SOCIEDAD //// 16.02.2021
Durante una entradera, un delincuente mató a Eduardo Chantada, militante de La Cámpora.
El hecho ocurrió en Villa Elisa, al norte de La Plata, donde la violencia gana terreno ante
la desidia o la complicidad estatal. Por Ignacio Fittipaldi.
Por Ignacio Fittipaldi
Objetivar un hecho, un momento determinado, implica por una brevísima cantidad de segundos dar
dimensión real a ese hecho, o momento. Calibrar la exacta profundidad de las cosas y
el mecanismo que las hizo posibles. Mensurar la espesura de la felicidad o un dolor.
Capturar en un segundo cómo se desenvolvieron las circunstancias. Vivirlo, gozarlo, sufrirlo.
Es como encontrar la precisa profundidad del mar o la angustiante altura del Everest,
el ancho del Mississippi o la densidad barrosa del Pilcomayo. Cuando objetivizo el instante en el que
El Chano descubre, no sin sorpresa, que un delincuente le apunta con un calibre 40, pienso
arruinados, no ya como amigos, sino como sociedad. La tristeza lo invade todo…
como el agua de una crecida. Sin embargo, y por suerte, no puedo objetivar el instante en el que
ese mismo delincuente gatilla y en menos de un segundo se lleva puestas todas nuestras certezas y
tu vida. En cambio, no logro quitar de mis cavilaciones una idea que me ronda: qué habrá pensado
El Chano un segundo antes de morir. ¿Lo habrá intuido?
¿Habrá llegado a sospechar cómo se desenvolverían las cosas?
¿Habrá objetivado ese segundo determinante del que no volvería?
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