lunes, 19 de noviembre de 2012
EL BAILE DEL KABALLO-LA YEGUA SEGUN CRISTIAN RITONDO DEL PRO
La propuesta democrática del PRO a travéz de C. Ritondo define a la presidenta como yegua.
La cultura y la educación del partido vecinal queda en evidencia para el conjunto del Pueblo.
Esta sí es la nueva política.
GB
LOS 8 N TIEMBLAN DE SOLO PENSAR QUE GANEMOS ELECCIONES AD ETERNUM COMO EN VENEZUELA.
Venezuela: el paisaje (pos)electoral
Por Maciek Wisniewski*
Venezuela vive un tiempo electoral casi permanente. Aún no bajó el polvo de las elecciones presidenciales del 7 de octubre (7-O) y el 16 de diciembre (16-D) el país ya elegirá a los gobernadores (el 14 de abril de 2013 habrá elecciones municipales).
Desde que Hugo Chávez asumió el poder hace 14 años hubo 16 elecciones y referendos. Él triunfó en 15, incluidas las pasadas cuando fue relecto por tercera vez al derrotar por 11 por ciento (y en 80 por ciento de los municipios) al derechista Henrique Capriles Radonski de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
Los escuálidos (derechistas) estuvieron seguros de su victoria. Los periodistas opositores (como ello mismos admitían) ya escribieron columnas para el día 8 ("¡el primero sin Chávez!") felicitando a Capriles, aunque sólo una de nueve encuestadoras le daba el triunfo.
Esta parte del país se creyó sus propias construcciones mediáticas y luego se sumergió en un trauma poselectoral. Cómo me dice Roberto Hernández Montoya, jefe del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (CELARG) y comentarista político, no querían ver la realidad y se dejaron engañar por sus dirigentes.
Algunos opositores se arrecharon con Capriles por haber reconocido el resultado (sic) y encima antes de contar los votos casilla por casilla (sic). Dicen que hubo un fraude (sic) y que Chávez es un "presidente ilegítimo" (sic).
Teodoro Petkoff, ex guerrillero y ex ministro, uno de los principales voceros antichavistas, jefe del diario Tal Cual me dice que no hubo fraude como tal, sino mucho "ventajismo" y "trampas". Que la oposición luchaba "contra toda la maquinaria del Estado". Sobre el resultado simplemente comenta: "Chávez aún tiene más gente que nosotros".
Pero a parte de los que respetan el voto como Petkoff, hay dentro de esta oposición "democrática" sectores golpistas que apoyaron lo electoral sólo porque esta vez creyeron poder vencer. "Ahora quisieran dar otro golpe como el de 2002, pero no tienen la capacidad" –dice Hernández Montoya.
Vuelven a apostar a la muerte: si Chávez no se murió hasta el 7-O "como aseguraban las fuentes bien informadas de Miami", se morirá pronto. Según la Constitución si el presidente fallece en los primeros cuatro años, el vicepresidente asume el poder y convoca nuevas elecciones en 30 días; pasado este tiempo el vicepresidente completa el mandato (artículo 233).
Al mismo tiempo los llamados a la abstención el 16-D, fruto del trauma (ya les salió caro el boicoteo de las elecciones parlamentarias en 2005) se mezclan con los llamados a enfrentar al gobierno que irá por los siete estados gobernados por la oposición. Chávez ganó en 22 de los 24 estados, entre ellos en Miranda, gobernada por Capriles, que se vislumbra como el centro de batalla (es cierto que sus votos no se transferirán automáticamente a los candidatos chavistas, pero tampoco será el caso de la oposición que acaparó los suyos, sobre todo gracias a la "tarjeta unitaria").
Capriles tras el fracaso nacional buscará su relección y enfrentará a Elías Jaua, hasta el mes pasado el vicepresidente (cambiado por ex canciller Nicolás Maduro). Pero primero tendrá que tratar con la desbandada en sus filas.
Según Petkoff "la unidad está garantizada". Pero algunos integrantes de la MUD, los viejos partidos de la Cuarta República –AD y COPEI– están descontentos con la hegemonía de Primero Justicia (PJ), el partido de Capriles y su liderazgo.
En Miranda el Movimiento al Socialismo (MAS), el partido que Petkoff fundó en los 70 y del cual salió cuando este apoyó a Chávez (luego MAS pasó a oposición) retiró su apoyo a Capriles y se lo dio a Jaua. Las razones: PJ es sectario e intolerante y Capriles se preocupaba sólo por la presidencia: "de su gestión no queda nada".
Un ejemplo: uno de los temas de la campaña 16-D es la delincuencia (la tasa de homicidios en 2011 fue de 62 por 100 mil habitantes, en Caracas más alta), un problema grave que afecta a todo el país y data de hace varias décadas, aunque la oposición dice: "culpa de Chávez". Pero curiosamente dónde creció más fue en Miranda (que abarca el este de la capital).
Muchos ya dieron por sentado el triunfo de Capriles. Pero el chavismo aprendió la lección de Diosdado Cabello (ahora jefe del parlamento), cuya gestión en Miranda fue un desastre y que perdió el estado. Postula a Jaua, un candidato muy popular, respaldado por movimientos sociales. Y él mismo Capriles degradando el alcance de su figura genera sentimientos encontrados entre sus seguidores. Insiste en que Miranda "demostrará cómo será el país del futuro", pero las pugnas en la MUD hacen sospechar que él mismo puede no tener uno y puede compartir la suerte de Manuel Rosales, el primer candidato consensuado de la oposición, que acabó en la nada.
