sábado, 6 de abril de 2013
EEDUARDO LUIS DUHALDE.
Nuestro Simon Wiesenthal argentino
Por Ricardo Ragendorfer
Ese hombre había defendido a víctimas de la represión; ahora cazaba represores.Y con una cintura encomiable.
Hay una añeja foto que pinta a Eduardo Luis Duhalde por entero; tomada el 25 de mayo de 1973, se lo ve en el estribo de un colectivo colmado de presos políticos rescatados por la multitud del penal de Villa Devoto. Era como si ese vehículo estuviese a punto de iniciar un viaje por la impredecible carretera de la Historia. Hay otra foto, tomada durante la lluviosa mañana del 2 de agosto de 1974, que lo muestra, ya con su clásica barba, despidiendo en la Chacarita a Rodolfo Ortega Peña, rodeado por un cerco de puños y dedos en V, antes de que la policía irrumpiera con estruendo; su socio, amigo y compañero había sido asesinado por la Triple A. Casi ocho lustros después, ambas imágenes, debidamente enmarcadas, resaltaban en su escritorio. Cada tanto, Duhalde les clavaba la mirada. Una mirada cargada de significado.
A partir de la dictadura de Onganía fue –junto a Ortega Peña– defensor de militantes de todas las organizaciones revolucionarias. Desde 1973 ejerció la dirección –también con Ortega Peña– de la mítica revista Militancia. Y ya en los '80, tuvo un activo papel en la Comisión Argentina de Derechos Humanos (CADHU), que recibió en Europa las primeras denuncias sobre el genocidio en Argentina. En paralelo, escribió un libro fundamental: El Estado terrorista, que desnuda los códigos secretos de la Doctrina de la Seguridad Nacional, aun antes de la Conadep y el Nunca Más.
Ahora, desde su escritorio, sus ojos no se apartaban de esas dos fotos.
La escena transcurría –a mediados de 2011– en su despacho del octavo piso del edificio de la calle 25 de Mayo al 500, desde donde comandaba la política de Derechos Humanos del gobierno nacional. Allí, en esa habitación tapizada con retratos, afiches y libros, solía alternar esa tarea con inolvidables tertulias. Allí soñaba en voz alta y, más de una vez, supo convertir alguno de sus sueños en realidad. Como cuando, en 2008, una minuciosa investigación del Archivo Nacional de la Memoria (ANM) –supervisada personalmente por él– propició el arresto de Julio Cirino, un hasta entonces desconocido jerarca del Batallón 601. Lo cierto es que, junto a sus funciones políticas, jurídicas y protocolares, Duhalde se dedicaba con sumo deleite a semejantes menesteres. La parábola de su existencia había cobrado forma: durante gran parte de ella, ese hombre de voz escarpada por el tabaco había defendido a víctimas de la represión; ahora cazaba represores. Y con una cintura encomiable. No sólo era un teórico del terrorismo de Estado sino que, además, poseía un profundo conocimiento de sus estructuras y hacedores; un conocimiento empírico, casi callejero. No es exagerado decir que Duhalde llegó a ser nuestro Simon Wiesenthal. De hecho, él no ocultaba su admiración por el viejo arquitecto vienés que dedicó su vida a localizar e identificar a criminales de guerra nazis que estaban fugitivos, para llevarlos a la justicia. Pero a Duhalde le fascinaba aún más la figura de un tal Hans Litten, cuya asombrosa historia merece ser exhumada del olvido.
El tipo, un abogado judío en la Alemania de 1930, logró enjuiciar a todos los miembros de uno de los batallones más activos de las SA, el grupo de choque del aún incipiente Partido Nacional Socialista, debido a una serie de asesinatos políticos en un barrio periférico de Berlín. Para el doctor Litten, esos episodios probaban que Hitler era un hombre violento que planeaba derribar al gobierno por la fuerza. Y asombró al mundo al citarlo para defenderse ante el tribunal de la acusación de ser el máximo responsable de una campaña de terror que incluía intimidaciones y asesinatos. Desde luego, el plato fuerte del proceso fue el interrogatorio a que el abogado sometió a Hitler. Fue la única vez que al Führer se lo escuchó caer en notables contradicciones, en medio de balbuceos vergonzantes. Pese a que los acusados en ese juicio esquivaron la condena, el futuro amo todopoderoso de Europa quedó desenmascarado ante la opinión pública mundial como un mentiroso y un matón violento. Meses después, ese mismo hombre tomó el poder y ningún ataque similar volvió a ser posible.
Duhalde, en aquella tarde de 2011, diría de Litten: "El pobre pagó muy cara su osadía. Hitler no tardó en ordenar su detención y lo mandaron a Dachau. Allí soportó cinco años de sufrimiento; finalmente, en 1938, se suicidó."
Pronunció aquellos dos últimos vocablos con un dejo de tristeza; entonces, sus ojos se tornaron insondables.
El pasado 3 de abril, al cumplirse el primer aniversario del fallecimiento de Duhalde, Tiempo Argentino publicó un informe de María Sucarrat y Daniel Enzetti sobre sus escritos inéditos. Entre ellos se destaca Memoria triste, un poema rescatado por su hijo, Mariano, de su computadora personal. Se trata de su texto más íntimo. En el remate, simplemente, dice: "Sin anuncios / ni llamados, / el pasado vuelve / inexorable / en mariposas de nostalgias / para llorar mis muertos / cada mañana gris, cada mañana."
