errancia cósmica, en él, se realizan las distintas acciones, actitudes y procesos del hombre. Ahí anda el hombre de la errancia filosófica, en la errancia moral, en la errancia erótica, en la errancia económica. Errancia quiere decir esto: el hombre no es un ser fijo, eso lo sabía Hegel, la inteligencia del hombre no es el entendimiento que fija, inmoviliza y separa las cosas. La inteligencia característica del hombre es la razón dialéctica que se caracteriza por estar siempre moviéndose. Entonces es, en cuanto está siempre moviéndose entre el amor y el odio, la guerra y la paz, la repulsión y la atracción, en cuanto anda siempre. Júpiter es invierno y verano - decía Heráclito- y se lo puede llamar dios y no se lo puede llamar dios, y todo es correcto. El pensamiento del hombre anda siempre en esos vaivenes de la dialéctica, no es pensamiento fijo, inmovilizado y que inmoviliza él mismo. Es decir, las grandes potencias, las grandes fuerzas, el amor, el trabajo, la lucha y el juego, él mismo en cuanto introduce estas fuerzas, en cuanto las ejecuta y las produce, produce ese proceso errante en el cual no hay puntos fijos, no hay seguridades: la única seguridad es que el hombre está en marcha. Como dice Heidegger, “todo es camino”, el hombre está en el camino. Ahora bien, esa errancia de estar permanentemente en el camino, en nuestro caso ¿ cómo se vincula con la filosofía, que es el primer tema? Husserl dice que hay tres ideas básicas que mueven el pensamiento del hombre: la idea de ser en sí, la idea de bien en sí y la idea de verdad en sí. Estas ideas no son fácticamente realizables, nunca están realizadas, ni son realizables: ¿quién conoce el ser en sí, quién conoce el bien en sí, quién conoce la verdad en sí? No son realizables, pero esas ideas son fuerzas de imantación de lo que llamaríamos en nuestro lenguaje “la errancia”, los distintos modos de errar, del andar existiendo del hombre; los distintos modos de amar, de trabajar, de hablar, de odiar, de guerrear y de jugar. El ser en sí, el bien en sí, la verdad en sí no es algo que esté allí, pero es un polo de atracción hacia el cual va el hombre y que atraen al hombre. Como dice Aristóteles: “como la bandera atrae a los ejércitos en marcha”. Son, en un sentido kantiano, “ideas reguladoras”, no cosas fijas, son focos de atracción que le dan un sentido al proceso de la existencia humana. Ese sentido, ese “thelos”, determina una existencia telética, una existencia atraída por un foco ideal que la atrae y la mueve atrayéndola. Y esas ideas no se realizarán nunca, fácticamente, todo lo fáctico, lo realizado, es lo concluido. Estas ideas no estarán nunca construidas, pero siempre estarán dándole un sentido a la existencia del hombre. Esas tres ideas reunidas, en el fondo, son la idea de libertad o de, bueno, la libertad es una palabra abstracta, la palabra concreta que significa los modos reales en que se realiza la libertad es la liberación. La libertad se realiza en modos concretos de liberación. Por lo tanto, el problema de la libertad que es un poco abstracto, se realiza en modos de liberación. ¿Qué hay que entender por liberación a nivel nacional y latinoamericano? Para eso hay que entender el modo en que usamos la palabra libertad. Un primer modo de entenderla sería como opción: aquí están A. B y C; soy libre de decidir en A, B y C. Por lo tanto en la libertad de opción se me dice: “Vea, ahí tiene una cuerda azul, una verde y una blanca, elija la quiera, pero ahórquese”. Es decir, la opción consiste en saber con qué cuerda me ahorco. Ese es el primer modo de entender la libertad. El segundo modo consiste en la negatividad: “Vea, lo que pasa es que no quiero ahorcarme, así que no opto por ninguna de las sogas”. Rechazo la totalidad. Es un momento; pero el momento real, de realización de la libertad como creación o formación en el cual lo que somos, el ser que somos, lo elaboramos desde nosotros mismos con nuestro trabajo, con nuestra tierra, con nuestros ideales. Y ese modo de libertad como creación o formación es la verdadera liberación. Esa verdadera liberación está conmoviendo todo el proceso histórico nacional y latinoamericano. Es una marcha que, a primera intención, con respuesta rápida, se inició con las guerras de la Independencia, con Bolívar y San Martín. Pero, en verdad, viene desde mucho más lejos. Se inicia simultáneamente con el descubrimiento de América. Cuando América es descubierta, ¿qué es lo que se descubre: una tierra o una condición humana? Si seguimos el pensamiento de los que pensaron América cuando América apareció (fundamentalmente el padre Francisco de Vitoria) la lucha, la gran batalla histórica que va finalmente hacia un “thelos”, se inicia afirmando la libertad del hombre americano. Esta libertad del hombre americano (por cuya aparición en el pensamiento mundial se funda el derecho de gentes y gran parte del derecho natural) es la que origina, andando el tiempo, los levantamientos comuneros de América Latina. Eran, en gran medida, levantamientos hispánicos los levantamientos indígenas. Finalmente, el pensamiento de la independencia, cuyos arquetipos fueron para nosotros San Martín y Bolívar. Ese proceso, sigue, no concluye nunca, pero le da sentido a nuestra vida particular, nacional, latinoamericana y finalmente planetaria o universal. En ese proceso de liberación nos encontramos siempre: siempre está ocurriendo, pase lo que pase, porque el hombre pase lo que pase nunca dejará de ir hacia sí mismo. Siempre estará buscándose, y buscándose, en la autoconciencia, en la autorresponsabilidad, en la libertad. agenda de reflexión

“Hay un núcleo de abogados que apoyaron el gobierno militar”

En este fragmento de la entrevista, el periodista analiza la actuación durante la dictadura de la Iglesia Católica y el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires. “Son los mismos abogados que denuncian a la Argentina ante el CIADI”. Por Juan Ciucci y Enrique de la Calle AGENCIA PACO URONDO: Uno de los capítulos que usted escribió refiere a la Iglesia Católica argentina, aunque es un texto focalizado en la cuestión del beneficio económico que obtuvo de la dictadura. Horacio Verbitsky: La Constitución Nacional dice que el Estado Nacional sostiene el culto católico apostólico romano. Esto es una compensación que los constituyentes de mediados del siglo XIX decidieron por la expropiación, la confiscación de los bienes eclesiásticos ocurridos en la tercera década del siglo XIX, entonces como esos bienes que sustentaban la actividad de la Iglesia Católica fueron expropiados por el Estado, se lo compensa asumiendo el Estado el sostenimiento del culto. Pero en la última mitad del siglo pasado, además, ha habido un sostenimiento no sólo del culto, sino también de otras actividades eclesiásticas que no tienen que ver con el culto, por ejemplo: educación. Es decir, desde 1947 se pagan subsidios a la educación católica que se ha incrementado con el paso de los años. El mismo gobierno que los instituyó en 1947 los denunció en 1954 porque detectó que esos fondos estaban siendo derivados para otras actividades, que se derivaban para financiar otras actividades y, de hecho, la Iglesia Católica fue la gran organizadora del golpe del ‘55 contra el gobierno de Perón. Esto no cesó de emplearse en los años posteriores, y si nosotros tomamos las transferencias que el Estado Nacional y los estados provinciales realiza a la Iglesia para el sostenimiento de la enseñanza en los colegios religiosos, nos encontramos con una suma infinitamente superior a la del sostenimiento del culto; el sostenimiento del culto, los sueldos que se le pagan a los obispos y los seminaristas no pasan de 30 millones de pesos anuales, pero las transferencias a la educación según el índice que se aplique de inflación, si el oficial del INDEC o el de los institutos provinciales, oscilan entre cinco mil y seis mil millones de pesos anuales. Además, durante la dictadura hubo otros beneficios, se han encontrado documentos oficiales donde queda muy claro que los aportes económicos a determinados obispos, los pasajes aéreos y terrestres, los subsidios para el funcionamiento de la Acción Católica, la donación de bienes muebles e inmuebles que la dictadura hizo a la Iglesia Católica, tuvieron como finalidad explícita de