Mientras Adrián Suar afrima que simpatiza con Macri y, que en la Argentina él no ve industrialización, en el Suplemento económico del diario Calrín de este domingo, Dante Sica de la consultora, ABECEB.COM no cuena qeu.
- "Entre los años 2003 y 2010, la industria presentó una expansión del 80%, siguiendo el comportamiento de la actividad general del país."·
Y recomienda algo que está en la agenda de nuestro gobierno, a diferencia de los planes de ajuste de los países centrales de Europa y en el propio EE.UU.:
"Adaptarse a los nuevos tiempos significará para la industria agentina estar preparada ante las tendencias que se impondrán en los próximos años, donde el valor agregado, la innovación, y la tecnologia serán la moneda corriente.
A la hora de pensar en el trabajo en las cadenas productivas seá fundamental que la estrategia de desarrollo se oriente rápidamente fuentes genuinas de productividad, tales como las inversiones en bienes de capital, las nuevas tecnoligías y la capacitación de recursos humanos, que permitan relajar las restricciones imperantes de mano de obra escasa, avanzar en la generación de ventajas comparativas dinámicas y otorgar diferenciación y sello porpio a los productos locales."
Además decimos desde aquí, también hace falta quE los empresarios argentinos reinviertan en el país y no "fuguen" divisa como lo hicieron por ejemplo Rocca de Techint y Blaquier del Ingenio Ledesma, quienes ya fueron obligados a repatriar los millones de dólares que hace unos días "partieron raudos hacia otras tierras luego de haber sido generados en nuestro país.
Y seguir el ejemplo de la industria del biodisel, la cual puso a la Argentina como primer exportadora mundial de este producto.
Del 2010 al 2011, la cantidad exportada alcanzó un 24,5 % mas y en valores un 78,7% mas.
La capacidad instalada se extendió en 500.000 oneldas y el año próximo estima llegar a 1 millón.
Se vende a EE.UU. y a la Unión Europea.
Somos el caurto productor mundial y en el rubro del bioetanol, se avanza en nuevos planes de inversión como el de las Cerealeras Vicentín y AGD.
Modelo económico productivo, lejano e los ías del 2001 cuando el Modelo era-es el qeu se aplica hoy EUROPA.
SOLO BASTA CON LEER LOS DIARIOS CUALQUIERA SEA SU ORIENTACIÓN, Y, A PESAR DEL APOCALIPSIS TANTAS VECES ANUNCIADO, TODAVÍA EL FIN DEL MUNDO AL RÍO DE LA PLATA NO LLEGÓ.
A PESAR DE SUAR Y BONELLI.
Prof GB
martes, 29 de noviembre de 2011
viernes, 25 de noviembre de 2011
Carta de la hija de una desaparecida a Bussi
Carta al represor Antonio Domingo Bussi escrita por la doctora Silvana Forti, hija de Nélida Azucena Sosa de Forti, secuestrada, torturada y desaparecida durante la última dictadura militar.
***************
En eldiario24.com I Hoy leí la noticia que usted está agonizando, va camino a su muerte y decidí escribirle desde mi tristeza.
Triste noticia, la de su espera en una clínica de la capital de Tucumán, cuando en realidad usted debería estar en una clínica de prisión.
Triste noticia la de su inminente muerte porque usted finalmente no pasó por la cárcel donde todo genocida debería estar.
Triste noticia que nos impide llevarlo a juicio por el secuestro, desaparición y tortura de nuestra madre Nélida Azucena Sosa de Forti. Usted es el principal responsable y mientras se muere, nosotros seguimos buscando saber qué pasó con nuestra madre, dónde están sus restos para poder darle un entierro digno, como el que usted tendrá sinmerecerlo.
Triste noticia que su crimen quede impune porque usted no sólo es responsable de la desaparición de mi madre, a quien mandó a secuestrar el 18 de febrero de 1977 junto a mis 5 hermanos de 16 a 6 años, todos forzados a bajar de un avión de Aerolíneas Argentinas en Ezeiza, cuando viajaban a Venezuela para encontrarse con mi padre.
Usted es también responsable de numerosos crímenes, abusos y robos realizados a ciudadanos tucumanos que aun esperan, como nosotros, que la justicia se haga una realidad. Y es también responsable de haber marcado traumáticamente nuestras vidas siendo muy jóvenes y de lanzarnos al exilio, experiencia difícil que se sumó al insoportable dolor de no saber nunca más nada de nuestra madre.
Triste noticia que usted muera sin el juicio ni el castigo necesario. Pero sepa que no logró destruir el legado humanista de mi madre, ni su memoria, ni su afán solidario, ni su defensa de los derechos sociales ni su prédica contra toda injusticia, porque toda ella vive en nosotros, sus hijos, como práctica viva en todos los países que nos han acogido.
Triste noticia la de su inminente muerte, pues siempre esperamos verlo sentado frente a los jueces gozando de las garantías que usted siempre violó. Y nos queda la duda de si algún día la justicia dejará de ser tan injustamente lenta.
Dra. Silvana Forti
Jueves 24 de Noviembre de 2011 18:16 Escrito por Agencia Paco Urondo
GB
***************
En eldiario24.com I Hoy leí la noticia que usted está agonizando, va camino a su muerte y decidí escribirle desde mi tristeza.
