DEBATES //// 01.02.2021
El autor Julio Fernández Baraibar lleva a cabo una revisión de los primeros peronismos en comparación con el proceso de gestión actual del Frente de Todos. “El gobierno está llevando a cabo, con enormes dificultades, su compromiso electoral”, señala.
Por Julio Fernández Baraibar*
Hace un par de días envié a las redes un mensaje notoriamente provocador. “Muchos se han hecho peronistas de un peronismo que nunca existió tal como se lo plantean”, escribí en Facebook y en Twitter. La reflexión estaba motivada en una profusión de mensajes, posteos, chistes, memes, artículos y editoriales sumamente críticos al gobierno de Alberto Fernández, comparándolo con un peronismo instalado en un nebuloso pasado que tendría todas las virtudes y magnificencias de las que, según esta crítica, carece el de Fernández y, por supuesto, ninguno de sus infamantes defectos.
El peronismo real, que gobernó al país entre 1945 y 1955, así como el movimiento al que dio origen y que tuvo como eje articulador de toda su política al general Juan Domingo Perón, tuvo como programa permanente la instauración en la Argentina de un capitalismo autónomo, autocentrado, que convirtiese la renta diferencial del régimen agroexportador en plusvalía industrial, en fábricas y trabajadores, asalariados y sindicalizados. Para lograr ese objetivo debió reunir en un solo gran movimiento al conjunto de sectores sociales, fuerzas y dirigentes políticos enfrentados al viejo régimen que llamaremos agroexportador, para centrarnos en su aspecto económico, y que fue conocido tradicionalmente como “oligarquía”. Este variopinto conglomerado constituyó el frente nacional que gobernó, no sin contradicciones, enfrentamientos internos, avances, retrocesos, grandes aciertos y profundos errores entre 1945 y 1955. Hemos escrito en un artículo posterior a la derrota del 2015, (“El Peronismo, el albatros del poder”) lo siguiente:
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