conseguir el apoyo eclesiástico al gobierno dictatorial y la omisión de denuncias a los crímenes que se estaban realizando. En esa medida, sostengo que la Iglesia Católica ha tenido también beneficios de tipo económico y es uno de los cómplices económicos de la dictadura. Todo eso está con abundante documentación, como he trabajado siempre todo el tema. AGENCIA PACO URONDO: En otro de sus textos, usted se explaya sobre la actuación de un actor como es el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, cuyo desempeño es poco abordado para pensar su relación con la última dictadura militar. HV: La dictadura militar, por ejemplo, una de las primeras medidas que tomó fue eliminar la prohibición de prórroga de jurisdicción. Esto vamos a ponerlo en castellano para que lo entienda todo el mundo: en la legislación argentina no se podía hacer contrataciones que se aplicara una ley y la dirimiera un tribunal que no fuera argentino. La dictadura establece la posibilidad de prórroga de jurisdicción que quiere decir que la prohibición no esté dentro del territorio argentino, prórroga quiere decir extensión, es decir los tribunales de Nueva York, que es lo que pasa hoy con el juicio de los holdouts, de los fondos buitres. Ésta es una dirección que tomó la dictadura impulsada por este sector de abogados de las grandes empresas, pensemos que Martínez de Hoz no es economista, Martínez de Hoz es abogado, abogado de empresas, pero además es un hombre de la Iglesia, es un hombre de formación en la Iglesia, él había sido importante dirigente de la Asociación Cristiana de Dirigentes, que depende del Episcopado. Hay todo un núcleo de abogados que participan del gobierno militar, que apoyan al gobierno militar y que hicieron grandes negocios en esos años como asesores de empresas, en funciones, en concentraciones, en absorciones, en toma de deuda, es decir se desarrolla una gran especialización, surgen y se consolidan grandes estudios especializados en esas materias económicas. Es muy sabido que el endeudamiento externo -del cual estos estudios han tenido una intervención fundamental- ha sido una de las llaves del sometimiento de la Argentina en esos años y que ha condicionado todo el funcionamiento posterior de nuestro país. Y que de alguna manera lo sigue condicionando hasta el presente, porque si bien de 2003 en adelante, con las re negociaciones del 2005 y 2010, la significación de la deuda externa se redujo en porcentual del producto bruto, es de 150%, es decir es un producto bruto y medio, si se habla de compromisos con privados al 10% actual, pero las secuelas de la situación anterior sigue presente. Las dificultades de la Argentina para acceder al mercado de capitales, las presiones como los juicios en el CIADI por ejemplo, estos mismos abogados que fueron apoyo de la dictadura y que, además, muchos de ellos formaron parte de otra entidad que analizo que es FORES, el Foro de Estudio sobre la Justicia, que se creó específicamente para defender en términos jurídicos los crímenes de la dictadura, lo dicen abiertamente: para defender la represión, para negar los hechos criminales y pretender que eso era jurídicamente legitimo. Hacían congresos anuales que eran inaugurados por Videla o por Harguindeguy, por Viola; esos mismos abogados son los que representan a las empresas transnacionales y nacionales que denuncian a la Argentina ante el CIADI, que es el Tribunal Arbitral del Banco Mundial para el arreglo de controversias por inversiones en función de la firma de los tratados bilaterales de inversión que tuvieron un gran desarrollo en la década del ’90, gracias a esa prórroga de jurisdicción que sancionó la dictadura militar. Entonces uno ve que hay una continuidad perfecta en las personas, en los instrumentos, en la ideología y que esos abogados son cómplices importantes de la dictadura militar.

“Denunciamos el desguace institucional del Teatro Colón”

Entrevista con el delegado de la Junta Interna del Teatro Colón, José Piazza. Denuncian tercerizaciones, venta ilegal de patrimonio y persecución gremial. Brindaron un concierto en las calles porteñas. APU: ¿Cuál es el conflicto que generó este desafuero del delegado del Teatro Colón? José Piazza: El desafuero viene por las denuncias reiteradas que venimos haciendo del desguace institucional que hay en el Teatro Colón. Tenemos el desafuero por la Cámara Nº 10 a nuestro delegado, Pastor Mora. Contrario a lo que ocurrió con la Cámara Nº 1 que a Máximo Parpañoli le reconoció los fueros. Quiere decir que por la misma situación, por el mismo conflicto que hemos tenido dos años atrás, a uno le dio positivo y a otro delegado le dio negativo, así que es un fallo controversial. Pero me gustaría aclarar algo, realmente el pedido de desafuero por parte del Ejecutivo Porteño como por la Dirección del Teatro no es tanto por el conflicto en sí mismo, sino que nosotros tenemos otra mirada al respecto: es por las denuncias reiteradas que venimos haciendo hace varios años, la finalidad del teatro para lo que fue construido, perdió su esencia. Hoy por hoy es un teatro multipropósito, con un teatro de más de 400 empleados tercerizados -eso es un negocio para alguien-, porque la tercerización siempre es un negocio para alguien en desmedro de lo que es el erario público. Esta persecución ideológica o sistemática contra la junta interna del Teatro Colón es realmente porque nosotros venimos diciendo en forma reiterada lo que está pasando. Hoy lo vemos en Mercado Libre y en muchas ocasiones el faltante del patrimonio público. Como también que es un teatro multipropósito como lo venimos viendo, Martín Fierro, fiestas de peluqueros, eventos de todo tipo y está perdiendo la esencia para lo que realmente fuera construido nuestro primer coliseo. APU: Estaban denunciando también que se venden partes de lo que fue el Colón. JP: Usted vio, en Mercado Libre han aparecido un montón de elementos que salen a la venta. Nosotros lo hemos visto en los medios, como la biblioteca que ha sido desmantelada totalmente. La biblioteca del Colón ha sido un museo, no se respeta la historia de lo que ha sido nuestro teatro, que es una historia muy rica. A esta gente no le interesa la cultura por la cultura en sí misma, sino que le interesa el negocio privado con fondos públicos. Un teatro con un presupuesto donde para ellos tienen un negocio con las tercerizadas con algún amigote o alguno de ellos, lleno de cámaras adentro que también no dejan de ser un negocio, cuando las cámaras deberían estar apuntando a los funcionarios que son los que realmente están provocando esta locura, con lo que están haciendo ahora en lo que es nuestro primer coliseo. APU: Mencionaba la cuestión de los tercerizados. JP: Hay un conflicto con los tercerizados porque no nos están pagando, en algunos casos hace tres o cuatro meses que no nos están pagando. No conozco el por qué. Cuando hay una tercerizada en una institución que es del gobierno es porque es un negocio. El destino que pone el contribuyente para pagar el sueldo a un empleado, realmente se divide en dos cuando hay una tercerizada. Una parte para la que tiene el beneficio de la tercerización de la empresa y la otra parte para el empleado, es decir que el sueldo del empleado por la misma tarea y por la misma función, tiene una degradación bastante importante. APU: ¿Cómo está la situación gremial de los distintos gremios presentes en el Teatro Colón? JP: Nosotros estamos en ATE, a pesar de tener reiterados fallos a favor para sentarnos a negociar, el Ejecutivo se niega y prefiere pagar una multa. Porque cuando no se cumple con un fallo judicial, paga la multa y sigue negociando con un sindicato que nada tiene que ver con la representatividad de los trabajadores del Teatro Colón. Nosotros en ATE hemos hecho varias acciones judiciales donde se obliga al Ejecutivo a sentarse para hacer negociaciones paritarias y el Ejecutivo no se sienta y paga la multa que debe ser un promedio de 20 mil pesos y sigue negociando con los sindicatos que no tienen la representatividad total del teatro, que es una cuestión parcial como SUTEBA, que nosotros consideramos que este gremio es una corporación empresarial socios de las gestiones de turno. Y hay arreglos populares donde no participamos, las decisiones las tomamos mediante las asambleas.

