sábado, 18 de junio de 2011
Modelo III
Al referirse a la industria del calzado, la jefa de Estado dijo que " en 2003 producíamos siete millones de zapatillas y hoy 22 millones . con lo cual logramos bajar la importación de calzados de 54 al 27 por ciento. En ese rubro pasamos de 2.100 empelados en 2003 a mas de 8.500 en la actualidad."
Agencia Posadas, Ernesto Azarkevich, Clarín, 17 de junio de 2011.
GB.
viernes, 17 de junio de 2011
La Bandera que Belgrano nos legó, Agenda de Reflexión.com
Tras las huellas de la Bandera de Macha
Por Lucia Pérez Marchetta
Una mañana fría de 1885 un sacerdote, Primo Arrieta, se disponía a ordenar una de las capillas del curato de Macha, y grande fue su sorpresa, cuando encontró detrás de un cuadro de Santa Teresa dos banderas.
Una se reconoce como la bandera actual Argentina, azul-blanca-azul, la otra, mejor resguardada por un paño de seda rojo, portaba los colores blanco-azul-blanco, con rastros de sangre y pólvora.
¿Pero cómo llegaron estas dos banderas con los colores argentinos a la capilla de Titiri, situada en los andes bolivianos a 4300 metros sobre el nivel del mar, cercana al Charayvaltu de Ayoma?
Este es un misterio que descifraremos a través de la pluma del Ing. Yayo Pérez Torres, en su investigación sobre las reliquias de la independencia.
El autor del libro ha hecho un seguimiento minucioso de la travesía de la Bandera de Macha y brinda con rigor y seriedad sus conclusiones, pero también es un trabajo realizado con un profundo amor por su patria. “A lo largo de estos años inicié una investigación, recopilé datos, viajé a los distintos lugares que pudieran proveerme de información, conversé con varios pobladores altoperuanos e intenté rastrear, como decimos los criollos, las huellas de esta bandera”, manifestó el Ing. Pérez.
Escribe Pérez Torres en su libro “Bandera de Macha - La bandera de Belgrano” que a orillas del río Paraná, el General Belgrano construyó las baterías Libertad e Independencia. En su inauguración, los soldados vistieron escarapelas de color blanco y azul celeste, hecho que previamente había autorizado el Triunvirato. Ante la emoción de estar presenciando lo que para él sería el inicio de la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, hizo enarbolar una insignia creada por él, con los colores de la escarapela. Pérez Torres sostiene que la bandera nacida aquel 27 de febrero de 1812 es distinta a la que hoy conocemos, la de Belgrano sería blanca a los lados y azul en el centro. Esto se debe a una serie de eventos que se sucedieron a partir de aquel 27 de febrero.
En el segundo aniversario del 25 de mayo, Belgrano la hace bendecir en Jujuy, y hace jurar al ejército lealtad a la insignia patria. Nuevamente comunica de este hecho al Triunvirato, por lo que se le acusa de desobediencia, y le advierten que esa sería la última vez que no acatara las órdenes de las autoridades. Consternado, Belgrano notificó de la falla en la comunicación, y anunció que se desharía de la bandera, procurando que nadie la recuerde cuando adopten una insignia propia.
Pasaron ocho meses hasta que la bandera vuelve a enarbolarse, y esto sucede después de la batalla de Tucumán. Por lo tanto, el 13 de febrero de 1813, la insignia blanca, azul y blanca ondeaba a orillas del río Pasaje (a raíz de ese hecho se llamaría Juramento), al mismo tiempo que las voces de 3200 hombres juraban fidelidad a la Asamblea del año XIII, autoridad designada por el Segundo Triunvirato. A partir de ese momento, la Bandera Nacional no dejó de flamear en el Ejército del Norte.
La batalla de Salta, librada el 20 de febrero de aquel año, fue el bautismo de combate de la insignia patria, y como lo había profetizado Belgrano, se enarboló el día de una gran victoria. Belgrano regresa a Jujuy, y para la conmemoración del 25 de mayo, manda a pintar en un paño blanco el escudo de la Asamblea del Año XIII. Esta bandera es bendecida y entregada al Cabildo de Jujuy, ahora conocida como Bandera Nacional de la Libertad Civil. Belgrano tenía conocimientos de que la Asamblea había dispuesto otra bandera de tres franjas, parecida a la suya pero no idéntica, por lo que la bandera que llevaba el ejército es presentada el 24 de mayo, para no contrariar a la Asamblea.
