domingo, 6 de noviembre de 2011

12 de Agosto, Identidad.

12 de Agosto de 1806 – Reconquista de Buenos Aires.



Rendido Beresford en forma incondicional (“a discreción”, dice el acta del Cabildo), el mismo día 12 de agosto Liniers le comunica que sería canjeado por el virrey Abascal, del Perú, a quien se creía en Buenos Aires prisionero de los ingleses. El general inglés es alojado en la casa de Félix de Casamayor, amigo y contertulio del espía inglés James Florence Burke y presumiblemente miembro de la logia “Hijos de Hiram”, creada por Burke y el portugués Juan Silva Cordeiro (otro informante británico) y que funcionara en la posada de los Tres Reyes (actualmente la esquina noreste de 25 de Mayo y Rivadavia, en Buenos Aires, edificio del SIDE). Mientras tanto las autoridades resolvían el destino final de los prisioneros británicos. La residencia de Casamayor era punto de reunión y prestigiosa vida social, a la que concurrían ingleses y españoles, las damas principales y en la que se daban sonadas fiestas. Aquí se realiza el primer acto de la conjura a favor de Beresford, pero esta vez interviene en las acciones, para asegurar el éxito, el más seguro agente británico de ese momento: Ana Périchon Vandeuil de O’Gormann, amante del reconquistador y héroe triunfante, Santiago de Liniers.

Los primeros pasos de la comedia, que finalizaría a bordo del buque británico Charwell 8 meses después, se inician en los salones elegantes de Casamayor. Veamos el procedimiento:

“El ilustre prisionero decía que la severidad de las leyes inglesas era tal que consideraba cortada su carrera para siempre, y como la paz con España había de hacerse más o menos tarde, tendría que responder en un consejo de guerra por haberse rendido a discreción o sin pacto alguno que salvase, siquiera, las apariencias y situación de la que ningún soldado inglés había salido con vida y sin infamia. Fingiéndose poco a poco preocupado y caviloso con tan crueles presentimientos, comenzó a negarse a ir al salón de las visitas, donde se jugaba y donde todos le reclamaban; se encerraba en su aposento y permanecía a oscuras la noche entera. Hasta que el mismo Liniers, instado por Casamayor y por las damas del círculo, le insinuó que para el caso extremo que temía, se le podía dar una capitulación fingida, que no debía figurar sino después de la paz y para el caso que fuera sometido a juicio. Sin reflexionar bien lo que hacía y arrastrado por el interés con que miraba a su prisionero, Liniers le otorgó el documento” (Vicente F. López).

En realidad, no eran “las damas del círculo” ni Casamayor. Era Anita Périchon y sus recursos amatorios, que cumplía con sus obligaciones de empleada del Foreing Office en la intimidad. A su influjo y persuasiones se debieron muchas de las actitudes de Liniers. Mitre dice que la falsa capitulación dada por Liniers a Beresford le fue arrancada al reconquistador “…cediendo a las seducciones del amor…” incurriendo “…en la culpable debilidad de sacrificar el acto más solemne de la guerra, comprometiendo impremeditadamente el triunfo mismo y disponiendo de la gloria de todos con una ligereza propia de su carácter inconsistente”.

Luego de discutir el texto del documento durante algunos días, entre Beresford, Liniers y Casamayor, finalmente se firmó el 20 de agosto, antedatándolo al 12, fecha de la rendición inglesa en el Fuerte, colocando Liniers al pie y antes de su firma: “en cuanto puedo”, con lo que salvaba las apariencias y se cubría ante el Cabildo, los demás jefes militares y el pueblo.

En esa falsa capitulación Liniers concedía el reembarco de los prisioneros británicos, previo canje de los mismos por los que ellos habían hecho a los patriotas, entregaba víveres para el viaje de las tropas inglesas en sus propios barcos, se comprometía a otorgar cuidados especiales a los heridos y daba seguridad de respetar la propiedad de “...todos los sujetos ingleses de Buenos Aires”.

El astuto prisionero



Beresford, una vez con el documento firmado por Liniers en la mano, abandona su apariencia “…preocupada y cavilosa” y al leer las tres palabras condicionales puestas por el reconquistador en el papel, “en cuanto puedo”, monta en cólera y el 21 reclama por escrito a Liniers, el cumplimiento estricto “del convenio hecho entre nosotros”. Ya no era un gesto magnánimo y de favor por parte de Liniers para salvarlo ante la corte militar inglesa. Constituía un tratado y Beresford pugna, por todos los medios, obtener que se cumpla como tal.

Sandtiago de Liniers le contesta el 25 y luego de recordarle las circunstancias y las verdaderas razones por las cuales se firmó el documento, reitera que “...en cuanto esté de mi parte propenderé al cumplimiento de las condiciones que concedí a V.S., …más siendo un oficial subalterno en la provincia, tendré que pasar, aunque sea contra mi deseo, por lo que mi superior me ordene”.

Pese a que la falsa capitulación era un gesto personal de Liniers, éste estaba convencido que lo mejor era reembarcar a oficiales y tropas inglesas, criterio que sostenía Sobremonte (todavía virrey nominal) y las dos Juntas de Guerra celebradas para tratar el asunto. El 26 se efectúa una entrevista entre Liniers y Beresford, en la que el general inglés despliega todas sus habilidades de hombre con notables condiciones políticas y con mucho conocimiento de los seres humanos y las circunstancias, para que Liniers impusiese a toda costa las condiciones de lo que él llamaba “el tratado”.

