viernes, 9 de noviembre de 2012

LA CRONICA DE AYER, FERNANDO CIBEIRA, OPINION

En el Obelisco, a transpirar la cacerola
La marcha contra el Gobierno concentró la protesta entre el Obelisco y Plaza de Mayo y se sintió en los barrios y ciudades del interior. Fueron más que en el cacerolazo de septiembre y, en su inmensa mayoría, expresión de los mismos sectores medios y altos. Cada uno llevó su consigna y no hubo oradores que los unificaran.

A casi dos meses del anterior cacerolazo, ayer se repitió la protesta opositora. Preparada con más tiempo, la concurrencia fue mayor, aunque no pareció ampliarse su base social. Hubo réplicas en los barrios, en el interior y el exterior.

Por Fernando Cibeira

A casi dos meses del anterior cacerolazo, la protesta opositora de ayer ganó en masividad, aunque perdió algo de sorpresa. Las características se mantuvieron: la diversidad de consignas casi que se multiplicó por la cantidad de concurrentes. En un rápido recuento, al tope podría ubicarse el reclamo por la inseguridad y el rechazo a la re-reelección presidencial. El centro neurálgico del cacerolazo fue alrededor del Obelisco y luego en la Plaza de Mayo. La protesta se replicó en esquinas de algunos barrios porteños y en las capitales de varias provincias, así como a lo largo de la jornada hubo grupos de argentinos protestando en distintos puntos del exterior. El Gobierno no hizo anoche evaluaciones públicas de la protesta mientras que el ranking de los políticos opositores que marcharon fue encabezado ampliamente por los macristas.

Calcular la asistencia resultó una tarea complicada debido a que la gente circulaba hasta avenida Corrientes –allí se cantó varias veces el Himno–, la Plaza y se desconcentraba. Con todo, estuvo entre las protestas más grandes contra el gobierno de Cristina Kirchner. Además de quienes concurrieron al centro, hubo gente manifestando en lugares neurálgicos de la ciudad, como Cabildo y Juramento o Rivadavia y Acoyte. También, como ya es tradición, hubo un numeroso cacerolazo frente a la quinta de Olivos.

Según los cálculos del gobierno porteño hubo 700 mil asistentes, curiosamente la misma cifra que auguraban los dirigentes macristas en los días previos. De acuerdo con el gobierno nacional, la concurrencia rondó entre los 70 y los 100 mil manifestantes.

Santa Fe y Callao, virtual sede del antikircherismo capitalino, funcionó una vez más como punta de lanza. Ya antes de las 19, una hora antes de lo pautado, como si se salieran de la vaina, grupos de manifestantes comenzaron a caminar por Santa Fe hacia la 9 de Julio. “Boluda, el pibito que conocimos el otro día por Facebook me dijo que venía al 8N”, le avisaba una amiga a la otra, feliz por la perspectiva en el arranque. En la esquina vendían merchandising anti K. Calcomanías y remeras a 50 pesos: una K tachada o la leyenda “No somos militantes ni soldados de nadie”.

En Santa Fe al 1600, desde un balcón del segundo piso, un hombre arengaba por micrófono. “Estamos en contra de la corporación política, viva la participación directa”, decía. Por momentos, los que pasaban lo aplaudían. Un par de cuadras más allá, la camioneta de La Solano Lima, agrupación que se referencia en el legislador macrista Cristian Ritondo, repartía caretas blancas que tenían “7D” en la frente y una cruz de censura en la boca y otras similares a las del grupo hacker Anonymous.

Como se habían pedido a través de las redes sociales en la larga preparación que tuvo esta protesta, los manifestantes concurrieron con banderas argentinas y se buscó que esta vez no resaltaran leyendas ofensivas contra Cristina Kirchner. En cuanto a consignas, la tendencia al “arma tu propia pancarta” daba para todo. “Estamos fuera del mundo”, “Defendamos el derecho de los discapacitados”, “Examen psiquiátrico a los candidatos”, “Jueces garantistas = inseguridad”, hasta hubo quien apuntó una frase del poeta inglés Alexander Pope: “Las palabras son como las hojas, cuando abundan hay poco fruto entre ellas”, se supone que dirigida a la Presidenta.

