La franja en disputa
Por Eduardo Aliverti
Las líneas que siguen persisten en una temática que viene siendo habitual en esta columna. ¿Qué es lo auténticamente disputado en la Argentina crispada que estamos viviendo o, tal vez, sólo consumiendo? ¿La puja tradicional por el ingreso, mediante actores cada vez más enfrentados acerca de la administración de un modelo capitalista? ¿O se trata del choque entre intereses de sector que, vistas la marcha y perspectivas generales de la economía, no tienen trascendencia más allá del sector mismo? Por tanto, ¿la crispación es producto de clases perjudicadas de manera económicamente global? ¿O lo es, mucho antes que eso, de la afectación que sufren en su capital simbólico?
Basta repasar el “campus” de las informaciones transmitidas con agitación, de buen a tiempo a esta parte, para advertir que casi ninguna de ellas es cruzada por problemáticas o angustias sociales de índole económica.
Como mayor salvedad podría citarse la inflación, que es motivo de inquietud popular, pero no con el rango de prioritaria (excepto, a su vez, cuando el Indek queda desguarnecido frente a unas cuentas que le saca la oposición mediática y que el organismo no sabe, no quiere o no puede desmentir con efectividad).
Hay paritarias. No se registra conflictividad expansiva por el tema, ni gremial, ni sectorial ni general. Apenas si hubo la pobre manifestación, en Plaza de Mayo, de una porción del sindicalismo enfrentado al Gobierno. Sí se mantiene la vocinglería de Moyano, quien recoge cínicas adhesiones en medios de prensa que representan a parcelas incapaces no ya de votarlo: les causa repulsión el sólo verlo. Con cierto esfuerzo, puede agregarse al “cepo” cambiario en los items de impresión negativa que tienen al bolsillo como eje cognitivo. Se juntan en ese aspecto las opciones de ahorro, en un país que funciona operativa y culturalmente con un sistema bimonetario; la restricción de divisas para viajar al exterior e importar ciertos bienes; las arbitrariedades en su aplicación.
En síntesis, una imprecisa pero significativa cantidad de gente observa en la medida alcances injustificables, ya fuere porque efectivamente se vio damnificada o porque los medios construyen la eterna táctica de que quienes no pueden invertir ni viajar afuera, ni pensar en mucho más que sus acomodamientos cotidianos tomen como propios los “problemas” de una minoría. Es un inconveniente de clase, que no va en perjuicio de que los argentinos que viajan al extranjero gastan más plata que nunca ni de que sus chances de inversión local permanecen atrayentes, a excepción de que el dólar ya no es la mejor o más accesible de las variantes especulativas.
Apartadas esas facetas tempestuosas, el resto de la crispación comunicada no se liga en absoluto con escenarios de dramatismo económico.
En Mar del Plata acaba de celebrarse el coloquio de IDEA. Como siempre, se colmó de grandes empresarios apreciados como un barómetro esencial de lo que piensan y actuarán “los mercados”. La mayoría de ellos dijo contemplar un panorama despejado, optimista, gracias –entre otros factores– a la mayor demanda brasileña, la campaña sojera e, inclusive y como consecuencia, holgura de dólares. El índice desagregado del relevamiento de Expectativas de Ejecutivos, efectuado en el Sheraton marplatense por la consultora D’Alessio Irol, revela que, para el próximo semestre, el 34 por ciento de los hombres de negocios estima estar entre mejor y mucho mejor; el 21 por ciento, moderadamente mejor; el 39 por ciento, igual; y peor, sólo el 6 por ciento restante.
Casi el 60 por ciento de los empresarios estima que el personal de sus compañías no se modificará. Y cerca de la mitad prevé que sus ventas subirán entre discretamente y mucho. Increíble o elemental, esta acostumbrada reunión anual del establish-ment no mereció espacio destacado en los grandes medios, salvo por el imán que significó la presencia de Lula (de quien, encima, tuvieron que engullirse los largos elogios que dispensó a Cristina y a los modelos de intervención estatal en la economía). Así que no. No es la economía.
En orden cualquiera, son las denuncias de corrupción monopolizadas por la prensa ultraopositora, la rere, la Fragata Libertad, los modos de Guillermo Moreno, los informes televisivos desde territorios feudalescos que parecen haber descubierto de la noche a la mañana la soberbia de la Presidenta y los hoteles donde se aloja, el avasallamiento de la Justicia, la presión sobre el periodismo independiente, los episodios de inseguridad en las grandes urbes, los planes de ayuda social. Y hasta el riesgo de parecerse a la versión dictatorial respecto del chavismo, que algún colega transformó en papelón antológico en su reciente cobertura de las elecciones venezolanas.
Es eso. Son los símbolos construidos a partir de intereses de grupos de presión, que terminan siendo asumidos por franjas capaces de atravesar a todas las capas de la sociedad. A las medias, en especial, porque viven bajo la coacción autoinstituida que les representa la presencia de un “otro” invariablemente peligroso, aunque no sepan explicar en qué consiste ese peligro o cuáles serían sus causas.
Es la pulsión vivencial de requerir superioridad asegurada, contra la intimidación de un abajo o un arriba, incluso, que adquieren formas diversas y variables: inmigrantes, gobiernos asistencialistas o inclusivos, jóvenes, consumo material afectado o amenazado, politización y movilizaciones callejeras, ascenso social de los más desprotegidos.
Pierre Bourdieu explica esa tensión desde sus apuntes sobre el capital simbólico, precisamente. Propone el ejemplo del juego, en el que los participantes, una vez que interiorizaron sus reglas, actúan conforme a ellas sin reflexión ni cuestionamiento.
Los jugadores se ponen al servicio del juego en sí, se automatizan y son las reglas del juego las que determinan el hábito, el “cuerpo socializado”, en lugar de recapacitarse sobre ellas. El propósito final de la sociología, según Bourdieu, sería deducir las reglas de juego a partir de observar a los jugadores. Quiénes son los que están jugando, cuál es el espacio en que lo hacen y, recién establecido todo ello, deducir de las acciones qué tipo de juego es el que practican. Por ahí vamos. Con toda modestia, claro.
¿Quiénes son los jugadores políticos argentinos? Este es un primer desafío en términos de observación clásica porque, obviamente, no hay dudas de que uno de ellos es el Gobierno, con sus más y sus menos, pero manteniendo la capacidad de ofensiva contra un equipo que no es la oposición dirigente ni el conjunto de los agentes de la economía, ni el sindicalismo, ni sectores de base, ni el campo intelectual y cultural; ni, por carácter transitivo, grandes mayorías populares articuladas en figura y programa alternativo algunos. No.
El otro equipo es un combinado de emporios comunicacionales con un solo delantero, expresado por el daño a (sus) intereses corporativos que no son los del grueso social. Aquí aparece el segundo elemento de diagnóstico y el problema más intrincado, porque el espacio en que se desempeñan esos jugadores es, entonces y nada menos, el forcejeo por la construcción de sentido en el terreno mediático. Es decir, aquel que en las sociedades contemporáneas puede resultar decisivo para volcar los proyectos políticos en tal o cual dirección. Para terminar de volcarlos, en realidad, porque los medios son capaces de operar sobre la realidad.
Pero no de conducirla, si es que carecen de una plataforma fuerte en la convicción de las mayorías. Problema número tres, aunque dentro del espacio de los jugadores: ¿cuál es la base de sustentación social de la campaña de horadación mediática contra el Gobierno? Alta.
No entre los sectores populares que fueron y son beneficiados por las políticas activas del kirchnerismo. Ni entre franjas medias politizadas que aprecian sus rasgos progresistas. Pero sí en las que provienen del fondo de los tiempos argentinos, con su mentalidad conservadora, asustadiza, frívola, disfrazada con esas urgencias republicanas que simplemente esconden el hipócrita temor de perder los privilegios. Ya demostraron su potencia considerable en la calle y volverán a hacerlo. Sin embargo, esos que se mueven a caballo del miedo o la indignación promovidos por los medios no son la totalidad de la clase. Entre quienes se anotan en la defensa del oficialismo y quienes pregonan un golpismo patéticamente abstracto (porque de cuál otra manera podría definirse a esas máscaras del odio y del yoísmo), hay una capa de gente que uno imagina atribulada, confundida en medio de tanta prédica extrema, que a juicio del firmante no entra en el tipo de juego que se practica. Gente a la que sería dable estimar como espectadora y expectante, seguramente molesta e irritada frente a modos y disposiciones gubernamentales que no le gustan, pero también ante las manifestaciones energúmenas y la ausencia de toda idea de cambio, que no consista en un desastre ya comprobado.