Todo es inútil, porque el poder lo tenía el Cabildo desde el famoso “Congreso” del 14 de agosto, el que respondía completa y solidariamente a las inspiraciones de Alzaga, quien propugnaba la internación de los ingleses. Este temperamento se correspondía, además, con los deseos del pueblo que, según el mismo reconquistador, “...se halla en un estado de insurrección y es enteramente contrario al reembarco de las tropas y oficiales ingleses”. El 28 circulan por la ciudad copias de la falsa capitulación y la indignación es general, siendo el Cabildo el más airado y el que reacciona de inmediato, citando a reunión para el día siguiente, con la presencia de Liniers.

Habla el alcalde de primer voto, Alzaga, quien expone “...las zozobras que padecía el vecindario de resultas de no haberse remitido a lo interior de la provincia a los prisioneros ingleses...”, señalando seguidamente “...la sorpresa que había causado en el pueblo un papel que corría de capitulaciones hechas con fecha 12 de agosto y firmadas por los dos generales, hallándose aturdido el pueblo por este hecho, siendo público y notorio que el enemigo se rindió a discreción...” y que quería que el señor Comandante de Armas (título oficial de Liniers) le informase la realidad del caso.

Liniers declaró que “era cierto el otorgamiento de ese papel y que lo había firmado después de la reconquista por consolar la suerte de un general desgraciado, quién con lágrimas en los ojos le suplicó le diese un papel de resguardo para su Corte, con la calidad precisa de reservarlo”, pero que él había tenido la precaución de anteponer la cláusula “en cuanto puedo” y que “siendo ninguna sus facultades en aquél caso, por cuanto no le era permitido defraudar los derechos y glorias de la nación, era insubsistente, nulo y sin ningún valor el precitado papel”, de todo lo cual él daría una amplia satisfacción al público, para lo que “estaba trabajando un manifiesto”, que daría a conocer en esos días. El Cabildo decidió esperar la aparición del manifiesto para decidir luego el temperamento a seguir.

El 30 de agosto apareció el manifiesto, donde Liniers relata breve y claramente las circunstancias y las intenciones de la falsa capitulación, ratificando lo expresado anteriormente a Beresford, al Cabildo y a las autoridades sobre el caso; reitera que había propuesto a las autoridades “remitiesen las tropas británicas y sus oficiales a Europa y esforcé en cuanto pude esta opinión, pero el Cabildo, el mayor número de los principales vecinos de este pueblo, el gobernador de Montevideo, la Municipalidad y habitantes de dicha ciudad fueron del parecer contrario”, recordando que la Junta de Guerra, el día 26, había consentido en ese criterio, pero “...habiéndose en los días 28 y 29 esparcido copias de nuestras insignificantes capitulaciones en esta plaza y sabido que en Montevideo había sucedido lo mismo por el correo, ambos pueblos han pronunciado enérgicamente que no se consentirían nunca a que se permitiese la salida de las tropas británicas, a cuyo parecer se conformó la Junta de Guerra que convoqué ayer y a cuyo voto general me conformé, tanto más que infinitas personas, haciendo la más inaudita injusticia a mi honor, carácter y acrisolada lealtad, profieren la abominable acusación que había tenido la vileza de dejarme seducir por venalidad en prestarme a las ideas de V. S." (Beresford).

En los primeros días de setiembre se resuelve la internación de los prisioneros, menos los jefes y oficiales, que a instancias de Sobremonte serían enviados a España, previo juramento de no volver a tomar las armas contra ella ni contra sus aliados. Pero el Cabildo, aconsejado por Alzaga demoró la ejecución del embarque de los prisioneros hasta que, insistiendo el 11 y el 15 de setiembre en la internación, logró al fin verificarlo el 11 de octubre. Martín de Alzaga escribía el 21 de ese mes a su yerno José Requena: “al fin conseguimos que tanto la tropa prisionera como a los oficiales se los despachase para los pueblos interiores”.

Dice José María Rosa que la popularidad de Liniers era tal, que a pesar del traspié de la falsa capitulación, por un momento capaz de aplastarlo si él insistía en cumplirla (hubo avisos hechos a Liniers acerca de la peligrosidad de seguir comunicándose con Beresford reservadamente), internados los ingleses, el pueblo siguió celebrándolo como el héroe de la Reconquista y jefe querido y aclamado. Sin embargo, el aparato montado por los comerciantes ingleses y sus amanuenses los “jóvenes ilustrados”, los funcionarios y militares contrabandistas y los “Hijos de Hiram”, iba a demostrar el poder de los intereses que controlaba. Por de pronto, el aparato proinglés había logrado que el general en jefe de los invasores y sus principales oficiales de Estado Mayor quedasen en Luján.