Una nueva consigna, bastante exitosa, estuvo centrada en la situación de la Fragata Libertad, embargada por un fondo buitre en Ghana. Hasta hubo un colectivo más o menos disfrazado de fragata. La variedad de lemas era infinita; la única convergencia entre los asistentes fueron sus ganas de manifestarse contra el Gobierno.

En la 9 de Julio, grupúsculos políticos buscaban pescar en río revuelto. El Partido Liberal Libertario, que propone “disponer de tu sueldo”, había instalado una radio libre. El Partido Popular de la Reconstrucción sostenía “Aborto y droga legal o ilegal matan igual”. Algunas habían llevado camionetas con parlantes que ofrecían a los manifestantes para que se expresaran. Una de estas camionetas tenía un cartel en el parabrisas: “Enough is enough, Ms Cristina”. Había otras pancartas en inglés. “Stop Corrupción”. “Go, Kristina, Go”. Eran mayoría las que repartían la moyanista Organización de Trabajadores Radicales contra la “re-re” o reclamando que no haya “impuestos al sueldo”.

Los manifestantes, en número significativo, se percibían de clase media para arriba. Incluso, era notorio cómo la gente bajaba en torrente desde Santa Fe hacia Corrientes, en tanto que desde el sur la asistencia era más raleada. En los alrededores del Obelisco, iluminado con la consigna “Unidos y en libertad”, podía distinguirse a algunos políticos, casi todos pertenecientes al macrismo o al afín grupo Gapu. La postura general fue que el gobierno nacional debía “prestar atención” al reclamo de los asistentes. Federico Pinedo, Paula Bertol, Sergio Bergman, Patricia Bullrich, Eduardo Amadeo, varios funcionarios del PRO como Néstor Grindetti y Daniel Chain, los ruralistas Mario Llambías y Luciano Miguens, el piquetero Raúl Castells o el dirigente ultraderechista Alejandro Biondini fueron algunos de los concurrentes.

Hubo quienes se le acercaron para decirle que no tenían nada que hacer ahí. Igual que en el cacerolazo del 13 de septiembre, se respiró un tufillo antipolítico. “Basta de políticos chantas, parásitos, ineptos y chorros”, decía una gran bandera.

Una particularidad de la protesta fue la réplica en el exterior. Por razones de husos horarios, el primer cacerolazo fue en Sydney, Australia. Luego se reportaron protestas desde Madrid, Barcelona, París, Roma, Viena, Londres, Nueva York y Miami, entre otros sitios.

Hasta anoche, la Casa Rosada no había hecho evaluaciones sobre la protesta. Cristina Kirchner encabezó un acto al mediodía en Ezeiza. “Los verdaderos dirigentes se conocen en los peores momentos”, fue la frase que se destacó de su discurso, cuando recordó a Néstor Kirchner.

Protestas en el interior

En las principales ciudades del interior del país también hubo cacerolazos contra el gobierno nacional. En Córdoba se congregaron miles de manifestantes en San Juan y Vélez Sarsfield, en el shopping Patio Olmos. En Catamarca la movilización se desarrolló sobre la Plaza 25 de Mayo, frente a la Casa de Gobierno. En San Miguel de Tucumán la protesta se localizó en la Plaza Independencia, también en las inmediaciones de la sede de las autoridades provinciales. Las consignas allí se repartieron entre el “que se vayan todos” y el “basta de corrupción”. En San Luis, la protesta se centró frente a la Catedral, donde los reclamos se dirimieron entre las críticas a las restricciones a la compra de dólares y el manejo que hace el gobierno nacional de los fondos de la Anses. En la capital mendocina, donde se criticó al Gobierno por “imitar las políticas del venezolano Hugo Chávez”, las altas temperaturas jugaron en contra de la reducida asistencia a la movilización. El calor tampoco favoreció las convocatorias en Santa Fe, donde apenas cientos se juntaron en la capital y Venado Tuerto. En Rosario, la manifestación se realizó en torno del Monumento de la Bandera. El centro de Santa Rosa, La Pampa, fue copado por caceroleros que además pidieron justicia por Sofía Viale, violada y asesinada.

