sábado, 19 de mayo de 2012

BLAQUIER (III)

Arédez vs. Blaquier, la batalla de Ledesma
Olga Márquez de Arédez se hizo conocida por marchar sola para que le devolvieran a su marido, Luis, secuestrado y desaparecido en una pequeña localidad jujeña. Se enfrentó a Ledesma, el gigante azucarero de Carlos Blaquier que rige el lugar, y poco antes de morir presentó un recurso de amparo colectivo por contaminación ambiental. La Justicia acaba de darle la razón a la empresa en un polémico fallo, que inicia otra etapa en la desigual lucha entre una Madre de Plaza de Mayo y una compañía de peso. Las acusaciones de sus hijos y allegados. Qué dicen desde la firma. El escenario, Libertador General San Martín, una ciudad llena de hollín y con olor a podrido las 24 horas.
A los 73 años y 16 días antes de morir, el 1º de marzo de 2005 Olga Márquez de Arédez presentó un recurso de amparo por contaminación ambiental contra el Ingenio Ledesma Sociedad Anónima Agrícola Industrial, la enorme empresa “dueña” de Libertador General San Martín, una pequeña ciudad de la provincia de Jujuy.
Olga es una emblemática Madre de Plaza de Mayo: su marido Luis, ex pediatra del sindicato e intendente local que en los 70 quiso cobrarle los impuestos a la firma, fue secuestrado durante la última dictadura por gendarmes a bordo de camionetas de la compañía y continúa desaparecido. Desde entonces, “la doctora Arédez” (era odontóloga) marchó sola por la plaza céntrica, pañuelo blanco en la cabeza, con el rostro de su esposo en un cartel (“tenemos que enterrar a nuestros muertos”, le había enseñado su madre, de chica[i]).
Esa mujer falleció el 17 de marzo del año pasado a causa de un carcinoma pulmonar originado, según sus médicos, por una bagazosis, la enfermedad respiratoria que produce el bagazo, el residuo de la caña de azúcar, que es la materia prima de la que se nutre este imperio del azúcar, el papel y sus derivados en la Argentina (ver aparte).
“Estando en cama, pidió a los abogados que viajen a Tucumán, donde vivió sus últimos días, y en 4 horas les explicó lo que ella quería”, recuerda María Adela Antokoletz, su amiga y compañera, que integra una comisión de seguimiento de la demanda, patrocinada por el Comité para la Defensa de la Salud, la Ética Profesional y los DDHH (CODESEDH).
De hecho, Norberto Liwski, presidente de esta ONG, es ahora el titular de la querella, porque menos de 24 horas después de la muerte de Márquez de Arédez, los defensores de Ledesma se presentaron para pedir el cierre de la causa. “Ella lo que quería era no morirse sin que se emplazara a Ledesma a que dejara de contaminar con el bagazo; no quería una reparación para sí, ni para sus hijos, quería que el pueblo resultara beneficiado”, cuenta Antokoletz en diálogo con Segundo Enfoque.
El amparo solicitaba a la Justicia intimar a Ledesma a que tomara los recaudos necesarios para que “se evite la contaminación producida por el bagazo de la caña de azúcar que afecta los derechos humanos a la salud y al medio ambiente de los vecinos de Libertador”.
El 22 de diciembre, la Justicia de San Pedro de Jujuy desestimó en primera instancia la presentación, basándose en una pericia que los querellantes cuestionan porque fue tomada por válida cuando la experta se excusó de hacer la parte central del estudio (ver aparte). Ahora el reclamo apuntará al máximo tribunal del distrito, aunque no descartan llegar a la Corte Suprema de la Nación y a tribunales internacionales.
La empresa, que lidera la producción azucarera nacional, prefiere el perfil bajo y, por supuesto, niega todas las acusaciones, las de antes y las de ahora. “Ledesma no proveyó personal, vehículos ni ningún otro elemento a las fuerzas armadas”, aseguraron voceros de la compañía a en diálogo con este medio y agregaron un dato al menos esperable: “No existe constancia alguna en los archivos de Ledesma de un préstamo de esta naturaleza”.
Respecto del amparo, obviamente se atienen a lo dicho por la Justicia y la pericia oficial, pero además la defensa aportó un estudio de Juan Antonio Mazzei que refiere que no hay sustento para el diagnóstico de bagazosis de Olga. Y otro de Aquiles Roncoroni que niega los vínculos entre ese mal y el cáncer de pulmón, que informes oficiales y los médicos de la Madre de Plaza de Mayo admiten.
“Si hubiera algo de Justicia –asegura Antokoletz- los jueces tendrían que dictar por su cuenta una indemnización al pueblo; no a Olga, al pueblo, a los que están vivos. Vivir en Ledesma es peligroso.”

Ciudad-empresa
Los querellantes aclaran que no buscan la clausura de la empresa fundada en 1908 y que hoy controla 35.000 hectáreas solo de tierra jujeña. Es que sencillamente, los 41.000 habitantes de Libertador –directa o indirectamente- viven (o mueren, según dicen algunos) según la voluntad de la corporación.
Que se quede, pero que trabaje “en otras condiciones”, pide Antokoletz.

