sábado, 1 de diciembre de 2012
TRIPLE A: A JUICIO
La Cámara Federal confirmó la prisión preventiva de cinco miembros de la organización parapolicial Alianza Anticomunista Argentina (Triple A) por delitos de lesa humanidad y dictó la "falta de mérito" de otros tres imputados.
Los camaristas Eduardo Freiler y Jorge Luis Ballestero confirmaron las prisiones preventivas y embargos de 500 mil pesos para Jorge Héctor Conti, Carlos Alejandro Gustavo Villone, Julio José Yessi, Rubén Arturo Pascuzzi y Norberto Cozzani, y en la misma resolución impusieron la "falta de mérito" para Carlos Jorge Duarte, Raúl Ricardo Arias y Rodolfo Alberto Roballos.
La causa se inició por la denuncia realizada el 11 de julio de 1975 tras una presentación del abogado Miguel Radrizzani Goñi
contra el entonces ministro de Bienestar Social, José López Rega, y los policías federales Rodolfo Almirón y Juan Ramón Morales. El pronunciamiento mayoritario ratificó la medida dictada en 2006 en primera instancia por el juez federal Norberto Oyarbide quien les imputó el delito de asociación ilícita, tras considerar que los delitos que se les atribuían eran de lesa humanidad.
La Triple A fue un grupo parapolicial de extrema derecha de la Argentina, que llevó a cabo cientos de asesinatos contra
guerrilleros, políticos de izquierda y militantes populares antes del Golpe de Estado de 1976. "En la decisión ahora criticada -mediante la cual se categorizaron, nuevamente, a los delitos investigados como crímenes de lesa humanidad- el juez tuvo por probada la existencia de la asociación ilícita denominada Triple A, que habría sido creada por López Rega, y que habría actuado en el país entre los años 1973 y 1975", recordó la Cámara.
El tribunal hizo referencia a "la vinculación del ataque generalizado o sistemático contra una población civil con el Estado o una organización similar, sea mediante la intervención de éstos en forma directa, sea mediante su aquiescencia, lo cual revela, en ambos casos, la existencia de una política del Estado o de la organización en aquel sentido". "Estas organizaciones equiparables al Estado -desde las cuales surgen o se toleran, como expresión de una política, los ataques generalizados o sistemáticos-, no necesariamente deben estar encumbradas en la cúpula de cierta estructura formal, pues lo relevante es que desplieguen su dominio sobre cualquier otra organización o grupo de poder", dijo la Cámara.
En ese sentido, expuso el Tribunal que "esta argumentación es trasladable también al caso en que un sector del Estado sea el que promueva determinada política y logre imponerla -mediante la participación por acción u omisión de otros sectores-, como la voz del Estado mismo". Y agregó que más allá de distintas hipótesis relativas a las vertientes y brazos de la agrupación, "no existen importantes divergencias en cuanto a su anclaje en el Ministerio de Bienestar Social y bajo la jefatura de José López Rega".
El juez Freiler explicó que "los homicidios y las privaciones ilegítimas de la libertad" que la organización de extrema derecha
se atribuyó en los comunicados públicos, "las amenazas, la compra de armamento, son elementos que evidencian que esta organización fue montada al abrigo del Estado", secretario personal y ministro de Juan Domingo Perón, quien la empleó para combatir los sectores de izquierda del movimiento peronista. "De ahí que el alcance de las políticas planificadas desde ese lugar, su entidad y naturaleza, de acuerdo a los elementos ya señalados, me llevan a reafirmar mi postura respecto a que
las conductas lesivas investigadas en autos son delitos de lesa humanidad", agregó el camarista.
El juez Eduardo Farah, por su parte, opinó que por no haber sido cometidos por el Estado los delitos que se le atribuyen a la
"Triple A" no pueden considerarse de "lesa humanidad", y por ende son prescriptibles. "Teniendo en cuenta que desde el inicio de las actuaciones ha transcurrido el plazo de prescripción correspondiente a los delitos investigados y que no ha mediado acto suspensivo o interruptivo de tal lapso en relación con los imputados, corresponde concluir que aquél ha transcurrido a su respecto", sostuvo Farah en su voto en disidencia.
Buenos Aires, NA.
"La comparación de Rodríguez Larreta expresa la ideología discriminatoria del PRO"
Julio De Vido consideró que la comparación que hizo el Jefe de Gabinete porteño entre la basura y la gente que va a la Capital Federal desde el conurbano es "completamente desatinada".
El ministro de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios señaló que "expresa con claridad la ideología discriminatoria del PRO".
El funcionario salió, así, al cruce de declaraciones radiales que realizó ayer Rodríguez Larreta, en las que sostuvo que "a la ciudad de Buenos Aires todos los días entran tres millones de personas, que también generan basura en la Ciudad. Uno no va a discriminarlos, a pedirles que se vayan con su bolsita de basura cuando vuelven a la Provincia".
Para De Vido, el funcionario porteño "olvida que esa gente que todos los días se traslada a la Capital lo hace para trabajar, para generar valor que después redunda en mayores impuestos como por ejemplo Ingresos Brutos y ABL, que aumentó 5 veces" por lo que "esa comparación es totalmente improcedente" y más bien "debiera preocuparse por hacer algo con la basura que todos los días envían cruda sin ningún tratamiento para que la entierren en el conurbano".
De Vido señaló -a través de un comunicado de prensa- que "parece mentira que el distrito que genera la mayor cantidad de basura, y que tanto dice mirar las políticas que se aplican en las ciudades más modernas del mundo, carezca de las más elementales políticas de clasificación en origen y reciclado de basura".
Y agregó que "la única medida que se conoció hasta ahora fue cobrarle las bolsas a los vecinos en los supermercados porteños".
"No pueden seguir desentendiéndose de la basura como hacen con todos los temas, esperando que otro se haga cargo, como en este caso lo hacen los partidos del conurbano que deben soportar que les manden la basura para ser enterrada en los vaciaderos que impuso la dictadura, pero ya no hay más margen porque nadie acepta vivir en esas condiciones", explicó el ministro.
GB
GB
TRAEN BASURA, SON DEL CONURBANO, Y VOTAN PERONISMO NO?
Consultado sobre la carta de Scioli, Rodríguez Larreta respondió: "No sé si entró en esta cosa agresiva del gobierno nacional, que busca pelea. No se entiende".
"Primero, éste es un problema del que no se puede aislar la ciudad de Buenos Aires, esto hay que mirarlo como área metropolitana. A la ciudad de Buenos Aires todos los días entran tres millones de personas, que también generan basura en la Ciudad", prosiguió.
En ese sentido, dijo que "uno no va a discriminarlos, a pedirles que se vayan con su bolsita de basura cuando vuelven a la provincia".
El jefe de Gabinete de Scioli insistió en sus reproches al alcalde porteño: "No sé cuántas veces lo escucharon a Macri hablar de este tema, sí a sus funcionarios. Macri esconde el tema y nosotros lo pusimos en la agenda. 'Aplique la ley de Basura Cero'", conminó.
Pérez subrayó que "es verdad que hemos tenido reuniones con sus equipos técnicos, con sus ministros, pero el tema no está en la agenda (de Macri), él no ha venido a ninguna reunión, no está en sus discursos diarios, no está en la agenda diaria cuando es uno de los dos o tres problemas más importantes que tiene la Ciudad y el área metropolitana".
"No le estamos diciendo no le vamos a recibir la basura,no nos volvemos locos; le estamos diciendo que ya que responsablemente la Provincia recibe la basura de la Ciudad por una cuestión de años, de tierras, bueno, usted aplique las normas necesarias para que no se genere cada vez más basura, sino para que se genere menos", insistió.
Pérez recordó que por la ley votada por la propia Legislatura metropolitana, "para el 2012 la Ciudad tendría que haber reducido el 50 por ciento la cantidad de residuos que entierra en la Provincia pero, lejos de reducirlos, los aumentó en un 180 por ciento".
Y el PRO sintetiza su ideología propia de la elite del SXIX, y del SXX y de este Siglo.