Triste noticia, la de su espera en una clínica de la capital de Tucumán, cuando en realidad usted debería estar en una clínica de prisión.
Triste noticia la de su inminente muerte porque usted finalmente no pasó por la cárcel donde todo genocida debería estar.
Triste noticia que nos impide llevarlo a juicio por el secuestro, desaparición y tortura de nuestra madre Nélida Azucena Sosa de Forti. Usted es el principal responsable y mientras se muere, nosotros seguimos buscando saber qué pasó con nuestra madre, dónde están sus restos para poder darle un entierro digno, como el que usted tendrá sinmerecerlo.
Triste noticia que su crimen quede impune porque usted no sólo es responsable de la desaparición de mi madre, a quien mandó a secuestrar el 18 de febrero de 1977 junto a mis 5 hermanos de 16 a 6 años, todos forzados a bajar de un avión de Aerolíneas Argentinas en Ezeiza, cuando viajaban a Venezuela para encontrarse con mi padre.
Usted es también responsable de numerosos crímenes, abusos y robos realizados a ciudadanos tucumanos que aun esperan, como nosotros, que la justicia se haga una realidad. Y es también responsable de haber marcado traumáticamente nuestras vidas siendo muy jóvenes y de lanzarnos al exilio, experiencia difícil que se sumó al insoportable dolor de no saber nunca más nada de nuestra madre.
Triste noticia que usted muera sin el juicio ni el castigo necesario. Pero sepa que no logró destruir el legado humanista de mi madre, ni su memoria, ni su afán solidario, ni su defensa de los derechos sociales ni su prédica contra toda injusticia, porque toda ella vive en nosotros, sus hijos, como práctica viva en todos los países que nos han acogido.
Triste noticia la de su inminente muerte, pues siempre esperamos verlo sentado frente a los jueces gozando de las garantías que usted siempre violó. Y nos queda la duda de si algún día la justicia dejará de ser tan injustamente lenta.
Dra. Silvana Forti
Jueves 24 de Noviembre de 2011 18:16 Escrito por Agencia Paco Urondo
GB
Para conocer al genocida Bussi
En el blog archivoteaydeportea I
Fragmentos de "El rastro del general Bussi", nota de Marcos Taire publicada en la revista Los Periodistas, nº8 del 16 de noviembre de 1989.
Cuando a fines de 1975 el general Antonio Bussi llegó a Tucumán para hacerse cargo de la Operación Independencia, la guerrilla rural del ERP ya estaba derrotada. Así lo dijo públicamente, al despedirse, el comandante saliente de la Quinta Brigada de Infantería, general Acdel Vilas. Sin embargo, 'el número de víctimas se incrementó notablemente a partir de esa fecha' según el informe de la Comisión Bicameral que investigó en la provincia, las violaciones a los derechos humanos.
Un número impreciso de personas (hubo alrededor de 600 denuncias) desaparecieron y nunca más se supo de ellas, durante la represión llevada a cabo por las fuerzas armadas y de seguridad a cargo de Vilas y Bussi. Mucho más de la mitad tenía edades que oscilaban entre los 18 y los 35 años, mientras la décima parte de ese total no había superado los 17. Alrededor del 60 por ciento de los secuestrados eran trabajadores, en su mayoría de la industria azucarera. Un diez por ciento del total eran estudiantes. Para completar estas cifras del horror hay que consignar que el 56 por ciento del total de desaparecidos fue detenido en sus domicilios y en horas de la noche.
La campaña de represión desatada contra la población tucumana conoció todos los métodos del terrorismo de estado. En una primera etapa hubo una seguidilla de atentados explosivos que todas las noches mantenían en vilo a los pobladores, particularmente de la ciudad capital. Los objetivos atacados fueron la Universidad, la Legislatura, las sedes de los partidos Radical, Socialista y Comunista, el Sindicato de Prensa. Más tarde los atentados buscaron impedir la asistencia legal de los tucumanos víctimas de la represión: los estudios o domicilios de numerosos abogados fueron dinamitados o ametrallados: Arturo Ponsatti, César Saleme, Gerardo Maxud, Napoleón Torres Bougeau, José María Martinelli, Julio César Rodríguez Anido, Carlos Zamorano, Juan Robles, Carlos San Juan. En este período fueron secuestrados y bárbaramente asesinados los abogados Rafael Fagalde y Angel Pisarello, máximo dirigente de la UCR local.
Disparen contra los funcionarios
Cuando el 24 de marzo de 1976 las Fuerzas Armadas desalojaron del gobierno a Isabel Martínez de Perón, la barbarie represiva se descargó sobre los funcionarios del gabinete provincial. El gobernador Juri fue encarcelado y en esa situación permaneció durante casi tres años. Su ministro de Economía, Jorge Raúl Martínez, detenido, torturado y encarcelado dos años. El intendente de San Miguel de Tucumán, Carlos María Torres, permaneció detenido tres años y medio, después de haber sido secuestrado y torturado durante varios días. El diputado nacional Antonio Isaac Guerrero estuvo preso tres años. Obviamente, ninguno tuvo defensa legal ni estuvo sometido a proceso judicial alguno. El ministro de Bienestar Social de Juri, Carlos Prats Ruiz, permaneció secuestrado por un lapso de seis meses.