Cuentan los visitantes que al llegar a Ledesma (por gráfica metonimia hoy la ciudad es conocida directamente con el nombre del ingenio) el olfato es el primer sentido agredido. Un olor entre dulzón y a podrido domina el lugar, proveniente de la acumulación de residuos en el ingenio.
El CODESEDH certificó por escribano este paisaje al que, de todos modos, la gente se ha acostumbrado. “La existencia de parvas de bagazo en las adyacencias del casco urbano de la ciudad son de visibilidad pública para cualquier persona que ingresa en Libertador General San Martín”, consta en el amparo que también indica que muchas personas viven a poca distancia del propio ingenio.
Desde el edificio de Corrientes y Reconquista en Buenos Aires, la firma propiedad de la familia Blaquier reconoce que existe un depósito de fibra de caña en sus terrenos, pero aclara: “Debido al tratamiento que se realiza no produce efectos negativos sobre la salud de las personas que viven allí”.
Los habitantes deben barrer al menos dos veces por día sus patios para librarse del hollín que larga la imponente planta. “Cualquiera que vaya a Ledesma, puede percibir la contaminación que produce el Ingenio: una chimenea impresionante larga a la tardecita una ceniza que se va depositando en toda la ciudad”, manifestó el periodista Luis Bruschtein, hijo y hermano de desaparecidos, que compartió con Olga varias marchas y conversaciones (ver aparte).
Los abogados querellantes no pudieron encontrar estudios médicos sobre el impacto del bagazo en la población, y Ledesma resalta que según la cartera de Salud jujeña no se han registrado casos de bagazosis en los últimos cinco años.
Muchos creen, sin embargo, que hay un alto índice de enfermedades respiratorias. “Los médicos comentan, aunque no lo escriben, que los chicos nacen con problemas respiratorios, sobre todos los más humildes; hay quienes se han salvado, pero Olga no se salvó”, subraya Antokoletz, que al participar de la última marcha en julio tuvo náuseas por el olor y debió usar un barbijo para protegerse de las esporas que había en el aire.

El miedo
Pero quizás la enfermedad más palpable en los habitantes sea, según los allegados a los Arédez, el miedo. “El temor es una contaminación más”, sintetiza María Adela Antokoletz. “Cuando se va a Ledesma y se conversa, uno se da cuenta perfectamente del temor que se tiene; es imposible protestar contra Ledesma porque el que lo hace se queda sin trabajo, su hijo se queda sin trabajo y su nieto no va a entrar a Ledesma, a menos que tenga obsecuencia.”
Tamaña disciplina del silencio se ha consolidado a través de una historia muy oscura, que incluye mitos y realidades. Durante años existió, por caso, la “leyenda del familiar”, reflejada en un documental de Fernando Krichmar, de Grupo Cine Insurgente, llamado “Diablo, familia y propiedad”. Se trata de la creencia de que para que cada zafra fuera exitosa debía ser sacrificado un trabajador, que oportunamente desaparecía antes de la cosecha.
De acuerdo con Bruschtein, el caso de Libertador “representa la relación entre el poder político y el poder económico típica de hace un siglo en el país, con las grandes oligarquías”. “Ni siquiera es una relación de socios, sino más bien de empleados”, grafica.
Como empleados (o cómplices), los dueños de Ledesma cedieron 43 camionetas a la gendarmería para que secuestraran 400 trabajadores el 27 de julio de 1976, durante lo que se conoció como “La Noche del Apagón”, dado que para el operativo la municipalidad accedió a cortar la energía eléctrica.

Hay 40 personas todavía desaparecidas.
“Ledesma niega terminantemente haber participado de alguna forma en la represión de aquellos años”, subrayaron fuentes de la empresa a Segundo Enfoque. Sin embargo, Alberto Lemos, gerente del ingenio en los 70, reconoció ante Olga Arédez haber tenido que ver en aquella oscuridad.
“Siempre digo que la población de Libertador, por más que dependa del Ingenio, tiene que decir en alguna instancia ‘hasta acá soporto toda esta complicidad del silencio’”, afirma Ricardo Arédez, uno de los cuatro hijos de Olga y Luis, en declaraciones a este sitio (ver aparte).
Cada mes de julio, en una fecha cercana al 27, militantes y organizaciones de todo el país llegan a la plaza donde Olga enfrentó la indiferencia y gritan a los pobladores y al Ingenio que hay sed de Justicia. La próxima marcha va a ser el 20 de julio de 2006. “Queremos insistir para que la población vaya perdiendo el miedo”, repite Arédez, con un tono calmo, sereno y firme, como el que caracterizó a su madre.