Ahora que Eduardo Luis Duhalde ya no está entre nosotros, pienso que haber dado unos pasos junto a él fue para mí un maravilloso privilegio.
Infonews
GB
TIEMPOS PARA PENSAR LA PATRIA POR CONRADO YASENZA, OPINION
iempos para pensar la Patria
Por Conrado Yasenza*
El 24 de Marzo último se cumplieron treinta y siete años del más sangriento golpe cívico-miltar ocurrido en nuestro país. La Plaza de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo estuvo colmada de militantes políticos, sociales, barriales, organizaciones de derechos humanos, sectores del Poder Judicial que han comenzado a debatir la tan mentada y hasta ahora poco precisa “democratización de la Justicia”; también llegaron a la plaza murgas, muchos jóvenes, familias, y hombres y mujeres de a pie. Una de las Plazas más alegres - y esto no implica contradicción alguna - a las que he asistido en los últimos años. La vida presente en la memoria, y en la lucha inclaudicable por Memoria, Verdad y Justicia emprendida hace 37 años por un puñado de Madres a las que el terror colectivo denominó “Las locas de la Plaza”. Nuestra joven democracia le debe la vida a esa maravillosa locura.
Es cierto también que estas pasadas semanas se convirtieron en un tiempo conmovido para nuestra República por la designación y unción de Jorge Bergoglio como el primer Papa Latinoamericano en la historia vaticana. Se sabe: La fe suele obrar milagros ( y los intereses estratégicos también). Los argentinos nos encontramos de pronto envueltos en un clima de euforia religiosa, un estado anímico que parece reaparecer circularmente en nuestra historia contemporánea: Dictadura del 76 y Mundial de Fútbol (los argentinos somos derechos y humanos), Guerra de Malvinas y la plaza vitoreando al general beodo, Mundial de Fútbol 82 en plena guerra. Clima de extrañamiento y sopapo a mano abierta, como si una nube hipnótica se hubiera posado en los cielos de la Nación y de ella hubiese descendido la llama del Espíritu Santo para restablecer el orden moral y sacramental que desde el gran momento de laicidad argentina de la década de 1880, intentó hasta nuestros días pensar un país escindido del poder religioso hegemónico en nuestra región: El Catolicismo.
Pero el panorama se nubló aún más cuando nos perdimos en una conversación que creíamos venía interesante. Y entonces el pragmatismo político nacional estableció, aunque se niegue o se reconozca a hurtadillas, que el Papa - a esta altura, ya Francisco - debía ser disputado en la arena de las coyunturas locales. Así la derecha festejó la entronización de Francisco como un triunfo propio. Genocidas sometidos a juicios democráticos colocaron en sus solapas escarapelas con los colores papales. Y el oficialismo acusó recibo del inesperado cimbronazo y reaccionó con el abominable slogan rucci-justicialista, Papa Peronista y Argentino. Y la disputa recrudeció: Hay que ganarle el Papa a la derecha. Y allí es en donde parece se detuvo la conversación o el pensamiento, y fue necesario reafirmar, acompañar, sumarse a la felicidad - el color amarillo la simboliza - de los 120 millones de católicos del mundo. Y dentro de esa enormidad, un porcentaje nada desdeñable del pueblo argentino. Y digo que es allí donde el pensamiento, el debate y la conversación se detuvieron porque desde ese momento se intentó bajar una acordada monolítica de festejo, alegría y todo tipo de buenos deseos hacia el Papa sin pasado.
Pero ocurre que es imposible, y aún en momentos muy críticos, detener el pensamiento, cristalizarlo en una serie de enunciados disciplinadores que borren las diferencias y las discusiones. Y no se trata de “cuestiones coyunturales” sino de una suerte de impulso por hegemonizar las corrientes internas de pensamiento que constituyen un movimiento vasto, complejo, intergeneracional, polifónico y policlasista. Hablo, ahora sí, del Peronismo, y como parte de él, del Kirchnerismo. Se desplegaron entonces tibias e iniciales reprobaciones a aquellos que presentaron sus diferencias con la operación de lavado de máculas de Jorge Bergoglio; se relativizaron sus sombras, sus oscuridades, sus omisiones, sus complicidades, y la discusión fue eclipsada por las dimensiones universales del evento y la torpeza o falta de capacidad para entenderlo por parte de quienes no se resignan a olvidar, aún frente a las profundas e históricas herramientas del poder universal de la fe para conducir al rebaño en una caminata de la Iglesia hacia los pobres (idea interesante esta ya que disimula el programa político de una iglesia que tiene como eje argumental y mítico la alegoría del “Valle de lágrimas”, es decir una caminata junto al pueblo pobre resignado a padecer en esta vida los desiertos de ese valle sólo inundado de lágrimas, y no a secularizar algunas cuestiones esenciales para transformar revolucionariamente ese páramo de mansedumbre en una tierra fértil aquí, en la vida). Se escribieron y se escriben - es más, éste número de la revista se halla tomado por el tema - una incontable cantidad de centimetraje periodístico tratando de orientar la discusión hacia la relevancia de la tarea a desarrollar por Francisco dentro del Estado Vaticano, poder corroído hasta el tuétano por escándalos financieros y denuncias sobre una gran cantidad de casos de pedofilia protagonizados por sacerdotes y obispos. Así quedó encubierto, como en un peligroso palimpsesto, el color local de la institución Iglesia y su complicidad con todos los golpes de Estado sufridos por el país, pero muy en particular por la complicidad con la última dictadura cívico-militar de 1976. Y forma parte de esa complicidad las sombras sobre las cuales Jorge Bergoglio, provincial dentro de la Orden Jesuítica por aquellos años, no ha sembrado claridad. Son muchos, y ya comentados y documentados, los hechos. Hago un breve repaso: Los casos que vinculan a Bergoglio con la denuncia de “actividades guerrilleras” de los sacerdotes Jesuitas Orlando Yorio y Francisco Jalics (Yorio murió pero está escrito su testimonio, hoy inmodificable; Jalics, ha cambiado su opinión en estos días. Cuestión de fe) El conocimiento del secuestro de cuatro catequistas entre las que se encontraba Mónica Mignone, todavía desaparecida; el conocimiento sobre la apropiación de bebés, hecho sobre el que dijo, ya citado a declarar en la causa ESMA, haberse enterado al finalizar la dictadura. Como afluentes de un río que ensancha su caudal se suman los hechos como el no haberse acercado en treinta años a Madres y Abuelas de Plaza Mayo; no haber excomulgado al genocida condenado von Wernich ni al pedófilo Grassi; y no haber realizado una verdadera autocrítica de la complicidad de la Institución Católica con la dictadura cívico-militar 1976-1982.