La revolución intergaláctica está a la vuelta de la esquina”

Entrevista exclusiva con Pibe Trosko. El lanzamiento de su libro y la ayuda al crecimiento de la izquierda. “Desde que salté a la fama, el Frente de Izquierda cuadruplicó su cantidad de votos”. Agencia Paco Urondo: ¿Cómo surgió el libro? Pibe Trosko: Mirá, sé que debería aprovechar la pregunta para mostrar mi costado más sensible, pero la realidad es que lo hice por guita. Nunca tuve intenciones de escribir un libro, soy más pragmático que teórico, soy más del hacer que del pensar. Mi objetivo siempre estuvo más cerca de cagar a piedrazos la Casa Rosada que de ponerme a escribir y entiendo que puede haber pequeños grupos de chicos hiperescolarizados que se sienten ofendidos al ver que yo publiqué un libro. Y la verdad que los entiendo, es una señal más del deterioro que está sufriendo el sistema capitalista. Pero bueno, no sentí ningún tipo de culpa en aceptar la propuesta. El Grupo Prisa (sí, el Grupo Prisa) me ofreció una importante suma de dinero, en diciembre sale la PlayStation 4 y bueno...no hace falta que explique mucho más. APU: En el título se habla de "revolución" ¿Sigue siendo una opción válida para la Argentina? PT: Siempre. De eso mismo hablo en el libro. La revolución intergaláctica está a la vuelta de la esquina. Yo, aunque no curso, voy mucho a la Facultad de Sociales justamente por eso, no sabés cuándo va a estallar todo. Te distraes cinco minutos y de repente ¡PIMBA! el Centro de Estudiantes toma el control del Estado. Igual, entre nosotros, hoy en día creo que hay más chances en Siria. Brindo por eso. APU: ¿Cómo definirías su forma de escribir? PT: Me gusta decir que estoy en el medio entre Reymundo Roberts y Atilio Borón. Tengo cosas de ambos, y les veo a ellos cosas mías. Algunos artilugios humorísticos se los copio a Nik y encuentro una gran fuente de inspiración en Alejandro Borenztein. No por las ideas, claro, sino por esa manera de escribir, totalmente desbordada de sagacidad, ironía y brillantez. No tengo una forma críptica ni académica de escribir. No escribo para las vanguardias iluminadas porque la endogamia, como la guerra, me genera rechazo. Escribo básicamente para mis camaradas, que cada día son más. APU: Su libro aparece después de los éxitos editoriales de Luis Majul y Pablo Sirvén ¿Hay alguna vinculación entre la aparición de esos libros y su trabajo? PT: El incentivo económico, claramente. APU: Tuvo una explosión importante en Twitter. También en esa red social ha recibido muchas críticas y se profundizaron con el lanzamiento de su libro ¿Qué opina de Twitter y de sus detractores? PT: Bueno, me gusta pensar que mi “explosión” no se debe a Twitter o Facebook. Si no hubiera sido por Twitter yo hubiera explotado igual, por otros medios. Creo que mi obra y mi conducta trascienden mucho más allá de las redes sociales y que no me convertí en el líder de la Revolución Intergaláctica por un par de RT. Si fuera así, todo esto no sería más que una manera de pasar el tiempo en internet, cagarse de risa y pelotudear en horas laborales (aunque actualmente me encuentro felizmente desempleado) cuando la realidad nos muestra otra cosa, nos muestra que todo lo que tiene ver con mis ideas y mis consignas va más allá de la pantalla del monitor. Esto se ve reflejado justamente en lo que ustedes llaman “detractores”, que realmente se indignan y se hacen los rulos por las cosas que digo, me analizan semiótica y políticamente y hasta juegan a investigar y develar rincones de mi vida íntima. No los cuestiono, ojo, cada uno se busca los enemigos que considera apropiados, y si algunos se quieren pelear con otras cuentas de Twitter, están en todo su derecho. Me sorprenden los tipos que ya están cerca de los 40 y se preocupan por las cosas que digo en 140 caracteres. Pero bueno, hay de todo en esta vida. En fin. Los que no confían en mí, con el perdón de las damas, que la chupen. Que la sigan chupando. APU: La izquierda ha tenido una buena elección a nivel nacional ¿Se cree partícipe? ¿Su libro ayudará para que la izquierda llegue al poder? PT: Desde que yo salté a la fama, el Frente de Izquierda cuadruplicó su cantidad de votos. No te digo que soy el único factor que influyó en este fenómeno, pero sería necio pensar que no tuve nada que ver. Pensemos, además, que la Izquierda no es muy fanática de andar cambiando los candidatos, Jorge Altamira es candidato a Presidente desde 1989 y siempre obtuvo más o menos los mismos resultados. Hasta que de repente, por esas cosas que tiene el destino, aparecí yo, abrí una cuenta de Twitter, empecé a postear en Facebook y la Izquierda sacó un millón de votos a nivel nacional. Igual es una buena oportunidad para aclarar que yo no milito ni por Altamira, ni por el Partido Obrero ni por el Frente de Izquierda. No tengo nada que ver con ellos. Aunque los prefiero antes que a Macri, Massa y los K. APU: Además de su aparición en las redes sociales, otro éxito mediático de estos tiempos es Lanata en Canal 13. ¿Cuál es su opinión sobre el periodista? ¿Aceptaría realizar un programa con él? PT: Disfruto tanto como espectador que no me gustaría estar al lado suyo en un programa porque eso me quitaría la posibilidad de verlo. Prefería que me invite Tinelli a bailar por un sueño. Aquadance y Revolución Permanente, mis dos pasiones. APU: En su libro desarrolla entrevistas con las principales figuras de la política nacional ¿Cuál fue la más difícil? ¿Lo amenazaron? PT: Sí, para este libro me reuní con Elisa Carrió, con Mauricio Macri, Ricardito Alfonsín, Diego Maradona, Hugo Moyano y el mismísimo Jorge Lanata. Todas las entrevistas tuvieron cosas destacables. Con algunos ya me llevaba bien de antes (tal es el caso de Ricardito, que es amigo mío) y con otros me encontré de pura casualidad (como Hugo Moyano). Pero lo importante es que todos se mostraron abiertos al diálogo y me manifestaron toda la esperanza que les generaba el surgimiento de un líder como yo, joven, fresco, inteligente y humilde. No recibí amenazas para ocultar cosas, pero confieso que Francisco De Narváez y María José Lubertino me escribieron, cada uno por su cuenta, para pedirme si no podía incluirlos en el libro. Obviamente rechacé ambas propuestas.

