viernes, 15 de marzo de 2013
EL PAPISMO POR BARRAGAN OPINION
Desesperadamente papistas
Por Carlos Barragán
Es necesario a veces mezclar las peras con las manzanas, sobre todo cuando ambas vienen con la misma materia aunque con distinto olor, eludiendo y aludiendo a la desagradable cita escatológica. Por eso voy dejar en reposo, como usan los cocineros para utilizar más tarde, una misma lista donde hay periodistas y políticos, ambas categorías dudosas: Carlos Reymundo Roberts, Carlos Pagni, Joaquín Morales Solá, Elisa Carrió, Rosendo Fraga, Sergio Bergman, Pino Solanas, Julio Bárbaro, Mauricio Macri, Federico Pinedo, Marcelo Longobardi, Gabriela Michetti, Eduardo Van der Kooy, etcétera. (La lista es por lo menos el triple.)
En estos años aprendimos algunas reglas del buen pensar que sospecho deberíamos poner en duda: que hay que respetar todas las opiniones, que hay que poner blanco sobre negro o viceversa, que no hay que ver la foto sino la película, que el fin no justifica los medios, y que no sirven los argumentos ad-hominem. Esto último refiere a un tipo de argumento que se define como una categoría de falacia, la falacia de argumentar que alguna cosa no es así por venir de quien viene. Por ejemplo: descartar una expresión de Majul por venir de Majul. O en una versión más compleja: descartar una expresión de Majul por venir de Eliaschev. (Hay otra versión simplificada que es descartar a Majul.)
Mi lista de personalidades político/periodísticas tiene que ver la elección de Bergoglio como jefe de la Iglesia de Roma y sus festejantes, y el por qué de su festejo. Es notable que todos ellos hayan destacado lo mismo que Ricardo Roa quien absteniéndose de improbables originalidades escribió “Bergoglio fue elegido por los Kirchner como uno de sus enemigos. No iban a la Catedral y tampoco lo recibían.”
Así, el nuevo Papa es de la oposición. O por lo menos eso es lo que pretenden los opositores. El Habemus Papam es un eureka gritado en las redacciones de los diarios, las radios, los canales de televisión y los partidos que desde el 2008 no abandonan la ilusión de que “el régimen” sea depuesto de una vez y para siempre. Por eso dudo hoy de la supuesta incorrección del argumento ad-hominem. Por lo menos en este caso.
Ad-hominem que literalmente significa “al hombre” sirve esta vez –como otras tantas- para saber mucho y bien de qué se tratan las cosas. Conociendo “al hombre” conocemos sus intenciones, lo que desea, lo que oculta, y lo que detesta. Y acá somos pocos y nos conocemos mucho.
Hablo de mí. Cuando escuché que Bergoglio era el nuevo Papa mi primer pensamiento fue para Carol Wojtyla. Fui llanamente obvio, veo hoy. Recordé a aquel Papa que fue elegido polaco para cambiar las cosas en su Polonia natal. Ayudado por Reagan y su dinero vía la CIA, más el dinero del Vaticano, el muy querido “Papa Viajero” hizo grande y fuerte a aquel sindicato del católico anticomunista Lech Walesa –héroe de nuestra prensa en los años 80- quien alguna vez exigió que los diputados homosexuales se sentaran en la última fila, y a quien le gusta decir que “Cuba será libre tarde o temprano”. Walesa, Premio Nobel de la Paz en el 83, premio que a estas alturas las Abuelas de Plaza de Mayo no merecen que se les impute.
Bergoglio todavía no dijo nada importante como Papa, aunque sí fue sustancioso como Arzobispo acá en la Argentina. Y cuando habló de los pobres confortó a los ricos, cuando habló de los débiles confortó a los poderosos, cuando habló de humildad confortó a los soberbios, cuando habló de diálogo y consenso confortó a los intolerantes.
Quizá el hombre no haya tenido esas intenciones, ni calculó cuáles serían las consecuencias de sus palabras como pastor de almas. Eso quedará en su conciencia, como quedará en su conciencia su papel y el de sus hermanos-colegas de fe durante el genocidio argentino.
Tenemos un Papa argentino. Todo un éxito para el sentir y el filosofar de Clarín, el diario que amasó durante décadas el sentido común del ciudadano medio de nuestro país. Un hombre de la calle, uno que también toma mate y anda en colectivo como Bergoglio –no como opción franciscana sino porque el sueldo no le alcanza para tener auto- me dijo, y el tipo no es católico: “está muy bien, tener un Papa, un país con apenas 200 años de historia es algo muy bueno”. Y me quedé pensando en una anécdota que acababa de escuchar en la radio, de alguien que confesaba haber llorado de emoción cuando se enteró de la noticia. Este hombre que ama al nuevo Papa contó en una radio en la que Ibope acaba de invertir: “lo ví a Bergoglio dando una misa en Plaza Constitución, y éramos poquitos, algunas prostitutas, algunos mendigos que viven en la plaza, algunos borrachos, y tres o cuatro personas que pasaban por ahí”. Tres o cuatro personas que pasaban por ahí. Eso dijo.
Quizá sea un exceso postular que Wojtyla fue a Polonia lo que Bergoglio pueda ser a nuestra región. Quizá no son comparables ambos casos tan separados en el tiempo, en sus condiciones históricas, político-sociales, ni en las geografías. Pero esa sigue siendo hasta ahora mi sensación. Quizá Bergoglio saque lo mejor de sí, quizá pele al franciscano que sus amigos dicen que lleva en su corazón, ese que toma mate, da misa en las plazas, viaja con los pobres y ayuda a los más débiles. Si sus amigos dicen la verdad, el hombre debe tener una personalidad compleja: amor por los más débiles y un compromiso firme con los hombres de poder que operan en contra de los más débiles.