Incluso los opositores temen que el camino a la victoria será "empedrado y angosto", algo que "se debía evitar" (El Universal, 21/10/2012). Además el estado ya tenía un candidato elegido en las primarias de febrero, las mismas que ganó Capriles (lo que cuestiona los tan promocionados "principios democráticos"). Esta derrota sería más dañina que la de 7-O y el segundo revés ya lo eliminaría del paisaje electoral.
Ahora los chavistas hacen las apuestas: a la muerte política de Capriles mediante el voto el 16-D.
*Periodista polaco
Caracas, octubre de 2012
La Jornada, México
GB
Por Maciek Wisniewski*
Venezuela vive un tiempo electoral casi permanente. Aún no bajó el polvo de las elecciones presidenciales del 7 de octubre (7-O) y el 16 de diciembre (16-D) el país ya elegirá a los gobernadores (el 14 de abril de 2013 habrá elecciones municipales).
Desde que Hugo Chávez asumió el poder hace 14 años hubo 16 elecciones y referendos. Él triunfó en 15, incluidas las pasadas cuando fue relecto por tercera vez al derrotar por 11 por ciento (y en 80 por ciento de los municipios) al derechista Henrique Capriles Radonski de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
Los escuálidos (derechistas) estuvieron seguros de su victoria. Los periodistas opositores (como ello mismos admitían) ya escribieron columnas para el día 8 ("¡el primero sin Chávez!") felicitando a Capriles, aunque sólo una de nueve encuestadoras le daba el triunfo.
Esta parte del país se creyó sus propias construcciones mediáticas y luego se sumergió en un trauma poselectoral. Cómo me dice Roberto Hernández Montoya, jefe del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (CELARG) y comentarista político, no querían ver la realidad y se dejaron engañar por sus dirigentes.
Algunos opositores se arrecharon con Capriles por haber reconocido el resultado (sic) y encima antes de contar los votos casilla por casilla (sic). Dicen que hubo un fraude (sic) y que Chávez es un "presidente ilegítimo" (sic).
Teodoro Petkoff, ex guerrillero y ex ministro, uno de los principales voceros antichavistas, jefe del diario Tal Cual me dice que no hubo fraude como tal, sino mucho "ventajismo" y "trampas". Que la oposición luchaba "contra toda la maquinaria del Estado". Sobre el resultado simplemente comenta: "Chávez aún tiene más gente que nosotros".
Pero a parte de los que respetan el voto como Petkoff, hay dentro de esta oposición "democrática" sectores golpistas que apoyaron lo electoral sólo porque esta vez creyeron poder vencer. "Ahora quisieran dar otro golpe como el de 2002, pero no tienen la capacidad" –dice Hernández Montoya.
Vuelven a apostar a la muerte: si Chávez no se murió hasta el 7-O "como aseguraban las fuentes bien informadas de Miami", se morirá pronto. Según la Constitución si el presidente fallece en los primeros cuatro años, el vicepresidente asume el poder y convoca nuevas elecciones en 30 días; pasado este tiempo el vicepresidente completa el mandato (artículo 233).
Al mismo tiempo los llamados a la abstención el 16-D, fruto del trauma (ya les salió caro el boicoteo de las elecciones parlamentarias en 2005) se mezclan con los llamados a enfrentar al gobierno que irá por los siete estados gobernados por la oposición. Chávez ganó en 22 de los 24 estados, entre ellos en Miranda, gobernada por Capriles, que se vislumbra como el centro de batalla (es cierto que sus votos no se transferirán automáticamente a los candidatos chavistas, pero tampoco será el caso de la oposición que acaparó los suyos, sobre todo gracias a la "tarjeta unitaria").
Capriles tras el fracaso nacional buscará su relección y enfrentará a Elías Jaua, hasta el mes pasado el vicepresidente (cambiado por ex canciller Nicolás Maduro). Pero primero tendrá que tratar con la desbandada en sus filas.
Según Petkoff "la unidad está garantizada". Pero algunos integrantes de la MUD, los viejos partidos de la Cuarta República –AD y COPEI– están descontentos con la hegemonía de Primero Justicia (PJ), el partido de Capriles y su liderazgo.
En Miranda el Movimiento al Socialismo (MAS), el partido que Petkoff fundó en los 70 y del cual salió cuando este apoyó a Chávez (luego MAS pasó a oposición) retiró su apoyo a Capriles y se lo dio a Jaua. Las razones: PJ es sectario e intolerante y Capriles se preocupaba sólo por la presidencia: "de su gestión no queda nada".
Un ejemplo: uno de los temas de la campaña 16-D es la delincuencia (la tasa de homicidios en 2011 fue de 62 por 100 mil habitantes, en Caracas más alta), un problema grave que afecta a todo el país y data de hace varias décadas, aunque la oposición dice: "culpa de Chávez". Pero curiosamente dónde creció más fue en Miranda (que abarca el este de la capital).
Muchos ya dieron por sentado el triunfo de Capriles. Pero el chavismo aprendió la lección de Diosdado Cabello (ahora jefe del parlamento), cuya gestión en Miranda fue un desastre y que perdió el estado. Postula a Jaua, un candidato muy popular, respaldado por movimientos sociales. Y él mismo Capriles degradando el alcance de su figura genera sentimientos encontrados entre sus seguidores. Insiste en que Miranda "demostrará cómo será el país del futuro", pero las pugnas en la MUD hacen sospechar que él mismo puede no tener uno y puede compartir la suerte de Manuel Rosales, el primer candidato consensuado de la oposición, que acabó en la nada.
Incluso los opositores temen que el camino a la victoria será "empedrado y angosto", algo que "se debía evitar" (El Universal, 21/10/2012). Además el estado ya tenía un candidato elegido en las primarias de febrero, las mismas que ganó Capriles (lo que cuestiona los tan promocionados "principios democráticos"). Esta derrota sería más dañina que la de 7-O y el segundo revés ya lo eliminaría del paisaje electoral.