Todos estos datos de la realidad, que además han sido documentados en libros (Iglesia y Dictadura, de Emilio Mignone; Historia Política de la Iglesia en la Argentina, de Horacio Vertbisky) e informes periodísticos realizados por Horacio Vertbisky, demuestran que no es posible ni admisible olvidar las zonas más intrincadas de la figura de Bergoglio, hoy Papa, y ya Francisco, porque las políticas estratégicas - sean de corto o mediano plazo - así lo imponen. Y esto es lo que se intentó realizar hacia dentro del kirchnerismo - aún persiste está posición como la oficial - proponiendo un integrismo religioso y abriendo las compuertas para posibles fracturas internas que alcanzaron niveles de, en ciertos casos, discrepancias fuertes, y en otros difamaciones como las sufridas por Horacio Vertbisky y Horacio González. Y este integrismo solapado y monolítico reactualiza un viejo odio o prejuicio, que siempre está, de neto corte anti-intelectual.
Ante este torvo viento desatado en nuestra tierra, se clamó por bajarle el tono al preocupante debate interno, y “aceptarnos para convivir en la diferencia”. Pero esto no puede ser de ninguna manera pensar la Nación, y pensarla dentro del contexto internacional que incluye al Papa Argentino y a la más feroz crisis del capitalismo financiarizado y buitre. Es como la idea que propone Liliana Herrero con relación al concepto de acompañamiento: el o la cantora no pueden sólo acompañar al instrumentista, digamos a una guitarra, sino que debe establecer una conversación con él, un diálogo en donde se intente una novedad, una frase no cantada que reponga el sentido a través de la participación del instrumento o el público, pero ya en un acto colectivo. Eso es pensar y sentir. Eso es establecer una conversación para quizás alcanzar una nueva idea que realimente la conversación. Es como poner esa piedra de la historia, con la que siempre chocamos, adelante para poder así seguir avanzando. Eso es quizás, y también, pensar la Nación, y de esa conversación, de ese debate, quizá podamos construir, como dijo Liliana Herrero, una Patria.
*Periodista
http://conradoyasenza.wix.com/la-tecla-ene
GB
ENTRE LA MUERTE Y E ODIO POR ATILIO BORON.
Entre la muerte y el odio
Por Atilio A. Boron *
Mala suerte la del Paraguay. Un país de gente tan noble sometida a la insaciable voracidad de propios y ajenos. Salvajemente castigado por sus vecinos en la Guerra de la Triple Alianza (1864-1870), y saqueado por su clase dominante desde entonces, tiene la desgracia de contar con un personaje como Federico Franco como usurpador de la primera magistratura del país. Este sujeto –mezquino e insignificante–, instalado en la presidencia por una criminal conspiración utilizada como pretexto para desalojar a Fernando Lugo, declaró días atrás durante su visita a España que “es un milagro que el señor Chávez desapareciera de la faz de la Tierra, porque le hizo mucho daño a mi país”. En su incontenible vómito verbal dijo también que Chávez dio “protección” a miembros del Ejército Paraguayo del Pueblo (EPP) y en ese sentido responsabilizó al mandatario fallecido “del secuestro y la muerte” causada por el grupo guerrillero. Fiel a su condición de mandadero del imperio y de la mafia de narcos y contrabandistas que se apoderó de su país, Franco invitó a los empresarios españoles a invertir en el Paraguay, garantizándoles que sus ganancias serían tan fenomenales que tendrían que “llevarse el dinero en carretilla”. Habrá sido por eso que Mariano Rajoy, presidente del gobierno de España y un hombre que por lo visto no tiene demasiadas preocupaciones, consideró que era del todo apropiado subir la foto de su reunión con Franco en su cuenta de Twitter.