Esa gente, mientras el Gobierno conserve su base popular, es uno de los núcleos más importantes de la cuestión. Dicho de otra forma, el juego es afinar la puntería para la disputa del capital simbólico en la clase media.
22/10/12 Página|12
LOS SUBRAYADOS SON NUESTROS.
GB
lunes, 22 de octubre de 2012
Sobre Perón, el Che, Luis Alberto Romero y el 17 de octubre OPINION.
Sobre Perón, el Che, Luis Alberto Romero y el 17 de octubre
Por Emanuel Bonforti*
Además de focalizar en los sucesos que rodearon el 17 de octubre de 1945, sus consecuencias y cómo la oposición de ese momento interpretaba lo sucedido, el presente artículo pretende responder a la nota titulada “Perón y El Che dos mitos en el sube y baja” publicada por Luis Alberto Romero en el diario La Nación el pasado 10 de octubre. En dicha nota el profesor de historia hace gala de su liberalismo y “neutralidad valorativa” a la hora de
elaborar su análisis; y aquella cita que inmortalizó Rodolfo Walsh ejemplifica su posición ideológica ” Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes y mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores: la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia parece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas”. Resulta evidente la propuesta de Romero de arrojar una mirada parcial de la historia al separar ambos mitos cuando en realidad forman parte de un mismo proceso de liberación y realza los rasgos individuales por sobre los procesos sociales
Cultor de “la prensa seria”, que se diferencia del periodismo militante, Romero apunta a los aspectos psicológicos del Coronel y sus aciertos personales omitiendo el carácter popular del movimiento nacional que consolidó a Perón como un caudillo democrático –entendemos a “caudillo” como equivalente de “democracia” tal cual sostenía Alberdi en sus póstumos “no hay caudillo popular sino donde el pueblo es soberano”. Pero sucede que Romero escribe en el diario de Mitre quien consideraba que democracia es la del orden, la de la disciplina, la del ejército regular afín a la elite gobernante y, tal como decía Sarmiento, la democracia civilizada está en las ciudades.
La postura aséptica de Romero intenta encontrar equilibrio teórico al reconocer los dotes de estadista de Perón, destacando el consejo de Posguerra, los Planes Quinquenales, su legislación sindical. Con ello, procura representar a Perón como el Coronel medido que recapacita y está por encima de las presiones sectoriales, reconociendo lo indiscutible de su obra. Pero detrás de esto yace lo que Arturo Jauretche llamaba “bendigo a tutti”, la supuesta objetividad deja de ser tal ya que termina favoreciendo en su relato a los sectores dominantes.
Pero esta versión de equilibrio propuesta por Romero omite en su relato el rol emancipador de las políticas desplegadas durante el primer y segundo gobierno de Perón que permitieron que Argentina saliese de su situación semicolonial sellada a partir de Pavón en 1861. Pero principalmente omite la participación popular que rodeó a aquellos años “felices”, años que permitieron la construcción del mito a raíz de las políticas antipopulares que siguieron. A modo de archivo, el mismo Romero consideraba que la emergencia de Perón terminó neutralizando las masas que iban en vía a la revolución social, reproduciendo un esquema típico de lucha de clases que surge desde Europa y que ignora las particularidades locales.
Quebrar procesos, es decir, interrumpirlos a partir de disociar la figura de Perón y desplazarlo del panteón de bronce que estableció el kirchnerismo producto de sus políticas sociales inclusivas, le permite a Romero precisamente ser vocero de las clases altas que pretenden que los sectores populares vean a cada lucha separada de las anteriores, como bien lo expresó Walsh. Es decir, la construcción de un relato desde los sectores dominantes.
Pero Romero recurre al lugar común de los intelectuales que reproducen la superestructura cultural de dominación del ansiado Ancien Regimé –antiguo régimen- que por estos días promueve el diario La Nación. En su descripción de Perón se olvida de su base social, es decir de la Argentina invisible que conoció Leopoldo Marechal el día que se hizo peronista, ignora el colectivo popular que iba en búsqueda del caudillo el cual quien había modificado las condiciones materiales de vida, el que le hablaba en su idioma. Es así que Romero olvida el subsuelo de la patria sublevado, que menciona Scalabrini Ortiz.
El 17 de octubre es un fenómeno sociológico que estaba en marcha. El proceso de sustitución de importaciones ponía a sus obreros en las calles en pie de lucha, desde mediados de los años 30 cerca de un millón y medio nuevos obreros industriales vivían en los alrededores de la ciudad, y serán ellos los que clamen por la libertad del Coronel obrero. Pero esos obreros no eran bien vistos por los patricios habitantes de la capital. Esos “desconocidos” que el mitrismo se encargó de sepultar tanto en sus matanzas por el interior como en sus relatos históricos volvían a Buenos Aires con la cabeza erguida. Decía Ezequiel Martínez Estrada en su obra ¿Qué es esto? con respecto al 17 de octubre y sus protagonistas “Un sector del pueblo resentido, turba, horda, populacho, hez de nuestra sociedad, pueblo descamisado y grasita, nuevo tipo étnico”. Por estos días un lector de La Nación al ver a Milagros Salas, sentenciaba “Me desagrada tanto Milagro Sala. Esa gente hace que no quiera ser argentino”. De esta manera, observamos cómo el relato de clase y racista de los sectores dominantes sigue estando hilvanado y aceitado a través de la desacreditación popular y de un perfume de neutralismo positivista que intenta romper cualquier proceso que vincule a gestas populares históricas con el presente.
Pero Romero también aprovecha el espacio que le ofrece Bartolomé Mitre para desacreditar la figura de Eva, caracterizándola como crispada en oposición Perón que para el historiador liberal siempre parece haber sido un León Herbívoro. La Evita voluntarista que iguala con el Che es la que se acomodaría mejor al panteón del kirchnerismo según La Nación, pero al evocarla de forma capciosa como “Evita montonera”, omite un elemento interesante de las jornadas del 17 de octubre que tuvieron mucho de aquellas gestas montoneras de siglo XIX. Dice Jorge Abelardo Ramos con respecto a las jornadas del ‘45 “Jamás se había visto cosa igual, excepto cuando los montoneros de López y Ramírez de bombacha y cuchillo, ataron sus redomones en la Pirámide de Mayo, aquel día memorable del año 20”.
En definitiva, entender los procesos históricos solo a través de los rasgos personales permite consolidar la pretensión de dominación cultural oligárquica a la que el diario La Nacion siempre hizo un culto. El objetivo principal es demostrar que en los grandes cambios históricos no existe un protagonismo de los sectores populares y consecuentemente, el movimiento nacional muere una vez que su creador concluye su mandato. Cualquier coincidencia con la actualidad no es pura coincidencia.
* Sociólogo (Universidad de Buenos Aires). Miembro del Centro de Estudios Juan José Hernández Arregui http://hernandezarregui.blogspot.com.ar
Prof GB
Por Emanuel Bonforti*
Además de focalizar en los sucesos que rodearon el 17 de octubre de 1945, sus consecuencias y cómo la oposición de ese momento interpretaba lo sucedido, el presente artículo pretende responder a la nota titulada “Perón y El Che dos mitos en el sube y baja” publicada por Luis Alberto Romero en el diario La Nación el pasado 10 de octubre. En dicha nota el profesor de historia hace gala de su liberalismo y “neutralidad valorativa” a la hora de
elaborar su análisis; y aquella cita que inmortalizó Rodolfo Walsh ejemplifica su posición ideológica ” Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes y mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores: la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia parece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas”. Resulta evidente la propuesta de Romero de arrojar una mirada parcial de la historia al separar ambos mitos cuando en realidad forman parte de un mismo proceso de liberación y realza los rasgos individuales por sobre los procesos sociales
Cultor de “la prensa seria”, que se diferencia del periodismo militante, Romero apunta a los aspectos psicológicos del Coronel y sus aciertos personales omitiendo el carácter popular del movimiento nacional que consolidó a Perón como un caudillo democrático –entendemos a “caudillo” como equivalente de “democracia” tal cual sostenía Alberdi en sus póstumos “no hay caudillo popular sino donde el pueblo es soberano”. Pero sucede que Romero escribe en el diario de Mitre quien consideraba que democracia es la del orden, la de la disciplina, la del ejército regular afín a la elite gobernante y, tal como decía Sarmiento, la democracia civilizada está en las ciudades.
