domingo, 9 de diciembre de 2012
PERFIL.COM, ARTEMIO LOPEZ OPINA.
Contra viento y marea, para beneficio de todos y todas
Por Artemio Lopez
Frente a este notable respaldo y en un año de fuerte impacto de la crisis internacional y regional en la economía doméstica, el Gobierno mantuvo sin cambios notables su popularidad sosteniendo los dos atributos que le dieron volumen a su megavictoria: consumo y empleo.
En efecto, los datos indican que los niveles de empleo se mantienen sin variaciones entre octubre de 2011 y 2012 en torno al 7,5% promedio de desempleo abierto, la pobreza impacta sobre el 13% de la población, la indigencia persiste en el 3%, mientras el consumo interno se sostiene con firmeza medido indirectamente por recaudación o de manera directa por información sectorial pública y privada.
Igualmente, contra todos los pronósticos de caídas y estanflación propalados por los sabios y el contexto desfavorable, la economía acumula un crecimiento del PBI en el año 2012 del 2,1%; y mejorará más cuando se sumen los últimos dos meses que son los mejores del año que se cierra.
Complementariamente, el Gobierno nacional, a pesar del contexto de crisis internacional y regional –o tal vez motivado por él–, transformó este primer año del segundo mandato de Cristina en el de mayor activismo estatal desde mayo de 2003, profundizando el modelo iniciado por Néstor Kirchner hace casi una década.
Enumeramos sólo cinco medidas de amplio impacto socioeconómico desplegadas en este primer año que dan volumen a la gestión nacional y fueron todas acompañadas por amplio respaldo de la opinión pública.
1. La estatización del 51% del paquete accionario de YPF supuso no sólo el control de la principal industria de nuestro país y de la petrolera que domina el mercado de los hidrocarburos con su integración vertical. Con esta decisión el Gobierno pasó a controlar, además, un conglomerado de empresas que incluye una compañía en Estados Unidos, dos de servicios petroleros, la venta directa de combustibles con una red propia, la distribución de gas, la generación de electricidad, la separación de gases ricos, la producción de fertilizantes y de metanol, cuatro refinerías, ductos, una terminal portuaria y hasta una comercializadora de granos.
La lista de la participación de YPF en otras compañías es enorme. En algunas tiene el 100% del capital accionario y en otras una presencia mayoritaria o la operación sin ser el dueño principal. Es difícil conocer el patrimonio neto de semejante red de intereses comerciales porque, además, muchas de estas firmas no son públicas (no cotizan en bolsa) desde el punto de vista de la información.
YPF, ya se sabe, es la principal empresa de nuestro país, la de mayor facturación, el primer contribuyente al Fisco y el generador del más alto número de puestos de trabajo. Extrae el 33% del petróleo y el 23% del gas que se producen en la Argentina y lidera ampliamente el mercado de los combustibles líquidos y el gas envasado (GLP).
Uno de los activos que automáticamente pasaron al control del Estado cuando se intervino la empresa fue la petrolera Maxus Energy Corporation, con sede en Estados Unidos y actividad en el Golfo de México.
Maxus fue adquirida por YPF bajo gestión estatal antes de que Repsol comprara el paquete mayoritario de la empresa. Tiene una producción de 10 mil barriles por día en el área Neptune y activos en la zona de Texas, donde está su sede.
Otra de las empresas es YPF Internacional, que tiene a su vez el 100% de YPF Guyana Ltd., participante del consorcio Bloque Georgetown, cuyo operador es Repsol. YPF Internacional tiene además intereses en Ecuador, Perú, Colombia, Bolivia, Paraguay, Uruguay y Chile. La decisión de tomar el 51% de las acciones fue como se ve de enormes consecuencias.
2. Plan de viviendas Procrear: plan emblema de las políticas nacionales de sostenimiento de empleo en un contexto de restricciones , el muy incipiente aún plan Procrear, según los estudios del departamento estadístico de la Cámara Argentina de la Construcción , se estima promoverá un incremento de la inversión en construcción equivalente al 1,2% del PBI si se construyen 100 mil viviendas de 50 m2 cada una por año, calculando un costo promedio de alrededor de $ 5 mil el m2, lo que supondrá la creación o sostenimiento de alrededor de sesenta mil empleos directos, a los que habrá que agregar los indirectos por el notable efecto multiplicador de la construcción.
