domingo, 30 de junio de 2013

Un espejo cruel Por Eric Nepomuceno Desde Río de Janeiro

No por inesperado ha sido menos impactante para Dilma Rousseff y su gobierno: en la noche de ayer se conoció el resultado del primer sondeo realizado luego de la ola de manifestaciones que vienen sacudiendo al país en las últimas semanas. La aprobación del gobierno se derrumbó nada menos que 27 puntos. Si cuando las movilizaciones empezaban a alzar vuelo, Dilma todavía contaba con 57 por ciento de aprobación popular, ahora cuenta con 30 por ciento. Eso significa, entre muchas otras cosas, que si las elecciones de octubre del año que viene fueran hoy, habría seguramente una segunda vuelta. Hasta ahora, Dilma ganaba en la primera, y con cierta tranquilidad. Cuando la pregunta a los entrevistados se limita al voto en 2014, hasta la primera semana de junio Dilma obtenía 54 por ciento de votos seguros. Ahora, logra 30 por ciento. La difusa Marina Silva, que ni siquiera tiene partido, creció de 16 a 21 por ciento. El candidato del principal partido de oposición, Aécio Neves, del PSDB, fue de 14 a 17 por ciento. Y el gobernador de Pernambuco, el socialista Eduardo Campos, ha sido el único que no logró salir del lugar en que se encontraba: tenía 6 por ciento, ahora tiene 7 por ciento. Más que el crecimiento de Marina Silva, una mezcla rara de ambientalista radical que militó por décadas en el PT hasta sumar a su raíz original la de militante activa de sectas evangélicas, y más aún que el tímido crecimiento de Aécio Neves, impacta el desplome de Dilma Rousseff. Ella sigue siendo favorita, pero ya no como antes. Los analistas dicen que es natural que haya ocurrido ese desplome, y que todavía hay mucho espacio para que Dilma recupere el terreno perdido, inclusive logrando reelegirse en la primera vuelta. Pero el escenario, para la presidenta, cambió de manera radical. La rara mezcolanza de partidos que integran la base aliada del gobierno reaccionó con estupor. Todos se dicen sorprendidos, como si no fuese evidente que la imagen del gobierno como un todo, y de la presidenta en particular, serían duramente afectados. Asesores de Dilma dicen que no hay que sorprenderse, sino esperar que las cosas decanten, pasada la tensa emoción del momento, y el panorama vuelva a aclararse. El mismo sondeo que indica la fuerte caída de la presidenta y de su gobierno indica que un 58 por ciento de la población aprueba la respuesta de esa misma presidenta y de ese mismo gobierno a los reclamos de las calles. El resultado del sondeo, realizado por la Datafolha, vinculada con el diario Folha de S. Paulo, ocurre en el momento en que el país realiza una especie de catarsis. Las manifestaciones callejeras pusieron en evidencia una insatisfacción colectiva que se encontraba represada y era ignorada por todos, gobierno y oposición, y, en buena medida, por la misma población. Ha sido necesario que las multitudes saliesen a las calles para que los quejosos se sintieran identificados, conociesen a sus pares. Es, vale reiterar, un movimiento difuso, sin organicidad, sin organización, sin líderes visibles, lo que significa también sin interlocutores representativos junto a los canales institucionales, o sea, las autoridades. ¿Con quién conversar? ¿A quién, de esa masa multiforme y sin forma, invitar al debate, a la negociación? Brasil vive un momento curioso, delicado, único y, quizá por eso, estimulante. Y peligroso, muy peligroso. Hay energía en las calles, nadie lo puede negar. Hay un impulso renovador, que, bien aprovechado, puede ayudar a mejorar al país, a sus instituciones, a la misma democracia recuperada. Además, lo que ocurre pone en evidencia una serie de desviaciones que resultaron en que nadie se sienta representado por los pilares básicos de la democracia, o sea, los canales institucionales. Nadie siente que los partidos políticos los represente. Se impone la impresión de que los partidos tienen pautas electorales, pero no proyectos para el país. Queda evidente que el Poder Legislativo, cuya misión sería fiscalizar al Poder Ejecutivo, promover el debate de los grandes temas nacionales y, finalmente, legislar, no hace nada de eso. En lugar del debate democrático, lo que existe es la negociación. Y esa negociación no siempre busca una solución que lleve al bienestar común: busca solamente satisfacer a intereses menores y, en la mayoría de los casos, indignos. El Poder Judicial igualmente está acosado. ¿Cómo seguir justificando que se pague a los jueces un “auxilio alimentación” retroactivo a diez años? ¿Qué otra clase de trabajador brasileño tiene ese derecho? Y más: ¿cómo seguir justificando vacaciones de 90 días a los señores magistrados? ¿Y ajustes salariales decididos por ellos mismos, al margen de cualquier negociación con los demás poderes? ¿Cómo justificar las prebendas y ventajas de un sistema cerrado? En Brasil, cuando un integrante del Poder Judicial es flagrado en delito, su única condena es jubilarse y seguir cobrando su sueldo integral. El Poder Judicial, que pretende juzgar la corrupción, se asegura una impunidad inadmisible. ¿Con qué derecho semejante poder puede juzgar a alguien? En los últimos días, y a razón de la presión de las calles, se votaron proyectos a todo vapor en el Congreso. Por ejemplo: hace catorce años –catorce– duermen en algún rincón del Poder Legislativo una enmienda constitucional que decidía la apropiación, por parte del Estado nacional, de tierras donde se comprobase la práctica de trabajo esclavo. La esclavitud fue abolida por ley en Brasil en 1888. Pero sigue existiendo. Bueno: catorce años después, esa mudanza legislativa fue aprobada en un par de horas. ¿Por qué tardó tanto? Sin el clamor de las calles, ¿pasaría algo? Todo eso puede sonar bien a oídos entusiasmados o ingenuos. Pero hay que ver que, al mismo tiempo, el Congreso brasileño, integrado en buena parte por diputados y senadores de los cuales se puede decir cualquier cosa, menos que sean íntegros y dedicados al interés nacional, aprueba proyectos inviables, absurdos, con tal de satisfacer a la opinión pública. Asumen compromisos que nadie podrá cumplir, en nombre de atender las voces de la calle. Ese es el laberinto en el cual vaga, solitaria y buscando un norte, la presidenta Dilma Rousseff. Enfrenta adversarios y enemigos, y también deslealtades y traiciones entre aliados y en el mismo PT. Lo que el país vive muestra que lo que está en jaque no es un gobierno, ni un partido, y menos una presidenta. Es el mismo sistema político, la estructura de las instituciones, el funcionamiento de los partidos, las muchas farsas creadas en nombre de la gobernabilidad. Brasil es, hoy, un país que se enfrenta a un espejo que le devuelve una imagen que el sistema prefería seguir desconociendo. 30/06/13 Página|12

Entre la feria y las urnas Por Mario Wainfeld