Ahora, si se me permite la paranoia, de existir la voluntad de serruchar los procesos que se viven en suramérica, nada sería mejor que conseguirse un Papa que provenga de ahí. En ese caso, para esos menesteres, yo también lo iría a buscar “al fin del mundo” como él mismo dijo.
Y me despido con un sueño, no un sueño mío porque últimamente la realidad parece sueño y pesadilla, lo cual me viene quitando las ganas oníricas. Se trata de un sueño evidente, elemental. Un sueño que podría ser de Carrió, o Biolcatti, o Morales Solá, o Binner, o Aguad, o Altamira, o todos ellos juntos. Sería así: que dentro de unos años, 2015 sería una fecha a soñar, antes de las elecciones, venga el Papa Francisco a la Argentina, y en una multitudinaria misa en el monumento a la bandera –Rosario sería el lugar ideal- hablara sobre los pobres, los desposeídos, los que no tienen justicia, los que sufren, los que son víctimas de la violencia y la corrupción de los políticos, de un gobierno autoritario, antidemocrático, que no escucha ni dialoga, que no atiende a los más débiles, que quiere el poder eterno, que es soberbio, y que degrada la vida y las almas de los ciudadanos. Amén.
Y los stickers en los autos “Yo voto al Papa porque soy argentino”. Porque como Dios no los viene ayudando, el Papa parece ser una esperanza.
Diario Registrado
GB
LOS REPRESORES CON BERGOGLIO, TAMBIEN...
LOS REPRESORES ACUSADOS POR LOS DELITOS DE LA PERLA FESTEJARON LA DESIGNACION DEL PAPA
Bergoglio con una hinchada particular
Los 44 represores acusados por delitos de lesa humanidad cometidos en La Perla entraron a la sala exhibiendo en su pecho una escarapela con lazos amarillos y blancos. “Bergoglio ha sido su padre espiritual después de (Raúl Francisco) Primatesta”, dijo Hugo Vaca Narvaja.
Por Marta Platía
Desde Córdoba
El flamante papa Jorge Bergoglio tiene su hinchada: ayer los 44 represores acusados por delitos de lesa humanidad cometidos en el campo de concentración de La Perla entraron a la sala exhibiendo en su pecho una escarapela con lazos amarillos y blancos: los colores del Vaticano. Imputados por el secuestro, tortura y desaparición de cientos de personas, el ex jefe de Tercer Cuerpo de Ejército Luciano Benjamín Menéndez, Ernesto “Nabo” Barreiro, Pedro Vergés y el resto de sus cómplices inflaron sus pechos debajo de sus trajes no bien los fotógrafos les apuntaron con sus cámaras: un hábito –el de la foto diaria– del cual se han quejado siempre en éste y en otros juicios, pero que ayer les sirvió para festejar su alegría por el nombramiento de Francisco.
“Yo pienso que así se ve quiénes están muy entusiasmados con la elección de este Papa”, le dijo a Página/12 Guillermo “Quito” Mariani: el cura rebelde que fue echado de su parroquia por publicar un libro en el que contaba, entre otras cosas, sus amores de juventud, y es uno de los principales integrantes del grupo de curas tercermundistas de Córdoba, formado por sacerdotes disidentes, o que dejaron los hábitos para poder casarse. “También creo que (los represores) se van a equivocar si creen que Bergoglio estará plenamente de acuerdo con ellos. Pienso que él no puede identificarse con la causa de los torturadores. Pero, de todos modos, ellos lo intentan. Hacen este gesto para fabricar una especie de popularización de sus conductas, de santificación de lo que hicieron.” Para Mariani “eso es lo que trataron de hacer desde un primer momento: afirmaban su represión durante el golpe militar motivándola en una supuesta defensa de la sociedad argentina, ante todo lo diabólico de una infiltración comunista. Con eso justificaron todo el terrorismo de Estado”. Mariani apuntó que sería un error, de parte del flamante papa, insistir con “el mantenimiento de la vicaría castrense”.
Por su parte, Hugo Vaca Narvaja, uno de los abogados querellantes del megajuicio, opinó que “Bergoglio ha sido su padre espiritual después de (Raúl Francisco) Primatesta, que estaba en la cúspide y el resto comulgaba con estas ideas. Ellos le dieron sustento ideológico a la represión. El terrorismo de Estado sustento: el civil, que les dio la parte económica; el militar, que fue la mano de obra que se encargó de aniquilar, y el ideológico-religioso, que les dio el amparo espiritual para que cometieran sus crímenes en pos de la defensa de la civilización occidental y cristiana”. Vaca Narvaja agregó: “No me sorprende para nada esto que ha pasado hoy. Ellos esperan pronunciamientos de Bergoglio y de la Iglesia que él representa, azuzando a la famosa reconciliación nacional”.
Violadores ofendidos
Durante toda la jornada de ayer una sobreviviente, Patricia Astelarra, dio un testimonio tan completo como desgarrador sobre sus propios padecimientos y los de decenas de compañeros que vio sufrir y morir en La Perla. Uno de los momentos más tensos que se vivieron fue cuando ella denunció las violaciones y vejaciones de las que habían sido objeto sus compañeras y ella misma. “El cura Magaldi –tal el apodo del torturador Roberto Nicanor Mañay– me vejó, a pesar de que yo estaba embarazada de cinco meses. Me desnudó y me ató a un catre. Después de la tortura me sacó la venda y me dijo ‘es para que veas lo que te voy a hacer’. Las más jovencitas y lindas eran las que peor lo pasaban. No sólo nos habían reducido a la esclavitud. También a muchas a la esclavitud sexual. Era un deporte morboso que practicaban habitualmente. Astelarra señaló –algunos hasta con su dedo– a quienes mencionó como “los principales violadores”. Fue entonces cuando nombró a Ernesto “Nabo” Barreiro, Hugo “Quequeque” Herrera, José “Chubi” López a quien, dijo, “le gustaba quemar los senos de sus víctimas con cigarrillos”; a Jorge Exequiel “Rulo” Acosta, Héctor “Palito” Romero, y Roberto Nicanor Mañay. Dicho esto, desencajado y furioso, el represor Chubi López comenzó a gritarle “¡Mentirosa!”; por lo que el juez Jaime Díaz Gavier ordenó a la policía que lo sacara de la sala y lo expulsó de las audiencias hasta que él “considere necesario” que se presente en su banquillo. Astelarra consideró que “estos delitos deberían ser considerados de orden público, porque fueron cometidos por funcionarios públicos”. A esta altura de las cosas, quedaban pocos represores sentados en sus butacas todavía exhibiendo, claro está, la insignia con los colores del Vaticano.
