miércoles, 22 de mayo de 2013
Desbocados y contra reloj Por Francisco Balázs fbalazs@miradasalsur.com
Los intentos de la variopinta cruzada del arco político opositor al kirchnerismo por lograr alianzas con vistas a las elecciones de octubre, y casi contrarreloj para llegar a cumplir con los plazos de presentar acuerdos para las elecciones PASO, dan muestra de la dificultad reinante por ver quién ocupa el trono unificador de fuerzas que enfrenten al oficialismo. Las alianzas deberán presentarse hasta el 12 de junio y las listas de candidatos, definitivas, el 22 del mismo mes.
Atravesados por la urgencia y articulación desesperada que ejercen los principales factores del poder mediático y económico , no es exagerado afirmar que la cruzada que emprenden, desdibujada de principios y límites ideológicos y hasta de “las formas y modos” tan mentados, revisten características de claras acciones destituyentes, superiores incluso a las que se pusieron en práctica en 2008 con el conflicto agrario y que retornaron desde el comienzo del segundo mandato de la Presidenta en 2011.
El escenario actual para la oposición es muy distinto al de las últimas elecciones de 2009. Entonces, contaban con candidaturas definidas y figuras mediáticas, como el tándem Francisco –Alika Alikate– de Narváez, Mauricio Macri y Felipe Solá. Venían de cosechar la siembra de la revuelta agraria de un año atrás, que les había servido para presentarse en sociedad, bajo el amparo del factor determinante: El Grupo Clarín, el aparato agroexportador junto a su diario La Nación y los principales sectores económicos concentrados que representan y comparten intereses y modelo de país. La casi totalidad de las caras opositoras de 2009 vuelven cuatro años más tarde, desgastadas por el fracaso del otrora Grupo A, y golpeadas por la fenomenal derrota que sufrieron en las elecciones de 2011.
El elenco estable y la escenografía mediática. Una primera aproximación es el intento de armado del peronismo opositor –disidente– que encabeza Hugo Moyano (con partido recién estrenado) junto a Francisco de Narváez, después que hicieran las paces, dejando atrás diferencias menores que se prodigaran mutuamente, tales como: “chorro”, “ladrón”, “mamarracho”, “colombiano evasor”, entre otras finuras que partían de uno hacia el otro, y que al decir de De Narváez , quedaron zanjadas con un pedido de disculpas mutuo. A ese armado se sumarían Roberto Lavagna, Juan Manuel De la Sota, Luis Barrionuevo, Gerónimo Venegas, Eduardo Buzzi, José Pepe Scioli, Eduardo Amadeo, Julio Piumato y Claudia Rucci, entre tantos. Del segundo armado, aunque por ahora haya declaraciones contradictorias que entre ellos llaman “límites”, se da un entramado más complejo. Jugando a dos puntas, Francisco de Narváez asegura estar cada día más cerca de un acuerdo con Mauricio Macri, que a su vez intentó que Roberto Lavagna se sumara a la lista de candidatos a senadores por el PRO.
Otro actor de esta trama, con ambiciones mayores y devenido articulador del Frente Opositor (FO), es el gobernador de Córdoba, Juan Manuel De la Sota, que a estas horas está enfrentando un resonante caso de corrupción que involucra a su ministro de Transporte en la provincia, Dante Heredia, y a dos de sus funcionarios –Ramón Sánchez y Martín Aráoz–, filmados por una cámara oculta del programa periodístico ADN del Canal 10 de Córdoba mientras pedían y recibían coimas de empresarios del transporte, con la anuencia de sus superiores.
De la Sota trabaja desde hace tiempo procurando incorporar a Macri al FO, pero surgieron insinuaciones de “límites” por parte de Macri cuando rehusó a participar de la foto famosa del acto en el que participaban Moyano, Lavagna, De La Sota y Gerónimo Venegas. La oferta de De la Sota a Macri es aportarle la tan mentada pata peronista al PRO que resiste quedar atrapado a la estructura del peronismo disidente.
Hacia el lado del llamado progresismo, desde el Frente Amplio Progresista (FAP) Hermes Binner ya no ve un “límite” (como declarara hace unos meses) en arribar a un acuerdo con Macri. Victoria Donda y Humberto Tumini, de Libres del Sur, desencantados en el pasado con el Frente para la Victoria y actualmente en el FAP, sumaron a Alfonso Prat Gay, que abandonó la Colisión Cívica de Elisa Carrió, luego que colisionara contra el 1,8% que sacara en las elecciones presidenciales del 2011. En tanto, Víctor De Gennaro y Pablo Micheli (que se alejó de Moyano) y que también se sumaría al FAP de Hermes Binner como candidato a diputado, podrían confluir, por carácter transitivo aliancista, junto a Mauricio Macri, el cómico Miguel Del Sel, al goleador boquense Martín Palermo, el ex árbitro de fútbol Héctor Baldassi y el chacarero Alfredo De Ángeli. Al armado del macrismo hay que sumar, en las últimas horas, a Martín Lousteau, ex ministro de Economía durante la revuelta agraria, como posible candidato por si Lavagna no acepta el convite de Macri de encabezar la lista de senadores junto a Gabriela Michetti.
Otro acuerdo que generó rupturas y pérdidas fue el que celebraron Elisa Carrió y Pino Solanas, de Proyecto Sur, espacio en el que se encontraba parte del progresismo argentino, ahora devorado por Carrió quien, esta semana, luego de la seguidilla de denuncias que involucraron al presidente de la Corte Suprema de Justicia Ricardo Lorenzetti, acusándolo por negociar con el Gobierno, cargó contra toda la oposición denunciándola de corrupta, incluidos los pocos cercanos que la acompañaban. Apelando a una reflexión mesurada y republicana, Carrió cargó contra sus, a esta altura, ex compañeros, Ricardo Gil Lavedra y Alfonso Prat Gay : “A ellos los violaron. Yo puedo tener muchos defectos, pero a mí el Frente para la Victoria no me violó jamás”. La respuesta atildada y académica de Gil Lavedra fue: “Si a nosotros nos violó el oficialismo, a ella la violaron dormida porque estaba en su casa y no fue a la sesión de ese día”. Que se pierdan las ideas y las convicciones vaya y pase, pero, ¿también los modales republicanos?
Mientras tanto, la Unión Cívica Radical y sus principales referentes, Oscar Aguad, Ernesto Sanz, Ricardo Alfonsín y Gerardo Morales, navegan por diferentes orillas. Aguad quiere llevar a la UCR a un entrevero con el PRO. Sanz se suma a cualquier armado que haga fracasar al kirchnerismo “como sea”, y Alfonsín y Morales ya no saben para dónde correr, pero merodean cerca del progresismo de Hermes Binner, lo que también los podría llevar a cruzarse con el macrismo.
Finalmente, entre todos los mencionados, se diferencia el factor Sergio Massa, intendente de Tigre y figurita disputada por casi todos. Siempre bien ubicado en las encuestas, no muestra sus cartas y no tiene urgencia en decidir su futuro en una elección de medio término, con el riesgo de quedar atrapado en medio de apresuradas trifulcas aliancistas. Las presiones para que se decida a enfrentar al Gobierno no le reportarían, en esta instancia, ningún beneficio. La lección aprendida del triunfante Grupo A, en 2009, su posterior torpe derrotero y la derrota que sufrieron dos años más tarde sus principales referentes no puede ignorarse por quien tiene ambiciones de gobernar la provincia de Buenos Aires.
