domingo, 1 de septiembre de 2013
La CIA “fabricó” el ataque con armas químicas para justificar el bombardeo a Siria
El enviado especial de la ONU en Siria, Lakhdar Brahimi fue contundente: EEUU y el Reino Unido todavía no han presentado a la ONU pruebas del uso de armas químicas por parte del Gobierno sirio.
Por su parte, las autoridades rusas han expresado que es inoportuno hablar sobre la reacción del Consejo de Seguridad de la ONU sobre la situación en Siria hasta que los inspectores no presenten su informe. De esta manera, se cae el argumento central que utilizan Washington y las potencias imperiales para justificar un bombardeo y un intervención militar en Siria.
Y para los expertos fuera de la estrategia y la propaganda del eje EEUU-UE-Israel, el ataque químico que dejó más de 500 muertos y 3000 heridos, fue planificado por los operativos de la CIA y la inteligencia británica e israelí , y ejecutado por los comandos mercenarios “rebeldes” que operan en el terreno.
La maniobra, fue preparada minuciosamente por una campaña mediática a nivel internacional, ejecutada sistemáticamente durante dos años, con denuncias constantes (avalada por funcionarios de las potencias y representantes de los “rebeldes”) que acusaban al gobierno de Bashar al Assad de acumular armas químicas en sus arsenales con el objetivo de utilizarlas masivamente contra la población siria.
El ataque perpetrado el 21 de agosto, actuó como detonante justificatorio a nivel internacional de una intervención militar de EEUU y la OTAN para destruir la capacidad operativa del ejército, sobre todo su potencial aéreo, y destrabar el avance de los mercenarios internacionales que buscan controlar Siria dentro de un plan diseñado por EEUU y sus aliados.
La agresión con armas químicas se realizó en un momento que el ejército venía propinando severas derrotas a las fuerzas mercenarias financiadas y entrenadas por EEUU, las potencias europeas y los países del Golfo con Arabia Saudita y Qatar a la cabeza.
La premura de EEUU, Gran Bretaña y Francia por lanzar el ataque aéreo y naval contra Siria, obedece al objetivo de aprovechar el consenso internacional antes de que las investigaciones de los inspectores de la ONU avancen y se compruebe con certeza la falta de responsabilidad del gobierno sirio en el ataque.
Para expertos rusos citados por la agencia Ria Novosti, la imputación contra Al Assad carece de significado, dado que quiebra la lógica que sostiene que quién va ganando la guerra por medios convencionales jamás ejecuta acciones de crímenes colectivos que le quite sustento de apoyo entre la población civil.
De esta manera, sostienen los expertos, en la lógica del “beneficiario” de ese ataque masivo con armas químicas no se inscribe el gobierno sirio, sino sus enemigos que lo utilizaron para desacreditarlo ante la sociedad siria, y justificar la intervención armada de EEUU y la OTAN para terminar de destruir la capacidad ofensiva militar y la infraestructura del gobierno sirio.
EEUU siempre fabricó atentados para justificar ataques militares
La historia mundial ya conoce casos en los que EEUU ha declarado la guerra apoyándose en pretextos dudosos o en provocaciones. A continuación les recordamos los casos más destacados.
La explosión del acorazado Maine
El 25 de enero de 1898 el acorazado estadounidense de segunda clase Maine entró en el puerto de La Habana sin haber avisado previamente de su llegada, lo que era contrario a las prácticas diplomáticas y fue calificado de maniobra intimidatoria y de provocación hacia España, que se mantenía firme en su rechazo a la propuesta de compra realizada por EEUU sobre Cuba y Puerto Rico.
El 15 de febrero el Maine saltó por los aires. De los 355 tripulantes, murieron 256. El resto sobrevivió, ya que a la hora de la explosión gozaba de un baile en la ciudad dado en su honor por las autoridades españolas. Desde el primer momento EEUU sostuvo que la explosión había sido provocada por un artefacto externo y desataron una amplia campaña mediática. Investigadores españoles, por su parte, argumentaron que no podía tratarse de una mina, pues esta habría hecho al barco saltar literalmente del agua y habría dejado peces muertos en el puerto, algo que no había sucedido. Apelaron, además, al propio carácter de los daños que había sufrido la nave.
Estudios actuales concluyen que se trató de un estallido interno. Algunos apuntan a una explosión accidental provocada por el calentamiento de los mamparos que la separaban de la carbonera contigua, que en esos momentos estaba ardiendo. En 1975, el Almirante de los Estados Unidos Hyman G. Rickover, llevó a cabo una extensa investigación que concluyó que “una fuente interna fue la causa de la explosión del Maine”. El caso sirvió de pretexto oficial para la guerra hispano-estadounidense, que llevó a la futura independencia formal de Cuba e hizo a España ceder Filipinas, Puerto Rico y Guam a EEUU.