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Ay los radicales, De la Rúa y Alfoncicito tienen a quienes salir

El diputado de la UCR, N. Rojas dirá en el Parlamento argentino, en el año 1946, con referencia a las Invasioens Inglesasa del año 18o6, y, ante la propuesta de ser declarado feriado ese día a causa de la "Reconquista" y "Defensa" de Buenos Aires, que:
" No fueron una agresión a nuestra nacionalidad, sino un episodio de las tremendas discordias europeas de principiso del siglo pasado. No quiero con esto negar que sea un acontecimiento argentino aunque la República no existía; argentino por el ámbito geográfico en que se desarrollaron los sucesos y por la trascendencia que tuvo en la formulación de nuestra naconalidad. Pero quiero con esto aclarar un ccncepto. Nosotros adherimos a la conmemoración, pero restándole todo sentido de hostilidad a Inglaterra, que en realidad no llevó a una agresión contra nosotros."

Como corresponde este feriado será derogado por el golpe de 1955, llevado a cabo ente otros con la complicidad del radicalismo.

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sábado, 5 de noviembre de 2011

ANARCO CAPITALISMO 3 ANARCO PERIODISMO



"El riesgo país en noviembre del 2001 está en 3.077 puntos, en pocos dísa mas llega a 3.341 puntos. Como es sabido, esat vieja práctica de los bancos-de hacer buenos negocios prestando a altas tasas el dinero de los clientes-provoca que no puedan responder, cuando se produce "una corrida". Olvidan, entonces sus promesas de seguridad-en el caso e los extranjeros:"el prestigio de la casa matriz del exterior"-recurriendo de puro liberales, al Estado, para que los auxilie."

Cavallo y De la Rúa inventan el "corralito" aprisionando ahorros y sueldos de activos y pasivos.
"Que se vayan todos.....

"El 6 de diciembre, el FMI informa que no gira los 1260 millones de dólares que había comprometido, pues el gobierno argentino no cumplió las metas acordadas. Tampoco el Banco Mundial, ni el BID, ni el gobierno español. El ministro Cavallo se arroja entonces sobre las AFJP capturándoles los fondos y adopta medidas de control cambiario para impedir nuevas fugas de divisas. Las reservas del Banco Central bajan de 18.700 millones de dólares el 12 de noviembre a 14.800, para el 6 de diciembre."

La propuesta que trae Cavallo del FMI es: eliminar el Fondo Docente, suspender el pago del aguinaldo, disminuir los presupuestos de la ANSES y del PAMI.
Se extienden los saqueos por todo el país.
Se declara el 19 de diciembre el Estado de Sitio.
Cacerolas, movilizaciones multitudinarias con bronca y desazón, 39 muertos, un Estado saqueado pero represor y asesino, renuncia del presidente, huye en helicóptero.
El endeudamiento externo gracias al capitalismo financiero yanqui y europeo, y, a sus aliados internos ( radicales, liberales, frepasistas, periodistas, economistas, banqueros, industriales, ruralistas) llega a 214.000 milllones de dólares.
En el 2001 se fugan 121.000 millones de dólares.
Uno de los representantes de los grupos económicos, Gregorio Pérez Compn posee una fortuna de 5.000 millones de dólares.

De qué habla Bonelli y el oligopolio Clarín cuando instala una supuesta crisis de confianza referida al dólar en la última semana y nuestro gobierno legitimado por millones de argentinos?.
De qué habla Morales Solá cuando afirma que la presidenta no tiene la confianza necesaria?
Y Magdalena y Lanatta?.

Sin Memoria, Con infamia, Sin Verguenza, Con maldad,
DESTITUYENTES.

La fuente: Norberto Galasso, Historia de la deuda externa argentina, de la Banca Baring al FMI, Colihue, Buenos Aires, ps. 344-345.

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Anarco Capitalismo, 2 (ANARCO PERIODISMO)




"En diciembre del 2000 se celebra un acuerdo denominado "blindaje financiero" que consiste en un crédito extraordinario otorgado por el FMI, el BID, el Banco Mundial, AFJP locales, bancos y el gobierno español, por 32.700 millones de dólares (que se convierten en 39.700 si se toma un posible canje de bonos por 7.000 millones), puesto a disposición del gobierno argentino, condicionado a cumplir con ciertas condiciones: equilibrio fiscal, evitar nuevos endeudamientos y desregular las obras sociales.
El blindaje provoca algunos juicios interesantes, como por ejemplo el del entonces funcionario Daniel Marx: "En su conversación con el secretario del Tesoro, Larry Summers, dejó en claro que, sin ayuda, la Argentina iba directo a la cesación de pagos".
Se trataría pues de un salvavidas arrojado generosamente por el poder financiero mundial, para evitar el default.
Al poco tiempo los organismos internacionales consideran que el gobierno argentino no ha cumplido con las obligaciones asumidas, a los dos meses se desmorona, provocando la renuncia del ministro Machinea."

Le sucede López Murphy quien propone un ajustazo en la educación pública, la reacción estudiantil provoca su renuncia de forma casi inmediata.

"De la Rúa concluye por llamar a Cavallo,pretende curar la enfermedad con el mismo que la engendró.Ratifica la política de déficit cero y anuncia una nueva negociación con los acreedores externos: un viejo amigo de Domingo Cavallo, llamado David Mulford, presidente del Credit Suisse First Boston lo convenció -según admitió el ministro- de reprogamar la deuda argetnina. Así nace el "megacanje"."