Más adelante, Belgrano pide a la Asamblea que le enviaran otro pendón distinto al español, que la representara. Pérez Torres considera que al contestar esta petición, el 9 de julio se envía al Gral. la bandera que hoy todos conocemos.
Los sucesivos pasos de la bandera no fueron tan afortunados, pues las siguientes batallas que preside son las de Vilcapugio y Ayohuma. Ante estas derrotas, el General encomienda la tarea de esconder las banderas al coronel Zelaya para que no cayeran en manos enemigas. Zelaya, con la última caballería se dirige al pueblo de Titiri, partido de Macha, donde se encontró con el cura párroco de Macha, Aranívar, para pedirle que ocultara las banderas. Las reliquias de la independencia quedaron escondidas por más de 70 años, hasta que un día, un cura de Macha decidió ordenar y limpiar algunas de las capillas, entre ellas la de Titiri. Detrás del cuadro de Santa Teresa, el párroco Primo Arrieta halló ocultas dos banderas de seda, una de ellas ensangrentada. Esto le llamó la atención y consultó con los capilleros, que pertenecían a las comunidades originarias y eran muy ancianos. Estos le dijeron que “en nuestra infancia supimos que tuvo lugar una batalla en Charayvaltu [un lugar próximo a Ayohuma], entonces era tiempo del rey, en la cual tuvo mucha intervención nuestro cura. Los amigos del cura perdieron y persiguieron a éste, que pasó desde entonces sus días entre nosotros sin llegar sino incógnito alguna vez al pueblo de Macha. Este fue quien trajo esas banderas y las colocó en el lugar en que las vemos, desde entonces nadie las ha tocado.”
Desde ese entonces, se conoce a la bandera blanca, azul y blanca como Bandera de Macha, y a la bandera azul, blanca y azul como Bandera de Ayohuma, actual bandera nacional argentina. Luego de este hallazgo, la Argentina solicitó la devolución de las banderas, alegando que eran insignias pertenecientes a la historia de los argentinos. El gobierno boliviano entregó la Bandera de Ayohuma, pero conservó la de Macha, pues consideraban que dicho objeto simbolizaba los esfuerzos comunes de ambos pueblos a favor de la causa americana. La Bandera de Macha, creada por Belgrano, se conserva en el Museo Histórico de Sucre, Bolivia, mientras que la Bandera de Ayohuma es custodiada por el Museo Histórico Nacional Argentino, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Prof GB
martes, 14 de junio de 2011
BARBARIE
"Uno de los aspectos mas límpidos de la revolución del 16 de setiembre fue el de constituir la culminación de un clima de resistencia civil incrementada a través de largos años, durante los cuales llegó a consolidarse en un vasto sector de la República, el consenso de que el pueblo argentino había sido y seguía siendo engañado, apartándolo de su digna y promisoria trayectoria histórica, para ponerlo ignominiosamente al servicio de las desmedidas ambiciones personales de un hombre que no vaciló en recurrir a procedimeintos delictuosos e inmorales, hasta llegar a sofocar la opinión de un pueblo para imponer su propio capricho, sacrificando los intereses nacionales en su provecho personal."
"De tal manera, las fuerzas armadas de la Nación, al tomar sobre sí la tremenda responsabilidad de lanzarse a la lucha contra el tirano, hermanadas entre ellas y con el pueblo de que forman parte, no hicieron sino escuchr el clamor de la patria y las voces de la historia."
Este estracto del discurso del dictador Rojas a poco de asumir en setiembre de 1955, sintetiza la mentira, que construyeron durante décadas acerca del movimiento nacional mas grande de América Latina.