Pero la bajeza moral del usurpador quedó retratada en toda su miserabilidad cuando manifestó, al terminar sus declaraciones, que “ni me arrepiento ni me avergüenzo de haber obtenido la presidencia en esas condiciones”. ¡Faltaría más! El arrepentimiento y la vergüenza son atributos de quienes poseen un cierto espesor moral que Franco no tiene, como tampoco lo tienen sus mandantes: la “embajada”, a la cual solicitó el reforzamiento de las tropas norteamericanas acantonadas en las bases de Mariscal Estigarribia y Pedro Juan Caballero. Franco, presidente ilegítimo e ilegal, es no sólo hijo putativo de la “embajada”, sino también de Cargill, Monsanto, la minera de aluminio Río Tinto, la oligarquía local y los latifundistas “brasiguayos”. La oscura trama en torno del misterioso Ejército Paraguayo del Pueblo –una de las artimañas más elementales utilizadas por la CIA para desestabilizar gobiernos que no son del agrado del imperio: inventar un pseudo grupo guerrillero y acusar de complicidad con él a algún enemigo a quien se quiera perjudicar– quedó al descubierto en los meses recientes. A raíz de ello, el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas exigió, el 29 de marzo, que la Justicia paraguaya realice una “investigación inmediata, independiente e imparcial de la muerte de 17 personas con ocasión del allanamiento de Curuguaty, el 15 de junio de 2012, así como todos los hechos vinculados que han sido denunciados por las víctimas”. Prominente entre lo que la Comisión denomina como “hechos vinculados” fue la posterior “destitución express” del presidente Fernando Lugo, para la cual los sangrientos sucesos de Curuguaty aportaron el necesario pretexto. El Comité también manifestó su preocupación “por las alegaciones de importantes irregularidades del Ministerio Público, la judicatura y las fuerzas de seguridad en el caso”, así como la “falta de imparcialidad e independencia en los procesos de investigación”. Por esto y muchas cosas más, Franco descenderá a la historia sentado a la diestra de su homónimo español, el sanguinario “caudillo de España por la gracia de Dios” y uno de los que, como todos los fascistas españoles, gritaban “viva la muerte”.
Representante genuino de la derecha más primitiva y corrupta de Sudamérica, Franco es la expresión política de una banda a la cual le queda grande el nombre de oligarquía. La palabra “cleptocracia” transmite con más rigor la naturaleza de ese impresentable conjunto de rufianes que construyeron sus grandes fortunas desangrando al país bajo la protección del dictador Alfredo Stroessner. Este organizó el saqueo de las tierras fiscales, el contrabando en gran escala y el tráfico de drogas y de personas, con la abierta complicidad de sucesivos gobiernos de Estados Unidos, Israel y Taiwan, sumiendo a la población en el atraso y la extrema pobreza. Mentiroso sin escrúpulos, Franco acusa a Chávez de haber dañado a su país: debe ser porque lo incorporó al programa de suministro de petróleo con precios subsidiados y largos plazos de pago, por debajo de los que rigen en el mercado petrolero. Según Franco, esta generosidad de Chávez causó un daño enorme a los paraguayos. Es más: el líder bolivariano persistió en su “maldad” y por solidaridad con el pueblo de ese país mantuvo esta cooperación aun después del golpe, cancelándola cuando los continuos insultos y calumnias de este bufón de opereta hicieron insostenible su mantenimiento. Este desecho moral es quien celebró como un venturoso milagro la desaparición física de Chávez. ¡Pobre Franco! Ayer fue humillado y desairado en la OEA cuando 21 países, incluyendo 11 de la Unasur, se retiraron de una sesión del Consejo Permanente de esa institución al saberse que el usurpador estaba por llegar al recinto para dar un discurso (foto). Su destino será ése: pudrirse en su tumba ante el desprecio de sus colegas y de su pueblo. Chávez, en cambio, tiene ganado su lugar en la galería de los grandes patriotas de América latina y el Caribe y en el corazón de los oprimidos de todo el mundo.
* Director del PLED, Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini.
06/04/13 Página|12
La OEA planta al presidente de Paraguay
Más de la mitad de los países se ausentan de la presentación de Federico Franco en protesta por sus declaraciones sobre Chávez.
Por Eva Satz | Washington | El País
21 de los 34 países que integran la Organización de Estados Americanos (OEA) han decidido este viernes no asistir a la presentación del presidente de Paraguay, Federico Franco, ante la institución, en protesta por las declaraciones que el mandatario paraguayo realizó sobre la muerte de Hugo Chávez, a la que calificó de “milagro”. El desplante a Franco escenifica la ruptura que existe en el seno de la OEA.
La decisión de boicotear la reunión de la OEA fue impulsada por el bloque de países del ALBA que, durante la últimas horas remitieron sendas cartas al presidente de su Consejo Permanente, a la CELAC y a Unasur, explicando que habían decidido no asistir a la presentación del presidente paraguayo en protesta por sus declaraciones e instando al resto de sus países a seguir su ejemplo. El ALBA ha demostrado la rapidez y la pericia con la que es capaz de mover la solidaridad del resto de los Estados en la OEA. Todos los Estados de Sudamérica y la mayoría de los caribeños se han sumado al desplante liderado por Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua. Entre los 13 países que sí han decidido asistir al discurso de Franco se encuentran EE UU, México y Canadá.
Durante su reciente visita a España, el presidente de Paraguay declaró que la muerte de Chávez era “un milagro”. Preguntado al respecto este jueves en una entrevista ofrecida al canal NYN24 y a EL PAÍS, Franco trató de matizar sus palabras, aclarando que “la presencia de una Venezuela sin Chávez, si no un milagro, sí es una bendición”. En vísperas de una intervención ante la OEA, Franco debería haber calibrado la inconveniencia de provocar a una nación como Venezuela, con un gran poder de movilización en el seno de la organización.
