martes, 19 de junio de 2012

PARA SEGUIR PENSANDO


Edición Nro 156 - Junio de 2012

Editorial

Elogio de la gestión

Por José Natanson

Tras las importantes políticas adoptadas por el gobierno en el último tiempo, emergen problemas desatendidos como el transporte o la vivienda, que entrañan soluciones menos épicas pero más sofisticadas.

o hemos escuchado hasta el cansancio: en los 90 la administración reemplazó a la política y sus responsables, los tecnócratas, ascendieron a la cúspide del Estado. Con ello, la gestión quedó instalada como el modo ideal para el manejo de los asuntos públicos y los pocos intentos de cambio social en clave progresista que se ensayaron naufragaron en un mar de individualismo y apatía. Y aunque por supuesto es cierto que la década puede ser juzgada negativamente casi desde cualquier punto de vista, habrá que admitir primero que la política no partió a un exilio del que volvió fresca y renovada tras la crisis del 2001 sino que siempre estuvo allí, bien presente, pues una transformación de la magnitud y profundidad de la emprendida en aquellos años nunca hubiera podido concretarse solo con las herramientas básicas de la tecnocracia. Que el sentido de la transformación nos desagrade es otra cosa.
Aclarar este punto es esencial para una segunda afirmación antipática: el neoliberalismo no fue una imposición del FMI ni un dictamen de Washington sino el programa –primero opaco y luego bien explícito– de un líder, Carlos Menem, que ganó cuatro elecciones legislativas, una constituyente y dos presidenciales. Como en el resto de los países de América Latina salvo Chile, el neoliberalismo se tramitó de manera perfectamente democrática. Fue, en sentido estricto, un movimiento popular.
Desde un comienzo, el kirchnerismo orientó su afán reparador a sanar las heridas heredadas de lo que definió como los dos momentos más graves del ciclo anti-popular de la historia argentina reciente: la dictadura y el menemismo. Al hacerlo, y quizás sin proponérselo, ubicó en un plano de igualdad a dos períodos que, si desde el punto de vista económico exhiben evidentes continuidades, desde el punto de vista institucional no deberían confundirse. Separar peras de manzanas es un ejercicio de revisión histórica que la sociedad argentina aún se debe, aunque hacerlo implique pararse ante el incómodo espejo de nuestras propias deformidades y aunque, como sucede con aquellos que se resisten al psicoanálisis, la negación parezca a veces el camino más fácil. Pero después se paga.
La discusión viene a cuento de la antítesis gestión/política. También lo hemos escuchado mil veces: el kirchnerismo recuperó la política y le devolvió su lugar en la vida pública. Con decisiones como el juicio a la Corte Suprema, la nacionalización de las AFJP, los derechos humanos y otros tantos etcéteras, el gobierno habría ubicado a su impetuosa voluntad transformadora por sobre la simple lógica de la administración. Y si bien es verdad que en sus nueve años en el poder el kirchnerismo se las ha arreglado para cambiar muchas cosas, no menos cierto es que ninguna de estas transformaciones hubiera sido posible sin una vocación por la gestión. Además de un movimiento de cambio, el kirchnerismo fue un constructor de órdenes (en el peronismo, en la economía, en Sudamérica). Esta persistente dualidad, esta vacilación entre la gestión y la gesta, es la que le da al kirchnerismo ese aspecto a veces un poco indescifrable, desconcertante, como si fuera difícil describirlo, captarlo en toda su complejidad, que tanto irrita a los opositores.

