lunes, 10 de diciembre de 2012

9 D PLAZA DE MAYO

La Presidenta afirmó que es imprescindible la unidad popular para mantener la Democracia y pidió decoro a todos los poderes de la República. "Dios nos libre de quienes dictan sentencias sin pensar en la voluntad popular y la democracia".
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Cristina Kirchner recordó la historia de lucha de los argentinos por la democracia y los derechos humanos y advirtió que primero se usaron los “fierros” de las armas para golpear a las democracias, pero luego se utilizaron “los fierros mediáticos” y hasta “los fierros judiciales” pero advirtió que desde que comenzó el gobierno de Néstor Kirchner “con 365 tapas (de diarios) en contra, “fuimos creciendo porque no tuvimos miedo” ya que "mantenemos nuestras convicciones".
Dijo que así como se exige a la clase política “decoro” y defensa de la democracia y la ciudadanía, también debe hacerse el mismo reclamo “a los otros poderes de la Nación, para que respeten la voluntad popular y parlamentaria”.
“Cuando a algunos les fallan los fierros mediáticos, intentan utilizar los fierros judiciales”, afirmó, pero aseguró que "nosotros somos como la cigarra de María Elena Walsh, de esas que mataron mil veces y mil veces sobrevivieron”.
Advirtió que los enemigos de la democracia "no vienen por nuestro gobierno sino por los derechos conquistados" y pidió que "Dios nos libre de quienes tienen que dictar sentencias" y no lo hagan en defensa del pueblo y de la democracia.
Pidió "a Dios por un querido compañero que ayudó a la Argentina cuando nadie la ayudaba, pidamos a Dios que le devuelva la salud al querido presidente Hugo Chávez de la República Bolivariana de Venezuela" y le pidió a Dios “que me dé fuerzas y a a todos que nos dé serenidad, templanza, confianza en nosotros mismos"
"Es imprescindible la unidad popular" para mantener siempre viva la democracia, sostuvo Cristina.
Agradeció a la multitud que siguió su discurso desde la Plaza de Mayo y por la cadena nacional “que me permitan participar en esta verdadera movilización y fiesta popular de alegría y amor" y destacó que en el acto de hoy "no se escuchó una sola palabra de odio , agravio ni descalificación a nadie y sólo se escucha 'viva la patria y viva el pueblo'".
La Presidenta pidió que todos los poderes de la República cumplan "con decoro sus obligaciones y respeten la voluntad popular y la del Congreso" y recordó cuando esos poderes apoyaban los golpes cívico militares.// "Las Fuerzas Armadas fueron utilizadas por grupos minoritarios para después lavarse las manos", dijo.
“Las convicciones nos han hecho fuertes “, aseguró y prometió “llevar a buen puerto a esta Argentina que reconstruimos pedazo a pedazo que es atacado desde afuera por algunos Griesas y por algunos Griesas de adentro”.
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Defensores de los derechos humanos fueron premiados con el galardón Azucena Villaflor
Al subir al escenario de la Fiesta Patria Popular, y luego de cantar el Himno Nacional, interpretado conjuntamente por Choque Urbano y la Fanfarria Alto Perú, la presidenta Cristina Kirchner entregó los premios Azucena Villaflor a personalidades destacadas por su defensa de los derechos humanos.
Recibieron la distinción la escritora Griselda Gambaro, el poeta, Juan Gelman, el periodista Edgardo Esteban, el artista León Ferrari, el músico Daniel Barenboim, quien lo agradeció a través de videoconferencia; el periodista Víctor Hugo Morales; la luchadora contra la trata de personas Susana Trimarco, el defensor de los derechos de gays y transexuales Alex Freyre y post morten, al compañero Eduardo Luis Duhalde.
GB
Agencia Paco Urondo

EDUARDO ALIVERTI, OPINA Y COMO...