Ahora los chavistas hacen las apuestas: a la muerte política de Capriles mediante el voto el 16-D.
*Periodista polaco
Caracas, octubre de 2012
La Jornada, México
GB
AZUCAR AMARGA PARA BLAQUIER.
Azúcar amarga para Blaquier
Por Laureano Barrera
lesahumanidad@miradasalsur.com
El empresario fue procesado por la Justicia por 29 desapariciones de la Noche del Apagón. Sus abogados apelarán.
Fue a través de un llamado telefónico de su abogado. Así, Ricardo Arédez recibió la noticia que muy pocos pensaban que podía pasar: el juez federal de Jujuy, Fernando Poviña, procesó el jueves a uno de los empresarios más poderosos de la Argentina, Carlos Pedro Tadeo Blaquier, como cómplice primario de la privación ilegal de la libertad de 29 personas durante la última dictadura. En ese momento, evocó a “las madres peladoras de caña y los padres obreros que no están, que murieron sin ver la justicia, tanta militancia digna que luchó por esto sin ánimo de venganza, con la ley en la mano”, según repasó al día siguiente ante Miradas al Sur –con la voz cruzada por el llanto– el menor de los cuatro hijos de Olga y Luis Arédez, ex intendente desaparecido de Libertador General San Martín.
Su padre pertenecía a la tendencia revolucionaria del peronismo y cometió la osadía, cuando fue intendente, de querer cobrarles impuestos a Ledesma. Está desaparecido desde el 13 de mayo de 1977. Su caso se encuentra entre los 29 por los que la Justicia procesó a Blaquier y al ex administrador del ingenio, Alberto Lemos, que reconoció ante Olga Arédez que la empresa había puesto sus móviles a disposición de las fuerzas armadas “para limpiar al país de indeseables”.
El directorio de Ledesma Sociedad Anónima Agrícola Industrial (SAAI) difundió un comunicado advirtiendo que apelará el fallo. “Sobre la base de una interpretación sesgada del contexto histórico vigente hace cuarenta años y sin pruebas suficientes, el juez concluyó que Ledesma colaboró con la dictadura aportando camionetas para la detención ilegal de personas”, señala. “Aunque respetuosa de la decisión judicial –continúa– Ledesma considera que numerosas pruebas que aportó no fueron valoradas ni tenidas en cuenta. La empresa ratifica una vez más que nunca prestó camionetas para la detención ilegal de personas”.
Ricardo Arédez está convencido de lo contrario. “La empresa vivió diciendo que no tuvo nada que ver, pero está clarita la participación de ellos. Por desgracia, para ellos quedamos vivos los que vimos. La persecución de Ledesma sobre los trabajadores y delegados sindicales no empezó con la dictadura, empezó mucho antes”, dice el querellante.
Los procesamientos del juez Poviña refieren a dos causas que se instruyen por separadamente. En la primera se investigan las desapariciones de tres delegados y, además, Arédez. En la segunda, los procesó por la privación ilegal de 26 vecinos y trabajadores de la firma en la Noche del Apagón. Así conoce la historia a la larga noche jujeña que duró siete: desde el 20 al 27 de julio de 1976, el Ingenio Ledesma desconectó en varias oportunidades la electricidad de sus generadores, dejando la zona en tinieblas. El juez sostiene que dispusieron camionetas del Ingenio para que Gendarmería y la policía provincial detuvieran a 400 personas.
Sin embargo, la resolución sólo les imputa 26 víctimas de las que se tiene pruebas, y no se detiene en las denuncias por torturas en centros clandestinos improvisados en el predio de la empresa.
Las resoluciones recalan con contundencia en un aspecto que poco se ha cristalizado en fallos judiciales: la instauración de un modelo económico a pedir de los grupos empresariales, y la colaboración de muchos de ellos en la instrumentación de la represión ilegal de las Fuerzas Armadas. “Los militares a cargo de los sucesivos golpes de Estado fueron apoyados y se beneficiaron con la colaboración activa de los mayores grupos económicos del país”, dice la resolución judicial. En ese marco, el magistrado responsabiliza a Blaquier y a Lemos como responsables de las políticas de la empresa. “El aporte rendido por Blaquier y Lemos, como la facilitación de medios de transporte para el traslado de los detenidos, se orientó a la consumación de los hechos principales de privación de libertad de las víctimas”, apunta el fallo.
El juez se basó en varios testimonios que cuentan haber visto el logo de la empresa en el chasis de las camionetas, en la Noche del Apagón. Y documentación: un libro en el destacamento de Orán donde quedaron registrados los camiones de Ledesma que entraron el día del golpe, y un convenio hallado hace pocos días firmado por el jefe de Gendarmería de la zona, Domingo Bussi, y la empresa Ledesma para la provisión del camiones. Por otro lado, el juez se apoya en la intencionalidad que tuvo la empresa: sabía perfectamente lo que sucedería con los secuestrados.
La noche que supo que al barón del azúcar, cuyo imperio rige desde hace más de un siglo el destino de Libertador Ledesma, se le había acabado la impunidad, Ricardo Arédez no pudo dormir. Habían vencido al miedo de enfrentar “un poder tremendo, absoluto, de 150 años”. Y, asediado de insomnio y conmoción, se sentó en su computadora a escribir: “Por las Madres de Ledesma que ya no están, mis madres, mis padres, hermanos, hijos, ex presos políticos, sus esposas que soportaron toda clase de humillaciones, por los pueblos originarios que fueron echados de sus lugares naturales para que los Wollman - Arrieta y Blaquier vivan de todos ellos.”.
18/11/12 Miradas al Sur
GB
Por Laureano Barrera
lesahumanidad@miradasalsur.com
El empresario fue procesado por la Justicia por 29 desapariciones de la Noche del Apagón. Sus abogados apelarán.