Hipotecas, intereses y propuestas. Los intentos de articulación de la oposición, cebados y amparados por el indisimulado accionar de los medios de comunicación hegemónicos para obtener un frente opositor con una cabeza visible que los represente, es una hipoteca ilevantable para las fuerzas políticas que intentan derrotar al Gobierno. El precio que pagarán por el ocasional acceso a los espacios que esos medios de comunicación ponen hoy a su disposición, reduce a la política y a quienes se presten a esa utilización, no solamente con propósitos claramente destituyentes, sino a pagar un elevadísimo costo a futuro. El costo será siempre perdidoso, nadie sale bien parado de una hipoteca apurada por la desesperación. Les cobrarán cada segundo de aire, de espacio en los diarios, de entrevistas radiales, de visibilidad. Pagarán alto la defensa de la libertad de las empresas de expresión. Para finalizar, el arco opositor tiene un claro discurso ideológico, con matices entre ellos, pero sustancialmente parecido. Pedir que expliciten propuestas alternativas a los diez años de gobierno del kirchnerismo es, a esta altura, pecar de ingenuidad. Pedirles definiciones ideológicas a través de un ordenado discurso sobre qué proyecto de país, qué orden social y económico o qué tipo de integración regional y mundial pretenden, es no prestar la debida atención a sus discursos, intervenciones, definiciones y alianzas. Lo expresan todos los días, a toda hora, desde hace más de cincuenta años.
Esta rápida enumeración de los movimientos del arco mediático-opositor y sus cotidianos intentos de armar y luego desarmar acuerdos y alianzas es una tarea compleja de comprender sin enloquecer en el intento. Si sus declaraciones y las de sus interlocutores, amplificadas por los medios de comunicación opositores, fueran grabadas una tras otra, sin interrupción, el efecto sería similar al del protagonista de la película La naranja mecánica, Alex, cuando era sometido durante días y noches enteras a permanecer despierto escuchando incesantemente a Beethoven para curarlo de la locura y la violencia y reintegrarlo sanito a la sociedad.
De lo que se trata es de escucharlos y comprender que más allá del aturdimiento, todas sus palabras, toda su simbología rerpesentan el quiebre que intentan producir para volver al pasado.
19/05/13 Miradas al Sur
El Presidente que bajó los cuadros Por Soledad Guarnaccia
Entre mayo de 2003 y marzo de 2004, Néstor Kirchner torció el rumbo que habían tomado las políticas de derechos humanos impartidas por el Estado desde la sanción de las leyes de Punto Final, Obediencia Debida y los indultos menemistas. Las crónicas de esos días revelan que ese giro de ningún modo estaba inscripto en el “curso natural” de las cosas.
Cuando Néstor Kirchner ordenó descolgar los cuadros de Videla y Bignone en el Colegio Militar no solo se inauguraba una nueva etapa en las políticas de memoria sino también en el ciclo de estos treinta años de democracia argentina. Sin ese acto de restitución de la autoridad política de un presidente democrático en nombre de una necesaria reparación histórica, difícilmente hubiera sido posible avanzar en el terreno de otras reparaciones sociales igualmente necesarias. La escena suponía entonces un nuevo pacto entre el Estado y la nación basado en la restitución de derechos allí donde habían sido vulnerados. De este modo, medidas tan diversas como la recuperación del sistema de previsión social, de empresas paradigmáticas como Aerolíneas Argentinas e YPF, la reapertura de los convenios colectivos de trabajo y la estipulación de un piso mínimo de ingresos ciudadanos por medio de la AUH, son, a su modo, herederas de esa decisión política fundante, que a su vez transformaba a Kirchner en un líder político que ya no sólo expresaba a una coalición electoral ajustadamente exitosa sino en el conductor de un movimiento que comenzaba a dejar su huella en la historia argentina. Porque el kirchnerismo, como movimiento político y como nueva etapa de la democracia argentina, se funda en ese acto político.
Como todo hecho político fundante, ha querido ser relativizado por los opositores, con argumentos que van desde la “debilidad” de las Fuerzas Armadas en aquel contexto para impedir el giro que Kirchner estaba imprimiendo a las cosas, como la falta de reconocimiento por parte del ex presidente de las políticas de derechos humanos del primer tramo del gobierno de Alfonsín. Sin embargo, lo que no ponen en juego u olvidan estas críticas es que el sistema político argentino de aquellos años, incluso después de la rebelión del 2001, se encaminaba hacia un nuevo pacto de impunidad y que, en ese contexto, como lo haría después en tantos otros, Kirchner marcó la diferencia. Para recordarlo, sólo basta repasar las crónicas de aquellos días.
Que la dirección hacia la cual se conducían los actores principales de ese sistema político era otra, queda reflejado en el hecho de que uno de los últimos decretos de Duhalde durante su breve presidencia fue el indulto a los “carapintadas” que se habían sublevado en democracia, en línea con el programa de “reconciliación nacional” impulsado por Menem. El propio Duhalde declaraba horas antes de la asunción de Kirchner acerca de la necesidad de poner freno a las conquistas de los organismos de Derechos Humanos: “Después de 25 años, ¿puede ser que venga una persona a denunciar a otra, cuando han desaparecido jueces, testigos, todos? Los jueces no saben qué hacer, con detenciones que muchas veces son injustas, con unas Fuerzas Armadas que han tenido un comportamiento ejemplar en los últimos años. Permanentemente no se puede estar sobre ellas. No imagino un país que no cierre las heridas”. Cabe recordar que estas palabras de Duhalde surgían en el contexto del final de su presidencia, tras los crímenes de Kosteki y Santillán, en la que había barajado seriamente la posibilidad de que el Ejército asumiera el control de la protesta social.
Asimismo, la prensa de esos días comentaba el pacto que habían sellado el entonces presidente saliente, Eduardo Duhalde, el titular de la Corte Suprema menemista, Julio Nazareno y el Jefe del Ejército, Ricardo Brinzone, cuyo objetivo era la declaración de inconstitucionalidad de un fallo que anulaba las leyes de Obediencia debida y Punto final. Por su parte, Kirchner, que se enfrentaría a cada uno de estos actores, revelaba que uno de los puntos del “pliego de condiciones” que le había acercado el diario La Nación se refería justamente a la necesidad de culminar con las revisiones de la “lucha contra la subversión”.
Sin embargo, Kirchner se encaminaba hacia otro tipo de políticas de la memoria: en la primera semana de gobierno descabezó las cúpulas de las tres armas. La decisión incluyó el pase a retiro del 75% de la conducción del Ejército y el 50% por ciento de la conducción de la Armada y la Fuerza Aérea. Brinzoni, jefe del Ejército y lobista ante la Corte Suprema menemista, declaraba que "La intriga cuartelera hacia la política fue erradicada. La intriga política sobre los cuarteles es tan riesgosa como la anterior y parece regresar después de 20 años. Nada nos alejará de nuestro objetivo militar que es inmutable”. Kirchner le respondió en su discurso de celebración del Día del Ejército: "Exigiré que cumplamos cada uno su rol, sobre todo de quienes estén bajo mi mando. Por tanto nadie puede sorprenderse o pedir explicaciones o calificar una situación como inexplicada, cuando se han puesto en ejercicio facultades constitucionales y legalmente regladas. Analizar y caracterizar las conductas del poder político no es función que le corresponda a un militar".