"Dado que en los próximos cinco años se producen importantes vencimientos, se negocia el canje de títulos de deuda externa, por otros nuevos, con vencimientos a mayores plazos.De este modo -se comenta-el fantasma de la cesación de pagos se aleja."

"El acuerdo consiste en que se rescatan títulos por 28.144 millones de dólares entregándose nuevos títulos por 30.401 millones de dólares, con vencimiento a mayor plazo. Al refinanciarla, la deuda crece en 2.257 millones de dólares. Además, se canjean bonos Brady que llevaban el 6% de interés, por nuevos títulos con una tasa del 12%. De lo cual resulta que mientras el monto renegociado obligaba a una erogación anual de 2.890 millones de dólares, en concepto de intereses, la nueva deuda significa, por algunos años mas, un pago de 3.677 millones de dólares."

"Con respecto a los contactos, la negociación se realiza precisamente con la intervención del señor David Mulford, que ya participó en otras gestiones referidas a la deuda. La relación amistosa entre el gestor y el ministro provoca que algunas malas lenguas sostengan que Mulford-y también Cavallo- habrían participado en la comisión demasiado suculenta del 0,55% sobre el valor canjeado, es decir, mas de 150 millones de dóalres a repartir entre los siete bancos intervinientes y sus representantes."

Norberto Galasso, De la banca Baring al FMI, Historia de la deuda externa Argentina, Colihue, Buenos Aires,Argentina, 2003, ps. 343-344.
Continúa...

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jueves, 3 de noviembre de 2011

ANARCO-CAPITALISMO

DIJO EL GENERAL PERON: "Siempre he considerado pernicioso el capital que pretende erigirse en instrumento de dominación económica. Lo considero, en cambio, útil y beneficioso cuando veo elevar su función al rango de cooperador efectivo del progreso económico del país y colaborador sincero de al obra de producción y cuando comparte su poderío con el esfuerzo físico e intelectual de los trabaja dores para acrecentar la riqueza del país.
Humanizar la función del capital es la gran misión histórica que incumbe a nuestra época. Este criterio podrá ser compartido o impugnado.
Pero repasad la historia social en lo que va del siglo, y luego, con la mano puesta sobre vuestro corazón, decidme lealmente si es preferible abrir la válvula de los sentimientos,de los buenos sentimientos , u obstinarse en el egoísmo, para sumir a nuestra Patria-que cuenta con tantos recursos para hacer la felicidad de sus habitantes-en el desastre material y en el caos espiritual en que han caído tantos pueblos y naciones."

Fragmento del discurso pronunciado el 6 de setiembre de 1944 al cosntituir el Consejo Nacional de Posguerra.

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CESAR MARCOS POR LILA PASTORIZA, SEGUNDA PARTE.




TANTAS VECES NOS MATARON…

-El jefe civil del complot era Raúl Lagomarsino (…). También figuraba en el
comando César Marcos, ex suboficial del Ejército, que ya ha sido fusilado…,
anunciaba en su primera página La Razón, del 11 de junio del 56. En la
mañana del 2, una semana antes del levantamiento del general Valle, seis
dirigentes del Comando Nacional eran detenidos. César, Osvaldo Morales y
Copete Rodríguez, en una vivienda de Laferrere y Carlos Held no lejos de allí, Saavedra al dirigirse a su trabajo.

Efectivos de la Policía Federal y de la Marina los llevan al Arsenal Naval; estarán unos días -desaparecidos hasta ser trasladados al Departamento de Policía.

El grupo estaba al tanto del intento de Valle, pero, firme opositor a la vía del golpe militar, no lo compartía en absoluto. -Nos habíamos reunido con Valle, el coronel González y algún otro un viejo caserón de Belgrano. Nos plantearon que incorporásemos nuestros grupos civiles, que ellos pondrían las armas. Y una condición: cada uno debía entregar su documento de identidad como garantía de la devolución del armamento. Es que para los milicos las armas en manos del pueblo eran peligrosas. Nos negamos de plano a participar, evoca Saavedra.

No obstante el desacuerdo van todos presos y les endilgan cualquier cosa. -Yo tenia un tubito de Asmaspirin, relata Lagomarsino, con el que salí fotografiado en los diarios. Se lo convirtió la droga. Además, éramos homosexuales: un rico industrial sombrerero (yo) con un joven nazi (Held, hijo de alemanes).

Producido el levantamiento, los llevan a fusilar. La noticia de la ejecución sale en los diarios. -A papá lo habíamos visto unos días antes, de lejos al llevarle comida. Cuando leímos el diario corrimos al departamento Y ahí estaba. Esa vez nos dejaron tocarlo, recuerda su hija. La hermana de Lagomarsino se presentará a retirar los restos, a la madre de Morales la llaman para igual trámite. La orden existía, algo impidió que se concretara.
Cuando se lo llevan a Cooke, preso político en Caseros con igual fin, le dicen que Marcos ha sido fusilado por la mañana. -Al devolvernos luego a la celda -relata Cesar- la ropa estaba apiladita junto con el inventario que enviarían a nuestra familia después de ejecutarnos.

A Morales y Rodríguez les avisan que serán fusilados. No lo creen. -Pensé que era un cuento aunque dudé cuando me enviaron el cura a la celda, recuerda el primero. A Saavedra viene a buscarlo la gente del Ejército -para interrogarlo pero la Marina no lo entrega. -¿Ves, pibe, que nosotros no somos asesinos?, me dicen.