También sufrieron cárcel y tormentos el diputado provincial René Quinteros, el juez federal Jesús Santos, el diputado provincial Ricardo Díaz, el secretario de Turismo Miguel Angel Cosiansi, el secretario de Obras Públicas Iván Vacaflor.
Fueron secuestrados y nunca más aparecieron el presidente del Senado de la provincia, Dardo Molina; el secretario general de la Gobernación, Juan Tenreyro; el diputado nacional y destacado dirigente gremial de FOTIA, Bernardo Villalba; el senador provincial y ex secretario general de la CGT Regional, Damián Márquez; el diputado provincial y ex dirigente obrero ferroviario Raúl Lechessi; el senador provincial Guillermo Vargas Aignasse; el secretario de Planeamiento, José Chebaia.
El golpe de estado del 24 de marzo se inauguró esa madrugada en Tucumán con el asesinato del prestigiado dirigente gremial Francisco Isauro Arancibia, secretario general de la Agremiación Tucumana de Educadores Provinciales (ATEP). A las pocas horas de instaurado el régimen militar, todos los dirigentes de primer nivel del gremialismo tucumanos fueron convocados al local de la CGT. Allí, sobre la calle Suipacha, fueron duramente increpados por altos oficiales del Ejército, quienes impartieron instrucciones acerca del accionar que de ellos se esperaba en el Proceso de Reorganización Nacional.
Durante los años de la dictadura, en Tucumán no se registró ninguna huelga en la industria azucarera. Y fueron los barones del azúcar el mayor soporte logístico con que contó el gobierno de Bussi, tanto para la operación represiva como para el desarrollo de su gobierno. En varios ingenios funcionaron campos de concentración y en algunos de ellos las fuerzas militares se aposentaron para operar sus helicópteros, sus vehículos de guerra, sus soldados.
Cuando desde la distancia y a lo lejos en el tiempo se dice que el general Bussi tuvo la suma del poder, no puede entenderse lo que eso significó sin aproximarse a la realidad que vivieron los tucumanos en esos años de terror y muerte.
En su testimonio ante la CONADEP, un gendarme de apellido Cruz afirmó haber visto a Bussi pegar el tiro de gracia a los prisioneros en el campo de exterminio que funcionó en el Arsenal Miguel de Azcuénaga. Ese campo de concentración tuvo el privilegio de ser el único que se construyó especialmente para ese fin, a imagen y semejanza con los de los nazis, con barracas para los prisioneros, alambradas de púas y torres de vigilancia.
Algunos tucumanos se preguntan si, en caso de ganar los comicios de 1991, Bussi instalará su gobierno en la tradicional Casa ubicada frente a la Plaza Independencia o en las mazmorras de la Escuelita de Famaillá, y si pronunciará sus discursos desde el Salón Blanco o desde el Arsenal Miguel de Azcuénaga, con el coro de los aullidos y los quejidos de muerte de los centenares de torturados y asesinados durante su gobierno.”
agencia paco urondo.
GB
miércoles, 23 de noviembre de 2011
ADRIAN SUAR, EL COMANDANTE CERO
Salen a jugar los ases de espada, en el programa "palabras mas palabras menos" que conducen Marcelo Slotowiazda y Ernesto Tenembaun , por TN, salió a declarar, entre naif y asombrado, el "Chueco" Adrián Suar, director de programación de Canal 13.
Lo mejor, el final: le ofrece a la presidenta (si no va por la re-re-re-reelección, dice Adrián), un puesto en su empresa, porque ella es "polkiana".
Es una actriz, puede trabajar en una novela (no conmigo aclara) , es bonita, "vieron como mira a la cámara?, es histriónica".
La presidenta actúa, digo yo, interpreta un personaje, afirmo, es fantasía, un papel que está jugando cuando le habla a millones de argentinos.
No?
Y, dice el comandante Suar, del oligopolio, "no me gusta esta guerra", "el kirchnerismo es violento cuando levanta el dedito" ("aunque la presidenta es distinta, en estos cuatro años a lo mejor esto lo cambia definitivamente.").
"Lo de los hijos de Noble, me pareció una canallada".
"Magnetto, es muy inteligente, una buena persona."
"Relaciones con quién, qué Dictadura?".
"No veo desarrollo industrial".
Sutil, simpático, canchero, no quiere vivir en un país donde exista el "nosotros o ellos".
No quiere ponerse ninguna camiseta.
Adrián Suar, uno de los ases de espada del oligopolio Clarín, salió a la cancha.
Ingenuo, asombrado, despistado, pareciera quizás hasta poco informado de algunas cuestiones sociales y/o políticas.
Pero No, estoy seguro que No.
Sobretodo cuando le ofrece trabajo de actriz a la presidenta.
Bien Chueco!, es lo que Cristina precisa en el 2015, trabajo en Polka, en una novela, porque es linda no?
Ni política, ni peronista, ni estadista. ni inteligente, ni creativa, ni líder, ni votada por el 54% de la población, ni nada de nada, es linda.
Ah e histriónica.
Bajan línea hasta cuando no bajan línea.
En guerra?, quiénes, nosotros, con quién?, con Suar?.
No Chueco, la guerra es otra cosa, repasá la Historia reciente de la Argentina, aunque vos digas que por historia del bolsillo lleno, la gente votó a este gobierno, porque así somos los argentinos, pancistas, no?