A pesar de estos signos inequívocos de que un nuevo rumbo asomaba en materia de Derechos Humanos, Kirchner tuvo que revalidar estas políticas con fuertes intervenciones al interior de las fuerzas partidarias mayoritarias. En agosto de 2003, no todos los partidos acompañaron la iniciativa parlamentaria de la legisladora de Izquierda Unida Patricia Walsh, que buscaba anular las leyes de Punto Final y Obediencia de vida. En la Cámara Baja, el radicalismo optó por la abstención a partir de un argumento "jurídico" contra la constitucionalidad de la anulación al tiempo que pretendía echar un manto de duda sobre las intenciones de un gobierno con muy poca legitimidad electoral. El propio Raúl Alfonsín tuvo que enviar una carta a los representantes del bloque radical en la que expresaba la aceptación de ambas medidas: " A lo mejor sea éste el último anclaje con un pasado que debemos romper para darle fuerza a la esperanza renacida". Por su parte, el PJ, que tampoco se decidía a acompañar mayoritariamente la medida, cambió su decisión a último momento, cediendo a la insistencia directa de Néstor Kirchner. En el Senado el trámite fue algo menos complejo. Scioli abandonó el recinto a la mitad de la sesión y dejó en manos de Gioja la presidencia de la Cámara. Cristina Fernández, desde su banca, cerró el debate que precedió a la votación que sancionó la medida.
Meses después, el 19 de marzo de 2004, el juez Rodolfo Canicoba Corral dispuso la inconstitucionalidad de los indultos en la causa del Primer Cuerpo de Ejército, dejando abierta la posibilidad de enjuiciar a los altos mandos. El contexto dejaba en claro que sólo una decisión política podía salvar a los militares de los enjuiciamientos. ¿Qué indicios en ese sentido ofrecía Kirchner? El mismo día del fallo de Canicoba Corral, encabezaba una recorrida por la ESMA junto a un grupo de ex-detenidos y familiares de las víctimas que por primera vez ingresaban al campo de concentración donde miles de personas fueron privadas de su libertad y torturadas. En las afueras del predio, un grupo de padres de alumnos de los diferentes establecimientos educativos que la Armada protestaron contra la decisión presidencial de desalojar el predio para instalar allí un Museo de la Memoria. Apenas se inició la recorrida, otro grupo increpó a la comitiva con insultos y agresiones.
Así llegó, finalmente, el día en que Kirchner ordenó descolgar los cuadros de Videla y Bignone del Colegio Militar. Cabe destacar que este acto ya había sido propuesto por el CELS a los Ministros de Defensa tanto de la Alianza, Ricardo López Murphy, y al de Duhalde, Horacio Jaunarena, sin ningún éxito. Una vez más, Kirchner colocaba en el centro de la escena política una iniciativa de los organismos de derechos humanos, con escasa aceptación del sistema político.
Ese 24 de marzo de 2004, el Estado argentino realizó el primer acto oficial que conmemoró el inicio de la última dictadura-cívico militar. A las 10 de la mañana, Kirchner se dirigió al Colegio Militar para retirar los cuadros de Videla y Bignone de la galería de cuadros de ex-Directores de la institución. En los días previos, la decisión del Presidente provocó, entre otras reacciones, la solicitud de pase a retiro de algunos oficiales del Ejército y el robo del óleo con la imagen de Videla (de modo que el retiro del cuadro tuvo que hacerse con una foto ampliada del dictador). Incluso pocas horas antes de la ceremonia, los oficiales amenazaban con realizar una protesta institucional, retirándose del acto en un claro desplante al Presidente. En ese contexto, Kirchner se dirigió a Bendini y pronunció una sola palabra, con enormes connotaciones históricas: “Proceda”. Con esa "instrucción" y el pedido de perdón en nombre del Estado que horas después emitió en el acto que convirtió a la ESMA en un Museo de la Memoria, Kirchner ofreció una lección acerca de los profundos acontecimientos históricos que son capaces de desencadenar algunas palabras enunciadas a la hora y en el lugar adecuados.
Para los argentinos, ese acto significó una necesaria reparación basada en la memoria, la verdad y la justicia, principios sostenidos por los organismos de derechos humanos, en tiempos políticamente muy adversos. Esos principios permitieron realizar durante estos últimos años no menos de 95 juicios por crímenes de lesa humanidad, en los que fueron acusados 2088 personas, quienes gozan del derecho de presunción de inocencia y legítima defensa, que le fueron negados a los detenidos-desaparecidos. La desaparición de Julio López, testigo clave en uno de esos Juicios, pone a la luz no sólo la metodología macabra a la que apelan ciertos sectores comprometidos con los crímenes de lesa humanidad para advertir a toda la sociedad acerca de los límites que debería darse a la hora de la búsqueda de justicia; también deja ver que el enjuiciamiento a los responsables del terrorismo de Estado no es para nada un tema cerrado y presenta aún severas resistencias. Alcanza con observar, también en este sentido, las reacciones de los civiles que colaboraron con la dictadura y que hoy son llevados a juicio.
En síntesis, porque permitieron reinventar la democracia, porque resultaron el sostén simbólico de otras medidas de reparación social y porque incluso para el propio peronismo implicó su verdadera renovación, los hechos y las palabras de Kirchner aquel 24 de marzo de 2004 sellaron la emergencia de un nuevo tiempo histórico que no se dejaba avizorar en el curso previo de las cosas.
Télam
Las cloacas de la indigencia moral Por Alejandro Horowicz
L
La justicia todavía aguarda que los beneficiarios de la dictadura se hagan cargo, como los Blaquier, de su responsabilidad.
Dieciocho avisos fúnebres de pobre significación social: ni una de las familias de rancio abolengo, ninguno de los beneficiarios sociales y políticos de la dictadura burguesa terrorista. Es que el bloque de clases dominantes desconoce la gratitud para con sus sirvientes, Martínez de Hoz, en cambio, disfruta de un pabellón con su homenaje en el predio de la Rural.
Hombres infames con respaldo del poder del estado produjeron millones de víctimas. Videla entonces no resiste. Hitler, Franco, Stalin incluso Mussolini están más allá. Algo lo distingue: transformó la mentira desalmada en estética política, mediante la exhibición de su poder como impotencia personal; un dictador que verbalizaba limitaciones que no tenía, subrayando con sibilina crueldad que si podía, pero que no estaba dispuesto a ejercer ese poder para satisfacer ningún pedido, ningún alivio personal. Nadie era digno de obtener su "cristiana compasión", nadie merecía que Videla detuviera la maquinaria si no disponía de suficiente respaldo de clase.
Como padre de un hijo minusválido, sin capacidad económica para solventarlo en una institución privada (había penado por un hogar en Morón, en compañía de una decena de chicos en similar situación, gracias al aporte familiar), Videla se vio obligado a ubicarlo en Open Door cuando corría el año '64.
A nadie se le escapa el carácter siniestro de la Colonia Montes de Oca, denominación administrativa con que se intenta ablandar la cadena de asociaciones que gatilla hoy Open Door, sin embargo, Alejandro Eugenio, el hijo oligofrénico de los Videla, pasa los últimos siete años de su vida en ese establecimiento. Muere el 1 de junio de 1971, meses antes del ascenso a general de su padre.