La postura aséptica de Romero intenta encontrar equilibrio teórico al reconocer los dotes de estadista de Perón, destacando el consejo de Posguerra, los Planes Quinquenales, su legislación sindical. Con ello, procura representar a Perón como el Coronel medido que recapacita y está por encima de las presiones sectoriales, reconociendo lo indiscutible de su obra. Pero detrás de esto yace lo que Arturo Jauretche llamaba “bendigo a tutti”, la supuesta objetividad deja de ser tal ya que termina favoreciendo en su relato a los sectores dominantes.
Pero esta versión de equilibrio propuesta por Romero omite en su relato el rol emancipador de las políticas desplegadas durante el primer y segundo gobierno de Perón que permitieron que Argentina saliese de su situación semicolonial sellada a partir de Pavón en 1861. Pero principalmente omite la participación popular que rodeó a aquellos años “felices”, años que permitieron la construcción del mito a raíz de las políticas antipopulares que siguieron. A modo de archivo, el mismo Romero consideraba que la emergencia de Perón terminó neutralizando las masas que iban en vía a la revolución social, reproduciendo un esquema típico de lucha de clases que surge desde Europa y que ignora las particularidades locales.
Quebrar procesos, es decir, interrumpirlos a partir de disociar la figura de Perón y desplazarlo del panteón de bronce que estableció el kirchnerismo producto de sus políticas sociales inclusivas, le permite a Romero precisamente ser vocero de las clases altas que pretenden que los sectores populares vean a cada lucha separada de las anteriores, como bien lo expresó Walsh. Es decir, la construcción de un relato desde los sectores dominantes.
Pero Romero recurre al lugar común de los intelectuales que reproducen la superestructura cultural de dominación del ansiado Ancien Regimé –antiguo régimen- que por estos días promueve el diario La Nación. En su descripción de Perón se olvida de su base social, es decir de la Argentina invisible que conoció Leopoldo Marechal el día que se hizo peronista, ignora el colectivo popular que iba en búsqueda del caudillo el cual quien había modificado las condiciones materiales de vida, el que le hablaba en su idioma. Es así que Romero olvida el subsuelo de la patria sublevado, que menciona Scalabrini Ortiz.
El 17 de octubre es un fenómeno sociológico que estaba en marcha. El proceso de sustitución de importaciones ponía a sus obreros en las calles en pie de lucha, desde mediados de los años 30 cerca de un millón y medio nuevos obreros industriales vivían en los alrededores de la ciudad, y serán ellos los que clamen por la libertad del Coronel obrero. Pero esos obreros no eran bien vistos por los patricios habitantes de la capital. Esos “desconocidos” que el mitrismo se encargó de sepultar tanto en sus matanzas por el interior como en sus relatos históricos volvían a Buenos Aires con la cabeza erguida. Decía Ezequiel Martínez Estrada en su obra ¿Qué es esto? con respecto al 17 de octubre y sus protagonistas “Un sector del pueblo resentido, turba, horda, populacho, hez de nuestra sociedad, pueblo descamisado y grasita, nuevo tipo étnico”. Por estos días un lector de La Nación al ver a Milagros Salas, sentenciaba “Me desagrada tanto Milagro Sala. Esa gente hace que no quiera ser argentino”. De esta manera, observamos cómo el relato de clase y racista de los sectores dominantes sigue estando hilvanado y aceitado a través de la desacreditación popular y de un perfume de neutralismo positivista que intenta romper cualquier proceso que vincule a gestas populares históricas con el presente.
Pero Romero también aprovecha el espacio que le ofrece Bartolomé Mitre para desacreditar la figura de Eva, caracterizándola como crispada en oposición Perón que para el historiador liberal siempre parece haber sido un León Herbívoro. La Evita voluntarista que iguala con el Che es la que se acomodaría mejor al panteón del kirchnerismo según La Nación, pero al evocarla de forma capciosa como “Evita montonera”, omite un elemento interesante de las jornadas del 17 de octubre que tuvieron mucho de aquellas gestas montoneras de siglo XIX. Dice Jorge Abelardo Ramos con respecto a las jornadas del ‘45 “Jamás se había visto cosa igual, excepto cuando los montoneros de López y Ramírez de bombacha y cuchillo, ataron sus redomones en la Pirámide de Mayo, aquel día memorable del año 20”.
En definitiva, entender los procesos históricos solo a través de los rasgos personales permite consolidar la pretensión de dominación cultural oligárquica a la que el diario La Nacion siempre hizo un culto. El objetivo principal es demostrar que en los grandes cambios históricos no existe un protagonismo de los sectores populares y consecuentemente, el movimiento nacional muere una vez que su creador concluye su mandato. Cualquier coincidencia con la actualidad no es pura coincidencia.
* Sociólogo (Universidad de Buenos Aires). Miembro del Centro de Estudios Juan José Hernández Arregui http://hernandezarregui.blogspot.com.ar
Prof GB
HUBO CACELORAZO QUE SE ENTREGO?
REPUDIAN EXPRESIONES “AMENAZANTES” DEL NUEVO JEFE DE POLICIA DE SANTA FE A UN PERIODISTA DE PAGINAL12
El ex jefe Tognoli se entregó en Santa Fe
El ex jefe de la policía provincial Hugo Tognoli quien había permanecido prófugo durante casi 24 horas se entregó anoche en la sede del Ministerio de Seguridad en la ciudad de Santa Fe. El ex jefe policial iba a permanecer detenido durante la noche en el destacamento de Tropas Especiales y por la mañana sería llevado a Rosario para ser indagado. Antes de que se entregara, su abogado defensor, Eduardo Jauchen, había dicho que “no podía adelantar nada” sobre los próximos pasos del ex comisario –pasado a disponibilidad– que tenía pedido de captura desde el sábado a la mañana por sus vínculos con el narcotráfico.
Al mismo tiempo, el ministro de Gobierno y Reforma del Estado provincial, Rubén Galassi, consideró que “sería lamentable que especulemos políticamente” con el tema. El nuevo jefe de la fuerza, Cristian Sola empezó mal. En una entrevista publicada ayer por el diario La Capital, fue amenazante con el periodista José Maggi, de Página/12. “Me voy a encargar personalmente”, advirtió respecto de la nota publicada el viernes en este diario, aunque dijo no haberla leído. El Sindicato de Prensa de Rosario repudió la intimidación, pedirá una audiencia al gobernador Antonio Bonfatti para exigir explicaciones y presentará una denuncia en la Justicia.
El juez federal Vera Barros, a cargo de la causa, busca indagar al ex comisario por el presunto delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público. La investigación en la que se involucró a Tognoli –develada por Página/12– la inició la fiscal Liliana Bettiolo, quien recibió un informe de la PSA sobre el estrecho vínculo que sostiene el narcotraficante Carlos Andrés Ascaini con el (ahora ex) jefe de la Policía de la Provincia de Santa Fe. En las pesquisas realizadas por la PSA se descubrió que policías custodiaban una red de kioscos que vendían drogas.
Galassi confió ayer en que Tognoli fuera encontrado por las fuerzas de seguridad o se presentara por sus propios medios. “Se lo está buscando y veremos cómo evoluciona la cuestión en las próximas horas”, dijo el ministro de Gobierno, quien desestimó que la situación de Tognoli pueda terminar con la dimisión del ministro de Seguridad, Raúl Lamberto. Hoy, a las 13, tras la reunión de Gabinete, se espera que se oficialice el nombre del conductor de la Secretaría de Delitos Complejos. De hecho, esa reunión iba a realizarse en el nodo Reconquista, pero la actividad fue suspendida por la crisis desatada tras la fuga de Tognoli.
Ayer, Sola afirmó por Radio 2 que estaba buscando a su ex jefe (hasta el viernes era el segundo de Tognoli) y admitió que está en una situación “incómoda”, aunque expresó que la Policía provincial no contaba con una orden de allanamiento del juez federal Carlos Vera Barros.