GB
Lo mejor, el final: le ofrece a la presidenta (si no va por la re-re-re-reelección, dice Adrián), un puesto en su empresa, porque ella es "polkiana".
Es una actriz, puede trabajar en una novela (no conmigo aclara) , es bonita, "vieron como mira a la cámara?, es histriónica".
La presidenta actúa, digo yo, interpreta un personaje, afirmo, es fantasía, un papel que está jugando cuando le habla a millones de argentinos.
No?
Y, dice el comandante Suar, del oligopolio, "no me gusta esta guerra", "el kirchnerismo es violento cuando levanta el dedito" ("aunque la presidenta es distinta, en estos cuatro años a lo mejor esto lo cambia definitivamente.").
"Lo de los hijos de Noble, me pareció una canallada".
"Magnetto, es muy inteligente, una buena persona."
"Relaciones con quién, qué Dictadura?".
"No veo desarrollo industrial".
Sutil, simpático, canchero, no quiere vivir en un país donde exista el "nosotros o ellos".
No quiere ponerse ninguna camiseta.
Adrián Suar, uno de los ases de espada del oligopolio Clarín, salió a la cancha.
Ingenuo, asombrado, despistado, pareciera quizás hasta poco informado de algunas cuestiones sociales y/o políticas.
Pero No, estoy seguro que No.
Sobretodo cuando le ofrece trabajo de actriz a la presidenta.
Bien Chueco!, es lo que Cristina precisa en el 2015, trabajo en Polka, en una novela, porque es linda no?
Ni política, ni peronista, ni estadista. ni inteligente, ni creativa, ni líder, ni votada por el 54% de la población, ni nada de nada, es linda.
Ah e histriónica.
Bajan línea hasta cuando no bajan línea.
En guerra?, quiénes, nosotros, con quién?, con Suar?.
No Chueco, la guerra es otra cosa, repasá la Historia reciente de la Argentina, aunque vos digas que por historia del bolsillo lleno, la gente votó a este gobierno, porque así somos los argentinos, pancistas, no?
GB
MODELO
MODELO
La Nación, Novedadesnoviembre 22, 2011
“Creemos en el crecimiento, el trabajo y la inclusión”
Así lo aseguró la presidenta Cristina Fernández de Kirchner al cerrar el Conferencia de la Unión Industrial Argentina. En un discurso extenso instó a los industriales a “seguir reinvirtiendo” y se refirió al proyecto de distribución de las ganancias que reclaman los trabajadores.
Frente a cientos de industriales y dirigentes, la Presidenta sostuvo que: “para mantener el modelo tenemos que seguir reinvirtiendo para ampliar la capacidad productiva y para fortalecer este fuerte mercado interno que nos permitió sortear la crisis de 2009″.
La mandataria agregó que, ese mercado interno es “el que nos va a permitir, con un proceso de integración generoso entre los países del Mercosur, tener un potente mercado intrazona en América del Sur” y remató: “de allí vendrán las soluciones y no de ninguna otra parte”.
En el discurso de cierre de la 17° Conferencia de la UIA, Cristina Fernández de Kirchner afirmó que “nuestro modelo es de crecimiento no de metas de inflación que es lo que llevó a la destrucción de la región”.
“Creemos en el crecimiento, el trabajo y la inclusión. La Argentina ha tenido una política previsible en su tipo de cambio que ha sido una de las bases del crecimiento”, enfatizó.
A su vez que invocó a todos los sectores a “innovar los comportamientos de cada uno de los sectores: los industriales, los trabajadores y el Estado, trilogía que ha sido una de las claves del crecimiento de estos años”.
La Presidenta fue enfática al consignar que “es obligación de todos revertir la historia” por la cual la moneda argentina “perdió trece ceros desde 1930″ a la actualidad.
“Esos trece ceros cimientan la desconfianza de los argentinos y es obligación de todos revertir esta historia”, remarcó la Presidenta, quien pidió a los empresarios que sus utilidades “tengan un estándar más o menos internacional pero que no provoquensituaciones de un fuerte endeudamiento del resto de la sociedad”.
En otro momento de su alocución que duró casi una hora, la mandataria se refirió a la cuestión de la distribución de las ganancias, reivindicación que vienen reclamando los trabajadores y es rechazada por los industriales. “Este modelo se ha regido por el acuerdo entre los trabajadores y los empresarios en convenciones laborales y la distribución de las utilidades también la tienen que decidir entre empresarios y trabajadores”.
“La distribución de las ganancias no la puede imponer el Estado por la fuerza o el parlamento”, sostuvo la presidenta frente a cientos de empresarios y dirigentes,
Cristina Fernández se refirió también a la crisis que atraviesan las potencias europeas y Estados Unidos. En este sentido, sostuvo que, los políticos deben “respetar a los mercados”, pero que no deben olvidarse que “los que gobiernan son los que han sido elegidos por el voto popular”. Así lo expresó al hacer referncia al triunfo de Mariano Rajoy en España, tras los comicios que se desarrollaron el pasado domingo, y la reacción adversa de los mercados.
Cristina Fernández de Kirchner recordó también, que cuando asistió a la reunión del G20 en Francia, el slogan era “Nuevo mundo, nuevas ideas; lo de nuevo mundo era acertado, nuevas ideas no escuché ninguna ni adentro ni afuera. Este es otro de los problemas e atraviesa el mundo hoy”.