Aprovechando un destino menor en la Junta Interamericana de Defensa en Washington, el entonces capitán Videla había hecho en 1954 las consultas médicas que confirmaron la irreversible situación de la criatura. Del destino militar obtenido para ayudarlo en su aflicción personal, surgió su inglés tartajeante, y el viaje terminó siendo el único "lujo" que pudo costearle a su familia. Hijo de un militar sin bienes de fortuna, casado con la hija de un diplomático de clase media, la mantenía con el magro ingreso de un oficial que sólo se destacó en el cumplimiento meticuloso del organigrama administrativo.
Mientras Alejandro Eugenio vivió en la Colonia Montes de Oca, la calidad de su existencia dependía de la buena voluntad del personal. Tres monjas francesas aliviaron su terrible suerte: Yvonne Pierrot, Alice Domon y Léonie Duquet. El testimonio de Pierrot nos ahorra cualquier especulación: "El hijo de Videla andaba en los campamentos con ellos", donde ellos son las monjas y el padre Calcagno, primo de Videla. Tanto Domon como Duquet fueron asistentes de Calcagno, mientras el oscuro oficial lo visitaba en la Casa de Catequesis de Morón.
El 8 de diciembre de 1977, un operativo conjunto del Ejército y la Marina se descargó sobre la Iglesia Santa Cruz. Era un ataque contra la embrionaria organización que en su desarrollo serían las Madres de Plaza de Mayo. Un puñado de activistas estaba juntando dinero para publicar una solicitada en La Nación; en el texto reclamaban por los elementales derechos de los desaparecidos. Alice Domon era la "enemiga" encargada de recolectar el dinero. Infiltrados por un grupo de tareas de la Marina, el teniente de corbeta Alfredo Astiz ya ejercía su aptitud: señalar víctimas, nueve en este caso: Angela Aguad, María Esther Ballestrino de Careaga, Raquel Bullit, Eduardo Gabriel Horane, José Julio Fondevilla, Patricia Cristina Oviedo, María Eugenia Ponce de Bianco, Horacio Aníbal Elbert y Alice Dumon.
Dos días más tarde caían Azucena Villaflor y Léonie Duquet. El círculo estaba cerrado; ante la presión internacional –por las monjas intervino personalmente el presidente de Francia– los servicios de inteligencia militar intentaron camuflar su responsabilidad, fraguando en la ESMA la responsabilidad de Montoneros.
Las dos monjas francesas que cuidaron al hijo oligofrénico de Videla estaban vinculadas al incipiente movimiento de Derechos Humanos fueron llevadas a la Escuela de Mecánica de la Armada, salvajemente torturadas y asesinadas sin que Videla – informado detalladamente del caso – moviera un dedo en su salvaguarda. En ese momento el dictador alcanza y supera –en la escala de un acto– el nivel de Hitler. El Führer, cuyo antisemitismo no requiere recordatorio, había entregado personalmente el pasaporte al médico judío que atendió a su madre moribunda. Por agradecimiento personal, facilitó que éste emigrara a los EE UU. Videla sobrepasa la "virtud hitleriana"; ese detalle termina de habilitar su pertenencia a la galería de los hombres infames del siglo XX.
LA OTRA HISTORIA. Un debate quedó definitivamente saldado: los desaparecidos no se fugaron al exterior, no fueron asesinados por sus propios compañeros, ni pasaron a la clandestinidad, como Videla mintiera infinidad de veces mientras presidió la fatídica Junta Militar. Ni siquiera hizo falta que fueran guerrilleros. Ya no se trata de denunciar la "campaña antiargentina", que produjera la indignación de los buenos ciudadanos y hasta del Partido Comunista de entonces, sino de admitir lisa y llanamente que hubo miles de "muertes enmascaradas" de opositores políticos. La inexactitud del número en el libro de Ceferino Reato ("siete u ocho mil") no cuenta, es un detalle menor que forma parte de la Disposición Final. No de la "Solución Final" (fórmula utilizada por Adolfo Hitler) dado que según Videla esa frase "nunca se utilizó". Videla informa que se trataba de "sacar de servicio una cosa inservible". Con tono de cínica y estúpida pedagogía ilustra: "Una ropa que ya no se usa o no sirve porque está gastada." Exactamente esa era la acusación: torturar y masacrar militantes (seres humanos) como "ropa gastada". El "salvador de la patria" siempre sostuvo que esa acusación era una infamia, una "estratagema de la subversión". Hasta un falsificador impenitente a veces dice la verdad, la pregunta es por qué la dijo recién en 2012.
La respuesta es simple y rotunda: hace mucho tiempo que esa estrategia discursiva no sirve a los responsables de la dictadura burguesa terrorista, perdió toda eficacia práctica, solo es útil para detectar impresentables. Los organismos de Derechos Humanos, su discurso finalmente sostenido por la voluntad política de punición (derogación de las "leyes" de Obediencia Debida y Punto Final, así como los indultos), restituyeron la relación de las palabras y las cosas, los delitos y las penas, entre la ley y la política.
LAS ÓRDENES. Qué órdenes cumplió Videla. El hace saber: las de Ítalo Argentino Luder, presidente provisional del Senado a cargo del Poder Ejecutivo Nacional, en sustitución de María Estela Martínez de Perón. ¿Eran legales? Si se lee la acusación del Fiscal Julio César Strassera, si. Si se lee la Constitución Nacional, no. El artículo 67, inciso 24, dice que forma parte de las atribuciones excluyentes del Congreso Nacional: "Autorizar la reunión de las provincias o de parte de ellas, cuando lo exija la ejecución de leyes de la Nación y sea necesario contener las insurrecciones o repeler las invasiones". Dicho en criollo, ningún Ejecutivo puede impartir semejante orden; pero la impartió, y ningún partido político lo denunció ni entonces ni ahora. Las FF AA obedecieron una orden "ilegal" de un gobierno "legal". Y la muerte de Videla permite dar vuelta la página, pero no cambia absolutamente nada. La justicia todavía aguarda que los beneficiarios sociales de la dictadura burguesa terrorista se hagan cargo, como los Blaquier, de su indelegable responsabilidad. En ese punto estamos.
20/05/13 Tiempo Argentino
Al rescate de la información Por Washington Uranga
Washington Uranga advierte que, en medio de los debates mediáticos, la información pierde relevancia y de esta manera se priva al ciudadano de un insumo básico para ejercer su derecho a la información y a la comunicación.
La tarea periodística hoy enfrenta nuevas complejidades. Ni mejores ni peores que aquellas a las que tuvieron que dar respuestas los colegas de otros tiempos. Sencillamente distintas. Pero esa sola situación demanda prestar atención, no repetir respuestas hechas, reflexionar sobre la profesión y la responsabilidad de los periodistas (de los comunicadores en general) en el escenario mediático, que es político y social simultáneamente.
En medio del debate entre periodismo con distintos adjetivos (independiente, militante y otros afines), lo que resulta más sorprendente y al mismo tiempo grave es que la información, la noticia, insumos esenciales de la tarea de los periodistas, está desapareciendo en medio de los enfrentamientos económicos, políticos, del juego de las opiniones y los intereses de todo tipo. ¿A quién se perjudica? Esencialmente a los ciudadanos que resultan privados de la información, un insumo fundamental para construir su propia opinión.
Hoy la noticia es un producto escaso –cuando no inexistente– en muchos servicios informativos cargados de opiniones, puntos de vista, intereses y, en no pocos casos, de mala fe y de intenciones nunca transparentes.