Bárbaros, animales bípedos, salvajes, vagos y malentretenidos, chusma yrigoyenista, hez del pueblo, cabecitas negras, incultos, manipulados, negros, candombe de negros, pagos, por el chori y la coca, llevados de las narices, consumidores de paco, se embarazan las negritas para cobrara la AUH, yegua, dictadura, tirano prófugo, patoteros, crispadods, violentos, nazis, corruptos, democracia igual ignorancia, negros de alma, vagos, planes, cabezas, traen basura, son del conurbano y votan peronismo qué mas?
GB
"Primero, éste es un problema del que no se puede aislar la ciudad de Buenos Aires, esto hay que mirarlo como área metropolitana. A la ciudad de Buenos Aires todos los días entran tres millones de personas, que también generan basura en la Ciudad", prosiguió.
En ese sentido, dijo que "uno no va a discriminarlos, a pedirles que se vayan con su bolsita de basura cuando vuelven a la provincia".
El jefe de Gabinete de Scioli insistió en sus reproches al alcalde porteño: "No sé cuántas veces lo escucharon a Macri hablar de este tema, sí a sus funcionarios. Macri esconde el tema y nosotros lo pusimos en la agenda. 'Aplique la ley de Basura Cero'", conminó.
Pérez subrayó que "es verdad que hemos tenido reuniones con sus equipos técnicos, con sus ministros, pero el tema no está en la agenda (de Macri), él no ha venido a ninguna reunión, no está en sus discursos diarios, no está en la agenda diaria cuando es uno de los dos o tres problemas más importantes que tiene la Ciudad y el área metropolitana".
"No le estamos diciendo no le vamos a recibir la basura,no nos volvemos locos; le estamos diciendo que ya que responsablemente la Provincia recibe la basura de la Ciudad por una cuestión de años, de tierras, bueno, usted aplique las normas necesarias para que no se genere cada vez más basura, sino para que se genere menos", insistió.
Pérez recordó que por la ley votada por la propia Legislatura metropolitana, "para el 2012 la Ciudad tendría que haber reducido el 50 por ciento la cantidad de residuos que entierra en la Provincia pero, lejos de reducirlos, los aumentó en un 180 por ciento".
Y el PRO sintetiza su ideología propia de la elite del SXIX, y del SXX y de este Siglo.
Bárbaros, animales bípedos, salvajes, vagos y malentretenidos, chusma yrigoyenista, hez del pueblo, cabecitas negras, incultos, manipulados, negros, candombe de negros, pagos, por el chori y la coca, llevados de las narices, consumidores de paco, se embarazan las negritas para cobrara la AUH, yegua, dictadura, tirano prófugo, patoteros, crispadods, violentos, nazis, corruptos, democracia igual ignorancia, negros de alma, vagos, planes, cabezas, traen basura, son del conurbano y votan peronismo qué mas?
GB
PALESTINA TERRITORIO AGUJEREADO
Palestina, un territorio agujereado
Por Olga Rodriguez
Lo que este jueves se ha aprobado en la Asamblea General de la ONU, con la oposición de Israel y Estados Unidos, es la admisión de Palestina como Estado observador de Naciones Unidas. Con ello la Autoridad Nacional Palestina tendrá mayor acceso a las diversas agencias de Naciones Unidas y al Tribunal Penal Internacional, donde podría presentar denuncias contra Israel, algo sin duda significativo.
Por eso estos días pasados algunos países, como Reino Unido, anunciaron que apoyarían la iniciativa de los palestinos siempre y cuando éstos no acusaran de crímenes de guerra a Israel ante la Corte Internacional.
En la práctica, la entrada de Palestina como Estado no miembro no supone nada más. Lo que se decide en la Asamblea General de Naciones Unidas no es vinculante, y siempre precisa de la ratificación del Consejo de Seguridad de la ONU, que ya el pasado año pospuso la votación para admitir a Palestina como Estado, con la amenaza de Estados Unidos de vetar la propuesta. Pero el gesto, que ha venido acompañado de un reconocimiento del derecho de los palestinos a un Estado sobre las fronteras de 1967, no es baladí.
Las revueltas árabes han trastocado las alianzas regionales, algo está cambiando en Oriente Medio, Qatar, Egipto y Turquía están siendo más contundentes con Israel y Hamás se ha acercado a Qatar. Todo ello podría servir para intentar reactivar la situación palestina, y la comunidad internacional está tomando nota de ello.
De momento, cambian las formas, no el fondo. Para que el Estado palestino se convierta en algo real se necesitan algo más que símbolos. Estados Unidos tendría que permitir el reconocimiento de Palestina como Estado de pleno derecho en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. E Israel tendría que retirarse de Cisjordania, ahora acantonada, separada, dividida y esparcida en un mapa agujereado y discontinuo. De lo contrario, estaríamos ante un Estado palestino con miles de fronteras -una en cada asentamiento judío- y con instituciones que llevan años asfixiadas económica y militarmente. Por no hablar de la desconexión territorial de Cisjordania y Gaza, divididas por territorio israelí.
Mientras no haya una voluntad real de paz será inviable un Estado palestino real, con todo el significado que el término Estado implica.
La aceptación de un Estado palestino de pleno derecho es una opción deseable, pero no la única. Personalidades como el difunto Edward Said han defendido un modelo de Estado binacional, donde árabes y judíos pudieran vivir en igualdad de condiciones, con los mismos derechos, sin exclusiones, en el mismo país. Para ello Israel tendría que renunciar a su esencia actual, basada en el carácter judío de su Estado.
La Ley del Retorno de Israel establece que cualquier judío del mundo, cualquier hijo o nieto de judío, y cualquier persona que se convierta al judaísmo tiene derecho a residir en Israel y a tener la ciudadanía israelí. También pueden acceder a la nacionalidad las personas casadas con israelíes, a excepción de los palestinos de Cisjordania y Gaza menores de 35 años y de las palestinas menores de 25 años. Sin embargo, un palestino nacido en Jaffa, por ejemplo, no tiene derecho a regresar a su tierra.
La voluntad de exclusión de esta ley contra un pueblo determinado es evidente. Un sueco que se convierta al judaísmo tiene más derecho a vivir en Israel que cualquier palestino expulsado que haya nacido allí o que sus descendientes. Solo así Israel es capaz de mantener su esencia como Estado judío.
Israel solo puede seguir siendo un Estado judío si mantiene la supremacía demográfica o legal de la población judía. Para ello tarde o temprano tendría que llevar a cabo una nueva limpieza étnica como la del 1948 -admitida como tal por historiadores israelíes como Benny Morris o Ilan Pappé- o practicar la segregación étnica legalizada, es decir, el apartheid. De otro modo, Israel no podría existir como Estado judío, sino como un Estado realmente democrático e integrador, donde haya cabida real para la población palestina.
Si un futuro Estado palestino va a tener sus fronteras y su espacio áereo controlados por Israel, si va a ser un territorio inconexo, desconectado e interrumpido por los asentamientos judíos, si va a estar expuesto al bloqueo comercial y al control israelí, la exigencia de un Estado binacional será una obligación para alcanzar la paz. La defensa de ese modelo exigiría que Israel pusiera fin a su voluntad discriminatoria como Estado judío de mayoría judía dispuesto a no admitir el crecimiento de otras comunidades étnicas o religiosas dentro de sus fronteras.
Sea un Estado palestino, sea un Estado binacional, sea cuales sean los pasos, la paz es posible. Hay decenas de soluciones y propuestas encima de la mesa. Pero falta la voluntad para aceptarlas.
Como me dijo en una ocasión Rami Elhanan, israelí integrante de la Asociación Parent´s Circle y que, a pesar de haber perdido a su hija en un atentado suicida apuesta por la defensa de los derechos de los palestinos, ‘Israel solo aceptará suscribir un pacto de paz cuando se dé cuenta de que el precio de no tener paz es más alto que el de tenerla’.
Para que eso ocurra es fundamental la presión de la comunidad internacional a través de los gobiernos y de la sociedad civil. Una presión que obligue a Israel a valorar si realmente le interesa condenar a árabes y judíos a ser víctimas de una situación política.