El actual jefe de policía, en una entrevista del periodista Jorge Sansó de Lamadrid, contestó que se iba a “ocupar personalmente” de José Maggi. La reacción del Sindicato de Prensa de Rosario no se hizo esperar. Expresó “su más enérgico repudio y, a la vez, la profunda preocupación”. “La Comisión de Libertad de Expresión y Formación Profesional del Sindicato se pregunta con estupor cómo es posible que el responsable máximo de la policía santafesina se exprese en términos que encierran un tenor amenazante, cuanto menos de amedrentamiento, hacia José Maggi”, dice el comunicado, en el que se le informa a Sola que “no permanecerá impasible hacia sus palabras de integrante de una barra brava, que es imprescindible su pública disculpa y, además, que esta organización sindical lo hace responsable por cualquier hecho de agresión contra Maggi”. También el bloque de concejales del Frente para la Victoria repudió la amenaza de Sola.
22/10/12 Página|12
El ex jefe Tognoli se entregó en Santa Fe
El ex jefe de la policía provincial Hugo Tognoli quien había permanecido prófugo durante casi 24 horas se entregó anoche en la sede del Ministerio de Seguridad en la ciudad de Santa Fe. El ex jefe policial iba a permanecer detenido durante la noche en el destacamento de Tropas Especiales y por la mañana sería llevado a Rosario para ser indagado. Antes de que se entregara, su abogado defensor, Eduardo Jauchen, había dicho que “no podía adelantar nada” sobre los próximos pasos del ex comisario –pasado a disponibilidad– que tenía pedido de captura desde el sábado a la mañana por sus vínculos con el narcotráfico.
Al mismo tiempo, el ministro de Gobierno y Reforma del Estado provincial, Rubén Galassi, consideró que “sería lamentable que especulemos políticamente” con el tema. El nuevo jefe de la fuerza, Cristian Sola empezó mal. En una entrevista publicada ayer por el diario La Capital, fue amenazante con el periodista José Maggi, de Página/12. “Me voy a encargar personalmente”, advirtió respecto de la nota publicada el viernes en este diario, aunque dijo no haberla leído. El Sindicato de Prensa de Rosario repudió la intimidación, pedirá una audiencia al gobernador Antonio Bonfatti para exigir explicaciones y presentará una denuncia en la Justicia.
El juez federal Vera Barros, a cargo de la causa, busca indagar al ex comisario por el presunto delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público. La investigación en la que se involucró a Tognoli –develada por Página/12– la inició la fiscal Liliana Bettiolo, quien recibió un informe de la PSA sobre el estrecho vínculo que sostiene el narcotraficante Carlos Andrés Ascaini con el (ahora ex) jefe de la Policía de la Provincia de Santa Fe. En las pesquisas realizadas por la PSA se descubrió que policías custodiaban una red de kioscos que vendían drogas.
Galassi confió ayer en que Tognoli fuera encontrado por las fuerzas de seguridad o se presentara por sus propios medios. “Se lo está buscando y veremos cómo evoluciona la cuestión en las próximas horas”, dijo el ministro de Gobierno, quien desestimó que la situación de Tognoli pueda terminar con la dimisión del ministro de Seguridad, Raúl Lamberto. Hoy, a las 13, tras la reunión de Gabinete, se espera que se oficialice el nombre del conductor de la Secretaría de Delitos Complejos. De hecho, esa reunión iba a realizarse en el nodo Reconquista, pero la actividad fue suspendida por la crisis desatada tras la fuga de Tognoli.
Ayer, Sola afirmó por Radio 2 que estaba buscando a su ex jefe (hasta el viernes era el segundo de Tognoli) y admitió que está en una situación “incómoda”, aunque expresó que la Policía provincial no contaba con una orden de allanamiento del juez federal Carlos Vera Barros.
El actual jefe de policía, en una entrevista del periodista Jorge Sansó de Lamadrid, contestó que se iba a “ocupar personalmente” de José Maggi. La reacción del Sindicato de Prensa de Rosario no se hizo esperar. Expresó “su más enérgico repudio y, a la vez, la profunda preocupación”. “La Comisión de Libertad de Expresión y Formación Profesional del Sindicato se pregunta con estupor cómo es posible que el responsable máximo de la policía santafesina se exprese en términos que encierran un tenor amenazante, cuanto menos de amedrentamiento, hacia José Maggi”, dice el comunicado, en el que se le informa a Sola que “no permanecerá impasible hacia sus palabras de integrante de una barra brava, que es imprescindible su pública disculpa y, además, que esta organización sindical lo hace responsable por cualquier hecho de agresión contra Maggi”. También el bloque de concejales del Frente para la Victoria repudió la amenaza de Sola.
22/10/12 Página|12
SIN LILITA QUE HAREMOS, SE PREGUNTAN EN TN
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ABUELAS CUMPLEN AÑOS.
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ESTELA DE CARLOTTO, EN EL CUMPLEAñOS 35 DE LA ASOCIACION DE ABUELAS DE PLAZA DE MAYO
“Lo más valioso es cada nieto que encontramos”
Nacieron hace 35 años, durante la dictadura, para buscar a sus nietos apropiados por la represión. “Ocupamos el lugar de mujeres”, dice su presidenta, Estela de Carlotto, para agregar que esa lucha todavía está vigente.
Por Ailín Bullentini
Con los nietos recuperados, “lo más importante” que les pasó y les pasa, en palabras de Estela de Carlotto, festejaron el último fin de semana las Abuelas de Plaza de Mayo sus 35 años de zapatos gastados y puertas golpeadas en pos de la búsqueda, una sola, el principal objetivo: el encuentro de los bebés que vivieron desde la panza de sus madres secuestradas el cautiverio durante la última dictadura militar, nacieron allí mismo, en la oscuridad, y fueron robados y criados con otras familias. “Convocamos a todos los nietos que pudieran venir, a los del interior, a los que viven en otros países, a las Abuelas de todo el país, y fue una fiesta maravillosa, un alimento para el alma, un empujón para seguir con más fuerza”, reconstruyó la presidenta de la institución que se definió, a ella y a sus compañeras de camino, como “madres que, desde el amor hacia los hijos y nietos que no tiene límites ni fechas, nunca olvida ni cesa. Siempre ejercimos ese amor, en paz y con respeto”. Antes del festejo “formal”, que llegará esta tarde (a las 19 en el teatro ND Ateneo), la mamá de Laura y abuela del aún buscado Guido, sobrevuela el sendero recorrido.
–¿Qué significa para ustedes el encuentro con un nieto buscado?
–Es la alegría más grande, es inimaginable. Es un milagro, porque se nos representa en carne y hueso y ante nuestros ojos aquel bebé soñado, añorado desde una foto, convertido en un hombre o una mujer. Es una fiesta en toda la institución. A veces con el tema de las nominaciones al Premio Nobel de la Paz (nominadas por quinto año consecutivo) y todas las demostraciones de gente que nos quiere mucho y quiere reconocernos, les decimos que se tranquilicen, porque no buscamos más premios que el más grande y único: encontrar a cada nieto robado.
–¿Qué lugar ocupa la institución en la sociedad?
–Ocupamos el lugar de mujeres. Las que hemos salido siempre fuimos mujeres, en su mayoría. En Madres, en Familiares, también. Pero no hubo exclusión, sino intención de proteger a nuestros hombres para que no desaparecieran. A nosotras siempre nos consideraron inferiores, y el machismo de las fuerzas armadas y de seguridad es increíble, nos dejaron caminar. Cuando se dieron cuenta de nuestra lucha era tarde para callarnos. También ocupamos el lugar de madres que, desde el amor hacia los hijos y nietos que no tiene límites ni fechas, nunca olvida ni cesa. Siempre ejercimos ese amor, en paz y con respeto. Por eso cuando se habla de nuestra lucha no se habla de rencor ni de odio, sino de la necesidad ineludible de Justicia. Esto pasó acá y afectó a toda la Argentina.
–¿Creció la participación de la sociedad en la búsqueda de Abuelas?
–Claro. Tuvimos la libertad de la democracia, de poder expresarnos; la convocatoria del Estado para volcar y difundir nuestra lucha desde sus arcas a través de la educación; la posibilidad de contar nuestra historia a través del arte también, muestras, fotos, películas; la presencia de nuestra búsqueda en los medios de comunicación comprometidos con este tema... todo eso hizo que la última década fuera muy fructífera y de mucha posibilidad de concientizar a la población de que lo que contamos nosotras existió y que nos tienen que ayudar. Nuestra institución crece día a día. Los espacios físicos ya no nos alcanzan para albergar a los que colaboran con nosotros en las diferentes disciplinas. Porque no nos quedamos encasilladas y también queremos contribuir a que se erradiquen del país las violaciones a todos los derechos humanos.