No será quien escribe el defensor de la presunta objetividad periodística construida por la tradición liberal. Tal objetividad no existe (ni existió nunca). En primer término, porque la selección de un hecho y no de otro para presentarlo a las audiencias como noticia exige poner en juego puntos de vista, establecer prioridades, recortes, tomar esto y dejar aquello. Y seguidamente, la forma de presentar cada hecho, la elección de las fuentes, de resaltar este aspecto o aquel otro, demanda una construcción que se apoya en miradas y perspectivas sobre ese acontecimiento en particular, pero también sobre la historia, sobre los contextos, sobre los escenarios.
Esto ha sido y será siempre así. Para todos. Para quienes se autocalifican de “independientes” y, a renglón seguido, “objetivos”, y para quienes se consideran a sí mismos “militantes” y, por este mismo motivo, defensores de una causa que está por encima de cualquier pretendida objetividad.
Ninguna posición resulta reprochable siempre y cuando se ejerza con honestidad, con la mayor veracidad (entendiendo por ello la sujeción a la verdad de los hechos) y transparencia respecto de las intenciones de quien construye la información. Hoy por hoy puede resultar hasta lamentable la actitud de ciertos protagonistas del escenario informativo argumentando en favor del periodismo “independiente” y de la “objetividad” mientras queda a la vista, de manera indubitable, que le hacen el juego a intereses políticos, económicos y corporativos. Lo mismo podría decirse de otros que dejaron de pensar con sus cabezas y comenzaron a hacerlo a partir de sus billeteras mientras se autoproclaman adalides de la “libertad de expresión”.
Mayor respeto merecen (por lo menos para quien esto escribe) aquellos que, a la luz del día, dejan en claro que su ejercicio periodístico se encolumna en determinada causa política, social o cultural de la que se sienten defensores o militantes.
Los primeros construyen el discurso periodístico sobre la falacia de la neutralidad, pretendiendo con ello seducir audiencias mientras se quitan de encima las responsabilidades que les implicaría reconocerse voceros de determinados intereses o posiciones. Los segundos, a sabiendas, corren el riesgo de ser rechazados por sus posiciones políticas o ideológicas.
En el mundo capitalista los medios de comunicación tienen dos propósitos centrales: generar ganancias e incidir. De lo primero se encargan los empresarios, los dueños del capital. A los periodistas les toca colaborar en lo segundo. Está ampliamente demostrado que los medios de comunicación no determinan la forma de pensar de las audiencias, pero sí tienen una incidencia decisiva en el establecimiento de las agendas, es decir, en los temas que se ponen en cuestión en el escenario público, aquello sobre lo cual la gente piensa.
Allí está el primer punto. Lo que se pone en juego y lo que se sustrae de la agenda pública. Desde una perspectiva genuina de ejercicio del derecho a la información y a la comunicación cada medio es responsable de ofrecer una mirada completa (la mayor cantidad de temas) y compleja (diversidad de miradas sobre cada tema). El derecho a la información no debería ser el resultado del peregrinaje individual de cada ciudadano por todos los medios existentes con el fin de completar la agenda y así tener distintas perspectivas sobre el mismo tema, para llegar a obtener, en el mejor de los casos, su propio producto noticioso o en su defecto una suerte de “promedio” entre todos.
No es posible, no es justo y no responde a ningún criterio de derecho ciudadano.
En la sociedad moderna los medios de comunicación son actores políticos de primera línea. Y nadie podría objetar que jueguen tanto sus intereses económicos como políticos. Pero esto debe ser transparente y no puede ir en desmedro del derecho ciudadano a la información y a la comunicación. En medio del debate político comunicacional, de las opiniones antes que las noticias, la gran desaparecida es la información, insumo vital, irremplazable, esencial para la formación de la opinión ciudadana, para el ejercicio de la libertad y para la toma de decisiones responsables y fundadas.
Ya no se trata de discutir solamente entre “independientes” y “militantes”. Es necesario recordar que la tarea y también la responsabilidad primaria que tienen los periodistas es informar. Por encima y al margen de la opinión. Rescatar el valor y la importancia de la noticia es una responsabilidad profesional y un compromiso ciudadano.
22/05/13 Página|12
Breve reflexión sobre el liderazgo del mondongo Por Federico Bernal
Los medios de prensa del inmovilismo agrario son permanente festín del Manual de Zonceras.
Los intereses, voceros y medios de la semicolonia al rojo vivo. La segunda década infame de su historia (la primera entre 1945 y 1955) a días de su conmemoración. En el balance de los 203 años de historia, diez abriles discontinuados sin la Rosada como filial del Jockey Club es una rareza. El descontrol y la desesperación inundan las neuronas de la fisiocracia criolla. Los medios de prensa del inmovilismo agrario son permanente festín del Manual de Zonceras. El domingo pasado, además de las tradicionales columnas de los comandos civiles Grondona y Morales Solá, el House Organ del mitrismo histórico y contemporáneo publicaba un insólito y descolgado artículo titulado "Viaje en tren: un mundo de contrastes". Los articulistas comparan los servicios brindados por la línea C5 de los trenes de Madrid con los del Sarmiento, trayecto Moreno-Once. Civilización en la Madre Patria y barbarie en la atrasada colonia: "7:49hs... El tren ya sale. Un tercio de los 240 asientos quedan vacíos al partir de la estación. Será la fiaca matinal..." ¿Fiaca matinal? ¡Es la nefasta comodidad producto del 27% de desempleo y del desmantelamiento del poco aparato productivo que España tenía antes de la crisis! El tren de alta velocidad Madrid-Valencia perdió 200 mil usuarios en 2012, un 10,5% interanual. El año pasado, Renfe Operadora transportó un 12,75% menos de carga que en 2011 (Renfe - 4/02/2013).
Segundo ejemplo. El diario Clarín, un día después de los trenes de La Nación, publicaba desencajado: "Paraguay ya exporta más carne de vaca que la Argentina." La queja: "Se exportó casi cinco veces más volumen de mondongo que del corte que hizo famosa la carne argentina en el mundo", esto es, el lomo. Sin embargo y por desgracia, no fue el mondongo el único producto cárnico exportado. El vergonzoso listado de menudencias argentinas enviadas al Primer Mundo incluyen: "Corazón, hígado, librillo, pulmón, tendones y hasta penes bovinos (¡sic!)." Más de una teñida caballera de más de una señora gorda de Recoleta se habrá desvanecido con la noticia. María Josepha Petrona de Todos los Santos Sánchez de Velasco y Trillo (Mariquita Sánchez de Thompson) se retuerce en su tumba. Vicky Ocampo la acompaña. ¡La civilización europea rumiando mondongo y penes bovinos criollos, mientras la chusma bárbara le da al lomo a rabiar! Cuando el pueblo come rico y se llena la panza (máxime cuando había dejado de hacerlo durante casi medio siglo) se enciende de felicidad. Y un pueblo alegre –ya lo dijeron Jauretche y Guillermo Moreno– es más difícil de derrotar. Ahora juntemos ambos artículos y vayamos al objetivo de esta nota: a mediados del siglo XIX, los mismos intereses semicoloniales que tan devotamente representan hoy los referidos diarios, masacraron al Paraguay (ahora ejemplo), destrozaron sus ferrocarriles (primera línea ferroviaria de América del Sur) y, luego de borrar del mapa a 5 millones de hermanos paraguayos, convirtieron al lomo vacuno de la Pampa Húmeda en el pilar de la esclavitud del pueblo argentino. Si no se explica y debate la economía desde la cuestión nacional y la política estamos fritos.