Fue a través de un llamado telefónico de su abogado. Así, Ricardo Arédez recibió la noticia que muy pocos pensaban que podía pasar: el juez federal de Jujuy, Fernando Poviña, procesó el jueves a uno de los empresarios más poderosos de la Argentina, Carlos Pedro Tadeo Blaquier, como cómplice primario de la privación ilegal de la libertad de 29 personas durante la última dictadura. En ese momento, evocó a “las madres peladoras de caña y los padres obreros que no están, que murieron sin ver la justicia, tanta militancia digna que luchó por esto sin ánimo de venganza, con la ley en la mano”, según repasó al día siguiente ante Miradas al Sur –con la voz cruzada por el llanto– el menor de los cuatro hijos de Olga y Luis Arédez, ex intendente desaparecido de Libertador General San Martín.
Su padre pertenecía a la tendencia revolucionaria del peronismo y cometió la osadía, cuando fue intendente, de querer cobrarles impuestos a Ledesma. Está desaparecido desde el 13 de mayo de 1977. Su caso se encuentra entre los 29 por los que la Justicia procesó a Blaquier y al ex administrador del ingenio, Alberto Lemos, que reconoció ante Olga Arédez que la empresa había puesto sus móviles a disposición de las fuerzas armadas “para limpiar al país de indeseables”.
El directorio de Ledesma Sociedad Anónima Agrícola Industrial (SAAI) difundió un comunicado advirtiendo que apelará el fallo. “Sobre la base de una interpretación sesgada del contexto histórico vigente hace cuarenta años y sin pruebas suficientes, el juez concluyó que Ledesma colaboró con la dictadura aportando camionetas para la detención ilegal de personas”, señala. “Aunque respetuosa de la decisión judicial –continúa– Ledesma considera que numerosas pruebas que aportó no fueron valoradas ni tenidas en cuenta. La empresa ratifica una vez más que nunca prestó camionetas para la detención ilegal de personas”.
Ricardo Arédez está convencido de lo contrario. “La empresa vivió diciendo que no tuvo nada que ver, pero está clarita la participación de ellos. Por desgracia, para ellos quedamos vivos los que vimos. La persecución de Ledesma sobre los trabajadores y delegados sindicales no empezó con la dictadura, empezó mucho antes”, dice el querellante.
Los procesamientos del juez Poviña refieren a dos causas que se instruyen por separadamente. En la primera se investigan las desapariciones de tres delegados y, además, Arédez. En la segunda, los procesó por la privación ilegal de 26 vecinos y trabajadores de la firma en la Noche del Apagón. Así conoce la historia a la larga noche jujeña que duró siete: desde el 20 al 27 de julio de 1976, el Ingenio Ledesma desconectó en varias oportunidades la electricidad de sus generadores, dejando la zona en tinieblas. El juez sostiene que dispusieron camionetas del Ingenio para que Gendarmería y la policía provincial detuvieran a 400 personas.
Sin embargo, la resolución sólo les imputa 26 víctimas de las que se tiene pruebas, y no se detiene en las denuncias por torturas en centros clandestinos improvisados en el predio de la empresa.
Las resoluciones recalan con contundencia en un aspecto que poco se ha cristalizado en fallos judiciales: la instauración de un modelo económico a pedir de los grupos empresariales, y la colaboración de muchos de ellos en la instrumentación de la represión ilegal de las Fuerzas Armadas. “Los militares a cargo de los sucesivos golpes de Estado fueron apoyados y se beneficiaron con la colaboración activa de los mayores grupos económicos del país”, dice la resolución judicial. En ese marco, el magistrado responsabiliza a Blaquier y a Lemos como responsables de las políticas de la empresa. “El aporte rendido por Blaquier y Lemos, como la facilitación de medios de transporte para el traslado de los detenidos, se orientó a la consumación de los hechos principales de privación de libertad de las víctimas”, apunta el fallo.
El juez se basó en varios testimonios que cuentan haber visto el logo de la empresa en el chasis de las camionetas, en la Noche del Apagón. Y documentación: un libro en el destacamento de Orán donde quedaron registrados los camiones de Ledesma que entraron el día del golpe, y un convenio hallado hace pocos días firmado por el jefe de Gendarmería de la zona, Domingo Bussi, y la empresa Ledesma para la provisión del camiones. Por otro lado, el juez se apoya en la intencionalidad que tuvo la empresa: sabía perfectamente lo que sucedería con los secuestrados.
La noche que supo que al barón del azúcar, cuyo imperio rige desde hace más de un siglo el destino de Libertador Ledesma, se le había acabado la impunidad, Ricardo Arédez no pudo dormir. Habían vencido al miedo de enfrentar “un poder tremendo, absoluto, de 150 años”. Y, asediado de insomnio y conmoción, se sentó en su computadora a escribir: “Por las Madres de Ledesma que ya no están, mis madres, mis padres, hermanos, hijos, ex presos políticos, sus esposas que soportaron toda clase de humillaciones, por los pueblos originarios que fueron echados de sus lugares naturales para que los Wollman - Arrieta y Blaquier vivan de todos ellos.”.
18/11/12 Miradas al Sur
GB
DANIEL TARNOPOLSKY Y SU LIBRO.
DANIEL TARNOPOLSKY PRESENTO EL LIBRO BETINA SIN APARECER, SOBRE LA HISTORIA DE SU HERMANA.
"Un desaparecido es un muerto vivo"
"Como yo siempre tuve una parte espiritual, empecé a buscar también a través de los videntes", cuenta Tarnopolsky.