15/03/13 Página|12
GB
UN PAPA NO TAN SORPRESIVO, POR DE LA SERNA.
Un papa no tan sorpresivo
Era tanta la insistencia en los "papables" de los medios y sus candidatos (a veces lobby) que muchos se sorprendieron absolutamente. Ayer comiendo con algunos jesuitas en Bogotá les dije "no descarten a Bergoglio". "Eso es imposible", me dijo uno; "sería terrible" agregó otro… "Temo por los jesuitas", acotó una monja cercana a la Compañía.
Por Eduardo de la Serna
Mi sospecha de que era muy posible que fuera elegido no estaba ajena a cierto conocimiento de la fenomenal capacidad de manejar los hilos del poder que tiene el actual Papa. Sabe moverse entre esos pliegues como nadie. "Hasta ser Papa no para", me decía una vez un jesuita; "te entrega los alfiles y la reina porque tiene el jaque mate en la cabeza", decía otro. Viendo la fenomenal capacidad de manejar los hilos del poder sospechaba que la "opción Bergoglio" era más que una posibilidad.
¿Qué se puede decir? Son varias cosas las que vienen a mi mente. Para empezar, al mirar la lista de los papable", que en el país de los ciegos, el tuerto es rey. Mirando los cardenales de São Paulo, Budapest, Milán, que resonaban, uno tiene la tentación de decir que al lado de ellos Bergoglio es Messi, Maradona, Cristiano Ronaldo y Pelé juntos.
Pero es importante decir algunas cosas para empezar. Los medios parecen darle al Papa mucha más importancia que la que tiene dentro de la Iglesia. Aunque la estructura eclesiástica sea de una monarquía absoluta, el Papa no es un "monarca" en los pasos y decisiones que toman las iglesias particulares. Cada obispo puede tomas sus propias decisiones y tener actitudes que sean diferentes a las del obispo de Roma (el Papa). No opuestas, pero sí diferentes. Otro elemento a tener en cuenta es la mentalidad creada por muchos de cómo entender la obediencia, comprendida por ellos como una suerte de "obediencia de cuartel", cosa que ni de lejos es lo que se entiende por tal dentro de la Iglesia. Y en este sentido, ubicar la mentalidad pobre y falsa de que "al Papa lo elige el Espíritu Santo". No es eso lo que se dice teológicamente en la Iglesia. En 1997 el entonces cardenal Ratzinger dijo a la TV alemana: "Yo diría que no en el sentido de que el Espíritu Santo escoja al Papa. (...) Diría que no es exactamente que el Espíritu tome el control del asunto, sino más bien que, como un buen educador, por así decir, nos deja mucho espacio, mucha libertad, sin abandonarnos enteramente. Así el rol del Espíritu debería entenderse en un sentido mucho más flexible, no como si dictara a qué candidato uno debe votar. Probablemente la única seguridad cierta que Él ofrece es que las cosas no pueden ir totalmente a la ruina." Y agregó: "¡Hay demasiados contraejemplos de papas a quienes obviamente el Espíritu Santo no habría elegido!"
Dicho esto, ¿qué decir? Creo que en un sentido seguimos retrocediendo, y en otro hemos ganado algo. En el tema Derechos Humanos ciertamente hemos perdido. El pasado de Bergoglio como provincial de los jesuitas, y su relación con la desaparición de Francisco Jalics y Orlando Yorio ciertamente ensombrece el pontificado (y parece no haber importado en la elección, porque el tema es sabido y conocido). Todo el movimiento gestado dentro de la Compañía de Jesús de ir a los barrios populares, dejar los monasterios y conventos para vivir "en medio de la gente" fue firmemente rechazado por el provincial Bergoglio, y en eso estaban Jalics, Yorio y otro grupo con ellos.
Por otro lado, en indudable que después de los "principados" de Caggiano, Aramburu o Quarraccino, cardenales de Buenos Aires, Bergoglio supo ser cercano a la gente; tener actitudes populares y muy valiosas. No sólo andar en la calle normalmente, viajar en subte, lavar pies de enfermos de sida o embarazadas en la Sardá, invitar a los curas a salir de los templos, ser pastores, misioneros, son ciertamente gestos populares ¡y humanos! (como lo fue el gesto de pedir que la gente lo bendiga a él antes de bendecirlos).
¿Qué podemos esperar? En lo personal creo que hay dos cosas que van a marcar rumbo y merecen ser tenidas en cuenta para mirar. Para la Argentina, los próximos nombramientos de obispos (y el de Buenos Aires en primer lugar). Y para la Iglesia universal, los nombramientos en la Curia Vaticana (lo habitual es que se confirme a los que están y con el tiempo de los vaya cambiando, pero habrá que estar atento a estos pasos). Y finalmente, ver en qué marca su pontificado la elección de su nombre Francisco. ¿Será por Francisco Javier, el gran misionero jesuita, como él, o por Francisco de Asís, el santo hermano universal y marcado a fuego por la "hermana pobreza"? ¿Será esto un indicio de su "plan" para el pontificado? Lo iremos viendo. Benito XVI eligió su nombre en memoria de San Benito, el santo patrono de Europa, y de Benito XV el Papa de Europa en la posguerra. Y fue un Papa eurocéntrico, evidentemente. ¿En qué medida Francisco –el que fuera– marcará lo que podemos esperar y desear del futuro Papa? A partir de ahora lo iremos viendo.