El legado
Hoy ya no hay Arédez en Libertador, pero queda la casa -que algunos proponen convertir en un museo de la memoria- y perdura, especialmente, la sensación de que “no se puede ser indiferente”, según Ricardo. El silencio ha comenzado a ser derrotado, piensan los que quieren a los Arédez.
En 2002 se estrenó un largometraje llamado Sol de Noche. La historia de Olga y Luis”, producido por el periodista y locutor Eduardo Aliverti y dirigido por Norberto Ludin y Pablo Milstein, con textos de Marcelo Birmajer.
Impresionante documento periodístico, contiene escalofriantes declaraciones del jefe de relaciones públicas de Ledesma en los 70, Mario Paz, (que se jacta de haber sabido coimear, de haber echado “él sólo a 10 mil” y de haber colaborado con la represión ilegal). También habla el cura de la localidad, Aurelio Martínez, quien culpó a los padres de la desaparición de sus propios hijos y aseguró: “A Luis Arédez lo echaron a perder desde el Partido Comunista, posiblemente”.
Sol de Noche nunca se vio en Libertador (claro, “el único cine está en el Ingenio”, señala Ricardo Arédez), pero sí se vio en distintos centros culturales y universidades de todo el país. La compañía, ante los contundentes dichos de Paz, sólo atina a atribuirlos a delirios de un hombre que transitaba sus últimos días.
Allí en Ledesma, la información sobre qué hace la empresa y qué medidas se presentan en su contra, como la actual contienda judicial, prácticamente no existe. Los familiares de amigos y detenidos en “La Noche del Apagón”, distribuyeron hace tiempo unos 1.000 panfletos contando sobre el amparo presentado. “Hay juicio contra Ledesma; por contaminar sin clemencia; y contra el estado de Jujuy; por constante negligencia”, dicen los panfletos, en verso y con dibujos para una fácil comprensión.
Pero la batalla es desigual. Recientemente, tras la sentencia, la empresa pasó por televisión un aviso en Libertador donde divulgó que para la Justicia el ingenio no contamina.
Afuera, no le es tan fácil transmitir ese mensaje. En 2005, un representante de la corporación Ledesma no pudo participar de un seminario sobre “Municipios Saludables”, donde había sido convocado por el Ministerio de Salud de la Nación. El CODESEDH puso ha disposición de la cartera sanitaria documentación sobre la presunta contaminación en Libertador y la invitación fue retirada.
Mientras tanto, crece el recuerdo de los Arédez, primero en el mundo y después en la localidad donde dieron batalla. La organización “Mil mujeres por la paz” propuso el año pasado una candidatura conjunta de 1.000 mujeres de todo el mundo al Premio Nobel de la Paz y entre ellas, estaba Olga Arédez. El gobierno de Néstor Kirchner también le hizo un reconocimiento en vida.
Aunque muchos la ignoraron cada jueves cuando caminó sola en la plaza, está renaciendo en la memoria de los pobladores de Ledesma y eso se refleja en la creciente participación local en las marchas de julio. “Últimamente –rememora Antokoletz- ibas con Olga por la calle, y te cruzabas con gente que le decía ‘adiós doctora, mire mi niño qué grande que está; el doctor se quedaba toda la noche cuidándolo’”.
“El símbolo es esa mujer que da vueltas sola en un pueblo del norte”, escribió Bruschtein en Página/12 el día después de la muerte de Olga. Hoy, parte de sus restos descansan –junto a los de Azucena Villaflor, otra legendaria Madre- en un pequeño pozo sobre el que plantaron flores, al pie de la pirámide de la Plaza de Mayo.
[i] Testimonio de Olga Arédez en la película Sol de Noche (2002 – “La Azotea”)
Prof GB

BLAQUIER ESTA PROFUGO DE LA JUSTICIA PORQUE (II)....

19 agosto 2006


BLAQUIER Y LA ENVIDIA IGUALITARIA

Leí por algún lugar una referencia a una carta publicada por un Blaquier (de los dueños de Ledesma, en Jujuy, entre otras empresuchas), era una carta de lectores que apareció en La Nación en enero de 2001.
Quería ir a la fuente, así que tuve que suscribirme para poder entrar al archivo del diario. Lo hice y acá está la carta entera y original de Carlos Pedro Blaquier
No se la pierdan...


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Señor Director:

"La propia naturaleza ha puesto en los hombres muchísimas y muy grandes desigualdades. No es igual su salud, ni su inteligencia, ni su voluntad, ni su talento para las diversas funciones, y de esta inevitable desigualdad deriva como consecuencia la desigualdad de las situaciones en la vida. Además, los hombres mejor dotados han sido siempre minoría. De todo lo cual resulta que son muchos menos los que están en los sectores más altos de la escala que los que se encuentran más abajo.

"Pretender eliminar estas desigualdades es ir contra el orden natural de las cosas y desalentaría a los más aptos para realizar la labor creadora del progreso a la que están llamados. ¿Qué aliciente tendrían en manifestar sus talentos si recibieran el mismo trato y los mismos beneficios que los menos dotados? De ahí el rotundo fracaso del socialismo colectivista (comunismo), muy a pesar de las buenas intenciones que algunos le puedan atribuir.