Imagen: Alberto Gentilcore
En los primeros meses del golpe militar del '76, Daniel perdió a casi toda su familia. De sus padres y su hermano mayor tuvo más adelante detalles de sus asesinatos. Pero de su hermana menor lo que obtuvo fue un mensaje que lo llevó a la búsqueda.
Por Sonia Tessa
Daniel Tarnopolsky tenía sólo 18 años cuando el terrorismo de Estado lo dejó, casi literalmente, solo en el mundo: Sus padres y su hermana menor, Betina, fueron secuestrados en la madrugada del 15 de julio de 1976. Sergio, el hermano mayor, hacía el servicio militar en la Esma y también está desaparecido. Laura, la esposa de Sergio, secuestrada esa misma noche. Desde hace 36 años, Daniel Tarnopolsky quiere saber qué pasó con su familia. Su búsqueda espiritual, que antecede a la tragedia familiar, le brindó algunas respuestas que luego corroboró con relatos de ex detenidos. Tras quince días de cautiverio en la Escuela de Mecánica de la Armada, sus padres y Sergio fueron exterminados en los vuelos de la muerte, como tantos miles. Pero de Betina, militante de la Unión de Estudiantes Secundarios, que tenía 15 años el día que la llevaron, él no está seguro, cree que ella tuvo un calvario más largo, más duradero.
Después de años de recibir mensajes a través de videntes --que él asegura no haber buscado-- y de militar simultáneamente por memoria, verdad y justicia, Daniel se decidió a escribir la historia de su familia, no sólo como un testimonio, sino también como "una botella al mar" que le permita saber si es cierto que Betina no fue exterminada junto a la familia, que fue derivada a un instituto psiquiátrico. El libro se llama Betina sin aparecer, lo presentó en Rosario el miércoles pasado, y puede conseguirse en tres lugares: el Museo de la Memoria (Córdoba y Moreno, el lugar donde se realizó la presentación), Librería Ross (Córdoba 1347) y Buchín Libros (Entre Ríos 735).
Tarnopolsky habla con un tono contundente, marca cada palabra, sus definiciones no dejan ningún intersticio. Sabe que su historia es emblemática del terrorismo de Estado, y convive con tanta pérdida. A Rosario llegó con su mujer, Mariela Volcovich y con Ester Mancera, que fue compañera de militancia de Betina. En la presentación, Ester quiso volver al presente la vida a Betina. "Teníamos una relación fuerte de militancia. No éramos amigas pero en esa época militar era compartir muchas cosas de la vida cotidiana, que quizás era más fuerte que ser amigas. Yo era militante de la UES y Betina, además, era más chica que nosotras, era muy cuidada por nosotras, porque tenía dos años menos", rememoró Ester.
La gentileza de Daniel no es edulcorada. Es inevitable pensar que nada en su vida puede serlo. "Le pedí a Ester que viniera, porque la conocí hace no tanto. Ellas están en un proceso de reencuentro de ex militantes de la UES y las casualidades del destino hacen que conociera mucho a mi mujer, y entonces le pedí que viniera a compartir la mesa, para hablar de Betina desde otro lado", cuenta Daniel, que forma parte del comité del Espacio para la Memoria y Derechos Humanos, que funciona en la ex Esma.
"Un desaparecido es un muerto vivo", define y se despacha, al mismo tiempo, con aquello que aún lo atormenta, Tarnopolsky. "Eso fue un gran error, entre comillas, de los psicólogos, sociólogos, filósofos y lo que fuera, que apoyaron a los militares y los asesoraron. Pensaban que la desaparición iba a paralizar a la sociedad, porque este tema de no saber qué pasó con la persona llevada, efectivamente, en el momento te produce un escozor y un congelamiento, porque vos decís: 'Haga lo que haga puede ser peor', pero eso dura un cierto tiempo. Después de un tiempo, cuando vos tocás las puertas oficiales, golpeás, preguntás, pedís y sigue sin haber respuesta y te juntás con otros, y cada vez éramos más los que teníamos familiares desaparecidos de todas las edades, de todo tipo de situación social, política inclusive, entonces se te va el congelamiento y te agarra una fuerza, una voluntad que es casi una violencia para dar vuelta la situación y eso es lo que no para nunca", define Tarnopolsky con precisión.
"Un desaparecido es un muerto vivo"
"Como yo siempre tuve una parte espiritual, empecé a buscar también a través de los videntes", cuenta Tarnopolsky.
Imagen: Alberto Gentilcore
En los primeros meses del golpe militar del '76, Daniel perdió a casi toda su familia. De sus padres y su hermano mayor tuvo más adelante detalles de sus asesinatos. Pero de su hermana menor lo que obtuvo fue un mensaje que lo llevó a la búsqueda.
Por Sonia Tessa
Daniel Tarnopolsky tenía sólo 18 años cuando el terrorismo de Estado lo dejó, casi literalmente, solo en el mundo: Sus padres y su hermana menor, Betina, fueron secuestrados en la madrugada del 15 de julio de 1976. Sergio, el hermano mayor, hacía el servicio militar en la Esma y también está desaparecido. Laura, la esposa de Sergio, secuestrada esa misma noche. Desde hace 36 años, Daniel Tarnopolsky quiere saber qué pasó con su familia. Su búsqueda espiritual, que antecede a la tragedia familiar, le brindó algunas respuestas que luego corroboró con relatos de ex detenidos. Tras quince días de cautiverio en la Escuela de Mecánica de la Armada, sus padres y Sergio fueron exterminados en los vuelos de la muerte, como tantos miles. Pero de Betina, militante de la Unión de Estudiantes Secundarios, que tenía 15 años el día que la llevaron, él no está seguro, cree que ella tuvo un calvario más largo, más duradero.