EL PROYECTO POLÍTICO DEL ATRASO, LA EXCLUSIÓN Y LA DEPENDENCIA. Cuenta Alfredo Zaiat en su excepcional Economía a contramano, que "la carrera de Licenciatura en Economía Política fue creada en 1958, en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA... Las autoridades universitarias que irrumpieron con el golpe de Estado de 1976 eliminaron la palabra 'política' del título de grado, restringiéndolo a Licenciatura en Economía." La presidenta de la Nación se refirió a este hallazgo en su alocución del 7 de noviembre del año pasado cuando criticó a las calificadoras de riesgo. Dijo al respecto: "Había que divorciar la economía de la política, como si la economía fuera una ciencia exacta y no lo que es: una ciencia de interpretación social." Más adelante remató la idea central y la clave del debate en la Argentina del Bicentenario: "No hay modelos económicos sino proyectos políticos."
¿Casualidad que las principales voces opositoras que hoy inundan medios gráficos, radiales y televisivos sean, en su inmensa mayoría, licenciados en Economía y con Ph. Ds? El proyecto político de la semicolonia, digitado desde Washington, no confía en la débil y paupérrima oposición política tradicional (en caótico y vergonzoso esquema de alianzas, rupturas y matrimonios por conveniencia). Por el contrario y en función de lo que está en juego, precisa de serios, fieles y mediáticamente experimentados operadores de mercado. Así es como vuelven a la palestra viejos lobbistas, ex funcionarios "públicos" entre 1976 y 2003. Y es aquí justamente donde se da una gran ventaja para el pueblo argentino, siempre y cuando, claro, se politice el debate, esto es, se reinserte e identifique a esos mismos lobbistas con el proyecto político que destruyó al país y pauperizó a millones en igual período. Los datos, las cifras, el cínico endeudamiento y el brutal empobrecimiento de la sociedad y su aparato productivo están más que comprobados. Los nombres de los responsables y los documentos condenatorios también. Incluso, figuran por doquier sus vínculos con el capitalismo financiero y especulador, el mismo que ahora repite el genocidio social y económico pero contra la periferia europea. Finalmente y por si fuera poco, los vínculos entre los organizadores del 18A, la oposición y los fondos buitre han sido más que demostrados (ver informe de Tiempo Argentino "El vínculo de los fondos buitre con los organizadores del 18-A", 20 de abril). ¡Es hora de debatir aprovechando el "viento de cola" (léase "viento de culo", cuando la estela es putrefacta) dejado por los neoliberales en su paso por las instituciones y la Rosada!
¿QUÉ ORDENAN LOS PATRONES? (AFTA y LA HERITAGE SOBRE LA INFLACIÓN Y EL DÓLAR ILEGAL). La ATFA (que deberíamos pasar a denominar AFTA), es decir, la American Task Force Argentina, ese conglomerado de fondos buitre (Elliot por ejemplo), banca privada y ganaderos estadounidenses que atacan especulativamente a nuestro país desde el default de 2001, explicaron por qué les importa tanto la cuestión de la inflación: "La falsa inflación de la Argentina viene siendo cuestionada desde 2007. Estos números cuestionables e imprecisos han costado a los inversores (¡sic!) unos 7000 millones de dólares durante los últimos cinco años, aumentado la deuda del gobierno argentino (¡¡sic!!)..." (6 de diciembre de 2012). ¡Inversores, claro! Traducimos: 7000 millones de dólares es el aporte de un Indec nacionalizado a la ciudadanía, institución que dejó de operar y producir dinero para el terrorismo financiero y especulador de la AFTA. En igual dirección, veamos lo que uno de los principales think tanks estadounidenses –fuente eterna de los operadores criollos del mercado– nos ilustró días atrás sobre inflación. Palabras del analista económico para América Latina, Sergio Daga, miembro de la Heritage Foundation: "Partamos diciendo que en la Argentina no se conoce cuál es la verdadera tasa de inflación." Su solución: "La inflación es un fenómeno monetario originado por un aumento en la impresión de dinero sin respaldo (es difícil conocer el verdadero aumento que ha venido teniendo la base monetaria en la Argentina debido al cuestionamiento de falta de independencia del BCRA). Esta mayor impresión de dinero se refleja en una mayor demanda presionada por un gasto que generalmente viene de parte del gobierno. En consecuencia, una medida necesaria y suficiente para estabilizar los precios es dejar de imprimir dinero sin respaldo y que el gobierno disminuya el gasto. Claro que esto puede ser resistido por cualquier político porque implica menor control, menor poder y pérdida de popularidad si este gasto es sólo populismo." El proyecto político de la Argentina semicolonial, escrito por los patrones.
¡QUE VIVA EL LIDERAZGO DEL MONDONGO! El IPC Congreso o, siendo más precisos, el IPC AFTA, demostró recientemente una clara desaceleración de la tasa inflacionaria. Mientras tanto e invariablemente desde 2008, el promedio de las paritarias cerró por encima de cualquiera de los índices de precios hechos a imagen y semejanza de los "inversores". El argumento reaccionario se diluye, como el dólar ilegal. Clarín y La Nación recurren a los trenes, al mondongo, al aumento de la pobreza (fuente UCA, muy neutral) y el desempleo (fuente Indec –cuando conviene). Como sea, todo parecería indicar que AFTA seguirá perdiendo dinero, y la Argentina exportando más mondongo y penes bovinos a Europa. Porque, ¡qué bueno que comemos menos menudencias y más lomo! O, dicho de otra manera: ¡bienvenidas las exportaciones de mondongo toda vez que en las mesas del pueblo argentino se sirva mucho y muy rico lomo proveniente de nuestras ubérrimas vacas e infinita pampa! Y aquí volvemos al concepto de esta nota: librar la batalla cultural y subordinar la economía a la política. Desenmascarar a los operadores locales del mercado, sus patrones y su proyecto político semicolonial para la Argentina (que excluye al 99,9% de la población, tal y como tristemente atestigua el estado de las clases populares del Viejo Mundo). Explicar, explicar y explicar. Cuestión nacional y proyectos en pugna. Debatir en todos lados. ¡Y que viva el liderazgo del mondongo!
22/05/13 Tiempo Argentino
Una integración emancipatoria Por Stella Calloni
Un recorrido por la década ganada de la integración latinoamericana, en un contexto internacional en el cual los países del Cono Sur son protagonistas frente a la crisis económica, social y cultural que vivieron los países "centrales".
En su primera entrevista de prensa, el recientemente electo director general de la Organización Mundial de Comercio(OMC), embajador brasileño Roberto Carvalho de Azevêdo dijo que su designación representa un reconocimiento al crecimiento de la participación de América Latina en el comercio internacional y en las negociaciones multilaterales.
Se trata del primer latinoamericano al frente de la OMC y el embajador Azevêdo destacó que América Latina es una región cada vez más influyente en el comercio mundial, cada vez más activa en las negociaciones y por esta razón analizó que su nominación es una consecuencia natural de esa creciente participación latinoamericana.
“No se trata de lo que el sistema (muiltilateral de Comercio) ha dado a América Latina, sino de lo que América Latina ha contribuido al sistema” (Agencia Brasil, 13-5-13).