Cacerolas cosmopolitas

En diversas ciudades del mundo hubo réplicas del cacerolazo. En Londres, Inglaterra, hubo una manifestación con banderas argentinas y globos albicelestes, frente a la embajada argentina en Brook Street 65. En una pancarta se leía: “Cambio un Kirchner por un Mujica”, y los manifestantes coreaban “y ya lo ve, es para Cristina que lo mira por TV”. La escena se repitió en Barcelona, España, frente al Consulado nacional ubicado en el Paseo de Gracia. “Kristina deja el micrófono” y “la Constitución se cumple, no se reforma”, decían los carteles. En Roma, Italia, un grupo de personas se reunió frente al Consulado argentino de la histórica calle Via Veneto, donde el cántico fue “no somos gorilas, pero estamos en contra de esta mina”. Allí repartieron folletos titulados “Basta K” a los transeúntes. En París, Francia, el movimiento fue organizado por estudiantes universitarios que ampliaron la convocatoria sumando un reclamo local a sus consignas: la baja del precio del queso camembert. En la protesta en suelo francés fue muy aplaudido el actor argentino Jorge Mercala, que realizó una imitación de la Presidenta. También hubo argentinos que se sumaron al 8N en Estados Unidos, Austria, las islas Canarias, Azerbaijan y Canadá.

09/11/12 Página|12


GB

BRIENZA, AYER, OPINION.

Una Argentina igual a la de hace 150 años
Por Hernán Brienza

En qué fracasó la oposición política anoche? Sencillo. No pudo conmover a los trabajadores. No pudo convencer al hombre y a la mujer común que a las 18 comenzaron a salir del centro para ir a encontrarse con sus parejas, sus familias y sus hijos.

Anoche, desfiló por Buenos Aires una nutrida marcha –pero muy lejana de los millones prometidos– que con suerte replicó al supuestamente espontáneo cacerolazo anterior.

¿Qué ocurrió, entonces? Nada que la democracia no contemple. Una minoría política ejerció su derecho a manifestarse libremente por algunas ciudades de la Argentina como lo permite la Constitución Nacional.

Se expresó en contra de un gobierno votado por la mayoría de los argentinos.

Es más, por la legitimidad más amplia que se tenga memoria desde septiembre de 1973, cuando Juan Domingo Perón ganó por el 63 por ciento de los votos.

¿Quién ganó? Nadie. La oposición política sigue demostrando que no puede articular democráticamente a ese sector de descontentos y que deben ocultar sus propuestas y su verdadera ideología porque si no generan terror en la población.

Es más, el pedido a los manifestantes de que no hablaran con la prensa para no demostrar su verdadero conservadurismo demuestra que ni siquiera pueden ser honestos.

Héctor Magnetto apenas pudo plantar planos cortos y sus voceros en TN tenían que sobreactuar la multitud, que seguramente en la tapa de Clarín de hoy ha sido multipluricuasimillonaria.

El gobierno ciertamente tampoco ganó. Por primera vez en nueve años debió contemplar una marcha política en su contra, ya que tanto en el caso Blumberg como en el conflicto con la dirigencia rural eran demandas puntuales.

Ahora bien, hay algo que quedó absolutamente claro ¿Quiénes marcharon? La zona norte de la ciudad. Se manifestaron las clases medias y acomodadas.

Los trabajadores, los sectores populares, se mantuvieron al margen de la convocatoria. La Argentina hoy es igual que hace 150 años.

09/11/12 Tiempo Argentino


GB

LOS MILICOS AYER EN SANTA FE


Nazionalistas en el 8N
Santa Fe: el 8N empezó con un ataque a mural y placa de homenaje a Rodolfo Walsh

La obra plástica fue realizada por el círculo de dibujantes santafesinos y el sindicato de prensa. La parte que sufrió las acciones de vandalismo fue la de Rodolfo Walsh. Firmó el acto de barbarie la agrupación Juventud Vanguardia Nacionalista.

La Asociación de Prensa de Santa Fe y el Círculo de Dibujantes Santafesinos expresaron su más enérgico repudio a los actos de vandalismo que sufriera este jueves, en el inicio del 8N, el mural en homenaje a Rodolfo Walsh y Bianfa inaugurados el último 7 de junio.