"Por supuesto que es un deber moral el tratar de atenuar la situación de los más desamparados, pero nunca al precio de anular el aliciente creativo de los más capaces so pretexto de establecer la igualdad entre desiguales.

"Por otra parte, la desigualdad también existió y existe en el comunismo. Se dice que a cada cual se le retribuye según sus méritos, pero, ¿quién es el que juzga los méritos de cada uno? Obviamente es el Estado todopoderoso, pero hay que ser muy ingenuo para ignorar que el Estado no premia a los mejores sino a sus amigos y correligionarios. En la economía de mercado, por el contrario, son los consumidores los que deciden el trato que deben recibir quienes les ofrecen sus bienes y servicios. Los que son capaces de ofrecerle lo mejor, son los que mejor retribución reciben.

"Se podrá pensar que los consumidores no siempre eligen lo mejor, pero, ¿quién tiene derecho de sustituir su voluntad? El ciudadano tampoco vota siempre lo mejor, pero esto no nos autoriza para sustituir su voluntad política.

"El que el consumidor o el votante elijan mal es un problema de valores culturales, y por eso los países subdesarrollados viven equivocándose. La solución no está en sustituir la voluntad del pueblo por otra que más nos guste, sino en educarlo para que esté en condiciones de elegir mejor.

"Es comprensible -no justificable- que por las características de la naturaleza humana los menos dotados se consideren injustamente tratados e intenten sustituir a los mejor dotados. Esto es lo que con toda razón se ha llamado "la envidia igualitaria".

"Conozco demasiados argentinos que se han destacado en el exterior. Saben que si se hubiesen quedado en el país no habrían tenido la oportunidad de manifestarse como hombres excepcionales y estarían ubicados en la extensa franja de los mediocres. Hace pocos días Domingo Cavallo dijo que nuestro presidente de la Nación será el Sarmiento del siglo XXI. ¡Ojalá que tenga razón! Sarmiento trajo grandes maestros al país y creó las estructuras básicas de un muy buen sistema de enseñanza. Varias décadas después hicimos las cosas al revés. Hoy los resultados culturales y educativos de este cambio de rumbo están a la vista."
Carlos Pedro Blaquier
Abogado
Presidente de Ledesma SAAI
Corrientes 415, Capital.

GB.

BLAQUIER ESTA PROFUGO DE LA JUSTICIA PORQUE....


Carlos Blaquier y Ledesma: historia de horrores y negocios



La empresa Ledesma fue cómplice de la dictadura cívico-militar. La noche del 20 de Julio de 1976 (conocida como "la noche del Apagón" ) la usina de Libertador General San Martín (Dpto. de Ledesma. Jujuy) corta el suministro eléctrico, mientras policías, gendarmes, militares y capataces de Ledesma comienzan a allanar y saquear viviendas de los pueblos de Lib. Gral. San Martín y Calilegua. 400 trabajadores, estudiantes y profesionales son llevados a los galpones de mantenimiento del ingenio azucarero, donde permanecieron días y meses atados y encapuchados. Tras las torturas e interrogatorios, algunos son liberados, otros son enviados a comisarías o cuarteles militares, otros aparecen en cárceles de distintas provincias. Treinta compañeros permanecen desaparecidos. La foto que ilustra este post corresponde a una condena de los familiares de esas víctimas. Roberto Pucci, historiador, autor del libro Tucumán 1966-Historia de la destrucción de una provincia", escribió la siguiente nota de imprescindible lectura para ver la trama entre los negocios, la persecución y el terrorismo de Estado en la Argentina, incluído el perpetrado contra la "sacrosanta" propiedad privada.

La novedad de que la corporación del Ingenio Ledesma ha desembarcado en la actividad azucarera de la provincia de Tucumán debe ser considerada con precaución, por no decir con cierta alarma, puesto que los tucumanos deben saber que todo su poderío actual se edificó a partir de su estrecha asociación con las dictaduras militares de 1966 y 1976.
Su propietario y presidente reescribe ahora su trayectoria y presenta al Ledesma como una víctima más de la salvaje agresión desatada contra Tucumán por la dictadura militar de Onganía, que liquidó once ingenios (el 40 por ciento de las fábricas), eliminó de la actividad a unos 11.000 pequeños cañeros, lanzó a la desocupación a unos 50.000 familias y obligó a 250.000 tucumanos a un penoso exilio interior, apiñados en las villas miseria de Buenos Aires.