Dos problemas 

Mi impresión es que el costado gestionario del ciclo kirchnerista está siendo descuidado. Desde su llegada a la Presidencia, Cristina ha sabido garantizar la gobernabilidad política y sostener el crecimiento económico y, al mismo tiempo, consolidar la agenda de cambio con decisiones como la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central, la nacionalización de YPF o el impulso a las reformas de los Códigos Civil y Penal. Al hacerlo, ratifica el espíritu de un ciclo que parece obligado a responder a los estímulos externos siempre en clave de transformación progresista, como si estuviera condenado a girar estructuralmente a la izquierda.
Pero a la par de estos avances se percibe una desatención a ciertos temas que no implican grandes batallas políticas ni disputas abiertas con adversarios poderosos, como las corporaciones mediáticas y económicas, sino nudos de problemas que entrañan soluciones menos épicas pero más sofisticadas, soluciones integradas que son a la vez nacionales y locales, de política y de gestión y que, como sugiere James Bond cuando describe el modo ideal de tratar a sus increíblemente bellas mujeres, exigen una combinación inteligente de firmeza y dulzura.
Los dos problemas más notables son los dramas cotidianos del transporte y la vivienda, que permanecen lejos de los focos del periodismo y de las preocupaciones del gobierno hasta que estallan dramáticamente, como si fuera necesario que sucedieran tragedias como la del Parque Indoamericano o la estación de Once para llamar la atención de la sociedad. Se trata, en ambos casos, de problemas propios de las megalópolis de los países de la periferia capitalista que, como el nuestro, experimentaron acelerados y desordenados procesos de urbanización; problemas que refuerzan la larga cadena de desigualdades que condena a los sectores más vulnerables y en los cuales no sólo se ha avanzado poco en los últimos años, sino que incluso se ha retrocedido: como una de las tantas “paradojas del crecimiento”, la expansión económica elevó los precios de los terrenos y la reducción del desempleo agregó presión al sistema de transporte.
Insistamos: se trata de cuestiones complicadísimas. Todos los días, por ejemplo, ingresan a la Capital Federal unos 2 millones de personas provenientes del conurbano, que utilizan un “sistema” que funciona integradamente –es decir, como un verdadero sistema– solo en algunos corredores (en particular el Norte) y cuya falta de regulación genera complicaciones adicionales: según algunas estimaciones, la cantidad de combis se duplicó en los últimos dos años (de 3 mil a 6 mil); la mayoría de ellas realiza trayectos paralelos a los de los trenes, aunque con una tarifa más cara (entre 5 y 10 pesos el viaje) y sin habilitación (solo un tercio realiza los controles en la Comisión Nacional de Regulación de Transporte) (1). No hace falta ser muy imaginativo para intuir los riesgos que esto entraña.
Y así como el problema es complejo, las posibles soluciones también lo son, y en este sentido parece necesario advertir sobre los riesgos de ciertos eslóganes en apariencia simpáticos pero que pueden llevar a políticas equivocadas. Un ejemplo: la posibilidad de que la disputa entre el gobierno nacional y el porteño derive en la consolidación de un sub-sistema de transporte exclusivamente capitalino, eficiente pero caro, que deje afuera, por una cuestión de tarifas o conectividad, a los castigados habitantes del conurbano, tal como comenzó a suceder desde el aumento de la tarifa del subte. En otras palabras, una separación funcional que genere réditos desde el punto de vista del reclamo de autonomía porteña pero que afecte la construcción de soluciones más amplias, que necesariamente deben ser metropolitanas.
En cuanto a la vivienda, se calcula que solo en el Gran Buenos Aires hay 864 villas o asentamientos, en los que viven un millón de personas (2). El problema mezcla cuestiones como el aumento en el valor del suelo (el precio en la región metropolitana se multiplicó por 2,7 desde 2004), el manejo especulativo que ha derivado en dos millones y medio de viviendas deshabitadas en todo el país (3) y los límites impuestos por el mercado (los countries y barrios cerrados que integran el “cuarto cordón” del conurbano y anulan las posibilidades de expansión geográfica de los ejidos urbanos).
Como en el transporte, aquí también hay que desconfiar de las soluciones fáciles. O antiguas, como la construcción de viviendas sociales alejadas de los flujos económicos urbanos o inadecuadas para los nuevos formatos flexibles de familia. Y también, claro, considerar los intereses afectados: el año pasado, el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires elaboró un proyecto para que los countries y barrios cerrados de más de 5 mil metros cuadrados cedieran un 10 por ciento de sus terrenos, o el equivalente en pesos, a los municipios, que los destinarían a vivienda social, en base al razonable argumento de que lo que valoriza estos emprendimientos es la infraestructura y los servicios aportados por el sector público, y que por lo tanto es natural que el Estado recupere parte de ese plusvalor. Por diferentes presiones, el proyecto fue descartado.