Con aerosol se tapó la boca de la figura de Rodolfo Walsh y se tachó su nombre en una de las frases escritas en los murales. Firmó el acto de barbarie la agrupación Juventud Vanguardia nacionalista.

La intolerancia se hizo presente también en la placa de la plazoleta Rodolfo Walsh, que fue completamente destrozada, y que se había colocado en homenaje al periodista y escritor a 35 años de su desaparición el pasado 25 de marzo y al conmemorarse el Día del Trabajador de Prensa.

Cabe recordar que los murales fueron declarados de interés por el Concejo Municipal y la Cámara de Diputados de la provincia, y que de su inauguración participaron legisladores, concejales y autoridades locales.

Ésta no es la primera vez que homenajes a personas que dieron su vida a la militancia por los derechos humanos sufren este tipo de atentados.

El secretario general de la APSF, Pablo Jiménez, señaló que “es llamativo que justo hoy, un día de fuerte contenido político algunos sectores protagonicen este tipo de hechos intimidatorios, que expresan intolerancia y un ataque a los valores democráticos”.

Fuente: LT 10

GB

DIGAN COMO, MEX URTIBEZREA, OPINION



¡Digan cómo!
Por Mex Urtizberea

No digan por un país no sé cuánto, por una provincia no sé qué. Digan cómo. Digan un plan. Digan qué idea. Digan el proyecto. Digan los pasos.
No digan para terminar con tal cosa, para continuar con tal otra. Digan cómo. Digan con qué recursos. Digan con qué criterio. Digan con qué medidas. No digan frases vacías. No digan palabras tan generales.
No digan “seguridad” si no dicen cómo.
No digan “educación” si no dicen cómo.
No digan “cambio” si no dicen cómo. Digan cómo. Concretamente cómo. Sinceramente cómo.
Digan las respuestas; las preguntas las conocemos todos.
Digan visiones reveladoras.
Digan algo de los pensadores que leyeron, cuáles rescatan, con cuál disienten.
Digan qué saben de filosofía política, digan qué saben de los problemas de la gente. Digan qué saben de economía, digan qué recetas ya fallaron y cuáles aún no se han probado.
Digan la historia, las causas.
Digan cómo saben lo que saben.
Digan algo que no haya dicho nadie, algo que no sepamos.
No digan discursos que no dicen cómo.
No digan obviedades. No digan vaguedades.
No digan sólo los titulares de las cosas. Digan las cosas.
Digan con qué cálculos. Digan de qué manera.
Digan con qué medios. Digan por cuál camino.
Digan cómo. Específicamente cómo. Técnicamente cómo. Detalladamente cómo. Sabiamente cómo.
No digan sólo eslóganes.
No digan por arriba.
No digan “salud” si no dicen cómo.
No digan “vivienda” si no dicen cómo.
No digan “empleo” si no dicen cómo.
No digan lo que ya escuchamos mil veces, lo que ya sabemos de memoria.
Digan una que no sepamos todos.
Digan y sorpréndannos por lo ilustrados, por lo preparados, por lo sensibilizados. Digan y sorpréndannos por lo creativos, por lo comprometidos, por lo bienintencionados.
Digan lo que quieren hacer, pero digan cómo.
No digan palabras recitadas.
No digan frases hechas por los asesores de imagen.
No digan discursos de cartón. Digan cómo.
Simplemente cómo.
Claramente cómo.
Particularmente cómo.
Responsablemente cómo.
Digan un plan.
Digan qué idea.
Digan el proyecto.
Digan los pasos.
Por cuál camino.
Con qué recursos.
Con qué criterio.
Con qué medidas.
Digan cómo.
Los estamos escuchando.

GB

MARIO WAINFELD Y EL AYER, OPINION

Apuntes sobre la marcha
Por Mario Wainfeld

La marcha de ayer superó la concurrencia a los cacerolazos de septiembre. Su cuantía numérica será objeto de disputa. El sector que la organizó, quienes participaron, los medios dominantes y la dirigencia opositora la considerarán un golazo y un éxito que superó sus expectativas. A primera vista se amplió el número, pero no se enriqueció el espectro social.