El país  |  
Lunes, 10 de diciembre de 2012

Una curiosa dictadura

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Por Eduardo Aliverti
Invirtamos la cronología y empecemos por un final que sólo es parte del principio.
Una fuente oficial confesó, a comienzos de semana, que su vaticinio era pesimista porque “la Cámara viene siendo trabajada por Clarín hace ya rato”. Coincidente con ese presagio, notas e indicios registrados en los medios de El Grupo, y sus socios menores, sugerían optimismo. Aun así, otras fuentes del Gobierno indicaban que la tropa de Magnetto ya no tendría tiempo para obstruir al 7D propiamente dicho. Con el resultado puesto, se reveló cierta dosis de ingenuidad. Y de escasa o ineficiente acción de (legítima) inteligencia sobre la familia judicial involucrada. Sin embargo, aunque esa observación pueda ser acertada, es injusto pedir o atribuir al Gobierno propiedades de abarcamiento divino. Los jueces son lo que son y como mucho, de haber existido una mejor faena de detección precoz, se habría evitado vender la piel del oso antes de cazarlo. Hubo un triunfalismo desmedido, es cierto. Pero eso no altera la base del asunto, que sigue y continuará pasando por si la jefatura del poder la ejerce lo que el pueblo eligió y ratificó en las urnas o las corporaciones empresariales. Para el caso, una en particular más sus lacayos y compinches en la cultura de control social. De ese aspecto en adelante, puede opinarse que el Gobierno es un excremento con el único límite de no aceptarse actitudes real o virtualmente golpistas. De ahí para atrás, cada quien asume preferir como comandantes a monopolios u oligopolios. Menem lo hizo. Pero que no se revista a esa predilección con sentido republicano. En aquellos tiempos del riojano, a los hoy escandalizados por el “vamos por todo” del kirchnerismo no se les movía un pelo frente a la favorable mayoría automática de la Corte Suprema; ni ante la corrupción escatológica que los medios exhibían como travesuras infantiles; ni cuando lograron la privatización del gas merced al diputrucho; ni al echar mano del per saltum para cargarse Aerolíneas. Si lo K fuera susceptible de ser considerado autoritarismo, solamente se solicita que los guerreros contrarios no se arropen con el disfraz de demócratas. O en otras palabras, que asuman su condición de autoritarismo de dirección inversa.
Cabe también alguna dedicatoria a los tristes exégetas de la independencia judicial que rascan figuración de clarinete, a falta de convicciones y fuerza propias. ¿Cómo es que tipos como Pino, Lozano, e incluso el propio Ricardito bien que sólo en nombre de la memoria de su padre, quien supo sufrir la embestida de El Grupo, se prestan a la fantochada de lo impoluto de Clarín? Ya no hablemos de gente cuyo único destino de gloria parecen ser los diez minutos de fama en algún programa de TN, tipo Pablo Micheli; la pitonisa; el gastronómico; los troscos burócratas que llevan años unificados en sí mismos; los hombres grises del Partido Socialista; Tomás Abraham, Fernando Iglesias; o cualquier boludo que ve luz y sube. No. No y no. La gente con militancia y hasta solvencia ideológica otrora demostrada. Los que supieron ver la realidad nunca por el ojo de la cerradura, Jauretche dixit. ¿Qué hacen esos tipos del pensamiento nacional y popular yendo a cuidar los intereses de Cablevisión? Si fueron auténticos cuando hablaban y trabajaban de y sobre la lucha por el Poder, ¿qué escenario de Heidi se imaginaron para la etapa en que llegara confrontar más o menos en serio, cuando esos vaivenes históricos en que el peronismo queda a la izquierda? Son gente honesta, además. Hasta donde uno sabe, no es que les pusieron una montaña dineraria como a ciertos mercenarios periodísticos. ¿Cuánto sale, enfrente del espejo, del ego ético, pegar el salto de cuestionar con dureza las instituciones de la clase dominante a defenderlas con capa y espada?
Si el Gobierno tiene capacidad de reacción, podría aprovechar esta contingencia desfavorable del fallo de Cámara. Y esto no refiere a la potencia del acto de ayer, que ratificó la buena salud popular del oficialismo. Nada que hubiera ocurrido el viernes habría modificado una sensación de vacío “poéticamente” movilizador. Hubo una equivocación fulera en esparcir el imaginario de que el 7D prendíamos la radio o la tele y el mundo mediático estaría patas para arriba. El oficialismo desplegó, en eso, para eso, una energía cuya potencia no está en condiciones de administrar por completo. El contrincante es mucho más grande que lo que el voluntarismo suponía, porque es un oponente que no acaba ni comienza en El Grupo. Si se tratara de eso todo sería relativamente más sencillo, porque además, y al fin y al cabo, es