LA ESCUELA BURBUJA
Los debates que atraviesan el comienzo de clases en pandemia
Jueves al mediodía. Colectivo. Ciudad de Buenos Aires. Horacio Rodríguez Larreta termina una conferencia de prensa. Dos amigas conversan.
—¿Viste que arrancan las clases en la Ciudad?
–Sí, una alegría enorme. ¡Al fin!
Idénticas conversaciones aparecieron en grupos de WhatsApp con padres y madres ansiosos por la vuelta a las escuelas. Pero, ¿cómo será ese regreso? ¿Se hará? ¿Cuáles son las tensiones entre padres y docentes? ¿Cuáles con el sistema de salud? ¿Hay escuelas públicas en condiciones sanitarias? Y sí epidemiológicamente el regreso es posible, ¿qué piensan maestros, directores y especialistas en educación?
El 14 de enero el ex Presidente Mauricio Macri publicó una carta en Facebook en la que pidió: “Abran las escuelas”. La misiva iba dirigida al gobernador bonaerense Axel Kicillof. “La Ciudad de Buenos Aires —dijo Macri— demostró que es posible abrir las escuelas, respetando los protocolos y las recomendaciones que establece el Ministerio de Salud”. No fue así en todos lados. Pero aún así, el comentario disparó distintas respuestas.
La ministra de Gobierno bonaerense, Teresa García, confirmó que el retorno a clases en la Provincia más poblada del país, con más de 3 millones de alumnos, para el 1 de marzo y con “una combinación de presencialidad y virtualidad”. Esto irá ocurriendo, añadió García, teniendo en cuenta las características edilicias de cada escuela y según cómo avance la vacunación de docentes contra el Covid-19.
Tras Macri, su espacio político lanzó una campaña en redes con el hashtag #AbranLasEscuelas. Rápidos de reflejos, el Presidente Alberto Fernández, el jefe de gabinete Santiago Cafiero y el Gobernador Kicillof hablaron de lo importante de generar condiciones para volver a presencialidad. Detrás de esas palabras aparecía una idea: el PRO no debería apropiarse discursivamente de la vuelta a clases.
El jueves por la mañana llegó el anuncio del Gobierno de la Ciudad y el viernes el ministro de Educación de Nación, Nicolás Trotta, aseguró que las clases presenciales serán obligatorias. En el último día hábil de esta semana hubo una reunión para definir criterios para la vacunación de docentes, operativo que comenzará en febrero.
¿#PrimeroLaEscuela?
Recuperados del Covid-19, Rodríguez Larreta y su ministra de Educación, Soledad Acuña, anunciaron que el 17 de febrero “se retoman las clases presenciales en escuelas públicas y privadas” de la Ciudad. Esto incluye jardines maternales, nivel inicial, primero, segundo y tercer grado de primaria y primero y segundo de secundaria. A partir del 22 de febrero, el resto de los cursos de la primaria y a partir del 1 de marzo, tercero, cuarto y quinto de la secundaria.
Con el lema #PrimeroLaEscuela, el gobierno de la Ciudad asegura que a partir del 8 de febrero, cuando los maestros vuelvan a trabajar después del receso de verano, habrá “centros de testeo exclusivos para docentes”. Larreta también promete “transporte público con prioridad para estudiantes y docentes en los horarios de ingreso y egreso de las escuelas” y “transporte escolar con protocolos especiales de prevención”. Asimismo, se habilitó la “participación de los vecinos y las vecinas con propuestas e ideas para que las escuelas puedan estar abiertas y acompañar a los chicos y chicas durante este año”.
“Hoy la situación sanitaria nos permite pensar en el regreso. El 2021 no puede ser igual que el 2020 en términos educativos”, lanzó Larreta en conferencia de prensa e hizo referencia a la cantidad de chicos que no alcanzaron los contenidos correspondientes a su curso. En un guiño a la porción del electorado supuestamente progresista, la máxima autoridad del territorio que es bastión del PRO desde 2007, habló también de inclusión social, señaló que el 85% de quienes acompañaron a los chicos en las clases virtuales fueron mujeres y dijo sentir orgullo por la dedicación de los docentes durante el año de la pandemia, en un claro cambio de discurso respecto de lo dicho por su ministra Acuña, quien había señalado que los docentes “adoctrinan” a sus alumnos y que eligen la carrera para tener un sueldo fijo. Además había señalado lo deficitario de su formación.
En diálogo con El Cohete a la Luna, la asesora del Presidente Adriana Puiggrós subrayó que en la Ciudad “las escuelas no están en condiciones” para la vuelta que se propone. La especialista señaló que durante 2020 no hubo “de ninguna manera un plan de infraestructura”. En esa misma línea, los docentes nucleados en UTE exigieron al gobierno de la Ciudad la “urgente inversión” para crear puestos de trabajo tanto de docentes como de auxiliares, proveer de elementos de protección e higiene suficientes para todo el personal, computadoras y conectividad para la totalidad del alumnado y sistema de ventilación en aulas así como la adecuación de los baños. Los maestros pidieron “garantizar con políticas serias el transporte y las canastas nutritivas”.