Una muchedumbre se hizo presente en el tradicional epicentro en la Ciudad Autónoma. También hubo movilizaciones en diferentes ciudades de varias provincias. El número en el espacio público siempre indica algo. El rango del congregado ayer es elevado, un síntoma del afán de un sector de la ciudadanía de “disputar la calle” al kirchnerismo. El involucramiento de minorías usualmente no activas amplía el campo democrático. Su participación y las coberturas militantes de tantos medios testimonian una amplia libertad de expresión.

La acción directa no es novedad en la Argentina, tampoco que sea utilizada contra este oficialismo. Huelgas incluyendo servicios públicos muy sensibles, bloqueos, tomas de establecimientos o escuelas, cortes de calles o rutas y un buen puñado de símiles son dato cotidiano. Es lógica instrumental: la acción directa es, en promedio, redituable para quienes la ejercen. Cuando peticionan algo específico, más vale. No es éste el caso.

Hay algo central del 13-S y del 8-N, que los distingue nítidamente de (por citar ejemplos memorables, no únicos) las convocatorias de Juan Carlos Blumberg o los cortes y movilizaciones “del campo”. Es su absoluta carencia de reclamos precisos, objetivos inmediatos accesibles, liderazgos visibles y (aspecto no menor en jugadas similares) oradores que las expresen, sinteticen o encuadren en el cierre de los actos. No falta quien ve pura virtud en esas ausencias, el cronista las lee como un límite severo. Su perduración, supone este escriba, podría signar el potencial de otras movidas. En septiembre estaba cantado que habría otra y que sería más grande. La repetición a futuro podría ser más trabajosa, aunque ningún porvenir está escrito totalmente de antemano. Cuerda para diciembre podría quedar.

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Espontaneidad y premios: El cronista no cree que las marchas espontáneas “valen” más que las organizadas. Más bien se inclina por lo contrario. Personas antipolíticas o autodesignadas apolíticas mocionan lo contrario. Se quiso embellecer los idus de septiembre atribuyéndoles ese “don”. Esta vez, el maquillaje se hizo imposible ya que proliferaron los convocantes. El editorial de ayer del diario La Nación, que insta a superar “el miedo” y se jacta de la constancia republicana de ese medio, se ganó el Olimpia de Oro. Su desparpajo al evocar su pasado, omitiendo el apoyo tonante a cuanto golpe y dictadura asoló este suelo, también merece su trofeo: un Guinness a la hipocresía y la mendacidad.

La cobertura de los medios dominantes durante las semanas previas, ayer y (delo por hecho) de los días venideros exudó pertenencia. La Nación on line se valió de las redes sociales para comprobar que el repudio anti K dijo “presente” en todo el planeta. Comenzó en Australia, como los festejos de fin de año: 32 asistentes. El hecho de masas se ramificó en París, Roma, Viena y otras comarcas, incluyendo Azerbaijan. De veras.

Un fantasma recorre el mundo podría decirse, si la frase no fuera de otro “palo”. La exageración es entre simpática o cómica (usted dirá) amén de muy sintomática. Agrandar es la consigna. El gobierno PRO difundió “cifras oficiales” de la protesta a la que convocó. Clarín on line las toma como verdad revelada. Poco serio...

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Toco, convoco, no voy: Dirigentes opositores trataron de capitalizar la marcha, sin contrariar a sus asistentes, que alegan no querer ser “usados”. Son contados los que se jugaron a ir. Muchos interpelaron a “la gente”, aunque prometiendo no estar. “Es la sociedad civil que se expresa” “no debemos enturbiar el acto” fueron, con matices mínimos, los argumentos más socorridos. Hay una insalvable contradicción en ese endiosamiento de una sociedad encapsulada, la supuesta retirada propia y el llamado a que se mueva. Mauricio Macri y Elisa Carrió incurrieron en ella sin mosquearse.

Los manifestantes, sus pancartas lo mostraron, tienen como consignas preferidas los “No” y los “Basta”. Pueden alcanzar para juntar en la protesta, no para articular una fuerza con potencial de gobernar.