Gestión

Retomo entonces el hilo del argumento. Cristina gestiona sin la obsesividad que exhibía Kirchner y, al mismo tiempo, con una inclinación más marcada por las ideas. Con esto no quiero decir que Kirchner fuera puro pragmatismo, pues desde el comienzo de su mandato supo inscribir sus medidas en lo que oscuramente intuyó como un horizonte político y que ahora se ha puesto de moda definir como “relato”.
Pero había en él un manejo del poder en su sentido más puro, es decir del poder como acumulación de peso institucional, armado de alianzas y construcción territorial, lo que lo llevaba a un contacto más cercano y empático con las necesidades de las personas. Cristina, dotada de una sensibilidad intelectual más desarrollada, un interés marcado por la historia y una conciencia clara del valor de lo simbólico, parece más dispuesta a apostar a las ideas en abstracto: la última de ellas es la del trasvasamiento generacional. Y si por un lado esta concepción del poder permite abrir nuevos temas, iluminar problemas y generar transformaciones profundas, por otro puede llevar a descuidar cuestiones terrenales pero que afectan de manera directa y cotidiana la vida de millones de personas. Para evitarlo es necesario recuperar la idea de la importancia de la eficiencia en la gestión, que no debería ser cedida en exclusiva al sector privado.



1. Clarín, 25-9-11.
2. Datos de la ONG “Un techo para mi país”.
3. Suplemento “Cash”, Página/12, Buenos Aires, 16-10-11.




© Le Monde diplomatique, edición Cono Sur

PARA IR PENSANDO

http://www.revolucion-tinta-limon.blogspot.com.ar/
http://www.niapalos.org/?p=7502