Otro Israel es posible: un Israel que apueste por el fin de la ocupación y de la exclusión del pueblo palestino. Puede resultar inconcebible, pero recordemos que una Sudáfrica sin apartheid también parecía imposible hace unos años.
Fuente original: http://www.eldiario.es/zonacritica/Palestina-territorio-agujereado_6_74252600.html
GB
Por Olga Rodriguez
Lo que este jueves se ha aprobado en la Asamblea General de la ONU, con la oposición de Israel y Estados Unidos, es la admisión de Palestina como Estado observador de Naciones Unidas. Con ello la Autoridad Nacional Palestina tendrá mayor acceso a las diversas agencias de Naciones Unidas y al Tribunal Penal Internacional, donde podría presentar denuncias contra Israel, algo sin duda significativo.
Por eso estos días pasados algunos países, como Reino Unido, anunciaron que apoyarían la iniciativa de los palestinos siempre y cuando éstos no acusaran de crímenes de guerra a Israel ante la Corte Internacional.
En la práctica, la entrada de Palestina como Estado no miembro no supone nada más. Lo que se decide en la Asamblea General de Naciones Unidas no es vinculante, y siempre precisa de la ratificación del Consejo de Seguridad de la ONU, que ya el pasado año pospuso la votación para admitir a Palestina como Estado, con la amenaza de Estados Unidos de vetar la propuesta. Pero el gesto, que ha venido acompañado de un reconocimiento del derecho de los palestinos a un Estado sobre las fronteras de 1967, no es baladí.
Las revueltas árabes han trastocado las alianzas regionales, algo está cambiando en Oriente Medio, Qatar, Egipto y Turquía están siendo más contundentes con Israel y Hamás se ha acercado a Qatar. Todo ello podría servir para intentar reactivar la situación palestina, y la comunidad internacional está tomando nota de ello.
De momento, cambian las formas, no el fondo. Para que el Estado palestino se convierta en algo real se necesitan algo más que símbolos. Estados Unidos tendría que permitir el reconocimiento de Palestina como Estado de pleno derecho en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. E Israel tendría que retirarse de Cisjordania, ahora acantonada, separada, dividida y esparcida en un mapa agujereado y discontinuo. De lo contrario, estaríamos ante un Estado palestino con miles de fronteras -una en cada asentamiento judío- y con instituciones que llevan años asfixiadas económica y militarmente. Por no hablar de la desconexión territorial de Cisjordania y Gaza, divididas por territorio israelí.
Mientras no haya una voluntad real de paz será inviable un Estado palestino real, con todo el significado que el término Estado implica.
La aceptación de un Estado palestino de pleno derecho es una opción deseable, pero no la única. Personalidades como el difunto Edward Said han defendido un modelo de Estado binacional, donde árabes y judíos pudieran vivir en igualdad de condiciones, con los mismos derechos, sin exclusiones, en el mismo país. Para ello Israel tendría que renunciar a su esencia actual, basada en el carácter judío de su Estado.
La Ley del Retorno de Israel establece que cualquier judío del mundo, cualquier hijo o nieto de judío, y cualquier persona que se convierta al judaísmo tiene derecho a residir en Israel y a tener la ciudadanía israelí. También pueden acceder a la nacionalidad las personas casadas con israelíes, a excepción de los palestinos de Cisjordania y Gaza menores de 35 años y de las palestinas menores de 25 años. Sin embargo, un palestino nacido en Jaffa, por ejemplo, no tiene derecho a regresar a su tierra.
La voluntad de exclusión de esta ley contra un pueblo determinado es evidente. Un sueco que se convierta al judaísmo tiene más derecho a vivir en Israel que cualquier palestino expulsado que haya nacido allí o que sus descendientes. Solo así Israel es capaz de mantener su esencia como Estado judío.
Israel solo puede seguir siendo un Estado judío si mantiene la supremacía demográfica o legal de la población judía. Para ello tarde o temprano tendría que llevar a cabo una nueva limpieza étnica como la del 1948 -admitida como tal por historiadores israelíes como Benny Morris o Ilan Pappé- o practicar la segregación étnica legalizada, es decir, el apartheid. De otro modo, Israel no podría existir como Estado judío, sino como un Estado realmente democrático e integrador, donde haya cabida real para la población palestina.
Si un futuro Estado palestino va a tener sus fronteras y su espacio áereo controlados por Israel, si va a ser un territorio inconexo, desconectado e interrumpido por los asentamientos judíos, si va a estar expuesto al bloqueo comercial y al control israelí, la exigencia de un Estado binacional será una obligación para alcanzar la paz. La defensa de ese modelo exigiría que Israel pusiera fin a su voluntad discriminatoria como Estado judío de mayoría judía dispuesto a no admitir el crecimiento de otras comunidades étnicas o religiosas dentro de sus fronteras.
Sea un Estado palestino, sea un Estado binacional, sea cuales sean los pasos, la paz es posible. Hay decenas de soluciones y propuestas encima de la mesa. Pero falta la voluntad para aceptarlas.
Como me dijo en una ocasión Rami Elhanan, israelí integrante de la Asociación Parent´s Circle y que, a pesar de haber perdido a su hija en un atentado suicida apuesta por la defensa de los derechos de los palestinos, ‘Israel solo aceptará suscribir un pacto de paz cuando se dé cuenta de que el precio de no tener paz es más alto que el de tenerla’.
Para que eso ocurra es fundamental la presión de la comunidad internacional a través de los gobiernos y de la sociedad civil. Una presión que obligue a Israel a valorar si realmente le interesa condenar a árabes y judíos a ser víctimas de una situación política.
Otro Israel es posible: un Israel que apueste por el fin de la ocupación y de la exclusión del pueblo palestino. Puede resultar inconcebible, pero recordemos que una Sudáfrica sin apartheid también parecía imposible hace unos años.
Fuente original: http://www.eldiario.es/zonacritica/Palestina-territorio-agujereado_6_74252600.html
GB
CONFRONTACION, OPINION POR LUIS BRUCHSTEIN
Semanita
Por Luis Bruschtein
Esta semana puso a prueba el temple de varios. Hubo desborde de nervios con derrotas y festejos anticipados. Algunos columnistas titularon sobre “la disolución del país”. Otros rápidamente salieron a dar clase sobre “cómo pagar la deuda externa” y otros de cómo no pagarla. Más la fragata embargada, más el tema del dólar y que YPF ahora vale la mitad y la crisis energética, más la pulseada con Macri por el subte. Y por supuesto la guerra abierta del Grupo Clarín y un 7 de diciembre que pareció diluirse en un océano de cautelares y chicanas judiciales. Las radios de los tacheros hervían con información en mal estado, pero sobre todo estaba la incertidumbre sobre la decisión de la Justicia para el 7 de diciembre y el fallo inaudito del juez Thomas Griesa en Nueva York.
Las críticas llovieron “por abrir varios frentes al mismo tiempo”, por el “confrontativismo” del Gobierno. Pero el sustento a tanto ruido de fondo eran esos dos temas pendientes en la Justicia. A este gobierno se le podrán cuestionar otras cosas, pero resulta difícil decir que actuó por vías no institucionales con la ley de medios o con la reestructuración de la deuda. Ahora, el curso ya no estaba en manos del Gobierno, sino de la Justicia. Las interferencias judiciales con la ley de medios, con cautelares y chicanas, ya habían conseguido demorar tres años su aplicación y la fortísima presión multimediática sobre los jueces creaba un clima impredecible.
Del juez Griesa no se esperaba un fallo tan desnivelado a favor de los fondos buitre. Y la Cámara de alzada ya lo había apoyado en fallos anteriores, así que también se podía esperar cualquier resultado. Dos temas en manos de la Justicia de Argentina y de Estados Unidos. Dos temas que definen el carácter de la democracia. Dos temas que pueden marcar si será sólo una ficción democrática donde las grandes corporaciones priman sobre las instituciones o una democracia con funcionamiento pleno y soberano de sus instituciones.
Y la madeja empezó a desenredarse. La Corte se expidió en términos muy firmes contra la intención de Clarín de prorrogar aún más los plazos de aplicación de la ley. Los grandes medios trataron de disimular el traspié, pero no podían ocultar que toda la estrategia del Grupo Clarín había sido para conseguir una postergación tras otra y que el dictamen de la Corte le cerraba ese camino.