14/03/13 Tiempo Argentino
gb
CLAVES PARA EL NUEVO PAPADO. WASHINGTON URANGA OPINION
NOMBRAMIENTOS, LINEAMIENTOS Y EL ROL DE LA CURIA Y DE RATZINGER
Claves para el nuevo papado
Por Washington Uranga
Como sucede en cualquier administración habrá que esperar a que lleguen los primeros nombramientos, las designaciones del papa Francisco para comenzar a leer entre líneas cuáles serán también los lineamientos de su pontificado. Un puesto clave es, sin duda, el de secretario de Estado del Vaticano, el segundo dentro de la jerarquía de la Iglesia. El nombre de quien resulte electo para ese cargo estará dando una señal respecto de lo que Bergoglio quiere hacer en el futuro inmediato.
Es altamente probable que un italiano sea el elegido para la Secretaría de Estado. Si el Papa viene “del fin del mundo”, tal como lo dijo el propio Bergoglio, no es ilógico pensar que necesite un segundo que conozca el terreno local, que sepa manejarse en Italia, sabiendo qué timbres hay que tocar y, también, dónde no hay que pisar. Pero ésa no es una elección fácil. Todo indica que los italianos no están demasiado felices con esta nueva “derrota” en el cónclave, por más que no vean en Bergoglio a alguien situado en una acera totalmente opuesta. Pero si el nuevo papa quiere emprender reformas que tengan que ver con la administración de los fondos de la Iglesia, con poner en orden el gobierno eclesiástico y acabar –en la medida de lo posible– con las internas, un italiano no parecería ser el más indicado. Quien más, quien menos, todos los cardenales de aquel país han tenido algo que ver con las internas y con la tarea de encubrimiento de los desatinos del Vaticano.
¿Otro “extranjero”, para mencionar con ese calificativo a los no italianos? Es posible y esto también sería un signo a leer. Pero en ese caso casi necesariamente habría que pensar en algunos de los cardenales que, siendo originario de otra parte del mundo, ya ha estado en Roma ocupando algún cargo, desarrollando alguna responsabilidad.
Al margen de cuáles sean sus intenciones de cambio o de renovación, una de las preguntas que cabe hacerse en este momento es cuánta será la libertad que Bergoglio tendrá como papa para realizar las reformas que se proponga. ¿Manda el papa o mandan la curia y su estructura? La experiencia de Ratzinger en ese sentido no ha sido buena. Terminó doblegado por la curia y por las conspiraciones de sus propios colaboradores.
El rol del “emérito”
A lo anterior habrá que sumar una situación inédita: la presencia de Benedicto XVI como “papa emérito”. Ratzinger ha dicho que su retiro es efectivo. Habrá que verlo. Incluso visto desde Francisco habría que plantearse si Bergoglio desea desestimar la experiencia y el consejo de Ratzinger, ocho años papa y más de veinte en el gobierno vaticano. Máxime teniendo en cuenta la cercanía que existe entre ambos. En principio habría que pensar que Bergoglio se siente suficientemente fuerte y consolidado –al menos por el momento– para tener a Ratzinger como asesor sin que ello vaya en detrimento de su propio poder.
Bergoglio es un hombre de carácter firme, tenaz dicen algunos, y que no da fácilmente el brazo a torcer. Normalmente alcanza lo que se propone. Hay quienes dicen en Buenos Aires y en la Argentina que también se había puesto como meta llegar a ser papa. Si es así o no quizá solo él lo sepa. Pero hoy es Francisco. Si a la tenacidad y la perseverancia se les suma la condición de hábil estratega político, no le temblará el pulso si tiene que tomar determinaciones fuertes. No habría que esperar sin embargo que esto se traduzca en gestos grandilocuentes, en modificaciones bruscas o saltos al vacío. De ninguna manera. No es su estilo. Para entender, leer e interpretar habrá que seguir con minuciosidad las decisiones, los nombramientos, muchos de los cuales no tendrán otra difusión que las notificaciones oficiales y formales del Vaticano.
La letra chica
En consecuencia, para comprender hacia dónde va el Papa y hacia dónde lleva la Iglesia será imprescindible adentrarse en la letra chica de las resoluciones, de las designaciones, de los nombramientos, de las modificaciones de ciertas normas.
En su primera aparición en público, el papa Francisco dio también algunas señales dirigidas a la Iglesia. Se autonombró como “obispo de Roma” y habló de “la Iglesia de Roma”. Para la interna eclesiástica es también un mensaje: quiere ser el obispo de Roma, “primero entre iguales”. Una forma de compartir la responsabilidad y también una manera de diferenciarse del proceso de centralización de poder y de decisiones que impulsaron Juan Pablo II y Benedicto XVI.
Si esta lectura fuese acertada, no habría que descartar que Francisco convoque a un concilio, entendido como una gran asamblea de la Iglesia universal para discutir los problemas y buscar alternativas. Pero esto entraña el riesgo, por una parte, de diluir su poder y, por otro, de perder el control de lo que allí se decida en ambiente asambleario. ¿Correrá ese riesgo Bergoglio? Habrá que esperar. En Buenos Aires, su arquidiócesis no procedió de esa manera. El fue el gran y único decisor.
El papado de Francisco estará lleno de gestos. Los mismos que tenía en Argentina. Para reafirmar el sentido de la austeridad y acrecentar su imagen de hombre sencillo y desprovisto de casi todo. No es un carismático de relación con las masas al estilo de Juan Pablo II. Pero esta gestualidad de lo sencillo y lo cotidiano es la manifestación de su propio carisma.