Después de años de recibir mensajes a través de videntes --que él asegura no haber buscado-- y de militar simultáneamente por memoria, verdad y justicia, Daniel se decidió a escribir la historia de su familia, no sólo como un testimonio, sino también como "una botella al mar" que le permita saber si es cierto que Betina no fue exterminada junto a la familia, que fue derivada a un instituto psiquiátrico. El libro se llama Betina sin aparecer, lo presentó en Rosario el miércoles pasado, y puede conseguirse en tres lugares: el Museo de la Memoria (Córdoba y Moreno, el lugar donde se realizó la presentación), Librería Ross (Córdoba 1347) y Buchín Libros (Entre Ríos 735).
Tarnopolsky habla con un tono contundente, marca cada palabra, sus definiciones no dejan ningún intersticio. Sabe que su historia es emblemática del terrorismo de Estado, y convive con tanta pérdida. A Rosario llegó con su mujer, Mariela Volcovich y con Ester Mancera, que fue compañera de militancia de Betina. En la presentación, Ester quiso volver al presente la vida a Betina. "Teníamos una relación fuerte de militancia. No éramos amigas pero en esa época militar era compartir muchas cosas de la vida cotidiana, que quizás era más fuerte que ser amigas. Yo era militante de la UES y Betina, además, era más chica que nosotras, era muy cuidada por nosotras, porque tenía dos años menos", rememoró Ester.
La gentileza de Daniel no es edulcorada. Es inevitable pensar que nada en su vida puede serlo. "Le pedí a Ester que viniera, porque la conocí hace no tanto. Ellas están en un proceso de reencuentro de ex militantes de la UES y las casualidades del destino hacen que conociera mucho a mi mujer, y entonces le pedí que viniera a compartir la mesa, para hablar de Betina desde otro lado", cuenta Daniel, que forma parte del comité del Espacio para la Memoria y Derechos Humanos, que funciona en la ex Esma.
"Un desaparecido es un muerto vivo", define y se despacha, al mismo tiempo, con aquello que aún lo atormenta, Tarnopolsky. "Eso fue un gran error, entre comillas, de los psicólogos, sociólogos, filósofos y lo que fuera, que apoyaron a los militares y los asesoraron. Pensaban que la desaparición iba a paralizar a la sociedad, porque este tema de no saber qué pasó con la persona llevada, efectivamente, en el momento te produce un escozor y un congelamiento, porque vos decís: 'Haga lo que haga puede ser peor', pero eso dura un cierto tiempo. Después de un tiempo, cuando vos tocás las puertas oficiales, golpeás, preguntás, pedís y sigue sin haber respuesta y te juntás con otros, y cada vez éramos más los que teníamos familiares desaparecidos de todas las edades, de todo tipo de situación social, política inclusive, entonces se te va el congelamiento y te agarra una fuerza, una voluntad que es casi una violencia para dar vuelta la situación y eso es lo que no para nunca", define Tarnopolsky con precisión.
"Te aseguro que a un muerto vos lo enterrás y después de un cierto tiempo, hiciste tu duelo. Si vos tenés una conciencia política muy fuerte vas a ir a luchar, pero probablemente, si no la tenés, llegará un momento donde dirás, bueno, basta. Se murió", dice desde su propia experiencia de familiar de desaparecidos, de único sobreviviente de una familia que integraban Hugo, empresario y Blanca, psicopedagoga. Sergio estaba en plena conscripción. Laura vivía con su familia, mientras Sergio permaneciera en la Esma. Betina había ido a la casa de su abuela materna, por indicación de sus padres, en un vano intento de impedir lo que finalmente ocurrió. Un mes demoró Daniel en comprender que debía irse, en renunciar a quedarse en Buenos Aires esperando noticias de su familia. Partió al exilio en Chile pero como el peligro persistía bajo la dictadura de Augusto Pinochet, se fue a Francia. Nunca dejó de buscar respuestas.
"El desaparecido no está muerto, no sabemos lo que pasó. Ahora lo hemos reconstruido a partir del testimonio de los detenidos?desaparecidos. Pero con mi hermana, lo que pasó es que en toda mi búsqueda, como yo siempre tuve una parte espiritual, empecé a buscar a través de los videntes y sobre todo hubieron momentos en que los videntes vinieron a mí más allá de lo que yo buscaba, porque yo quería cerrar la puerta, no quería más, y volvieron, casi me invadieron, y me trajeron información de cosas que habián pasado y que yo corroboré con gente que había estado en la Esma", relata Daniel.
"El desaparecido no está muerto, no sabemos lo que pasó. Ahora lo hemos reconstruido a partir del testimonio de los detenidos?desaparecidos. Pero con mi hermana, lo que pasó es que en toda mi búsqueda, como yo siempre tuve una parte espiritual, empecé a buscar a través de los videntes y sobre todo hubieron momentos en que los videntes vinieron a mí más allá de lo que yo buscaba, porque yo quería cerrar la puerta, no quería más, y volvieron, casi me invadieron, y me trajeron información de cosas que habián pasado y que yo corroboré con gente que había estado en la Esma", relata Daniel.
Por eso, sigue adelante con la búsqueda de su hermana. "Tengo el convencimiento de que al menos no murió con el resto de la familia, a los 15 días del secuestro. Porque lo que llegué a reconstruir es que como mucho tres semanas después del secuestro, a mis padres y mi hermano los tiraron al mar, y mi hermana seguramente no y vivió el calvario que yo transcribo en el libro. El libro es eso", subraya Daniel. El libro cuenta el calvario que su hermana buscó transmitirle --así lo entiende él-- a través de videntes. Pero también es cierto que esas voces se acallaron después de que él decidió escribir su historia.