DESANDANDO...ULTIMA PARTE, PROF GB

DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO Hablar de Domingo F. Sarmiento, es hablar de su época, y por supuesto del contexto histórico y social en el cual sus ideas se desarrollaron y se aplicaron. Porque a pesar de no estudiar y vivir en Buenos Aires, a la distancia coincidió con los integrantes de la Generación del ’37, la cual precedió a la denominada Generación del ’80; siendo ambas las que poseyeron la particularidad de no sólo pensar, sino también llevar y ver en la práctica concreta sus teorías; esto es, pergeñaron un modelo de país, pelearon por él y lograron verlo funcionar, aún más allá de su tiempo. La Generación del ’37 o la Generación Romántica de la post independencia, tuvo precisamente entre sus figuras más representativas a Juan B. Alberdi y a Domingo F. Sarmiento, quienes coincidieron en aspectos esenciales, aunque discreparon en los tiempos, métodos, órdenes y valoraciones personales de sus propuestas histórico-culturales. Ambos creyeron en la necesidad de una organización política institucional, y en abrir fronteras a la inmigración que construyera nuevas ciudades y enseñaran las artes para el aprovechamiento del ganado y el cultivo de la tierra, constituyendo su principal contradicción en el apoyo a Justo J. de Urquiza como el adversario capaz de llevar a cabo el reemplazo del bárbaro Juan M. de Rosas por la civilización. Para el sanjuanino, ambos caudillos poseían la misma cualidad negativa10: la barbarie; no así para Juan B. Alberdi quien prestó servicios después de la batalla de Caseros, acaecida el 3 de febrero del año 1852, para la Confederación liderada por el jefe entrerriano. Esteban Echeverría y Bartolomé Mitre coincidieron en la esencia de las posturas sarmientina y alberdiana, fundadas sobre la antinomia civilización o barbarie. La civilización, estaba construida sobre cuatro parámetros: filosofía francesa racionalista ilustrada, doctrinas políticas y económicas inglesas, romanticismo francés y alemán, y humanismo renacentista de origen italiano. El triángulo cultural y político, compuesto por Alberdi-Sarmiento- Mitre, buscó sin desmayo, no sin diferencias: la organización nacional argentina orientada a desarrollar el modelo civilizatorio europeo anglofrancés portador del espíritu del progreso. Sin embargo fue Esteban Echeverría el que impuso las ideas románticas de su generación. En efecto, a mediados del año 1838, luego de la clausura del Salón Literario y de la revista La Moda, (publicación en la cual escribían los jóvenes intelectuales), por el gobierno de Juan M. de Rosas, Echeverría presidió y fue a su vez, el encargado de redactar el Credo o Código de la Asociación de la Joven Argentina o Asociación de Mayo en la que continuó expresándose el Salón Literario. La declaración de principios trató temas como la libertad de prensa, problemas económicos inmanentes al capitalismo, fuentes de las rentas del Estado, su sistema administrativo, organización de la campaña, milicia nacional, inmigración, poblar el país. Todos éstos, conceptos coincidentes con las ideas expresadas por Alberdi al inaugurar el Salón Literario; pero será Esteban Echeverría quien junto a Juan M. Gutiérrez, Carlos Tejedor, Frías, Jacinto Peña, Bernardo de Irigoyen y Vicente López, discuta las ideas que luego él transformó en el Dogma Socialista. Esta generación, logró sintetizar a través de sus referentes los aportes ideológicos de la Revolución de Mayo, bajo conceptos tales como por ejemplo: progreso y democracia. Juan B. Alberdi, exiliado a partir del año 1838 en la ciudad de Montevideo, escribió las palabras finales del Credo y formó una Asociación semejante con Miguel Cané y Bartolomé Mitre; lo propio hizo Domingo F. Sarmiento en San Juan y las filiales se multiplicaron mientras pudieron, en algunas provincias como Córdoba y Tucumán. Y será en el dogma de Echeverría que se encuentran las formas culturales fundamentales de las Bases de Alberdi escritas en el año 1852, más la influencia decisiva de la Constitución norteamericana. Por todo esto es que, antes del comienzo de la década del ’40 del siglo XIX, el joven Juan B. Alberdi, Miguel Cané, Santiago Albarracín, Rafael Corbalán y José Rivera Indarte ( junto a los intelectuales ya mencionados), trazaron las bases socio-políticas y culturales sobre las cuales la nueva Argentina se construyó. En este pensar, y en esta militancia es que se enfrentaron con el jefe de la Confederación Argentina, Don Juan M. de Rosas y debieron exiliarse. Se consideraron hijos de la Revolución de Mayo, y en cierto modo sus continuadores; y diseñaron en consecuencia un modelo de país don- Amén de una guerra impulsada por el “nexo” fundamental con el sistema capitalista internacional, el Reino Unido de la Gran Bretaña, contra el hermano pueblo del Paraguay entre los años 1865 y 1870. Iniciada por Bartolomé Mitre entonces presidente de la nación y terminada por su sucesor, precisamente, Domingo F. Sarmiento; enfrentamiento largo y costoso que fue recordado por lo infamante de sus causas formales y el despojo y genocidio sufrido por el Paraguay, en aras una vez más, del liberalismo económico. Estamos por dudar que exista el Paraguay. Descendientes de razas guaraníes, indios salvajes y esclavos, que obran por instinto a falta de razón. En ellos se perpetúa la barbarie primitiva y colonial. Son unos perros ignorantes de los cuales ya han Muerto ciento cincuenta mil. Su avance capitaneados por descendientes degenerados de españoles, traería al detención de todo progreso y un retroceso a la barbarie. Al frenético, bruto, y feroz borracho Solano López lo acompañan miles de animales que le obedecen y mueren de miedo. Es providencial que un tirano haya hecho morir a todo el pueblo guaraní. Era preciso purgar la tierra de toda esa excrecencia humana: raza perdida de cuyo contagio hay que librarse.” Domingo F. Sarmiento: carta a Mitre del año 1872 SUS IDEAS Al exiliarse, partió hacia Chile dejando un escrito en francés sobre una piedra al cruzar la frontera, que pasó a la historia como “Bárbaros, las ideas no se matan”; si bien textualmente esta no fueron sus palabras, sí la idea precisamente que quiso transmitir. Su trabajo como periodista opositor al régimen rosista en un diario chileno, le trajo a este gobierno reclamos por parte de la Confederación que le valió a Sarmiento un viaje pago por el Estado chileno, por gran parte de Europa, África y de los Estados Unidos de Norteamérica. En su recorrido por el país del norte quedó impactado por la lectura de dos novelas que retrataron la vida en el “salvaje oeste”: El último de los mohicanos y La pradera, ambas escritas por el autor estadounidense, Fenimore Cooper en los años 1826 y 1827. Si bien el dilema que aparece aquí es entre naturaleza y sociedad e intentando rescatar al “buen salvaje”, Sarmiento tomó la esencia que para él fue el dilema de civilización y barbarie. Contradicción que también rescató el joven Juan B. Alberdi en su enfrentamiento con Juan M. de Rosas y su “tiranía” sustentada por los gauchos. Enfrentamiento que ambos, y sus contemporáneos de la Generación del ’37, sobre todo Esteban Echeverría, explicaron y atribuyeron a la herencia española y al sincretismo cultural con los pueblos originarios; y aquí surgió otro pilar de la nueva sociedad planificada, el reemplazo de la población nativa por inmigrantes europeos del norte anglosajón. Dos problemas se solucionarían con este reemplazo, el de las mayorías que votaron sucesivamente a Manuel Dorrego y a Juan M. de Rosas y la inoperancia cultural portadora por ende, del atraso congénito de estas