En este sentido, la Dirección Nacional de Cuentas Nacionales del Indec proyecta que por cada cien mil pesos invertidos, como valor bruto de producción en la construcción, se generarán tres puestos de trabajo en ese sector en particular y cinco puestos de trabajo en total en toda la economía, esto es por cada puesto de trabajo directo que supone la inversión de 33 mil pesos se generarán 1,6 puesto de trabajo indirectos.
3. Reforma a la Carta Orgánica del Banco Central: el proyecto promovido por el Poder Ejecutivo fue sancionado el jueves 22 de marzo por el Senado, donde recibió 42 votos a favor, sólo 19 en contra y dos abstenciones.
El artículo 2 de la Ley 26.739 señala que el BCRA “tiene por finalidad promover, en la medida de sus facultades y en el marco de las políticas establecidas por el Gobierno nacional, la estabilidad monetaria, la estabilidad financiera, el empleo y el desarrollo económico con equidad social”.
La norma amplía así las facultades de la entidad, que la ley de convertibilidad en medio del festival neoliberal de los años 90, había restringido a la preservación de la estabilidad monetaria, y dispone ahora la coordinación de políticas con las desarrolladas por el Ejecutivo.
El artículo 3 señala al respecto que el Central podrá regular el funcionamiento del sistema financiero, así como la cantidad de dinero y las tasas de interés, y “regular y orientar el crédito”.
Además, entre otras funciones establece la de “proveer a la protección de los derechos de los usuarios de servicios financieros y a la defensa de la competencia, coordinando su actuación con las autoridades públicas competentes”.
La ley dice, además, para evitar discrecionalidad que el BCRA “no estará sujeto a órdenes, indicaciones o instrucciones del Poder Ejecutivo nacional, ni podrá asumir obligaciones de cualquier naturaleza que impliquen condicionarlas, restringirlas o delegarlas sin autorización expresa del Honorable Congreso de la Nación”.
4. Control del Mercado de Capitales: ahora la Comisión Nacional de Valores (CNV) tendrá el poder de policía sobre los mercados del país, lo que hasta ahora era ejercido por las mismas Bolsas de valores. El rol de la CNV se reducía a la autorización de las ofertas públicas.
La reforma busca atraer el ahorro de empresas e individuos para aumentar la oferta de financiamiento.
Asimismo, se establece que la CNV será el único organismo de control de la oferta pública de acciones y títulos. Esa dependencia unificará las funciones de autorización, negociación, supervisión y policía de los valores negociables, atributo que hasta el momento tenían tres entidades distintas.
Por otra parte, la CNV podrá “solicitar informes y documentos, realizar investigaciones e inspecciones en las personas físicas y/o jurídicas sometidas a su fiscalización, citar a declarar, tomar declaración informativa y testimonial”.
La CNV podrá llevar a la práctica este atributo cuando detecte situaciones en la que puedan resultar vulnerados “los intereses de los accionistas minoritarios y/o tenedores de títulos valores sujetos a oferta pública”.
5. Control de cambios: en Economía a Contramano, el muy interesante y reciente libro de Alfredo Zaiat, se muestran el período y la magnitud de las seis corridas desestabilizadoras registradas contra los gobiernos de Cristina Kirchner.
Elecciones presidenciales 2007, duración de julio 2007-octubre 2007. Monto fugado: 7.131 millones de dólares.
Crisis “del campo”, duración abril 2008-julio 2008. Monto fugado: 10.393 millones de dólares.
Caída de Lehman Brothers, duración septiembre 2008-octubre 2008. Monto fugado: 6.561 millones de dólares.
Fin AFJP, crisis internacional, elecciones junio 2009, duración diciembre 2008-julio 2009. Monto fugado: 13.784 millones de dólares.
Crisis Redrado en el BCRA, duración enero 2010-abril 2010. Monto fugado: 5.262 millones de dólares.
Elecciones presidenciales 2011. Duración abril 2011-octubre 2011. Monto fugado: 17.545 millones de dólares.
El total de fuga de capitales entre mediados de 2007 y fines de 2011 ascendió a 60.676 millones de dólares, el equivalente a casi el 150% de las reservas.