A fines del año pasado, la Corte Suprema le ofrendó a Clarín un regalo navideño: una nueva dilación del juicio por inconstitucionalidad de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LdSCA). El semestre termina, el multimedios ganó tiempo. Pero los plazos se van agotando. En la semana que hoy termina, la Autoridad de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca) presentó un “último” escrito, fundando un recurso por arbitrariedad. El expediente, ahora, está en condiciones de correrle vista inmediata a la procuradora general, Alejandra Gils Carbó, para que emita su dictamen no vinculante. Todo indica que ese trámite será veloz y que la Corte quedaría en condiciones de dictar sentencia definitiva antes de la feria de invierno, que comienza el 15 de julio e insume dos semanas. El calendario y las circunstancias previas colocan a los supremos en un brete. Les exigieron al juez de primera instancia y a la Cámara que le metieran pata con sus respectivos fallos. El máximo tribunal no tiene plazos fijados por ley pero sería chocante que fuera incongruente con sus gestos previos. La impresión que prevalece en el cuarto piso del “Palacio” de Tribunales es que los magistrados se ausentarán en la feria, que será cubierta por Eugenio Raúl Zaffaroni, como es usual. “No estaremos propiamente de vacaciones –explica uno de ellos–, tendremos que ir estudiando.” Seguramente, más informa que profetiza, cada juez diseñará su propio voto y luego llegará el momento de intercambiar y compatibilizarlo. A la conspicua tensión política, explica el confidente, se agregan complejidades técnicas. La decisión de Cámara distingue entre lo regulado para canales de aire y de cable, reconoce la constitucionalidad parcial de la LdSCA respecto de Clarín (claro que en cuestiones inocuas, agrega este cronista), las adecuaciones de los demás grupos mediáticos a la cláusula antimonopólica están avanzando... Esa maraña, pobremente explicada, debe ser reformulada por la Corte. Traducida al castellano, para empezar, diría este escriba sin ser demasiado sarcástico. El calendario judicial se cruza con el político. La feria linda con los principios de agosto, el 11 son las primarias. En octubre llegarán las elecciones nacionales. Imposible desacoplar ambos escenarios: cualquier resultado impactaría en el imaginario ciudadano y despertaría suspicacias, cuanto menos desde el bando de los perdedores. Así y todo, en la Corte se susurra que la sentencia llegará en agosto porque sería chocante dilatarlo más. Entre bambalinas, algunas ONG edificantes podrían interferir pidiendo ser admitidas como amicus curiae. Esa intromisión puede favorecer, de nuevo, los planes dilatorios de Clarín y darle un pretexto a la Corte para diferir su pronunciamiento, aunque sin evitar el papelón. - - - El voltaje es elevado pero en las oficinas de la Corte se reconoce (bueno, fuera) que hubo tiempo de meditar sobre el caso, contra lo que pasó en el pedido de inconstitucionalidad de las reformas al Consejo de la Magistratura (CM, en adelante). El presidente Ricardo Lorenzetti explicó ante oídos atentos, que incluyen a funcionarios nacionales de primer nivel, que el Gobierno hizo “todo mal” en ese terreno. “No nos consultó antes, apuró todo, nos forzó a fallar en pocos días... el proyecto es malo.” Los errores, según Lorenzetti, se proyectan también al plano procesal. El Estado elevó a la Corte sólo los pleitos que tramitaron ante la Justicia electoral, que imponen un trámite híper acelerado. Ni siquiera interpuso per saltum simultáneo para las medidas cautelares decretadas contra la vigencia de la ley. Sin decirlo en voz alta, Lorenzetti concuerda con un enunciado del voto de Zaffaroni: si la sentencia de la Corte admitía la constitucionalidad de la ley, hubiera sido imposible el llamado a elecciones, trabado por las cautelares. O sea, la decisión habría resultado virtual. Un escándalo jurídico que comprueba que el sistema de control promiscuo de la constitucionalidad hace agua. Menudo detalle omitido por las vestales de la Carta Magna, que la elogian sin ambages ni apego a la realidad. La mayoría fue contundente, autoelógianse en la Corte. Lorenzetti se franqueó ante pocas personas: su voto se orientó a acompañar una mayoría amplia. La explicación asombra porque, de ser así, hubiera hecho prevalecer el espíritu de cuerpo (o “la gobernabilidad interna”, en sus palabras) sobre su propia lectura sobre la constitucionalidad. El presidente distingue entre el CM y la LdSCA: uno sería un capricho del oficialismo, la otra una “política de Estado”. - - - Lorenzetti es un protagonista de trato cortés, hasta afable por momentos. En estas semanas furibundas, luce más emocional y enojado a veces. “Se calentó –admiten en su torno– con lo de la AFIP.” Según el cortesano, la AFIP lo asedia, investigando a él y a parte de su familia. La denuncia no peca de inverosímil pero (algo inadmisible en un magistrado) sí de poco fundada. No hubo actos públicos, inspecciones, intimaciones, llamadas... Lorenzetti explicó a sus colegas que conoce que lo investigan, “porque esas cosas se saben”. El mismo, o sus voceros, difundieron la nueva a los medios dominantes. Por segunda vez en pocos días, el presidente de la Corte se ganó la tapa de los diarios: el antecedente fue una histórica de La Nación, con su foto a media página. Fue la repercusión de la sentencia sobre el Consejo de la Magistratura, el modo en que la platea de doctrina gritó un gol. La relación entre el oficialismo y la Corte, vaya un eufemismo en un marco caldeado, no atraviesa su mejor momento. Cunden la verborragia y las operaciones, aun así convendría no exagerar. El supuesto fin de la República se zanjó con una sentencia de la Corte. A varios, incluido este cronista, les pareció mala, pero eso no altera lo sustancial. El Ejecutivo acatará, no recurrirá a tribunales internacionales, tratará de avanzar con la “democratización de la Justicia” con otras normas. Nada hay de fatal en ello, el conflicto se dirime por los cauces institucionales. Claro que la verba enardece, las suspicacias azuzan reacciones en espejo. Con una sentencia histórica por delante, lo deseable es que cada cual cumpla su rol, privilegiando sus deberes. Habrá que ver y esperar, habrá que ver si mucho o poco. 30/06/13 Página|12

Tácticas y contexto del TEG Por Mario Wainfeld

Tácticas y contexto del TEG Massa, una pretendida mezcla de Reutemann y De Narváez. Los apoyos y las presiones. El camino elegido, novedoso y difícil. La táctica del kirchnerismo, variaciones. El territorio y La Cámpora, sus roles. Lo que fue de 2009 a 2011: la economía y el clima político. Y otras variantes del juego. Por Mario Wainfeld Si el quid era instalarse, Sergio Massa lo hizo. Los medios dominantes, tras empujarlo, lo celebraron en triunfo. Era esperable la apoteosis para el intendente de Tigre, la nueva esperanza blanca. Lo que llamó la atención, en particular por el despliegue que se le dio, fue la defenestración feroz del gobernador Daniel Scioli. Muchos editoriales parecieron considerarlo el “otro” centro del cierre de listas, para desdicha del zen bonaerense. Lo maltrataron despiadadamente, con inusuales desbordes de lenguaje, incluso para esta etapa flamígera de la prensa escrita. Lo trataron de cobarde, servil y sumiso, apenas para empezar. No le perdonaron haber mantenido tratativas con Massa para luego volver a su inacción que es su cordura, como la del inmortal Rabí de Praga de un poema de Borges. El furor periodístico derrapó al uso de expresiones filo injuriosas, colocadas en boca de Massa primero y de un supuesto allegado después. Massa, según el gran diario argentino, dictaminó que “se cagó