Por Javier Lewkowicz
“Desde mediados de 2014 es evidente un cambio de tendencia en el comercio global que continúa y se agudiza en los primeros meses de 2015, y afecta marcadamente el desempeño comercial de los países de América latina y el Caribe.” Así comienza el informe 2015 sobre comercio elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que destaca una caída de 17,7 por ciento en las exportaciones de los países de América del Sur en el primer semestre, profundizando la situación evidenciada el año pasado cuando la baja fue de 7,4 por ciento. La entidad considera que la desaceleración del crecimiento de China y las otras economías emergentes, junto a la baja en el precio de los commodities, son los rasgos salientes de esta nueva fase de la economía mundial, que pinta como para dominar el escenario al menos en los primeros tiempos del nuevo gobierno nacional.
No se trata de un fenómeno regional sino de índole global. El informe advierte que “después de tres años de estancamiento, a mediados de 2014 el valor del comercio mundial comienza a presentar una tendencia recesiva que se profundiza durante en 2015. Asimismo, la coyuntura resta impulso al comercio de servicios, que había crecido tras la crisis de 2008/09”. La periodización del BID es la siguiente: auge hasta julio de 2008, crisis que cierra en marzo de 2009, recuperación que termina en agosto de 2011, estancamiento hasta julio de 2014 y contracción desde ese momento.
El magro crecimiento de los países desarrollados y la desaceleración de las potencias emergentes como China e India explican la baja de la demanda. Incluso el informe sugiere la posibilidad de que la elasticidad de las importaciones mundiales con respecto al crecimiento se haya debilitado. Sería un evento saliente, porque implica que los países se cerraron al comercio, posiblemente con medidas proteccionistas.
El problema no se limita a la demanda. La caída de los precios de los commodities juega un papel crucial en esta nueva fase de la economía mundial. Entre julio 2014 y julio 2015 los precios promedio de los productos básicos cayeron un 37,1 por ciento. De todas formas, su nivel sigue un 75 por ciento por encima de 2003, pero un 48 por ciento por debajo del máximo de 2008. Los hidrocarburos bajaron 46,3 por ciento (positivo para la Argentina, que es importador neto), los metales lo hicieron en un 27,1 y alimentos y bebidas, un 15 por ciento.
En el primer semestre del año, las exportaciones de bienes de Argentina cayeron 17,9 por ciento. Es un rendimiento muy flojo, que no escapa a la tendencia de la región. Las ventas externas de Brasil cayeron 14,7 por ciento; Chile, 12,2; Uruguay 15,1; Perú 15,8; Bolivia, 30,3; Ecuador, 26,8; Paraguay, 17,6 y las exportaciones de Colombia, un 31,2.
El otro dato significativo de la economía mundial fue publicado días atrás por el Instituto de Finanzas Internacionales. Después de veinte años de bonanza (con la excepción de 2009), los países emergentes mostrarán en 2015 una salida neta de capitales. Hung Tran, director ejecutivo de ese organismo que agrupa a los bancos más grandes del mundo, sentenció que “el superciclo de los emergentes ha quedado atrás, y hay razones estructurales para pensar que un cambio de tendencia en este contexto no será rápido”.
El informe calcula que los países emergentes a escala global recibirán este año la mitad de los capitales en relación a 2014, incluso menos que en pleno estallido de la crisis internacional. El flujo de capitales representó en 2007 el 8 por ciento del PIB de los emergentes, este año esa cifra se reduce al 2 por ciento. En tanto, la salida de capitales de los emergentes superará el billón de dólares (el doble de la entrada) “a raíz del pago de los créditos asumidos en dólares por parte de las empresas chinas y la reducción de la exposición de la banca extranjera a estas economías”, dice el informe.
La situación de la economía mundial es un dato ineludible para los candidatos a la Presidencia. Sobre todo cuando los tres con chances de acceder al gobierno, Daniel Scioli, Mauricio Macri y Sergio Massa, manifestaron tener grandes expectativas en el acceso al endeudamiento externo y a la inversión extranjera. Más allá del rol que cada economista asigna a esos recursos para el desarrollo interno, la disponibilidad de capitales de la década pasada presenta ahora, al menos, un par de grises. También por el lado comercial varios candidatos apuestan por el campo y la minería con la idea de “dejar de desaprovechar oportunidades”. La experiencia nacional obliga a poner varios alertas sobre la estrategia de concentración de las exportaciones en productos primarios, aun más en este nuevo contexto global. En palabras del BID: “la acentuada especialización de las canastas exportadores –de América del Sur– en productos básicos evidencia la necesidad de priorizar un ambicioso programa de políticas orientado a promover la diversificación comercial”.
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