El martes llegó a Buenos Aires la selección argentina de fútbol que se coronó Campeón Mundial en Qatar. Finalmente Lionel Messi regresaba a su país con la Copa del Mundo en los brazos, y el pueblo entero salió a la calle a recibirlos. Literalmente, millones de personas se aglutinaron en torno al Obelisco de la Avenida 9 de Julio, formando una marea humana que inundaba el entramado de calles. Todos querían ver a los ganadores pasar en el ómnibus en el que viajaban a paso de hombre por entre medio de la multitud. Pero no era fácil.
Por eso muchos empezaron a buscar las alturas y por eso en las columnas del alumbrado público, que se elevan a más de 10 metros por sobre las cabezas, había al menos un argentino encaramado. Otros se subieron a los semáforos, a los techos de las paradas de buses, a los quioscos de periódicos, a los muros, a los árboles y a las salientes de las fachadas de las casas y edificios. Incluso hubo unos que subieron a la punta del Obelisco, luego de vandalizar con una maza la puerta de acceso y ascender 68 metros por la escalera que conduce a la cima del monumento.
Las imágenes del festejo apoteósico, inundaron los medios del planeta. Hacía 36 años que Argentina no salía campeón del mundo, y la victoria significaba la entronización de un Lionel Messi que supo ser muy cuestionado en su propio país, al altar más elevado de los astros de la historia del fútbol.
Fútbol y política. El presidente Alberto Fernández saludó a la Selección y ofreció el balcón de la Casa Rosada para que pudieran concluir desde allí los festejos. Pero el plantel creyó que eso podría politizar la fiesta y declinaron la invitació. Tal vez el punto más comentado de la reacción del presidente Fernández, fue cuando afirmó ser el "presidente de las tres copas", en referencia a los triunfos de la selección argentina en la Copa América 2021, la Finalissima contra Italia y el Mundial de Qatar. Lo cual fue respondido por la dirigente opositora y ex gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, con que "Sos el Presidente de la fiesta de Olivos, el vacunatorio VIP, y la inflación más alta de los últimos 30 años. Las tres copas son de la selección".
Para tener una mirada local del asunto, consultamos a Garret Edwards, de la Fundación Libertad, y le pedimos que nos explicara un poco los sentimientos, pero también los posibles efectos de esta victoria en el ánimo de los argentinos.
"Fue la movilización masiva más grande de la historia argentina. Más que las movilizaciones cuando el regreso de la democracia en 1983, el retorno de Juan Domingo Perón... todo eso palidece en contraste con estos festejos donde se dice que llegaron a salir a las calles hasta 5 millones de personas, en un país que tiene 47 millones de habitantes”. "Fue un intento de organizar lo inorganizable, o una gran muestra de la organización en la desorganización, y con un país que pudo haber sufrido una catástrofe gigante, y no pasó a mayores meramente de milagro".
Según Garret, "uno de los aspectos centrales de esto es que la movilización más grande de la historia argentina no fue por un motivo político ni partidario. Fue por el fútbol, fue por algo que une a los argentinos, independientemente a las clases sociales y a las miradas ideológicas. ¿Quedará algo del ejemplo de la selección, con la competencia, con la apertura al mundo, con una idea de mejorar y de apostar al mérito? Difícil saber si esa será la lección que los argentinos aprenderemos de todo esto".
Para cerrar este comentario, y esta edición de Mirada Sur, permítanos compartir una imagen que toca el corazón de cualquiera con pulsaciones. Y en especial para los que ya tenemos algunos años, y para quienes la era de Maradona y su técnico emblema, Carlos Salvador Bilardo, marcó un momento especial en su vida. Bilardo se encuentra muy mal de salud, no reconoce a nadie de su entorno, e incluso se dice que no ha sido informado siquiera de la muerte de Maradona. Pero esta semana le llevaron la Copa del Mundo, y esa imagen vale más que mil palabras.
Foto: Cuenta de twitter oficial de la Selección Argentina |
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