todo”. El allegado pasó del estar al ser: habría dicho “es un cagón”. Too much, habrá pensado el tigrense: debió imaginar que esos dicterios le hubieran caído a él si se retraía en el tramo final y “no jugaba”. Nobleza obliga: el gobernador recibió un trato, digamos, transversal: en Olivos y la Casa Rosada tampoco le perdonan los vaivenes en la previa. Tal vez sellaron la decisión del kirchnerismo, diseñada en buena parte de antemano, de dejar a la tropa sciolista fuera del reparto de candidaturas. - - - Animémonos y andá: Jamás podrá determinarse cuánto incidió la presión exterior. Fue tremenda, permanente... fue fructífera. Massa “juega”, entonces. Elige un discurso moderado, que aspira a distinguirse del fragor verbal del kirchnerismo y de la oposición que replica en espejo. Es opositor por cojones, porque está en la pista para ganarle al Frente para la Victoria (FpV) o para debilitarlo. Pero va tratando de distinguirse del resto de la “opo”. La ambición de Massa, hoy día, trasciende La Plata y se proyecta a la escena nacional. El establishment (en particular el mediático) lo sueña como una mezcla de lo que fueron en 2009 Francisco de Narváez y Carlos Reutemann. El “tapado” que le ganó a Néstor Kirchner y el presidenciable de confianza: un duhaldista aggiornado, sensible al influjo de los poderes fácticos y presentable para la clase media. El Colorado no trascendió su batacazo y Lole se extravió en la madeja de su psiquis. Massita, todo lo indica, es más locuaz, más ambicioso, menos proclive a encerrarse. Hay un second best para el establishment en el que el candidato no debe (en cierto sentido, no puede) pensar: es ser útil para restarle al kirchnerismo, sin llegar a batirlo en “la provincia”. En tal caso, habrá tiempo para imaginar otro Henrique Capriles o sostenerlo. En ese porvenir hipotético no le sería simple a Massa retener al bloque que armaría, nada desdeñable desde el vamos. Con una cosecha semejante a la de De Narváez 2009 podría tener una bancada con más integrantes que la del PRO de Mauricio Macri, que ahora suma 11 diputados y arriesga 8. Claro que lealtades como las del empresario José Ignacio de Mendiguren, el intendente Darío Giustozzi, el diputado Felipe Solá y otros compañeros peronistas tienen plazo y condición de vencimiento: están supeditadas al éxito. Mendiguren se encargó de avisar eso a por lo menos dos ministros, Julio De Vido y Carlos Tomada. Con palabras más sistémicas, claro: tender puentes, “ayudar desde otro lugar” y metáforas de ese jaez. El veredicto popular incidirá en el uso del puente: si será un medio de contacto o un rebusque para retornar a la otra orilla. - - - Visibilidad y ayudas: La campaña se dividirá en dos tramos, separados por las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO). Ambas escalas serán, relativamente, cortas. La primera no llega a dos meses. La “instalación” contribuye a la visibilidad del candidato. Es predecible que las encuestas que se irán conociendo en los próximos días sean un segundo aventón para el challenger. Un pretendiente vistoso, lanzado con fuegos artificiales, “tiene” que medir bien. A su frente, es factible que el intendente Martín Insaurralde pague el costo del escaso conocimiento público. Esa primera espuma decantará, vaya a saberse la magnitud. Dependerá de numerosos factores, el más descollante será cuánto lo “levanta” el acompañamiento de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que debe hacerlo visible y asociarlo a su figura y futuro. Hay marcadas simetrías entre el perfil de Martín Insaurralde y el de Massa. Ambos son intendentes, jóvenes, revalidados en las urnas. Los emparienta un look de clase media urbana, fácilmente diferenciable del prototipo del alcalde conurbano, como Hugo Curto o Mario Ishii. El intendente de Lomas de Zamora añade una circunstancia vital que tiene parangón con la de Scioli: atravesó un trance tremendo (en su caso, un cáncer) superado con entereza, que humaniza su perfil y nunca falta en su discurso de presentación. - - - El territorio también existe: Insaurralde es cabeza de la lista de diputados bonaerenses, la concejal de La Matanza Verónica Magario está tercera. Son posiciones envidiables, que no reflejan el tono medio de la boleta, que premia con la reelección a los diputados “del palo” que atravesaron cuatro años divididos en dos tramos diferentes. Recién llegados, a principios de 2008, padecieron el vendaval producido por el conflicto “del campo”. Presenciaron deserciones hasta 2009, año de la derrota electoral. Desde ahí hasta fines de 2011 se colgaron del travesaño bajo la conducción de Agustín Rossi, resistiendo la ofensiva desordenada del Grupo A. Agrandados tras las presidenciales, garantizaron disciplina y quórum estricto. Se les retribuye fidelidad y pertenencia, ideas fuerza que orientaron el casting de los legisladores nacionales en todos los distritos. Precaver los devaneos de compañeros dispuestos a cambiar de camiseta según cómo pinte el partido, es una consigna esencial. El diseño fue consensuado con la dirigencia propia territorial, en las provincias que gobierna el FpV, con una sola y resonante excepción: Buenos Aires. Scioli no pudo participar proponiendo compañeros confiables para él y para Cristina. Sí pudieron sus colegas: el entrerriano Sergio Urribarri, el mendocino Francisco Pérez y el salteño Juan Manuel Urtubey, entre tantos. El secretario legal y técnico Carlos Zannini y los diputados Andrés Larroque y Eduardo de Pedro tenían la palabra final, por delegación de la Presidenta. El Cuervo y Wado accedieron a un espacio decisorio notable, que ejercieron atendiendo los mandatos de Cristina: La Cámpora ascendió en ese terreno y concedió más en el reparto, donde (sin dejar de conseguir algunos puestos resonantes) sumó menos candidaturas expectables que dos años atrás. Había que “garpar”, contener, garantizar que (en el peliagudo margen de lo posible) intendentes bonaerenses y gobernadores de otras provincias tuvieran motivos propios para poner el mayor empeño en agosto y octubre. - - - Mucho tampoco alcanza. En “la” provincia los intendentes “mojaron” poco en la lista nacional pero compensaron en las distritales. Buenos Aires tiene una legislación electoral similar a la Nación. Así que debían presentarse para las primarias precandidatos para 23 bancas de senadores, 46 de diputados, concejales para 135 distritos y consejeros electorales. Una tarea ciclópea para “armadores” y punteros, un festival para quienes siguen esos vaivenes de la política. Es iluso imaginar que todos los compañeros dirigentes terminen saciados en el cierre de un partido de gobierno, al que llegaron cebados por la cosecha record de dos años atrás. Un par de intendentes, acaso uno solo, habrán sentido que les correspondía el sitial de Insaurralde. Y en la marea de apellidos, las agrupaciones habrán encontrado alegrías y sinsabores. Todas las demandas son de máxima, los regateos forman parte del protocolo, también mostrar disconformidad un poco mayor que la real con los resultados. El Movimiento Evita, vaya un ejemplo entre tantos, aspiraba a que el diputado Fernando Navarro fuera primero en su sección: terminó tercero. Un par de días después, haciendo balance interno, primaba la conformidad. La bronca