Finalmente ocurrió. La ex mandataria y actual vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, fue condenada a seis años de penitenciaría y a una inhabilitación permanente para ocupar cargos públicos, en el marco de una mega causa por corrupción. La causa, conocida como "Vialidad", investigó un millonario esquema de concesión de obra pública en Argentina entre 2007 y 2015, del cual el principal beneficiario fue Lázaro Báez, un empresario que comenzó como opaco funcionario bancario en la sureña provincia de Santa Cruz, y terminó como uno de los hombres más ricos del país.
Santa Cruz es la provincia donde comenzó su carrera política el difunto ex presidente y ex esposo de Cristina, Néstor Kirchner, y la denuncia implicaba que Báez operaba como testaferro del matrimonio presidencial. El juicio, que demoró más de tres años, culminó con la condena a Cristina Fernández por los delitos de asociación ilícita, administración fraudulenta de fondos públicos y defraudar al Estado por cerca de US$ 1.000 millones. La vicepresidenta puede apelar ante distintas instancias en un proceso que podría prolongarse durante años. Además, cuenta con fueros que la blindan hasta diciembre de 2023.
Cristina Kirchner, visiblemente alterada, dijo ser víctima de un complot mediático y judicial, y recibió el apoyo de figuras como el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, o el presidente electo de Brasil, Lula da Silva. También recibió el apoyo del presidente Alberto Fernández quien, insólitamente, criticó con dureza al sistema judicial del país que él mismo gobierna. Pero para entender mejor lo que pasa y lo que puede pasar a futuro, consultamos a dos analistas locales, Iván Cachanosky, de la Fundación Para el Progreso, y Garret Edwards, de la Fundación Libertad.
Para Iván, "el fallo no sorprende, ella lo sabía y lo ves un poco en su estrategia política, obligó al presidente Fernández a hacer una cadena nacional hablando del tema. Ella siempre ha sido muy hábil en su estrategia política, aunque se puede ver que tras el fallo perdió un poco la cordura en ese sentido. Se la veía muy desencajada, al punto que leyó su discurso, cuando ella siempre ha sido una oradora muy eficiente. Los que se sorprendieron son los políticos de su espacio. Yo me hubiera esperado una reacción en la calle más fuerte de la que se vio. ¿Cómo sigue esto para adelante? Para mí en el corto plazo ella no va a perder la centralidad política, y de cara a las elecciones que vienen ella va a ser central, aunque no sea candidata. Lo cual, en el fondo, perjudica al actual presidente, que queda sin apoyo a nivel popular".
Por su parte, Garret, aclaró que "Cristina no va a ir presa ahora, y quizá no vaya nunca. Ahora arranca un largo periplo de recursos y de apelaciones. De ambos lados, porque la Fiscalía esperaba una pena más larga. Tampoco la inhabilitación política corre desde ahora, con lo cual podría ser candidata en la próxima elección".
Por qué importa. En momentos en que parece armarse un nuevo eje de izquierda regional, que va de México a Argentina, pasando por Brasil, este fallo vuelve a poner en evidencia los problemas de los gobiernos de este tenor con la honestidad administrativa y con la institucionalidad democrática. A la vez que refuerza la posibilidad de que en las elecciones del año que viene, pueda haber un cambio de signo político en Argentina.
Foto: Cristina Fernández de Kirchner en tiempos más felices, Creative Commons |
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