Y añadió: “el problema radica en que se tratan de aplicar viejas ideas para resolver nuevos problemas”.
GB
“Creemos en el crecimiento, el trabajo y la inclusión”
Así lo aseguró la presidenta Cristina Fernández de Kirchner al cerrar el Conferencia de la Unión Industrial Argentina. En un discurso extenso instó a los industriales a “seguir reinvirtiendo” y se refirió al proyecto de distribución de las ganancias que reclaman los trabajadores.
Frente a cientos de industriales y dirigentes, la Presidenta sostuvo que: “para mantener el modelo tenemos que seguir reinvirtiendo para ampliar la capacidad productiva y para fortalecer este fuerte mercado interno que nos permitió sortear la crisis de 2009″.
La mandataria agregó que, ese mercado interno es “el que nos va a permitir, con un proceso de integración generoso entre los países del Mercosur, tener un potente mercado intrazona en América del Sur” y remató: “de allí vendrán las soluciones y no de ninguna otra parte”.
En el discurso de cierre de la 17° Conferencia de la UIA, Cristina Fernández de Kirchner afirmó que “nuestro modelo es de crecimiento no de metas de inflación que es lo que llevó a la destrucción de la región”.
“Creemos en el crecimiento, el trabajo y la inclusión. La Argentina ha tenido una política previsible en su tipo de cambio que ha sido una de las bases del crecimiento”, enfatizó.
A su vez que invocó a todos los sectores a “innovar los comportamientos de cada uno de los sectores: los industriales, los trabajadores y el Estado, trilogía que ha sido una de las claves del crecimiento de estos años”.
La Presidenta fue enfática al consignar que “es obligación de todos revertir la historia” por la cual la moneda argentina “perdió trece ceros desde 1930″ a la actualidad.
“Esos trece ceros cimientan la desconfianza de los argentinos y es obligación de todos revertir esta historia”, remarcó la Presidenta, quien pidió a los empresarios que sus utilidades “tengan un estándar más o menos internacional pero que no provoquensituaciones de un fuerte endeudamiento del resto de la sociedad”.
En otro momento de su alocución que duró casi una hora, la mandataria se refirió a la cuestión de la distribución de las ganancias, reivindicación que vienen reclamando los trabajadores y es rechazada por los industriales. “Este modelo se ha regido por el acuerdo entre los trabajadores y los empresarios en convenciones laborales y la distribución de las utilidades también la tienen que decidir entre empresarios y trabajadores”.
“La distribución de las ganancias no la puede imponer el Estado por la fuerza o el parlamento”, sostuvo la presidenta frente a cientos de empresarios y dirigentes,
Cristina Fernández se refirió también a la crisis que atraviesan las potencias europeas y Estados Unidos. En este sentido, sostuvo que, los políticos deben “respetar a los mercados”, pero que no deben olvidarse que “los que gobiernan son los que han sido elegidos por el voto popular”. Así lo expresó al hacer referncia al triunfo de Mariano Rajoy en España, tras los comicios que se desarrollaron el pasado domingo, y la reacción adversa de los mercados.
Cristina Fernández de Kirchner recordó también, que cuando asistió a la reunión del G20 en Francia, el slogan era “Nuevo mundo, nuevas ideas; lo de nuevo mundo era acertado, nuevas ideas no escuché ninguna ni adentro ni afuera. Este es otro de los problemas e atraviesa el mundo hoy”.
Y añadió: “el problema radica en que se tratan de aplicar viejas ideas para resolver nuevos problemas”.
GB
lunes, 21 de noviembre de 2011
LA VUELTA DE OBLIGADO AGENDA DE REFLEXION
N° 763 - El Himno de Obligado
Por José Luis Muñoz Azpiri (h)*
Cuando sonó el primer cañonazo enemigo, Mansilla bajó el brazo derecho y cerró de un golpe el catalejo. Todo estaba consumado. El crimen era un hecho. La cuarta guerra exterior del país comenzaba. El héroe alzó el brazo de nuevo, dio la señal convenida y el Himno Nacional Argentino estalló en la barranca. La primera bala francesa dio en el corazón de la patria.
La segunda bala francesa cayó sobre el Himno. El canto nacía indeciso en el fondo de las trincheras excavadas entre los talas, trepaba resuelto por los merlones de tierra, se deslizaba ágil por las explanadas de las baterías, corría animoso por los claros de grama esmaltados de verbenas, se animaba con furia animal en el monte de espinillos, y ascendía estentóreo y salvaje, en el aire de oro de la mañana de estío. Allí, hecho viento, transformado en ráfaga heroica, ganaba la pampa, el mar, la selva, el desierto, la estepa y la cordillera y uniendo de un extremo al otro del país la voz de júbilo con la de protesta, la de la imprecación con la del entusiasmo cívico, creaba un clamor de alegría y borrasca, incomparable y único.
La voz clara y sonora de Mansilla acaudillaba los ritmos heroicos. El eco pasaba de una garganta a la otra; partía de los pechos de acero que amurallaban la patria y se confundía y entrechocaba sobre los muros de las baterías. Las notas prorrumpían de los bronces y tambores majestuosamente, con corrección inigualable, como en un día de parada. La banda del Batallón 1º de Patricios de Buenos Aires, que ejecutaba el himno al frente del regimiento inmortal, solo encontraba extraño en esta formación de tropas que, en vez de ser un jefe, fuese la Muerte quien pasara revista. Lo demás era lo acostumbrado desde los tiempos de Saavedra y la trenza con cintas. La hueste asistía impecable a la inspección, en tanto la metralla francesa e inglesa llovía sobre las filas sonoras y abría claros en la música y el verso.