Red solidaria

1. Cristina es hegeliana, me dice Alejandro Sehtman en un Havanna de Córdoba al 900 el día que Cristina dijo que pasaba a pesos sus dólares mientras la amenaza de la segunda nevada del siglo 21 sobre esta ciudad se disipaba. Un kirchnerismo que te ocupa todo, música y redes, televisión. La vuelta de la política de la totalización. No habría, en principio, otro proyecto político capaz de atrapar tantas esferas de la vida, sobre todo para vidas urbanas a banda ancha. En cualquier país “normal” el microclima gobierna al clima. 2. Las cacerolas de estos días, más allá del dólar, parecen el Frankestein de haber dejado la “batalla cultural” funcionando a pleno en tiempos de paz. Profecía autocumplida. Quizás en 2010, en las fiestas del Bicentenario, había que enterrar al 2008. 3. Cada día me siento más cerca de Juan Carr en el estilo: sé explicar perfectamente por qué son buenos estos años abstrayéndome de muchas cosas. Juan Carr persigue su sueño de hambre cero. Y cada tanto sorprende a sus entrevistadores con datos y estadísticas sobre el mapa del hambre. La euforia que transmite Juan Carr y su ejército de salvación (que por ejemplo todos los miércoles recorre la ciudad con termos de sopa) corre en paralelo y a la sombra de la mentalidad política media. Para algo sirve todo esto, aunque el deterioro de la estadísticas te deje un poco afuera de revelar una posible verdad social4. La pelea con Scioli o Moyano -de distinta naturaleza- tiene un efecto extra: daña el sistema de representación. Scioli o Moyano son menos que el kirchnerismo, pero en la Argentina faltan políticos. Faltan representantes. No alcanza para el orden social deseado con que la presidenta sola represente. Los representados de este triángulo (Cristina, Scioli, Moyano) se superponen y no hay figuras de recambio mejores para ninguno de los rubros. No son proporcionales, y en tal caso por momentos se relacionan como muñecas rusas. Hay que seguir con esta consigna: faltan políticos. No se puede dejar sola a la presidenta en el ejercicio de representar. Como si la política para reconstruirse de todas las fuerzas destituyentes y antipolíticas hubiera también absorbido esa fuerza y ahora la empleara contra sí misma. Como si la política ahora también fuera antipolítica. No porque sus “batallas” no valgan la pena sino porque puede por momentos actuar como actúa una verdadera fuerza antipolítica: indiscriminadamente. 5. Hay una ley no escrita de los operadores políticos: hacen cosas que sus jefes no saben, cosas que hasta enojarían a sus jefes, pero que son para absoluta conveniencia de sus jefes. Uno de los estilos del kirchnerismo -no el único, por suerte- muchas veces tiene algo de “rompo todos los puentes y lazos que la jefa rompa”. Estilo como mandato. Forma como mensaje. Si Cristina reta en público -con razón- a un funcionario, podría cada pequeño Napoleón de la administración creerse con derecho a humillar. Son de los mandatos también no escritos que articulan un temperamento y una cultura política y nada dice que debería ser así a todas las escalas. Todo político en público educa con sus gestos, y Cristina lo sabe, lo hace, con estilo fuerte. Elisa Carró abusaba de un criterio para medir la calidad humana de un político: el modo en que trata al mozo que le sirve el café. 6. El PRO y las cacerolas de Santa Fe y Callao con toda su previsible molestia tampoco son sólo un stand up cheto, como el de Cualca. Son también, y en tal caso, síntomas de que la sábana de la representación no cubre todo. Sí, admitamos la condición humana: la gente y su bolsillo. Pero el tonito o el tostado de los caceroleros parece contentar en una suerte de “estamos en el camino correcto si estos putean”, una especie de deseo del mal, de pequeño cuanto peor mejor. Cuidado con eso. No se desea la muerte aunque sea Mariano Grondona el que agoniza. No se desea que tales nietos sean apropiados. No se desea la lucha cacerolera de clases. Hay algo tanático en estos deseos que vuelve. No éramos tantos en el 2008. Ni siquiera estaba Diego Gvirtz “de este lado”. Ojo con los deseos de que se repita lo que “nos perdimos una vez”. “No se la querían perder”, dijo una vez Marcos Novaro en un reportaje sobre intelectuales k. Era el 2010 y Novaro apuntaba a la debilidad del corazón de intelectuales que se hacían peronistas a los pedos. ¿Te perdiste Ezeiza? ¿Te perdiste el “luche y vuelve”? ¿Te perdiste la 125? Acá tenés tu primavera.


POR MARTIN RODRIGUEZ
GB

20 de Junio de 1812-2012.



Manuel Belgrano y la educación

Por Alberto Sileoni *
En el imaginario colectivo suele predominar la figura de Sarmiento como el gran padre de la educación argentina. Por supuesto que el sanjuanino hizo méritos suficientes como para quedar en la memoria afectiva de todos los argentinos, por su tarea profunda a favor de la educación popular.
 
Sin embargo, mucho antes de sus valiosos aportes, hubo compatriotas que hicieron oír sus voces, llamando a la construcción de un Estado educador que incluyera a todos y a todas. Uno de ellos fue sin duda –y con un lugar destacado– Manuel Belgrano.
Un nuevo aniversario de su muerte es, entonces, una buena oportunidad para recordar a ese argentino, que fue uno de los primeros políticos preocupados por la educación en nuestro país. Un visionario cuyas afirmaciones, casi doscientos años después, conservan una iluminadora vigencia.
 
Desde las páginas del Correo de Comercio de Buenos Aires, ya en marzo de 1810, Belgrano advertía de la necesidad e importancia de crear escuelas primarias en las ciudades, villas y parroquias, con fondos públicos. Sostenía que en la campaña “residen los principales contribuyentes a aquellos ramos [de la educación] y a quienes de justicia se les debe una retribución tan necesaria”. Y, a su vez, pedía: “Obliguen los jueces a los padres a que manden a sus hijos a la escuela, por todos los medios que la prudencia es capaz de dictar, y si hubiere algunos que desconociendo tan sagrada obligación se resistieren a su cumplimiento, como verdaderos padres que son de la patria, tomen a su cargo los hijos de ella y pónganlos al cuidado de personas que los atiendan”. Reclamo que bien podría leerse como inspirador de la Asignación Universal por Hijo.
 