Con una larga y reconocida experiencia, el diplomático brasileño deberá tratar de encaminar las negociaciones de la Ronda de Doha, ante la cual ha representado a su país. Muchos esperan del realismo de América Latina, que está enfrentado con fuerza un período crítico, gracias a sus nuevos gobiernos populares, con una fuerte visión independentista, soberana y con marcada creatividad.
América Latina, que fue la región donde se impusieron en los años 90 los gobiernos neoliberales más fundamentalistas, ha dado pasos gigantescos en la última década.
Sus gobiernos, surgidos de la voluntad popular, que desafió en varios países la guerra sicológica, desgastante, de los medios masivos privados de comunicación, son hoy verdaderos modelos posneoliberales.
Es decir, modelos antihegemónicos definidos en su proceso de integración emancipatoria en el período histórico en que el capitalismo impone como forma predominante y hegemónica el modelo neoliberal, ya probado y fracasado, que está castigando a los pueblos europeos, perdiendo sus conquistas de siglos. Es un descarnado modelo liberal de mercado, cuyas contradicciones ayudarán a la decadencia del poder hegemónico.
“La línea divisoria que organiza los campos políticos de enfrentamientos se da en torno de esa definición entre el campo neoliberal y el campo posneoliberal y la lucha anticapitalista asume la forma de lucha antineoliberal, entendido el neoliberalismo como la forma extrema de mercantilización que busca el capitalismo”, sostiene Frei Betto.
Como una alternativa al neoliberalismo, y con modalidades diferentes, más radicales o más moderadas Venezuela, Bolivia Ecuador Argentina, Brasil, Uruguay junto al resto de los países lograron abrir camino y construir sobre los restos humeantes de dictaduras militares y económicas un modelo de integración de acuerdo a sus necesidades y realidades, respetando las diversidades.
Nunca en la historia regional se había llegado a esta instancia de integración y cooperación, enfrentando todos los mecanismos de la dependencia que marcaron el siglo XX y sus décadas perdidas para América Latina.
Precisamente la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) fue una derivación no imaginada al terminar el siglo XX y comenzar el XXI de unas serie de intentos naufragados de unidad..
El fallecido presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías, había planteado la urgencia de la unidad latinoamericana desde antes de llegar a la presidencia por primera vez en 1998 enarbolando muchas veces aquella frase del ex presidente Juan Domingo Perón: “el año 2000 nos encontrará unidos o dominados”. Esta frase definía que el destino de libertad para América Latina, estaba ligado a su capacidad de terminar con la dependencia y dominación que nos hundieron en la pobreza, la desigualdad, la injusticia, siendo países inmensamente ricos en recursos materiales y humanos.
Una serie de proyectos integradores naufragaron en el camino, pero en todos esos casos, dejaron experiencias que se concretarían en las nuevas creaciones como el Mercado Común del Sur, nacido al comenzar los años 90 en Asunción Paraguay.
Por supuesto que mucho cambió en la región con la llegada al gobierno del presidente Nérstor kIrchner en mayo de 2003, quien de inmediato unió sus esfuerzos a los de Chávez y comenzó a potenciarse la idea - ampliamente lograda- de imprimir un salto de calidad en el Mercosur, para que dejara de ser sólo una unidad en lo comercial o económico, a ser una unidad política que se completaría con el arribo de los gobiernos de Luiz Inacio Lula da Silva en Brasil y del Frente Amplio en Uruguay, incluyendo a Michelle Bachelet en Chile, y luegoo ese histórico triunfo de Evo Morales en Boilivia a finales del 2005. Sin olvidar a Paraguay.
Evo llegaría en un momento jubiloso del Mercosur, cuyos gobiernos junto con Venezuela lograron decir “adiós” al proyecto de Estados Unidos de recolonización como era el Area para el libre Comercio de las Américas. (ALCA) en aquellos días de noviembre de 2005.
Fue un momento bisagra en la historia, que muchos han pretendido ignorar. La imagen del presidente Kirchner hablando ante el dueño del mundo imperial Goerge W:Bush, diciendo NO al Alca, es uno de los recuerdos para la historia de nuestro camino de liberación.
Kirchner dijo No al neocolonialismo, sentando las bases emancipatorias que rigen la unidad regional, aún con gobiernos que están en las antípodas hoy en día, pero están.
Los cambios producidos al interior del Grupo de Río, por ejemplo hasta llegar a plantearse una nueva Organización de Estados Americanos (OEA) conocida como Ministerio de Colonias, por su dependencia de Washignton, todo es novedoso y desafiante.
Sólo el hecho de que estos organismos son realmente regionales, continentales, sin la presencia de la potencia dominante, que nos marcaba y determinaba a nuestros gobiernos, las agendas políticas económicas, culturales y la política exterior, da la pauta de la importancia de nuestra integración.
Organismos internacionales, que nunca respondieron a nuestras necesidades y derechos, sino todo lo contrario, fueron sobrepasados por esta idea fuerza de la emancipación en el siglo XXI, del pensamiento contrahegemónico, heredado de los héroes fundantes.
La reconstitución compleja, pero decidida de nuestros Estados en estos tiempos desafiantes, no sin luchas ni injerencismos que se expresan en todos nuestros países a través de oposiciones absolutamente dependientes de financiamientos y asesoría externas, con inclinaciones fascistas, batallones perdidos y envejecidos, que se estrellan con un nuevo mundo en permanente cambio y desarrollo
La creación de la Comunidad de Naciones Latinoamericanas y del Caribe(CELAC), la aplicación de una integración viva, que ha podo trascender los papeles o documentos vacíos, es de enorme trascendencia. América Latina es hoy el continente de la resistencia.
El enfrentamiento es duro, como en todo proceso emancipatorio. Pero tienen que reconocer que esta América está construyendo otro esquema con su propio aprendizaje, emergiendo de las cenizas y la dependencia que le costó un genocidio en el Siglo XX.
El espejo astillado del decadente proyecto neoliberal, enterrado bajo los pies descalzos de los pueblos alzados contra la injusticia en carreteras y calles de América latina, es lo que se está viendo en Grecia, en Hungría, en España, en Italia, en Francia, es decir en las multitudinarias y desesperadas manifestaciones que se registran en Europa.
Pero más aún, esa decadencia se advierte en el recurso de medidas cada vez más violentas, retrógradas de gobiernos como el de Estados Unidos, el de España y otros que implantan leyes represivas, persecutorias y racistas, para controlar las justas demandas de los pueblos, despojados violentamente de sus derechos. Cada nueva legislación es una nueva violación a los derechos humanos y civiles de los pueblos, como sucede en Estados Unidos.
América Latina está de pie, con dificultades y escollos, pero de pie, ante grandes países que se están cayendo como cartas de naipes.
En poco más de una década ha recuperado no sólo su dignidad, sino el derecho a manejar sus propios recursos, su destino, a planear su futuros, a romper los hilos de la dominación encubierta, bajo veleidodos nombres supuestamente democráticos.
"América Latina y el Caribe no e suna sumatoria de naciones, es una gran nación deshecha, ha escrito un analista europeo. Si, es una nación deshecha que se está rehaciendo con una potenci a inimaginable que construye en medio de la tormenta de una severa crisis del capitalismo y de la potencia dominante, que no se resigna a perder lo que siempre consideró su "patio trasero", cuyo contorno ya no puede ver, porque se rimperon los esquemas y en ese mapa crece desde su propias raíces, una patria grande, inmensa, diversa,sin cadenas ni genuflexiones, demostrando que “otro mundo es posible”
Télam
Apocalipsis now Por Miguel Russo
Los fantasmas de los medios hegemónicos, el desvarío opositor y el mimetismo como forma de hacer creer lo que, en verdad, no ocurre.