Los huecos se cubrían con premura y renacía la estrofa, redoblada y heroica. Cada voz sustituta centuplicaba la fuerza del canto. La oda se había constituido en una marejada incontenible de estruendo y de furia.
Toda la barranca ardía en delirio con las voces. Cantaban los artilleros, los infantes, los marineros, los jinetes, los jefes, los oficiales y los soldados, los veteranos de cien encuentros y los novicios que por primera vez, olían la sangre y la muerte. La misma tierra quería hendirse para cantar. Parecía pedir la voz de todos los pájaros para acompañar en el canto a quienes la amparaban hasta morir abrazados sobre ella, crucificados sobre su amor, dándole a beber generosamente de su propia sangre. Cantaban allí los camaradas de aquellos que custodiaba en su seno, y que murieron defendiendo su pureza criolla en los campos, sobre los ríos y las montañas, en los páramos frígidos y a la sombra de los montes de naranjos donde dormían cálidamente, bajo la lluvia votiva del azahar.
Los viejos patricios de Buenos Aires, los capitanes que cruzaron la cordillera con el Intendente de Cuyo y libertaron los países que se recuestan sobre un mar donde se pone el sol, los oficiales que habían combatido contra el Imperio del Brasil, destrozando a lanzazos los cuadros terribles de la infantería mercenaria austríaca, los marineros de camiseta rayada, cubiertos de cicatrices, que habían cañoneado y abordado naves temibles al mando del Almirante, en el río y en el mar, luchando en proporción de uno a veinte con la mecha o el sable en el puño, todos los que habían hecho la patria y no deseaban vida que no se dedicase a sostenerla, se hallaban allí y cantaban religiosamente, con la mirada arrasada y el corazón desbordante de ternura por los recuerdos, la canción que hablaba de cadenas rotas, de un país que se conturba por gritos de venganza, de guerra y furor, de fieras que quieren devorar pueblos limpios, de pechos decididos que oponen fuerte muro a tigres sedientos de sangre, de hijos que renovaban luchando el antiguo esplendor de la patria y de un consenso de la libertad que decía al pueblo argentino : ¡Salud! La canción era seguida por juramentos de morir con gloria y el deseo que fueran eternos los laureles conseguidos.
Jamás resonó canción como aquella. Los que habían conseguido los laureles pedían frente a la muerte que fueran eternos, los que vivían coronados por la gloria adquirida luchando con el fusil, el sable o el cañón, a pie, a caballo o sobre el puente de una nave, en defensa de su Nación, juraban morir gloriosamente si la vida debía comprarse al precio del decoro y el valor.
Los proyectiles franceses e ingleses caían ahora sobre la protesta, el desafío o la muerte, el orgullo y la voluntad. La voz, engrosada y magnificada por el eco, había recorrido de una frontera a otra de la tierra invadida, y retornaba al lugar de su nacimiento para recobrar vigor y lanzarse esta vez hacia el frente, en procura de los agresores. Descendía presurosa por la barranca, corría sobre la playa de arena, alcazaba la orilla del río, volaba sobre el espejo del agua y se lanzaba al abordaje sobre los invasores, repitiendo un asalto sorpresivo y desenfrenado. Trepaba por las cuadernas de las quillas, se encaramaba por las bordas, hacía esfuerzos desesperados por amordazar los cañones de 80 milímetros, de 64, de 32, las cien bocas que vomitaban fuego sobre las baterías de menor alcance, lograba poner el pie en las cubiertas, brincaba a lo puentes donde se hallaban, condecorados y magníficos, Tréhouart, el capitán de la Real Marina Francesa y el Honorable Hothan, de la armada de Su Majestad, con uniformes de gala, cubiertos de entorchados, dirigiendo con el catalejo el bombardeo implacable e impune; ascendía por los obenques a las gavias y las cofas y giraba sobre las arboladuras lanzando un grito recio y retumbante. Luego descendía sobre el río y soplaba en el mar, y a través de las olas, cabalgando sobre el agua y la espuma, pisaba la tierra desde donde las naves habían partido y se retorcía en remolinos briosos y épicos en busca de oídos para requerir, demostrar, probar, retar y herir.
La canción aludía a los derechos sagrados del hombre y el ciudadano, a los principios de igualdad política y social, al respeto por la propiedad ajena, a la soberanía de la Nación, a la obligación de cada ciudadano de respetar la ley, a la libre expresión de la voluntad popular, al respeto de las opiniones y creencias ajenas, a la abolición de los obstáculos que impiden la libertad y la igualdad de los derechos. La voz hablaba de la injusticia de la metralla, y ésta, tal como si hubiera interpretado la protesta del canto, hería ahora el seno de la voz, en acto obstinado, buscando rabiosamente el corazón de la canción.