Efectivamente, los escritos de Belgrano en el Correo de Comercio –como sus Memorias de 1796– referidos a la educación lo ubican como uno de los impulsores de la escuela argentina, bastante tiempo antes de que otros realizaran sus aportes.
Nació en 1770 y fue el octavo hijo de los dieciséis que tuvieron sus padres, un italiano y una criolla hija de santiagueños. Desde 1794 hasta los sucesos de Mayo de 1810, ocupó el cargo de secretario perpetuo del Real Consulado de Industria y Comercio del Virreinato del Río de la Plata, un virtual ministro de Economía de estas tierras, lo que para un criollo era casi una proeza. Y desde ese lugar pensó en “escuelas gratuitas, adonde pueden los infelices mandar a sus hijos, sin tener que pagar cosa alguna por su instrucción; allí se les podrá inspirar amor al trabajo, pues en un pueblo donde reine la ociosidad (...) toma su lugar la miseria”.
 
Propuso que los niños aprendieran las primeras letras junto con matemática básica y el catecismo, para luego ser recibidos por los maestros de oficios en escuelas distribuidas en todos los barrios, sin distinción de clases. Escuelas gratuitas para todos, como herramienta para luchar contra la ociosidad y la miseria, expresión que hacemos nuestra muchos años después en el Ministerio de Educación de la Nación, trabajando para que todos los argentinos cumplan la educación obligatoria y de calidad, como condición necesaria para construir una democracia real.
 
Belgrano fue, además, un propulsor de la educación de las mujeres. Y más allá de que, a tono con la mirada de su época, prefería para las niñas las labores y otras tareas “femeninas”, lo singular de su pensamiento es que reparó en ellas como sujetos de derechos para sacarlas de la ignorancia y la postergación. También de avanzada fue su aliento a la creación de las escuelas de Comercio, Náutica y Dibujo, como el lugar otorgado a la escuela técnica, que imaginaba concentrada en cuestiones prácticas.
 
En 1813, cuando por sus victorias militares el Cabildo le donó 40 mil pesos, los destinó a la creación de cuatro escuelas en Tarija, Salta, Tucumán y Santiago del Estero, a la compra de útiles, becas y libros para los más pobres. Otros escritos suyos se refieren a la necesidad de relacionar educación y trabajo; y a pesar de haber sido un fisiócrata defensor del desarrollo agrícola, impulsó con el mismo fervor la producción y la industria.
 
Pero lo verdaderamente original de su pensamiento es que abrió el camino de la educación para los más desposeídos: los indios, los huérfanos y los pobres. Esa preocupación por incorporar a los que siempre habían estado olvidados, en cierto sentido, supone el comienzo de la educación de adultos en nuestras tierras. Así lo entendió, hace unos años, la recordada Dirección Nacional de Educación de Adultos, la querida Dinea, cuando consagró a Belgrano como patrono de esa modalidad educativa en nuestras tierras. Junto con sus desvelos por desarrollar la educación, hay otros rasgos de su pensamiento y su obra que son para destacar. Es bien conocido el hecho de que debe recurrir a un amigo para que se haga cargo de los gastos de su funeral, pagando los servicios del médico con su propio reloj. El general de la Nación, hombre de cuna afortunada, muere en medio de la estrechez económica. Esta es una de las virtudes más conmovedoras de muchos de nuestros padres fundadores, su sentido de la ética y del honor.
 
Por último, en Belgrano se destaca el sentido del deber; de estar donde manda la Patria. Como muchos porteños ilustrados, había estudiado gramática, filosofía y algo de teología. Tras ocho años en la Universidad de Salamanca, fue abogado, funcionario, economista, periodista; en suma, una formación intelectual cuyo destino era transitar por el mundo de las ideas. Y aunque jamás había vestido el uniforme militar, ni había recibido instrucción, cuando la Patria lo necesitó soldado decidió, sin dudarlo, presentarse en el frente de batalla.
 
