Este 2022 nos entregó una de las mejores historias de resurrección política: hace cuatro años, el Partido de los Trabajadores estaba derrotado, con su máximo líder en prisión. Lula pasaría 580 días encerrado, donde se enteró de la muerte de su esposa y su nieto. En paralelo, Jair Bolsonaro consagraba la llegada de la ultraderecha al poder en Brasil. A principios de año, Lula ya estaba libre, con su anterior condena judicial anulada, y se encontraba en búsqueda de apoyos de distintos espacios políticos para articular una coalición que lo depositara de nuevo en la presidencia. Lo consiguió: al lado de su anterior rival de centroderecha, Gerardo Alckmin, Lula derrotó a Bolsonaro en las elecciones de octubre y le puso un freno a la ultraderecha. La estrecha ventaja que sacó–apenas dos millones de votos– confirma que solo él podía derrotar al ex militar, que ganó apoyo respecto a 2018 y se consagró como el único líder de la derecha brasileña, mejorando su posición en el parlamento y gobernaciones. El primer día de 2023, Lula asumirá para un tercer mandato. Los desafíos son mayores que antes, el país cambió y el mundo también. América Latina mira de cerca. Para las fuerzas progresistas, el triunfo de Lula fue la segunda buena noticia luego del histórico triunfo de Gustavo Petro en Colombia. Desde Cenital le dedicamos mucho espacio a esta historia. Yo tuve la suerte y el privilegio de conducir La Revancha, el podcast para entender las elecciones que guionamos junto a Lucía Cholakian, y luego viajar a San Pablo para escribir desde allá. También lanzamos un dossier especial con analistas y periodistas invitados. Si estás manija de cara a la asunción, te recomiendo el episodio bonus track de La Revancha: una conversación con Juan Gabriel Tokatlian sobre el Brasil y el mundo que recibe Lula. |
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