En las escuelas públicas de la Ciudad al inicio de cada ciclo lectivo se les pide a las familias que acerquen un “kit de limpieza” para sus hijos. El Estado no provee los elementos de higiene mínimos: no hay jabones en los baños, ni papel ni alcohol en gel. Además son los propios maestros quienes, de sus bolsillos, aportan para comprar los elementos de limpieza. En ocasiones, y según el distrito escolar y la situación económico-social, es la cooperadora quien provee esos fondos. Esto fue relatado a El Cohete a la Luna por distintos maestros y maestras así como directoras de escuela que ejercen en el distrito con más presupuesto del país. Y esto no es nuevo, sino que lleva años o incluso décadas.
“El gobierno de la Ciudad de Buenos Aires tiene una política excluyente”, planteó Puiggrós. Un botón de muestra es el fallo del Tribunal Superior de Justicia porteño, máximo órgano de justicia de la Ciudad, que a fin del año pasado hizo lugar a un recurso de inconstitucionalidad del gobierno porteño ante la demanda presentada por la madre de un chico de dos años que pedía que se le garantizara la vacante a su hijo en un jardín de infantes público. Por 4 votos contra 1, el Tribunal Superior revocó fallos de primera instancia y de Cámara a favor de la demandante y argumentó que el Estado «no tiene la obligación inmediata de proveer una vacante a todo aquél que la solicite». Puiggrós sostuvo que hay, por parte de las autoridades del gobierno de la Ciudad, una descalificación permanente de la escuela pública.
Durante la conferencia de prensa del jueves una periodista le preguntó a la ministra Acuña por la situación de las escuelas que no tienen una ventilación adecuada ni los espacios necesarios para respetar la distancia social de dos metros. La funcionaria dijo que solo 20% de los establecimientos están en esas condiciones y en esos casos “cada escuela tendrá que hacer una propuesta”, ergo cada director de escuela.
Sobre este punto Puiggrós manifestó que el gobierno de la Ciudad apela a la “responsabilidad individual y eso es insuficiente”. En esa misma línea, el director de la carrera de Educación de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) Eduardo Langer sostuvo que, ante la ausencia de políticas públicas por parte del Ejecutivo porteño, se busca transferir permanentemente la responsabilidad a la comunidad educativa, integrada por directores, maestros, padres y madres. “Esto es una herramienta del neoliberalismo”, planteó el especialista.
“El discurso conservador de la derecha es adjudicar la responsabilidad de las cosas a los otros y eso se tensiona con lo que pasa en las escuelas, porque hay maestros y directores que con la nada misma hacen de todo”, consideró Langer.
Desde dónde pensar la educación
Larreta dijo que su plan para volver a clases presenciales incluye declarar a la educación como servicio esencial. “Esto es un viejo reclamo de la derecha y es muy grave porque implicaría la imposibilidad, por ejemplo, de hacer paros o manifestarse por las condiciones de trabajo, tal como ocurre con las fuerzas de seguridad o el personal sanitario”, planteó Puiggrós.
A partir del anuncio de Larreta, Juntos por el Cambio no perdió oportunidad de cuestionar a los gremios docentes. Aunque el jefe de Gobierno elogió su labor, el mismo día del anuncio de CABA, el ex ministro de Educación de Macri, Alejandro Finnocchiaro, lanzó: “La epopeya de las familias argentinas derrotó a CTERA y al oscurantismo. Estos sindicalistas quieren poner varas que son imposibles para no poder volver. Pero los docentes queremos volver”.
“Esto es claramente un ataque a los docentes, en el marco de una campaña que tiene años. Detrás de esto están las productoras de tecnología escolar cuyo plan es sustituir a los maestros por las computadoras. Entre ellas, la Fundación Enseña por Argentina, que tiene entre sus miembros a funcionarios del Gobierno porteño. Ellos piensan desde la lógica de achicar el sistema de la educación pública. La presencialidad es un reclamo de las escuelas privadas, que necesitan que las familias paguen las cuotas”, advirtió Puiggrós.
Según Langer el debate es si se considera a la educación como un servicio o un derecho. La pandemia, afirmó el investigador adjunto del CONICET, exacerbó la brecha de desigualdad y no solo en las zonas más pobres. Eso, dijo, es consecuencia de décadas de vaciamiento y desfinanciamiento. En esa misma línea se pronunció Silvina Gvirtz, actual secretaria de Ciencia, Tecnología y Políticas Educativas de La Matanza. En el programa Brotes Verdes advirtió que el “peligro latente es que esto aumente las desigualdades entre escuelas públicas y privadas”.
“El debate por la vuelta a clases sí o no es mentiroso. La pregunta es con qué recursos. Hay que ir lugar por lugar mirando las condiciones en que están las escuelas. Y hay que apostar a las tecnologías, a que los chicos tengan computadoras”.