–¿Cuáles fueron los principales pasos que dio Abuelas durante este año?
–Lo más importante que nos pasa y nos pasó, año tras año, es el encuentro de nietos. En cada uno de ellos se cumple el objetivo de nuestra institución: devolverles su identidad, su vínculo familiar, su historia verdadera. El triunfo de la verdad sobre la mentira y un paso más en el desbaratamiento del plan sistemático de la dictadura. Si pasa un año que no encontramos ningún chico es como que nos preocupa, nos duele...
–¿Fue un punto de inflexión en los 35 años de camino recorrido el fallo por el plan sistemático del robo de bebés?
–Fue una larga historia esa lucha. En el ’96 nosotras pedimos a la Justicia que tome el delito de robo de bebés durante la dictadura como lo que creíamos que era: un plan sistemático, premeditado y preparado de los militares para quedarse con los hijos de nuestros hijos que nacían en cautiverio. Se dice que la Justicia es lenta y verdaderamente lo es. Recién este año reconoció en un juicio oral y público que existió ese plan y condenó a quienes consideró responsables. Lo emblemático de la condena fueron los 50 años a Videla. Que estos personajes que tienen cara de piedra, porque realmente es espeluznante ver la falta de humanidad que tienen, hayan sido condenados nos da un motivo para festejar.
–¿Cómo viven las novedades en el caso Herrera de Noble y el tratamiento que mediáticamente se hizo y se hace del tema?
–Lo más importante que nos interesa destacar es que cuando nosotras buscamos, buscamos nietos. Bebés que fueron robados por quienes son verdaderos delincuentes. En este caso o en cualquier otro, no nos importa si el apellido es Herrera de Noble o Pérez. Lo que nos interesa son los nietos, saber cómo están. En el marco de una denuncia que realizamos nació un juicio, como cualquier otro juicio, que provoca una reacción mediática de este grupo, una guerra con la Justicia para querer imponer un accionar ilícito. Finalmente, la confrontación de los perfiles genéticos de los chicos (Marcela y Felipe Herrera de Noble) con los del Banco Nacional de Datos Genéticos arrojó como resultado que no puede decirse, con esos elementos, que son hijos de desaparecidos. La sospecha persiste, pero no está probada. Se consiguió que los estudios de ambos quedaran alojados en el banco para que tal vez, en el futuro, pueda aparecer alguien que los reclame como familiar.
GB
domingo, 21 de octubre de 2012
LA POLICIA DE LA SANTA FE SOCIALISTA
El estrepitoso ocaso de un emprendedor
Por Ricardo Ragendorfer
rragendorfer@miradasalsur.com
Paso al costado. Hugo Tognoli se mostró desencajado por las acusaciones. Prometió entregarse.
Los negocios secretos del jefe policial de Santa Fe sumieron a esa fuerza en una incertidumbre institucional sin precedentes.
Durante la primera madrugada de 2012, más de cincuenta tiros sacudieron al barrio rosarino de Villa Moreno. En la canchita de la Asociación Oroño, tres cuerpos yacían sobre charcos de sangre. Jeremías Trasante, Claudio Suárez y Adrián Rodríguez militaban en el Frente Popular Darío Santillán (FPDS). Pero no fueron asesinados por ello sino por error.
Con tal certeza se topó de modo tardío el tipo con chaleco antibala y ametralladora FMK3 que huyó de allí junto a otros cuatro sicarios. Era Sergio El Quemado Rodríguez, un alto dignatario de la hinchada de Newell’s que controlaba en ese arrabal la venta de droga. En realidad, sus balas eran para los soldados de su archienemigo, Ezequiel El Negro Villalba, al que buscaba con fines de venganza.
Dos sábados después, El Quemado fue detenido en la localidad entrerriana de Santa Elena. Entonces, el aún flamante jefe de la Policía de Santa Fe, comisario general Hugo Tognoli, se prestó a la requisitoria periodística. "Acá hay una guerra mafiosa", fueron sus exactas palabras. Desde entonces, dicho conflicto bélico se cobraría otros 24 cadáveres. Y también el destino del propio Tognoli, quien –al cierre de esta edición– es el prófugo más buscado del país. Una causa judicial –investigada por la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA)– lo señala como el máximo responsable de una red de protección al narcotráfico.
Noticias de ayer. El gobernador socialista de la provincia, Antonio Bonfatti, tomó conocimiento del asunto en la mañana del viernes a través del diario Página/12. Al rato, su ministro de Seguridad, Raúl Lamberto, convocó en su despacho a Tognoli. Y le sugirió dar un paso al costado “en resguardo de su persona y de la institución”. El comisario lucía desencajado, y su respuesta fue: “Ya escribí la renuncia”. El resto, un frío apretón de manos, antes de retirarse con rumbo desconocido.
Lo cierto es que la investigación sobre sus actividades secretas era lapidaria. Por ejemplo, consignaba que policías que reportaban directamente a él se dedicaban a la custodia de una cadena de kioscos de cocaína. Eran unos cubículos de chapa atendidos por menores, quienes permanecían encerrados allí en turnos de 24 horas. Había policías que incluso eran los que traían la droga para reponer cuando se acababa. Además, en una causa de trata de mujeres, el dueño de un prostíbulo se comunicó con un comisario mayor para preguntar con quién debía arreglar la venta de cocaína en su local. La respuesta, por mensaje de texto, decía “directo con Tognoli; 30.000 pesos mensuales”. Un personaje excluyente en esta trama es Carlos El Vasco Ascaini, ya que el garante de su impunidad era justamente Tognoli.
Cuando la PSA lo puso bajo la lupa, un policía le avisó que autos desconocidos lo estaban merodeando. La PSA allanaría su casa. Pero el único rastro que se encontró del Vasco fue un mate todavía caliente. Minutos antes, su dueño había puesto los pies en polvorosa. Alguien le avisó.
Después se verificó que Tognoli había entrado con su clave personal al archivo del Registro de la Propiedad del Automotor para identificar los vehículos de la PSA que cercaban a Ascaini.
En una entrevista telefónica concedida ya en la clandestinidad al diario rosarino La Capital, Tognoli argumentó que ese rastreo no fue hecho por él sino que corrió “por cuenta de un subalterno”.
Quizás, al rato, el uniformado caído en desgracia haya visto por televisión la jura de su reemplazante, el comisario Cristián Sola.
Éste había sido hasta entonces el subjefe de la fuerza y también su más acérrimo rival. De hecho, la convivencia de ambos estaba cifrada en un vidrioso equilibrio: Sola tenía el manejo de Drogas Peligrosas, de las Tropas de Operaciones Especiales (TOE) y de la División de Trata de Personas en el sur de Santa Fe, mientras Tognoli poseía el control de la estructura policial asentada en el norte de la provincia. Aquella división territorial fue motivo de una feroz interna entre el Comando Radioeléctrico y Drogas Peligrosas.
De semejante desinteligencia fue víctima el narco Ignacio Actis Caporale, más conocido como Ojito. Este muchacho de 24 años distribuye polvillo blanco en algunos barrios del sur de Rosario con una flota de diez vehículos de su propiedad. En uno de éstos, un Audi, fue interceptado a comienzos de año por dos móviles del Comando Radioeléctrico. Tras un intenso tiroteo, Ojito logró fugar. No así, dos cómplices suyos, quienes terminaron en la comisaría 18ª. Una insólita negociación se produjo allí. Ojito quiso recuperar el Audi. Con ese propósito, acordó fraguar con los jefes de esa seccional un procedimiento según el cual los tres narcos aparecían como víctimas de un secuestro, del cual –siempre según la letra de aquella versión– fueron liberados por los policías. En las escuchas, Ojito habla de cambiar las patentes del Audi para falsear así una venta.
En abril, altos oficiales del Comando Radioeléctrico se enteraron de la existencia de La Cueva, un departamento que Actis tenía en Rosario. Allí guardaba abultadas sumas de dinero y una cantidad no menor de cocaína. Sin embargo, la información no derivó en un allanamiento sino en un asalto. Las escuchas demuestran que los policías desvalijaron el lugar.
Al respecto, Actis tuvo una muy dolorosa certeza: el entregador del mencionado mejicaneo había sido uno de sus colaboradores más cercanos; nada menos que Leandro (a) El Pelado.