Los defensores eran ya los árbitros de la batalla. El enemigo había entendido la voz y comprendía que el triunfo pertenecía, por derecho propio, al atacado, cualquiera fuera el desenlace de la acción. Ya no significaba nada vencer en el encuentro y cobrar el botín de la conquista para conducirlo a la tierra donde estallarían aclamaciones y vítores junto a los arcos de triunfo. El adversario cantaba estoico frente a la muerte; cantaba vivamente, alegremente, enhiesto e impasible, sin responder al fuego, como queriendo demostrar que era más importante terminar con aquel canto, antes que defender la vida y resguardar la defensa del paso. Los cañones de 80 golpeaban el vacío, asesinaban la nada; las granadas explosivas no acallaban la música ni podían matar la poesía. La lucha era imposible: ¡Si al menos los defensores hubieran dejado de cantar!…
Cuando la voz dejó de escucharse hasta en su último eco, Mansilla recogió de nuevo el catalejo, tomó la espada, y alzando el brazo nuevamente, dio orden de iniciar el fuego contra las naves. La barranca ardió en llamas y comenzó el cañoneo que se sostendría por espacio de ocho horas…Pero la hazaña principal estaba cumplida, con el Himno entonado frente al adversario y que escucharían después los siglos. La música de los cañones sólo componía el acompañamiento de este canto. El héroe había legado a la patria su tesoro más puro de heroísmo, de exaltación emocional y de pasión patriótica: el Himno ganaba de paso, igualmente, la batalla de la Vuelta de Obligado.
*José Luis Muñoz Azpiri (h) nació el 22/06/57 en Buenos Aires, cursó estudios superiores de Historia en la Universidad del Salvador y de Antropología en la UBA y la Escuela Nacional de Antropología e Historia de México. Egresado del Curso Superior de la Escuela de Defensa Nacional, integra el Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas. Ejerce el periodismo en diversos medios nacionales y extranjeros. Su último libro (2007) es Soledad de mis pesares (Crónica de un despojo).
gb
Por José Luis Muñoz Azpiri (h)*
Cuando sonó el primer cañonazo enemigo, Mansilla bajó el brazo derecho y cerró de un golpe el catalejo. Todo estaba consumado. El crimen era un hecho. La cuarta guerra exterior del país comenzaba. El héroe alzó el brazo de nuevo, dio la señal convenida y el Himno Nacional Argentino estalló en la barranca. La primera bala francesa dio en el corazón de la patria.
La segunda bala francesa cayó sobre el Himno. El canto nacía indeciso en el fondo de las trincheras excavadas entre los talas, trepaba resuelto por los merlones de tierra, se deslizaba ágil por las explanadas de las baterías, corría animoso por los claros de grama esmaltados de verbenas, se animaba con furia animal en el monte de espinillos, y ascendía estentóreo y salvaje, en el aire de oro de la mañana de estío. Allí, hecho viento, transformado en ráfaga heroica, ganaba la pampa, el mar, la selva, el desierto, la estepa y la cordillera y uniendo de un extremo al otro del país la voz de júbilo con la de protesta, la de la imprecación con la del entusiasmo cívico, creaba un clamor de alegría y borrasca, incomparable y único.
La voz clara y sonora de Mansilla acaudillaba los ritmos heroicos. El eco pasaba de una garganta a la otra; partía de los pechos de acero que amurallaban la patria y se confundía y entrechocaba sobre los muros de las baterías. Las notas prorrumpían de los bronces y tambores majestuosamente, con corrección inigualable, como en un día de parada. La banda del Batallón 1º de Patricios de Buenos Aires, que ejecutaba el himno al frente del regimiento inmortal, solo encontraba extraño en esta formación de tropas que, en vez de ser un jefe, fuese la Muerte quien pasara revista. Lo demás era lo acostumbrado desde los tiempos de Saavedra y la trenza con cintas. La hueste asistía impecable a la inspección, en tanto la metralla francesa e inglesa llovía sobre las filas sonoras y abría claros en la música y el verso.
Los huecos se cubrían con premura y renacía la estrofa, redoblada y heroica. Cada voz sustituta centuplicaba la fuerza del canto. La oda se había constituido en una marejada incontenible de estruendo y de furia.
Toda la barranca ardía en delirio con las voces. Cantaban los artilleros, los infantes, los marineros, los jinetes, los jefes, los oficiales y los soldados, los veteranos de cien encuentros y los novicios que por primera vez, olían la sangre y la muerte. La misma tierra quería hendirse para cantar. Parecía pedir la voz de todos los pájaros para acompañar en el canto a quienes la amparaban hasta morir abrazados sobre ella, crucificados sobre su amor, dándole a beber generosamente de su propia sangre. Cantaban allí los camaradas de aquellos que custodiaba en su seno, y que murieron defendiendo su pureza criolla en los campos, sobre los ríos y las montañas, en los páramos frígidos y a la sombra de los montes de naranjos donde dormían cálidamente, bajo la lluvia votiva del azahar.