La verdad, por el contrario, es que Herminio Arrieta y Carlos Blaquier integraron los cenáculos cívico-militares que planearon aquellos golpes de Estado y la destrucción de Tucumán y, mediante la liquidación de ingenios como el Esperanza, el Santa Ana y otros (gestionados entonces por cooperativas mixtas de cañeros, obreros y el estado provincial), se apoderaron de la parte del león del mercado azucarero gracias a los decretos-leyes impuestos por Jorge Salimei, Adalbert Krieger Vasena y otros funcionarios de aquella dictadura.
El ingenio Mercedes fue adquirido por Herminio Arrieta con el fin de clausurarlo, medida que tomó en 1967 a pesar de ser el único ingenio tucumano que recibía aumentos de cupos, mientras el resto era cerrado por la fuerza o sufría recortes y padecía la asfixia crediticia del poder central.
Tras la muerte de su suegro, Carlos Blaquier fue un activo conspirador y propagandista de la dictadura del llamado “Proceso”, predicando contra el liberalismo y la democracia, a la que despreciaba con el nombre de “votocracia”. En aquellos oscuros años, el ingenio Ledesma fue cómplice del secuestro y desaparición de decenas de sus obreros y empleados, en la llamada “noche del apagón” de julio de 1976, acción por la que Carlos Blaquier se encuentra inculpado hoy ante la justicia federal.
La historia no admite reescrituras infinitas.





La historia negra de la familia Blaquier



La familia Blaquier y la “Noche del apagón”

El buen documental “Sol de Noche La historia de Olga y Luis”, co-dirigido por Pablo Milstein y Norberto Ludin con producción de Eduardo Aliverti, narra con precisión la conocida como “Noche del Apagón”, con el hilo narrativo de la historia del médico Luis Arédez y su esposa Olga Márquez, pero también, la historia de la familia Blaquier, dueña del ingenio Ledesma.

La Noche del Apagón

El 27 de julio de 1976, la ciudad de Libertador General San Martín y la localidad de Calilegua fueron sitiadas por la Policía de la provincia de Jujuy, la Policía Federal, el Ejército y la Gendarmería Nacional. A las 22 horas se produjo, simultáneamente en las dos localidades, un apagón total (salvo en la fábrica de la empresa Ledesma).

Amparados en la oscuridad, en vehículos de la propia empresa manejados por sus empleados, las fuerzas represivas secuestraron a 400 personas: obreros, estudiantes secundarios y universitarios, amas de casa. Todos fueron llevados a lugares clandestinos de detención, en los galpones de mantenimiento del ingenio Ledesma, donde permanecieron días y meses atados y encapuchados, para finalmente ser trasladados en grupos a la sede de la Gendarmería Nacional o bien a la central de policía de Jujuy en San Salvador. Los detenidos eran recibidos por el comisario E. Haig. La historia reciente de Jujuy lo recuerda como a uno de los asesinos más grandes del noroeste argentino. Él era quien decidía quién viviría y quién moriría. Los que sobrevivían a las torturas eran destinados al penal de Gorriti y de ahí al campo de concentración de la localidad de Guerrero, actual Escuela de Policía de Jujuy. Este campo de concentración era habitualmente visitado por el obispo José Miguel Medina, quien en días de la “democracia” fue elevado a vicario castrense de las Fuerzas Armadas.

La historia de Olga y Luis... y de la familia Blaquier


El doctor Arédez y su esposa habían viajado desde Tucumán a Ledesma a trabajar como pediatra del ingenio. Allí se encontró con las secuelas de la explotación en los más indefensos, los niños, atacados en verano por feroces diarreas. Al año fue despedido por proporcionarles a sus pacientes “demasiados” medicamentos. Arédez se quedó trabajando en la provincia, donde era querido por todos. En 1973 lo eligen intendente de Libertador General San Martín, y entre las medidas que toma hubo una que lo marcó de muerte: cobrarle, por primera vez, impuestos al Ingenio Ledesma.

El mismo 24 de marzo de 1976 es secuestrado en un vehículo del ingenio y está un mes desaparecido. En 1977 lo desaparecen definitivamente.
Desde hace veinte años su esposa Olga marcha en la plaza del pueblo con “Madres de Detenidos y Desaparecidos del departamento de Ledesma-Jujuy”, y desde hace siete años marcha ella sola. Una gran marcha se realiza todos los años el 27 de julio recorriendo los pueblos afectados, organizada principalmente por Olga y sus cuatro hijos.

Lo que también muestra el documental es la complicidad absoluta del ingenio con las fuerzas represivas, o mejor dicho: las fuerzas represivas como guardia pretoriana del capitalismo. El «involuntario» testimonio de quien fuera jefe de personal deja esto al desnudo, contando incluso cómo se torturaba dentro de la empresa, donde también la Gendarmería tenía un destacamento permanente. Asimismo, la inhumana explotación de los trabajadores con que se forjó la fortuna (activo de 500 millones de dólares) de la familia Blaquier, dueña del ingenio. Cada gramo de azúcar está abonado por la sangre de miles de trabajadores y sus familias y por la salud de todo un pueblo (el bagazo -desperdicio de la caña- es tremendamente nocivo y nauseabundo. Incluso Olga está enferma de “bagazosis”).