Mentira sostenida desde el 16 de junio de ese mismo año con el primer bombardeo a una ciudad abierta sin declaración de guerra previa, con el agravante de ser realizado por las propias fuerzas armadas contra su pueblo; era un día laborable y el micro y macro centro de Buenos Aires se vieron envueltos en un aluvión de bombas y metrallas que duraron cuatro horas y se cobraron casi 400 vidas y miles de heridos.
El pretexto era matar a Perón... El tirano, el déspota, el demagogo, (el que nunca fusiló, ni bombardeó, ni desapareció, ni asesinó) el que volvió tras diecisiete años de exilio y obtuvo el 62,3 % de los votos.
Sí, el engañador, el salvaje, el oportunista Perón, tres veces presidente de la nación por el voto popular.
El terrorista Rojas, acompañado del otro terrorista Aramburu y sus cómplices civiles, pertenecientes a todos los partidos políticos de entonces, mas la Iglesia católica, el empresariado industrial y rural, formaron aprte de una asociación ilícita que se dedicó a saquear la Patria por décadas; al tiempo que reprimía ferozmente al pueblo trabajador.
Y los medios de desinformación masiva informando cómo la democracia había regresado y ocupado el lugar de la tiranía.
Y EE.UU y Gran Bretaña, y el FMI, APLAUDIENDO Y ABRAZANDO A SUS HIJOS DILECTOS DE SIEMPRE.
Cómo olvidar tanto dolor, ignominia, atraso y barbarie de los liberfusiladores del ´55.
Cómo no tener memoria de quienes iniciaron la guerra ccontra el Pueblo que se prolongaría hasta 1983.
Cómo no rescatar la identidad de los resistentes que hicieron posible el resguardo de la dignidad y la Vuelta de Perón a la Patria y al poder.
Cómo no escuchar sus testimonios.
Cómo no guardarles bronca a Ellos, los enemigos de siempre.
Si la marina de guerra que nos bombardeó aquel junio, preparó la ESMA aquél marzo.
Si son Ellos, los de siempre, quienes atentan contra la felicidad del pueblo y la grandeza de la nación.
O ahora resulta que Rojas y Aramburu, Astiz y Videla, y sus cómplices civiles son la civilización y nosotros la barbarie.
Qué parte de la Historia aún no queda clara?.
Soy soldado de mi Pueblo y estoy orgulloso de mi general...!!
GB
Agencia Paco Urondo.
Basta de operaciones mediáticas para manipular el sentir de la gente. El pueblo está cansado de los ataques al gobierno disfrazados de denuncias de corrupción, cuya intencionalidad no es informar al público sobre lo corrupto que en este caso pudieron ser los Schoklender, sino golpear fuerte al gobierno y asi lograr revivir aquello de que “Clarín pone y saca presidentes”.Queremos decirles señores de Clarín, que con “Crónica” no cuenten. No fuimos, no somos ni seremos un “medio C” (clarinista). La construcción de un país mejor debe exceder los objetivos propios de los grupos económicos. (Agencia Paco Urondo)
N° 720 - Prolijidades y cuadernitos, Agenda de Reflexión.com.ar
En 1829 Tomás Sánchez de Bustamante pidió que el gobierno de Jujuy reconociera deudas por ganado que le fuera confiscado durante la Guerra de la Independencia. Cuando se quejó por tal situación, un comandante le recomendó que “no se fatigase la cabeza con esas prolijidades, que el orden es el desorden”.
Las prolijidades que desdeñaba aquel comandante no eran otra cosa que los límites a los desbordes de ambiciones y pasiones, a los que deberían haberse ajustado personas y gobiernos no sólo en períodos de relativa normalidad, sino también en tiempos de guerra evitando, como dijo San Martín, se faltara el respeto al “sagrado derecho de las gentes”.
Aunque el acta del 25 de mayo de 1810 dejó establecido que los integrantes de la Junta estaban excluidos “de ejercer el poder judicial”, dos meses después la Junta ordenó el fusilamiento de los conjurados de Córdoba. No resultó extraño que los enunciados no se compadecieran con los hechos.
En el siglo XIX en Catamarca, como en la mayoría de las provincias, pese a “todas las garantías de la propiedad que contenía el Reglamento” o Constitución local, las confiscaciones fueron una práctica corriente. El respeto al domicilio no fue “sagrado”, pues las casas eran asaltadas por los déspotas locales, y las garantías a la libertad de prensa eran arrojadas como las imprentas empasteladas.