mismas masas. Subyace aquí otra dicotomía, la clase ilustrada versus las clases populares amenazantes, prontas a disolver los nuevos lazos sociales que pudiera construir el poder civilizador. Al tiempo que, bárbaro11, al definir al nativo como extranjero, consolidó la idea en las clases dirigentes opositoras y en sus seguidores, de estar ante la presencia de verdaderos extraños, provenientes de un fuera, aunque siglos de historia los respaldaran como originarios habitantes de estas tierras. Y una vez más, el progreso y la civilización, eran la garantía de exclusión de este extranjero devenido en masas inorgánicas y amorfas que, amenazantes, impedían la llegada, por ejemplo del ferrocarril, los capitales británicos y los inmigrantes en perfecta tríada que poblara este desierto. ¿Qué nombre le daría ud. ¿Qué nombre merece un país compuesto de doscientas mil leguas de territorio de una población de 800 mil habitantes? Un desierto. ¿Qué nombre daría usted a la Constitución de ese país? La Constitución de un desierto. Ese país es la República Argentina, y cualquiera sea su Constitución ella no será durante muchos años más que la Constitución de un desierto.”12 Juan Bautista Alberdi. En esta frase como a lo largo de sus escritos referidos a esta temática, Juan B. Alberdi, al igual que Domino F. Sarmiento coincidieron en diagnosticar un “mal” que nos aquejaba; máxime aún si lo poco habitado era por las montoneras gauchas, seguidoras de los caudillos federales a las cuales debían sumarse las poblaciones que se contaban por miles en todo el territorio de indígenas irredentos. “La Constitución argentina se sitúa así en un punto de inflexión de la historia, punto en el cual el país ha renunciado a su pasado y se embarca en la conquista del futuro. El presente de la Constitución no puede inscribirse sino en el registro de la ausencia. La Constitución discurre en el “desierto”, los espacios vacíos, entre la necesidad de “poblar” y las figuras fantasmáticas de los anglosajones que deben darle cuerpo.”13 Sin embargo, la Constitución del año 1853, producto casi exclusivo de la pluma alberdiana, integrada recién en el año 1862 a las catorce provincias que conformaron el entonces territorio argentino, fue la acabada expresión del liberalismo económico (mas no político) que primó por entonces en la práctica de la elite letrada; aún con las diferencias propias en su seno, como producto de la ocupación de espacios de poder en el Estado que estaba naciendo. Autores del tronco liberal-conservador como Natalio Botana, José Luis Romero, Luis Alberto Romero, Tulio Halperín Donghi, Roberto Cortes Conde, Ezequiel Gallo, Alain Rouquié, Osar Oszlak, analizaron acabadamente las variables que conformaron el ideal de la República Posible de su autor, sostenida por el conjunto de la clase política que se estaba conformando a mediados del Siglo XIX: la oligarquía terrateniente, de la cual Domingo F. Sarmiento (“el aporteñado”, en clara referencia a su incorporación al proyecto centralista-porteño)14 emergió como presidente entre los años 1868 y 1874, amén de haber sido dirigente político antes y continuara después de este período presidencial. Aquel ideal, reiteramos, lejos estuvo de comprender y ni siquiera contemplar a las masas de la campaña; como tampoco quiso hacerlo años más tarde con la “solución” que precisamente no fue anglosajona sino todo lo contrario: el 80% del caudal inmigratorio que nutrió a nuestro país, estimado en seis millones de almas (de los cuales la mitad se quedó a vivir), provino entre los años 1857 y 1914 de la Europa del sur, esto es, campesinos analfabetos, sin tierras y con ideologías anarquistas, socialistas y sindicalistas revolucionarias. Del combate instrumentado mediante la “Guerra de Policía” ya mencionada, por Bartolomé Mitre (presidente entre los años 1862 y 1868) y su sucesor Domingo F. Sarmiento contra las montoneras y las tolderías de los pueblos originarios se pasó a la guerra contra las “tolderías rojas” de finales del Siglo XIX. La práctica de exclusión fue sistemática, antes y durante el proceso que organizó nuestro país, más allá de la variable inmigratoria que no cumplió con los deseos originarios de la elite, que además se resistió desde su experiencia de clase recién constituida en estas tierras contra el embate del capitalismo criollo. En cuanto a Domingo F. Sarmiento y su aporte desde la educación para consolidar este proyecto en nuestro país, se visualizó claramente en el sistema educativo implementado por la Generación del ’80,que, entre otras cosas, reprodujo una historia oficial tendiente a unificar antes que a educar en el sentido pleno del concepto a las masas inmigratorias; y a recordarles a los criollos que los héroes de la República los observaban desde sus estatuas para que no olvidaran quienes fueron los hacedores de la Nación. El liberalismo había triunfado y ésta era la esencia de la “pedagogía” de esta Generación, dirigida a los “bárbaros” propios y extraños. La educación popular sarmientina había dejado su impronta cultural e ideológica estableciendo fronteras claras al Otro. LEYENDO EL FACUNDO A fines del año 1840, salía yo de mi patria, desterrado por lástima, estropeado, lleno de cardenales, puntazos y golpes recibidos el día anterior. Al pasar por los baños del Zonda, bajo las armas de la patria que en días más alegres había pintado en una sala, escribí con carbón estas palabras: “On ne tue point les idées”. Con estas palabras de Sarmiento, se abre el libro publicado en el año 1845, en los meses de mayo y junio por entregas en el diario El Progreso de Chile; cuyo título original es: Civilización y Barbarie. Vida de Juan Facundo Quiroga y aspecto físico, costumbres y hábitos de la República Argentina.15 Aquella frase en francés es la que acuñó Sarmiento, y él mismo la tradujo según su parecer como, A los hombres se degüella; a las ideas, no. Y la síntesis final que trascendió su época fue finalmente: “Las ideas no se matan”; Ricardo Piglia en su trabajo sobre este texto, comenta que “La literatura argentina comienza con una frase en francés.” Sin embargo, la original pertenece a Denis Diderot: No se fusilan las ideas. Fusilamiento, degüello, muerte, en síntesis, más de las personas, que de las ideas; y esto ocurre según el sanjuanino porque la Mazorca liderada por el jefe de la Confederación Argentina, Juan M. de Rosas, así lo requiere con cualquiera de sus opositores.16 El self made man literario que es Sarmiento17, en su huída a Chile país que eligió para iniciar su exilio, con el relato del Facundo pretendió demostrar que la barbarie alojada en la naturaleza hostil de La Pampa, ese desierto imposible de llenar con sus nativos, estaba hecha carne en el caudillo. En esta coyuntura política es Rosas, como antes lo fue Facundo, como siempre lo serán los caudillos federales, a quienes combatirá con su guerra muchas veces hasta personal, llegando al exterminio. Interpretó, tradujo, transmitió el espíritu de la Europa próspera y civilizada, y de los EE.UU., ejemplo que deberemos tomar, nos aseguró, si queremos insertarnos en el mundo moderno; y será este último caso, cuando al viajar por Europa, África y América del Norte, encomendado por el gobierno chileno entre los años 1845 y 1848, el que impactó en su visión comparativa entre la Argentina y aquel país ya lanzado a la carrera de conquista y colonización de su propio espacio geográfico y de sus vecinos: México y Centroamérica. Facundo para él fue además ese grande hombre, al cual identificó con la manifestación de la vida argentina, pero sin moral; lo transformó en una figura propia de la corriente