una corporación con serias deficiencias, líneas medias muy pobres y pronóstico reservado a mediano y largo plazo. Lo expresado a través de El Grupo es una cultura protectora de los intereses económicos más conservadores que puedan hallarse en la sociedad. El fallo de la Cámara es ejemplificador. Todos Somos Clarín, le dijeron al Gobierno. Todos amparamos el sentido de propiedad inviolable que Clarín escenifica y ya no tenemos el tonelaje para tumbarte con cuatro tapas seguidas en contra, pero sí para pelearte palmo a palmo. Empero, no es un golpe de nocaut ni jurídica ni políticamente. Resta el fallo de primera instancia sobre la cuestión de fondo, que es el planteo de inconstitucionalidad hecho por Clarín contra el artículo que lo obliga a adecuar sus pertenencias a la ley de medios. Y como fuere, tras las apelaciones de rigor, la derivación final es igualmente hacia la Corte. Si eso será en estas semanas, o hasta perderse la vista, no cambia que los supremos se verán en figurillas para derrumbar el sentido clave de una ley votada a pleno derecho democrático; y a la que ya le manifestaron su vocación de ajustarse todos los grupos comunicacionales excedidos en su número de licencias, incluyendo al socio de Clarín, no tan minoritario, en Cablevisión. Mientras eso discurre en los Tribunales, en política es cosa del mientras tanto si, sobre todo, se diera la hipótesis peor de una prolongación de definiciones. El Gobierno lleva tres años de siesta en la concesión de licencias a múltiples aspirantes y operadores del espectro; en la limpieza del mapa radioeléctrico; en la capacitación de quienes deberán ser los nuevos protagonistas comunicacionales; en una concepción que privilegia los fierros tecnológicos, pero no sus contenidos. Si se quiere ser mal pensado, en lugar de la dormida rige más bien el connubio de algunos funcionarios con las asociaciones empresariales del sector. Despertarse, corregir, arreciar, significa que hay demasiado por hacer, por entusiasmar, sin necesidad de la espera a lo que ocurra en la guerra con Clarín. Ya tendrían que haberlo hecho, pero no es tarde. Hasta ahora, siendo suaves, era conveniente. De ahora en más es imperioso.
Por penúltimo, vayamos al frenético decurso del accionar judicial de la última semana. Otras acciones, las pecuniarias del holding Clarín, también merecen alguna atención. Ascienden a una cuarta parte de lo que valían en 2007. El jueves cerraron a 8,25 pesos, contra 28,21 pesos que llegaron a tocar hace cinco años. En enero de 2011 volvieron a tener un pico de 24 pesos, y desde entonces no pararon de caer. Se corrobora aquello que se señaló hace unas líneas: es un grupo en descenso estructural, lo cual no implica haber dejado de ganar una cordillera de plata cuyo reparto de facturación deja las cosas claras. Cablevisión es la madre de todas las batallas. Entre el 13 y Radio Mitre no llegan a ser chaucha y palito. Tras el fallo de la Cámara, fue informado que las acciones de Clarín se incrementaron en un 10 por ciento. Mentira: subieron eso horas antes del fallo. Y desde el viernes de la semana anterior, acumularon una suba cercana al 22 por ciento. En el lenguaje de los mercaderes periodísticos que nunca tienen nombre para quienes amenazan con el enojo de “los mercados”, éstos apostaron a que la Cámara le daría la razón a Clarín de golpe y porrazo. De seguir con los malos pensamientos, se diría que “el mercado” estaba sobre firme aviso acerca del fallo. Y mejor espantar la idea de que alrededor de la sentencia hubo especulación financiera. Puras conjeturas, por supuesto. En cambio, es de una objetividad intachable registrar cómo vino la semanita, o menos que eso, de las andanzas “corpo”. Un par de jueces se establecen como dictaminadores irrecusables de la cautelar de El Grupo. A horas del día que la Corte fijó como último plazo para acabar con el show de las cautelares, en dictamen aprobado hace meses y ratificado hace menos, esos jueces prorrogan la cautelar, ignoran olímpicamente lo que la Corte exigió y le dan la razón a Clarín. Pero vamos a suponer, e incluso a creer firmemente, que no debe ponerse en duda la honorabilidad de los jueces. Que este devenir judicial es producto de casualidades. Que no está en juego discutir la imparcialidad de la señora de ojos vendados.
¿Esta es la dictadura kirchnerista? ¿Este es el sometimiento del Poder Judicial? ¿Así se las gasta la inseguridad jurídica? ¿Esta es la opresión que varios colegas denunciaron ante la Sociedad Interamericana de Patrones de Prensa? ¿La fiesta de los medios opositores tras el fallo de la Cámara certifica las amenazas gravísimas contra la libertad de expresión? ¿Esto es lo que los republicanistas no aguantan más?
Qué dictadura curiosa.