A lo largo de la historia argentina el desprecio a la ley aparece como una constante que la impregna y atraviesa. A su lado galopan reiterativos pretextos y sofismas para explicar esa conducta que se justifica y presenta como inevitable en periodos de excepción, olvidando que, en plena guerra, San Martín se sometió al imperio de la ley.
Pensaba que la causa fundamental de la inestabilidad de América y su estado de permanentes trastornos políticos “no pende tanto de los hombres como de las instituciones”. Estaba convencido que “mientras el problema de las instituciones no fuera resuelto no habría paz”.
Esta idea difiere y se contrapone a la de muchos de los que combatieron en esas guerras. Al colocar la guerra y el conflicto como centro y periferia de las preocupaciones, esa visión relegaba y desplazaba las preocupaciones institucionales del centro de interés, cuando la nuestra es, en primer lugar, una anomia institucional.
Esa visión puso al revés la idea de San Martín: mientras no se terminara la guerra el problema de la organización institucional no podía ser encarado y, menos aún, resuelto. De este modo, el desorden seguiría siendo la forma que, fatalmente, debía asumir el orden. La construcción institucional quedaba diferida sin término. Los argentinos no debíamos fatigar nuestras cabezas con tales prolijidades.
Para Bolívar, en América, “los tratados son papeles; las Constituciones, libros”. Lasalle comparó la Constitución con una “tira de papel”, que no podía interponerse entre un déspota y Dios. Rosas dijo que la Constitución -”ese cuadernito” o “libro soñador”- debía sancionarse cuando las provincias se organizaran. Sus seguidores tuvieron poder vitalicio y no lo hicieron. Ibarra gobernó 31 años y no organizó Santiago del Estero.
Los golpes de Estado y el deterioro de la calidad institucional son las dos expresiones más visibles y letales de ese desprecio a la ley. No son las únicas. Una constelación de conductas sociales e individuales, son correlato de aquel desprecio practicado desde el poder. Los golpes de Estado, la falta de respeto a las instituciones por parte de sus responsables y la viveza criolla forman un sólido entramado.
Esa tendencia alcanzó su punto de mayor degradación en 1976, al instaurarse la dictadura que consumó la proeza de violar el andamiaje de su propia y discutible legalidad condenando a las instituciones a la ilegalidad, y de usar procedimientos criminales equiparables, y de mayor alcance, que los utilizados por bandas armadas.
En junio de 1966, Onganía justificó el derrocamiento del gobierno constitucional de Illia por el supuesto desorden de esa administración. Justificó su deseo de mantenerse sin término en el poder con la teoría de los tres tiempos, inspirada en los pretextos que retrasaron medio siglo nuestra organización como país.
Esa teoría postulaba que el gobierno de facto se ajustaría a tres periodos. En primer lugar, en el “tiempo económico” debía resolver problemas estructurales. Una vez cumplido ese objetivo, abriría el “tiempo social”. Por último, en plazo incierto, se llevaría al país al “tiempo político”.
La realidad se encargó de hacer añicos aquella ingeniería política que, lejos de imponer el orden basado en la ley, terminó abonando el camino a la mayor violencia política de la Argentina en el siglo XX. La dictadura implantada en 1976 repetía que “el proceso no tenía plazos sino objetivos”, y que tendría las urnas guardadas bajo siete llaves.
Esos regímenes olvidaron que el estado de guerra no impidió a San Martín poner las bases institucionales del Perú, creando la Corte Suprema de Justicia. Frente a las tentaciones del poder absoluto, dijo: “me abstendré de mezclarme jamás en el solemne ejercicio de las funciones judiciarias porque su independencia es la única y verdadera salvaguardia de la libertad del pueblo”.
Aquel orden que otros creían legítimo era el sustentado en la voluntad, en la arbitrariedad personal y en la fuerza. No se apoyaba en la ley sino en su inobservancia y en el desprecio a las normas morales, jurídicas, sociales y religiosas. Era un orden recostado en un desorden, con una “justicia administrada sin formas y sin debates”, observó Sarmiento.