romántica de su época: un gigante, con sus mitos y leyendas que crecieron a medida que se desarrolló la narración de la vida del caudillo riojano. La espada sarmientina apareció así una y otra vez a través del Facundo para herir a Rosas, su verdadero enemigo, podemos afirmar el único, porque en aquel año 1845, ya hacía diez que el Tigre de los llanos había sido asesinado; y se transformó en una sombra terrible. Desde otra óptica, podemos afirmar que este texto es uno de los fundadores no sólo de la literatura nacional, sino también, y especialmente de aquellas imágenes dicotómicas que nos mostraron aquellos dos mundos incompatibles, irreductibles, que fueron conformando a lo largo de la historia argentina dos lógicas que no pudieron lograr una síntesis posible; al tiempo que nos propuso una larga metáfora literaria. La contracara a esa síntesis no lograda es la amalgama entre civilización y progreso, que desembocó en la urbanización, generando otras antinomias que se agregaron a las que ya estaban en pugna: la ciudad contra la campaña. La ciudad no es cualquier ciudad: es la ciudad –puerto, el país unificado, indivisible tras el proyecto de la oligarquía terrateniente, desde la centralista Buenos Aires que elimina el espacio vacío… y nos proporciona una imagen de plenitud que reemplazó a aquel “mar en la tierra” que era la pampa. Aquella oposición entre civilización i barbarie, tal como lo fue con el graffiti sobre una piedra para que sólo los letrados y eruditos lo comprendieran, tampoco fue una creación de Sarmiento. Dijimos que viajó por tres continentes, y en ese periplo, al vivir en EE.UU., conoció las novelas de Fenimore Cooper: El último de los mohicanos (1826) y La Pradera (1827). En estas narraciones acerca de la lucha del hombre blanco en su derrotero por conquistar el oeste de su extenso territorio; el sanjuanino vió la misma imagen de una naturaleza salvaje con sus ab-orígenes irredentos que desde su imaginación18 era absolutamente comparable con la geografía y los habitantes autóctonos de nuestras llanuras pampeanas. Conocedor de éstas por sus lecturas, sin embargo tuvo muy en claro que el salvaje era el extranjero que barbotea palabras incomprensibles en nuestra tierra. El bárbaro 19 es el gaucho, el indio, el negro, el mestizo, el mulato, el zambo. Todo aquél que no acreditara sangre europea pura, blanco de toda 15 En la edición del año 1874, apareció la conjunción adversativa: Facundo o civilización y barbarie en las pampas argentinas blanquitud; es el otro, que representa por ende, la otredad, extraño y diferente: irreconciliable con el sueño europeizante de la Generación del ’37 a la cual adhiere a la distancia el joven Sarmiento. “Se nos habla de gauchos… la lucha ha dado cuenta de ellos, de toda esa chusma de haraganes. No trate de economizar sangre de gauchos. Este es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre de esta criolla incivil, bárbara y ruda, es lo único que tiene de seres humanos. “Tengo odio a la barbarie popular…la chusma y el pueblo gaucho nos es hostil. Mientras haya un chiripá no habrá ciudadanos, ¿ son acaso las masas la única fuente de poder y legitimidad? El poncho, el chiripá y el rancho son de origen salvaje y forman una división entre la ciudad culta y el pueblo, haciendo que los cristianos se degraden. Usted tendrá la gloria de establecer en toda la República el poder de la clase culta aniquilando el levantamiento de las masas.” Cartas de Sarmiento a Mitre; 20 y 24/09/1861. A este problema, su población, se le agregó el que ya vislumbramos en este trabajo; y quienes están proyectando y construyendo una nueva nación, (parafraseando a Tulio Halperín Donghi), la pampa símil al desierto debe ser recuperada, esto es ocupada: “El mal que aqueja a la República Argentina es la extensión: el desierto la rodea por todas partes i se le insinúa en las entrañas; la soledad, el despoblado, sin una habitación humana, son, por lo general, los límites incuestionables entre unas y otras provincias.” Facundo, Sarmiento. Pero, esencialmente, Facundo será para su autor el arma que destronó a Juan Manuel, el ejército que lo derrotó en la batalla de Caseros. Esta tierra, creyó, a partir de ese día, habitada y no, sería la nación soñada desde sus lecturas, desde el exilio, desde sus viajes. Casi treinta años más de guerras civiles lo desmentirían; todavía quedaban miles de Facundos y Rosas que presentarían batalla al modelo europeo-norteamericano sarmientino; el cual sabemos terminó imponiendo su poder sobre un espacio nuevo.20 SARMIENTO Y LA EDUCACIÓN POPULAR Y en su afán de aconsejar a los Estados Sudamericanos, se repunta cuál es el gasto en una educación pública que “discipline” con el objetivo de producir en “orden” a las “masas ineptas”. Instrucción tenaz, permanente, casi obsesiva propone para romper con los obstáculos que oponen nuestros habitantes: “Sabido es de todos, no ya la imperfección, desaseo incuria y abandono del servicio de nuestros domésticos la rudeza y estado embrionario de nuestros trabajos agrícolas, sino también la imposibilidad de establecer las más amplias fabricaciones por la ineptitud de los trabajadores del país, para poner en movimiento y mantener en buen estado los más simples aparatos.” Sarmiento, Obras Completas, tomo XI La educación recibida es fundante ya que sociabiliza, imparte moralidad, reemplaza la imposibilidad del pobre de enseñar a su hijo, siendo el Estado el que debe realizarlo, añade autoridad, contiene pasiones, las disipa. Si logramos algunas de estas enseñanzas seremos, afirma Sarmiento, como los norteamericanos “que visten todos frac, llevan reloj, leen diarios y libros, y tienen hechos votos de no beber licores espirituosos.” Una sociedad opulenta, pacífica, que progresa con el bien y la justicia como norte. Sin duda, una sociedad idílica, que él vio en algunas comunidades pero le bastó para extender estas observaciones empíricas a todo el territorio estadounidense que se debatía en la expansión hacia el oeste, cobijado bajo “la ley del revolver”, la horca, y la guerra cruel y despiadada contra “los pieles rojas”, mexicanos, negros, y que presagiaba a pocos años vista la feroz guerra de Secesión entre el norte industrial y el sur esclavista. La instrucción primaria es la panacea sobre la cual se edificará la industria, la prosperidad, y terminará, insiste, el atraso y la ignorancia. Si toda la población pasa por esta experiencia, la riqueza crecerá porque 20 Esta afirmación nos remite a la cultura griega, de la cual Europa occidental se siente en aquél Siglo XIX heredera; y la conquista de continentes enteros, que no hace más que reafirmar la ocupación del espacio, reiteramos, habitado o vacío, para demostrar el poder de los imperios tanto en el plano económico, como también simbólico. El dominio es el de la humanidad sedentaria contra el nómade; “la casa”, el centro doméstico transmite “estabilidad”, “inmutabilidad” y “permanencia”. Es el punto de referencia de las relaciones sociales. No hay territorio sin centro ni poder el orden garantizará su reproducción. Positivismo, romanticismo y pragmatismo liberal al uso criollo, pareciera la fórmula de quien años más tarde de estos escritos, vio como la Ley 1420, fue producto de la discusión de gran cantidad de expertos que participaron del Congreso Pedagógico del año 1882, del cual su ideólogo, Domingo F. Sarmiento fue uno más. Allí triunfó la postura laica en detrimento de la enseñanza religiosa que se debió impartir fuera de las horas de clase. A pesar de que el Senado luego aprobara esta instancia ante la presión de la Iglesia y los grupos políticos