FLORENCIA SAINTOUT, OPINION.

La semana política

Una Justicia a la altura de la Historia

A propósito del 7D y la indignación que causó a muchos la resolución de la Cámara, ayer un académico de mucho prestigio me reclamaba: “¿Recién se acuerdan -supongo que se refería al kirchnerismo- que la justicia en la Argentina es un poder nefasto?”
    GB

    7 D EL VERDADERO DESAFIO, HERNAN BRIENZA OPINION.

    7D

    El verdadero desafío

    El camino de la profundización de la crítica a la estrategia de Clarín nos lleva a los argentinos a realizarnos preguntas estructurales.
      La estrategia del blanco y negro,  la lógica de amigo-enemigo, del Estado contra Clarín, ha sido impuesta a la sociedad por el multimedio de posición dominante con el objetivo de defender sus propios intereses.

      En un primer orden
      La estrategia del blanco y negro reduce la ley más consensuada de la democracia argentina a una simple disputa de poder entre un gobierno y un medio de comunicación, ocultando los intereses monopolizadores de un grupo en perjuicio incluso de otras empresas competidoras en el mismo rubro.
       
      En segundo lugar
      Porque ese andamiaje discursivo permite al Grupo Clarín autovictimizarse y construir desde allí un lugar de supuesta empatía con la sociedad en contra de un Estado al que caracterizan de autoritario.
       
      Por último
      El Grupo Clarín se reserva para el futuro la opción de convertirse en el “único medio opositor” que capitalice el descontento de todos aquellos que no comulgan con el gobierno nacional y poder explotarlo comercialmente.

      Claro que, para llevar adelante esa estrategia necesita no sólo de sus amplificadores mediáticos sino también de las ayudas de otros esquemas corporativos de la sociedad, como es este caso el Poder Judicial, que ha demostrado recientemente que no siente pudor en hacer explícito su apoyo al Grupo Clarín al sostener y confirmar a los jueces elegidos a dedo y esponsoreados por Cablevisión con viajes a Miami y, finalmente, extender las medidas cautelares aún desafiando a la propia Corte Suprema de Justicia.

        La Cámara de Apelaciones, conformada esta última semana a gusto y piacere de Héctor Magnetto, ha decidido ayer extender el plazo de las medidas cautelares más allá del 7 de diciembre –lo que Clarín venía anunciando desde hace varios días– en una demostración de que la independencia del Poder Judicial del poder político es indirectamente proporcional a la dependencia o connivencia con los poderes económicos y mediáticos reales de este país.

        La tapa de Clarín del jueves era sintomática: denunciaba supuestos aprietes del gobierno nacional contra la justicia, por las denuncias y recusaciones contra los jueces del ministro Julio Alak el miércoles al mediodía. Sin embargo, por debajo se cocinaba la jugada a favor del grupo de medios monopólico y en contra, incluso, de la Corte Suprema que había puesto como límite a las cautelares el día 7 de diciembre. Ahora queda desnudo el juego completo: era necesario elegir a dedo los jueces para que pudieran fallar a favor de Clarín y en contra de la democracia argentina.

      Para ello, la cobertura mediática debía armar una estrategia de “blanco y negro” por un lado. Y, por el otro, acoplar un discurso de defensa de la independencia del Poder Judicial para armar una pantalla de humo demasiado tóxica para la democracia argentina. El camino de la profundización de la crítica a la estrategia de Clarín nos lleva a los argentinos a realizarnos preguntas estructurales:
      "¿puede un grupo económico mediático desafiar con tanta omnipotencia a los tres poderes del Estado?"

      O, mejor dicho, reformulando: ¿cuál es el verdadero rol de la Justicia en la Argentina?, ¿velar por los intereses de los grupos monopólicos?, ¿estructurar estrategias en las sombras para que los poderosos tengan el derecho de no cumplir la ley?, ¿por qué Clarín tiene ante la Justicia argentina beneficios que otros ciudadanos no tenemos?"

        Es claro que el Poder Judicial es el menos democrático de las tres columnas del Estado: por su composición sociológica, por sus dobles apellidos, por las prerrogativas adquiridas, porque no son elegidos por los ciudadanos, porque sus cargos son prácticamente vitalicios, porque no pagan impuestos como los demás ciudadanos, porque muchos de los actuales jueces iniciaron sus carreras durante la época de la dictadura y porque, además, han construido una dinámica de grupo aristocratizante.

        Es por todas estas cosas, y por su connivencia con los factores de poder real y los grupos de presión, que la democracia argentina, a partir de este 7D se merece, también, una revisión profunda sobre la democratización del Poder Judicial. Ese es el desafío simbólico del 7D: la sociedad argentina debe democratizar hasta los últimos rincones de su propia democracia.  
       
      RAMBLE TAMBLE.

      LOS FIERROS JUDICIALES.

      los fierrosa
      El Día después

      Fierros Judiciales

      Con esta modalidad de enfrentar a las corporaciones, el kirchnerismo creció exponencialmente en volumen electoral desde el 22% inicial de votos en el año 2003, al 47% en octubre del año 2007, hasta acceder al notable 54% de octubre del año 2011.



      Cuando fallan los fierros mediáticos, algunos intentan construir fierros judiciales”

      Con esta frase Cristina Kirchner cerró una semana que condensa de manera paradigmática aquello que el peronismo kirchnerista puso como impronta de su gestión desde Mayo del año 2003: Afectación de intereses sectoriales por parte del gobierno, reacción corporativa coordinada para mantener el statu quo, respuesta contundente del poder ejecutivo para sostener las decisiones de gobierno.

      Esta lógica de no retroceso frente a las presiones corporativas está en la base de la legitimidad creciente del proyecto nacional que, con este estilo de gestión transformó al país de manera drástica en materia de disminución del desempleo la pobreza e indigencia, ampliando  derechos a las minorías, etc.