Oportunista, pragmático, de buena relación con Frondizi, y amigo de Gerardo Morales, y Cobos. Admite haberse reunido con el General Perón, durante su tercer mandato, y dice que este fue un buen gobernane por esos meses.
A diferencia del "primer Perón" demasiado estatista.
Afirma que la presidenta es bonita y que a Nestor no lo conoció.
Que es "cristinista" (curioso, el monopolio, Leuco yotros coreutas así definen al peronismo hoy: cristinismo ) porque gracias a las políticas nacionales del gobierno puede vender cerdos (????)
Vive en una casa de 17.000 metros cuadrados en San Isidro, tiene siete embarcaciones.
Y está convencido que hay campañas negativas contra los empresarios argentinos, y en cuanto a los desaparecidos del Ingenio,obviamente dice no tener relación alguna y que no tiene nada que ocultar ni de qué arrepentirse.

Hoy a esta hora cuatro muertes sacuden al imperio Blaquier.
Un juez ordenó el desalojo de 17 hectáreas a las 7 de la mañana, cuando al mediodía debía realizarce una reunión conciliatoria entre la Corriente Clasista Combativa, la empresa y el municipio.
La Historia y el presente nos empujan como peronistas a repudiar estos hechos.
Pero por sobre todas las cosas a actuar.
Porque somos gobierno.
JUICIO Y CASTIGO.

GB

OSVALDO SORIANO Y EL PERONISMO

Aquel peronismo de juguete

Cuando yo era chico Perón era nuestro Rey Mago: el 6 de enero bastaba con ir al correo para que nos dieran un oso de felpa, una pelota o una mu­ñeca para las chicas. Para mi padre eso era una ver­güenza: hacer la cola delante de una ventanilla que decía "Perón cumple, Evita dignifica", era confesarse pobre y peronista. Y mi padre, que era empleado público y no tenía la tozudez de Bartleby el escribiente, odiaba a Perón y a su régimen como se aborrecen las peras en compota o ciertos pecados tardíos.
Estar en la fila agitaba el corazón: ¿quedaría todavía una pelota de fútbol cuando llegáramos a la ventanilla? ¿O tendríamos que contentarnos con un camión de lata, acaso con la miniatura del coche de Fangio? Mirábamos con envidia a los chicos que se iban con una caja de los soldaditos de plomo del general San Martín: ¿se llevaban eso porque ya no había otra cosa, o porque les gustaba jugar a la guerra? Yo rogaba por una pelota, de aquellas de tiento, que tenían cualquier forma menos redonda.
En aquella tarde de 1950 no pude tenerla. Creo que me dieron una lancha a alcohol que yo ponía a navegar en un hueco lleno de agua, abajo de un limonero. Tenía que hacer olas con las manos para que avanzara. La caldera funcionó sólo un par de veces pero todavía me queda la nostalgia de aquel chuf, chuf, chuf, que parecía un ruido de verdad, mientras yo soñaba con islas perdi­das y amigos y novias de diecisiete años. Recuerdo que ésa era la edad que entonces tenían para mí las personas grandes.
Rara vez la lancha llegaba hasta la otra orilla. Tenía que robarle la caja de fósforos a mi madre para prender una y otra vez el alcohol y Juana y yo, que íbamos a bordo, enfrentábamos tiburones, alimañas y piratas em­boscados en el Amazonas pero mi lancha peronista era como esos petardos de Año Nuevo que se quemaban sin explotar.
El General nos envolvía con su voz de mago lejano. Yo vivía a mil kilómetros de Buenos Aires y la radio de onda corta traía su tono ronco y un poco melancólico. Evita, en cambio, tenía un encanto de madre severa, con ese pelo rubio atado a la nuca que le disimulaba la belleza de los treinta años.
Mi padre desataba su santa cólera de contrera y mi madre cerraba puertas y ventanas para que los vecinos no escucharan. Tenía miedo de que perdiera el trabajó. Sospecho que mi padre, como casi todos los funcionarios, se había rebajado a aceptar un carné del Partido para hacer carrera en Obras Sanitarias. Para llegar a jefe de distrito en un lugar perdido de la Patagonia, donde exhortaba al patriotismo a los obreros peronistas que instalaban la red de agua corriente.
Creo que todo, entonces, tenía un sentido fundador. Aquel "sobrestante" que era mi padre tenía un solo traje y dos o tres corbatas, aunque siempre andaba impecable. Su mayor ambición era tener un poco de queso para el postre. Cuando cumplió cuarenta años, en los tiempos de Perón, le dieron un crédito para que se hiciera una casa en San Luis. Luego, a la caída del General, la perdió, pero seguía siendo un antiperonista furioso.
Después del almuerzo pelaba una manzana, mien­tras oía las protestas de mi madre porque el sueldo no alcanzaba. De pronto golpeaba el puño sobre la mesa y gritaba: "¡No me voy a morir sin verlo caer!". Es un recuerdo muy intenso que tengo, uno de los más fuertes de mi infancia: mi padre pudo cumplir su sueño en los lluviosos días de setiembre de 1955, pero Perón se iba a vengar de sus enemigos y también de mi viejo que se murió en 1974, con el general de nuevo en el gobierno.
En el verano del 53, o del 54, se me ocurrió escribirle. Evita ya había muerto y yo había llevado el luto. No recuerdo bien: fueron unas pocas líneas y él debía recibir tantas cartas que enseguida me olvidé del asunto. Hasta que un día un camión del correo se detuvo frente a mi casa y de la caja bajaron un paquete enorme con una esquela breve: "Acá te mando las camisetas. Pórtense bien y acuérdense de Evita que nos guía desde el cielo". Y firmaba Perón, de puño y letra. En el paquete había diez camisetas blancas con cuello rojo y una amarilla para el arquero. La pelota era de tiento, flamante, como las que tenían los jugadores en las fotos de El Gráfico.
El General llegaba lejos, más allá de los ríos y los desiertos. Los chicos lo sentíamos poderoso y amigo. "En la Argentina de Evita y de Perón los únicos privilegiados son los niños", decían los carteles que colgaban en las paredes de la escuela. ¿Cómo imaginar, entonces, que eso era puro populismo demagógico?
Cuando Perón cayó, yo tenía doce años. A los trece empecé a trabajar como aprendiz en uno de esos lugares de Río Negro donde envuelven las manzanas para la exportación. Choice se llamaban las que iban al extranjero; standard las que quedaban en el país. Yo les ponía el sello a los cajones. Ya no me ocupaba de Perón: su nombre y el de Evita estaban prohibidos. Los diarios llamaban "tirano prófugo" al General. En los barrios pobres las viejas levantaban la vista al cielo porque esperaban un famoso avión negro que lo traería de regreso.
Ese verano conocí mis primeros anarcos y rojos que discutían con los peronistas una huelga larga. En marzo abandonamos el trabajo. Cortamos la ruta, fuimos en caravana hasta la plaza y muchos gritaban "Viva Perón, carajo". Entonces cargaron los cosacos y recibí mi prime­ra paliza política. Yo ya había cambiado a Perón por otra causa, pero los garrotazos los recibía por peronista. Por la lancha a alcohol que casi nunca anduvo. Por las camisetas de fútbol y la carta aquella que mi madre extravió para siempre cuando llegó la Libertadora.
No volví a creer en Perón, pero entiendo muy bien por qué otros necesitan hacerlo. Aunque el país sea distinto, y la felicidad esté tan lejana como el recuerdo de mi infancia al pie del limonero, en el patio de mi casa.
 