Para Sarmiento, la extensión geográfica, la inmensidad del paisaje, las distancias, la escasez y el aislamiento de la población, explican el predominio de la violencia brutal, el culto al coraje, la justicia por mano propia y la debilidad de la justicia civil, alimentos de “la autoridad sin límites y sin responsabilidad de los que mandan”.
Hace veinte años Carlos Nino, uno de los pensadores más importantes de la Argentina, redactó Un país al margen de la ley, obra fundamental para comprender esta mentalidad que registró como una causa de nuestra declinación. La ley se acata pero no se cumple, o se cumple de forma ritual ignorando “valores y objetivos” a los que sirve.
Nino reconoce que son complejas y combinadas las causas de ese proceso; otorga relevancia a los factores institucionales, políticos y culturales. En los años ‘60 estuvo de moda predicar la necesidad de cambiar estructuras. Las distintas versiones ideológicas de ese cambio evitaban incluir el respeto a los valores y a las instituciones.
De derecha a izquierda se coincidió en despreciar la Constitución “formal” y la legalidad “burguesa”, percibidas como obstáculos para demoler estructuras, condición necesaria para implantar la revolución. ¿Se puede predicar una justicia particular, y construirla, negando la justicia en general y despreciando valores universales?
Alberdi advirtió que la caída Rosas no colocaba al país en posesión de cuanto necesitaba. El fin de las dictaduras tampoco proporciona condiciones suficientes para consolidar una democracia. Remover el autoritarismo no es un punto de llegada, sino de partida de una democracia no exenta de contradicciones y carencias.
“Cuando la ley está sujeta a alguna otra autoridad y no tiene ninguna por sí misma, el colapso del Estado, en mi opinión, está a la vista”, leemos en Platón. Aún perduran remanentes de nuestra inclinación a despreciar la ley. Algunos siguen creyendo que el desorden de la arbitrariedad es el único orden posible.
Gregorio A. Caro Figueroa[Editorial del número de mayo de 2011 de la revista "Todo es Historia"]
4 de Junio de 1943, por Agenda de Reflexión.com.ar
N° 719 - Junio del ‘43: algo más que un prólogo
Murray, que falleció en 2002 a los 79 años, también escribió dos libros imprescindibles (”Pro y contra de Alberdi” y “Pro y contra de Sarmiento”); integró las redacciones de Crítica, Democracia, Vea y Lea, El Pueblo, Confirmado, Mayoría, Télam y Clarín. Fue director del semanario La Hipotenusa y, en su juventud, integró el Grupo Obrero Revolucionario que lideraba Liborio Justo.
Esta lúcida e imperdible crónica de las jornadas históricas de 1943 fue publicada en el nro. 4 de la revista Sudestada, que dirigía José María Rosa, el 4 de agosto de 1987. [Julio Fernández Baraibar]
Nadie entendía nada. Menos, todavía, quienes contábamos veinte años, hipnotizados como estábamos los porteños de cierto nivel cultural por motivaciones de “izquierda” o “derecha”, que no eran aquí otra cosa que máscaras de la subordinación de la Argentina a los Aliados o al Eje, en plena carnicería casi universal.
El único signo, si no de entusiasmo ante el movimiento castrense, de repudio a lo que él acababa de desplazar, fue el vuelco e incendio de algunos ómnibus de la Corporación de Transporte, monopolio inglés impuesto por Justo y bendecido por Ortiz.
El Ejército y la Armada habían dispuesto al presidente en ejercicio Ramón S. Castillo, veterano conservador catamarqueño, no encenegado en el fraude electoral, prestigioso profesor universitario y patriota decidido, pero también obsesionado por imponer la candidatura del “impotable” Robustiano Patrón Costas, uno de los dependientes amos criollos del azúcar.
En las calles céntricas -y exclusivamente por su mantenimiento de la neutralidad en la guerra ajena sólo defendía a Castillo la Alianza Libertadora Nacionalista conducida por Juan Queraltó. Civiles fueron las únicas bajas de aquella insurgencia militar: varios ocupantes de un colectivo que pasaba junto a la Escuela de Mecánica de la Armada cuando se produjo por error, informaron un tiroteo con efectivos del Ejército.