Este nivel de fuga, intolerable para cualquier economía, comenzó a ser atacado por el Gobierno con el control del cambio (denominado por la oposición mediática como “cepo al dólar”), por lo que el gobierno de la presidenta Cristina Kirchner comenzó a restringir la adquisición de billetes verdes en octubre de 2011 para frenar una fuga de divisas que golpeó las reservas del Banco Central, con las cuales financia sus pagos de deuda y gasto público, planes sociales, jubilaciones y pensiones, etc. La idea es que el dólar debe ser moneda para el comercio exterior y erradicada de la transa doméstica y el atesoramiento, donde sólo debe existir el peso como moneda de uso.
Como se ve, 2012 fue un año de gran actividad en la gestión, que pudo sortear con éxito las dificultades inocultables del contexto sin que se resintiera de manera notable el nivel de vida de los argentinos y las argentinas, todos y todas, incluido el de ustedes, estimados lectores de PERFIL.
*Director de Consultora Equis.
GB
RAMBLE TAMBLE NOS HABLA DE BINNER.
Mientras Hermes a nivel nacional sigue curtiendo el republicanismo afrancesado, el avance de la trama narco en la provincia de Santa Fe y en Rosario en particular, con apoyo ineludible en los aparatos del Estado , es de contastación cotidiana .Un ejemplo elcocuente publicado en Rosario 3.
Furia antinarco: vecinos destruyeron un búnker y denunciaron otro Un grupo de personas de Granadero Baigorria incendió y demolió un punto de venta de drogas con bombas molotov y a mazazos. En barrio Belgrano, manifestaron su bronca con quema de cubiertas por la impunidad de otro kiosco. Las increíbles imágenes
Furia de vecinos contra narcos en dos puntos de la zona este viernes a la tarde. Un grupo de personas de Granadero Baigorria prendió fuego y destruyó un búnker de drogas con mazazos y bombas molotov, cuando en el interior había dos menores que serían vendedores y que se dieron a la fuga. Se trató de una verdadero ataque armado. Casi en paralelo, en la zona oeste de Rosario, se inició una protesta con quema de cubiertas para denunciar el funcionamiento de un local dedicado a la venta de espufacientes en el barrio Belgrano.
Según dijeron testigos a Telenoche (El Tres), hace dos meses que el lugar destruido funcionaba como punto de venta de estupefacientes en el barrio Los Robles de la localidad vecina y el responsable vive a pocos metros del lugar.
Mientras ese ataque ocurría, había en el interior del local dos menores que en principio comercializaban la droga y que escaparon. La destrucción se realizó con con mazazos y bombas molotov, e incluso se puede ver a jóvenes armados con tumberas en las increíbles imagenes que logró captar El Tres. "La comisaría sabe de esto", aseguró uno de los hombres de se animó a denunciar la trama de complicidad e impunidad.
En Rosario, la manifestación contra el segundo puesto narco se realizaba en la esquina de Brasil y Cochabamba donde la molestia de los vecinos crecía en tensión. Afirmaron que el lugar ya había sido allanado e incluso demolido pero volvió a funcionar. Un móvil policial custodiaba la protesta.
“Acá hay chicos y las autoridades no hacen nada. La policía viene y se ríe de nosotros. Dicen que no pueden hacer nada porque ya está todo arreglado”, se quejó una vecina en diálogo con Radio 2.
La mujer detalló que la violencia creció en el barrio por la presencia de bandas armadas que comenzaron a hacerse visibles en las calles.
El grupo de vecinos que se movilizaba pedía mayor presencia policial y que se tomen medidas para erradicar el punto de venta de estupefacientes.
GB
Y BINNER PREOCUPADO POR LA REPUBLICA QUE OPINA?
Rosario: Escuchas que prueban la trama narcopolicial
Sebastián Ortega. Cosecha Roja.
El “Fantasma” Martín Paz esperaba en el semáforo al volante de su BMW cupé blanca. Lo acompañaban la mujer y el hijo de dos años. Era la hora de la siesta del sábado 8 de septiembre y las calles de Rosario estaban desiertas. Junto a la ventanilla izquierda se detuvo una moto negra. El conductor sacó una pistola y gatilló varias veces. El Fantasma logró arrancar y dobló por el bulevar 27 de febrero. El sicario se bajó de la moto, apuntó con la 9mm y vació el cargador. Antes de detenerse, el BMW hizo casi tres cuadras, zigzagueó y chocó contra tres autos estacionados. Cuando llegó la ambulancia el Fantasma ya estaba muerto. Había recibido cinco disparos: en el abdomen, el pecho, la espalda y dos en los brazos. Una sexta bala pegó en uno de los faros traseros del auto. Antes de subirse a la moto y escapar en contramano, el sicario golpeó dos veces la pistola contra el pecho a la altura del corazón y extendió su brazo derecho hacia el cielo.