El tercer grupo lo pasa peor. Los llevan a la Escuela de Mecánica del Ejército, en la calle Solís, cuenta Marcos: -Era lóbrego ese cuartel en la noche, mal iluminado. Había un montón de tipos armados de civil, los comandos, y un capitán muy buen mozo, altote, de anchas espaldas, con una 45 que me clavaba al preguntarme las cosas más idiotas… Otro capitancito, de la Escuela Superior Técnica, muy bien vestido, bien afeitado, pálido, con los guantes puestos, le preguntó a Raúl (esposado, chivudo, sucio) su fecha de nacimiento. -El 17 de octubre de..!, comenzó a decir y el oficialito lo desmayó de una trompada. Nos miraban con asco, con odio, eso era lo más intimidante.

Y también ocurría lo increíble: como cuando llega un ayudante con café y el escenario cambia, como si le hubieran pasado un trapo húmedo. Yo me animo y pido un café. Y el grandote me alcanza la taza, me ayuda a tomarlo y me da un cigarrillo. Luego, sin transición, todo vuelve a lo anterior. Y nos llevan a la fila para fusilarnos.

A Lagomarsino lo habían sacado para un careo cuando escucha por la radio que a pedido del Papa se suspendían los fusilamientos. -Ni respiraba para no alterar el ambiente. Me llevaron al Departamento. Me pareció hermoso. Me
metieron en un sucucho para las escobas. Hacía un grado bajo cero ese mes de junio. Yo estaba helado, casi desnudo y sin las pastillas contra el asma.

Había un vidrio roto que dejaba entrar el frío y a unas enormes ratas. Me
pasé la noche espantándolas con una caja de fósforos vacía. Por la mañana
algo dormí. Estuve así diez días. Cerca de dos meses permanecieron allí.
Luego los llevaron a Caseros. Se pasaron como mínimo, un año. César salió a
fines del ‘57. Raúl en 1958, con la amnistía.

-MANTENER LA LLAMITA

-El espontaneísmo cubría todo el país. Llegábamos a todos lados pero sin organigramas. En realidad, cada uno se colocó en el agujerito que le correspondía. Y el enorme fervor suplantó a la organización, precisaba Marcos.

Desde el ‘55, la clandestinidad. Iban de casa en casa. -César era un drama, llegaba a un lugar y colocaba los estantes para hacer la biblioteca, se queja Lagomarsino. Pero se arreglaban: -Vivíamos y nos reuníamos en las casas de compañeros, de familias peronistas que nos albergaban.

La gente estaba como loca, quería participar de cualquier modo, recuerda Morales. Empezaban con la propaganda. -Mantener la llamita. Volantes, pintadas, algún apagón si había huelga. -Y fuimos armando los grupos.

Yo organicé el comando Mataderos, el del Frigorífico, el del Barrio Los Perales y otros. Eran de poca gente, que no se conocía entre sí. -César diagramaba ese esquema, relata Saavedra. La cárcel no frenó la Resistencia.

Regularmente, el Comando enviaba los informes a Perón, se giraban las instrucciones y se redactaba la prensa (el Boletín Informativo, El Guerrillero) que algunas compañeras sacaban afuera e imprimían Emmy, Carmen y Tello Castiñeiras.

Esclarecer, mentalizar era fundamental. -Me conocí las cocinas de todos los suburbios de Buenos Aires -cuenta Marcos-, era el sitio donde nos juntábamos como una gran familia, la mesa de hule, el mate, un vino… Hablábamos de Perón (porque estaba prohibido hacerlo) y de qué hacer.

Lo que más nos interesaba era que la gente no se enganchara en las aventuras militares, que entendiera que todo dependía de lo que el pueblo hiciera por sí mismo, que no había coroneles providenciales. Y resultaba difícil.
Esperaban lo inmediato, el golpe.

Uno explicaba durante horas, todos decían estar de acuerdo, y al salir de la reunión, el dueño de casa, sigiloso, cómplice, se despedía y preguntaba -¿Y… viene el golpe?’.

-Es que lo teórico no bastaba, faltaba la propia experiencia… Saavedra recuerda: -una vez fuimos a una reunión, allá detrás de Caseros. Corren una cama y aparece la entrada a un sótano lleno de gente. Estaba hasta el famoso trío de la CGT negra.

Hablaban de los contactos con militares, de que había que largarse ya. Un dirigente de UTA, dijo, eufórico, que tenía el uniforme de un general.

Nosotros escuchábamos, César no había dicho nada. Entonces habló. -¿Me permite compañero? (no lo olvido más). ¿Sabe lo que yo hago con el uniforme de un general? Me limpio el culo. Se terminó la reunión. ¡Lo que faltaba, milicos que jugaban a peronistas! Era un chiste eso.

EL VIEJO CÉSAR

Agotada la primera etapa de la Resistencia (que culmina con la tajante oposición de Marcos al pacto con Frondizi), habrá otra vez clandestinidad y prisión y diversas posiciones ante las cambiantes contingencias políticas.

