La obra estrella que quedó estrellada
El plan era mudar el gobierno porteño a los terrenos que lindan con el Borda. Pero una jueza paró el proyecto porque viola varias leyes de protección y no hubo estudio de impacto ambiental. Macri proyectaba usar esa obra monumental para su campaña en 2015.
Por Werner Pertot
Lo presentó como la obra emblema de su gestión en la Ciudad. El legado que pensaba dejar como jefe de Gobierno, camino a la presidencia. Mauricio Macri licitó sobre los terrenos que lindan con el Borda un monumental Centro Cívico que reuniría buena parte de las oficinas administrativas del gobierno porteño. Sin embargo, obvió en el camino que el lugar donde se emplazaría fue declarado Monumento Histórico Nacional. A raíz de esto, la jueza Patricia López Vergara ordenó parar los intentos de construcción de la obra hasta que resuelva un amparo que presentaron los delegados de los Talleres Protegidos del Borda. Un informe del defensor general adjunto Andrés Gallardo dejó en claro que una ley local también protege esos terrenos e incluso que hay yacimientos arqueológicos urbanos en la zona donde piensan construir. La decisión de la magistrada deja a la gestión PRO sin la obra más importante que tenían pensado presentar en las sucesivas campañas electorales y da por tierra con un formidable negocio inmobiliario.
Para la campaña
El proyecto fue presentado con toda pompa por el gobierno de Macri en septiembre del año pasado. La idea –que se originó en el gobierno de Jorge Telerman– es construir un megaedificio en el que se instalarán todas las oficinas del gobierno porteño, que dejará su sede frente a la Plaza de Mayo para trasladarse al sur de la Ciudad, como una forma de darle impulso económico a esa zona y descentralizar las oficinas del gobierno porteño. El Ministerio de Desarrollo Urbano, que conduce Daniel Chain, organizó un concurso de proyectos con la Sociedad Central de Arquitectos y el 13 de febrero de este año ya estaba en marcha la licitación.
El proyecto incluye una oficina de 198 metros cuadrados para el jefe de Gobierno, con cuatro despachos para secretarias y un balcón terraza. Por un ascensor privado tendría acceso a su propio comedor, de 62 metros cuadrados. A éste se le sumarían una “sala de situación”, con la última tecnología disponible (pizarras interactivas, conectividad IP, una cámara inteligente que seguirá al disertante), y una sala para reuniones de gabinete. Tendría un estacionamiento para 155 coches, salón comedor para 600 personas, sala de primeros auxilios. Seis plantas de 4000 metros cuadrados cada una.
El 1º de agosto se adjudicó la obra la Unión Transitoria de Empresas (UTE) de Teximco SA, Ema SA y Dal Construcciones SA. por la bicoca de 369 millones de pesos. Pero cuando quisieron comenzar la construcción, los trabajadores del Borda lo impidieron y la gestión PRO envió a la Policía Metropolitana a intentar desalojarlos (ver aparte).
Además de la Jefatura de Gobierno, se mudarían allí la Jefatura de Gabinete, la Secretaría General y los ministerios de Hacienda, Espacio Público, Educación y Desarrollo Urbano. En total, irían unos 4500 empleados. Según los cálculos macristas, la obra estaría avanzada en 2013 y se completaría antes de la campaña de 2015, donde podría ser uno de los caballitos de batalla.
Zona protegida
La defensoría general porteña tiene una Unidad Especial Temática de Patrimonio Histórico, que dirige el defensor adjunto Andrés Gallardo. A ella se acercaron el delegado de los Talleres Protegidos del Borda, Marcelo “Nono” Frondizi, y el secretario general de UTE-Ctera, Eduardo López, para pedir asistencia en el caso de la construcción del Centro Cívico. Gallardo recabó información sobre la situación de la zona donde Macri tenía pensado construir el Centro Cívico y se encontró más de una omisión:
- La zona fue declarada Monumento Histórico Nacional por un decreto del Poder Ejecutivo Nacional de abril de 1999 (el 349), que comprende al “Pabellón de Investigaciones en Psicofísica y Neurobiología y al parque aledaño”. La ley 12.665 señala que “los inmuebles históricos no podrán ser sometidos a reparaciones o restauraciones, ni destruidos en todo o en parte (...) sin aprobación o intervención de la Comisión Nacional de Museos”.