GB

JAURETCHE Y SABATO

"Un año y medio transcurre Jauretche en el exilio montevideano. Desde allí le contesta a Ernesto Sábato quien ha publicado últimamente. El otro rostro del peronismo: No amigo Sábato. Lo que movilizó a las masas hacia Perón no fue el resentimiento, fue la esperanza. Recuerde ud. aquellas mutitudes de octubre del 45, dueñas de la ciudad durante dos días, que no rompieron una vidriera y cuyo mayor crimen fue lavarse los pies en la Plaza de Mayo, provocando la indignación de la señora de Oyuela rodeada de artefactos sanitarios...Y las recordará siempre cantando en coro...tan cantores todavía que les han tenido que prohibir el canto por decreto -ley.
No eran resentidos. Eran criollos alegres porque podían tirar lsa alpargatas para comprar zapatos y hasta libros, discos fonográficos, veranear, concurrir a los restaurantes y tener seguro el pan y el techo y asomar siquiera a formas de vida "occidentales" que hasta entonces les habían sido negadas...Deje que los intelectuales tipo "Mayo-Caseros", le metan fierro a los caudillos y a los negros. Pero son los negros los qeu nos volverán a salvar de esa economía pastoril ordenada en inglés."

Norberto Galasso, Dos Argentinas, Arturo Jauretche y Victoria Ocampo, Correspondencia Inédita, Sus Vidas Sus Ideales.

Prof GB

PERIODISMO Y GOBIERNO

COPEM | Debate caliente en torno a la “verdad y el conflicto” en el periodismo
Mientras transcurre la última jornada del Congreso de Periodismo y Comunicación en la Facultad de Periodismo de la UNLP, periodistas de la TV Pública, Página 12, Ámbito Financiero y del Grupo Clarín dieron el debate sobre el rol del periodismo en Argentina.
En el último día del Congreso COPEM en la Facultad de Periodismo de la UNLP, los periodistas Marcelo Zlotogwiazda (TN y Radio Mitre), Santiago O’Donnel (Página 12), Mariana Moyano (TV Pública), Pablo Ibáñez (Ámbito Financiero) y Rodolfo González Arzac (Tiempo Argentino), disertaron sobre la “verdad y el conflicto” en el periodismo actual.
El eje del debate planteado por los expositores giró en torno al reclamo de cierta parte del periodismo de entrevistar a funcionarios del Gobierno Nacional en el último programa de Jorge Lanata.
El periodista de Tiempo Argentino, Rodolfo González Arzac recalcó que “me parece que hay muchos periodistas que no quieren escuchar las respuestas, quieren escucharse a sí mismos”, y agregó que “estamos en un momento muy crítico del periodismo, y personalmente pienso que lo que hicieron los periodistas en el último programa de Lanata fue burlarse de sí mismos”.
González Arzac remarcó la necesidad de apoyarse en la Ley de Medios, como objetivo fundamental para “poder salir de una época del periodismo coral, en el cuál se repiten las voces. Para eso tenemos que poner límites, reinventarnos y ser creativos para poder buscar una alternativa a la agenda comercial”.
“Necesitamos salir de este momento, demostrarle a la gente que el periodismo no se hace con coros para que la gente los absorba, sino con dedicación. Ese es nuestro conflicto y esa es nuestra verdad, la verdad que yo puedo dar desde acá y que también puede ser no cierta”, finalizó el periodista gráfico.