En el ‘73, cuando retorna Perón, el escepticismo de César se estrella contra la euforia general: prevé días sombríos. No obstante, desde la Unidad Básica John W. Cooke logra abrir un espacio de discusión entre los sectores de la Tendencia, en momentos en que el clima general no favorecía el diálogo. Más
adelante, su afán de poner vallas al avance de -la patria metalúrgica lo lleva a colaborar unos meses con el gobierno de Calabró, en la provincia de Buenos Aires. Pronto debe alejarse.

Enemigo del Lopezrreguismo y muy crítico de la gestión de Isabel Perón, cree, sin embargo, que hay que evitar el golpe militar. -Si esto se hunde nos hundimos todos, sostenía. Sus posturas y actitudes son polémicas y le granjean críticas. En general, coyunturales.

-En la Resistencia fue una especie de guardián de la doctrina, con una fuerza de principios y una forma de expresarlos enormemente pura, que orientó a los sectores dispersos desde una posición intransigente, sostiene Osvaldo Morales.

Para Pino Solanas (bajo cuya dirección Marcos interpretara a Pardal en Los hijos de Fierro) fue clave en la comprensión de nuestra historia. -Mi generación le debe mucho a César -dice-; nos ayudo ayudó a profundizar nuestra inserción en el peronismo.

Carlos Acuña, de la U.B. Cooke, lo rescata desde los años recientes. -Apostaba a la revolución, a la gente. Lo amábamos al Viejo, era un troesma.

-Todo aquel que pensara en una organización revolucionaria dentro del
peronismo iba a ver al Viejo, cuenta Leopoldo Halperín. -Era una especie de
oráculo. Lo conocí una noche en que Jorge Rulli me llevó a su casa, en los
‘60. César, que funcionaba sólo de noche, estaba rodeado de una inmensa
cantidad de libros y papeles. Discutíamos cómo organizarnos. El mezclaba
anécdotas de sus tiempos, algo de marxismo, metafísica, lecturas de Marechal. Un galimatías. Fumaba muchísimo y hablaba en un estilo casi
conspirativo. Era un autodidacto y sabía como un caballo. Una vez logramos
que diera un curso de historia. Arrancó de los carolingios, iba de las anécdotas de la Resistencia a Childerico. Si lo vieras, con sus hojitas, tan sistemático…

Por allí pasaron muchos: El uturunco Mena, Villalón, Saúl Hecker, Vallota, Pancho Gaitán, el Gallego Alvarez, Licastro, Fernández Valloni, Quique Pecoraro, Mendieta, Eduardo Vacca, el Negro Lamborghini, Pino Solanas, Marcos Raijer, Luis Macaya, entre otros. Su larga e intensa trayectoria explica la multiplicidad de contactos. -Jamás podría haber reunido a todos -dice su amigo Carlos Abalo-; con cada grupo desarrollaba temas específicos.

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CESAR MARCOS, POR LILA PASTORIZA.



N° 758 - César Marcos, atizador de fuegos
‹ - | 2 de Noviembre de 2011 ≈ 16:05 |

Por Lila Pastoriza

César Marcos fue uno de los principales artífices de la Resistencia Peronista. Personaje de múltiples facetas, autodidacta, fue, entre otras cosas, frutero en el mercado de Dorrego y asesor de John W. Cooke, suboficial del Ejército, escribiente de terceros y, en especial, formador de militantes e intelectuales. Para la mayoría del público su vida y su muerte pasa desapercibidas.

Este luchador popular fanatizó su actividad en charlas, discusiones y tertulias políticas, casi sin dejar testimonio escrito. En las páginas que siguen se reconstruyen aspectos claves de su historia a través de la memoria de sus compañeros y amigos documentos y cartas personales.

- El mayor mérito de la Resistencia fue que logro evitar otro Caseros. Consiguió mantener y trasmitir la pequeña llamita, que el peronismo no se cortara, y eso nos ahorró medio siglo o más (César Marcos, 1972).

Cuando el golpe militar de 1955 derribo al gobierno peronista, César Marcos había transitado más de la mitad de su existencia.

Seguramente nunca antes sospecho lo que vendría: que la vida podía darse vuelta ( ese mundo sin peronismo donde todo cambió, la gente, los hechos, el trabajo, el aire, el sol) y, menos aún, el papel que le tocaría jugar: protagonista central de la Resistencia, iniciaría esa etapa a los 48 años.

- La Resistencia nació el día que cayó Perón, dirá luego. Irrealidad y pesadilla la de esos tiempos… El 16 de junio, las bombas, los camiones, la gente gritando, la masacre, el coraje, la impotencia de aquel milico que disparaba con su 45 a los aviones… O el 19 de septiembre, cuando, muertos de hambre, llegaron con el Bebe Cooke a Santa Fe y Junín, y vieron que en los balcones la gente brindaba con champán y súbitamente Buenos Aires pasó a ser una ciudad extranjera. El cielo entero se nos vino encima. De repente todo se volvió anormal. Como fue anormal, absurda, alucinada, la odisea de la resistencia. Pigmeos contra gigantes…

Una odisea que despunto en las barriadas con los muchachos pinchando los neumáticos, se contagió por guiños y tonadas, se plasmo en la PV del Perón Vuelve adueñándose de las paredes hasta llegar, a puro fervor, a esa -etapa superior del mimeógrafo que alumbro boletines y panfletos.

