Los ampara una acordada de 1990 que faculta al tribunal a exigirles a quienes plantean un recurso de queja que deposite 100 mil pesos.
En la última acordada del año, la Corte Suprema se deshizo de 532 causas sin mirarlas
La Corte Suprema se deshizo de cientos de causas sin siquiera mirarlas.
Los ampara una vieja acordada de 1990 que faculta al tribunal a exigirles a
quienes plantean un recurso de queja o “de hecho” (la última posibilidad de que
sus planteos sean estudiados antes de la “cosa juzgada”) que depositen una suerte
de tasa que hoy trepa a los 100 mil pesos.
i quien planteó el recurso no cumple con ese desembolso de dinero
–que, por lo general, pierde–, la Corte ni siquiera toca el expediente.
Tiene por desistido el recurso y cierra definitivamente el expediente.
Es decir que para tener una mínima chance de revisión por la Corte hay que
pagar 100 mil pesos. Pero la Corte puede decidir que no revisa nada y se queda
con el dinero sin dar ninguna explicación.
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