Un móvil policial –del sector afín a Tognoli– capturó a Leandro al día siguiente del asalto. Lo subieron al baúl y lo llevaron a un galpón, en donde los secuaces de Ojito se hicieron cargo del traidor. Una escucha documenta ciertos detalles de su vía crucis:
–Yo estoy acá en zona norte, en un galpón, con el Pelado –informa Ojito a un conocido
–¿En serio?
–Sí, tengo toda la remera llena de sangre mal, boludo.
–¿Le pegaron mal?
–Sí, le pegamos mal, le pegamos mal.
–Está bien. Me parece fantástico.
–Ahora nos vamos a tomar un champancito y después lo vamos a ir a tirar al río.
En realidad, Actis fue benévolo: obligó al Pelado a que le pidiera perdón. Mientras esto sucedía, la banda fue hasta el domicilio del padre del Pelado y le exigió 500 mil pesos. Los investigadores suponen que la banda policial que robó en La Cueva tenía que poner el dinero del rescate y por eso pidieron semejante cantidad. Finalmente el padre negoció la entrega de un auto y así liberaron al Pelado. Ojito sigue prófugo hasta hoy.
En cambio, la suerte de Tognoli ya está echada.
Sobre él perdurará a través del tiempo el recuerdo de su estilo y la forma personalizada con la que intervenía en sus propios negocios. A diferencia, por caso, del perfil gerencial que exhibía el inolvidable jefe de la Bonaerense, Pedro Klodczyk, el tesón de Tognoli se asemejaba más bien al de un almacenero.
En su descargo, el comisario prófugo dijo: “Pueden investigarme sin problemas. Mi esposa es hija única y vivimos en la casa de mi suegra. No tengo auto y uno de mis hijos tiene un Citroën usado que se compró con dinero que le regalaron sus abuelas. No tengo otros bienes y eso lo puedo demostrar”.
Ese fue su último mensaje.
Sus allegados aseguran que Tognoli está a punto de entregarse. Pero por ahora su paradero es un enigma.
21/10/12 Miradas al Sur
PD: SI LA POLICIA DIRIGE APARENTEMENTE EL NARCOTRAFICO, Y LOS PIBES DE BARRIOS HUMILDES SE ENDEUDAN A CAUSA DE LA DROGA QUE CONSUMEN: DONDE CONSEGUIRAN PLATA PARA COMPRARLA?
ROBARAN Y ASESINARAN ENVUELTOS EN UNA NUBE DE PACO?
SANTA FE ES INSEGURA Y EL CACELORAZO SE HARA POR LO TANTO, FRENTE A LA JEFATURA PROVINCIAL DE LA POLICIA?
O LOS DELINCUENTES ENTRAN POR UNA PUERTA Y SALEN POR LA OTRA POR CULPA DE CFK?
INSEGURIDAD EN TU NOMBRE.....
GB
Por Ricardo Ragendorfer
rragendorfer@miradasalsur.com
Paso al costado. Hugo Tognoli se mostró desencajado por las acusaciones. Prometió entregarse.
Los negocios secretos del jefe policial de Santa Fe sumieron a esa fuerza en una incertidumbre institucional sin precedentes.
Durante la primera madrugada de 2012, más de cincuenta tiros sacudieron al barrio rosarino de Villa Moreno. En la canchita de la Asociación Oroño, tres cuerpos yacían sobre charcos de sangre. Jeremías Trasante, Claudio Suárez y Adrián Rodríguez militaban en el Frente Popular Darío Santillán (FPDS). Pero no fueron asesinados por ello sino por error.
Con tal certeza se topó de modo tardío el tipo con chaleco antibala y ametralladora FMK3 que huyó de allí junto a otros cuatro sicarios. Era Sergio El Quemado Rodríguez, un alto dignatario de la hinchada de Newell’s que controlaba en ese arrabal la venta de droga. En realidad, sus balas eran para los soldados de su archienemigo, Ezequiel El Negro Villalba, al que buscaba con fines de venganza.
Dos sábados después, El Quemado fue detenido en la localidad entrerriana de Santa Elena. Entonces, el aún flamante jefe de la Policía de Santa Fe, comisario general Hugo Tognoli, se prestó a la requisitoria periodística. "Acá hay una guerra mafiosa", fueron sus exactas palabras. Desde entonces, dicho conflicto bélico se cobraría otros 24 cadáveres. Y también el destino del propio Tognoli, quien –al cierre de esta edición– es el prófugo más buscado del país. Una causa judicial –investigada por la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA)– lo señala como el máximo responsable de una red de protección al narcotráfico.
Noticias de ayer. El gobernador socialista de la provincia, Antonio Bonfatti, tomó conocimiento del asunto en la mañana del viernes a través del diario Página/12. Al rato, su ministro de Seguridad, Raúl Lamberto, convocó en su despacho a Tognoli. Y le sugirió dar un paso al costado “en resguardo de su persona y de la institución”. El comisario lucía desencajado, y su respuesta fue: “Ya escribí la renuncia”. El resto, un frío apretón de manos, antes de retirarse con rumbo desconocido.
Lo cierto es que la investigación sobre sus actividades secretas era lapidaria. Por ejemplo, consignaba que policías que reportaban directamente a él se dedicaban a la custodia de una cadena de kioscos de cocaína. Eran unos cubículos de chapa atendidos por menores, quienes permanecían encerrados allí en turnos de 24 horas. Había policías que incluso eran los que traían la droga para reponer cuando se acababa. Además, en una causa de trata de mujeres, el dueño de un prostíbulo se comunicó con un comisario mayor para preguntar con quién debía arreglar la venta de cocaína en su local. La respuesta, por mensaje de texto, decía “directo con Tognoli; 30.000 pesos mensuales”. Un personaje excluyente en esta trama es Carlos El Vasco Ascaini, ya que el garante de su impunidad era justamente Tognoli.
Cuando la PSA lo puso bajo la lupa, un policía le avisó que autos desconocidos lo estaban merodeando. La PSA allanaría su casa. Pero el único rastro que se encontró del Vasco fue un mate todavía caliente. Minutos antes, su dueño había puesto los pies en polvorosa. Alguien le avisó.
Después se verificó que Tognoli había entrado con su clave personal al archivo del Registro de la Propiedad del Automotor para identificar los vehículos de la PSA que cercaban a Ascaini.
En una entrevista telefónica concedida ya en la clandestinidad al diario rosarino La Capital, Tognoli argumentó que ese rastreo no fue hecho por él sino que corrió “por cuenta de un subalterno”.
Quizás, al rato, el uniformado caído en desgracia haya visto por televisión la jura de su reemplazante, el comisario Cristián Sola.
Éste había sido hasta entonces el subjefe de la fuerza y también su más acérrimo rival. De hecho, la convivencia de ambos estaba cifrada en un vidrioso equilibrio: Sola tenía el manejo de Drogas Peligrosas, de las Tropas de Operaciones Especiales (TOE) y de la División de Trata de Personas en el sur de Santa Fe, mientras Tognoli poseía el control de la estructura policial asentada en el norte de la provincia. Aquella división territorial fue motivo de una feroz interna entre el Comando Radioeléctrico y Drogas Peligrosas.
De semejante desinteligencia fue víctima el narco Ignacio Actis Caporale, más conocido como Ojito. Este muchacho de 24 años distribuye polvillo blanco en algunos barrios del sur de Rosario con una flota de diez vehículos de su propiedad. En uno de éstos, un Audi, fue interceptado a comienzos de año por dos móviles del Comando Radioeléctrico. Tras un intenso tiroteo, Ojito logró fugar. No así, dos cómplices suyos, quienes terminaron en la comisaría 18ª. Una insólita negociación se produjo allí. Ojito quiso recuperar el Audi. Con ese propósito, acordó fraguar con los jefes de esa seccional un procedimiento según el cual los tres narcos aparecían como víctimas de un secuestro, del cual –siempre según la letra de aquella versión– fueron liberados por los policías. En las escuchas, Ojito habla de cambiar las patentes del Audi para falsear así una venta.
En abril, altos oficiales del Comando Radioeléctrico se enteraron de la existencia de La Cueva, un departamento que Actis tenía en Rosario. Allí guardaba abultadas sumas de dinero y una cantidad no menor de cocaína. Sin embargo, la información no derivó en un allanamiento sino en un asalto. Las escuchas demuestran que los policías desvalijaron el lugar.
Al respecto, Actis tuvo una muy dolorosa certeza: el entregador del mencionado mejicaneo había sido uno de sus colaboradores más cercanos; nada menos que Leandro (a) El Pelado.
