Creo que un recorrido sobre hechos de política internacional en un año sería incompleto si dejara fuera a China, que además vivió varios hitos. El más significativo fue el vigésimo Congreso del Partido Comunista, que fijó la hoja de ruta y el liderazgo para los próximos cinco años. Acá una nota de Santiago Bustelo. El hecho saliente: en la conformación del Comité Permanente del Politburó, Xi Jinping –que se revalidó para un tercer mandato histórico– desplazó a dirigentes cercanos al expresidente Hu Jintao por aliados. Estas figuras eran conocidas por tener una orientación económica más privatista que la conducción actual. El movimiento quedó escenificado, por lo menos de manera simbólica, por una de las imágenes virales de este 2022, cuando guardias de seguridad escoltaron al propio Jintao de una de las sesiones. Pero más allá de los nombres, las decisiones del Congreso pueden leerse en una serie más amplia de consolidación del liderazgo de Xi, el Partido y el Estado en la economía china. Pero el gigante asiatico también estuvo en los titulares por otra cosa. En un año en el que buena parte del mundo comenzó a dejar atrás la pandemia, China siguió aplicando restricciones estrictas, con ciudades enteras en cuarentena. La política, conocida como “Covid cero” por su foco continuo en erradicar el virus, empezó a despertar reacciones a comienzos del año, con protestas controladas en Shanghai. Hace unas semanas, sin embargo, a raíz de un incendio en la ciudad de Urumqi, en Xinjiang, la protesta escaló y se esparció por varios puntos del país. Rotulada como la revuelta más importante desde las protestas de Tiananmén de 1989, puso en jaque al Partido, que reaccionó aliviando las medidas, aunque sin abandonar la política de erradicación. Como sucedió en otras manifestaciones anticuarentena, la oposición a la permanencia de la política sanitaria hizo que confluyeran banderas y actores varios: desde jóvenes universitarios frustrados hasta obreros atrapados en fábricas, algunos con la demanda concreta del fin de esa política, otros con proclamas de carácter más estructural hacia Xi y el Partido. Este es un tema al que hay que prestarle atención el año que viene, porque los contagios pueden crecer ante el alivio de las restricciones, y el sistema de salud chino parece no estar preparado para tal pico. Cualquier endurecimiento, por otro lado, puede reiniciar las protestas. Xi tiene un dilema. Su resolución seguramente tenga impacto en toda la economía global, cuyas cadenas de suministro siguen bien amarradas a China. |
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