quedó para otras provincias y para la Ciudad Autónoma en la que el ex canciller Jorge Taiana se sintió desairado por el ofrecimiento del cuarto lugar en diputados, con escasa virtualidad para entrar al Congreso. Su trayectoria, concuerda este cronista, validaba un reconocimiento mejor. Un balance de todo el mapa nacional es peliagudo, pero las miradas de muchos dirigentes provinciales y del gobierno nacional coinciden en los grandes trazos: se “garpó” mejor al territorio, si se compara el reparto con el de dos años atrás. En 2011 la imbatible candidatura de Cristina Kirchner traccionaba para arriba a todos: ella diseñó las listas, con pocas concesiones. Ahora será otra vez protagonista pero traccionando desde afuera. No es lo mismo, más vale, máxime en una elección que incentiva el voto expresivo. Los ciudadanos bonaerenses, por primera vez desde 2003, no verán el apellido Kirchner en ninguna boleta. Insaurralde es, repetimos, un candidato con escaso conocimiento público. Le falta, pues, un recurso que no es suficiente para garantizar apoyos pero que es funcional en toda campaña. La imagen de la Presidenta a su lado será un tópico de los próximos meses, tal como hizo antaño el ex presidente brasileño Lula da Silva con su sucesora, Dilma Rousseff. Con una diferencia destacable: la escena deberá repetirse en variadas comarcas, cada una con diferentes compañer@s. - - - Tácticas y contexto: En octubre de 2001, la Alianza fue vapuleada en las urnas. El entonces presidente Fernando de la Rúa dictaminó que el veredicto no le concernía, porque él no había sido candidato. Se colocaba como si estuviera en una burbuja, lo que era cierto pero en otro sentido. Las jornadas de diciembre comprobaron que el oficialismo había sido repudiado, incluyéndolo. En tendencia, siempre es así. Cristina Kirchner obra (rá) de otro modo: se pondrá al frente de la campaña. El acto de ayer en el miniestadio de Argentinos Juniors fungió de comienzo. Un discurso militante, no de los mejores, no especialmente belicoso (para el baremo presidencial), pero sí firme en el tono identitario. La presencia de Scioli en el palco y en los nunca inocentes paneos de la tele es una referencia interesante, para analizar un enigma. Desalojado de las listas, mayormente destratado en estos meses, Scioli sigue “jugando” en el equipo del FpV. Su imagen pública sigue siendo alta, algo tan inexplicable para el cronista cuan constante. Tal vez la campaña sea un trance de relativo acercamiento, regido por la realpolitik. Scioli puede “acompañar” a los candidatos oficialistas y bajar un poco el tono de su relación con la Casa Rosada. Al FpV puede venirle bien, el pragmatismo puede ser mejor pegamento que una yunta de bueyes. Ya que de pragmatismo hablamos: al cronista le parece que el discurso y el carril elegidos por Massa son astutos. Lo diferencian del oficialismo y de la oposición. Desde luego, eso no equivale a augurarle éxitos: la competencia es muy dura, más parecida a un TEG que a un partido de fútbol o de ajedrez (hay varios jugadores, que se pelean “cruzado”). Pero es posible que haya un tramo de la ciudadanía que prefiera apartarse (así fuera por un ratito) del esquema de polarización imperante. Una duda crucial es si Massa puede sostenerse en el equilibrio que propone. Tensión relativa, convengamos, porque el hombre es el ariete opositor aunque De Narváez lo acuse de ser el caballo de Troya. Hoy y aquí, nadie discute que Massa transita entre el segundo y el primer puesto en “la provincia”. No es poco, para empezar. El acto de ayer corroboró que el kirchnerismo, con alguna excepción (la candidatura del santafesino Jorge Obeid es la más notoria), privilegió a los compañeros muy del palo. Pocas figuras que expresen apertura, guiños a sectores no abroquelados. Prima, da la impresión, el afán de conservar bancadas “de fierro” sobre el de congregar nuevas adhesiones. Para cualquier gobierno, el contexto es esencial. La floja performance de 2009 sucedió en años de pleamar económica y turbulencias políticas. La aplanadora de 2011 fue ulterior a dos años de crecimiento intenso. La Presidenta reconoció ayer que el 2012 fue un año difícil y se esperanzó con una mejora de las variables económicas desde hace un par de meses, que se proyectaría hacia adelante. Dos años ha, el kirchnerismo también capitalizó (y en cierta proporción generó) un clima cultural renovado, connotado por los festejos del Bicentenario, la irrupción de Tecnópolis y la asombrosa convocatoria cívica que fue la despedida al presidente Néstor Kirchner. Más allá de discursos o relatos, hay un espacio público que no es (o no es solo) el del antagonismo político: el de la convivencia, el uso pacífico y distendido, el disfrute, hasta la fiesta popular. El acto del pasado 25 de mayo fue espejo de esas convocatorias de antaño, que no siempre conjugan con la retórica del kirchnerismo, aunque expresan la sociedad recreada desde 2003. A la hora de la hora será el pueblo soberano quien defina. Las campañas conjugan táctica, liderazgos, hallazgos de publicistas u oradores. Pero se asientan en un suelo firme, que es la valoración ciudadana acerca de cómo se vive y su intuición acerca de cómo será el futuro próximo. El juego comienza, una peculiar contienda nacional que se practica en 24 distritos, ninguno igual a otro. mwainfeld@pagina12.com.ar

"Espiar a aliados de la OTAN es un golpe a la imagen democrática de EE.UU." Texto completo en: http://actualidad.rt.com/actualidad/view/98837-eeuu-otan-ue-espiar-democracia-ejemplar

Las recientes revelaciones sobre el espionaje de Washington a los diplomáticos europeos en el territorio estadounidense dañan la imagen de EE.UU. como un país democrático, considera el diputado ruso Alexéi Pushkov. "Nuevo escándalo: EE.UU. espía a sus aliados de la OTAN. La información parece ser creíble. Nuevo golpe para la imagen democrática de EE.UU.", escribió en su cuenta de Twitter el jefe del Comité de Asuntos Exteriores del Parlamento ruso. El pasado 29 de junio el periódico alemán 'Der Spiegel' citó un documento secreto que demuestra que Washington no solo instaló micrófonos ocultos en la sede de la Unión Europea, sino que también 'hackeó' su red interna. Ha sido una de las recientes filtraciones del excolaborador de la CIA Edward Snowden, quien ahora se encuentra en una complicada situación legal. EE.UU. exige su extradición y canceló el pasaporte, lo que impide ahora que viaje a Ecuador, país donde solicitó asilo político. Desde el pasado 23 de junio, el filtrador se encuentra en la zona de tránsito de un aeropuerto de Moscú, donde sólo tenía previsto hacer una breve escala en su camino de Hong Kong a América Latina. La expulsión de una persona que busca refugio político "no es permisible moralmente", tuiteó Alexéi Pushkov sobre el caso Snowden. Lo comparó también con el fundador del portal de filtraciones WikiLeaks, Julian Assange, y el soldado Bradley Manning, uno de sus informadores. "No eran espías y revelaron información secreta por sus convicciones, no por dinero. Son nuevos disidentes, luchadores contra el sistema", escribió el diputado. El miedo a persecución por EE.UU. obligó a Assange a refugiarse en la embajada de Ecuador en Londres. Manning ya está siendo juzgado por delitos de traición. El destino de Snowden aún es una incógnita. Texto completo en: http://actualidad.rt.com/actualidad/view/98837-eeuu-otan-ue-espiar-democracia-ejemplar