La Cámara de Nueva York postergó cualquier resolución con respecto al dictamen de Griesa, con lo cual le dio más tiempo a la Argentina y evitó que el país cayera en un default técnico que ya había sido augurado por derecha e izquierda. Todo el mundo, los que nunca participaron ni participarán en ninguna negociación de nada, así como los que ya lo hicieron en su momento facilitando todo tipo de concesiones cuyas consecuencias nefastas todavía llegan hasta la actualidad, todos se habían puesto a dar clase de grandes entendedores de la deuda dando por segura la inminente catástrofe. Pero un primer dictamen de la Cámara neoyorquina favoreció a la Argentina. No quiere decir que el fallo en la cuestión de fondo, a partir de fines de febrero, también la favorezca, pero sí da una idea de lo rápido que se dan por vencidos algunos ante el primer incidente desfavorable. El tremendismo derrotista que se quiso instalar se despejó con estas decisiones judiciales.
Al mismo tiempo, el jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, ya sin argumentos y muy desgastado por la ineficiencia en la gestión de las inundaciones, la basura, los problemas en el subte y los cortes de luz, envió a la Legislatura el proyecto para hacerse cargo de los subterráneos, poniéndole fin a una larga pulseada con el gobierno nacional. Macri retrasó más de un año una decisión que podría haber evitado molestias a los usuarios y pérdidas millonarias a la Ciudad. Durante ese año, los grandes medios, enrolados junto al macrismo, cuestionaron al gobierno nacional porque no cedía a los reclamos de Macri. Finalmente, el gobierno nacional también ganó esa pulseada que había planteado el gobierno porteño. Pero en el proyecto que se discutirá en la Legislatura, Macri puso una gran cantidad de condiciones. Reclama sobre todo libertad para aumentar impuestos y tarifas y para limitar el derecho de huelga a los trabajadores del subte. Funcionarios porteños advirtieron públicamente al kirchnerismo y al resto de la oposición al macrismo que si no aceptan por lo menos el 90 por ciento del proyecto la Ciudad no se hará cargo de los subterráneos. La pretensión es obvia: si no le aprueban lo que pide, no se hace cargo y la culpa sería del kirchnerismo y la oposición porteña.
En poker se llama blufear. Pero en este caso, Macri lo hace mostrando las cartas. Desde el momento en que aceptó que la Ciudad es responsable por los subterráneos y envió un proyecto a la Legislatura, en ese mismo momento se quedó sin carta para negociar. Si no se hace cargo ahora, tras reconocer que son de su dominio, la sociedad lo verá como una forma de evadir su responsabilidad. La pulseada principal con el gobierno nacional ya la perdió. No tiene nada para presionar. Lo único que le queda es victimizarse y hacerse cargo.
El “confrontativismo” del Gobierno en el caso del Grupo Clarín y los fondos buitre tiene que ver con el intento de factores de poder económico por imponerse sobre las instituciones. En el caso del subte, en una situación de crisis mundial, el gobierno nacional decidió achicar el gasto, pero sin ajuste social. Devolvió a los distritos que ahora exhiben marcas históricas en su recaudación gastos de los que la Nación se había hecho cargo en otro contexto, como sucede con la ciudad de Buenos Aires. La Nación discutió con distritos que están haciendo recaer el costo de la crisis con impuestos y recortes sobre los sectores populares, como el de Córdoba, o con los que reclaman subsidios porque realizan una mala administración de sus recursos, como el de Santa Cruz, e incluso con gobiernos amigos que para evitar el costo político se resisten a financiarse con impuestos a los sectores de más altos ingresos, como sucede con la provincia de Buenos Aires. Para el kirchnerismo, el cuidado de las cuentas (o la caja, como dice la oposición) es más importante que la disputa política. Los que hacen una lectura más política que económica no toman en cuenta la esencia de la administración kirchnerista y el famoso cuaderno bolichero de Néstor Kirchner.
La misma crisis internacional explica los límites puestos a la circulación de dólares o que no se haya subido el mínimo no imponible. Son medidas que pueden ser molestas y en algunos sectores más que en otros, pero que no pueden compararse con las centenas de miles de desocupados que irían a la calle si el Gobierno no recaudara para mantener importaciones, volcar grandes volúmenes de recursos al mercado y sostener la actividad económica.
Lo demás es puro ruido, como el grito de “devuelvan la fragata” pronunciado contra el Gobierno y no contra los fondos buitre. El que lo pronunció todavía estaría reclamando frente a los bancos si Néstor Kirchner no hubiera reestructurado la deuda externa, motivo por el que fue mal embargada la fragata.
El que diga que no hay escenarios de confrontación se equivoca tanto como el que los critica. Si el Gobierno no aceptara confrontar con la Iglesia, no habría matrimonio igualitario ni reforma al Código Civil. Si no confrontara con la parte corporativa de los amigos de los represores de la dictadura, no habría juicios por violaciones a los derechos humanos. Si se doblegara ante las presiones de las grandes corporaciones no habría espacio para un Estado democrático soberano. La sociedad seguirá conviviendo con todos esos sectores, pero no puede aceptar que se le impongan intereses sectoriales o corporativos y en ese esfuerzo puede ganar y perder algunas batallas, pero lo que no puede hacer es quedarse con los brazos cruzados
Por Luis Bruschtein
Esta semana puso a prueba el temple de varios. Hubo desborde de nervios con derrotas y festejos anticipados. Algunos columnistas titularon sobre “la disolución del país”. Otros rápidamente salieron a dar clase sobre “cómo pagar la deuda externa” y otros de cómo no pagarla. Más la fragata embargada, más el tema del dólar y que YPF ahora vale la mitad y la crisis energética, más la pulseada con Macri por el subte. Y por supuesto la guerra abierta del Grupo Clarín y un 7 de diciembre que pareció diluirse en un océano de cautelares y chicanas judiciales. Las radios de los tacheros hervían con información en mal estado, pero sobre todo estaba la incertidumbre sobre la decisión de la Justicia para el 7 de diciembre y el fallo inaudito del juez Thomas Griesa en Nueva York.
Las críticas llovieron “por abrir varios frentes al mismo tiempo”, por el “confrontativismo” del Gobierno. Pero el sustento a tanto ruido de fondo eran esos dos temas pendientes en la Justicia. A este gobierno se le podrán cuestionar otras cosas, pero resulta difícil decir que actuó por vías no institucionales con la ley de medios o con la reestructuración de la deuda. Ahora, el curso ya no estaba en manos del Gobierno, sino de la Justicia. Las interferencias judiciales con la ley de medios, con cautelares y chicanas, ya habían conseguido demorar tres años su aplicación y la fortísima presión multimediática sobre los jueces creaba un clima impredecible.
Del juez Griesa no se esperaba un fallo tan desnivelado a favor de los fondos buitre. Y la Cámara de alzada ya lo había apoyado en fallos anteriores, así que también se podía esperar cualquier resultado. Dos temas en manos de la Justicia de Argentina y de Estados Unidos. Dos temas que definen el carácter de la democracia. Dos temas que pueden marcar si será sólo una ficción democrática donde las grandes corporaciones priman sobre las instituciones o una democracia con funcionamiento pleno y soberano de sus instituciones.
Y la madeja empezó a desenredarse. La Corte se expidió en términos muy firmes contra la intención de Clarín de prorrogar aún más los plazos de aplicación de la ley. Los grandes medios trataron de disimular el traspié, pero no podían ocultar que toda la estrategia del Grupo Clarín había sido para conseguir una postergación tras otra y que el dictamen de la Corte le cerraba ese camino.