Un móvil policial –del sector afín a Tognoli– capturó a Leandro al día siguiente del asalto. Lo subieron al baúl y lo llevaron a un galpón, en donde los secuaces de Ojito se hicieron cargo del traidor. Una escucha documenta ciertos detalles de su vía crucis:
–Yo estoy acá en zona norte, en un galpón, con el Pelado –informa Ojito a un conocido
–¿En serio?
–Sí, tengo toda la remera llena de sangre mal, boludo.
–¿Le pegaron mal?
–Sí, le pegamos mal, le pegamos mal.
–Está bien. Me parece fantástico.
–Ahora nos vamos a tomar un champancito y después lo vamos a ir a tirar al río.
En realidad, Actis fue benévolo: obligó al Pelado a que le pidiera perdón. Mientras esto sucedía, la banda fue hasta el domicilio del padre del Pelado y le exigió 500 mil pesos. Los investigadores suponen que la banda policial que robó en La Cueva tenía que poner el dinero del rescate y por eso pidieron semejante cantidad. Finalmente el padre negoció la entrega de un auto y así liberaron al Pelado. Ojito sigue prófugo hasta hoy.
En cambio, la suerte de Tognoli ya está echada.
Sobre él perdurará a través del tiempo el recuerdo de su estilo y la forma personalizada con la que intervenía en sus propios negocios. A diferencia, por caso, del perfil gerencial que exhibía el inolvidable jefe de la Bonaerense, Pedro Klodczyk, el tesón de Tognoli se asemejaba más bien al de un almacenero.
En su descargo, el comisario prófugo dijo: “Pueden investigarme sin problemas. Mi esposa es hija única y vivimos en la casa de mi suegra. No tengo auto y uno de mis hijos tiene un Citroën usado que se compró con dinero que le regalaron sus abuelas. No tengo otros bienes y eso lo puedo demostrar”.
Ese fue su último mensaje.
Sus allegados aseguran que Tognoli está a punto de entregarse. Pero por ahora su paradero es un enigma.
21/10/12 Miradas al Sur
PD: SI LA POLICIA DIRIGE APARENTEMENTE EL NARCOTRAFICO, Y LOS PIBES DE BARRIOS HUMILDES SE ENDEUDAN A CAUSA DE LA DROGA QUE CONSUMEN: DONDE CONSEGUIRAN PLATA PARA COMPRARLA?
ROBARAN Y ASESINARAN ENVUELTOS EN UNA NUBE DE PACO?
SANTA FE ES INSEGURA Y EL CACELORAZO SE HARA POR LO TANTO, FRENTE A LA JEFATURA PROVINCIAL DE LA POLICIA?
O LOS DELINCUENTES ENTRAN POR UNA PUERTA Y SALEN POR LA OTRA POR CULPA DE CFK?
INSEGURIDAD EN TU NOMBRE.....
GB
SARMIENTO Y LA GUERRA DEL PARAGUAY.
SARMIENTO Y LA GUERRA DEL PARAGUAY
“Para gobernar a la República Argentina vencida, sometida, enemiga, la alianza del Brasil era una parte esencial de la organización Mitre-Sarmiento; para dar a esa alianza de gobierno interior un pretexto internacional, la guerra al Estado Oriental y al Paraguay, viene a ser una necesidad de política interior; para justificar una guerra al mejor gobierno que haya tenido el Paraguay, era necesario encontrar abominables y monstruosos esos dos gobiernos; y López y Berro han sido víctimas de la lógica del crimen de sus adversarios”. (Juan Bautista Alberdi)
"En nombre de la libertad y con pretensiones de servirla, nuestros liberales, Mitre, Sarmiento y Cía., han establecido un despotismo turco en la historia, en la política abstracta, en la leyenda, en la biografía de los argentinos. Sobre la revolución de Mayo, sobre la guerra de la independencia, sobre sus batallas, sobre sus guerras ellos tienen un Alcorán, que es de ley aceptar, creer, profesar, so pena de excomunión por el crimen de barbarie y caudillaje”" (Juan Bautista Alberdi. Escritos póstumos. Ensayos sobre la sociedad, los hombres y las cosas de Sudamérica. Buenos Aires. 1899)
Durante todo el período mitrista, desde mucho antes de al guerra del Paraguay, Buenos Aires fue una fuente de intrigas, injurias y falsedades contra Francisco Solano López, contra Paraguay y contra su pueblo.
Al asumir Sarmiento a la presidencia en octubre de 1868, la opinión pública pensó que se terminaría esa campaña de intrigas y falsedades; inclusive se pensó en la paz con López y la terminación de la alianza con Brasil, totalmente antipática para la mayoría del pueblo argentino, sobre todo en el interior.
Sarmiento defraudó totalmente esa esperanza, y anunció que continuaría la guerra y la alianza que calificó de “necesaria, legítima y honorable”.
No solamente fogoneó desde la prensa para que se haga la guerra al Paraguay : en marzo de 1869 llega a Buenos Aires la noticia de la muerte del Mariscal Francisco Solano López en Cerro Corá. Sarmiento mandó una banda de música a tocar serenatas ante la puerta de Mitre, y el mismo día le escribía a Mrs. Mann: “No crea que soy cruel. Es providencial que un tirano haya hecho morir a ese pueblo guaraní. Era preciso purgar la tierra de toda esa excrescencia humana” (JMR. La guerra del Paraguay.p.323)
El 1° de abril de 1869 le escribe a Mrs. Mann diciendo que soñaba formar “con emigrados de California una colonia en el Chaco que puede ser el origen de un territorio, y un día de un territorio yanqui” (JMR. La guerra del Paraguay.p.319)
En carta del 12 de octubre de 1869, a Manuel R. García le dice: “La guerra no está concluida, aunque aquel bruto (Solano López) tiene todavía veinte piezas de artillería y dos mil perros que habrán de morir bajo las patas de nuestros caballos. Ni a la compasión mueve ese pueblo, rebaño de lobos” (A.Bray, Solano López.p.269 – JMR. La guerra del Paraguay.p.300)
No conforme, el padre del aula y la civilización dirá en correspondencia posterior: “López sigue de derrota en derrota por los bosques, con mil o dos mil animales que le siguen y mueren de miedo” (L.A. Herrera: El drama del 65.p.86) “¿Cómo acabar con un idiota, borracho y feroz (López), que tiene aún algunas víctimas que inmolar” (30-12-1869) (JMR. La guerra del Paraguay.p.301)
Entre esa “manada de lobos” irá a pasar sus últimos días y a morir Sarmiento. Ese pueblo heroico y lleno de grandeza, hizo a su detractor el homenaje de poner su nombre a una calle de Asunción. (JMR. La guerra del Paraguay.p.301)
Sarmiento no solo no sentía antipatía por Brasil y la alianza, sino que incluso aprobaba su política desde mucho antes; estando en Chile justificaba el régimen esclavista: “El Brasil, por una necesidad tradicional en su sistema de agricultura, usa del medio horrible, pero necesario allí, de la esclavatura” (Sarmiento. La política de Rosas. Periódico el Progreso. Santiago de Chile, 5 de octubre de 1844)
Con tal de hablar mal de Rosas, el increíble “gran sanjuanino” justificaba hasta la esclavitud.
El vendedor de libros
"En nombre de la libertad y con pretensiones de servirla, nuestros liberales, Mitre, Sarmiento y Cía., han establecido un despotismo turco en la historia, en la política abstracta, en la leyenda, en la biografía de los argentinos. Sobre la revolución de Mayo, sobre la guerra de la independencia, sobre sus batallas, sobre sus guerras ellos tienen un Alcorán, que es de ley aceptar, creer, profesar, so pena de excomunión por el crimen de barbarie y caudillaje”" (Juan Bautista Alberdi. Escritos póstumos. Ensayos sobre la sociedad, los hombres y las cosas de Sudamérica. Buenos Aires. 1899)
Durante todo el período mitrista, desde mucho antes de al guerra del Paraguay, Buenos Aires fue una fuente de intrigas, injurias y falsedades contra Francisco Solano López, contra Paraguay y contra su pueblo.
Al asumir Sarmiento a la presidencia en octubre de 1868, la opinión pública pensó que se terminaría esa campaña de intrigas y falsedades; inclusive se pensó en la paz con López y la terminación de la alianza con Brasil, totalmente antipática para la mayoría del pueblo argentino, sobre todo en el interior.