El Fantasma Paz no tenía antecedentes penales. El apodo, explicaron fuentes judiciales, se lo ganó trabajando desde las sombras para la banda de Los Monos, el clan de la familia Cantero que domina la zona Sur de Rosario.La Justicia sospecha que el Fantasma –cuñado de un miembro de Los Monos- llevaba el control de las finanzas y blanqueaba la plata sucia. Esta hipótesis nunca pudo probarse.
Varias fuentes consultadas por Cosecha Roja confirmaron que el crimen fue una venganza de L.M (el nombre se omite por razones legales), capo de una las bandas que maneja la distribución de drogas en el noroeste de Rosario y en varias ciudades del sur santafesino.
Entre febrero y mayo, en los Tribunales provinciales aparecieron dos sobres con denuncias anónimas. El fiscal de Cámara que las recibió las giró a dos juzgados de instrucción y a los tribunales federales. A partir de esos anónimos se abrieron dos causas en las que se investiga a más de 50 policías, entre ellos el actual jefe de la fuerza, Cristian Sola. Según esas denuncias, L.M paga unos 120 mil pesos mensuales de coima a la policía por la distribución de droga y 2 mil pesos por cada uno de los puntos de venta.
-A ver, muchachos, vayan moviéndose que llega L.M- dijo un patovica de un boliche del barrio Pichincha a un grupo de jóvenes.
-¿Y ese quién es?- preguntó uno de los pibes, trago en mano, al amigo que ya se había levantado de la silla.
-Vamos, después te explico.
El jefe narco entró en medio de un operativo de seguridad. Entre los negocios legales de L.M hay dos boliches y varias concesionarias de autos de alta gama.
Hasta agosto, cuando uno de sus socios -acusado de ser el líder de una banda que se dedicaba al robo y desguace de autos-, fue detenido por Gendarmería, L.M vivía en la vecina localidad de Funes y solía moverse en un Audi A3. Según explicaron fuentes judiciales, desde la detención de su socio, el jefe narco empezó a sospechar que la justicia lo estaba investigando y se mudó un tiempo a Buenos Aires.
Hasta ese momento, Los Monos y L.M habían mantenido un pacto tácito de no agresión. Con la parcial retirada de L.M, el clan de Los Cantero quiso copar todo el mercado y extendió sus redes hacia el noroeste. L.M volvió a la ciudad a poner las cosas en su lugar.
El 7 de septiembre, el día anterior al asesinato del Fantasma Paz, un abogado penalista volvió a su estudio frente a los Tribunales después de tomar un café en un bar cercano. En la puerta lo esperaba un hombre.
-¿Usted es el doctor Tortajada?-le preguntó.
El abogado abrió la puerta y fue hasta el ascensor. Desde atrás, el desconocido le pegó tres tiros con una pistola calibre 22. El hombre lo había contactado varios días atrás para que defendiera a un familiar detenido por narcotráfico.
A los pocos días, en un intervalo de 48 horas, dos agencias de autos de alta gama fueron atacadas a tiros. Una de ellas con una ametralladora de guerra FMK3. El 16 de septiembre a la noche, un panadero de 52 años que iba con la mujer en un Fiat 147 fue asesinado desde una moto. Veinte minutos después, a dieciocho cuadras del lugar, Sebastián “el Gordo Santillán” Pérez murió al recibir seis balazos mientras manejaba su Peugeot 308 descapotable. En el baúl del auto había una imagen de San La Muerte y una frase: “Dios de larga vida a mis enemigos para que de pie vean mis triunfos”. Varias fuentes consultadas por Cosecha Roja vincularon estos hechos a la guerra narco.
La policía hizo aparecer todos estos episodios como hechos aislados. El 18 de septiembre el ministro de Seguridad Raúl Lamberto reconoció que estaban “ante una situación compleja” y que había organizaciones narcos en la provincia. “Estas bandas tienen amplio poder de conducción, manejo de dinero y son muy violentas. Estas bandas están rompiendo la convivencia armónica de los vecinos rosarinos”, dijo Lamberto.