La Cámara de Nueva York postergó cualquier resolución con respecto al dictamen de Griesa, con lo cual le dio más tiempo a la Argentina y evitó que el país cayera en un default técnico que ya había sido augurado por derecha e izquierda. Todo el mundo, los que nunca participaron ni participarán en ninguna negociación de nada, así como los que ya lo hicieron en su momento facilitando todo tipo de concesiones cuyas consecuencias nefastas todavía llegan hasta la actualidad, todos se habían puesto a dar clase de grandes entendedores de la deuda dando por segura la inminente catástrofe. Pero un primer dictamen de la Cámara neoyorquina favoreció a la Argentina. No quiere decir que el fallo en la cuestión de fondo, a partir de fines de febrero, también la favorezca, pero sí da una idea de lo rápido que se dan por vencidos algunos ante el primer incidente desfavorable. El tremendismo derrotista que se quiso instalar se despejó con estas decisiones judiciales.
Al mismo tiempo, el jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, ya sin argumentos y muy desgastado por la ineficiencia en la gestión de las inundaciones, la basura, los problemas en el subte y los cortes de luz, envió a la Legislatura el proyecto para hacerse cargo de los subterráneos, poniéndole fin a una larga pulseada con el gobierno nacional. Macri retrasó más de un año una decisión que podría haber evitado molestias a los usuarios y pérdidas millonarias a la Ciudad. Durante ese año, los grandes medios, enrolados junto al macrismo, cuestionaron al gobierno nacional porque no cedía a los reclamos de Macri. Finalmente, el gobierno nacional también ganó esa pulseada que había planteado el gobierno porteño. Pero en el proyecto que se discutirá en la Legislatura, Macri puso una gran cantidad de condiciones. Reclama sobre todo libertad para aumentar impuestos y tarifas y para limitar el derecho de huelga a los trabajadores del subte. Funcionarios porteños advirtieron públicamente al kirchnerismo y al resto de la oposición al macrismo que si no aceptan por lo menos el 90 por ciento del proyecto la Ciudad no se hará cargo de los subterráneos. La pretensión es obvia: si no le aprueban lo que pide, no se hace cargo y la culpa sería del kirchnerismo y la oposición porteña.
En poker se llama blufear. Pero en este caso, Macri lo hace mostrando las cartas. Desde el momento en que aceptó que la Ciudad es responsable por los subterráneos y envió un proyecto a la Legislatura, en ese mismo momento se quedó sin carta para negociar. Si no se hace cargo ahora, tras reconocer que son de su dominio, la sociedad lo verá como una forma de evadir su responsabilidad. La pulseada principal con el gobierno nacional ya la perdió. No tiene nada para presionar. Lo único que le queda es victimizarse y hacerse cargo.
El “confrontativismo” del Gobierno en el caso del Grupo Clarín y los fondos buitre tiene que ver con el intento de factores de poder económico por imponerse sobre las instituciones. En el caso del subte, en una situación de crisis mundial, el gobierno nacional decidió achicar el gasto, pero sin ajuste social. Devolvió a los distritos que ahora exhiben marcas históricas en su recaudación gastos de los que la Nación se había hecho cargo en otro contexto, como sucede con la ciudad de Buenos Aires. La Nación discutió con distritos que están haciendo recaer el costo de la crisis con impuestos y recortes sobre los sectores populares, como el de Córdoba, o con los que reclaman subsidios porque realizan una mala administración de sus recursos, como el de Santa Cruz, e incluso con gobiernos amigos que para evitar el costo político se resisten a financiarse con impuestos a los sectores de más altos ingresos, como sucede con la provincia de Buenos Aires. Para el kirchnerismo, el cuidado de las cuentas (o la caja, como dice la oposición) es más importante que la disputa política. Los que hacen una lectura más política que económica no toman en cuenta la esencia de la administración kirchnerista y el famoso cuaderno bolichero de Néstor Kirchner.
La misma crisis internacional explica los límites puestos a la circulación de dólares o que no se haya subido el mínimo no imponible. Son medidas que pueden ser molestas y en algunos sectores más que en otros, pero que no pueden compararse con las centenas de miles de desocupados que irían a la calle si el Gobierno no recaudara para mantener importaciones, volcar grandes volúmenes de recursos al mercado y sostener la actividad económica.
Lo demás es puro ruido, como el grito de “devuelvan la fragata” pronunciado contra el Gobierno y no contra los fondos buitre. El que lo pronunció todavía estaría reclamando frente a los bancos si Néstor Kirchner no hubiera reestructurado la deuda externa, motivo por el que fue mal embargada la fragata.
El que diga que no hay escenarios de confrontación se equivoca tanto como el que los critica. Si el Gobierno no aceptara confrontar con la Iglesia, no habría matrimonio igualitario ni reforma al Código Civil. Si no confrontara con la parte corporativa de los amigos de los represores de la dictadura, no habría juicios por violaciones a los derechos humanos. Si se doblegara ante las presiones de las grandes corporaciones no habría espacio para un Estado democrático soberano. La sociedad seguirá conviviendo con todos esos sectores, pero no puede aceptar que se le impongan intereses sectoriales o corporativos y en ese esfuerzo puede ganar y perder algunas batallas, pero lo que no puede hacer es quedarse con los brazos cruzados
01/12/12 Página|12
GB
GB
LOS FALLOS JUDICIALES, OPINION
Bailando al compás de fallos judiciales
El gobierno espera recuperar la iniciativa luego de una resolución que cree será favorable en el tema Clarín.
Por Alberto Dearriba
El gobierno y sus más fieles seguidores aguardan esperanzados que los efectos del inminente fallo sobre la constitucionalidad de los artículos de la Ley de Medios, cuestionados por Clarín, le devuelvan a la presidenta Cristina Fernández la iniciativa que perdió durante el tórrido noviembre, en el que soportó un cacerolazo masivo, un paro general y el fallo incongruente de un juez norteamericano que ordenó a la Argentina pagarles la totalidad de lo adeudado a los fondos buitre.
Los kirchneristas esperan celebrar el próximo viernes 7D como el día en el que la política venció a una poderosa corporación, pero el brillo de la victoria se hubiera opacado si el 15D se hubiera convertido luego en la fecha en la cual la Argentina hubiera caído nuevamente en default, por incumplir el fallo del juez neoyorquino Thomas Griesa.
La Cámara de Apelaciones de Nueva York frenó el incongruente fallo de Griesa que ordenaba pagar el 100% a los fondos buitre, pese a haber avalado en 2005 y 2010 el canje de la deuda con otros acreedores que accedieron a quitas de alrededor del 70 por ciento.
EL 28F, OTRA FECHA CLAVE. El tribunal neoyorquino abrió una impasse hasta la decisiva fecha del 28F, cuando deberán comparecer los abogados de la Argentina con los del timbero internacional Paul Singer, para negociar un monto razonable por los bonos que compró por chauchas el fondo NML, tras el default del 2001.
Para que la Argentina pueda reabrir las negociaciones con los fondos que quedaron fuera del canje, el Parlamento –que concluyó sus sesiones ordinarias– deberá ser convocado por el Ejecutivo para aprobar una nueva suspensión de la ley cerrojo, que dio por terminadas las negociaciones, aunque fueron reabiertas en dos oportunidades.
EL 15D EN OTRO TRIBUNAL. Otra batalla jurídico-política se librará el 15D, cuando el Tribunal del Mar seguramente se pronuncie a favor de la Argentina con respecto a la inembargabilidad de la Fragata Libertad por su condición de buque de guerra, aunque la justicia de Ghana rechaza la jurisdicción de ese tribunal por entender que se trata de un juicio comercial.
El pleito con Clarín y con los fondos buitre parecería indicar que la suerte de los argentinos se dirime en estrados judiciales en lo cuales prima la doctrina jurídica y la interpretación aséptica de las leyes. Pero está claro que en los vericuetos judiciales se juegan otras cuestiones. Ghana no se atrevería a detener alegremente una nave de guerra de un país poderoso; un juez norteamericano se cuidaría de condenar a las penurias a millones de ciudadanos del Primer Mundo y ningún argentino de a pie podría aguantar tres años la plena vigencia de una ley que lo perjudica.
ES LA POLÍTICA. Las leyes son la expresión de las clases dominantes. Su elaboración y aplicación son hechos de naturaleza política en el mundo entero, en las que las relaciones de poder juegan un papel preponderante. Los estrados judiciales no son ajenos a esas contradicciones y no pocas veces, cualquiera lo sabe, los pleitos terminan con una condena al más débil, aunque no sea culpable.