El trato dispensado a Castillo, fue cortés. Como sucedería mucho después con Arturo Illía, no se lo encarceló, a diferencia de lo ocurrido a los también electos Yrigoyen, Frondizi y María Estela Martínez de Perón.
El periodismo no acertó en sus cautelosos pronósticos. “Noticias Gráficas”, basándose el 5 en la aún no frustrada candidatura de Rawson, definió al movimiento como “respetuoso de la democracia”, lo que en el discurso político de entonces significaba el sometimiento incondicional a Gran Bretaña y, en menor medida, a los Estados Unidos.
Pero pronto se supo que el propósito de las fuerzas armadas no era terminar con la neutralidad, sino refirmarla con el vigor de que carecía, debilitado políticamente hasta la extenuación, el solitario gobernante depuesto.
El informativo oficial se daba el gusto de romper lanzas, casi todos los días, con un matutino “liberal” al que mencionaba por su nombre (actitud hoy en desuso). Se inició proceso por “desacato a la nacionalidad” a un imperceptible escritor que se permitía descreer de las virtudes gauchescas. Un fiscal que recibió un documento de identidad extraviado por un teniente coronel en un alojamiento no precisamente familiar, le entabló juicio por adulterio.
La etapa iniciada aquella neblinosa mañana de 1943, no fue fácil ni divertida. Con el tiempo, y merced a aciertos de gestión mezclados con errores y contradicciones, apreciaríamos que fue necesaria. No se redujo a un mero “prólogo a Perón”, como aún creen algunos olvidando o menospreciando las realizaciones intrínsecamente “junianas”.
Uno de los escasos políticos que entonces vio claro fue Arturo Jauretche, a quien lo anecdótico no distraía de lo esencial, y que venía clamando, como otros argentinos angustiados y furiosos, por una reacción militar de signo y contenido nacional que compensara e hiciera olvidar el 6 de septiembre de 1930. Saludó el pronunciamiento sin la mística mesiánica del nacionalismo de “derecha” y sin ilusiones, pero lo saludó.
Coexistieron en los equipos de Ramírez pronazis, probritánicos, agentes yanquis, neutralistas consecuentes y nacionales “propiamente dichos”. Algunos de éstos, ya sin partido, cooperarían en la creación del peronismo.
Las agrupaciones políticas “tradicionales” olfatearon enseguida que aquel gobierno no las amaba, y correspondieron a tamaño desdén -sin precedentes con notable simetría. El general Carlos von der Becke demostró en el Círculo Militar la “absoluta imposibilidad de un desembarco aliado en Normandía”, práticamente a la misma hora en que éste había comenzado, según pudo saberse poco después. En 1955 presidió el tribunal “de honor” que privó a Perón del grado y el uniforme… Dos patéticos ejemplos de su ligereza como profeta.
La marcha de la contienda mundial, y la ya inocultable importancia adquirida por el coronel Juan Perón en los mandos militares y cargos de gobierno, se tradujeron en el relevo de Ramírez por el general Edelmiro J. Farrel. El desplazado había tenido que asimilar en silencio un episodio incómodo: la intervención de Tucumán, toda ella nacionalista, “fusiló” el retrato presidencial antes de irse dejando la bandera a media asta, por la declaración de guerra de Alemania, con el Japón rendido e Italia “fuera de combate”.
No es arbitrario asignar al régimen “juniano” los siguientes aportes:
• La tímida, precaria sustitución de importaciones a causa de la guerra en los mares, devino nacimiento de la industria argentina pesada. Fabricaciones Militares, hasta entonces poco más que un sello, se convirtió en hada tutelar del acero nacional. Con el general Savio alcanzaría, en la primera presidencia de Perón, niveles comparables a los actuales.
• El Ejército ocupó la franja vacante, por dejación del empresariado industrial nativo, en sectores decisivos del desarrollo.
• La dinámica social tuvo un portentoso impulso por parte del consabido coronel que asumió las tres oficinitas del Departamento Nacional del Trabajo con más entusiasmo y orgullo que la Vicepresidencia y los ministros de Guerra y Relaciones Exteriores.