Pero la virtualidad tampoco es suficiente. Langer es especialista en el estudio de los dispositivos pedagógicos atendiendo a las prácticas de resistencias de estudiantes y a las luchas de los docentes por la escolarización en el nivel secundario. Trabaja en escuelas en barrios muy humildes del partido bonaerense de San Martín. Dice que esos colegios, pese al esfuerzo de profesores y directores, perdieron pibes y pibas porque la virtualidad no funcionó porque no hay acceso a dispositivos, ni a Internet. “La tarea de enseñar desapareció. No hubo enseñanza, hubo actividades”, consideró.
Burbujas y más
El jueves en conferencia de prensa la ministra Acuña planteó que para el regreso a clases, en el ciclo lectivo 2021, “la burbuja va a ser el grado y los docentes pueden ir rotando”. Esta idea fue muy criticada porque si los docentes rotan de burbuja, deja de existir la idea de burbuja. Consultada sobre los maestros que trabajan en distintas escuelas y tendrían a cargo distintas burbujas, Acuña dijo que “en la ciudad el docente taxi no es habitual” y que “80% de los docentes trabajan en una sola escuela”.
Sobre esto, una docente publicó en Facebook su situación: “Un curso = una burbuja… Yo tengo 17 cursos diferentes, en tres instituciones. ¿A qué curso le doy clase? ¿Quién toma esa decisión?” La docente afirmó que trabaja con 3 cursos de jardín de infantes, 6 de primaria, 3 de secundaria y 6 de terciario. “Los cursos de nivel terciario, además, no son cursos cerrados. Los alumnos se intercambian según las materias. Alguien que me diga qué hacer”.
La directora de una primaria pública ubicada de Urquiza con unos 300 alumnos dijo a El Cohete a la Luna que considera inviable que todos los chicos, entre primero y séptimo, puedan tener clases durante las 4 horas que propone el Gobierno de la Ciudad. Si el horario habitual era de 8 a 16, plantea, aunque haga un turno de 8 a 12 después necesitaría al menos una hora para limpiar, por lo que los chicos del “turno tarde” no llegarían a completar la jornada de 4 horas. Además, planteó las dificultades en relación con los espacios disponibles para mantener la distancia sugerida y la falta de personal de limpieza para realizar dichas tareas.
A su vez formuló una serie de interrogantes: cómo se hará con el comedor, quién quedará a cargo de impartir clases virtuales a los chicos que por razones de salud así lo requieren si los maestros van a tener que abocarse en su mayoría a un régimen presencial y qué pasa con la responsabilidad civil de maestros y directores en este nuevo esquema con cambios de horarios.
“Un paso intermedio sería hacer parte presencial y parte virtual. Hasta que nos puedan vacunar a todos”, planteó la directora, con 10 años al frente de una de las escuelas más buscadas por madres y padres del barrio.
Un modelo posible
El Cohete a la Luna consultó a Puiggrós sobre cómo se imagina el ciclo lectivo 2021. La doctora en Pedagogía de la UNAM afirmó que hubo una “excelente experiencia” en la provincia de Buenos Aires aplicando protocolos, en 20 distritos y en escuelas con 100 chicos como máximo. “Hay que ir viendo qué ocurre en cada lugar y tener muy clara la definición de cantidad de metros y cantidad de alumnos de cada establecimiento. SUTEBA habla de los modelos posibles: habrá posibilidades de presencialidad plena en algunos lugares, una combinación de presencialidad y virtualidad en otros y en determinados lugares continuará por un tiempo la virtualidad”.
Puiggrós, que hasta agosto del año pasado fue secretaria de Educación, consideró una “condición” la vacunación a los docentes. “No estoy de acuerdo con empezar las clases presenciales sin docentes vacunados. Creo que es mejor esperar a que se puedan vacunar los 1.300.000 docentes de todo el país”, dijo.
Langer subrayó las posibilidades que aportan los celulares y otras herramientas para sostener la comunicación. Narró a El Cohete a la Luna sobre la experiencia de una directora de escuela del partido de San Martín que mantuvo contacto con todos sus alumnos por WhatsApp y así pudo realizar un seguimiento pedagógico. “Para 2021 creo que lo posible sería tratar de recuperar la enseñanza, pero que eso se pueda hacer o no dependerá de cómo avance la pandemia. Sí hay picos de contagios se podrá hacer menos en términos de enseñanza y si mejora la situación epidemiológica, más”.
A mediados de año, Acuña dijo en un Zoom, que se filtró a los medios, que los docentes “adoctrinan” y que cada vez más provienen de las clases más desfavorecidas, de los sectores populares. “Yo en ese sentido –planteó Langer— diría que cuanto más cercanos sean los maestros y directores a los pibes mejor, porque lo que les dicen les llega de otra forma. Ahí hay un giro interesante, tenemos maestros más cercanos a realidad de sus estudiantes, que son parte del sufrimiento social y que tienen que tratar de ir más allá y mostrarles otros mundos posibles. Esto depende mucho de la política de Estado, de los esfuerzos de los directores apoyados con políticas públicas y de cambiar un poco las cabezas en relación a qué se piensa y qué se propone”.
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