El incidente del golfo de Tonkín
El 31 de julio de 1964 se inició la primera etapa de una patrulla de rutina en el golfo de Tonkín. El 2 de agosto, el crucero estadounidense Maddox fue interceptado por tres lanchas patrulleras de Vietnam del Norte. Según una de las versiones, la nave estadounidense había penetrado en las aguas territoriales vietnamitas. Cuando las lanchas se acercaron, Maddox les disparó tres salvas de advertencia, los barcos respondieron con torpedos y se produjo un intercambio de fuego con la participación de cuatro aviones de EEUU. Los norvietnamitas se retiraron, cuatro de ellos murieron, mientras que ningún estadounidense resultó herido.
El 4 de agosto Maddox acompañado por un destructor realizaba otra patrulla, cuando radar, sonar y radio empezaron a dar informes electrónicos y visuales sobre otro ataque de la Marina de Vietnam del Norte. Durante dos horas los barcos dispararon contra objetivos de radar maniobrando con fuerza. Por la madrugada el capitán de Maddox envió un cable a Washington diciendo que por lo visto no había embarcaciones vietnamitas en la zona y atribuyó las señales electrónicas a la mar gruesa. Posteriormente, numerosos testimonios apoyaron la versión de que el ataque del 4 de agosto no existió. Sin embargo, en respuesta a las supuestas ‘agresiones’, el presidente Lyndon B. Johnson convocó el 7 de agosto al Congreso y recibió su autorización para emprender la Guerra de Vietnam, que arruinará la economía de EEUU y dejará un saldo de 47.378 estadounidenses caídos en combate, 10.799 fallecidos a causa de heridas, unos 150.000 veteranos que se suicidaron posteriormente y más de dos millones de vietnamitas civiles muertos.
Las operaciones Fuerza Deliberada y Fuerza Aliada
El 28 de agosto de 1995, durante la guerra de Bosnia (1992-1995), cinco proyectiles de mortero dejaron un saldo de 37 muertos y 90 heridos en el mercado de Markale de Sarajevo. A pesar de que las respectivas investigaciones mostraron unos resultados muy diferentes sobre qué parte del conflicto había podido lanzar los proyectiles, EEUU y los demás miembros de la OTAN no vacilaron en atribuir el ataque al Ejército serbobosnio y entre finales de agosto y mediados de septiembre de 1995 emprendieron la operación Fuerza Deliberada, la primera gran operación de combate de la OTAN desde su creación en 1949, que consistió en una serie de bombardeos sobre la República Srpska.
El 15 de enero de 1999 las fuerzas serbias de seguridad quitaron la vida a 45 residentes de nacionalidad albanesa del pueblo kosovar de Racak, argumentando que se trataba de paramilitares armados. La Agencia de Información de EEUU publicó un informe de expertos europeos que aseguraba que las víctimas eran civiles fusilados. Sin embargo, un grupo de expertos bielorrusos y finlandeses testimonió que los muertos tenían huellas de pólvora en las manos y que los cuerpos tenían balazos, pero no su ropa, lo que les hizo concluir que a los cadáveres les cambiaron de ropa para simular que eran civiles. El público general nunca tuvo acceso a esta información.
La masacre de Račak sirvió de pretexto para que Washington y sus aliados lanzaran un bombardeo de 78 días —entre marzo y junio de 1999— contra la entonces Yugoslavia. La llamada ‘Operación Fuerza Aliada’ se cobró la vida de 528 civiles, 88 niños entre ellos, y dejó el país semidestruido y contaminado con la radiación proveniente de armamento con uranio empobrecido usado por la OTAN.
Una entrevista y un modelo de ántrax falsificados
En 1990, durante la guerra del golfo Pérsico, una chica llamada Nariyah contó que en un hospital kuwaití soldados iraquíes agarraron las incubadoras y dejaron a los niños muriendo en el suelo frío. Sus palabras fueron transmitidas por las principales cadenas de EEUU y vistas por al menos 35 millones de estadounidenses.
Siete senadores la citaron para apoyar el uso de la fuerza contra Irak. El entonces presidente George Bush mencionó esta historia al menos 10 veces durante las siguientes semanas. La niña era la hija del embajador kuwaití en EEUU.
La primera Guerra del Golfo dejó 2.278 bajas civiles en Irak y provocó una catástrofe ecológica sin precedentes: el Golfo resultó contaminado por unos 8 millones de barriles de petróleo, mientras que el desierto se quedó con unos 320 lagos de petróleo que tardaron una década en ‘secarse’.
En la reunión del 5 de febrero de 2003 del Consejo de Seguridad de la ONU, el secretario de Estado de EEUU, Colin Powell, se presentó con un bote de polvo blanco, asegurando que era ántrax con el que Saddam Hussein estaba amenazando a la seguridad del mundo, y mostró otras pruebas de que Irak producía armas de la destrucción masiva.
En 2004 admitió que una gran parte de las pruebas que justificaron la injerencia militar occidental en Irak no eran precisas. Ninguno de los informes de la inteligencia estadounidense que aseguraba que Hussein no disponía de armas de destrucción masiva se hizo público. La guerra de Irak dejó, según las fuentes, entre cientos de miles y 1,1 millones de bajas civiles.
Manuel Freytas / IAR Noticias
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