Aquella tapa precisa Por Miradas al Sur contacto@miradasalsur.com

Aquella tapa precisa Por Miradas al Sur contacto@miradasalsur.com Aquella tapa ante la muerte de Perón, hace 39 años, demostró que, sin ganas, los recursos del oficio no sirven ni para decorar. Además, que el periodismo, además de un oficio, era (y no deja de serlo) una eufórica militancia, la extensión de la estética por otros medios. Por eso, nadie mejor que Gabriela Esquivada, la autora del brillante Noticias de los Montoneros, para contar esa muerte, esa tapa, esa forma de entender –ayer, hoy, siempre– el periodismo. El 1º de julio, bajo las habitaciones de Perón en la residencia de Olivos, Isabelita encabezaba una reunión de gabinete cuando a las 10.25 se oyeron ruidos y corridas. “Desde el primer piso, la enfermera gritó: ‘Doctor Taiana, suba por favor. El General...’ Subí la escalera –recordó el médico y entonces ministro– y encontré al General semiincorporado en la cama, cianótico, disneico. Con voz ronca, susurrante, me dijo: ‘Me voy de esta vida... esto se acaba... mi pueblo...’, y luego se desplomó en los brazos de quienes lo sosteníamos”. Fue el primer paro cardíaco. López Rega lo interpretó de otra manera: se adueñó de los miembros inferiores del General y, tomados por los tobillos, empezó a zamarrearlos mientras pronunciaba frases incoherentes: ‘Quiero retener al General en esta tierra’; ‘Faraón, siempre le di mis energías’. Aunque el corazón respondió a las maniobras de resucitación del equipo médico, a las 12.15 le sobrevino otro paro. Taiana supo que no había nada más que hacer: “A las 12.30, mientras los enfermeros continuaban con vanos intentos de reanimación, Pedro Cossio y yo nos retiramos a una habitación contigua y comenzamos a redactar el comunicado póstumo: ‘El señor teniente general Juan Domingo Perón ha padecido una cardiopatía isquémica crónica con insuficiencia cardíaca, episodios de disritmia cardíaca e insuficiencia renal crónica, estabilizados con el tratamiento médico. En los siguientes días sufrió la agravación de las anteriores enfermedades como consecuencia de una broncopatía infecciosa. El día 1º de julio, a las 10.25, se produjo un paro cardíaco del que se logró reanimarlo, para luego repetirse el paro sin obtener éxito los medios de reanimación. El teniente general Juan Domingo Perón falleció a las 13.15”. La CGT dispuso un paro general en adhesión al duelo nacional, pero aseguró que funcionarían algunos servicios públicos: el transporte, la salud y la prensa oral, escrita y televisada. Así fueron posibles los siguientes titulares del martes 2 de julio de 1974: Crónica: “MURIÓ”. La Opinión: “La muerte del presidente de la república afecta a todos los sectores de la actividad nacional”. La Razón: “LUTO NACIONAL”. Clarín: “Inmenso dolor popular por la muerte de Perón”. La Nación: “Juan D. Perón dejó de existir ayer; asumió la vicepresidenta”. Mayoría: “El pueblo vela a su conductor”. Y el célebre del Nº 214 de Noticias: “DOLOR”. Debajo, la breve y no menos famosa bajada que escribió Rodolfo Walsh: “El general Perón, figura central de la política argentina en los últimos 30 años, murió ayer a las 13.15. En la conciencia de millones de hombres y mujeres la noticia tardará en volverse tolerable. Más allá del fragor de la lucha política que lo envolvió, la Argentina llora a un Líder excepcional”. En esas pocas líneas, Noticias dijo mucho más que Clarín en el recuadro principal de su edición, que informa casi sin contexto: “El teniente general Perón falleció ayer a las 13.15 como consecuencia de un paro cardíaco. Formuló el anuncio del deceso la vicepresidenta, señora María Estela Martínez de Perón, quien declaró que asumía –de acuerdo con la Constitución– la primera magistratura del país. Pidió asimismo a todos los habitantes de la Nación ‘la entereza necesaria dentro del lógico dolor patrio, para que me ayuden a conducir el destino del país hacia la meta feliz que Perón soñó para todos los argentinos’”. Los números de esos días quedaron a cargo de Bonasso por recomendación de Walsh, quien creía que lo mejor sería una edición populista, según evocó el director: “Walsh me llamaba Populevich. Cuando fue la muerte de Perón, dijo: ‘Estos días el diario lo tiene que manejar Populevich, él lo va a hacer mejor que nadie’. Y fue Dolor. La gente lo mostraba en las colas: levantaban el diario como emblema”. Toda la edición se ocupó de la muerte de Perón; fue un número de emergencia, de 16 páginas, que compensó su extensión con un suplemento especial de 8 páginas, “30 años de liderazgo”, con el logo calado en blanco sobre el fondo negro de un plano americano de Perón con la banda presidencial y el traje de gala. Todas las herramientas de edición estuvieron al servicio de la línea política, puntuadas por explícitas opiniones y una retórica emotiva: los juegos de títulos y bajadas, la fotografía, los epígrafes. El suplemento especial exaltó la vida y la obra de Perón. Quizá se haya tratado de un cese simbólico en la confrontación con quien ya no se podía defender: el único y llamativo cambio que se produjo en la contratapa del suplemento cuando se lo volvió a imprimir, debido a su éxito, dos días más tarde, fue en la última página. El día 2 mostraba una toma de Plaza de Mayo en una movilización muy nutrida, con una bandera de Montoneros que recorría de punta a punta las seis columnas y llevaba calada en negro la frase “Mi único heredero es el pueblo”, con la firma de Perón. El 4, la frase se caló más cerca de la cabeza de la página, la firma de Perón estuvo más grande y, sobre todo, la toma de la Plaza de Mayo fue otra: con la misma multitud pero sin la bandera de Montoneros. Como este suplemento, las tapas de los números siguientes de Noticias tuvieron fondo negro con logo y títulos calados en blanco. Parecían ofrecer escenas de ficción, como el velorio en la Villa Insuperable con que cierra La novela de Perón, de Tomás Eloy Martínez: “Armaron un altar con cajones de frutas. Les quedó una pirámide. La cubrieron con una colcha de cretona y en la cima instalaron el televisor. La imagen estaba fija en la capilla ardiente. A intervalos, las cámaras mostraban la cara yerta del General, entre las placentas de su mortaja (...) Encendieron dos grandes velas a cada lado del televisor y colgaron del techo un crucifijo armado con tablas de andamio”. La tapa del miércoles 3 de julio, muestra precisamente un altar improvisado en una mesa con un mantel en una casilla; tres velas y flores acompañan la foto de Perón, sobre la cual hay una de Eva Duarte, arreglo que se completa con un conjunto de flores y banderas justicialistas ubicado en el piso; dos mujeres y una adolescente, acongojadas, velan la historia. El título: “Perón vive en el corazón de su pueblo”. Dijo Julio Godio que se realizaron por lo menos tres sepelios: en primer lugar, el que calificó “del bloque dominante”, y despreció como “la ceremonia hipócrita de la Sociedad Rural, la Bolsa de Comercio, la embajada yanqui”, consistente en solicitadas en los diarios; en segundo lugar, el que llamó “la ceremonia de la burguesía