El afán de los dirigentes que llaman y no van es mostrar una incomprobable unidad del 46 por ciento que votó fuera del kirchnerismo en diciembre. Y comandar ese colectivo más adelante. Varios obstáculos interfieren con esa táctica, no tan disímil a la del Grupo A a partir de 2008. El primero es que ese “colectivo 46” dudosamente exista en cuanto tal, unido y organizado. El segundo, más específico, es que una alternativa político-electoral requiere un esbozo de programa. El politólogo y periodista José Natanson da en el clavo cuando señala en un artículo publicado en Le Monde Diplomatique que no hay en plaza una oferta de programa económico alternativo al oficialista.

Tampoco emerge una fuerza no-K que interpele con cierto éxito a distintos estamentos sociales. Con ironía, Natanson recuerda a quienes “despotrican contra el populismo oficialista” que “el kirchnerismo es, como toda experiencia populista, un movimiento policlasista”. Sin base social extendida ni proyecto articulado, la oposición se cuelga de los faldones de los caceroleros.

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La parte y el todo: La Vulgata mediática y “la Opo” hablarán de “la gente” o la “ciudadanía” como si la parcialidad de ayer expresara a toda la sociedad. No se sabe en qué lugar quedan los que piensan diferente. O qué matemática los lleva a justipreciar que una marcha mide mejor la legitimidad que un rotundo veredicto electoral reciente.

El kirchnerismo, a su vez, debería evitar la tentación de confundir la parte con el todo. En dos sentidos. Uno, bastante trillado en el oficialismo, sería reducir la pluralidad de los manifestantes a su tramo más odioso, que existe y se hace notar. Pero la extrema derecha en Argentina es minoritaria y piantavotos, a diferencia de lo que ocurre en Chile, por ejemplo. Esos grupos ponen toda su carne al asador, es cierto, pero jamás suman tanto. Si pudieran lo hubieran hecho en Comodoro Py, ante cada sentencia ejemplar a los represores.

Otra mala lectura sería creer que los que pusieron el cuerpo son los únicos que lo cuestionan, que rechazan (así fuera en parte) sus políticas públicas o que han sido damnificados en intereses propios en lo que va del tercer mandato de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Si hay malestares allende los manifestantes. O si problemas de gestión, errores en políticas determinadas, impactan en el cotidiano de muchas personas. O sea, si hay argentinos que se quedaron en casa (en los que es forzoso reparar) disconformes o menos conformes que un año atrás. Tal es, en rigor, una obligación constante del Gobierno. Hechos como el 8-N deben inducir a revisiones o miradas panorámicas que trasciendan el sobrevuelo más inmediato. Sin apearse del contrato electoral, casi sobra consignarlo.

Esta nota fue escrita sobre la marcha, en la doble acepción posible, las antedichas son las primeras observaciones. Deberán ser ampliadas y precisadas en días venideros, cuando el calor afloje un cachito.

mwainfeld@pagina12.com

09/11/12 Página|12

GB

Reflexiones post cacerolas

Mas all del número en las calles, desde el imposible 700 mil hasta minimizarlo en unos pocas decenas de miles no es la cuestión.
Seguramente que un par deentos de miles proliferaron anoche entre Santa Fe y 9 de Julio y la histórica Palza de Mayo, pasando por el ícono futbolero obelisquiano.
El eje negacionnista enhebró  broncas, odios, enojos varios contra la Presidenta en primer lugar y el Estado casi a la par.
Es decir, el Estado y su principal representante, la Presi, no saben o no quieren o no pueden resolver los temas candentes que el Pueblo reclama: Inseguridad, corrupción, justicia, y...dólares.
Hasta aquí pareciera que la ineptitud o la maldad son las trabas fiundantes a las respuestas que no llegan
A propósito es que no se corrigen las cosas.
La foto entre el 2001 y el 2012 no cambió, afriman sin decirlo estos miles de opositores.
No es grave si esto perciben, habrá que ver a cuántos se persuaden de ahora en mas en que se los escuha, y se los contiene con respuestas y soluciones adecuadas.
El problema es el Monopolio y sus secuaces, mas los políticos empelados de ellos que dudan hasta en asistir a una movilzaición masiva.
El populismo al revés se hizo presente tal como lo fuera el pic-nic de la Democracia en 1945 que reunió 250 mil personas contra el naciente peronismo.
En aquél año estaban seguros de enfentar al mejor alumno de Hitler: Juan Perón.
Hoy también, están seguros pero también asustados de enfrentar a una posible y nunca anunciada re-reelección presidencial.