      Pero, también con esta modalidad de enfrentar a las corporaciones, el kirchnerismo creció exponencialmente en volumen electoral desde el 22% inicial de votos en el año 2003, al 47% en octubre del año 2007, hasta acceder al notable 54% de octubre del año 2011, con el agregado esta vez de la literal reducción de la oposición política a la mínima expresión de que se tenga memoria electoral en el país.

      Ni en medio de la mega crisis del año 2001, la segunda fuerza (precisamente el FPV) obtuvo el escuálido 17% de los votos que captara el FAP en las elecciones de octubre del año 2011.

      Este estilo de gobierno tan exitoso a nivel socioeconómico y electoral, de ninguna manera  cambiará. ¿Por qué motivo lo haría?

      Se comprende entonces que frente a las presiones del poder financiero buscando la devaluación que promovió 6 corridas contra el peso desde la asunción de Cristina Kirchner en diciembre del año 2007, con un total de fuga de 60.000 millones de dólares, el gobierno contestó profundizando los mecanismos de regulación económica, modificando la carta orgánica del Banco Central, controlando el mercado de capitales, hasta desembocar en el actual y exitoso control de cambios.

      A las presiones de los medios opositores para intentar reorientar la agenda de gobierno plebiscitada una y otra vez en elecciones ejemplares mediante la utilización de aquello que Néstor Kirchner denominó “Fierros mediáticos” , el gobierno respondió con la Ley de Medios Audiovisuales que limita fuertemente y como nunca antes en democracia, la concentración en este sector  estratégico.

      Dando continuidad al estilo de gestión tan exitoso del kirchnerismo peronista , ayer, en una movilización realmente masiva , la más importante después de los actos del bicentenario,  y frente a la presión reciente de algunos sectores del poder judicial, concretamente la Cámara en lo Civil y Comercial Federal que decidió prorrogar la medida cautelar que exime al Grupo Clarín de la obligación de desprenderse de licencias de radio y televisión para adecuarse a la nueva Ley de Medios, desconociendo leyes de amplio consenso ciudadano y parlamentario, la Presidenta recargó la metáfora de Néstor Kirchner y señaló sin dobleces la existencia de “Fierros Judiciales” , como rémoras corporativas de un poder que se mantuvo al margen de la democratización, que sí vivieron el poder Ejecutivo y Legislativo desde la recuperación democrática.

      Cuál será la respuesta del gobierno frente a esta nueva reacción corporativa en defensa de intereses ultra minoritarios que desconoce leyes de la democracia, no es posible imaginarlo, pero respetando el estilo de gestión kirchnerista legitimado una y otra vez por la ciudadanía de no retroceso frente a las presiones sectoriales , pistas de la futuras acciones del gobierno ya hay en el mismo discurso de ayer de la Presidenta Cristina Kirchner:  “La gente siente que magistrados y jueces dejan en libertad a ciudadanos que vuelven a delinquir y a robar, necesitamos una justicia que sirva al pueblo, que sea menos corporativa”.  O sea, es imprescindible otra justicia

      Fuente, ramble tamble.

      RICARDO ROUVIER, MIDE A LA OPOSICION.





      El triste destino elegido por las fuerzas de la oposición
      Por Felipe Yapur

      Triste destino el que se adjudicaron para sí las fuerzas de la oposición. En una democracia, como la que vivimos desde hace 29 años, los referentes de los partidos políticos tienen, entre otras varias tareas, la de elaborar programas, proyectos, estrategias que les permita obtener el respaldo de las mayorías y así transformar el país de acuerdo a lo que su partido considera que debe ser un Estado y una Nación. Para ello es preciso obtener el poder que otorgan las urnas.

      Sin embargo, desde hace diez años a la fecha, todo esa tarea está concentrada en una sola fuerza política, el Frente para la Victoria. El resto de los partidos, que tienen representación parlamentaria, se han limitado al rol de ser meros actores secundarios de dos corporaciones hoy aliadas, la mediática y la judicial. Ser voceros de intereses ajenos a lo que necesita y requiere una sociedad como la Argentina es la opción elegida por esta oposición.

      La opción no es reciente, en todo caso es más notoria y desenfadada. Durante esta última década fueron mostrándose cada vez más inclinados en asumir la estrategia antikirchnerista del todavía principal opositor al modelo, el grupo mediático Clarín. Una de las expresiones más fuertes fue el debate por la Resolución 125 en los albores de la primera presidencia de Cristina Kirchner. No dudaron en sumarse a la actitud destituyente de las patronales del campo, respaldada sin rubor por los medios dominantes.

