martes, 5 de marzo de 2013
VOTO CALIFICADO
Consejo de la Magistratura
Voto calificado
Por Eduardo Román Di Cola*
Ud, yo, los jueces, todos asumimos la máxima responsabilidad ciudadana de elegir al Presidente de la Nación.
Pero si no es abogado o juez no puede elegir a 5 de los 13 miembros que participan en el proceso de selección y juzgamiento de los jueces. Es decir, de quienes luego decidirán sobre su libertad y patrimonio.
Insisto, circunscribiéndome a esos 5 miembros no los elige Ud ni nadie que Ud. haya votado, a excepción que sea abogado o juez.
¿Cree que mi condición de abogado me convierte en un ser superior?
Naturalmente que el fundamento del sistema es la necesidad de elegir a los “sobresalientes”, “los mejores”, a los “alejados de la política y de los partidos políticos”. A quienes por sus “virtudes” se ubiquen “más cerca del cielo que de la tierra”.
Hay que comprender que si no es abogado o juez no tiene las aptitudes exigidas para semejante responsabilidad. Solo una minoría iluminada y dueña del sentido común es capaz de reunir estas condiciones necesarias para ejercer el derecho de elector.
No es necesario agregar más argumentos para comprender que este voto calificado es un contrasentido a los principios básicos de la convivencia democrática y republicana.
Ahora bien, podría suceder que criticable desde el elector, el sistema provocara resultados positivos y los electos realmente fueran los excelsos. Quienes desde sus virtudes demostraran que tienen una capacidad de discernimiento y les asiste una sana crítica racional que evidentemente lo sitúan en un plano superior al resto de los mortales.
Si nos remitimos a la página oficial del Consejo de la Magistratura donde están los antecedentes de sus miembros, y nos enfocamos en los cinco elegidos por el voto calificado de jueces y abogados, podrá apreciar que además de ser jueces y abogados todos, o casi todos, han trabajado y participado en los poderes ejecutivos y legislativos, en los bloques políticos, han sido precandidatos, participaron de gobiernos nacionales y provinciales como funcionarios y asesores. Incluso hasta en gobiernos de facto
Todo naturalmente dentro de un encuadre ideológico y en el marco de gobiernos con obvios orígenes políticos partidarios.
Los comentarios que anteceden no están alimentados por ningún ánimo crítico. Por el contrario, la pertenencia a un gobierno democrático, la adhesión a una ideología y a un partido político, al menos de mi parte es motivo del mejor de los elogios.
De lo que se trata es de poner en evidencia lo que resulta una verdad de perogrullo. Electores y electos somos personas comunes con los más y menos que a cada quien le corresponde.
Si para una determinada función que tiene evidentes consecuencias para el conjunto de la sociedad, debemos nominar a quienes reúnan la condición de juez y de abogado, nada justifica que sean solo los jueces y abogados quienes lo elijan. En todo caso será así para la Asociación de Magistrados y el Colegio de Abogados, no para el Consejo de la Magistratura.
Frente a la propuesta de la Presidenta de la Nación para que en lo sucesivo los miembros del Consejo de la Magistratura sean electos por el voto de la ciudadanía, seguramente con discursos grandilocuentes tratarán de explicar las bondades del sistema actual, ocultando o al menos disimulando los verdaderos intereses corporativos y personales que defienden.
Lo cierto es que en la Argentina de hoy no es tolerable el voto calificado, menos en el ámbito del poder más corporativo y que menos se renueva.
*Diputado Nacional (MC)
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