Dentro de los dislates informativos de los últimos tiempos, hay uno que se lleva el sitio de honor: “Hasta mañana, si es que hay mañana”, dicho por un periodista saludando a sus espectadores al final del noticiero es la invitación lisa y llana a descreer de todo lo anoticiado hasta el momento. Es decir: la duda sobre el mañana es bastante superflua como para editorializarla. Ni hablar de la versión más compactita (se sabe, “mañana” puede ser entendido como el día siguiente al de hoy o como futuro incierto) de Joaquín Morales Solá que, serio y circunspecto, perpetró un salvaje “hasta el próximo lunes, si es que hay lunes” al término de su Desde el llano. (El lunes al que se refería Morales Solá es mañana mismo. Así que será cosa de aprovechar bien este domingo.)
Todo había arrancado el domingo pasado, cuando el pobre Jorge Lanata amaneció (según sus propias palabras, emitidas en tono lúgubre y con música de circunstancia de fondo ese mismo 12 a la noche por Periodismo para todos en El Trece) con la infausta noticia de que el Gobierno proponía una intervención al Grupo Clarín con el fin de sacarlo para siempre del aire/éter/papel. La noticia en cuestión la había escrito (el empleo de los verbos es imprescindible en castellano, de modo que se usa “escribir” aquí por una convención gramatical) el mencionado Morales Solá en La Nación bajo el título “Ante un terrorismo simbólico de Estado. Allí decía: “Fuentes oficiales confirmaron que veedores e interventores están siendo preparados para desembarcar en Clarín. ¿Para qué lo harían? ¿Acaso sólo para meter la mano en la caja de la empresa? Improbable. Las primeras decisiones de esas eventuales intervenciones serían el desplazamiento de Jorge Lanata, cuyas investigaciones desquiciaron a la Presidenta, y el control kirchnerista de las redacciones del diario Clarín, de Canal 13, de TN y de Radio Mitre”. De las “fuentes oficiales” que confirmaron la versión poco y nada se supo. Por el contrario, todas las “fuentes oficiales” coincidieron que esa temeraria afirmación era un disparate. De todos modos, eso no incidió en lo más mínimo ante el hecho concreto del amanecer preocupado de Lanata. No había retorno. Mejor dicho, nadie en el Grupo Clarín esperaba retorno. Todo lo contrario: “Si esto llega a suceder, si me borran de un plumazo, no lo dejen pasar. Hagan algo”, dijo Lanata mirando a cámara, fijo, los ojos levemente húmedos, antes de estirar su brazo hacia el interruptor de la lámpara y apagar la luz de su programa.
Al día siguiente (que lo hubo, por supuesto, como cualquier habitante del planeta Tierra pudo dar fe), la mentada invasión no se había producido. Hubo, sí, un Alfredo Leuco gimoteando por la “cantidad de rejas puestas ante los medios gráficos independientes para frenar el avance de las hordas afines al Gobierno”. Hubo, sí, un Marcelo Longobardi que, en idéntico gimoteo, habló del “horror revivido” al volver a ver las puertas de la radio cerradas con llave (se supone que para impedir el ingreso de las mismas “hordas” mencionadas por Leuco). Hubo, sí, un “hoy somos un ejército”, escuchado en boca del conductor de un noticiero y de una infinidad de figuras políticas de la oposición augurando la barbarie (su mayor expresión fue el DNU de Mauricio Macri –ver nota "El protagonista oculto del último show mediático de Clarín"–). De la intervención, ni noticias. Nada. Un onomatopéyico “cri, cri, cri” ante las puertas cerradas con llave y las rejas y las lágrimas.
Entonces, la oposición, apocalíptica, hizo su verano: “Con nuestra lucha mancomunada, hemos impedido la intervención y defendido la mayor de las libertades: la de estar informados”.
Ahora bien: hubo una noticia falsa (publicada en La Nación) llevada al paroxismo como noticia verdadera (desde Periodismo para todos), denunciada como agresión inminente (por canales, radios y medios gráficos del Grupo Clarín y espadas amigas) que, por no ser, no existió, aunque la oposición casi en conjunto se atribuyera el logro de haberla impedido.
De todos modos, el diputado bonaerense PRO Julio Garro siguió su avance: “Elaboramos un proyecto de ley junto a los miembros del bloque Pro Peronismo para proteger la libertad de expresión y de prensa en el ámbito de la provincia de Buenos Aires, ya que consideramos que toda persona es libre de expresar y difundir en cualquier momento, información, opiniones o ideas de toda índole, sin ninguna restricción directa o indirecta, ni censura de ninguna clase” (no mencionó si esa libertad permite también la de las mentiras). De todos modos, la diputada nacional PRO Gabriela Michetti dijo a Radio América que “encontramos una manera constitucional para hacer un fuero especial de la Ciudad para que se defienda a los periodistas y a las empresas” (admitiendo que “esto le viene bien a Clarín”). De todos modos, el diputado nacional PRO por la Ciudad, Pablo Tonelli, fustigó: “Sigue circulando la versión de que la Comisión Nacional de Valores va a intervenir Clarín. Hay medidas preparatorias sobre eso”. Y los legisladores Graciela Ocaña y Daniel Amoroso (ambos de Confianza Pública –sic–) señalaron su indignación a coro: “Ninguna autoridad de la primera línea del Gobierno salió a poner fin a los rumores y especulaciones”. Seguidos todos muy de cerca por el denarvaísta José “Pepe” Scioli: “La intervención del Gobierno al Grupo Clarín es el avance más grave realizado por el kirchnerismo sobre la libertad de expresión y el sistema democrático”. Y Lilita, la eterna Lilita, la omnipresente Lilita aprovechó la invitación de A dos voces para dar una clase magistral sobre la actitud del gobierno nacional: “Estamos, técnicamente, ante una dictadura”. Claro que antes de la lección ejemplificadora, la que pondría blanco sobre negro los motivos de su alocada afirmación, se mimetizó en maestra y reprendió a los díscolos Marcelo Kiner Bonelli y Edgardo Simarcelo Alfano con un cortante “¿me escuchan, chicos?” ante la insistencia de los dos “profesionales” en prestarle más atención al minuto a minuto que le informaban las cucarachas en sus oídos que a las “certezas” carriotistas.
Así, hubo lunes y martes y miércoles y la semana continuó. ¿Invasión? No, no hubo. ¿Intervención? No, tampoco. Y llegó el jueves y el viernes y el sábado, y el show desprestigiante de la política sólo quedaba en eso, en show. Un show desinflado, es cierto, un show que, como toda película de Hollywood, no termina con pantalla en negro. Pero un show que, a contramano del diccionario, reformula las palabras. Por eso “recinto” es “bóveda” para el show. Por eso la lucha por los derechos humanos es “romper las pelotas con eso de la identidad” para el show. Por eso, ante el show, no es ocioso abrir Alicia en el País de las Maravillas, de Lewis Carroll. Y leer:
–Cuando uso una palabra –dijo Humpty Dumpty con algo de desprecio– significa lo que me dé la gana que signifique. Ni más, ni menos.
–El problema –dijo Alicia– es el de si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes.
–El problema –dijo Humpty Dumpty– es el de saber quién manda. Eso es todo.
Miradas al Sur
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