Actualidad de Juan José Hernández Arregui
Por Aritz Recalde *
“El silencio de los intelectuales se llama traición al país (…) En un país colonizado la labor del escritor es militancia política”[1]. Juan José Hernández Arregui
“Me bastaría conservar dos o tres libros. Entre las plumas argentinas, los de Scalabrini Ortiz, la fundamental Caída de Rosas de Pepe Rosa, y este último que Hernández Arregui acaba de enviarme sobre el ser nacional”[2]. Juan Domingo Perón
El 29 de octubre del año 2012, se cumplen 100 años del nacimiento de Juan José Hernández Arregui (1912- 1974). Doctorado en filosofía en la Universidad Nacional de Córdoba, Arregui consolidó una fructífera producción intelectual manifiesta en un conjunto de obras[3] donde expresó un pensamiento cargado de erudición, cuya característica fundamental, fue la de formular una perspectiva con profundo sentido nacional, popular y latinoamericano. A lo largo de su obra de periodista, de escritor de literatura, de académico y de ensayista político, intentó formular los principios básicos de un pensamiento nacional que fuera capaz de contribuir a la emancipación plena del país y de las organizaciones libres del pueblo. Su reflexión estuvo centrada en la búsqueda de claves políticas y culturales para liberar la Argentina del neocolonialismo, con el objetivo de alcázar la segunda y definitiva independencia.
A continuación, mencionamos un núcleo de ideas fundamentales de Juan José Hernández Arregui que siguen teniendo plena actualidad. En cada caso, vamos a establecer los puentes entre el pensamiento de Arregui y los postulados del proyecto nacional en el presente.
Formación de una conciencia nacional para el país
Como adelantamos, la preocupación fundamental de Hernández Arregui se centró en la comprensión del nacionalismo, al cual definió como la identidad de las organizaciones libres del pueblo capaz de permitirles construir un proyecto político, social, económico y cultural independiente. Es en este sentido, que estableció que “La conciencia nacional de los pueblos jóvenes no es colonizadora sino reflejo defensivo provocado por el imperialismo (…) La conciencia nacional es la lucha del pueblo argentino por su liberación”[4]. Su obra contribuyó a la conformación de nuevos marcos de pensamiento para la acción política, que dotaron a las organizaciones libres del pueblo de una conciencia nacional tendiente resistir a la acción del imperialismo. A partir de acá, Hernández Arregui mencionó que la autodeterminación política del país, se elevaba como proyecto colectivo antiimperialista y “el “ser nacional”, desmontado de su cáscara ideal, no es otra cosa que el enfrentamiento de la América Latina con Inglaterra y Estados Unidos, la conciencia revolucionaria de las masas frente a la cuestión nacional e iberoamericana”[5].
La vitalidad del plateo nacionalista de Hernández Arregui, se expresa en la actualidad de la acción política de América Latina. Es en ésta misma línea, que el gobierno nacional y las organizaciones libres del pueblo, están construyendo las bases del proyecto para liberar al país de su condición dependiente. Con dicha finalidad, Cristina Fernández de Kirchner estableció que “Antes había algunos que miraban deslumbrados al Norte porque decían para qué ser amigos de los vecinos si son pobres, mejor ser amigos de los ricos, nunca se habían dado cuenta que los países ricos no quieren socios ni amigos, simplemente quieren empleados y subordinados, y nosotros no vamos a ser empleados ni subordinados de nadie. Somos un país libre, con dignidad y orgullo nacional”[6].
Tanto la categoría de conciencia nacional planteada por Hernández Arregui, como las características del proyecto promovido por Néstor y por Cristina Kirchner, comparten las siguientes tesis fundamentales:
- No hay soberanía nacional, sin alcanzar antes la independencia económica, que es sinónimo de industrialización;
- No existe independencia económica y política, sin consolidar la soberanía cultural y la revolución científico tecnológica;
- No alcanzaremos la soberanía cultural, sin recuperar nuestra conciencia historia.
- La tarea de la segunda independencia incluye al continente latinoamericano, que va a unificarse atendiendo su cercanía cultural e histórica, y a partir de reconocer sus intereses y sus enemigos geopolíticos en común.