Sarmiento defraudó totalmente esa esperanza, y anunció que continuaría la guerra y la alianza que calificó de “necesaria, legítima y honorable”.
No solamente fogoneó desde la prensa para que se haga la guerra al Paraguay : en marzo de 1869 llega a Buenos Aires la noticia de la muerte del Mariscal Francisco Solano López en Cerro Corá. Sarmiento mandó una banda de música a tocar serenatas ante la puerta de Mitre, y el mismo día le escribía a Mrs. Mann: “No crea que soy cruel. Es providencial que un tirano haya hecho morir a ese pueblo guaraní. Era preciso purgar la tierra de toda esa excrescencia humana” (JMR. La guerra del Paraguay.p.323)
El 1° de abril de 1869 le escribe a Mrs. Mann diciendo que soñaba formar “con emigrados de California una colonia en el Chaco que puede ser el origen de un territorio, y un día de un territorio yanqui” (JMR. La guerra del Paraguay.p.319)
En carta del 12 de octubre de 1869, a Manuel R. García le dice: “La guerra no está concluida, aunque aquel bruto (Solano López) tiene todavía veinte piezas de artillería y dos mil perros que habrán de morir bajo las patas de nuestros caballos. Ni a la compasión mueve ese pueblo, rebaño de lobos” (A.Bray, Solano López.p.269 – JMR. La guerra del Paraguay.p.300)
No conforme, el padre del aula y la civilización dirá en correspondencia posterior: “López sigue de derrota en derrota por los bosques, con mil o dos mil animales que le siguen y mueren de miedo” (L.A. Herrera: El drama del 65.p.86) “¿Cómo acabar con un idiota, borracho y feroz (López), que tiene aún algunas víctimas que inmolar” (30-12-1869) (JMR. La guerra del Paraguay.p.301)
Entre esa “manada de lobos” irá a pasar sus últimos días y a morir Sarmiento. Ese pueblo heroico y lleno de grandeza, hizo a su detractor el homenaje de poner su nombre a una calle de Asunción. (JMR. La guerra del Paraguay.p.301)
Sarmiento no solo no sentía antipatía por Brasil y la alianza, sino que incluso aprobaba su política desde mucho antes; estando en Chile justificaba el régimen esclavista: “El Brasil, por una necesidad tradicional en su sistema de agricultura, usa del medio horrible, pero necesario allí, de la esclavatura” (Sarmiento. La política de Rosas. Periódico el Progreso. Santiago de Chile, 5 de octubre de 1844)
Con tal de hablar mal de Rosas, el increíble “gran sanjuanino” justificaba hasta la esclavitud.
El vendedor de libros
Libro recomendado
Prof GB
LA GAZETA FEDERAL .COM
Pero Sarmiento tenía un buen justificativo para odiar a Solano López. Sarmiento había tratado de “civilizar” a López y a su pueblo vendiéndole sus producciones pedagógicas por intermedio de la editora Julio Belín y Cía. que había fundado en Santiago de Chile. En tal sentido le escribió en 1851 al encargado de negocios del Paraguay en Montevideo, sin que se atendiera “como correspondía” a su ofrecimiento de obras didácticas. (Carta autógrafa de Sarmiento. Montevideo, 10 de diciembre de 1851. Original en la Biblioteca Nacional de Río de Janeiro, colección Río Branco. I-50, 27, 25)
Lo que no había logrado con la “pedagogía de los libros”, ahora lo impondría con “la pedagogía de la espada”
Cuando las tropas regresaban de la Guerra del Paraguay en diciembre de 1969, lanzó una proclama en la que renovaba la vetusta artillería dialéctica mitrista con frases como “la desacordada ambición de un frenético”… “de la cadena que quería detener el progreso humano en las bocas del río Paraguay” y de “los campos sembrados por la mano del absolutismo y cultivados por al ignorancia”. Se refirió a las tropas que regresaban como “los briosos batallones que volaron a servir de antemural con sus pechos para contener la oleada de barbarie con que un tirano horrible intentara sepultarnos”, agregando que en los combates de la guerra “se habían medido dos civilizaciones distintas: el despotismo antiguo y la libertad moderna” (Sarmiento. Discursos populares. Jackson. Buenos Aires. pp 129-36)
¡ Y todo por no haber comprado las obras del padre del aula !
La "civilización" del Paraguay.
Lo que no había logrado con la “pedagogía de los libros”, ahora lo impondría con “la pedagogía de la espada”
Cuando las tropas regresaban de la Guerra del Paraguay en diciembre de 1969, lanzó una proclama en la que renovaba la vetusta artillería dialéctica mitrista con frases como “la desacordada ambición de un frenético”… “de la cadena que quería detener el progreso humano en las bocas del río Paraguay” y de “los campos sembrados por la mano del absolutismo y cultivados por al ignorancia”. Se refirió a las tropas que regresaban como “los briosos batallones que volaron a servir de antemural con sus pechos para contener la oleada de barbarie con que un tirano horrible intentara sepultarnos”, agregando que en los combates de la guerra “se habían medido dos civilizaciones distintas: el despotismo antiguo y la libertad moderna” (Sarmiento. Discursos populares. Jackson. Buenos Aires. pp 129-36)
¡ Y todo por no haber comprado las obras del padre del aula !
La "civilización" del Paraguay.
Para imponer su “civilización” al Paraguay, Sarmiento no solo contribuyó al vergonzoso genocidio del pueblo paraguayo, sino que aún lo festejó tiempo después, terminada la guerra:
“Estamos por dudar de que exista el Paraguay. Descendientes de razas guaraníes, indios salvajes yesclavos que obran por instinto o falta de razón. En ellos, se perpetúa la barbarie primitiva y colonial... Son unos perros ignorantes... Al frenético, idiota, bruto y feroz borracho Solano López lo acompañan miles de animales que obedecen y mueren de miedo. Es providencial que un tirano haya hecho morir a todo ese pueblo guaraní. Era necesario purgar la tierra de toda esa excrescencia humana, raza perdida de cuyo contagio hay que librarse”. (Sarmiento en carta a Mitre. 1872. Artículo de "El Nacional", 12.12.1877)
Después tuvo la caradurez de ir a vivir a Paraguay, donde murió. Pidió ser enterrado envuelto en las banderas argentina, chilena, uruguaya y paraguaya. No tenía vergüenza. Deberían haberlo enterrado envuelto en su uniforme de militar francés con que se vistió cuando acompañó a Urquiza como boletinero del ejército, donde “no lo tocó ni el polvo de la batalla”. Los grados de militar se los regalaron; el coronel Lino Almandós en 1862, al brindar en un banquete en Mendoza dijo que “Las presillas que ostentan mis hombros son ganadas en los campos de batalla” y agregó en presencia del propio “boletinero del ejército grande” “Las que cuenta el señor Sarmiento, son regaladas por el señor general Urquiza, patentadas por el gobernador Obligado, y concedidas, señores, por favor del señor brigadier Mitre. He dicho”
“Estamos por dudar de que exista el Paraguay. Descendientes de razas guaraníes, indios salvajes yesclavos que obran por instinto o falta de razón. En ellos, se perpetúa la barbarie primitiva y colonial... Son unos perros ignorantes... Al frenético, idiota, bruto y feroz borracho Solano López lo acompañan miles de animales que obedecen y mueren de miedo. Es providencial que un tirano haya hecho morir a todo ese pueblo guaraní. Era necesario purgar la tierra de toda esa excrescencia humana, raza perdida de cuyo contagio hay que librarse”. (Sarmiento en carta a Mitre. 1872. Artículo de "El Nacional", 12.12.1877)
Después tuvo la caradurez de ir a vivir a Paraguay, donde murió. Pidió ser enterrado envuelto en las banderas argentina, chilena, uruguaya y paraguaya. No tenía vergüenza. Deberían haberlo enterrado envuelto en su uniforme de militar francés con que se vistió cuando acompañó a Urquiza como boletinero del ejército, donde “no lo tocó ni el polvo de la batalla”. Los grados de militar se los regalaron; el coronel Lino Almandós en 1862, al brindar en un banquete en Mendoza dijo que “Las presillas que ostentan mis hombros son ganadas en los campos de batalla” y agregó en presencia del propio “boletinero del ejército grande” “Las que cuenta el señor Sarmiento, son regaladas por el señor general Urquiza, patentadas por el gobernador Obligado, y concedidas, señores, por favor del señor brigadier Mitre. He dicho”
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