Hoy más que nunca, en esta Argentina en la que recobramos desde 2003, con los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, las esperanzas y el sentido de caminar juntos, es una responsabilidad recuperar la herencia de hombres como Belgrano. Aquella tierra por la que peleó junto a sus paisanos llegó, con los años, a constituirse en una Nación soberana, gracias a que hombres como él pusieron a su servicio pensamiento y acción, bienes y fortuna, la vida misma.
 
* Ministro de Educación de la Nación
 
Prof GB

lunes, 18 de junio de 2012

PERON Y LOS TRABAJADORES


10 de junio de 1945.



El ideal de la masa trabajadora debe ser el gremialismo, porque él es la base de sus conquistas y la sustentación final de los ideales del trabajador.

    “El mundo, señores, vive momentos de reestructuración, de profunda evolución, que solamente los miopes o los simples pueden ignorar en estos momentos. La clase trabajadora ha pasado a tener una enorme responsabilidad en el Estado como nunca en otros tiempos ha tenido. Esa responsabilidad de la clase trabajadora debe llevarnos a una profunda meditación sobre la acción a desarrollar en el futuro. Si la clase trabajadora siguiese pensando que no le incumbe a ella reflexionar sobre los problemas del país, el  futuro de nuestra Patria volvería a lo que fue antes del 4 de junio. La clase trabajadora debe pensar que cada uno de sus hombres, el mas humilde, representa un piñón de ese enorme engranaje que esta constituido por todo el factor humano de nuestro país, así como cuando enana corona falla uno solo de sus engranajes, la maquina no marcha con la misma suavidad y potencia que cuando la corona esta integralmente sana.

     Cada trabajador debe tener conciencia de este hecho y reflexionar profundamente en que de su acción y de su propio pensamiento dependerá no solo de futuro sino el del país. Cuando todos los trabajadores piensen de esta manera nuestra Nación comenzará por primera vez a ser grande. Hasta ahora la despreocupación de los argentinos es lo que ha permitido el desarrollo de todos los males de que nosotros mismos nos quejamos. No olvidemos, pues, que todos tenemos un poco de responsabilidad por el hecho de que esas cosas hayan sucedido, y si deseamos liberarnos de esa responsabilidad del pasado, debemos pensar en accionar honrada y lealmente en le futuro para evitar que el panorama de disociación y de tristeza que todos anhelamos proscribir en el país no vuelva a presentarse en el futuro.” 

Prof GB

LOS DEMOCRATAS DE AYER II

"L a determinación puesta en el operativo denoinado Minsitro de Marina tuvo otra muestar en cierto recurso imaginado para lograra mayor efecto en el ataque aéreo. Uno de lso pilotos de caza, el teniente Guillermo Palacio, tuvo la idea de arrojar su tanque de combustible suplementario...Este se coloca sobre la parte inferior del fuselaje dela vión, cargado con casi 800 litros de kerosene, y podía actuar como una bomba de napalm, incendiaria.
Pero la idea no era producir un matanza (?) sino una preocupación (?) a retaguardia de los tiradores ( explicaba Palacio)

"Pensaba tirar el tanque sobre la Casa de Gobierno; el kerosene al ser arrojado a alta velocidad tenía que explotar al gasificarse con la caída. Hice el cálculo de pegar en el centro del edificio; pero no se trata de un bomba con perfil aerodinámico, sino que cayó dando vueltas cunado tiré de la palanca para soltarla. Sentí la pequeña sacudida al liberarse el aparato, y di vuelta para mirar: no había caído en la Casa sino en la playa de estacionamiento, y comenzaba a incendiarse un grupo de autos, con grandes llamaradas. 
El kerosene y los neumáticos levantaron una enorme nube negra. Hay que analizar cada cosa en al circunstancia en que se vive: eran muchos años de una tiranía inaguantable y yo tenía 22 años. FUE UNA DEMOSTRACIÓN DEL ODIO, DE LA REACCION DESATADA POR LAS MEDIDAS QUE AGOBIABAN AL PAIS."

  La Revolución del ' 55. Conspiración y Dictadura. Isidoro Ruiz Moreno.