La independencia económica y la industrialización
“Cuando observábamos esa propaganda tan vieja y tan terrible que recuerda los años en los cuales había propaganda por parte del Estado argentino donde se decía que la industria nacional era mala y que lo que se construía en la Argentina era malo y que debía comprárselo hecho afuera, también fue un proyecto político, no fue un modelo económico. Y no fue un proyecto político el que leyó la junta de los tres comandantes; no, no, el proyecto político se desplegó el día 2 de abril en la Bolsa de Comercio cuando habló el entonces ministro de Economía y comenzó el plan de desindustrialización y de desarme del Estado nacional de que se tenga memoria y que implosionó, finalmente, en el año 2001[7]”. Cristina Fernández de Kirchner
Arregui definió la conciencia nacional, en una relación directa con la búsqueda de la independencia económica. Un Estado es soberano políticamente, solamente si alcanzaba altos grados de libertad económica. A partir de acá, para Hernández Arregui el nacionalismo en Latinoamérica era sinónimo de lucha por la industrialización. El autor se refirió a ello cuando sostuvo que “Sin industrialización no hay independencia económica base de la soberanía nacional (…) Toda industrialización es un intento consciente del país que ejecuta para alcanzar la plena soberanía”[8].
Uno de los principios vectores de la actual política argentina iniciada en el año 2003, es la búsqueda de la independencia económica. Cristina se ha referido en reiteradas ocasiones al hecho de que la industrialización es el único camino hacia la justicia social y es un tránsito infranqueable hacia la soberanía política. Ratificando la vigencia de los postulados de Arregui, Cristina Fernández de Kirchner sostuvo que “cada país elige un proyecto para servir a los grandes intereses nacionales que no pueden ser otros que los del crecimiento, los de la generación de trabajo y consumo y que, en definitiva, es la reindustrialización. Por eso, la reindustrialización no fue una decisión del modelo económico, estaba en las más profundas convicciones políticas, en el corazón de este proyecto que nació en el año 2003”[9].
Soberanía científica y tecnológica
“El conocimiento científico impartido en la Universidad liberal con criterio escolástico en el estricto sentido del término se imponía a millares de argentinos (…) la imagen de una argentina ganadera servida por una tecnología limitada convenía a las naciones extranjeras inversoras de capital (…) El país ganadero no necesitaba de la ciencia, pues la filosofía del monocultivo rechaza por definición el despliegue del espíritu colectivo”[10]. Juan José Hernández Arregui
“Necesitamos muchos ingenieros, necesitamos muchos astrónomos, necesitamos muchos químicos, físicos que nos ayuden, bueno, en esas ciencias duras que son las que van a dominar el mundo”[11]. Cristina Fernández de Kirchner
Tal cual mencionamos, Hernández Arregui entendió la importancia estratégica que tenía el desarrollo científico y tecnológico para alcanzar la independencia económica y la soberanía política. En ésta línea de interpretación, Arregui sostuvo que las clases dominantes habían impedido la formación de nuestra ciencia con el objetivo de impedir el desenvolvimiento pleno de las capacidades del país. En sus palabras, “El atraso científico, desde el punto de vista de la investigación, debe explicarse no como una incapacidad de los argentinos para la ciencia, sino como el remate cultural de una oligarquía colocada encima de las masas y adversa por destino sociológico a la Cultura del pueblo”[12].
Siguiendo los postulados de Hernández Arregui, el proyecto político iniciado en el año 2003 refundó e impulsó, el crecimiento y el fortalecimiento del sistema científico nacional. Cristina se refirió a ello de la siguiente manera “Yo siento que hacía mucho tiempo que no se reconocía a los científicos, como lo hemos reconocido en esta etapa. Pero no esa ciencia que era una ciencia no aplicada, una ciencia como desconectada, desvinculada de la actividad económica, del progreso del país, como si ser científico y tener contacto con lo económico fuera algo - en cierta manera- pecaminoso o contaminara el contacto del científico puro con la empresa. Y es exactamente lo contrario, es potenciar a la ciencia y a la tecnología para ponerla al servicio del crecimiento y el desarrollo de un país, que es lo que han hecho las grandes naciones del mundo”.[13]
Conciencia histórica y conciencia nacional
“A nosotros nos presentaron la historia fragmentada, como que nada tuviera que ver con nada, como si cada cosa no tuviera una causalidad Cuando venimos a recordar estas cosas, cuando venimos a recordar a estos seres olvidados, a propósito de nuestra historia, no venimos para dividir; al contrario, nosotros sabemos más que nadie que la división nacional solo ayuda a unos pocos. Venimos simplemente a que todos los argentinos conozcan la historia completa para no volver a repetir viejos errores que nos enfrentaron a través de consignas o conceptos culturales que poco tenían que ver con los intereses concretos, económicos y sociales de cada uno de nosotros[14]”. Cristina Fernández de Kirchner
“A la historia oficial de la oligarquía hay que oponerle la revisión revolucionaria que desvista el contenido clasista de esa fábula canonizada de nuestro pasado”[15]. Juan José Hernández Arregui
Septiembre de 2012
* Editor del blog www.sociologia-tercermundo.blogspot.com
(Continúa)
Prof GB
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