• Con autoritarismo en ciertos casos cavernario, se reivindicaron sin embargo valores de la nacionalidad vinculados con la religión, el idioma, la cultura, las artes y letras, la investigación histórica y antropológica.
• En lo hechos, y sobre la marcha, se concretó lo que después se dio en llamar “alianza popular-militar”, sin la cual (nada que ver con “pacto” alguno) no hubiese llegado Perón a la presidencia ni permanecido en ella hasta septiembre de 1955.
lunes, 13 de junio de 2011
Modelo II.
"LA REACTIVACIÓN SE VUELVE VACILANTE EN EE.UU."
#desempleo del 9,1% en alza.
# de 223.000 empleos crados en abril a 54.000 en mayo.
# "son números abstantes sombríos" según la economista en jefe para América del Norte del BNP Banco Paribas.
# EE.UU. enfrenta una cirsis de empleo, dijo Mohamed El-Erian, CEO de Pacific Investment Management., que administra el mayor fondo de bonos del mundo.
# El crecimiento del PIB en el primer trimestre cayó a 1,8% anual, de 3,1% anual en el trimestre previo.
# La industria creció en mayo a su menor ritmo en el año.
Argentina.
"La producción de acero en el país viene creciendo desde hace dos años y las perspectivas del negocio son sólidas, a partir de una fuerte demanda interna, motorizada en especial por al industria automotriz, al cosntrucción, electrodomésticos de línea blanca y metalmecánica.
También tiene proyección positiva la demanda externa, impulsada por los emergentes asiáticos y latinoamericanos."
"En 2010 la industria automotriz y la siderurgia fueron los dos sectores estrella, solo la industria automoriz representó el 70% del PBI industrial, sostiene Ricardo Delgado, director de la consultora Analytica. El economista prevee un año bueno para la siderurgia, aunque un poco menos que en 2010 y considera que si el sector automotriz se mantiene fuerte, y va a demandar chapa de acero, y a también a nivel internacional se va a mantener, porque China es el principal consumidor y seguirá siendolo".
Argentina.
"El negocio de la gastronomía está sacudido por la ofensiva de marcas internacionales de comidas y cafeterías, el llamativo desembarco de grandes cadenas del interior del país y el desarrollo de nuevos sellos, que intentan sumarse a una movida que se inició hace dos años y que se expande a paso muy veloz."
"Tras retirarse de la Argentina a fines de los ´90, Wendy´s y Pizza Hut tienen previsto retornar al mercado local de la mano de quienes controlan Havanna; el mismo grupo además estudia la posibilidad de traer a KFK ( Kentucki Fried Chicken); los mexicanos de ALSEA socios de Burguer King y Starbucks harán lo propio con PFChang´s China Bistró.
Los cordobeses de Grido en plena expansión; Mostaza tiene previsto crecer a 60 locales en 2011, Tucson la cadena de parrillas estilo norteamericano ya cuenta con 8 locales y se dirige al interiror del país.
Los norteramericanos de Subway apuntan a duplicar sus 20 locales este año y llegar en el mediano plazo a 200.
Dicen que "el negocio está en expansión y hay mercado para nosotros y otros competidores."
(Fuentes consultadas del Suplemento económico i Eco del monopolio, del día 5 de junio del corriente; claro opositor al gobierno nacional, sin embargo...., los datos son mas que elocuentes, diría el General: "La única verdad es la realidad")
Chinos, mexicanos, estadounidenses, argentinos, confían en el presente y en el futuro ecconómico de la Argentina.
Modelo de inclusión industrial, de alimentos, de servicios, transportes, hacia el mercado inerno y hacia el exterior.
Llegan capitales de inversión genuina: trabajo y consumo.
Dignidad y sindicatos.
Esperamos la propuesta que profundice, y/o mejore y/o cambie si es necesario el rumbo de estos ítems de la economía mundial de boca por ejemplo de: Marcelo Longobardi o Marcelo Bonelli y luego de sus voceros: Alfonsín, Lilita, De Narvaez, Pino, Mauurizio, Das Neves y Duhalde.
GB
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