nacional”, representada por las expresiones democráticas de los dos partidos principales, el peronista y el radical, en el Congreso Nacional, lugar del velatorio. Por último, Godio habló de “la ceremonia más auténtica”, y Noticias supo dar cuenta de ella. a Prensa continuaba su histórica pelea con Perón, en una necrología que a pesar de su extensión logró incluir sólo siete veces el nombre del ex presidente: “Su historia y la del país, en las tres décadas mencionadas, es también la historia de una alternancia entre la autocracia y la demagogia y asimismo la de un desencuentro entre el ideal de libertad y la práctica de los principios destinados a ampararla”. Clarín mencionaba en un recuadro del 3 de julio la curiosidad de los “Altares populares”, como titula el breve texto: “‘Sólo los humildes salvarán a los humildes’. Esta frase de Perón campeaba en los altares populares levantados por sencilla gente del interior del país, en cualquier parte, en una esquina, en algún modesto rancho de campaña. Bastaron para erigir ese homenaje a la memoria de Perón, un retrato suyo, un par de velas encendidas y acaso una bandera. Ante ello las oraciones, el fervor cristiano de muchos corazones y el silencio respetuoso por la muerte de su líder”. Noticias, en cambio, hizo de esa tercera ceremonia, “la que encabezó el pueblo peronista”, su tema central de cobertura. 30/06/13 Miradas al Sur

Elecciones: ¿los "trece ranchos" o el puerto y el interés foráneo? Por Federico Bernal

Entre el discurso del 25 de mayo en Buenos Aires y los últimos en Córdoba, Rosario y Paraná, la presidenta de la Nación planteó con osadía revolucionaria el eje de la irresuelta cuestión nacional en la Argentina. En la capital de Entre Ríos –antigua sede de la Confederación Argentina durante la década del '50 del siglo XIX, en franco enfrentamiento al poder de los monopolistas bonaerenses del comercio, las finanzas y la Aduana (a su vez negada a todos los argentinos)– Cristina realizó una encendida defensa de Artigas y enfatizó la importancia de no dejar de analizar nuestra historia a la hora de explicar este presente. Tomando sus palabras así como el espíritu de su mensaje en esas cuatro emblemáticas alocuciones, a analizar y desempolvar nuestro pasado nacional y popular, vital como nunca al triunfo definitivo del pueblo argentino. MITRISMO AYER Y HOY. Cuenta Jorge Abelardo Ramos en su monumental Revolución y Contrarrevolución en la Argentina, que después de Pavón (septiembre de 1861), Mitre propició la destrucción de los archivos de la Confederación Argentina al llevarlos a Buenos Aires cual botín de guerra, dejándolos al abandono del agua y la humedad en la vieja Aduana porteña. ¡Qué paradoja! En la Aduana finalmente moría todo: desde una nación soberana y autosuficiente hasta una cultura nacional. ¿Acaso Mitre se propuso lo mismo que los censores del Plan de Operaciones de Moreno y Belgrano? La historia real sería reemplazada por una artificial, creada a imagen y semejanza de intereses foráneos y locales elitistas. Resultado: uno de los períodos más cruciales de nuestra historia y fundamental como pocos a los tiempos que corren, el que va desde la batalla de Caseros (1852) a la presidencia de Mitre (1862-8), devino en uno de los menos conocidos y esclarecidos. ¿Por qué recordarlo ahora? La victoria de Urquiza sobre Rosas permitiría el ascenso arrollador de la oligarquía bonaerense (hegemonía porteño-británica) personificada en la figura Mitre, ascenso que habría de definir la ulterior historia nacional y sudamericana hasta nuestros días. El mitrismo insertó a la Argentina en el mercado mundial como semicolonia del ascendente imperialismo británico. Y es justamente el mitrismo la base constitucional de la ideología y el accionar antinacionales también de nuestra época. Durante su gobierno se fundó la Sociedad Rural Argentina; defendió una "democracia" formal (oligocracia) excluyente de las grandes mayorías; aniquiló a la "barbarie criolla" (incluyendo el Paraguay de Solano López) y priorizó los intereses localistas de Buenos Aires y el Litoral; defendió el librecambio, el inmovilismo agrario y vacuno (antiindustrialista), un comercio y una economía semicolonial (probritánica), con un Poder Judicial cuyo bautismo de fuego sería, una vez tomada la Sala de Representantes de Buenos Aires por el fraude a fines de 1852, descargar toda la furia con Juan Manuel de Rosas y sus posesiones (por ejemplo, el actual predio de la Sociedad Rural en Palermo). Mitre fue antipopular, golpista y amante de una cultura foránea, como Sarmiento, Valentín Alsina y Vélez Sarsfield, estos dos discípulos de Rivadavia. MITRE (Y LONDRES) PRESIDENTE. La Constituyente de la década del '50 y su máxima creación, la Constitución de 1853, fue reformada a gusto y antojo de Buenos Aires y el interés comercial británico. Ya en los prolegómenos de aquella olvidada pero estratégica década del cincuenta del siglo XIX, Bartolomé Mitre se encontraba al frente de Buenos Aires. Con la traición de Urquiza en Pavón, el gobernador porteño dio el golpe de Estado a Derqui en Paraná –sede de la Confederación Argentina, donde residía el histórico proyecto nacional y popular–, disolvió el Congreso Federal y convocó a elecciones en mayo de 1862. "Mitre quería revivir las nociones constitucionales de Rivadavia, en relación al lugar [la función] que debía ocupar Buenos Aires en la República. [...] Propuso que la provincia mantenga su carácter separatista, una idea altamente aceptable a los intereses rurales provinciales. [...] Cuando Mitre asumió como presidente constitucional... uno de los objetivos de la política británica se había alcanzado" (Gran Bretaña y Argentina en el Siglo XIX. H. Ferns. Págs. 321 y 322). Con Mitre terminó de consolidarse la semicolonia nacida de la derrota del Plan de Operaciones, semicolonia que imponía, a sangre y fuego, el proyecto político del granero del mundo, militarmente imbatible gracias al financiamiento británico. Su primera gran medida como presidente de la República fue anular los gobiernos provinciales, en manos de caudillos que defendían con sus lanzas no sólo el despotismo porteño sino el librecomercio impuesto desde Buenos Aires y Londres. La "unidad a palos" era la condición exigida por Gran Bretaña para abrir el mercado de la Cuenca del Plata a su producción (el FMI y Washington nos condicionarían futuros empréstitos a medidas de genocidio social, austeridad, recortes, despidos, es decir, "unidad a palos"). En fin, con Mitre no se iniciaba una etapa decisiva en la construcción de la Nación Argentina, tal como se enseña en escuelas, universidades y liceos militares, sino una etapa decisiva en la destrucción de una Nación socialmente justa y económicamente moderna y soberana. Con Mitre renacieron y se consolidaron las aspiraciones de los contrarrevolucionarios de Mayo aliados del capitalismo foráneo. ELECCIONES: ¿PUERTO, INTERÉS EXTRANJERO O LOS "TRECE RANCHOS"? Luego del genocidio social mitrista sobre el país profundo (recordar que su ministro de Guerra fue Sarmiento), la oligarquía bonaerense traería los ferrocarriles británicos cuyo trazado habría de despoblar y desmantelar pueblos y rutas comerciales internas e intersuramericanas (provincias mediterráneas y del norte entre 