La decisión de encarar el libro que hoy difunde poniéndole el cuerpo en todo el país llegó también de una vidente. "Uno de los videntes, el de Francia, me dijo una vez que creía que mi hermana estaba viva pero no la iba a encontrar nunca, que no la buscara", rememoró Daniel pocos minutos antes de la presentación del libro. Lo que él le preguntó a ese vidente fue por qué le hicieron saber que su hermana estaba viva. "Me contestó que éso no me lo podía decir todavía, que debía buscarlo yo. Y el por qué vino muchos años después, a través de Paloma, la vidente de la Argentina, que terminó de armarme la historia y me dijo: 'Tenés que escribir, tenés que transmitir, esta es la única verdad". Si a Betina la vamos a encontrar o no, no sé, nadie sabe. Hasta ahora no la encontré, hasta ahora nadie me dio informaciones de lo que habría pasado desde la realidad material", señala Tarnopolsky.
Para él, el libro es mucho más que el testimonio de la tragedia familiar. "La verdad es que yo pretendo que alguna vez alguien venga a decirme que supo de una chica allá por los años 70 o los 80, o bien que me diga: 'Yo supe de una enferma que estaba en tal hospicio, en tal manicomio y cuya historia era extraña. Es una botella al mar, es una búsqueda de respuesta. También vivo sabiendo que es muy probable que nunca la tenga. Yo no renuncio a buscarla de las maneras más sutiles que hay, pero se ha acallado, desde que yo escribí el libro, en los últimos dos años, Betina se acalló, los videntes no reciben más de ella, pero hasta ahora ninguno me dijo, está muerta, es una cosa extraña", exhibe sus convicciones.
En ese punto de la charla, surge una pregunta. ¿No puede ser que la misma difusión de la historia de Betina signifique plasmar su deseo de volver a la vida? "Puede ser, tenés toda la razón", responde Daniel. Ester interviene, está interesada en mostrar su punto de vista. "Yo creo que sí, porque a partir, quizás, de que Daniel puede mostrar el libro que venía escribiendo, y que de alguna manera podemos darle vida y mostrar lo que Betina significaba --lanza Ester Mancera--, estamos mostrando la parte vital de Betina, la parte que está de Betina y de muchos otros compañeros. Para mí, Betina está viva desde todo esto que pudimos traer, junto con la cantidad de compañeros nuestros secundarios, que estamos tratando de traerlos de a uno en su individualidad. Quizás por eso se acallaron los videntes".
Por eso, para Daniel, este libro es una botella al mar. Y cada uno que reciba ese mensaje, que tenga algo para aportar, puede escribir a betinasinaparecer@gmail.com
La decisión de encarar el libro que hoy difunde poniéndole el cuerpo en todo el país llegó también de una vidente. "Uno de los videntes, el de Francia, me dijo una vez que creía que mi hermana estaba viva pero no la iba a encontrar nunca, que no la buscara", rememoró Daniel pocos minutos antes de la presentación del libro. Lo que él le preguntó a ese vidente fue por qué le hicieron saber que su hermana estaba viva. "Me contestó que éso no me lo podía decir todavía, que debía buscarlo yo. Y el por qué vino muchos años después, a través de Paloma, la vidente de la Argentina, que terminó de armarme la historia y me dijo: 'Tenés que escribir, tenés que transmitir, esta es la única verdad". Si a Betina la vamos a encontrar o no, no sé, nadie sabe. Hasta ahora no la encontré, hasta ahora nadie me dio informaciones de lo que habría pasado desde la realidad material", señala Tarnopolsky.
Para él, el libro es mucho más que el testimonio de la tragedia familiar. "La verdad es que yo pretendo que alguna vez alguien venga a decirme que supo de una chica allá por los años 70 o los 80, o bien que me diga: 'Yo supe de una enferma que estaba en tal hospicio, en tal manicomio y cuya historia era extraña. Es una botella al mar, es una búsqueda de respuesta. También vivo sabiendo que es muy probable que nunca la tenga. Yo no renuncio a buscarla de las maneras más sutiles que hay, pero se ha acallado, desde que yo escribí el libro, en los últimos dos años, Betina se acalló, los videntes no reciben más de ella, pero hasta ahora ninguno me dijo, está muerta, es una cosa extraña", exhibe sus convicciones.
En ese punto de la charla, surge una pregunta. ¿No puede ser que la misma difusión de la historia de Betina signifique plasmar su deseo de volver a la vida? "Puede ser, tenés toda la razón", responde Daniel. Ester interviene, está interesada en mostrar su punto de vista. "Yo creo que sí, porque a partir, quizás, de que Daniel puede mostrar el libro que venía escribiendo, y que de alguna manera podemos darle vida y mostrar lo que Betina significaba --lanza Ester Mancera--, estamos mostrando la parte vital de Betina, la parte que está de Betina y de muchos otros compañeros. Para mí, Betina está viva desde todo esto que pudimos traer, junto con la cantidad de compañeros nuestros secundarios, que estamos tratando de traerlos de a uno en su individualidad. Quizás por eso se acallaron los videntes".
Por eso, para Daniel, este libro es una botella al mar. Y cada uno que reciba ese mensaje, que tenga algo para aportar, puede escribir a betinasinaparecer@gmail.com
19/11/12 Rosario|12
GB
domingo, 18 de noviembre de 2012
SI LA NACION LO DICE, SERA.
Sábado 17 de noviembre de 2012 | Publicado en edición impresa
Deuda en default
Con apoyo clave de Wall Street, la Argentina le respondió al juez Griesa
Por Martín Kanenguiser | LA NACION
Twitter: @mkanen
Hay títulos que ya valen menos que los de Grecia
Con el trascendente aval de buena parte del sistema financiero norteamericano, que no quiere quedar atrapado en el medio de esta disputa, la Argentina reiteró ayer ante la justicia de Nueva York que no está dispuesta a pagarle a los holdouts, aunque dejando en claro a la vez que no quiere entrar en desacato.