- EL GOLPE NOS AGARRÓ COMO RECIÉN NACIDOS…

Después del cuartelazo de junio, Perón designó a John William Cooke interventor del Partido Justicialista de la Capital. En la febril actividad del local de Riobamba y Cangallo, el Bebe y Marcos diseñaron el mínimo aparato destinado a enfrentar la inminente clandestinidad.

- Cooke fue el único dirigente que, sin pérdida de tiempo, constituyó un Comando de lucha en la Capital que confió a Lagomarsino y Marcos mientras él estuviera en la cárcel…, dirá Perón en carta a Leloir.

Así surge el Comando Nacional Peronista, paradigma de la intransigencia, cuyo Manifiesto del 24 de febrero del ‘56 levanta una consigna -la vuelta incondicional del General Perón- que prenderá y será bandera.

Junto con Raúl Lagonarsino (que reemplaza a Cooke ya preso) y Marcos, estarán Tristán, de metalúrgicos, Héctor Saavedra, del Frigorífico, Salvador Buzetta, Osvaldo Morales y otros, en aquellas horas, cuando todo debía ser aprendido.

Salvo pocas excepciones, no hubo figuras de primera y segunda línea en la Resistencia, -Del 55 al 58 lucho el pueblo y solo el pueblo, afirma Marcos. Los dirigentes, o fueron detenidos (muchos) o se borraron (la mayoría).

La CGT hizo lo suyo: recomendó paz, silencio y tranquilidad. -La llamamos
CGT negra, como designaban los anarquistas a las instituciones oficialistas.
Abandonaba todo, el peronismo incluso, con tal de mantener su aparato…,
evoca Marcos.

El local de Riobamba funciono a pleno hasta que lo cerraron, en noviembre. -Fue entonces que comenzaron a formarse los grupos clandestinos -relata Saavedra- organizados por Buzetta y César, ambos muy claros ideológicamente.

La primera vez que lo escuché al Viejo habló durante cuatro horas. Mao,
Trotsky, la guerra de guerrillas, todas cosas nuevas para mí. Y ahí nos
entramos a formar…

LEER EN LA TERRAZA

Doña Emilia era hija de campesinos asturianos. Vino a la Argentina muy joven. A los 17 años tuvo a César y poco después a Juanita. Mamá, pobrísima y analfabeta cuando llegó, creía que lo único útil en este mundo era saber.

No sólo aprendió ella a leer y escribir sino que nos enseñó, y ya sabíamos
hacerlo al entrar al colegio, recuerda su hija. Muy inteligente, tesonera, orgullosa, Emilia será tenazmente rescatada por César como vieja luchadora. Trabajaba por horas, lavaba, planchaba. Vivían en piezas alquiladas en casas de familia, siempre en el viejo Palermo o, por Gorriti, por la Rivera de entonces (hoy Scalabrini Ortiz).

Acosados por la pobreza, la lucha diaria era contra el frío y el hambre. En el Colegio N 10, de la calle Pringles recitaba de memoria la historia de Grosso.

Leía de todo -Creo que nació leyendo, que salió de la panza con un libro,
ironiza Juanita. -Gracias a él, muy chica conocí a Wilde, Shaw, Salgari y
Anatole France, que era su pasión. Siempre contaba que a los 12 años leía a
Marx en el tranvía.

Emilia lo mostraba. -No lo expriman, no le gasten el cerebro, repetiría. El se instalaba a leer en el techo, junto al tanque de agua, y ella le cebaba el mate que, acomodado en un balde, César hacía subir con una cuerda. -En realidad, siempre fue un malcriado -precisa Lagomarsino-, a veces pienso que su hábito de leer provenía, en parte, de lo molesto que le resultaba moverse.

Terminados los estudios primarios -los únicos que curso- comenzó a trabajar con un puestero en el mercado Dorrego para luego instalarse allí como frutero. Pero ni el trabajo ni el dinero le atraían. Hacia la crisis del ‘30, el Ejército aparece como posibilidad de supervivencia.

Allí se engancha luego de la conscripción. -Voy a seguir en el Ejército -escribe a su tía Ina-, total, sueldo seguro, jubilación y poco trabajo. (…) Con un par de pesos para darme un gusto, un buen libro y una pebeta que me quiera, el mundo es mío. (…) En casa, como siempre, comemos poco, pero, divertirnos, nos divertimos (…) ¿Andar detrás del dinero? ¡Cualquier día! Es bueno sólo cuando se sabe gastarlo… -

A los 20 años ingresa en la Compañía de archivistas ciclistas que fue donde, al parecer, escribió para otros por primera vez. El beneficiario fue el Coronel Cernadas, un oficial que le tenía mucho aprecio, y luego, otros militares.

Según Lagomarsino, esta función le dificulto obtener el retiro. -Es que lo
necesitaban, estaban encantados. César les escribía cartas, documentos y
discursos. Tuvo un jefe cuya única tarea era ordenar lápices, gorras,
etcétera y marcar, en una lista, posibles ascensos de su grupo. César le
llevaba pilas de papeles escritos. El jefe les medía márgenes con su regla
(debían ser de ocho centímetros) y los pasaba uno tras otro. Jamás los leía. César pidió el retiro cuatro veces antes de lograrlo.