Por su parte, el periodista de Todo Noticias y Radio Mitre, Marcelo Zlotogwiazda, destacó que “la verdad no genera conflicto, por supuesto que cada uno tiene su verdad, pero en todo caso puede generar conflicto cuando vos íntimamente sabes que algo está pasando y no lo queres o no lo podes contar”.
“No me parece mal que haya periodismo militante, porque lo va a seguir habiendo y siempre lo hubo, y personalmente nuca tergiversaría, nunca ocultaría hecho alguno en función de mi alineamiento con algún gobierno”, enfatizó el periodista.
Y agregó que “en 53 años de vida nunca me alineé ni me alinearía con un gobierno” y “tampoco me pararía en la vereda de enfrente”.
Ya sobre el cierre de su disertación, Zlotogwiazda aseguró que “si fuera K, que no lo soy, trabajaría de la misma manera que lo hago ahora y lo mismo si fuera anti K; por supuesto, no soy ingenuo, pero tengo en la espalda 25 años de trayectoria”.

La panelista del programa emitido por la TV Pública, 678, Mariana Moyano, expresó que “la Ley de Medios fue un cachetazo público para la inercia que traía el periodismo, y digo público porque la ley se discutió muchos años antes de que salga”.
Con respecto a la discusión planteada durante la charla, dijo que “creo que hay un sector del periodismo actual que no está de acuerdo con lo que plantearon los periodistas en el programa de Lanata pero quedaron en el medio porque se planteó como una cuestión binaria, como si sólo fuera Clarín contra el Gobierno”.

El periodista de Página 12, Santiago O’Donnell, afirmó que “el periodismo actual funciona como una gran corporación, donde todos trabajan juntos, se negocia entre patrones y asalariados, pero para mí estamos pasando a otro tipo de comunicación, comunicación corporativa, porque ya no existe más el pacto social que supo tener el periodismo”.
“Los periodistas son parte de un mensaje corporativo, es tonto decir que no se representa al medio para el que se escribe. Creo que ahora los periodistas somos parroquias, por eso no alcanza con ser ético como profesional sino como personas, esos son los valores que nos van a marcar en la vida”, indicó O’Donnell.

Otro de los temas destacables del encuentro se basó en el acuerdo paritario para trabajadores de prensa escrita firmado días atrás entre la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires y los principales medios gráficos de Capital Federal, iniciativa a la cuál los presentes apoyaron rotundamente.
Por último, el periodista de Ámbito Financiero, Pablo Ibáñez, remarcó que “se me hace muy difícil saber que es lo que viene en el periodismo argentino, creo que de acá en adelante lo que se dará es la sucesión de procesos íntimos, porque sólo desde ahí podremos armar un esquema nuevo”.
Palpitando el último tramo del COPEM en Periodismo, concluyó la primera Mesa de debate en el edificio de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP que concluirá esta tarde con el cierre a cargo del periodista Víctor Hugo Morales.

FUENTE AGEPEBA

GB

miércoles, 16 de mayo de 2012

QUEREMOS PREGUNTAR ( Y NO NOS DEJAN)

Si Majul, Morales Solá, Lanatta, Fernando Bravo, Leuco, dicen, afirman, que hay miedo en la Agentina, será cierto.
Si este gobierno, dicen, afirman, es igual que una dictadura, es porque ellos saben de enfrentar dictaduras.
Si el que no haya una conferencia de prensa significa que no exista libertad de expresión, será verdad.
Si no pueden preguntar a la Presidenta es porque Ellos sí tienen las preguntas exactas, para llegar a la Verdad.
Al no poder formularlas, la Verdad no podrá ser alcanzada por el Pueblo.
Preguntar inocente , libremente, es la causa de la ignorancia y el ansia por saber, aprender.
Ellos, quieren saber y aprender, sin prejuicios, sin ideologías.
Poruqe el apoya a Duhalde y Sanz por parte de Fernando Bravo es solo una ingenuidad qeu no le hace a la hora de preguntar.
O apoyar al neoliberalismo económico por parte de Morales Solá, el censor de Caloi, solo es independencia y honestidad.
Pregunten, no mas, señores y señoras periodistas, que el fin de las ideologías ha llegado.
Que los 301 medios de Clarín no son un monopolio ni están al servicio de ningún grupo económico.
Que sin uds. no hay PATRIA, NI JUSTICIA SOCIAL, NI DEMOCRACIA.
MARIANO MRENO Y RODOLFO WALSH ESTAN ORGULLOSOS DE UDS.

GB