La OEA trató de impedir hasta el último momento una nueva escenificación de la segmentación que existe entre sus miembros. El secretario general, José Miguel Insulza, realizó gestiones durante la tarde del jueves para que Franco reconsiderara su presencia ante el Consejo General, según ha podido saber este diario a través de fuentes diplomáticas.
El de la OEA no es el primer foro que evidencia el aislamiento de Franco en la escena internacional. Durante la pasada Cumbre Iberoamericana en Cádiz, varios Estados sudamericanos vecinos, que cuestionan su ascenso al poder tras la moción de censura que el pasado 21 de junio destituyó de la presidencia de Paraguay a Fernando Lugo, amenazaron con no asistir a la misma si acudía Franco. Finalmente, el mandatario paraguayo decidió no estar presente en la reunión. Tras el cambio de Gobierno en Paraguay, los países de Mercosur y Unasur decidieron suspender la presencia del país sudamericano, por no reconocer el nuevo Gabinete.
Insulza rechazó este verano seguir los pasos de Unasur y Mercosur y declinó aplicar a Paraguay ninguna medida de sanción contra Paraguay tras la moción de censura, al considerar que Franco asumió el poder de manera constitucional, una afirmación que ha reiterado este viernes durante su presentación del presidente paraguayo.
La intención de Franco con su visita a la OEA era explicar a sus miembros la cuestionada alternancia de poder en su país, los logros alcanzados en los 11 meses en los que lleva en el Gobierno y explicar “las expectativas de futuro en Paraguay tras las elecciones del próximo 21 de abril”, según indicó a EL PAÍS y NTN24. Sin embargo, el desplante de la mayoría de los países de la OEA ha puesto sordina a su propósito, poniendo el foco en la enésima muestra de la división por la que atraviesa esa organización.
06/04/13 El País (España)
GB
NO A LA GUERRA POR FIDEL CASTRO.
El deber de evitar una guerra en Corea
Por Fidel Castro Ruz
Hace unos días me referí a los grandes desafíos que hoy enfrenta la humanidad. La vida inteligente surgió en nuestro planeta hace alrededor de 200 mil años, salvo nuevos hallazgos que demuestren otra cosa.
No confundir la existencia de la vida inteligente con la existencia de la vida que, desde sus formas elementales en nuestro sistema solar, surgió hace millones de años.
Existe un número prácticamente infinito de formas de vida. En el trabajo sofisticado de los más eminentes científicos del mundo se concibió ya la idea de reproducir los sonidos que siguieron al Big Bang, la gran explosión que tuvo lugar hace más de 13.700 millones de años.
Sería esta introducción demasiado extensa si no fuese para explicar la gravedad de un hecho tan increíble y absurdo como es la situación creada en la península de Corea, en un área geográfica donde se agrupan casi 5 mil de los 7 mil millones de personas que en este momento habitan el planeta.
Se trata de uno de los más graves riesgos de guerra nuclear después de la Crisis de Octubre en 1962 en torno a Cuba, hace 50 años.
En el año 1950 se desató allí una guerra que costó millones de vidas. Hacía apenas 5 años que dos bombas atómicas habían estallado sobre las ciudades indefensas de Hiroshima y Nagasaki, las que en cuestión de minutos mataron e irradiaron a cientos de miles de personas.
En la península coreana el General Douglas MacArthur quiso emplear las armas atómicas contra la República Popular Democrática de Corea. Ni siquiera Harry Truman se lo permitió.
Según se afirma, la República Popular China perdió un millón de valientes soldados para impedir que un ejército enemigo se instalara en la frontera de ese país con su Patria. La URSS, por su parte, suministró armas, apoyo aéreo, ayuda tecnológica y económica.
Tuve el honor de conocer a Kim Il Sung, una figura histórica, notablemente valiente y revolucionaria.
Si allí estalla una guerra, los pueblos de ambas partes de la Península serán terriblemente sacrificados, sin beneficio para ninguno de ellos. La República Popular Democrática de Corea siempre fue amistosa con Cuba, como Cuba lo ha sido siempre y lo seguirá siendo con ella.
Ahora que ha demostrado sus avances técnicos y científicos, le recordamos sus deberes con los países que han sido sus grandes amigos, y no sería justo olvidar que tal guerra afectaría de modo especial a más del 70 % de la población del planeta.
Si allí estallara un conflicto de esa índole, el Gobierno de Barack Obama en su segundo mandato quedaría sepultado por un diluvio de imágenes que lo presentarían como el más siniestro personaje de la historia de Estados Unidos. El deber de evitarlo es también suyo y del pueblo de Estados Unidos.
Fidel Castro Ruz
Abril 4 de 2013
11 y 12 p.m.