1853 y 1863 mantenían un fructífero comercio con muchas ciudades chilenas y bolivianas). Los capitales británicos vendrían con nuevos empréstitos, interrumpidos durante el régimen de Rosas, y con entrega de centenares de miles de hectáreas a firmas y caballeros ingleses, agravando así con su extranjerización la concentración de tierras heredada de la Enfiteusis. ¿Qué hizo la justicia de entonces al respecto del brutal genocidio social y económico (como el de 1976, y el acontecido entre 1983 y mayo de 2003)? Sólo José Hernández se atreverá a denunciar el crimen del gauchaje desde un diario de Paraná, último resabio de la Confederación y a donde había tenido que emigrar por la persecución porteña. Aquí la "paz" del progresismo neoliberal; aquí la paz y la "justicia" defendidas por el diario de la oligarquía argentina. Como gobernador de Buenos Aires, en 1861, Mitre afirmaba al inaugurar las obras del Ferrocarril Sud: "Démonos cuenta de este triunfo pacífico, busquemos el nervio motor de esos progresos y veamos cuál es la fuerza inicial que lo pone en movimiento. ¿Cuál es la fuerza que impulsa ese progreso? Señores: es el capital inglés". El autodenominado Estado Buenos Aires tenía su metrobus (también su ejército, aduana, banca y propia Constitución), Gran Bretaña su granero, la civilizada Europa su semicolonia y el pueblo su genocidio. En estas elecciones, y como nunca desde 1852/62, los 40 millones se juegan la supremacía del puerto y el interés foráneo sobre los "trece ranchos". Nos jugamos la consolidación de la nacionalidad. "Estamos pisando sobre una revolución, estamos viviendo una hora americana", señaló la presidenta en su alocución con motivo de la celebración de los 400 años de la Universidad Nacional de Córdoba. Nada más cierto. 30/06/13 Tiempo Argentino

SEGUNDA PARTE MASSA Y LA EMBAJADA

Pero el libro de O’Donnell dice mucho más: "Cuatro meses después de renunciar, Massa cenó con la embajadora Vilma Socorro Martínez en la casa de O’Reilly. Fue allí que el intendente de Tigre descargó todo su rencor hacia la pareja presidencial. 'Massa dijo que los Kirchner no tenían probabilidades de capturar las presidencias de 2011.' Cuando se le pidió que estimara las chances, Massa contestó 'cero', arrancó el intendente (…). Massa fue despiadado en sus críticas a la pareja presidencial, especialmente a Néstor. Aunque ninguneó los informes de prensa que decían que él y Néstor se habían agarrado a las trompadas en el cuartel de campaña en la madrugada previa a la derrota en las elecciones de mitad de período, en junio de 2009, llamó a Néstor 'psicópata' y 'cobarde', y dijo que su actitud de matón en la política esconde una profunda sensación de inseguridad e inferioridad. (La esposa de Massa se alarmó a tal punto por estos comentarios desinhibidos que él le pidió a ella que 'dejara de ponerle caras'). Massa cuestionó el argumento de que Néstor merecía crédito por ser un táctico magistral, describiendo al ex presidente como un torpe tan convencido de su propia brillantez que seguramente seguiría cometiendo errores… Dijo que Néstor no se podía relacionar con otros fuera del estrecho foco de sus propias ambiciones políticas: 'Kirchner no es un genio perverso', concluyó Massa. 'Sólo es un perverso'." Massa no pudo siquiera oler el 54% de los votos del kirchnerismo en 2011, como ahora tampoco pudo advertir que su figura no convocaba al oficialismo crítico, que existe, pero no fue a engrosar sus listas como él suponía. Del mismo modo, nunca pudo imaginar que el "perverso" de Néstor Kirchner entraría en la historia como el líder que sacó a la Argentina del pozo. ¿No son muchos errores para alguien con tantas ambiciones? Otro libro revela facetas desconocidas de Massa. La de su risa nerviosa, por ejemplo. Es el de Sandra Russo, La Presidenta. Historia de una vida. Allí, la que habla es Cristina Kirchner: "Otra medida definitoria fue recuperar los recursos de los trabajadores. Eso parecía imposible, y creo que si lo hicimos fue por el envión del 2008, cuando el mundo se vino abajo. Por eso yo lo valoro tanto a Amado Boudou. Porque fue él el que vino a traerme esa idea. Era un feriado. Me llama Massa, que era el jefe de Gabinete. Massa tiene una cosa... Cuando algo lo supera, cuando se pone nervioso, se ríe sin parar, pero casi histéricamente, pobre, no puede parar de reírse. Ese día me llamó muerto de risa, me decía que estaba con Amado, que Amado se había vuelto loco y que querían comentarme una idea. Bueno, le dije, vengan. Fuimos a la Jefatura de Gabinete. Sí, era feriado. Porque llegaron de sport. Llegan los dos. Amado me dice, mientras Massa se sigue riendo: 'Presidenta, el mundo no va a volver a ser lo que fue. Tenemos que ir por las AFJP'. Le pregunte cómo sería. Y empezó a desplegar hojas y hojas, a explicarme. Massa, muerto de risa. Le dije a Amado: 'Me gusta, pero llamemos a Kirchner a ver qué opina'. Y ahí mismo lo llamamos y le pedimos que fuera a la Jefatura, Estábamos sentados en mi escritorio. Néstor vino y se paró detrás, en el medio, y Amado volvió a desplegar las hojas y a explicar el proyecto. En ese momento el Estado estaba pagando el 60% para que las AFJP cumplieran con el pago de las jubilaciones mínimas. Nunca me voy a olvidar ese momento. Néstor escuchó todo en silencio, y cuando Amado terminó de hablar, no dijo nada. Primero le extendió la mano, y mientras se la estregaba le dijo: 'Estoy totalmente de acuerdo.' Para nosotros fue una noche muy importante." Y Massa no paraba de reírse. Un año después, lo despidieron del gobierno. Es verdad que durante todo ese tiempo, nunca escatimó críticas a Néstor y Cristina. Lo confirma Wikileaks. Pero hay al menos ocho fuentes, asistentes de una reunión en un hotel, que fueron testigos de sus críticas a la Ley de Medios de la democracia, que impulsó el kirchnerismo: "No hacía falta hacer una ley para combatir a Magnetto. Si querían hacerle algún daño, bastaba coordinar con los municipios para obligarlo a soterrar los cables aéreos de Cablevisión. Con eso, lo hacías quebrar, le hacías inviable el negocio y lo tenías a tus pies. Pero se metieron con la ley, que no sirve para nada." ¿Y el derecho a la comunicación? ¿Y la democratización de la palabra? Nada de nada. ¿Cuál sería el lugar ideológico que ocupa Massa? Otro libro, Sergio Massa, ¿cómo comenzó su carrera política y cómo llegó a Tigre, de Santiago Campos (que aclara en su dedicatoria: "esta investigación fue emprendida con el visto bueno del biografiado" y es muy completa), lo describe así, en página 71: "Con respecto a su ideología, la centroderecha parece ser el lugar del espectro en el que más cómodo se encuentra. Así parecieran testimoniarlo sus antecedentes: UCD, menemismo y ruptura con los Kirchner. Así también parece indicarlo su predilección por el tema de la seguridad y el control. Esquivar las definiciones ideológicas escudándose en que son secundarias para las preocupaciones de 'la gente' no hace más que reforzar su pertenencia." Quedan pocas semanas para las PASO. Por ahora, Massa admite que tiene un tercer puesto asegurado y que sería feliz con ganarle a De Narváez. En el fondo, sabe que no tiene más que el apoyo de la corporación mediática opositora y de algunos intendentes de laxas lealtades para