      El éxito prestado no les alcanzó para transformarse en una opción al modelo del gobierno nacional. La victoria pírrica de las legislativas de 2009 los mostró luego, cuando controlaron el Parlamento, como incapaces de elaborar proyectos de ley que beneficien a la sociedad y surja de entre ellos una alternativa válida. Fueron, para la oposición, dos años perdidos en lo que hace a la vida legislativa. Desorganizados y desconfiados entre sí e incluso amonestados por el monopolio ante sus errores, protagonizaron torpes sesiones y reuniones de comisiones, algunas de ellas de inexplicable condición de secretas, de las que intentaron sacar rédito político a partir de mentiras como fue la tan cacareada embajada paralela en Venezuela. No fue así para el FPV que, a pesar de estar golpeado, avanzó con la sanción de leyes como la de Servicios de Comunicación Audiovisual.
      Justamente esta norma es la que termina por desenmascarar a la oposición que, luego de tres años, no sólo insiste en desconocerla sino que además se suma a una falacia impuesta por los medios dominantes, y que no es otra que el supuesto peligro que transita la libertad de expresión. Lo gritan desde sus bancas y en cuanto set de televisión o estudio de radio visitan.
      Por estos días, a ese papel de simples voceros de las necesidades de las corporaciones mediáticas se les sumó el de anfitrión de la supracorporación de medios como lo es la Sociedad Interamericana de Prensa. La SIP, como se la conoce, es la que en 1951 uno de sus fundadores, Miguel Otero Silva (por entonces propietario del diario El Nacional de Venezuela, dijo que los estatutos de la SIP habían sido transformados y violaban "… sus normas más fundamentales y dándole el carácter que ahora tiene: una entidad exclusivamente patronal de intercambio comercial, estrictamente controlada por los vendedores de papel, las agencias noticiosas y los buscadores de avisos que residen en Estados Unidos. Nada más inoportuno en ese ambiente que un periodista."

      Las senadoras Eugenia Estenssoro, de la casi inexistente Coalición Cívica, y la abstencionista Norma Morandini del FAP, le abrieron las puertas de la Cámara Alta para que sus popes y empleados dieran cuenta de aquella falacia sobre la libertad de expresión. Hablaron y se expresaron con total libertad, dicho sea de paso.

      Sin embargo, los legisladores de la oposición, alguno de los cuales supieron ausentarse al momento de votar la Ley de Medios, hoy tienen que encolumnarse detrás de otra grupo de intereses quedando aun más lejos de los que debieran ser sus representados naturales. Ahora también están a la cola de la corporación judicial que dice sentirse presionada por el Poder Ejecutivo y los legisladores del FPV. Las tensiones que se producen en un marco democrático son naturales y habituales. Si durante tres años la justicia dejó dormir la medida cautelar que impuso Clarín sobre la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, tiene lógica que el Ejecutivo promueva su total funcionamiento para poder aplicar una norma que está sancionada y reglamentada e incluso asumida por la casi totalidad de los medios del país.

      ¿Por qué la oposición toma como lógica la presión que se realiza contra la ANSES por los fallos judiciales en su contra e insensato y peligroso el reclamo del gobierno para que se pueda aplicar una norma que pretende democratizar la palabra? ¿Por qué la oposición usa sus tiempos en las sesiones para repudiar a la ANSES y no a una corporación que pretende sostener sus privilegios a lo que de lugar? ¿Por qué la oposición no repudia la actitud de la familia judicial que ni siquiera paga impuestos a las Ganancias y que se abroquela como un contrapoder para evitar que una ley democrática y constitucional se pueda aplicar? ¿Por qué dirigentes como Ricardo Gil Lavedra, presidente del bloque de diputados radicales y de probadas condiciones intelectuales y jurídicas, prefiere optar por el lado equivocado, el costado conservador que pretende mantenerle a la Argentina a merced de las corporaciones, y no por los viejos ideales del partido que integra?

      Sin duda, es un triste destino el que eligió para sí la oposición argentina. Y ya que se está hablando de corporación judicial, otrosí digo: días pasados, luego de conocerse la denuncia penal que realizara el Grupo Clarín contra periodistas, entre los que figura el ex director de Tiempo Argentino, cientos de voces se elevaron en contra de este verdadero ataque a la libertad de expresión.

      Fue una reacción saludable de la mayoría del periodismo y de buena parte del arco político que obligó al monopolio a volver sobre sus pasos. Eso es lo que debería comprender el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, y desistir de las demandas que presentó contra dos periodistas, uno de ellos del diario Clarín.

      Por último, al final del sábado se conoció, por boca del propio presidente Hugo Chávez, la recaída en su lucha contra el cáncer que lo obliga a una nueva cirugía en Cuba. No es una batalla fácil la que debe enfrentar el presidente bolivariano y por ello, desde este pequeño espacio se hacen votos para que su consigna “Viviremos y Venceremos”, sea una realidad efectiva.