15/03/13 Página|12
GB
BERGOGLIO POR EDUARDO FEBRO.OPINION
COMO CARDENAL FUE UN CONSERVADOR EN TERMINOS MODERADOS PERO MUY POLEMICOS RESPECTO DE TODOS LOS TEMAS
Gestos del Papa para vaticanistas escépticos
Acusado de retirar la protección de la Iglesia a dos curas que habían sido secuestrados y luego torturados por los militares, también demostró una personalidad austera, con mucho manejo de la política y capacidad de conducción.
Por Eduardo Febbro
Desde Ciudad del Vaticano
Jorge Bergoglio instaló su papado con un par de gestos simples y un nombre que convirtió su designación como Sumo Pontífice en un programa de gobierno de la Iglesia: Francisco. Quiso expresar así humildad, sencillez, cero aparato. Todo demasiado nuevo para juzgar tan rápido, pero el papa argentino, cuyo nombramiento puso fin a trece siglos de dominación europea en los papados, cautivó con sus primeros gestos a los vaticanistas más escépticos. Pero en Argentina, más allá del Vaticano, la actuación de Bergoglio como cardenal primado lo mostró como un hombre conservador en términos moderados, pero muy polémicos en relación con todos los temas, en especial con la actuación de la Iglesia argentina durante la dictadura militar. Bergoglio incluso fue acusado de retirar la protección de la Iglesia a dos curas que habían sido secuestrados y luego torturados por los militares. Ayer mismo a la tarde, un grupo de represores que están siendo juzgados en la ciudad de Córdoba, encabezados por el oscuro general Menéndez, se presentó en el tribunal con escarapelas vaticanas para demostrar su satisfacción por la designación de Bergoglio.
Sin embargo, también demostró una personalidad austera, con mucho manejo de la política y capacidad de conducción. Tres rasgos que son muy valorados en este momento en el Vaticano. Ferruccio Pinotti, autor de una sobresaliente investigación sobre el lobby religioso y financiero Comunión y Liberación, Il Lobby de Dio, comentó a Página/12 que la llegada de Bergoglio es una “revolución de gran alcance que rompe con la política aplicada desde Juan Pablo II”. Ezio Mauro, director del diario La Repubblica, ve en el nombre del nuevo papa la personificación de la transformación global que se avecina: “El signo más inequívoco del cambio es el nombre, Francisco, un nombre que ningún papa usó jamás. El nombre es como un proyecto en sí al cual el papa no podrá sustraerse. Su primer acto consistió en pedir a quienes estaban en la Plaza San Pedro que lo bendijeran. Esto es el signo de una propuesta para un camino común”.
El camino que emprendió Francisco contrasta con el de sus antecesores. Ayer fue a rezar a la basílica Santa María la Mayor en un simple Ford, o sea, un auto menos lujoso que el ScV 001 que la Santa Sede pone a disposición de los papas. Según reveló el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, Bergoglio fue hasta la Casa del Clero donde residía, recogió sus pertenencias y “pagó la cuenta para dar el ejemplo”. Recién ayer comenzaron a filtrarse algunas informaciones sobre las razones que desembocaron en la elección de Bergoglio. El cardenal francés Jean-Pierre Ricard contó a la prensa que los cardenales que se reunieron en cónclave estaban en busca de un papa capaz de ser a la vez un pastor y un hombre lleno de espiritualidad: “Pienso que con el cardenal Bergoglio hemos encontrado ese tipo de persona. Es un hombre con mucho intelecto, pero también un hombre de gobierno”.
Estos planteos que circulan por un Vaticano casi medieval después de los papados de Juan Pablo II y Benedicto XVI, con escándalos sexuales y de corrupción financiera, muestran la figura de este jesuita como la contracara de esa situación y la posibilidad de componerla. Si a la gran mayoría de los observadores el nombramiento de Bergoglio les resultó una sorpresa, algunos conocedores de las entrañas vaticanas argumentan que la llegada de Bergoglio responde a una estrategia que se estuvo elaborando desde bastante tiempo. Ezio Mauro, el director de La Repubblica, comentó al respecto que “la Iglesia estaba preparando desde hacía algún tiempo el ascenso de Bergoglio. Recordemos que en el cónclave pasado le disputó la silla de Pedro a Benedicto XVI. Ante el coraje impotente de Benedicto, esta elección fue una decisión de romper con el pasado, un cambio en la geopolítica de la fe. Bergoglio es el resultado de la necesidad de dar vuelta la página respecto del poder de la curia hecho de múltiples escándalos. Este papa romperá con la potestad del poder y del dinero. Recordemos en este sentido todos los escándalos en los que apareció vinculado el Banco del Vaticano, el IOR”. Ferruccio de Bortoli, el director del influyente Corriere della Sera, no está lejos de pensar lo mismo: “Se abre un escenario completamente nuevo. Es una derrota de la curia, que ahora estará obligada a renovarse”.
Es difícil compaginar esta actitud hacia dentro de la Iglesia con la proyección de este nuevo papa hacia el mundo y sobre todo hacia América latina. Sus antecedentes lo muestran en tensión muy fuerte con los gobiernos progresistas de la región. América latina sobresale en los últimos tiempos como la región donde más han mejorado los índices sociales. Y la Iglesia, incluyendo a Bergoglio en Argentina, no acompañó esos procesos al priorizar por sobre las políticas sociales sus diferencias en los temas de derechos humanos, de género y de igualdad sexual.
El cardenal francés, Jean-Pierre Ricard, reveló también durante las reuniones preparatorias de cara al cónclave, que Bergoglio les dijo a los demás prelados que la Iglesia no podría encarnar realmente a Cristo si se consagraba únicamente a sus problemas “internos”. Su misión consiste ahora en dirigirse a los hombres y mujeres que se alejaron de ella. Los vaticanistas de la prensa italiana alegan también que el escándalo a que dio lugar la publicación de los documentos secretos del papa Benedicto XVI, es decir, los Vatileaks, tuvo una influencia decisiva en la elección de Bergoglio y la derrota del sector italiano, o sea, del arzobispo de Milán, monseñor Angelo Scola. La espantosa radiografía que surgió de allí con el retrato de prelados corruptos, empeñados en violentas pugnas de poder, sumergidos en oscuras cuestiones financieras o supuestos chantajes sexuales arrojaron una sombra insalvable sobre el ala italiana de la curia.