vinculados a ella, y la Cámara de diputados debió fallar a favor de lo dispuesto originariamente por el Congreso, es honesto recordar que esta postura fue defendida por el propio Sarmiento y que le valiera el enfrentamiento con el sector católico de la Generación del ’80. Escuelas para adultos en cárceles, guarniciones, cuarteles; y para niños y niñas, escuelas mixtas. Lectura, escritura, matemáticas, moral, geografía argentina y mundial, historia universal y argentina, y, en las zonas agrícolas enseñanzas mínimas de actividades agrícola-ganaderas; para las niñas materias sobre economía doméstica y manualidades, y a los varones nociones de ejercicios militares; fueron éstas algunas de las materias propuestas y que se implementaron para garantizar la educación integral. La obligación de la asistencia a clases quedó bajo responsabilidad de sus mayores a quienes se les aplicaba multas si no justificaban las inasistencias reiteradas y consecutivas. Los maestros, al ser escasos, en primer lugar debían tener título habilitante, y se incorporaron además adultos a los que se consideraba idóneos para ejercer el cargo. Se prohibieron además los castigos corporales. Como podemos observar el Congreso Pedagógico fue amplio y modernizante en su concepción teórica hacia la implementación del sistema educativo. No obstante ello, al sancionarse la ley 1420, en el caso de los adultos se le restó importancia a su contención educativa. La Generación del ’80, fue la que impuso a partir del año 1884, la gratuidad de la enseñanza pública y lo hizo desde el Estado Nacional con una clara vocación centralista porteña por sobre las provincias e instrumentada sólo en la Capital Federal creada en el año 1881 y en los territorios nacionales de entonces; inspiradas estas medidas en las provenientes de Francia, a instancias de su autor Jules Ferry. Recién en el año 1905, con la Ley Lainez, el Estado Nacional extendió su influencia en el resto de las jurisdicciones educativas., lo cual implicó hacerse argo de salarios docentes, mobiliarios para los establecimientos educativos, creación de escuelas. Y dirigió todas sus energías a uniformizar a la población que estaba recibiendo desde hacía más de veinticinco años el aluvión inmigratorio, con el objetivo de dotarla de un sentimiento, una historia y una identidad nacional. El positivismo liberal de la clase dirigente vio en la escolaridad la manera de consolidar el proyecto republicano moderno que atacara dos flancos, por un lado el oscurantismo religioso heredado de la hispanidad y la extranjerización propuesta en un comienzo como respuesta saludable a la población nativa incapaz e inculta, pero que trajo a vastos sectores sociales desposeídos y con ideologías de izquierda a nuestras tierras que terminaron enfrentando durante décadas a la oligarquía terrateniente en el poder. De este modo, los debates en el Congreso Pedagógico del año 1882, sintetizaron el positivismo naturalista, evolucionista del progreso indefinido y el conocimiento científico racionalista con los ideales cosmopolitismo enciclopedista sarmientino. Esta síntesis ideológica cultural y política se transmitió a la educación pública y a los formadores de los educadores que pasaron por las escuelas normales. Y, en este punto mucho tuvo que ver en Sarmiento la influencia del pedagogo norteamericano, Horace Mann, quien ya en su país bregó por la educación gratuita y universal, tendiente a homogeneizar a la población sobre la base del respeto de la libertad del individuo. La ley del año 1875 para la provincia de Buenos Aires del propio Sarmiento, más la influencia de este norteamericano, y la ley francesa del año 1882, fueron las tres bases teóricas que terminaron construyéndola. Las casi cien maestras norteamericanas que vinieron al país a instancias de Sarmiento, llegaron formadas por las concepciones de Mann, a pesar que en su propio país habían sido dejadas de lado por la filosofía educacional conocida como pragmática, la cual hacía hincapié en las actividades prácticas y en la realidad de su propio entorno, antes que a ideas abstracta europeizantes. La vida cotidiana, tanto en lo laboral como en lo educativo eran las bases de la formación de los individuos, y así se desarrolló desde finales del Siglo XIX la educación en los EE.UU.; mientras que en nuestras tierras continuamos con el funcionamiento pedagógico alejado de la realidad por cuestiones ya comentadas en este trabajo, vinculadas fundamentalmente a la presunción ideológica de la incapacidad de nuestras masas nativas. Lo situacional en lo geográfico, la tradición cultural y la historia particular de nuestro pueblo no fueron tenidas en cuenta. El universalismo se impuso a la realidad efectiva de nuestras tierras. A MODO DE REFLEXIONES FINALES Reiteramos, que, a pesar de esta visión crítica a la ideología sarmientina, no podemos dejar de reconocer que formó parte de dos de las tres Generaciones que han dejado su impronta en la Historia argentina; la del ’37 y la del ’80.21 Ambas lograron imponer sus ideas y construir un modelo de país que, hasta la llegada del peronismo a mediados de la década del ’40 del Siglo XX, (más allá de los interregnos de los gobiernos de Hipólito Yrigoyen), supieron sostener sus intereses y sus objetivos prácticamente incólumes. Domingo F. Sarmiento fue un militante de su época; y tomamos el Facundo como eje de este trabajo porque él lo blandió como espada para la batalla ideológica y cultural que emprendió a mediados de la década del ’40 y que lo acompañó hasta su ascenso a la presidencia de la nación en el año 1868. E inclusive, siguió sacándole filo, sin mellarla, hasta su muerte en Asunción del Paraguay en el año 1888. En cuanto a su aporte a la educación en nuestro país, ya vimos cómo el sistema educativo implementado por la Generación del ’80 se nutrió de este autodidacta, hombre de “espada, pluma y palabra”. Y destacamos como herramienta fundamental, la historia oficial que se reprodujo tendiente a unificar antes que a educar en el sentido pleno del concepto a las masas inmigratorias; y a recordarles a los criollos que los héroes de la república los observaban desde sus estatuas para que no olvidaran quienes fueron los hacedores de la nación. El liberalismo había triunfado y ésta era la esencia de la “pedagogía” de esta generación, dirigida a los “bárbaros” propios y extraños. La educación popular sarmientina había dejado su impronta cultural e ideológica estableciendo fronteras claras al Otro. Un largo muro simbólico y material se erigió entre los sectores populares y la clase dirigente oligárquica que tardó años en agrietarse y ser derribado, prácticamente hasta el 17 de octubre del año 1945. A partir de esta fecha-símbolo, el peronismo reconstruyó un pensamiento nacional y una doctrina que encarnó en la inmensa mayoría de la clase obrera a modo de identidad y conciencia que le permitió trascender largamente los períodos de gobierno de las décadas del ’40 y del ’50. Esto se debió precisamente a una contra historia hecha realidad en las vivencias cotidianas, con la instalación de la justicia social, la independencia económica y la soberanía política. Conceptos que ya Raúl Scalabrini Ortiz, Arturo Jauretche, con el agrupamiento FORJA 22, venían proclamando como ideario de la nación., y que el peronismo hizo masivas en la palabra del discurso oficial, en las fábricas y en las plazas. En las elecciones del 24 de febrero del año 1946, reapareció la antinomia civilización y barbarie, en la campaña electoral. Los partidos opositores nucleados en la Unión Democrática (Unión Cívica Radical, partido Socialista, Conservador