"Respuesta a un nuevo indescriptible editorial de La Nación, que en su cruzada antiabortista acusa (justo ellos) de nazis a quienes pedimos el derecho a la soberanía de nuestros cuerpos".
Cobardía: 1. A quien le falta valor para asumir riesgos. 2. Quien con retórica moral ensucia el arte de la política. 3. Quién defiende intereses capitalistas-patriarcales.
Cobarde es gobernar con la cola entre las patas y la Sociedad Rural Argentina dirigiendo, cobarde es representar genocidas, cobarde es atacar a las mujeres mintiendo y catalogándonos de racistas por "querer abortar para no tener hijxs discapacitadxs". Cobarde tiene nombre de Bartolomé Mitre (vaya a saber una qué número de descendiente).
Ante argumentos médicos, políticos, ideológicos, corporales, vivenciales, estadísticos, sobre la implementación de una política pública en favor de la despenalización de la Interrupción Voluntaria del Embarazo, hay quienes deciden tratarnos de Nazis. Simple: abortamos para no tener discapacitadxs, porque bien fue esa nuestra única argumentación… ¿O por lo menos fue una? ¿O nunca lo fue?
Hijo de aquellos mismos que decían por ahí que las mujeres éramos sólo una costilla. O que por únicas pecadoras solo merecíamos sufrimiento. De los que creían que nuestro rol era al margen, en la esclavitud, en la casa. O que afirmaban que nuestros cerebros eran más pequeños y por eso merecíamos castigos. Aquellos mismos que pregonan la Santa vida por nacer, pero lástima que cuando nacíamos mujeres nos mataban porque no podíamos ser Reyes. O si sobrevivíamos, consentían nuestra violación por parte de un desconocido a los 15. Los mismos que nos quemaron en un genocidio femenino por brujas. Hijo de esos que con sus mujeres sólo como damas de beneficencia nos obligaron a ser criadas. Hijo de esos que durante la dictadura no sólo nos secuestraron y torturaron, sino que también nos abusaron y violaron.
A Bartolomé Mitre le gusta la historia, bien como a su abuelo lejano. Y cuenta cómo el poder -masculino- ha perpetuado múltiples persecuciones y asesinatos a una minoría con capacidades diferentes. Entonces, declama que este ya viejo reclamo por la despenalización del aborto no es más que una minoría queriendo aniquilar otra. Nazis. Pero el Bartolomé del Siglo XXI se equivoca intentando hacer historia, tanto como su abuelo lejano: no somos minoría, somos mayoría. Y a diferencia del poder hegemónico-masculino, que se ha perpetuado en el poder capitalista y patriarcal persiguiendo, nosotras construimos un poder de igualdad. Somos una mayoría que no persigue, sino que sobrevive.
Cobardía: 1. Decirle a las mujeres Nazis por abortar y no permitir comentarios en el editorial.
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