- A raíz de esto, el 4 de octubre la Comisión Nacional de Museos y Monumentos y Lugares Históricos envió un comunicado al jefe de Gobierno en el que le plantea que “hasta tanto este organismos no se pronuncie, deberá abstenerse de iniciar tareas inconsultas”. La indicación no tuvo ninguna respuesta por parte de la gestión PRO.
- La ley porteña 1227 señala que el Patrimonio Histórico de la Ciudad lo constituyen todos los bienes declarados Monumento Histórico. Por este motivo, la zona tiene proyección ambiental –que implica que no se pueden cambiar el “diseño paisajístico” ni retirar los árboles existentes– y los edificios el nivel de protección cautelar.
- Bajo el lugar de construcción hay un “yacimiento arqueológico urbano”, que consiste en túneles, sótanos y pasadizos. Estos túneles –que no fueron relevados previamente– conectan el Borda con el Hospital Braulio Moyano. En el pliego licitatorio que elaboró el macrismo, hay un inciso que deja en manos de las empresas contratistas la responsabilidad de preservar y entregar cualquier material arqueológico que se halle. “Esta cláusula constituye un acto propio de reconocimiento del valor histórico de la zona”, sostiene Gallardo.
- Al proyecto le falta un estudio de impacto ambiental. El informe de la defensoría general señala que el monto multimillonario de la contratación “permite abrigar serias dudas sobre la eventual real efectividad de la protección ambiental”, ya que se iba a hacer en simultáneo con la licitación para que se construyan los 50 mil metros cuadrados del Centro Cívico. Lo lógico es que se haga antes.
El freno
A raíz de la investigación de Gallardo, el defensor general Mario Kestelboim pidió un amparo como patrocinante de Frondizi, de los Talleres del Borda, y López, de UTE-Ctera. Los sindicalistas solicitaron una medida cautelar que frene las obras del Centro Cívico, ya que Macri y sus ministros “carecían de competencia para dictar los actos que emitieron, publicaron y ejecutaron, sin la intervención previa de distintos organismos y áreas que tienen a su cargo aplicar las normas de protección”, entre ellas, la Comisión Nacional de Museos o el Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano por la existencia de un yacimiento arqueológico. Tampoco intervino el Consejo del Plan Urbano Ambiental, un órgano del gobierno porteño que incluye cuadros técnicos. Y falta el dictamen de la procuración, que es obligatorio en todas las licitaciones que superen el millón y medio de pesos.
Pidieron, además, la nulidad de la licitación que aprobó Macri con el decreto 121. “La licitación no ha tenido en cuenta aspectos esenciales para la protección del patrimonio histórico de la Ciudad”, indicaron. No se ha “fijado expresamente la forma en la que se realizaría la efectiva tutela de ese patrimonio ni en su finalidad está claramente expresada ni menos aún acreditado debidamente de qué manera la faraónica obra aquí aprobada sirve a los intereses colectivos cuya defensa persigue esta acción” de amparo.
La jueza López Vergara hizo un análisis minucioso de la documentación y de las leyes previstas para la protección patrimonial y ambiental. “De la normativa reseñada y la documental adjunta no surgiría que se hubieran cumplido los requisitos establecidos por la ley para la realización de obras en sitios declarados monumentos históricos, ni para la protección de las reliquias arqueológicas que pudieran encontrarse”, concluyó Su Señoría al conceder la medida cautelar.
Remarcó que, de la forma en que se viene llevando la construcción, “los valores sociales, culturales y de patrimonio histórico que podrían verse afectados son de importancia vital para la comunidad toda involucrada en su hábitat, por lo cual se halla implicado en sus consecuencias la protección del interés público ambiental e histórico cultural por encima de toda consideración económica o administrativa”.
Por lo tanto, López Vergara le ordenó al gobierno porteño que “impida dar inicio a cualquier construcción, emplazamiento preparatorio de obra o afectación del funcionamiento y uso actual de los inmuebles y jardines aledaños del Hospital Borda” hasta que dicte una sentencia definitiva. Las empresas constructoras deberán mantenerse lejos del lugar de la fallida construcción del Centro Cívico hasta nuevo aviso.