Al poco tiempo la situación se calmó. En una mesa de un bar céntrico, sentado dando la espalda a la pared del fondo, un alto jefe policial con más de 25 años en la fuerza explicó que después de la seguidilla de asesinatos los líderes de las dos bandas se reunieron y sellaron una tregua. Esta información fue confirmada por una alta fuente del Ministerio de Seguridad. Según el policía, miembros de la propia fuerza habrían sido garantes de ese acuerdo. El funcionario no lo descartó.
El clan de los Cantero paga, según la denuncia investigada por la justicia, unos 40 mil pesos mensuales sólo por la venta mayorista de droga.
-Tienen fusiles con mira telescópica, ametralladoras FMK3, granadas y chalecos antibalas- detalló el jefe policial.
-¿Y ese armamento de dónde proviene?
-El mercado de las armas es muy grande. La mayoría de las veces se las vende la propia policía.
A fines del mes pasado, el entonces jefe de la división de drogas de Rosario, el comisario Oscar Romero, fue separado de su cargo por el faltante de una FMK3. Los investigadores sospechan que esta ametralladora podría haber sido comprada por alguna de las bandas.
En cada barrio, a su vez, grupos más pequeños se encargan de la venta directa. El control territorial de Los Monos en zona sur y de L.M en el noroeste no evita que muchas veces bandas se enfrenten a los tiros.
Este robo, ocurrido a mediados de octubre, fue el inicio de una guerra en la que fueron asesinados tres militantes del Movimiento 26 de Junio. En una causa por el triple crimen, varios policías están procesados por encubrimiento. Según consta en una de las denuncias anónimas, uno de ellos habría llamado al entonces subjefe de la policía provincial, Cristian Sola, para pedirle que libere la zona para que El Quemado pueda escapar.
-Esta vez no podemos hacer nada, fue mucho el ruido que hizo- habría respondido Sola.
Después de la masacre, el juez ordenó una serie de allanamientos para detener a la banda del Quemado.
-Si venían media hora antes los atrapaban- decían los vecinos cuando aparecía la policía. Hay quienes sostienen que los mismos uniformados daban el aviso.
En Villa Moreno, uno de los kioscos protegidos por la policía era el del Chucha -que respondía a uno de los hijos del líder de Los Monos-. Los familiares de las víctimas del triple crimen lo denunciaron en la Comisión Investigadora de la Cámara de Diputados y en reuniones con funcionarios del gobierno provincial. Pero el Chucha seguía trabajando tranquilo.
A mediados de agosto, los Cantero mandaron a un ahijado suyo a comprar cocaína al kiosquito. Tenían el dato de que El Chucha le robaba a sus propios clientes, algo intolerable en el negocio de la droga. El rumor se confirmó cuando el enviado regresó golpeado y sin la moto. Uno de los hijos del capo fue a solucionar el asunto: llegó en su 4×4 negra acompañado de sus hombres y le pegó varios tiros en las piernas. Una vez en el piso, le dieron una paliza.
Durante varios años, el Chucha había trabajado en el barrio sin problemas con la policía. Tres días después del ataque de Los Cantero,la Brigada Operativa Departamental allanó las tres casas donde funcionaba el negocio. Incautaron 2,5 kilos de cocaína y detuvieron a cinco personas. El Chucha no estaba, pero sí uno de sus hijos. Él cayó preso un tiempo después. Los vecinos dicen que se acercó rengueando a ver un operativo policial. Que un uniformado lo reconoció, lo hizo cargo de un paquete y lo llevó detenido.
Al menos cuatro fuentes independientes entre sí consultadas por Cosecha Roja contaron que existe, desde hace algún tiempo, una fuerte interna en la policía provincial entre el Comando Radioeléctrico y la ex Drogas Peligrosas por ver quién se queda con el negocio narco.
Ojito tiene 24 años, unos llamativos ojos azules que le valieron el apodo y un pedido de captura nacional e internacional que lo convirtió en el narco más buscado de Santa Fe. En pocos años pasó de vender drogas en fiestas electrónicas a ser el jefe de una banda que abastecía a dealers de varias localidades santafesinas; de la casa familiar de zona sur a varios departamentos en el centro, una decena de autos y una vida de lujos que incluía modelos porteñas y viajes al exterior.