Los viejos patricios de Buenos Aires, los capitanes que cruzaron la cordillera con el Intendente de Cuyo y libertaron los países que se recuestan sobre un mar donde se pone el sol, los oficiales que habían combatido contra el Imperio del Brasil, destrozando a lanzazos los cuadros terribles de la infantería mercenaria austríaca, los marineros de camiseta rayada, cubiertos de cicatrices, que habían cañoneado y abordado naves temibles al mando del Almirante, en el río y en el mar, luchando en proporción de uno a veinte con la mecha o el sable en el puño, todos los que habían hecho la patria y no deseaban vida que no se dedicase a sostenerla, se hallaban allí y cantaban religiosamente, con la mirada arrasada y el corazón desbordante de ternura por los recuerdos, la canción que hablaba de cadenas rotas, de un país que se conturba por gritos de venganza, de guerra y furor, de fieras que quieren devorar pueblos limpios, de pechos decididos que oponen fuerte muro a tigres sedientos de sangre, de hijos que renovaban luchando el antiguo esplendor de la patria y de un consenso de la libertad que decía al pueblo argentino : ¡Salud! La canción era seguida por juramentos de morir con gloria y el deseo que fueran eternos los laureles conseguidos.
Jamás resonó canción como aquella. Los que habían conseguido los laureles pedían frente a la muerte que fueran eternos, los que vivían coronados por la gloria adquirida luchando con el fusil, el sable o el cañón, a pie, a caballo o sobre el puente de una nave, en defensa de su Nación, juraban morir gloriosamente si la vida debía comprarse al precio del decoro y el valor.
Los proyectiles franceses e ingleses caían ahora sobre la protesta, el desafío o la muerte, el orgullo y la voluntad. La voz, engrosada y magnificada por el eco, había recorrido de una frontera a otra de la tierra invadida, y retornaba al lugar de su nacimiento para recobrar vigor y lanzarse esta vez hacia el frente, en procura de los agresores. Descendía presurosa por la barranca, corría sobre la playa de arena, alcazaba la orilla del río, volaba sobre el espejo del agua y se lanzaba al abordaje sobre los invasores, repitiendo un asalto sorpresivo y desenfrenado. Trepaba por las cuadernas de las quillas, se encaramaba por las bordas, hacía esfuerzos desesperados por amordazar los cañones de 80 milímetros, de 64, de 32, las cien bocas que vomitaban fuego sobre las baterías de menor alcance, lograba poner el pie en las cubiertas, brincaba a lo puentes donde se hallaban, condecorados y magníficos, Tréhouart, el capitán de la Real Marina Francesa y el Honorable Hothan, de la armada de Su Majestad, con uniformes de gala, cubiertos de entorchados, dirigiendo con el catalejo el bombardeo implacable e impune; ascendía por los obenques a las gavias y las cofas y giraba sobre las arboladuras lanzando un grito recio y retumbante. Luego descendía sobre el río y soplaba en el mar, y a través de las olas, cabalgando sobre el agua y la espuma, pisaba la tierra desde donde las naves habían partido y se retorcía en remolinos briosos y épicos en busca de oídos para requerir, demostrar, probar, retar y herir.
La canción aludía a los derechos sagrados del hombre y el ciudadano, a los principios de igualdad política y social, al respeto por la propiedad ajena, a la soberanía de la Nación, a la obligación de cada ciudadano de respetar la ley, a la libre expresión de la voluntad popular, al respeto de las opiniones y creencias ajenas, a la abolición de los obstáculos que impiden la libertad y la igualdad de los derechos. La voz hablaba de la injusticia de la metralla, y ésta, tal como si hubiera interpretado la protesta del canto, hería ahora el seno de la voz, en acto obstinado, buscando rabiosamente el corazón de la canción.
Los defensores eran ya los árbitros de la batalla. El enemigo había entendido la voz y comprendía que el triunfo pertenecía, por derecho propio, al atacado, cualquiera fuera el desenlace de la acción. Ya no significaba nada vencer en el encuentro y cobrar el botín de la conquista para conducirlo a la tierra donde estallarían aclamaciones y vítores junto a los arcos de triunfo. El adversario cantaba estoico frente a la muerte; cantaba vivamente, alegremente, enhiesto e impasible, sin responder al fuego, como queriendo demostrar que era más importante terminar con aquel canto, antes que defender la vida y resguardar la defensa del paso. Los cañones de 80 golpeaban el vacío, asesinaban la nada; las granadas explosivas no acallaban la música ni podían matar la poesía. La lucha era imposible: ¡Si al menos los defensores hubieran dejado de cantar!…
Cuando la voz dejó de escucharse hasta en su último eco, Mansilla recogió de nuevo el catalejo, tomó la espada, y alzando el brazo nuevamente, dio orden de iniciar el fuego contra las naves. La barranca ardió en llamas y comenzó el cañoneo que se sostendría por espacio de ocho horas…Pero la hazaña principal estaba cumplida, con el Himno entonado frente al adversario y que escucharían después los siglos. La música de los cañones sólo componía el acompañamiento de este canto. El héroe había legado a la patria su tesoro más puro de heroísmo, de exaltación emocional y de pasión patriótica: el Himno ganaba de paso, igualmente, la batalla de la Vuelta de Obligado.
*José Luis Muñoz Azpiri (h) nació el 22/06/57 en Buenos Aires, cursó estudios superiores de Historia en la Universidad del Salvador y de Antropología en la UBA y la Escuela Nacional de Antropología e Historia de México. Egresado del Curso Superior de la Escuela de Defensa Nacional, integra el Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas. Ejerce el periodismo en diversos medios nacionales y extranjeros. Su último libro (2007) es Soledad de mis pesares (Crónica de un despojo).
gb
Suscribirse a:
Entradas (Atom)