y Comunista) al candidato del Partido Laborista, el entonces coronel Juan Domingo Perón, una vez más retomaron el discurso de la lucha por la libertad, la civilización, la república y la democracia contra la posible entronización de un otro bárbaro. No es casualidad que en la Marcha de la Libertad realizada por esta coalición de partidos, contra la presencia de Juan Perón en el gobierno, se cantó la Marsellesa como símbolo máximo de la libertad, y la cultura universal. El peronismo es comparado con la mazorca y el nazismo y Juan Perón es Rosas “reencarnado”. Mientras el líder de los trabajadores que está naciendo habla a sus seguidores de recuperar “los valores criollos, pensar, vivir y sentir como argentino”, cita frecuentemente al Martín Fierro, denuncia a la antipatria, a la oligarquía y unifica los conceptos Pueblo y Nación en un solo cuerpo doctrinario. Finalmente, algunas reflexiones acerca del apotegma “Sarmiento el padre del aula” y cristalizado como el maestro por excelencia en el altar de los mitos liberales. Cuestión que ponemos en discusión no desconociendo la gran labor que realizó desde sus distintos cargos públicos, pero continuando con la línea de pensamiento que esbozamos hasta aquí: ¿De qué modo pretendió o de hecho incluyó a aquellos sectores con su concepción, claramente discriminatoria hacia quienes habitaban nuestro suelo y habían dado muestras de su amor a la tierra desde su defensa de Buenos Aires ante las Invasiones Inglesas de los años 1806- 1807? “Con emigrados de California se está formando en el Chaco una colonia norteamericana. Puede ser el origen de un territorio, y un día, de un estado yanqui (con idioma y todo). Con este concurso genético mejorará nuestra raza decaída.”23 ¿O de qué manera aceptó darles un lugar en las aulas de la educación pública a los hijos o nietos de quienes batallaron por la Independencia de las Provincias Unidas, junto a los generales José de San Martín, Manuel Belgrano, José Gervasio de Artigas, Martín Miguel de Güemes, a la sazón jefes militares; pero también caudillos de gauchos, indios, negros, mulatos, zambos; los vituperados por bárbaros y salvajes, pocos años mas tarde? “¿Qué importa que el Estado deje morir de hambre al que no puede vivir por sus defectos?”24 Milicias populares que cruzaron Los Andes para libertar pueblos hermanos, participaron de los éxodos de la Banda Oriental y Jujuy, juraron la bandera cuando desde el centralismo bonaerense de la futura ciudad-puerto que tanto ensalzó Sarmiento como sinónimo de orden y progreso, prohibieron todo acto emancipatorio y soberano. ¿Cuál habrá sido la síntesis educativa que permitió ubicar al paisanaje defensor de las costas de nuestros ríos interiores contra las invasiones anglo-francesas entre los 1838 y 1845, en las aulas sarmientinas? “Hemos jurado con Mitre que no quedara uno vivo”.25 (En referencia a los prisioneros partidarios del Chacho Peñaloza; paisanos federales del interior profundo). La respuesta final quizás, la hayamos en su recurrente definición acerca de la labor de ingleses, franceses y holandeses en Norteamérica, allí “no establecieron mancomunidad ninguna con los aborígenes, y cuando con el lapso de tiempo sus descendientes fueron llamados a formar Estados independientes, se encontraron compuestos de las razas europeas puras, con sus tradiciones de civilización cristiana y europea intactas, con su ahínco de progreso y su capacidad de desenvolvimiento, aún mas pronunciado si cabe que entre sus padres, o la madre patria.” Sarmiento, Obras Completas, tomo XI. 10 Si bien Domingo Sarmiento participó en el Ejército Grande comandado por el general Justo J. de Urquiza, pronto vio en él la continuación socio-cultural del rosismo, y partió por segunda vez hacia el exilio 11 Palabra de origen griego, que definió a todas las poblaciones extranjeras (barbaroi) a los habitantes de Atenas. Sus lenguas fueron incompresibles para los helénicos y sonaban como un bar-bar ininteligible para sus parámetros culturales 12 Maristella Svampa, op. cit.. p. 45 13 Maristella Svampa, ob.cit., p. 48 14 A este respecto nos señala Hernández Arregui en Imperialismo y Cultura, que la afluencia de provincianos provenientes de las oligarquías provinciales a Buenos Aires, fue producto del proceso de asimilación política sostenido por la propiedad de la tierra y la ingerencia del capital inglés 15 En la edición del año 1874, apareció la conjunción adversativa: Facundo o civilización y barbarie en las pampas argentinas 16 José Mármol contemporáneo de aquella Generación del ’37 vaticinó que Juan M. de Rosas al morir, “Ni el polvo de tus huesos la América tendrá” y, casi cien años más tarde, Jorge Luis Borges, afirmó que “Famosamente infame su nombre fue desolación en las calles, idolátrico amor en el gauchaje y horror de puñaladas en la historia” 17 Él siempre se definió como un autodidacta que supo cómo juzgar los libros que leía. Educándose desde la lectura en cantidad y construyendo juicios de valor que según él mismo lo llevó a no respetar las opiniones de los demás. 18 Sarmiento conoció la pampa cuando acompañó como boletinero del Ejército Grande al general Justo José de Urquiza, en su campaña de los 1851-52 contra Juan M. de Rosas; el gaucho malo que se apropió de la ciudad. 19 Se construyó un relato y una retórica de la alteridad; no es sólo la antinomia entre a y b; es a e inverso de a, y en esa inversión se le da sentido a la alteridad; se pasa así del relato, al mundo que se relata: aparece la polaridad y la disyunción 21 La tercera de ellas fue la Generación del’ 70, surgida tras el golpe del general Juan C. Onganía en el año 1966 contra el gobierno semi-democrático del radical Arturo Illia, y que se extendió temporalmente hasta el fin de la Guerra de Malvinas en el año 1982. Esta generación, a diferencia de las otras dos mencionadas no pudo ver hecha realidad sus posturas de cambio profundo en todos los ámbitos sociales a causa de la dura derrota sufrida con el golpe genocida cívico, eclesiástico y militar del año 1976; que aún hoy ha dejado sus secuelas negativas en el seno de nuestra sociedad 22 Fuerza Orientadora Radical de la Joven Argentina, agrupamiento eminentemente estudiantil perteneciente a la corriente radical yrigoyenista que se transformó en una voz militante y de denuncia de los negociados, el fraude y lA entrega en la Década Infame 23 Juan José Hernández Arregui,“¿Qué es el Ser Nacional?”, Editorial Plus Ultra. Buenos Aires: 1973. p. 100 24 Juan José Hernández Arregui. Op. Cit. p. 108 25Juan José Hernández Arregui. Op. Cit. p. 104 BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA Halperín Donghi, Tulio, Proyecto y construcción de una nación, (1846- 1880), Buenos Aires: Arel historia. 1995 Hartog, François, El espejo de Heródoto, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. 2002. Hernández Arregui, Juan José, Imperialismo y Cultura, Buenos Aires: Editorial Plus Ultra, 1973. Hernández Arregui, Juan Jopé, ¿Qué es el Ser Nacional?”,Buenos Aires: Editorial Plus Ultra, 1973. Hobsbawn, Eric, Las revoluciones burguesas, Barcelona: Guadarrama, 1985. Oszlak, Oscar, La Formación del Estado Argentino, Origen, progreso y desarrollo nacional, Buenos Aires: Editorial Planeta , 1997. Quatrocchi-Woisson, Diana, Los males de la memoria, Historia y política en la Argentina, Buenos Aires: Emecé Editores, 1995. Rock, David, El radicalismo argentino (1890-1930), Buenos Aires: Editorial Amorrortu, 1977. Rouquié, Alain, Poder militar y sociedad política en la Argentina, I 1880-1943, Buenos Aires: Taurus, 1994. 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