“Francisco continuará con la solidez doctrinal de Ratzinger, pero dará signos fuertes de apertura y de cambio”, asegura Ezio Mauro. Los signos inaugurales de esa doctrina fueron expuestos en la Capilla Sixtina durante la primera misa del pontificado celebrada ante los cardenales que lo eligieron. Bergoglio dijo a los cardenales que fuesen “irreprochables” al tiempo que interpeló a la Iglesia para que no olvide ni sus “raíces” ni a “Jesucristo”, de lo contrario podrá ser “una ONG piadosa, pero no la Iglesia”. Francisco pareció decir que la Iglesia se había olvidado de su propio sendero y que ello explicaba en parte la crisis actual: “Nuestra vida es un camino, y cuando nos paramos la cosa no va”, dijo en la Capilla Sixtina. El Papa también habló de la necesidad de edificar la Iglesia con “piedras fuertes, vivas” porque si no ocurre “lo que les sucede a los niños en la playa cuando hacen castillos de arena”.
Algunas acciones ya están en las imágenes: su encontronazo con el servicio de seguridad del Vaticano, su insistencia en no exponerse con ropas de oro y detalles ostentosos, y un hecho mayor destacado por el padre rebelde y escritor Paolo Farinella. Francisco pronunció la palabra “pueblo” en su primera declaración en la Plaza San Pedro. Farinella dice: “Después de 35 años, por primera vez, se oyó en San Pedro, en la boca de un Papa, la palabra ‘pueblo’ que había sido borrada de los documentos oficiales de Juan Pablo II y Benedicto XVI”. Electo papa con la meta de terminar con los legados de sus predecesores y la cultura con la cual Juan Pablo II impregnó a la Iglesia, Francisco no puede volver a encarnar al “papa político” e imitar a Juan Pablo II en su cruzada contra el comunismo.
Sus confrontaciones en la Argentina contrastan con la imagen de humildad y sabiduría que emana en los medios de Occidente. Que Bergoglio haya puesto en tela de juicio y con términos muy violentos la sanción de la ley sobre el matrimonio igualitario no es un hecho excepcional: es la línea de la Iglesia en todos los países del mundo. Hace unas semanas, Francia aprobó una ley semejante y sus principales adversarios fueron los obispos y cardenales que organizaron la oposición desde las sombras. El problema sería que use su enorme poder simbólico como lo empleó Juan Pablo II para ir en contra de los procesos de cambio que se dan en varios países de América latina. Allí, Bergoglio se saldría de la senda del pastor para volver al camino del guerrero político. “Que Dios los perdone”, dijo Bergoglio a los cardenales cuando cenaba por primera vez con ellos después de su elección.
Los imperdonables están mencionados en los dos volúmenes copiosos del expediente sobre Vatileaks que lo esperan en su mesa de trabajo. Esa será su gran prueba de fuego. En Roma dicen que Bergoglio es un punto de ruptura en la Iglesia porque corta el ciclo de la Iglesia eurocéntrica y abre el cielo y la tierra a la Iglesia Universal, a la Iglesia periférica que sigue siendo más fiel al cristianismo que las que están en las sociedades opulentas de Occidente. En ese sentido sus antecedentes en Argentina parecieran mostrarlo con un perfil más conservador del que se le da aquí en el Vaticano donde algunos respiran por la llegada de aires nuevos.
ANTES LOS JESUITAS TENIAN 67 OBISPOS Y SEIS CARDENALES, AHORA UN PAPA
Rigor, pobreza y humildad
A través del nombramiento de Francisco, la Compañía de Jesús fundada en 1540 por Ignacio de Loyola llega a la cúspide del poder vaticano. Su compromiso con las causas sociales tuvo un costo alto en pérdidas humanas.
Por Eduardo Febbro
Desde Ciudad del Vaticano
Sentido de la organización, rigor intelectual, cualidades doctrinales, votos de pobreza y humildad, los jesuitas reúnen una suma poco alcanzada de cualidades pero son, hoy, objeto de una gran contradicción: el poder no es ni un objetivo ni una ambición escondida. Sin embargo, a través del nombramiento del papa Francisco, la Compañía de Jesús, fundada en 1540 por Ignacio de Loyola, llega a la cúspide del poder vaticano. Los jesuitas han contado con personalidades muy influyentes en la historia religiosa, con intelectuales de mucha gravitación que no ocuparon el poder. En el siglo XX, varias figuras jesuitas marcaron la Iglesia: entre estas figuran los padres Teilhard de Chardin, Lubac, Daniélou y Rahner, cuya participación marcó de manera decisiva toda la construcción teológica de Vaticano II. Pero después de la elección de Juan Pablo II, la Compañía de Jesús perdió parte de su influencia. El entonces Papa los aisló. Ahora vuelven al primer plano. Sus fuerzas actuales crecieron de pronto: antes contaban con 67 obispos y seis cardenales pero ahora tienen un papa.