El plan era mudar el gobierno porteño a los terrenos que lindan con el Borda. Pero una jueza paró el proyecto porque viola varias leyes de protección y no hubo estudio de impacto ambiental. Macri proyectaba usar esa obra monumental para su campaña en 2015.
Por Werner Pertot
Lo presentó como la obra emblema de su gestión en la Ciudad. El legado que pensaba dejar como jefe de Gobierno, camino a la presidencia. Mauricio Macri licitó sobre los terrenos que lindan con el Borda un monumental Centro Cívico que reuniría buena parte de las oficinas administrativas del gobierno porteño. Sin embargo, obvió en el camino que el lugar donde se emplazaría fue declarado Monumento Histórico Nacional. A raíz de esto, la jueza Patricia López Vergara ordenó parar los intentos de construcción de la obra hasta que resuelva un amparo que presentaron los delegados de los Talleres Protegidos del Borda. Un informe del defensor general adjunto Andrés Gallardo dejó en claro que una ley local también protege esos terrenos e incluso que hay yacimientos arqueológicos urbanos en la zona donde piensan construir. La decisión de la magistrada deja a la gestión PRO sin la obra más importante que tenían pensado presentar en las sucesivas campañas electorales y da por tierra con un formidable negocio inmobiliario.
Para la campaña
El proyecto fue presentado con toda pompa por el gobierno de Macri en septiembre del año pasado. La idea –que se originó en el gobierno de Jorge Telerman– es construir un megaedificio en el que se instalarán todas las oficinas del gobierno porteño, que dejará su sede frente a la Plaza de Mayo para trasladarse al sur de la Ciudad, como una forma de darle impulso económico a esa zona y descentralizar las oficinas del gobierno porteño. El Ministerio de Desarrollo Urbano, que conduce Daniel Chain, organizó un concurso de proyectos con la Sociedad Central de Arquitectos y el 13 de febrero de este año ya estaba en marcha la licitación.
El proyecto incluye una oficina de 198 metros cuadrados para el jefe de Gobierno, con cuatro despachos para secretarias y un balcón terraza. Por un ascensor privado tendría acceso a su propio comedor, de 62 metros cuadrados. A éste se le sumarían una “sala de situación”, con la última tecnología disponible (pizarras interactivas, conectividad IP, una cámara inteligente que seguirá al disertante), y una sala para reuniones de gabinete. Tendría un estacionamiento para 155 coches, salón comedor para 600 personas, sala de primeros auxilios. Seis plantas de 4000 metros cuadrados cada una.
El 1º de agosto se adjudicó la obra la Unión Transitoria de Empresas (UTE) de Teximco SA, Ema SA y Dal Construcciones SA. por la bicoca de 369 millones de pesos. Pero cuando quisieron comenzar la construcción, los trabajadores del Borda lo impidieron y la gestión PRO envió a la Policía Metropolitana a intentar desalojarlos (ver aparte).
Además de la Jefatura de Gobierno, se mudarían allí la Jefatura de Gabinete, la Secretaría General y los ministerios de Hacienda, Espacio Público, Educación y Desarrollo Urbano. En total, irían unos 4500 empleados. Según los cálculos macristas, la obra estaría avanzada en 2013 y se completaría antes de la campaña de 2015, donde podría ser uno de los caballitos de batalla.
Zona protegida
La defensoría general porteña tiene una Unidad Especial Temática de Patrimonio Histórico, que dirige el defensor adjunto Andrés Gallardo. A ella se acercaron el delegado de los Talleres Protegidos del Borda, Marcelo “Nono” Frondizi, y el secretario general de UTE-Ctera, Eduardo López, para pedir asistencia en el caso de la construcción del Centro Cívico. Gallardo recabó información sobre la situación de la zona donde Macri tenía pensado construir el Centro Cívico y se encontró más de una omisión:
- La zona fue declarada Monumento Histórico Nacional por un decreto del Poder Ejecutivo Nacional de abril de 1999 (el 349), que comprende al “Pabellón de Investigaciones en Psicofísica y Neurobiología y al parque aledaño”. La ley 12.665 señala que “los inmuebles históricos no podrán ser sometidos a reparaciones o restauraciones, ni destruidos en todo o en parte (...) sin aprobación o intervención de la Comisión Nacional de Museos”.