Pese a que podría sufrir deformación profesional por ser abogada, Cristina Fernández lo sabe. Tras admitir que "fue una semana muy especial" por "el acoso y el asedio de adentro y afuera", la presidenta advirtió el jueves pasado a los incautos: "Que nadie se confunda con lo que tenemos a partir de la presentación de la justicia americana, no es judicial, sino eminentemente político."
El sometimiento de la jurisdicción nacional a un tribunal extranjero fue también una decisión claramente política, adoptada a favor de la "seguridad jurídica" de los banqueros, bajo un gobierno que mantenía "relaciones carnales" con los Estados Unidos y otras impudicias con los organismos financieros internacionales que decidían hasta cuánto se debía gastar en salud o educación en la Argentina.
UN LOBBY ACEITADO. Paul Singer conoce también los entresijos de las leyes y de la política: asesoró y aportó a la campaña del republicano Mitt Romney contra Barak Obama, tiene amistades en el Poder Judicial de su país, organiza "recepciones" hostiles a la presidenta cada vez que ella viaja a los Estados Unidos y hasta llegó a instalar una rata gigante en el frente de la embajada argentina en oportunidad de celebrarse un nuevo aniversario de la independencia nacional. El objetivo de ese lobby, al cual se destinan cifras millonarias, es predisponer a la opinión pública, a la dirigencia política y a los jueces, para obtener los mayores dividendos de los bonos de la deuda argentina adquiridos a precio de remate tras el default de 2001.
Este apostador de 68 años presiona también al Congreso de los Estados Unidos junto a otros fondos buitre integrados al Grupo de Tareas Argentina (ATFA). Anteayer, Singer tuvo una nueva alegría de parte de las instituciones de su país, al enterarse que el Subcomité del Hemisferio Occidental de la Cámara de Diputados aprobó un proyecto de ley que prohíbe el acceso a los mercados de capitales de Estados Unidos a países como la Argentina que, a juicio de la iniciativa, se niegan a acatar fallos de la justicia local.
El proyecto fue presentado por el diputado republicano saliente Connie Mack, quien perdió en las últimas elecciones y deberá abandonar su banca a fin de año, pero no quiso marcharse sin antes darle una mano a los fondos buitre.
El CIELO Y LA TIERRA. Así como no todo lo judicial está estrictamente ajustado a derecho, tampoco lo religioso es puramente celestial. Un claro ejemplo de ello es el documento de los obispos, que fue lanzado en una fecha más cercana al 7D que a la Navidad y que resume todas las demandas caceroleras del 8N.
La declaración sostiene que el país corre el riesgo de dividirse en "bandos irreconciliables", cuestiona el "caudillismo" y las "presiones que inhiban la libre expresión y la participación en la vida cívica", aunque rechaza la politización partidaria de los chicos. En lo que parece una tácita condena a los planes sociales, el documento exhorta a que "nuestros hermanos más pobres… sean protagonistas de su propio desarrollo a través de la "educación y el trabajo". Ese párrafo también parece ignorar que el kirchnerimso llevó la desocupación del 23 a algo más del 7% y que la inversión en educación es la mayor en la historia, en relación al PBI
El secretariado de Curas en la Opción por los Pobres cuestionó el documento de los obispos mediante otra declaración . "Lo menos que podemos decir es que nosotros, que estamos en los barrios, entre la gente, con los pies en el barro, tenemos una mirada muy distinta", expresaron los sacerdotes. Tampoco dejaron pasar la oportunidad de rechazar la exhortación vacía de una "reconciliación" formulada por los obispos sin plantear condición alguna. "A veces hay bandos irreconciliables, opresores y oprimidos, víctimas y victimarios, crucificados y crucificadores, que sólo se pueden reconciliar con el arrepentimiento claro y transparente, con la reparación de los males causados, con un público pedido de perdón", sostienen los sacerdotes de la opción por los pobres.
En cambio, para los obispos que nada dijeron durante la dictadura, el gobierno es el que produce los enfrentamientos. Como si el capitalismo fuera un lecho de rosas en el que no hay conflicto social. Y como si los cambios no aumentaran las tensiones por la reacción de quienes pierden sus prebendas.
01/12/12 Tiempo Argentino
GB
El gobierno espera recuperar la iniciativa luego de una resolución que cree será favorable en el tema Clarín.
Por Alberto Dearriba
El gobierno y sus más fieles seguidores aguardan esperanzados que los efectos del inminente fallo sobre la constitucionalidad de los artículos de la Ley de Medios, cuestionados por Clarín, le devuelvan a la presidenta Cristina Fernández la iniciativa que perdió durante el tórrido noviembre, en el que soportó un cacerolazo masivo, un paro general y el fallo incongruente de un juez norteamericano que ordenó a la Argentina pagarles la totalidad de lo adeudado a los fondos buitre.
Los kirchneristas esperan celebrar el próximo viernes 7D como el día en el que la política venció a una poderosa corporación, pero el brillo de la victoria se hubiera opacado si el 15D se hubiera convertido luego en la fecha en la cual la Argentina hubiera caído nuevamente en default, por incumplir el fallo del juez neoyorquino Thomas Griesa.
La Cámara de Apelaciones de Nueva York frenó el incongruente fallo de Griesa que ordenaba pagar el 100% a los fondos buitre, pese a haber avalado en 2005 y 2010 el canje de la deuda con otros acreedores que accedieron a quitas de alrededor del 70 por ciento.
EL 28F, OTRA FECHA CLAVE. El tribunal neoyorquino abrió una impasse hasta la decisiva fecha del 28F, cuando deberán comparecer los abogados de la Argentina con los del timbero internacional Paul Singer, para negociar un monto razonable por los bonos que compró por chauchas el fondo NML, tras el default del 2001.
Para que la Argentina pueda reabrir las negociaciones con los fondos que quedaron fuera del canje, el Parlamento –que concluyó sus sesiones ordinarias– deberá ser convocado por el Ejecutivo para aprobar una nueva suspensión de la ley cerrojo, que dio por terminadas las negociaciones, aunque fueron reabiertas en dos oportunidades.
EL 15D EN OTRO TRIBUNAL. Otra batalla jurídico-política se librará el 15D, cuando el Tribunal del Mar seguramente se pronuncie a favor de la Argentina con respecto a la inembargabilidad de la Fragata Libertad por su condición de buque de guerra, aunque la justicia de Ghana rechaza la jurisdicción de ese tribunal por entender que se trata de un juicio comercial.
El pleito con Clarín y con los fondos buitre parecería indicar que la suerte de los argentinos se dirime en estrados judiciales en lo cuales prima la doctrina jurídica y la interpretación aséptica de las leyes. Pero está claro que en los vericuetos judiciales se juegan otras cuestiones. Ghana no se atrevería a detener alegremente una nave de guerra de un país poderoso; un juez norteamericano se cuidaría de condenar a las penurias a millones de ciudadanos del Primer Mundo y ningún argentino de a pie podría aguantar tres años la plena vigencia de una ley que lo perjudica.
ES LA POLÍTICA. Las leyes son la expresión de las clases dominantes. Su elaboración y aplicación son hechos de naturaleza política en el mundo entero, en las que las relaciones de poder juegan un papel preponderante. Los estrados judiciales no son ajenos a esas contradicciones y no pocas veces, cualquiera lo sabe, los pleitos terminan con una condena al más débil, aunque no sea culpable.
Pese a que podría sufrir deformación profesional por ser abogada, Cristina Fernández lo sabe. Tras admitir que "fue una semana muy especial" por "el acoso y el asedio de adentro y afuera", la presidenta advirtió el jueves pasado a los incautos: "Que nadie se confunda con lo que tenemos a partir de la presentación de la justicia americana, no es judicial, sino eminentemente político."
El sometimiento de la jurisdicción nacional a un tribunal extranjero fue también una decisión claramente política, adoptada a favor de la "seguridad jurídica" de los banqueros, bajo un gobierno que mantenía "relaciones carnales" con los Estados Unidos y otras impudicias con los organismos financieros internacionales que decidían hasta cuánto se debía gastar en salud o educación en la Argentina.
