lunes, 11 de marzo de 2013

"El juicio puso en evidencia a sectores políticos y económicos contemporáneos"

El diputado provincial, Carlos Luna, recordó la causa por los Mártires de Chamical, curas tercermundista asesinados por el Terrorismo de Estado. En ese marco, analizó el proceso de Memoria, Verdad y Justicia en la provincia. Por Nahuel Placanica I AGENCIA PACO URONDO: Queríamos charlar sobre un caso de DD.HH. en la provincia de La Rioja que se conoce como la Masacre de los Mártires de Chamical. Carlos Luna: Éste fue un incidente ocurrido en 1976. En ese año se producen dos acontecimientos muy graves en materia de violación de DD.HH., en Chamical. El primero, a fines del mes de julio, en el que son asesinados los curas Carlos de Dios Murias y Gabriel Longeville. El otro, pocos días más tarde, al final del Novenario, el 4 de agosto, es asesinado también Monseñor Enrique Angelelli. Aquellos asesinatos previos fueron, en el pensamiento del entonces obispo Angelelli, el aviso de lo que le podía pasar a él mismo de proseguir con una pastoral social. Cuando él llegó a La Rioja, comenzó con una prédica que chocaba muy fuerte con los intereses económicos, sociales y políticos de la Provincia. Cuando se produce el golpe, sin duda, era una de las víctimas más fáciles de identificar y -seguramente-, sobre quien iba a caer la persecución, como precisamente fue. Después de varias décadas, se ha hecho el juicio por aquellos asesinatos y, finalmente, hubo una condena. Hasta este momento, es el único juicio que ha tenido como escenario la provincia de La Rioja. Finalizó con la sentencia que imparte una condena sobre Luciano Benjamín Menéndez y sobre los jefes militares de la Base Aérea “El Chamical”, que dependía del Vicecomodoro Estrella. El jefe de la base, el Comodoro Aguirre, ya ha fallecido. También recayó la condena sobre Domingo Vera que era, en ese entonces, jefe de la policía de Chamical y el hombre que había, bajo su responsabilidad funcional, liberado la zona. APU: ¿Cómo fue el acompañamiento de la sociedad civil durante el transcurso de esos juicios? CL: La Rioja –y Chamical no es la excepción, diríamos que agrava la característica principal- es una provincia muy conservadora, muy atemorizada, donde el poder incide muy fuertemente y donde esto no se ha alterado sustancialmente en los últimos años. Lo que permitió el juicio al que hacemos referencia es poner en evidencia la connivencia de los sectores políticos con los militares de la época. Además, puso sobre la mesa el enorme entramado que existió en aquel entonces, y que pervive todavía, de intereses económicos y políticos que involucran a los actores contemporáneos, familias tradicionales que tuvieron que ver, prácticamente, con todos los regímenes políticos de los que se tenga memoria en la Provincia. La Rioja es una provincia que ha sufrido mucho y que, creo, guarda en su memoria colectiva los castigos de derrotas históricas que vienen de la época de los caudillos, pero que se han venido prolongando. Creo que esa característica no se ha alterado. La sociedad riojana ha mirado con mucha apatía, con mucho escepticismo, con mucho miedo, el tema del desarrollo de los juicios. Hubo muchísimas dificultades para que la gente declarase, aún cuando ya había avanzado muy fuertemente la democracia. Como dato casi al pasar, es importante decir que luego de que se produjeran las leyes de Obediencia Debida y Punto Final en el orden nacional, se produjo también la reacción de los grupos involucrados en las violaciones a los DD.HH. Éstos promovieron causas por injurias y calumnias contra los testigos y denunciantes en las causas y muchas veces obtuvieron en la Provincia sentencias favorables. APU: ¿Estos sacerdotes pertenecían a una línea tercermundista de la iglesia? CL: “Cura tercermundista”, “obispo rojo”, esas eran la acusaciones de la época. En el marco de un estudio académico, hice una investigación sobre la pastoral de Angelelli. Era un obispo conciliar. Evidentemente, fueron muy fuertes las conclusiones del Concilio Vaticano II en los encuentros latinoamericanos de Puebla y Medellín e influyeron notablemente en Angelelli y otros obispos de la época. No hay lugar a dudas de que él, procuró ser uno de los obispos que llevara a la práctica fuertemente los dictados del Concilio. Eso generó notables reacciones en buena parte de la comunidad e incluso de la propia comunidad católica local que se resistía a esos cambios. Sin duda, se inscribe en esa corriente pastoral. APU: Justamente esta semana (la entrevista fue realizada el martes 05/03) se elevó a juicio oral la causa por el Plan Cóndor. Quiero pedirte alguna reflexión sobre la llegada a esta instancia judicial en esta causa emblemática. CL: En líneas generales, creo que en muchos de estos casos no va a ser fácil –como lo decía la Presidenta refiriéndose a los caso de la AMIA y la Embajada de Israel-. Muchas veces, la cuestión de los juicios, el inicio, la prosecución, o el avance de los mismos, tiene un valor histórico y político. Es muy probable que en muchos de ellos las responsabilidades vayan a quedar diluidas por ausencia de los imputados, por el tiempo que ha pasado, pero creo que lo más importante, -y que también para eso sirve la actuación en la vía judicial-, es conocer la verdad de lo que pasó en todos los casos. Creo que uno de los grandes aportes a la historia argentina –y que lo ha hecho especialmente el ex Presidente Kirchner- fue permitirnos leer entre líneas y ver los trasfondos. Los gobiernos militares fueron en realidad dictaduras cívico-militares. Fueron conducidas y respaldadas por enormes intereses que están en la sociedad y que, muchas veces, usaron a los regímenes militares para llevar adelante otros fines. Este tipo de juicios tiene un objetivo paralelo, pero no menos importante que el estrictamente judicial: el conocimiento profundo de la verdad. GB

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