A pedido de la fiscal Liliana Bettiolo,la Policía de Seguridad Aeroportuaria fue la encargada de llevar adelante la investigación sobre la banda de Ojito. Bettiolo tenía la sospecha –luego confirmada- de que la policía santafesina formaba parte del negocio de la droga. Según consta en el expediente al que Cosecha Roja tuvo acceso, el domingo 22 de abril, la misma noche del tiroteo, empezaron las negociaciones entre Ojito y personal de la comisaría 18.
La situación no era sencilla: había dos detenidos, un paquete con droga y un auto baleado.
A la mañana siguiente, Ojito llamó a Darío, uno de los policías amigos. En la comisaría fraguaron un acta y los dos chicos detenidos pasaron a ser víctimas de un intento de secuestro.
El “Fantasma” Martín Paz esperaba en el semáforo al volante de su BMW cupé blanca. Lo acompañaban la mujer y el hijo de dos años. Era la hora de la siesta del sábado 8 de septiembre y las calles de Rosario estaban desiertas. Junto a la ventanilla izquierda se detuvo una moto negra. El conductor sacó una pistola y gatilló varias veces. El Fantasma logró arrancar y dobló por el bulevar 27 de febrero. El sicario se bajó de la moto, apuntó con la 9mm y vació el cargador. Antes de detenerse, el BMW hizo casi tres cuadras, zigzagueó y chocó contra tres autos estacionados. Cuando llegó la ambulancia el Fantasma ya estaba muerto. Había recibido cinco disparos: en el abdomen, el pecho, la espalda y dos en los brazos. Una sexta bala pegó en uno de los faros traseros del auto. Antes de subirse a la moto y escapar en contramano, el sicario golpeó dos veces la pistola contra el pecho a la altura del corazón y extendió su brazo derecho hacia el cielo.
El Fantasma Paz no tenía antecedentes penales. El apodo, explicaron fuentes judiciales, se lo ganó trabajando desde las sombras para la banda de Los Monos, el clan de la familia Cantero que domina la zona Sur de Rosario.La Justicia sospecha que el Fantasma –cuñado de un miembro de Los Monos- llevaba el control de las finanzas y blanqueaba la plata sucia. Esta hipótesis nunca pudo probarse.
Varias fuentes consultadas por Cosecha Roja confirmaron que el crimen fue una venganza de L.M (el nombre se omite por razones legales), capo de una las bandas que maneja la distribución de drogas en el noroeste de Rosario y en varias ciudades del sur santafesino.
Entre febrero y mayo, en los Tribunales provinciales aparecieron dos sobres con denuncias anónimas. El fiscal de Cámara que las recibió las giró a dos juzgados de instrucción y a los tribunales federales. A partir de esos anónimos se abrieron dos causas en las que se investiga a más de 50 policías, entre ellos el actual jefe de la fuerza, Cristian Sola. Según esas denuncias, L.M paga unos 120 mil pesos mensuales de coima a la policía por la distribución de droga y 2 mil pesos por cada uno de los puntos de venta.
-A ver, muchachos, vayan moviéndose que llega L.M- dijo un patovica de un boliche del barrio Pichincha a un grupo de jóvenes.
-¿Y ese quién es?- preguntó uno de los pibes, trago en mano, al amigo que ya se había levantado de la silla.
-Vamos, después te explico.
El jefe narco entró en medio de un operativo de seguridad. Entre los negocios legales de L.M hay dos boliches y varias concesionarias de autos de alta gama.
Hasta agosto, cuando uno de sus socios -acusado de ser el líder de una banda que se dedicaba al robo y desguace de autos-, fue detenido por Gendarmería, L.M vivía en la vecina localidad de Funes y solía moverse en un Audi A3. Según explicaron fuentes judiciales, desde la detención de su socio, el jefe narco empezó a sospechar que la justicia lo estaba investigando y se mudó un tiempo a Buenos Aires.
Hasta ese momento, Los Monos y L.M habían mantenido un pacto tácito de no agresión. Con la parcial retirada de L.M, el clan de Los Cantero quiso copar todo el mercado y extendió sus redes hacia el noroeste. L.M volvió a la ciudad a poner las cosas en su lugar.
El 7 de septiembre, el día anterior al asesinato del Fantasma Paz, un abogado penalista volvió a su estudio frente a los Tribunales después de tomar un café en un bar cercano. En la puerta lo esperaba un hombre.
-¿Usted es el doctor Tortajada?-le preguntó.
El abogado abrió la puerta y fue hasta el ascensor. Desde atrás, el desconocido le pegó tres tiros con una pistola calibre 22. El hombre lo había contactado varios días atrás para que defendiera a un familiar detenido por narcotráfico.