TIEMPOS DE NACIONALISMO

A los 27 años, cuando se casa con Ana Opfer, una hermosa y dulce polaca a la
que transformara en eximía tanguera, César Marcos militaba en el nacionalismo. -Mi madre era judía y papá - que pese a su catolicismo debió
aceptar el rito de ella - la arrastraba, ya en tiempos de la guerra, a los actos neutralistas, relata Púpele (muñequita en idish), su hija Mercedes Raquel Emilia le puso él, aunque la llamó siempre Ñusta, (princesa Inca). Cuando después del golpe del’76, su yerno Mario Kestelboim es incluido por los militares en el Acta Institucional, todos deben irse. -¿Sabés amorcito, cómo figurabas en los papeles de CONAREPA? Como -la vinculada del interdicto-. Decide, ¿no es un lenguaje obsceno? escribiría César a su hija.

En los largos años del exilio el le enviará larguísimas cartas escritas a mano, con esmero, dibujos, poemas e historias. -Antes, Púpele, nuestro silencio era ternura. Pero ahora me emociono de recuerdos y distancias, dirá, para explicar su efusividad.

1944. Marcos asume como titular de la Dirección General de Espectáculos
Públicos. Ya se ha retirado del Ejército. Mientras aun estaba allí se desempeñaba simultáneamente como sargento ayudante y secretario del
Instituto Cinematográfico del Estado. -Por entonces era un entusiasta militante nacionalista y uno de los primeros afiliados al Instituto Juan Manuel de Rosas -relata su presidente. Alberto Contreras-; lo conocí en el 35 y ya era un hombre de gran capacidad, muy modesto, a quien muchos pedían que les escribiera. Y lo hacía. Pero lo más notorio era su poder de convicción, como lo demuestra el caso de Cooke. Cuando conoció a César era unitario y rupturista. El lo convierte y el Bebe se lo lleva de asesor a la Cámara. Lo quería y respetaba.

Marcos elaborará todo el trabajo sobre la oposición al Acta de Chapultepec,
impulsada por los norteamericanos, que Cooke expondrá brillantemente en
Diputados, en disidencia con su bloque.

-SE DIVERTÍA COMO LOCO…

-Mi viejo solía decir que él fue peronista antes de Perón, recuerda su hija. -En un momento, junto con muchos compañeros, encontramos que el peronismo estaba en nuestra línea. Y entonces lo seguimos, reafirmaría el mismo. Al parecer, se vinculó a través del Bebe, cuya casa de la calle Santa Fe frecuentaba asiduamente. En esa época conoció también a Ricardo Guardo a
quien, años después, escribiría un libro, Horas Difíciles.

Por entonces, el serio y atildado Guardo sufría en carne propia las consecuencias de ese activismo bullicioso, alegre y desenfadado, de César y sus amigos. Como aquella vez en que estamparon su firma en una solicitada y el viejo Sánchez Sorondo lo retó a duelo, reemplazándolo su hijo Matías, campeón de florete. Guardo se pasó toda la noche, pálido y estremecido escuchando las lecciones de esgrima de un profesor alquilado mientras César y el Bebe le escribían epitafios y entre carcajadas lo acompañaban, ya en la madrugada, al campo de honor.

En aquellos primeros tiempos de gobierno peronista, César vivía en un departamento alquilado en la calle Azcuénaga 71. Plata había poca y cuando aparecía, César la gastaba. -Una vez que lo indemnizaron se compró el almacén. Llegó muy alegre, con varias copas y un peón que traía de todo. No le quedó un peso. Absolutamente inútil para las tareas manuales, gran charlista, le gustaba beber y fumar. Y, mucho, las mujeres.

Hacia 1950 se separa de Anita y se va a vivir a un departamento de Villa
Luro (que llamaban -la URSS por lo lejano); los libros, que se apilaban por
doquier, sostenían la gran cama con espejos. Una lámpara reemplazaba al
timbre. -Cuando fue allá andaba enamoradísimo. Y durante días, se encerraba a leer.

-Como se había empeñado en hacer de mi un hombre culto (yo era fabricante de sombreros) mi tarea en la URSS era leer y hacerle resúmenes, recuerda Lagomarsino.

Pese a haberse divorciado con la ley dictada por Perón, una y otra vez regresará con su Aniuska. Sin renunciar claro a sus grandes amores, como el
que vivió durante años con -Champa, una enfermera y militante de la Resistencia.

Desalojado de Azcuénaga, sus amigos le ayudan a comprar un departamento en Cangallo y Billinghurst. Allí muere Anita, en 1972. En esa casa, con un balcón atestado de flores, pasará César los últimos quince años de su vida. Lo acompañarán sus libros, los cuadernos y papeles que llena en las noches insomnes y una mujer, Irma. Es donde permanece en los años de plomo cuando el exilio de su familia, sumado a la ausencia y desaparición de muchos
compañeros y amigos lo sume en profundas depresiones. Pero ni sueña con
irse.

Seguirán viniendo los viejos camaradas y llegarán, pese a los malos tiempos, otros nuevos, las cartas, los que vuelven.

FIN PRIMERA PARTE
AGENCIA DE REFLEXION, GENTILEZA DE nomeolvides.org

Prof GB