- A raíz de esto, el 4 de octubre la Comisión Nacional de Museos y Monumentos y Lugares Históricos envió un comunicado al jefe de Gobierno en el que le plantea que “hasta tanto este organismos no se pronuncie, deberá abstenerse de iniciar tareas inconsultas”. La indicación no tuvo ninguna respuesta por parte de la gestión PRO.
- La ley porteña 1227 señala que el Patrimonio Histórico de la Ciudad lo constituyen todos los bienes declarados Monumento Histórico. Por este motivo, la zona tiene proyección ambiental –que implica que no se pueden cambiar el “diseño paisajístico” ni retirar los árboles existentes– y los edificios el nivel de protección cautelar.
- Bajo el lugar de construcción hay un “yacimiento arqueológico urbano”, que consiste en túneles, sótanos y pasadizos. Estos túneles –que no fueron relevados previamente– conectan el Borda con el Hospital Braulio Moyano. En el pliego licitatorio que elaboró el macrismo, hay un inciso que deja en manos de las empresas contratistas la responsabilidad de preservar y entregar cualquier material arqueológico que se halle. “Esta cláusula constituye un acto propio de reconocimiento del valor histórico de la zona”, sostiene Gallardo.
- Al proyecto le falta un estudio de impacto ambiental. El informe de la defensoría general señala que el monto multimillonario de la contratación “permite abrigar serias dudas sobre la eventual real efectividad de la protección ambiental”, ya que se iba a hacer en simultáneo con la licitación para que se construyan los 50 mil metros cuadrados del Centro Cívico. Lo lógico es que se haga antes.
El freno
A raíz de la investigación de Gallardo, el defensor general Mario Kestelboim pidió un amparo como patrocinante de Frondizi, de los Talleres del Borda, y López, de UTE-Ctera. Los sindicalistas solicitaron una medida cautelar que frene las obras del Centro Cívico, ya que Macri y sus ministros “carecían de competencia para dictar los actos que emitieron, publicaron y ejecutaron, sin la intervención previa de distintos organismos y áreas que tienen a su cargo aplicar las normas de protección”, entre ellas, la Comisión Nacional de Museos o el Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano por la existencia de un yacimiento arqueológico. Tampoco intervino el Consejo del Plan Urbano Ambiental, un órgano del gobierno porteño que incluye cuadros técnicos. Y falta el dictamen de la procuración, que es obligatorio en todas las licitaciones que superen el millón y medio de pesos.
Pidieron, además, la nulidad de la licitación que aprobó Macri con el decreto 121. “La licitación no ha tenido en cuenta aspectos esenciales para la protección del patrimonio histórico de la Ciudad”, indicaron. No se ha “fijado expresamente la forma en la que se realizaría la efectiva tutela de ese patrimonio ni en su finalidad está claramente expresada ni menos aún acreditado debidamente de qué manera la faraónica obra aquí aprobada sirve a los intereses colectivos cuya defensa persigue esta acción” de amparo.
La jueza López Vergara hizo un análisis minucioso de la documentación y de las leyes previstas para la protección patrimonial y ambiental. “De la normativa reseñada y la documental adjunta no surgiría que se hubieran cumplido los requisitos establecidos por la ley para la realización de obras en sitios declarados monumentos históricos, ni para la protección de las reliquias arqueológicas que pudieran encontrarse”, concluyó Su Señoría al conceder la medida cautelar.
Remarcó que, de la forma en que se viene llevando la construcción, “los valores sociales, culturales y de patrimonio histórico que podrían verse afectados son de importancia vital para la comunidad toda involucrada en su hábitat, por lo cual se halla implicado en sus consecuencias la protección del interés público ambiental e histórico cultural por encima de toda consideración económica o administrativa”.
Por lo tanto, López Vergara le ordenó al gobierno porteño que “impida dar inicio a cualquier construcción, emplazamiento preparatorio de obra o afectación del funcionamiento y uso actual de los inmuebles y jardines aledaños del Hospital Borda” hasta que dicte una sentencia definitiva. Las empresas constructoras deberán mantenerse lejos del lugar de la fallida construcción del Centro Cívico hasta nuevo aviso.
GB