Cubadebate
GB
ECONOMIA BLUES POR ZAIAT, OPINION
Economía blue
Por Alfredo Zaiat
Hasta la implementación de un demorado régimen de administración y control de acceso a la moneda extranjera, necesario en una economía dependiente de divisas por su desequilibrada estructura productiva y compromisos externos, la economía marginal se movía sin inconvenientes para dolarizar sus excedentes. Adquiría los billetes verdes en las cuevas del microcentro, en el financista informal de la zona, en la oficina clandestina de la casa de cambio o a través de los denominados coleros, personas de escaso poder adquisitivo que les compraban dólares en el mercado de cambio legal. La diferencia de cotización entre el oficial y el paralelo era de unos pocos centavos porque el circuito de abastecimiento y comercialización no tenía obstáculos. La brecha se amplió a partir de la sucesión de medidas desde noviembre de 2011, algunas imprescindibles, otras dispuestas en forma atolondrada y no pocas con escasa o nula explicación. Esa brecha seguirá siendo importante porque el régimen de control continuará, va adaptándose mientras cierra filtraciones y fundamentalmente porque la economía blue no tiene otra opción que el dólar blue para canalizar la renta de su actividad. No destinará ese dinero a plazos fijos aunque suba fuerte la tasa de interés, no comprará acciones, bonos de YPF o títulos públicos, ni los dolarizados que aumentaron más que la cotización del dólar marginal. No colocará su capital en esas opciones de inversión más o menos atractivas porque quedaría registrado, y su economía transita el sendero de la informalidad.
La dolarización de esa riqueza es un fenómeno estructural: la economía blue no dejará de ser por una devaluación o por una suba de la tasa de interés. La particularidad de esa formación de activos externos es que se constituye en billetes descartando las colocaciones en instrumentos financieros que pueden ofrecer un mayor retorno promedio, como inversiones de cartera (bonos y acciones). Pero la economía blue no lo puede hacer porque es una riqueza generada, precisamente, en la informalidad.
Que el funcionamiento de la economía marginal con el consiguiente valor del dólar de acumulación de sus excedentes sea considerado como referencia para analizar la competitividad de la economía formal es de una militancia exagerada de los hombres dedicados a la comercialización de información económica, acompañados de entusiastas voceros. Existen limitaciones muy rígidas, con reiteradas caídas del sistema de validación, en la compra de dólares para turismo o para girarlos a familiares en el exterior. Pero éstas no son las actividades que mueven o definen el rumbo de la cotización del dólar ilegal. Son utilizadas como excusas para ampliar la brecha con respecto al oficial. El mercado marginal responde a la previsible dinámica de suba de precio ante un mayor riesgo o un control más estricto de la plaza cambiaria. Antes y ahora, las casas de cambio son principales protagonistas de la comercialización de dólares por fuera del circuito formal. Tener la pretensión de limitar la actividad del dólar blue con la participación de sus miembros es lo mismo que dejar un zorro a cuidar el gallinero. Las agencias de cambio tienen una contribución relevante en el canal de fuga de capitales y en la conformación del mercado informal.
Con más o menos prolijidad, el nuevo régimen de administración de divisas ha encarecido la dolarización de la renta de la economía blue. También ha interrumpido el ciclo de atesoramiento de dólares de grupos sociales con capacidad de ahorro. Uno de los argumentos preferidos de la city señala que “los argentinos” ahorran en dólares. Al mismo tiempo advierte sobre la gravedad de la situación social y económica. Es un análisis incongruente puesto que si hay fragilidad sociolaboral resulta difícil que haya una mayoría en la población con capacidad de ahorro para destinarlo a la compra de dólares. Y si la economía está débil con pérdida de rentabilidad del sector privado, sería esperable un menor margen de ahorro para comprar dólares. Como ambas situaciones no pueden coincidir, lo cierto es que una minoría influyente ha intervenido en forma activa en el mercado cambiario como canal de ahorro. Sucede lo mismo en el informal, entre los que se encuentra el negocio inmobiliario acostumbrado a definir valores de la propiedad escrituradas por debajo de la cotización de mercado. Operaciones que en una actividad dolarizada requieren del mercado de cambio ilegal para saldar el porcentaje no registrado.
Estas características, dinámica y tipo de participantes del dólar blue no significan que no haya perturbaciones en grupos sociales vulnerables atrapados de la dolarización, ya sea por transacciones inmobiliarias, viajes al exterior o por remesas de fondos a familiares radicados en otros países. Son perjudicados por el mecanismo de defensa oficial para enfrentar las persistentes corridas y fuga de capitales, que hasta el nuevo régimen implicaba fuerte caída de las reservas y ahora intensos movimientos especulativos sobre la plaza del dólar informal. Esos controles trastornan a sectores medios y medios bajos en su objetivo de ahorrar en dólares para comprar una vivienda o para hacer turismo en el exterior, pero más lo haría un brusco ajuste del tipo de cambio pues los afectaría en su capacidad patrimonial para satisfacer esas cuestiones por la depreciación de su capital en pesos.
La fuerte devaluación que reclama la ortodoxia y no pocos heterodoxos, además de provocar la previsible inestabilidad política, económica y social, no disminuirá la brecha entre la cotización del dólar oficial y el ilegal. Y no la reducirá porque, como se explicó, ese último mercado está ligado a la economía blue que no pasará a estar registrada por la existencia de un tipo de cambio más alto. Mientras persistan los controles, la cotización de ese dólar será bastante más elevada que la oficial. Por ese motivo, si el precio del dólar blue es tomado como referencia para evaluar la competitividad de la economía se confunde el análisis y sólo se favorece a instalar con más fuerza las presiones devaluacionistas del complejo oleaginoso y de pocas y poderosas industrias exportadoras.
Tras ese propósito, la cotización del dólar blue se ha convertido en una variable financiera con la pretensión de poder de veto sobre la política económica. Limitar los márgenes de autonomía de la gestión económica es expresado sin pudor por dirigentes del campo cuando adelantan que los productores no venderán soja. Están en su derecho de no ofrecer su producción al mercado a la espera de una fuerte devaluación pese a los atractivos precios internacionales de la soja, con el riesgo de que baje como en los últimos días. Si cumplen, ese comportamiento reflejaría que los márgenes de ganancia son tan fabulosos que estarían en condiciones de vivir sin vender su producción, conducta que no puede imitar ninguna otra actividad. En cambio, si finalmente despachan al mercado la importante cosecha de la temporada probaría que durante estos meses han presionado por una acelerada devaluación para obtener una renta aún más extraordinaria.