      10/12/12 Tiempo Argentino

        Entrevista. Ricardo Rouvier. Consultor.
      Qué imagen tiene la sociedad de la oposición en su conjunto, más allá de las diferencias que hay en la percepción que tiene de cada dirigente?

      –La visión general sobre la oposición es muy mala. Cuando en alguna encuesta se pregunta por eso, la percepción negativa suele rondar el 60%. De todos modos, no hace falta un sondeo. En el cacerolazo del 8 de noviembre se vio con claridad que la oposición es casi inexistente. Ese sector de la población asumió las críticas al Gobierno y las plasmó en la calle. El arco no oficialista no logra hacer pie en la sociedad, en términos de oferta. No tiene una figura que sobresalga como para que se la escuche y se la siga.

      –¿Comparte la idea de que rol de adversario del Gobierno está asumido por los medios de comunicación del establishment, más que por las fuerzas políticas?

      –Sí. Los grandes medios ocupan ese lugar. Esto no se debe solamente al hecho de que la oposición vaya a veces por detrás de esta corporación mediática, también es porque el Gobierno tiene como adversarios a sectores que no son dirigentes políticos sino empresas. Es algo que pasó con la Mesa de Enlace, por ejemplo. Este proceso, que se viene dando desde el principio de kirchnerismo, de algún modo disuelve la “oposición profesional”.

      –¿Cuál es el lugar que ocupan estas fuerzas políticas en el conflicto por la aplicación plena de la ley de medios?

      –Lo que hace la oposición cuando hay este tipo de encontronazos es asumir el discurso republicano, la idea del equilibrio de poderes. Hicieron lo mismo con la supuesta intensión del oficialismo de reformar la Constitución. Allí se agarraron de la idea de la alternancia, como si fuese buena en sí misma.

      –Por otra parte, no sale en bloque a cuestionar la ley de medios, a pedir su derogación.

      –Eso también es verdad. No salen a defender a Clarín de modo abierto. Hay sectores que votaron la ley de medios, como varios dirigentes del Frente Amplio Progresista, que no están arrepentidos de haberlo hecho. Las críticas siempre se centran en el estilo del Gobierno, en la forma en que se hacen los procedimientos. Por el momento, ese sector de la política no tiene una bandera específica.

      –El Gobierno ocupa toda la escena política.

      –En gran medida es así. Es el destinatario del enojo y el aplauso. Elige con quien pelea y los políticos opositores van detrás y se acomodan como pueden. El kirchnerismo no tiene contrincante y la oposición no participa de los grandes debates.

      –¿Podrá cambiar esta realidad con las elecciones del año que viene?

      –No lo sé, ya que otro tema complicado es que estos partidos tampoco han podido capitalizar las medidas del Ejecutivo que acompañaron, como la estatización de YPF o el matrimonio igualitario.

      –¿Cómo describiría la relación de estas fuerzas políticas con el Grupo Clarín?

      –La oposición no hace absoluto seguidismo. Pero sin duda en el conflicto que se vivió esta semana eligió defender algunos de los argumentos del Grupo. Además, no acusan a Clarín de monopólico. Digamos que no dan la vida por el Grupo, pero terminan usando argumentos que le sirven a la estrategia que el multimedio tiene para burlar la ley de medios.

      09/12/12 Miradas al Sur

      LA OPOSICION PRESA DE CLARIN.





      El triste destino elegido por las fuerzas de la oposición
      Por Felipe Yapur

      Triste destino el que se adjudicaron para sí las fuerzas de la oposición. En una democracia, como la que vivimos desde hace 29 años, los referentes de los partidos políticos tienen, entre otras varias tareas, la de elaborar programas, proyectos, estrategias que les permita obtener el respaldo de las mayorías y así transformar el país de acuerdo a lo que su partido considera que debe ser un Estado y una Nación. Para ello es preciso obtener el poder que otorgan las urnas.

      Sin embargo, desde hace diez años a la fecha, todo esa tarea está concentrada en una sola fuerza política, el Frente para la Victoria. El resto de los partidos, que tienen representación parlamentaria, se han limitado al rol de ser meros actores secundarios de dos corporaciones hoy aliadas, la mediática y la judicial. Ser voceros de intereses ajenos a lo que necesita y requiere una sociedad como la Argentina es la opción elegida por esta oposición.

      La opción no es reciente, en todo caso es más notoria y desenfadada. Durante esta última década fueron mostrándose cada vez más inclinados en asumir la estrategia antikirchnerista del todavía principal opositor al modelo, el grupo mediático Clarín. Una de las expresiones más fuertes fue el debate por la Resolución 125 en los albores de la primera presidencia de Cristina Kirchner. No dudaron en sumarse a la actitud destituyente de las patronales del campo, respaldada sin rubor por los medios dominantes.

