Después de un año de pandemia y más de 2 millones de muertos, el modelo político imperante a nivel global y los laboratorios trasnacionales exhiben su evidente incapacidad para producir y distribuir las vacunas que podrían evitar la acumulación del número de víctimas. Las corporaciones y sus defensores neoliberales continúan con su tarea de maximizar ganancias.
Los laboratorios que cotizan en bolsa se oponen a coordinar esfuerzos sanitarios, para lograr que sus ventas se prolonguen en el tiempo: una campaña mundial centralizada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) –con altos niveles de articulación y cooperación en las fases de producción, distribución y logística– permitiría evitar las cientos de miles de vidas que perecerán gracias a la avaricia de los mercados. India, Sudáfrica y China han propuesto a la OMS la interrupción transitoria de la propiedad intelectual de los productos relacionados con el virus, otorgando compensaciones a los laboratorios para que sus vacunas puedan producirse en forma coordinada.
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