A los pocos días, en un intervalo de 48 horas, dos agencias de autos de alta gama fueron atacadas a tiros. Una de ellas con una ametralladora de guerra FMK3. El 16 de septiembre a la noche, un panadero de 52 años que iba con la mujer en un Fiat 147 fue asesinado desde una moto. Veinte minutos después, a dieciocho cuadras del lugar, Sebastián “el Gordo Santillán” Pérez murió al recibir seis balazos mientras manejaba su Peugeot 308 descapotable. En el baúl del auto había una imagen de San La Muerte y una frase: “Dios de larga vida a mis enemigos para que de pie vean mis triunfos”. Varias fuentes consultadas por Cosecha Roja vincularon estos hechos a la guerra narco.
La policía hizo aparecer todos estos episodios como hechos aislados. El 18 de septiembre el ministro de Seguridad Raúl Lamberto reconoció que estaban “ante una situación compleja” y que había organizaciones narcos en la provincia. “Estas bandas tienen amplio poder de conducción, manejo de dinero y son muy violentas. Estas bandas están rompiendo la convivencia armónica de los vecinos rosarinos”, dijo Lamberto.
Al poco tiempo la situación se calmó. En una mesa de un bar céntrico, sentado dando la espalda a la pared del fondo, un alto jefe policial con más de 25 años en la fuerza explicó que después de la seguidilla de asesinatos los líderes de las dos bandas se reunieron y sellaron una tregua. Esta información fue confirmada por una alta fuente del Ministerio de Seguridad. Según el policía, miembros de la propia fuerza habrían sido garantes de ese acuerdo. El funcionario no lo descartó.
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A principios de la década del 2000, la banda de Los Monos consolidó su poder en los barrios Las Flores y La Granada, en la zona sur de Rosario. Esta organización, manejada por la familia Cantero, mantuvo durante varios años una sangrienta disputa contra Los Garompas. Con varios enemigos muertos y otros tantos tras las rejas, los negocios de Los Monos se extendieron por toda la ciudad. Si bien la principal fuente de ingresos de este clan es la distribución de droga a nivel mayorista y el manejo de kiosquitos, también se dedican a la usura –tienen absoluto control de la zona del Casino-, la venta de protección y los crímenes por encargo.El clan de los Cantero paga, según la denuncia investigada por la justicia, unos 40 mil pesos mensuales sólo por la venta mayorista de droga.
-Tienen fusiles con mira telescópica, ametralladoras FMK3, granadas y chalecos antibalas- detalló el jefe policial.
-¿Y ese armamento de dónde proviene?
-El mercado de las armas es muy grande. La mayoría de las veces se las vende la propia policía.
A fines del mes pasado, el entonces jefe de la división de drogas de Rosario, el comisario Oscar Romero, fue separado de su cargo por el faltante de una FMK3. Los investigadores sospechan que esta ametralladora podría haber sido comprada por alguna de las bandas.
En cada barrio, a su vez, grupos más pequeños se encargan de la venta directa. El control territorial de Los Monos en zona sur y de L.M en el noroeste no evita que muchas veces bandas se enfrenten a los tiros.
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El Negro Ezequiel, en alianza con la familia del Chucha –un histórico transa de Villa Moreno-, asaltó un búnker de su antiguo socio: Sergio “El Quemado” Rodríguez, un ex barrabrava de Newell’s que manejaba unos 10 kioscos en los barrios Alvear yLa Granada. ElQuemado tenía la protección de varios jefes de la policía rosarina y de la comisaría 15ª de Villa Moreno.Este robo, ocurrido a mediados de octubre, fue el inicio de una guerra en la que fueron asesinados tres militantes del Movimiento 26 de Junio. En una causa por el triple crimen, varios policías están procesados por encubrimiento. Según consta en una de las denuncias anónimas, uno de ellos habría llamado al entonces subjefe de la policía provincial, Cristian Sola, para pedirle que libere la zona para que El Quemado pueda escapar.
-Esta vez no podemos hacer nada, fue mucho el ruido que hizo- habría respondido Sola.
Después de la masacre, el juez ordenó una serie de allanamientos para detener a la banda del Quemado.
-Si venían media hora antes los atrapaban- decían los vecinos cuando aparecía la policía. Hay quienes sostienen que los mismos uniformados daban el aviso.