La cuestión clave radica entonces en eludir la trampa de que la economía argentina tenga que convalidar los costos regresivos de modificar bruscamente su tipo de cambio por alteraciones en la oferta y demanda de dólares originada en razones exclusivamente financieras, especulativas y de la dinámica de funcionamiento de la economía blue.
azaiat@pagina12.com.ar
06/04/13 Página|12
GB
INUNDADO O HUNDIDO? POR HERNAN BRIENZA.
Temporal y responsabilidades políticas
¿Inundado o hundido?
Por Hernán Brienza
La inundación en la Ciudad de Buenos Aires puso al descubierto, de modo trágico, la ineficiencia del macrismo en la gestión de los problemas en la capital argentina. Pero no solo en el sentido de lo que no se hizo sino, fundamentalmente, en la forma descuidada en la cual el Jefe de Gobierno se dirigió a los damnificados y la opinión pública.
Y un día, un buen día, el relato macrista hizo agua por todos lados. Y no fue el kirchnerismo el que desarticuló la construcción marketinera del Jefe de Gobierno porteño. Cayó por el propio peso de su ineficacia política –de acumulación de poder en la congruencia entre discurso y realidad- pero sobre todo por su ineficiencia en materia de gestión.
Evidentemente, el caudal de lluvia que cayó en la región bonaerense fue inusual: más de 160 milímetros en CABA, cuando la media es 70 mm. por mes, aproximadamente. Por eso no son las causas de la inundación lo que vale la pena analizar en términos políticos, más allá de la imprevisión municipal y de las consecuencias de un negocio inmobiliario descontrolado. Son las respuestas políticas que dio el Jefe de Gobierno de la Ciudad tras la catástrofe.
La primera conferencia de prensa que ofreció el intendente fue deficiente desde todo punto de vista: se defendió absurdamente culpando al gobierno nacional, tiró la pelota afuera, se mostró distante, tenso, insensible, y, lo peor, quebró el contrato tácito que tenía con su propia clientela electoral: defraudó a quienes lo habían votado. El relato macrista hizo agua por distintos motivos: 1) prometía equipos técnicos preparados para gobernar la ciudad y no pudo paliar siquiera las inundaciones; 2) acusaba al gobierno nacional por falta de colaboración, pero quedó al desnudo que el propio Macri decidió gastar su presupuesto en el Metrobús y en carreras de autos antes que en la obras del arroyo Vega, por ejemplo; 3) mostró poca o nula sensibilidad como para recorrer los barrios que habían sufrido la inundación; y 4) en un canto a la discriminación a favor de los sectores enriquecidos prometió subsidios solo para aquellos que tuvieran los impuestos pagos, es decir, que no para los sectores más pobres con dificultades económicas para pagar los siderales aumentos de ABL por ejemplo.
Inexplicable: Macri quiere subsidiar a los sectores más favorecidos económicamente y dejar sin subsidios a los más pobres.
Solo en el planeta Macri algo así puede ser pensado. Hundido.
La actitud de Macri quedó más destemplada aún en horas de la tarde cuando la Presidenta en persona decidió recorrer las zonas afectadas haciéndose presente tanto en La Plata como en los barrios afectados de la CABA. Podría no haberlo hecho. Podría haber especulado con dejar hundirse solos al gobernador Scioli o al intendente Bruera o Macri en sus propios lodazales. Sin embargo, decidió tener una actitud de contención política para con los damnificados. Y lo hizo, incluso, dejando de lado las diferencias circunstanciales con el mandatario provincial.
Pero los errores de Macri fueron un cine en continuado. No hubo autocrítica en ningún momento por los errores cometidos desde su gestión, tampoco sobre el desdén por las denuncias de los vecinos de Saavedra sobre las inundaciones producidas por el shopping DOT.
Hay tragedias naturales que pueden fortalecer políticamente a un dirigente o debilitarlo, según como actúe antes, durante y después de esa catástrofe. Incluso, hay crisis que ni siquiera las coberturas mediáticas pueden ocultar.
El destrato de Macri con su propia clientela quebró el contrato que había hecho con muchos porteños que hoy reclaman que se vaya desde un lugar visceral. Es la respuesta antipolítica que parte de los electores a un discurso antipolítico.
Es decir, Mauricio Macri se cansó de tanto utilizar el discurso de la antipolítica. Sus argumentos eran que él no pertenecía a esa clase, que era empresario, que era nuevo, del lado de los vecinos y del hombre común, y le sirvieron para generar una empatía con un electorado que descree de la política y se refugia en una antipolítica de corte liberal libertario rayano a la falta de escrúpulos del outsider. Pero hoy ese relato se quebró: para los “vecinos” de Buenos Aires Macri pasó a formar parte de la clase política y cayó bajo el latiguillo de “son todos iguales de corruptos”, frasecilla histérica que sólo favorece a los intereses de los grupos económicos que devastan al Estado, en contra, obviamente, de los ciudadanos.