UN LOBBY ACEITADO. Paul Singer conoce también los entresijos de las leyes y de la política: asesoró y aportó a la campaña del republicano Mitt Romney contra Barak Obama, tiene amistades en el Poder Judicial de su país, organiza "recepciones" hostiles a la presidenta cada vez que ella viaja a los Estados Unidos y hasta llegó a instalar una rata gigante en el frente de la embajada argentina en oportunidad de celebrarse un nuevo aniversario de la independencia nacional. El objetivo de ese lobby, al cual se destinan cifras millonarias, es predisponer a la opinión pública, a la dirigencia política y a los jueces, para obtener los mayores dividendos de los bonos de la deuda argentina adquiridos a precio de remate tras el default de 2001.
Este apostador de 68 años presiona también al Congreso de los Estados Unidos junto a otros fondos buitre integrados al Grupo de Tareas Argentina (ATFA). Anteayer, Singer tuvo una nueva alegría de parte de las instituciones de su país, al enterarse que el Subcomité del Hemisferio Occidental de la Cámara de Diputados aprobó un proyecto de ley que prohíbe el acceso a los mercados de capitales de Estados Unidos a países como la Argentina que, a juicio de la iniciativa, se niegan a acatar fallos de la justicia local.
El proyecto fue presentado por el diputado republicano saliente Connie Mack, quien perdió en las últimas elecciones y deberá abandonar su banca a fin de año, pero no quiso marcharse sin antes darle una mano a los fondos buitre.
El CIELO Y LA TIERRA. Así como no todo lo judicial está estrictamente ajustado a derecho, tampoco lo religioso es puramente celestial. Un claro ejemplo de ello es el documento de los obispos, que fue lanzado en una fecha más cercana al 7D que a la Navidad y que resume todas las demandas caceroleras del 8N.
La declaración sostiene que el país corre el riesgo de dividirse en "bandos irreconciliables", cuestiona el "caudillismo" y las "presiones que inhiban la libre expresión y la participación en la vida cívica", aunque rechaza la politización partidaria de los chicos. En lo que parece una tácita condena a los planes sociales, el documento exhorta a que "nuestros hermanos más pobres… sean protagonistas de su propio desarrollo a través de la "educación y el trabajo". Ese párrafo también parece ignorar que el kirchnerimso llevó la desocupación del 23 a algo más del 7% y que la inversión en educación es la mayor en la historia, en relación al PBI
El secretariado de Curas en la Opción por los Pobres cuestionó el documento de los obispos mediante otra declaración . "Lo menos que podemos decir es que nosotros, que estamos en los barrios, entre la gente, con los pies en el barro, tenemos una mirada muy distinta", expresaron los sacerdotes. Tampoco dejaron pasar la oportunidad de rechazar la exhortación vacía de una "reconciliación" formulada por los obispos sin plantear condición alguna. "A veces hay bandos irreconciliables, opresores y oprimidos, víctimas y victimarios, crucificados y crucificadores, que sólo se pueden reconciliar con el arrepentimiento claro y transparente, con la reparación de los males causados, con un público pedido de perdón", sostienen los sacerdotes de la opción por los pobres.
En cambio, para los obispos que nada dijeron durante la dictadura, el gobierno es el que produce los enfrentamientos. Como si el capitalismo fuera un lecho de rosas en el que no hay conflicto social. Y como si los cambios no aumentaran las tensiones por la reacción de quienes pierden sus prebendas.
01/12/12 Tiempo Argentino
GB
SANDRA RUSSO, OPINION
CV
Por Sandra Russo
La primera nota que hice en mi vida fue al dictador Juan Carlos Onganía. No fue una nota propiamente dicha, en realidad. Yo estaba en sexto grado y colaboraba en el periódico mural El Hornero, en mi colegio. Se me ocurrió mandarle una carta al presidente (no tenía muy en claro el asunto de las dictaduras y las democracias en aquel momento, ni en mi casa ni en mi escuela se hablaba de política). Se me ocurrió “hacerle una nota” al presidente. Entonces le escribí una carta, pidiéndole puntualmente que recuperara las Islas Malvinas.
Era una carta muy encendida. Me contestó al poco tiempo su secretario privado, algo más bien de rigor, felicitándome por mi vocación periodística, diciéndome en nombre del presidente que las Malvinas eran argentinas y detallándome una serie de tratativas diplomáticas. Llevé la carta con el membrete presidencial, de un papel color marfil, grueso y tramado, al colegio. Se la mostré a la maestra encargada del periódico mural y, naturalmente, fue colgada en el corcho gigante que era El Hornero. Fue muy comentada ese año.
Vaya, cómo son las cosas: antes de que me llegara hace instantes este recuerdo lejano, estuve a punto de empezar esta nota diciendo que yo no quería ser periodista cuando estaba en edad de pensar qué quería ser, en 1976. Pero algo de mi vocación periodística le debo haber escrito a Onganía, ya que en la respuesta se me felicitaba por ello. Y ahora que ato cabos, pienso que es curioso que planteara esa nota, a los once años, no con una lista de preguntas, sino con una rudimentaria fundamentación histórica y un reclamo.
Años después fue otra carta, ya con 19 años, al Expreso Imaginario, lo que me permitió llegar a la primera redacción “real” de mi vida. Antes había conocido otras en las que chicos y chicas trabajaban fervorosamente en distintas revistas alternativas que hacíamos a mano, fotocopiadas, con las hojas abrochadas por nosotros, y que vendíamos por la calle Corrientes. Jorge Dorio se acuerda. Pero ni cuando me acerqué a esas redacciones contraculturales que en plena dictadura hablaban de rock y de poesía, ni cuando llegué al Expreso, ni cuando ingresé un par de años después a Humor Registrado como correctora, estaba en mi cabeza convertirme en periodista y mucho menos pensaba mi trabajo en términos de “medios de comunicación”. Estábamos muy lejos de lo masivo, muy lejos del poder, muy lejos de los cócteles, de la academia y de la carrera de Comunicación, que no existía todavía. Era otro circuito, ocupado por una generación que no podía hacer política. Ninguno de nosotros hubiese aceptado una oportunidad para ingresar a Somos o a Gente, que eran las revistas de moda. Eramos de otro palo. No teníamos el periodismo en la cabeza. Pero sí la comunicación, que es algo más complejo y más amplio.
Probablemente los que empezamos por ahí, por los márgenes, no nos sentíamos atraídos por el periodismo porque por periodismo no se entendía nada, hacia finales de los ’70, que se vinculara de alguna manera, aunque fuera vaga, con el pensamiento crítico, ni con la transgresión. En tanto que en las revistas contraculturales, como en el Expreso Imaginario y en Humor, sí lo había. Eran líneas editoriales que nadaban a contracorriente, junto a otras pocas publicaciones, como después fue El Porteño, que nunca alcanzaban el equivalente a un punto de rating televisivo.
Quizá por eso nuestro propio pensamiento crítico incluyó desde el principio a los grandes medios de comunicación. Desde entonces nuestro trabajo en esos medios pequeños incluyó la mirada crítica y alerta sobre los grandes medios, y fuimos testigos generacionales de la imbricación entre el poder y los grandes medios que condujo a la crisis de 2001. Lo vimos, lo escribimos, lo publicamos.
Hay muchos disparadores de deseo con relación al periodismo. Hay quienes se acercan al periodismo de investigación por su ánimo de pesquisa, quienes profesionalizan su curiosidad, quienes quieren satisfacerse el ego, quienes divulgan saberes complejos, en fin, hay mil maneras de ser periodista, y serlo no lo hace a uno bueno ni malo. En lo personal, el gran impulso que me acercó al periodismo fue el de la adolescencia, el deseo de comunicación. Siempre he asociado ese deseo más a la señal de humo que al spot televisivo. Queríamos comunicarnos entre nosotros en una época en la que estaban cortados todos los puentes y las vías de acceso a los otros.