Temen que Esta Mujer se presente y gane y gobierne hasta el 2019.
De lo contrario no se comprende tanto esfuerzo para un tema qeu no está, no es, y no se sabe a ciencia cierta si será.
Qué mejor para una posible candidata, como Patricia Bullrich o Mauricio Macri o Eduardo Amadeo, y ni que hablar de una UCR unida y triunfante con un aluvión millonario de votos sepultando en el 2015 a Cristina Fernandez de Kirchner.
No imaginan un escenario electoral con ella sacando apenas el 30 % de los votos (o menos) y Ellos con um aplastente 60 o 65% de los votantes dándoles su apoyo?

No imaginan tras ese triunfo como vocifera mientras rueda, vengadora la cabeza de Esta Mujer?
No, pareciera que no.

Desorbitados, giran sobre el eje mañetiano de la vida y Nada funciona, Nada cambió, todo está peor, como en Venezuela.
El neoliberalismo hizo cimientos durísimos en capas importantes de la población, a quienes aún resta convencer de la solidaridad con los que menos tiene.
Con los que "son mantenidos" por el Estado y estos ciudadanos Nobles.
Se sienten amenazados en su libertad individual no por extremadamente sensibles ANTE UNA MIRADA HOSCA DE MORENO O UNA PALABRA MENCIONADA CON ÉNFASIS POR LA PRESIDENTA O POR JÓVENES QUE OPINAN Y HACEN POLÍTICA;  no, tienen miedo al crecimiento igualitario porque no somos todos iguales dicen y actúan en consecuencia.
Al Estado le tienen pavor y a su administradora y a sus beneficiados.

Son los kamikazes de siempre, como en 1955, y arrepentiods vovieron al redil en 1973, como en 1976, y arrepentidos votaron a un presidente que parecía progre en 1983 y lo defendieron en 1987 y después no se si el diluvio, pero siguieron votando en consecuencia cada vez mas de sus bolsillos.

Como hace un año?
Y ahora?
Ahora, mezcla de ideología, cultura individualista, apolíticos, y asustados baten el parche cacerolero contra Ella y /o el Modelo.
Tiene razón Mongorito Flores, sin Ella, votarían el Modelo?

GB

caceroleo y golpismo




Date: Thu, 8 Nov 2012 13:27:34 -0300
Subject: Caceroleo y golpismo
From: prensa26j@gmail.com
To: lili__duran@live.com.ar; profcablor@gmail.com; estherparedes81@hotmail.com; blas.cabrera58@gmail.com; fa_bi_galvan@hotmail.com