Los jesuitas son una orden muy importante con una presencia de más de cinco siglos en el seno del catolicismo. A menudo considerada como una Iglesia dentro de la Iglesia, la Compañía de Jesús se vio acusada de montar poderes paralelos para socavar la autoridad del papa de turno o apoyar tendencias “maliciosas”. En algunos momentos de la historia al padre general de los jesuitas se le puso el apodo de “Papa Negro”. Sus compromisos con las causas los llevaron a veces a pagar un tributo muy alto en vidas humanas. Siempre apoyaron la Teología de la Liberación y durante la guerra que azotó a América Central en los años ’80 se comprometieron hondamente con la defensa de los derechos humanos. Su postura desembocó en el asesinato de cinco jesuitas en El Salvador, en 1989. Un pelotón de la fuerza armada de El Salvador, al mando del coronel René Emilio Ponce, asesinó a los jesuitas Ignacio Martín Baró, Segundo Montes, Amando López, Juan Ramón Moreno Pardo, Joaquín López y López y el filósofo y teólogo español Ignacio Ellacuría. En el comunicado difundido luego de la designación de Bergoglio, el padre general de los jesuitas, Adolfo Nicolas, saludó un hecho que, escribió, interviene “en un momento crucial de la historia”. El reconocimiento a la nueva autoridad papal fue total: “El nombre de Francisco con que desde ahora lo conocemos, nos evoca su espíritu evangélico de cercanía a los pobres, su identificación con el pueblo sencillo y su compromiso con la renovación de la Iglesia”, dice Adolfo Nicolas.
Con todo, el ascenso de Bergoglio es paradójico porque se plasma en un momento en que los jesuitas estaban en caída libre. Desde que Benedicto XVI asumió la jefatura de la Iglesia los jesuitas perdieron cerca de 1200 miembros. Hoy cuentan con poco menos de 20 mil miembros pero conservan una sólida red de 200 universidades y 700 colegios a través del mundo. Los jesuitas difieren en la interpretación que ellos les dan a las palabras usuales en el catolicismo: para la Compañía de Jesús, por ejemplo, evangelización quiere decir antes que nada ayudar a los más necesitados y consagrar buena parte de los recursos a propulsar la enseñanza y la investigación en el ámbito científico. El jesuita más conocido del mundo, después del papa actual, es el aún portavoz del Vaticano, Federico Lombardi. El poder de la Compañía de Jesús dentro de la ciudad papal es curioso: tienen bajo su control medios de comunicación como la Radio Vaticana y la universidad pontificia más prestigiosa del mundo, la Gregoriana. Los jesuitas también se han destacado en los últimos años por su férrea denuncia contra los abusos sexuales cometidos por religiosos. La revista jesuita La Civiltà Cattolica ha sido uno de los medios de comunicación más críticos y duros contra esas prácticas y el silencio oficial con que se protegió a sus autores.
PRIMER SERMON DE FRANCISCO
“Caminamos en la luz”
El papa Francisco abogó por una Iglesia Católica con coraje para caminar y volcada a su misión evangelizadora, al oficiar su primera misa como pontífice en la Capilla Sixtina luego de su histórica elección. “Sin Jesucristo, podemos ser una ONG piadosa, pero no la Iglesia”, dijo el argentino Jorge Mario Bergoglio, quien anteayer se convirtió en el primer papa latinoamericano y jesuita desde la fundación de la Santa Sede y el primero no europeo en 1300 años. El flamante papa, que habló en italiano y sin la ayuda de apuntes, centró su homilía en tres conceptos: “Caminar, edificar y confesar”. En la misa, que clausuró oficialmente el cónclave, el papa Francisco, que tomó su nombre inspirado en San Francisco de Asís, conocido como el “santo de los pobres”, también dijo que la Iglesia debe huir de lo mundano y centrarse más en los Evangelios.
Bergoglio, de 76 años, fue elegido pontífice en un momento convulso para la Iglesia Católica, que por primera vez en 600 años asistió a la renuncia de un papa y a la publicación en la prensa, el año pasado, de documentos vaticanos secretos que revelaron internas y serios desmanejos en la Santa Sede. El hasta anteayer cardenal primado de Argentina y arzobispo de Buenos Aires fue ungido en la quinta votación del cónclave, que comenzó el martes pasado y fue uno de los más breves de los últimos años. “Que Dios los perdone por lo que hicieron”, les dijo a los cardenales que lo convirtieron en papa al dirigirles unas palabras en la cena posterior a su presentación al mundo en la plaza de San Pedro.
“Caminamos en la luz del Señor. Y esto es lo primero que Dios ha dicho a Abraham: ‘Camina en mi presencia’”, dijo Bergoglio en su primer sermón como papa. “Nuestra vida es un camino, y cuando nos paramos la cosa no va”, subrayó el Sumo Pontífice con un lenguaje coloquial y gesticulando. Cuando se habla de edificar la Iglesia, las piedras tienen que tener consistencia, pero ser piedras vivas, añadió el sucesor número 266 desde San Pedro, el apóstol cuyo nombre significa “piedra” y al que Jesús dijo una vez: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”.
“Edificar la Iglesia, la esposa de Cristo, su piedra angular. Es otro movimiento de nuestra vida”, remarcó el papa Francisco. “Podemos caminar, edificar, pero si no nos confesamos a Jesucristo la cosa no va”, añadió. “Cuando no se confiesa a Jesucristo, se confiesa a la mundanidad del diablo”, advirtió también el religioso. “Cuando caminamos, edificamos y confesamos sin la cruz, no somos discípulos del Señor. Hay que tener el coraje de caminar con la cruz del Señor y edificar la Iglesia con la sangre de Cristo”, proclamó.
El rezo matinal y la misa vespertina fueron las primeras actividades oficiales de Bergoglio como papa. Una de las prioridades del obispo de Roma, conocido por su austeridad y sencillez pero también por su ecumenismo, fue mostrar además su interés en el diálogo y el fortalecimiento de puentes con otras religiones.
15/03/13 Página|12
RUBEN DRI Y BERGOLIO, OPINION
Bergoglio papa, una mala noticia
Por Ruben Dri
De 1959 a 1979 se vivió una etapa profundamente renovadora en la Iglesia Católica. Juan XXIII, elegido como papa de transición se da cuenta de que era necesaria abrir las puertas y las ventanas de una Iglesia encerrada en sí misma, y decide convocar a un Concilio para renovarla y ponerla en consonancia con los grandes problemas del mundo moderno.