En Villa Moreno, uno de los kioscos protegidos por la policía era el del Chucha -que respondía a uno de los hijos del líder de Los Monos-. Los familiares de las víctimas del triple crimen lo denunciaron en la Comisión Investigadora de la Cámara de Diputados y en reuniones con funcionarios del gobierno provincial. Pero el Chucha seguía trabajando tranquilo.
A mediados de agosto, los Cantero mandaron a un ahijado suyo a comprar cocaína al kiosquito. Tenían el dato de que El Chucha le robaba a sus propios clientes, algo intolerable en el negocio de la droga. El rumor se confirmó cuando el enviado regresó golpeado y sin la moto. Uno de los hijos del capo fue a solucionar el asunto: llegó en su 4×4 negra acompañado de sus hombres y le pegó varios tiros en las piernas. Una vez en el piso, le dieron una paliza.
Durante varios años, el Chucha había trabajado en el barrio sin problemas con la policía. Tres días después del ataque de Los Cantero,la Brigada Operativa Departamental allanó las tres casas donde funcionaba el negocio. Incautaron 2,5 kilos de cocaína y detuvieron a cinco personas. El Chucha no estaba, pero sí uno de sus hijos. Él cayó preso un tiempo después. Los vecinos dicen que se acercó rengueando a ver un operativo policial. Que un uniformado lo reconoció, lo hizo cargo de un paquete y lo llevó detenido.
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Cuando estalló el narcoescándalo en la provincia de Santa Fe con la detención del ex jefe Hugo Tognoli, el gobierno provincial le quitó a la fuerza el manejo dela Dirección Provincial de Control y Prevención de Adicciones (ex Drogas Peligrosas) y desplazó a más de veinte uniformados de esta división sospechados de proteger a los narcos. Estos cambios, explicó la fuente policial, generaron resistencia en la fuerza. “Muchos de ellos –contó- siguen trabajando desde afuera. Incluso hay un importante jefe, que antes pasó por la ex Drogas Peligrosas, que está asesorando a los capos narcos. Les dice que tienen que cambiar los autos, los celulares. Les explica cómo tienen que protegerse de la policía”, se quejó.Al menos cuatro fuentes independientes entre sí consultadas por Cosecha Roja contaron que existe, desde hace algún tiempo, una fuerte interna en la policía provincial entre el Comando Radioeléctrico y la ex Drogas Peligrosas por ver quién se queda con el negocio narco.
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El Audi A3 de Ignacio “Ojito” Actis Caporale pasó a toda velocidad por bulevar Avellaneda. En el auto lo acompañaban Dante, Pablo y otro amigo. Un patrullero del Comando Radioeléctrico los vio y empezó la persecución. A la altura de calle Dr. Riva, a siete cuadras de la casa del padre de Ojito, los pibes se tirotearon con la policía. Una bala le atravesó la oreja izquierda a Ojito, que también se lastimó una pierna al chocar el auto. Caminando con dificultad se metió en una villa y zafó de la policía. El cuarto joven también logró escapar. Los policías detuvieron a Dante y Pablo. En el baúl del Audi encontraron un paquete con cocaína.Ojito tiene 24 años, unos llamativos ojos azules que le valieron el apodo y un pedido de captura nacional e internacional que lo convirtió en el narco más buscado de Santa Fe. En pocos años pasó de vender drogas en fiestas electrónicas a ser el jefe de una banda que abastecía a dealers de varias localidades santafesinas; de la casa familiar de zona sur a varios departamentos en el centro, una decena de autos y una vida de lujos que incluía modelos porteñas y viajes al exterior.
A pedido de la fiscal Liliana Bettiolo,la Policía de Seguridad Aeroportuaria fue la encargada de llevar adelante la investigación sobre la banda de Ojito. Bettiolo tenía la sospecha –luego confirmada- de que la policía santafesina formaba parte del negocio de la droga. Según consta en el expediente al que Cosecha Roja tuvo acceso, el domingo 22 de abril, la misma noche del tiroteo, empezaron las negociaciones entre Ojito y personal de la comisaría 18.
La situación no era sencilla: había dos detenidos, un paquete con droga y un auto baleado.
A la mañana siguiente, Ojito llamó a Darío, uno de los policías amigos. En la comisaría fraguaron un acta y los dos chicos detenidos pasaron a ser víctimas de un intento de secuestro.
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