Por Roberto Follari*

Caceroleo y golpismo

No todos los caceroleros son golpistas, afortunadamente. Pero todos son usados por el golpismo. Veamos, si no, la estrategia planteada por Gene Sharp, estratega del “golpe de Estado blando” (estilo Paraguay u Honduras) y muy probable agente de la CIA. El define diversos “momentos”, crecientes en intensidad, de esa estrategia para voltear gobiernos democráticos. Transcribamos sus puntos principales, que cualquiera encuentra por Internet.
Primera etapa: ablandamiento (empleando la guerra de cuarta generación). Encabalgamiento de los conflictos y promoción del descontento. Promoción de factores de malestar, como desabastecimiento, criminalidad, inseguridad, manipulación del dólar, paro patronal y otros. Denuncias de corrupción, promoción de intrigas sectarias y fractura de la unidad.
Como se ve, todo esto está practicándose en la Argentina, muy obviamente viabilizado por algunos grandes medios de comunicación.
Segunda etapa: deslegitimación. Manipulación de los prejuicios anticomunistas o antipopulistas. Impulso de campañas publicitarias en defensa de la libertad de prensa, derechos humanos, libertades públicas.
Esto lo vemos diariamente en frases como “vamos a ser como Cuba” o “como Venezuela”, y en cómo se declara con total libertad que estaríamos en una supuesta situación de falta de libertad.
Tercera etapa: calentamiento de la calle. Generación de todo tipo de protestas, exponenciando fallas y errores gubernamentales. Organización de manifestaciones, trancas y tomas de instituciones públicas que radicalicen la confrontación.
Cuarta etapa: combinación de diversas formas de lucha. Desarrollo de operaciones de guerra psicológica y acciones armadas para justificar medidas represivas y crear un clima de ingobernabilidad. Impulso de rumores entre fuerzas militares y tratar de desmoralizar los organismos de seguridad.
Quinta etapa: fractura institucional. Sobre la base de las acciones callejeras, tomas de instituciones y pronunciamientos militares, se obliga a la renuncia del presidente. En caso de fracasos, se mantiene la presión en la calle y se migra hacia la resistencia armada. Preparación del terreno para una intervención militar o el desa-rrollo de una guerra civil prolongada.
Nada menos que a todo esto se está empujando al país. Y se lo hace bajo lo que León Gieco llamó “la pobre inocencia de la gente”. Porque es cierto que algunos que cacerolean estarán dispuestos a estos niveles de ataque, a liquidar las instituciones y llegar a enormes enfrentamientos en nombre de tirar abajo como sea al gobierno actual; pero ciertamente habrá una mayoría que no. La mayoría es inconsciente de que están siendo llevados por expertos en guerra psicológica a hacer exactamente lo que allá en el Norte los estrategas quieren que ellos hagan.
No se puede convencer de los logros del Gobierno a quienes no pueden verlos por prejuicios ideológicos. Por más que se muestre un presupuesto educativo multiplicado casi por tres, la entrega de computadoras para todos los niños y jóvenes escolarizados, las jubilaciones que han llegado a mucha más gente, los niveles de consumo y gozo de vacaciones para las clases medias como pocas veces se ha visto. Por más que se haya sancionado una ley de salud mental que es ejemplar, que se cuente con beneficios para discapacitados que existen desde hace más de cinco años, con una excepcional negociación de la deuda externa que frenó nuestra –antes– vertiginosa caída económica.
Ninguna razón convence a los que creen, desde su lugar de inscripción ideológica, que ayudar a los de abajo es “darles mis impuestos a los vagos”, que no reprimir la protesta social –claro, no la de ellos mismos sino la de los piqueteros– es demagogia y falta de control. Imposible que asuman que evitar la salida de dólares no es un atentado a la libertad, y que una dictadura jamás permitiría los derechos y garantías que hoy se ejercen.
Que hay problemas, los hay, los hay en cualquier país y en cualquier situación humana. Que el Gobierno podría comunicar mejor sus decisiones, por ejemplo, es evidente. Que debe intensificarse la lucha contra la inseguridad, es cierto. Que se pudo subir un tiempo antes el mínimo imponible sobre las ganancias, es verdad.
Pero la pretensión de que estamos en el peor de los mundos es absurda cuando tenemos estabilidad, se cobran salarios en dinero y a tiempo, se consume considerablemente por sectores medios y altos, se tiene una política exterior vigente y destacada, se negocia los sueldos en paritarias, se cuenta con una institucionalidad firme, se han mantenido niveles de crecimiento de los más altos a nivel mundial.
Por ello, está claro que hay profesionales de la guerra psicológica agitando el descontento. Su meta es la liquidación de la democracia en el país, como se ha hecho en Paraguay, y se ha intentado –hasta ahora sin éxito, pero con fuertes intentonas– en Bolivia o Ecuador.
Si este intento golpista tuviera éxito, lo que viene después no es difícil de adivinar. Revancha, país enfrentado de manera definitiva, espiral de violencia. Todos podrán recordar que el año 1955 no fue el tranquilo final que los enemigos del peronismo quisieron, sino el inicio de una crisis que atrasó al país –enfrentado en luchas intestinas– por casi veinte años.
Ojalá aprendamos. Que el cacerolazo se ponga a la altura de una protesta legítima y no al servicio de una operación golpista que algunos estrategas de la guerra ideológica manejan desde lejos.
* Doctor en Filosofía; profesor de la Universidad Nacional de Cuyo.

GB