Hoy Mauricio Macri gira en falso con su discurso antipolítico. Intenta reproducirlo y no hacerse cargo de sus propias responsabilidades. Y resulta patético escucharlo vociferar con el agua al cuello. Pero no está en esa situación porque el agua subió, está así, simplemente porque el hombre se hundió solito.
Télam
GB
SOLIDARIDAD Y MILITANCIA.
Solidaridad y militancia
Por Martín Piqué
Esas preguntas de sopetón, que nadie espera y muchas veces generan nerviosismo, pueden esconder debates muy profundos.
Y éste es el caso. El viernes, el conductor del noticiero de la Televisión Pública, Juan Miceli, un periodista de larga trayectoria que dejó el Grupo Clarín para trabajar en canal 7, le preguntó al dirigente de La Cámpora Andrés Larroque por qué los jóvenes que llevaban horas trabajando en la clasificación, distribución y entrega de mercadería a los inundados portaban pecheras que los identificaban como militantes políticos. "¿Por qué se hace el trabajo desde una militancia y se muestra de una forma partidaria?", interrogó Miceli durante la comunicación telefónica en vivo con Larroque, que estaba en La Plata. El contrapunto, que fue tenso, derivó en una ola de comentarios indignados y en una nueva condena a la militancia juvenil por parte de los medios hegemónicos.
La postura de Miceli era que los jóvenes con pecheras estaban repartiendo donaciones que habían sido cedidas en forma anónima por ciudadanos comunes. Y que esos ciudadanos no querían un "uso político" de su gesto de solidaridad. Larroque se encontraba en el centro operativo que las organizaciones juveniles del kirchnerismo montaron desde hace dos días en la Facultad de Periodismo de La Plata. Hasta ese lugar llegaron donaciones de distinta procedencia. La mayor parte provenía del Estado, pero también se recibió una enorme cantidad de ropa, colchones, artículos de limpieza que los vecinos de la Ciudad de Buenos Aires y del conurbano habían llevado personalmente hasta las unidades básicas y los locales partidarios de La Cámpora, Movimiento Evita, Nuevo Encuentro, Martín Fierro, Movimiento de Unidad Popular (MUP), Descamisados, Peronismo Militante y otros espacios del oficialismo.
La pregunta incómoda de Miceli es necesaria. Porque representa un sentido común de la anti política que los medios hegemónicos propalan con regocijo, con evidente satisfacción. Pero tan o más necesaria es la respuesta que se debe ensayar –un aporte que complejice el debate– ante esa inquietud de ciudadano inquieto. ¿Tienen que sacarse las pecheras los jóvenes que desde hace varios días vienen trabajando voluntariamente –la mayoría sin horarios ni retribución económica– en los barrios lindantes con los arroyos de la periferia platense, en los puntos de recepción de donaciones o en las cadenas humanas que trasladan de mano en mano las toneladas de artículos recibidos? Yo creo que no. Esos jóvenes donaron algo más que artículos de uso cotidiano, como hicieron (hicimos) muchos de sus compatriotas. También donaron su tiempo. Su fuerza de trabajo, dicho en términos económicos. Y donar tiempo suele ser lo más sacrificado, hay que decirlo.
Todos los gestos de solidaridad son válidos. Desde acercarse individualmente a un local para dar algo que necesita el prójimo o trabajar en forma ininterrumpida durante varios días, durmiendo cuatro o cinco horas. Y hacerlo con alegría, compartiendo el momento con otros. Ese trabajo colectivo no sólo es producto de un brote solidario que recorre temporalmente a la sociedad a partir de un hecho fatídico. Proviene, por el contrario, de una concepción particular de la política. Para esos jóvenes, la política no sólo es presentarse a elecciones cada dos años. Para ellos, sean del partido que sean, la política no se limita a buscar financiamiento electoral a través de empresas privadas, ni tampoco a potenciar candidaturas a través de la televisión. Esos jóvenes creen que si un gobierno (con todas sus limitaciones) los representa no sólo debe enfrentar los problemas graves de la gestión con la plantilla de empleados del Estado, lo cual es la reacción esperable y lógica de cualquier administración. Esos jóvenes consideran que ante situaciones dramáticas, como una inundación con 51 argentinos muertos, el aparato estatal debe ser fortalecido con miles de personas que quieren donar su tiempo porque se consideran parte de un proyecto. Y porque quieren el bien común.
Los jóvenes de la Cruz Roja llevan su identificación. Los canales de TV privados convocan a hacer donaciones y las reciben en sus estudios, con el logo en la pantalla y sus efectos favorables para la imagen corporativa (a fin de cuentas, eso es la responsabilidad social empresaria). El Papa Francisco hace trascender –a través del equipo de comunicación del Vaticano– su donación de 50 mil dólares. Las ONG y las fundaciones publicitan su compromiso con los inundados: eso les garantiza más financiamiento en el futuro. Todos esos sectores se identifican con pecheras, remeras, credenciales y otros distintivos. Le cuentan a la sociedad quiénes son y lo que están haciendo. ¿Por qué no lo pueden hacer los jóvenes que creen en la militancia política como actividad permanente, no esporádica, como compromiso existencial?
La sociedad, los propios damnificados, tienen el derecho de saber quiénes son los que están colaborando con ellos. Y pensar que el uso de una remera puede inducir o determinar el voto cuando faltan meses para las elecciones es, a mi entender, un acto de subestimación muy grande. Igualmente, bienvenido el debate. Y bienvenidas todas las preguntas.
06/04/13 Infonews
GB
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