      El éxito prestado no les alcanzó para transformarse en una opción al modelo del gobierno nacional. La victoria pírrica de las legislativas de 2009 los mostró luego, cuando controlaron el Parlamento, como incapaces de elaborar proyectos de ley que beneficien a la sociedad y surja de entre ellos una alternativa válida. Fueron, para la oposición, dos años perdidos en lo que hace a la vida legislativa. Desorganizados y desconfiados entre sí e incluso amonestados por el monopolio ante sus errores, protagonizaron torpes sesiones y reuniones de comisiones, algunas de ellas de inexplicable condición de secretas, de las que intentaron sacar rédito político a partir de mentiras como fue la tan cacareada embajada paralela en Venezuela. No fue así para el FPV que, a pesar de estar golpeado, avanzó con la sanción de leyes como la de Servicios de Comunicación Audiovisual.
      Justamente esta norma es la que termina por desenmascarar a la oposición que, luego de tres años, no sólo insiste en desconocerla sino que además se suma a una falacia impuesta por los medios dominantes, y que no es otra que el supuesto peligro que transita la libertad de expresión. Lo gritan desde sus bancas y en cuanto set de televisión o estudio de radio visitan.
      Por estos días, a ese papel de simples voceros de las necesidades de las corporaciones mediáticas se les sumó el de anfitrión de la supracorporación de medios como lo es la Sociedad Interamericana de Prensa. La SIP, como se la conoce, es la que en 1951 uno de sus fundadores, Miguel Otero Silva (por entonces propietario del diario El Nacional de Venezuela, dijo que los estatutos de la SIP habían sido transformados y violaban "… sus normas más fundamentales y dándole el carácter que ahora tiene: una entidad exclusivamente patronal de intercambio comercial, estrictamente controlada por los vendedores de papel, las agencias noticiosas y los buscadores de avisos que residen en Estados Unidos. Nada más inoportuno en ese ambiente que un periodista."

      Las senadoras Eugenia Estenssoro, de la casi inexistente Coalición Cívica, y la abstencionista Norma Morandini del FAP, le abrieron las puertas de la Cámara Alta para que sus popes y empleados dieran cuenta de aquella falacia sobre la libertad de expresión. Hablaron y se expresaron con total libertad, dicho sea de paso.

      Sin embargo, los legisladores de la oposición, alguno de los cuales supieron ausentarse al momento de votar la Ley de Medios, hoy tienen que encolumnarse detrás de otra grupo de intereses quedando aun más lejos de los que debieran ser sus representados naturales. Ahora también están a la cola de la corporación judicial que dice sentirse presionada por el Poder Ejecutivo y los legisladores del FPV. Las tensiones que se producen en un marco democrático son naturales y habituales. Si durante tres años la justicia dejó dormir la medida cautelar que impuso Clarín sobre la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, tiene lógica que el Ejecutivo promueva su total funcionamiento para poder aplicar una norma que está sancionada y reglamentada e incluso asumida por la casi totalidad de los medios del país.

      ¿Por qué la oposición toma como lógica la presión que se realiza contra la ANSES por los fallos judiciales en su contra e insensato y peligroso el reclamo del gobierno para que se pueda aplicar una norma que pretende democratizar la palabra? ¿Por qué la oposición usa sus tiempos en las sesiones para repudiar a la ANSES y no a una corporación que pretende sostener sus privilegios a lo que de lugar? ¿Por qué la oposición no repudia la actitud de la familia judicial que ni siquiera paga impuestos a las Ganancias y que se abroquela como un contrapoder para evitar que una ley democrática y constitucional se pueda aplicar? ¿Por qué dirigentes como Ricardo Gil Lavedra, presidente del bloque de diputados radicales y de probadas condiciones intelectuales y jurídicas, prefiere optar por el lado equivocado, el costado conservador que pretende mantenerle a la Argentina a merced de las corporaciones, y no por los viejos ideales del partido que integra?

      Sin duda, es un triste destino el que eligió para sí la oposición argentina. Y ya que se está hablando de corporación judicial, otrosí digo: días pasados, luego de conocerse la denuncia penal que realizara el Grupo Clarín contra periodistas, entre los que figura el ex director de Tiempo Argentino, cientos de voces se elevaron en contra de este verdadero ataque a la libertad de expresión.

      Fue una reacción saludable de la mayoría del periodismo y de buena parte del arco político que obligó al monopolio a volver sobre sus pasos. Eso es lo que debería comprender el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, y desistir de las demandas que presentó contra dos periodistas, uno de ellos del diario Clarín.

      Por último, al final del sábado se conoció, por boca del propio presidente Hugo Chávez, la recaída en su lucha contra el cáncer que lo obliga a una nueva cirugía en Cuba. No es una batalla fácil la que debe enfrentar el presidente bolivariano y por ello, desde este pequeño espacio se hacen votos para que su consigna “Viviremos y Venceremos”, sea una realidad efectiva.

      10/12/12 Tiempo Argentino