Prof GB

domingo, 17 de junio de 2012

LOS DEMOCRATAS DE AYER

"Aprovechando que los granaderos disminuyeron momentáneamente su respuesta al ataque de los infantes, el guardiamarina Pozzi pudo ser conducido hasta el pequeño edificio de la estación del Automóvil Club. En esos momentos el teniente Spinelli distinguió que por la Avenida del bajo avanzaba hacia la Casa Rosada un grupo de hombres con una bandera y algunas armas gritando ¡La vida por Perón!, "Me choca su agresividad-rememoraba- y decido darles el gusto": inició el fuego con una ráfaga de su pistola ametralladora contra esa columna, siendo imitado por los subordinados que lo acompañaban, y produjo en ella varias bajas y su dispersión."

16 de junio de 1955, Dictadura y cosnpiración, Isidoro Ruiz Moreno.

GB

viernes, 15 de junio de 2012

PERON DICE


En la clausura de la Primera reunión Nacional de Municipios.
23 de marzo de 1945.

Patriotismo, renacimiento y justicia distributiva.

    “Este sentimiento de hermandad que fluye de toda la obra realizada, esta aproximación real y efectiva entre hombres de todas las latitudes de nuestro vasto territorio, esta compenetración de las angustias y problemas recíprocos, esta alegría por las mejoras logradas y apetecidas por los demás, fundadas en le gran amor a la patria común, construye para nosotros y para el porvenir una simiente que arraigara con raíces profundas y ase desarrollara con tallos vigorosos que no será fácil arrancar en el Futuro. A todos nosotros toca cuidar que no se malogre, y transpuesto el periodo critico de la posguerra, podremos esperar con tranquilidad las buenas cosechas que se sucederán hasta la lejanía de los tiempos.

    No exagero cuando afirmo que nos encontramos ante un verdadero renacimiento nacional. Todo debe germinar, florecer y fructificar.
Necesitamos un renacimiento total de nuestro modo de ser, y al tiempo que aprovechemos todo lo bueno que construye la nervadura del carácter de nuestro pueblo y de nuestra raza, debemos hacer un acto de fe en nosotros mismos y un acto de confianza en el futuro esplendor de nuestra Patria.
Fomentar las artes, las industrias, las bellas letras: impulsar los estudios filosóficos, jurídicos y las mas variadas ramas del saber; modernizar- estilizándola, perfilándola de lo superficial- toda nuestra legislación; incrementar por todos los medios las fuentes del saber humano, los institutos de investigación y de enseñanza…

     Debemos honrar los talentos, el trabajo y los artistas, reverenciar la magistratura y a las autoridades que se destacan por su saber, por su virtud por su patriotismo; debemos elevar a los cargos públicos a los hombres de merito, salidos del pueblo; debemos enseñara los magnates cuales son sus deberes de solidaridad social, porque la cuna dorada ha dejado de ser un titulo de monopolio para los honores, las influencias y la participación del poder.
   
    Debemos ser un ejemplo constante de amor propio.
Pero que nuestro patriotismo flote purísimo y encendido como un habito de bendición, patriotismo congénito, inadvertido, indefectible que actúe sobre nosotros y sobre nuestros ciudadanos y sobre todos los hombres del mundo con una comunicación emotiva que solo puede engendrar la sinceridad.
Llevar a vuestras ciudades, a vuestros pueblos, a vuestros lugares; llevad a las grandes asambleas, a la plaza pública o a la intimidad de nuestros amigos y de vuestro hogar el deseo fervoroso de que nuestra Patria viva días luminosos de su historia, forjados con le esfuerzo paciente y abnegado de todos sus hijos; llevad el deseo fervoroso de que ni ricos ni pobres pierdan la fe en el insobornable afán de justicia distributiva que nos anima y que permite, sin lesionar derechos legítimos, barrer para siempre la miseria y la desigualdad irritante; llevad el anhelo de que ni un solo habitante de este próvido país deje de prestar su concurso a la obra de renacimiento moral y material de la Nación, en la seguridad de que su esfuerzo será recibido y estimado en igual medida que la lealtad con que lo preste.” 

Prof GB