A última hora de ayer, los abogados de Cleary, Gottlieb, Steen & Hamilton -en sintonía permanente con la Secretaría de Finanzas que lidera Adrián Cosentino- enviaron el escrito por mail en el que reiteraron que el Gobierno está en desacuerdo con la interpretación "exagerada" de poner en la misma condición a los bonistas que siguen en default y a quienes entraron a los canjes. También, que no se puede afectar a los agentes de pago que "transportan" el dinero del país con embargos. La postura oficial contó con dos apoyos clave: la Clearing House Association, la más antigua entidad de pagos perteneciente a los bancos de EE.UU. , y la Depositary Trust Company, el mayor custodio de bonos de ese país. Ambas indicaron que, pese a que la justicia y los demandantes pidieron considerarlos cómplices si hacen pagos en nombre de la Argentina, tal decisión sería impracticable y perjudical para el sistema financiero en Wall Street.Si se aceptara el criterio, el fallo sería duro pero abstracto, ya que no habría a quién embargar.
El mensaje directo fue que ellos no pueden individualizar los pagos que hace la Argentina desde Buenos Aires y que si se embargaran esos recursos se afectaría a inversores privados y no al país que pretenden castigar. A estos dos agentes, se suman las presentaciones del Bank of New York -directamente perjudicado por las amenazas de la justicia de embargar los pagos que transporta desde Buenos Aires- y de una decena de fondos de inversión que ingresaron en ambos canjes y que tratan de no quedar como "rehenes" de los holdouts. El estudio O'Shea Partners y el abogado David Boies trabajaron en el escrito de los bonistas que acompañan al Gobierno, no por amor, sino por necesidad de cobrar sin tropiezos los próximos vencimientos que abonará al país.
Mientras tanto, el Ministerio de Economía hizo eje en mostrar respeto por la autoridad de la corte, pero reiterando que no hay disposición a cumplir con el criterio del "pari passu" en los términos de la sentencia de segunda instancia. Eso, indicaron, sería ir en contra de la estrategia que ha seguido la Argentina desde el canje de 2005 de cumplir con los bonistas que aceptaron una quita en sus bonos.
Con elegancia, los abogados de Cleary eludieron responder a los pedidos precisos de los litigantes, que el jueves pasado pidieron que el país al menos deposite un bono por US$ 1450 millones en una "cuenta testigo" hasta que la causa se resuelva en forma definitiva. Tampoco dieron una respuesta específica sobre el pedido de los fondos NML, Aurelius y los 13 minoristas argentinos de hacer un pago "prorrateado".
Con estas indefiniciones, la pelota quedó del lado de los demandantes, que pasado mañana deberán presentar su réplica a los escritos de la Argentina y sus aliados circunstanciales. Luego llegará el tiempo de la reflexión de Griesa, que no será extenso porque el magistrado ya dejó en claro públicamente que pretende que los demandantes cobren una parte de lo que la Argentina pagará en los próximos vencimientos en Nueva York el 2 y el 15 de diciembre, por unos US$ 35OO millones.
Animados porque el Gobierno abandonó su postura solitaria, los bonos rebotaron ayer (ver aparte). En Economía no se querían entusiasmar por este cambio, porque entendían que habían sido excesivamente castigados y que el rebote puede mancarse si Griesa baja el pulgar nuevamente.
GB
LA MARCHA SOBRE EZEIZA CON EL AGUA A LA CINTURA.
a 40 años del regreso de perón, en el día del militante
Hoy se conmemora el Día de la militancia" en memoria al primer regreso de Perón al país luego de su exilio. La figura del militante, bastardeada en los años 90 donde se la pretendió reemplazar por el de gestores burocráticos administrativos del estado, el conflicto social, la política en general, está recobrando a partir de mayo de 2003, su volumen histórico.
Sobre lo acontecido aquel 17 de noviembre de 1972 que hoy conmemoramos, el mejor registro documental lo constituye "La marcha sobre Ezeiza", un filme en súper 8, dirigido por Carlos Nine , que tiene la peculiaridad de ser la única de aquella peregrinación espontánea acaso opacada —como manifestación masiva— por la masacre de Ezeiza del 20 de junio de 1973.
La película se pasó en villas y barrios del Gran Buenos Aires como parte de la campaña que llevó a Cámpora al gobierno. Después se guardó. Bajo tierra casi, en los años de la dictadura"
Ya conte en Ramble que conocí al gran Carlitos Nine en el año 1973, en la UB cabecera de Regional 1 "22 de Agosto", de Av. Alberdi entre Lacarra y Olivera, ahí escuchábamos atentos sus análisis. Recuerdo que, en medio de una reunión de UBRN (Unidades Básicas Revolucionarias), un proyecto para transformar las UB en alguna otra cosa , Carlos nos preguntó la edad de cada uno de nosotros. Terminamos la ronda cantando nuestros años, nos miró, se tapó la nariz y mandó: "Qué olor a pis". Éramos muy jóvenes, él también!
Luego, ya en épocas de la JP Lealtad, un intento fallido por torcer un destino, lo reencontré en la UB "Gerardo Ferrari" de Flores Sur, que en los finales de 1974, compañeros cercanos a la M "ortodoxa" prendieron fuego, cuando "la Ferrari" adhirió a la maldita "JP Lealtad".
La inscripción que encontramos al día siguiente del incendio era persuasiva, digamos, y bastante contundente: "Gerardo Ferrari fue un combatiente popular, no un oportunista". Boludeces, pero así de tremendos eran aquellos tiempos. En fin, un gran saludo al más grande Pato Lucas!
ramble tamble, Artemio López.
GB
ramble tamble, Artemio López.
GB
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