Se vive entonces una verdadera primavera en la Iglesia que de una fortaleza encerrada en sí misma se transforma en un espacio abierto en el que surgen poderosas corrientes renovadoras que en América Latina se muestran con una gran fuerza que despierta esperanzas de liberación en los sectores populares.
La Iglesia a cuyo frente estuvieron los dos últimos pontífices, Juan Pablo II y Benedicto XVI, por el contrario, se construyó como una vuelta a la Iglesia sacerdotal del poder.
Todos los cardenales que tenían la posibilidad de formar parte de los electores del próximo Papa fueron elegidos por los dos últimos pontífices, de modo que nunca hubo la posibilidad de la elección de un candidato con un proyecto de Iglesia diferente al que conocemos. En este sentido, la elección de Bergoglio es más de lo mismo. Es la misma Iglesia de poder que se construyó en contra de la Iglesia de servicio que se había construido con el Concilio Vaticano II.
En ese sentido, cualquiera haya sido el elegido, la noticia no podía ser buena para quienes seguimos pensando en una Iglesia parecida a la que se construyó en le época del Vaticano II. Muchas veces se ha expresado que sería bueno que se eligiese un papa perteneciente a América Latina o, en general, al Tercer Mundo.
Pero lo que importa no es a qué país o continente pertenezca el Papa, sino cuál es el proyecto de Iglesia con el que llega al Vaticano y en ese sentido, la elección de Bergoglio no significa otra cosa que la legitimación de la Iglesia sacerdotal del poder que conocemos, realizada desde el tercer mundo. Es como la legitimación de la dominación que realiza el mismo dominado, fenómeno de sobra conocido.
Para nuestro país, por otra parte, esta elección tiene consecuencias preocupantes. Son conocidos los conflictos que el proceso del proyecto nacional y popular liderado por el kirchnerismo ha tenido con la jerarquía eclesiástica en los temas que la Iglesia siempre ha considerado como propios como son la educación, el matrimonio, la familia y, en general, todo lo que tiene que ver con los aspectos sexuales.
Está todavía fresco el enfrentamiento a raíz de la lucha por la Ley del Matrimonio Igualitario que el actual Papa presentó como una guerra de Dios, retrotrayendo el problema a las etapas más oscuras de la Inquisición y no mucho más lejos su actuación durante la dictadura cívico-militar genocida.
La Iglesia sacerdotal del poder hace mucho que ha dado la espalda al proyecto de liberador de Jesús de Nazaret. Todas las proclamas de humildad que se hacen desde el poder y la riqueza que muestra el Vaticano no hacen más que sonar a falso.
14/03/13 Tiempo Argentino
gb
LEONARDO BOFF RESPALDA A BERGOGLIO
Leonardo Boff: "Él salvó a muchos perseguidos"
El teólogo brasileño Leonardo Boff, uno de los exponentes de la Teología de la Liberación, salió a respaldar al flamante papa Francisco y aseguró no creer en las acusaciones que lo vinculan con la última dictadura cívico-militar. "No me constan las denuncias sobre él y su relación con los militares. Hasta ahora, no se investigó nada concreto. Al contrario, (él) salvó y escondió a muchos perseguidos por la dictadura militar", afirmó el ex fraile franciscano acerca del rol de Jorge Mario Bergoglio durante la dictadura.
Leonardo Boff fue fraile franciscano hasta comienzos de los años '90. En ese momento, dejó los hábitos luego de haber sido condenado a "silencio" por el entonces cardenal Joseph Ratzinger, que entonces dirigía la Congregación para la Doctrina de la Fequien y posteriormente sería el papa Benedicto XVI.
Boff también se remitió a lo dicho por Adolfo Pérez Esquivel. Después de la elección del nuevo Papa, el Premio Nobel de la Paz dijo no creer "que Bergoglio haya sido cómplice de la dictadura", aunque aclaró que al nuevo Papa "le faltó coraje para acompañar nuestra lucha". "Me oriento por las palabras de Pérez Esquivel, quien fue duramente torturado y conoce bien a Bergoglio", aseguró Boff, que vio por primera vez al ex arzobispo de Buenos Aires a comienzos de los años '70.
Boff, autor de varios ensayos contra el celibato, no sólo defendió a Bergoglio, sino que también lo describió como un hombre de "mucha espiritualidad, un jesuita muy estudioso, de buen nivel cultural, extremadamente sencillo, hasta el punto de que cocina su propia comida".
"El cardenal Bergoglio hablaba con el padre Jerónimo Podestá y con su esposa, Clelia Luro", contó Boff. Podestá y Luro protagonizaron una larga batalla por la abolición del celibato en la década del '70. Ambos recibieron el apoyo de sectores de la Iglesia brasileña y del propio Helder Cámara, uno de los arzobispos más identificados con la Teología de la Liberación.
Boff también consideró que "no tiene mucho sentido" definir al nuevo Papa como una persona "progresista o conservadora". "Se dice que Bergoglio es conservador. No sé si esto es completamente así, pero él ya había sido el candidato alternativo a la figura de Ratzinger en el cónclave de 2005. Ahora el papa Francisco debe ser el hombre que construya la Iglesia superadora de la que nos dejó Benedicto XVI", señaló el teólogo brasileño, quien agregó que no estaría sorprendido si Bergoglio encarara "un amplio debate sobre celibato y otras cuestiones polémicas".
Además, Boff destacó que la elección del nombre Francisco "fue muy feliz". "Es el nombre de la esperanza. El cardenal Bergoglio, un hombre conocido por su simplicidad, un hombre que ahora nos está demostrando tener sabiduría, eligiendo ese nombre nos está marcando un programa que anuncia esperanza para la Iglesia", concluyó el teólogo.
Ansa y dpa
B
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