Después, ya en democracia, nació este diario, y hace ya veinticinco años que es éste el soporte que me elige y que elijo, en ese intercambio necesario entre empresas de prensa y periodistas: un medio cuya línea editorial se asemejó mucho, durante más de dos décadas, a lo que yo quería decir. Sé que eso ha sido importante y que muchos no han tenido ni tienen la suerte de trabajar en un medio que les permita expandirse.
Por último, después de treinta y tres años de carrera periodística, sigo pensando que el motor que me sigue impulsando a hacer este trabajo es el deseo de entender la realidad del modo en el que lo hacen muchos otros y quizá no lo puedan conceptualizar. Eso, conceptualizar, asociar, detectar sentido, crear sentido, encontrar las palabras adecuadas, es un trabajo específico que como tantos otros requiere técnicas y sensibilidad. Eso es lo que comparto, después de tantos años, con quienes están del otro lado del diario, el micrófono o la cámara.
A lo largo de todo este tiempo he pasado momentos difíciles. Pero lo que nunca se me pasó por la cabeza es que, después de tres décadas de democracia, iba a llegar una denuncia penal que pretendiera privarme no ya de la libertad de decir lo que quiero, sino de mi libertad entera. Las rectificaciones posteriores, confusas y despectivas no hicieron más que ratificar cómo mienten: la corporación que saca una solicitada diciendo que no denuncia penalmente a periodistas, los mantiene todavía denunciados. Hasta el 5 de diciembre, la fecha que fijó el juzgado, los dos escritos posteriores que presentaron descansan junto a la denuncia original, en la que se nos menciona como “principales propaladores” del presunto delito, junto a funcionarios, militantes y organizaciones políticas. No pueden limpiar la mancha de la etiqueta “propaladora” que unieron a mi nombre. Un vómito sobre mi trayectoria y mi trabajo. Esa denuncia no habla de mí. Habla de Clarín.
01/12/12 Página|12
GB
Por Sandra Russo
La primera nota que hice en mi vida fue al dictador Juan Carlos Onganía. No fue una nota propiamente dicha, en realidad. Yo estaba en sexto grado y colaboraba en el periódico mural El Hornero, en mi colegio. Se me ocurrió mandarle una carta al presidente (no tenía muy en claro el asunto de las dictaduras y las democracias en aquel momento, ni en mi casa ni en mi escuela se hablaba de política). Se me ocurrió “hacerle una nota” al presidente. Entonces le escribí una carta, pidiéndole puntualmente que recuperara las Islas Malvinas.
Era una carta muy encendida. Me contestó al poco tiempo su secretario privado, algo más bien de rigor, felicitándome por mi vocación periodística, diciéndome en nombre del presidente que las Malvinas eran argentinas y detallándome una serie de tratativas diplomáticas. Llevé la carta con el membrete presidencial, de un papel color marfil, grueso y tramado, al colegio. Se la mostré a la maestra encargada del periódico mural y, naturalmente, fue colgada en el corcho gigante que era El Hornero. Fue muy comentada ese año.
Vaya, cómo son las cosas: antes de que me llegara hace instantes este recuerdo lejano, estuve a punto de empezar esta nota diciendo que yo no quería ser periodista cuando estaba en edad de pensar qué quería ser, en 1976. Pero algo de mi vocación periodística le debo haber escrito a Onganía, ya que en la respuesta se me felicitaba por ello. Y ahora que ato cabos, pienso que es curioso que planteara esa nota, a los once años, no con una lista de preguntas, sino con una rudimentaria fundamentación histórica y un reclamo.
Años después fue otra carta, ya con 19 años, al Expreso Imaginario, lo que me permitió llegar a la primera redacción “real” de mi vida. Antes había conocido otras en las que chicos y chicas trabajaban fervorosamente en distintas revistas alternativas que hacíamos a mano, fotocopiadas, con las hojas abrochadas por nosotros, y que vendíamos por la calle Corrientes. Jorge Dorio se acuerda. Pero ni cuando me acerqué a esas redacciones contraculturales que en plena dictadura hablaban de rock y de poesía, ni cuando llegué al Expreso, ni cuando ingresé un par de años después a Humor Registrado como correctora, estaba en mi cabeza convertirme en periodista y mucho menos pensaba mi trabajo en términos de “medios de comunicación”. Estábamos muy lejos de lo masivo, muy lejos del poder, muy lejos de los cócteles, de la academia y de la carrera de Comunicación, que no existía todavía. Era otro circuito, ocupado por una generación que no podía hacer política. Ninguno de nosotros hubiese aceptado una oportunidad para ingresar a Somos o a Gente, que eran las revistas de moda. Eramos de otro palo. No teníamos el periodismo en la cabeza. Pero sí la comunicación, que es algo más complejo y más amplio.
Probablemente los que empezamos por ahí, por los márgenes, no nos sentíamos atraídos por el periodismo porque por periodismo no se entendía nada, hacia finales de los ’70, que se vinculara de alguna manera, aunque fuera vaga, con el pensamiento crítico, ni con la transgresión. En tanto que en las revistas contraculturales, como en el Expreso Imaginario y en Humor, sí lo había. Eran líneas editoriales que nadaban a contracorriente, junto a otras pocas publicaciones, como después fue El Porteño, que nunca alcanzaban el equivalente a un punto de rating televisivo.
Quizá por eso nuestro propio pensamiento crítico incluyó desde el principio a los grandes medios de comunicación. Desde entonces nuestro trabajo en esos medios pequeños incluyó la mirada crítica y alerta sobre los grandes medios, y fuimos testigos generacionales de la imbricación entre el poder y los grandes medios que condujo a la crisis de 2001. Lo vimos, lo escribimos, lo publicamos.
Hay muchos disparadores de deseo con relación al periodismo. Hay quienes se acercan al periodismo de investigación por su ánimo de pesquisa, quienes profesionalizan su curiosidad, quienes quieren satisfacerse el ego, quienes divulgan saberes complejos, en fin, hay mil maneras de ser periodista, y serlo no lo hace a uno bueno ni malo. En lo personal, el gran impulso que me acercó al periodismo fue el de la adolescencia, el deseo de comunicación. Siempre he asociado ese deseo más a la señal de humo que al spot televisivo. Queríamos comunicarnos entre nosotros en una época en la que estaban cortados todos los puentes y las vías de acceso a los otros.
Después, ya en democracia, nació este diario, y hace ya veinticinco años que es éste el soporte que me elige y que elijo, en ese intercambio necesario entre empresas de prensa y periodistas: un medio cuya línea editorial se asemejó mucho, durante más de dos décadas, a lo que yo quería decir. Sé que eso ha sido importante y que muchos no han tenido ni tienen la suerte de trabajar en un medio que les permita expandirse.
Por último, después de treinta y tres años de carrera periodística, sigo pensando que el motor que me sigue impulsando a hacer este trabajo es el deseo de entender la realidad del modo en el que lo hacen muchos otros y quizá no lo puedan conceptualizar. Eso, conceptualizar, asociar, detectar sentido, crear sentido, encontrar las palabras adecuadas, es un trabajo específico que como tantos otros requiere técnicas y sensibilidad. Eso es lo que comparto, después de tantos años, con quienes están del otro lado del diario, el micrófono o la cámara.
A lo largo de todo este tiempo he pasado momentos difíciles. Pero lo que nunca se me pasó por la cabeza es que, después de tres décadas de democracia, iba a llegar una denuncia penal que pretendiera privarme no ya de la libertad de decir lo que quiero, sino de mi libertad entera. Las rectificaciones posteriores, confusas y despectivas no hicieron más que ratificar cómo mienten: la corporación que saca una solicitada diciendo que no denuncia penalmente a periodistas, los mantiene todavía denunciados. Hasta el 5 de diciembre, la fecha que fijó el juzgado, los dos escritos posteriores que presentaron descansan junto a la denuncia original, en la que se nos menciona como “principales propaladores” del presunto delito, junto a funcionarios, militantes y organizaciones políticas. No pueden limpiar la mancha de la etiqueta “propaladora” que unieron a mi nombre. Un vómito sobre mi trayectoria y mi trabajo. Esa denuncia no habla de mí. Habla de Clarín.
01/12/12 Página|12
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