pelearle en agosto a la lista del FPV, que encabeza Martín Insaurralde, aunque tendrá en la figura de Cristina Kirchner a la verdadera jefa de campaña. Su intención es instalarse. Hacer algún ruido. Las señales al establishment están lanzadas. En su lista Clarín está presente, también Techint y lo mismo el PRO. Con una ayudita de la Embajada, quién le dice, tal vez le alcance para triunfar sobre De Narváez. « La Corte, la AFIP y el papelón Que un titular de la Corte llame a los periodistas amigos, les pida que publiquen algo sin citarlo como fuente, consiga dos tapas que lo instalen como un perseguido del gobierno –que estaría apretándolo o extorsionándolo con la AFIP– no es de lo mejor, no es lo que podría esperarse del hombre que encabeza uno de los tres poderes del Estado, pero no deja de ser una picardía bastante frecuente entre la gente que sabe que tiene algún poder y lo ejerce para estas menudencias que, sin embargo, suponen muy trascendentes. Lo realmente grave de esta historia es que 24 horas después, sus pares (o una parte de ellos) saquen un comunicado elevando el rango de esa picardía a controversia institucional. El texto firmado por todos los integrantes de la Corte, salvo Carlos Fayt y Raúl Zaffaroni, pidiéndole explicaciones a la AFIP por la supuesta investigación tributaria contra Ricardo Lorenzetti va a pasar a los anales del papelón. Si faltaba algo para que los supremos confirmaran su corporativismo era esto: hacer público que los fastidia estar a mano de la AFIP como cualquier hijo de vecino. Ver pedir "la coronita" a los que deben velar por la igualdad ante la ley es demasiado. ¿Por qué no le pidieron a Echegaray que hiciera públicas las declaraciones juradas de todos sus integrantes y listo? No: hicieron un ofendido colectivo, tensaron más la cuerda con el Ejecutivo, pusieron nuevamente a la sociedad ante el abismo institucional de un conflicto de poderes, por la única razón de dos tapas, las de Clarín y La Nación, que decían algo inverosímil, soplado al oído de los editores por el propio involucrado. Sobre todo, cuando la primera empresa tiene un litigio a resolver en el máximo tribunal por la Ley de Medios y la segunda goza de una cautelar eterna para, precisamente, no pagar 280 millones de pesos que le adeuda a la AFIP. Nadie les pide que acierten, con no equivocarse tanto sobra. La vez pasada, cuando se amotinaron los jueces y camaristas de la aún más corporativa Asociación de Magistrados en defensa de "la caja", al menos Lorenzetti fue hasta la Casa Rosada y disimuló una amenaza de paro con argumentos sobre el dolor de cabeza que causaría que los fondos pasaran de la Corte al Consejo de la Magistratura para su administración, como reza el artículo 114 de la Constitución Nacional. No fue un apriete esa vez. Cristina Kirchner no toleraría eso. Fue, se supone, una manera elegante de pedir que la custodia del dinero judicial que recauda, precisamente, la AFIP, dependiente del Ejecutivo, quedara bajo la órbita del máximo tribunal como sucede hasta ahora, para no perjudicar el funcionamiento de todo el sistema judicial con un traspaso a las apuradas. Habrá sonado convincente Lorenzetti, porque esa ley que reglamentaba la exigencia del texto constitucional no formó parte del paquete de leyes enviadas al Congreso para democratizar la justicia. Después se comprobó que no sólo querían seguir con el manejo de la caja. Tampoco toleraban que la composición del Consejo de la Magistratura, un órgano político y no judicial, tuviese influencias derivadas del sufragio popular: jueces y abogados corporativos impidieron vía cautelares que se integraran otros profesionales. La misma Corte que lleva casi cuatro años sin analizar la Ley de Medios, demoró sólo dos días para decretar la inconstitucionalidad de una ley que les recortaba el privilegio absoluto de elegir a sus controladores dentro, y sólo dentro, de la familia judicial, sin injerencia de terceros extraños introducidos por mandato popular. Estuvo brillante Zaffaroni con su voto en contra: "Que no guste, no quiere decir que sea inconstitucional." Volviendo al tema de la caja, por suerte, Carlos Kunkel, diputado por el FPV, volvió las cosas a su lugar. Insistió con el proyecto original para que el dinero sea administrado por el Consejo y no por la Corte. La Nación tituló: "Más presión sobre la Corte: quieren sacarle el manejo de los fondos". Y en la bajada: "Kunkel presentó un proyecto para transferir esas facultades al Consejo de la Magistratura". Clarín tituló: "El oficialismo quiere sacarle a la Justicia el manejo de los fondos". Y en el copete: "Presentó un proyecto de ley que le quita a la Corte sus facultades presupuestarias". Ninguno de los dos diarios, en sus títulos y copetes, dijo que así lo exige la Carta Magna sancionada en 1994. Su artículo 114, en el inciso 3, dice: "Serán atribuciones del Consejo de la Magistratura: administrar los recursos y ejecutar el presupuesto que la ley asigne a la administración de justicia." Es curioso: se informa como un ataque, una presión o un recorte el cumplimiento de la letra fiel de la Constitución Nacional, que hoy la propia Corte viola basada en la "agilidad y celeridad" que le proporciona tener el manejo de la caja a su arbitrio. ¿Qué hará la Corte si el proyecto se vota y se convierte en ley? ¿Declarará inconstitucional la Constitución? Ya lo hizo una vez, cuando resolvió que Carlos Fayt podía seguir siendo miembro pese a haber pasado con holgura el límite de edad establecido por los constituyentes. Podrían hacerlo de nuevo, claro. Tal vez nunca pase. Lo cierto es que el kirchnerismo logró algo impensado. Poner nerviosa a gente inteligente. Los supremos lo son. Pero quedaron atrapados en sus propias contradicciones e intereses corporativos, bajo un inmenso reflector que los ilumina mientras la sociedad los observa, tal y como se dejan ver. Bajaron del pedestal a una pelea terrenal que antes daban por fallos inextricables que pocos conocían. En breve, esta misma Corte se estará expidiendo por la constitucionalidad de algunos artículos de la Ley de Medios. Debe resolver sobre el fallo de la Sala 1 de la Cámara en lo Civil y Comercial que le dio la razón a Clarín, contra la sentencia de un fiscal y un juez de primera instancia, un fiscal de segunda instancia y la procuradora general, y las intervenciones de la propia Corte que dijeron que no había un problema de libertad de expresión sino un pleito de carácter patrimonial. Hay un margen escaso, muy escaso para que el máximo tribunal, por enojado que esté con el gobierno, diga que la ley es inconstitucional en parte y mucho más exiguo, casi inimaginable, para decir que lo es en general. Si así lo hiciera, si la Corte dijera que la ley más democrática de los últimos 30 años de democracia, debatida en cientos de foros, en aplicación casi total, en cumplimiento de los pactos internacionales de Derechos Humanos, no es constitucional para el Grupo Clarín SA, la esperanza de una justicia independiente habrá sido sacrificada en el altar de los poderes fácticos. Si las leyes votadas en el Parlamento no pueden aplicarse porque la Corte lo impide, ¿lo que no está funcionando es el máximo tribunal? ¿O directamente es la Constitución? Qué pregunta. 30/06/13 Tiempo Argentino