EL SILENCIO DE URQUIZA
Puede conjeturarse el plan de la guerra de montoneras: Varela debe apoderarse de las provincias del oeste; Sáa y Videla correrse por San Luis y Córdoba hasta el litoral, López Jordán levantar Entre Ríos y apoyarse en los federales de Santa Fe y Corrientes, Timoteo Aparicio invadir el Uruguay con los blancos orientales, Urquiza sería el jefe si aceptaba serlo; de cualquier manera la guerra se haría con Urquiza, sin Urquiza o contra Urquiza.
Sáa escribe a Urquiza: "... encargado de trasmitir a V.E. la voluntad de las masas, solo esperamos que V.E. se digne a impartirnos sus órdenes. Pero Urquiza calla. Sus intereses comerciales se ligan a la continuación de la guerra con Paraguay de la que saca buen provecho como proveedor del ejército, y a la paz interna por sus cuantiosos intereses de estanciero y comerciante y su paquete de acciones en el ferrocarril Central Argentino. Políticamente solo le interesa controlar Entre Ríos, donde su prestigio ha menguado considerablemente. El banquero Buschenthal le aconseja: " Espero que S E. no se comprometa con esta gente ( los montoneros) C'est tres pront..." Otra cosa será cuando consigan mejor posición.
No se comprometerá pero no los desautorizará tampoco pues le permite su viejo juego de quedarse observando el fiel de la balanza para cobrar el mejor precio. Escribe a Sáa - 10 de febrero de 1867 - una carta evasiva que a nadie compromete. Pero este quiere creer de apoyo.
Para marzo han llegado a Rosario los veteranos del Paraguay con su brillante oficialidad: los buques ingleses dejan en su puerto cañones Krupp y fusiles Albion y Brodlin para armar los tres ejércitos nacionales de Paunero, Taboada y Navarro que operarían contra la Unión Americana. Mitre hubiese querido ponerse a su frente pero el recuerdo de Sierra Chica. Cepeda y Curupayty prevaleció en el Estado Mayor, mejor era dejarlo de observador.
SAN IGNACIO ( lº de abril)
Sáa se mueve de San Luis a Córdoba donde hay elementos suficientes para levantar la provincia. Paunero, desde Río Cuarto destaca a Arrendondo a cerrarle el paso de San Ignacio (cruce del Río Quinto en la carretera de San Luis a Mercedes). Y el ministro de guerra, Julián Martínez, se instala en Córdoba donde se sienten ruidos intranquilizadores.
Sáa ataca a Arredondo al anochecer del 1º de abril; erróneamente creyó que el jefe nacional tenía pocos hombres, porque de otra manera le hubiera convenido eludirlo y llegar a Córdoba, donde los federales esperaban. "San Ignacio se ganó por casualidad" dirá años después el general Garmendia. Nada pudieron las lanzas montoneras contra los Krupp, ni las cargas de indios ( 500 ranqueles combatían junto a Lanza Seca) contra los cuadros de infantería de Iwanowsky, Fotherigham, Luis María Campos y la brava caballería de José Miguel Arredondo. En cargas nocturnas se estrellaron Juan y Felipe Sáa, Carlos Juan Rodríguez, Juan de Dios Vídela, Manuel Olascoaga. Sin embargo la victoria estuvo indecisa hasta el amanecer.
La montonera quedó derrotada. No hubo prisioneros como lo ordenaba la ley de policía dictada en Buenos Aires. Muy pocos sobrevivientes consiguieron ocultarse y escapar a Chile por los pasos de la cordillera, que a esa altura del año era apenas practicable.
EL POZO DE VARGAS (10 de abril).
Varela ha marchado hacia su Catamarca natal, atravesando La Rioja: es un paseo en triunfo donde los festejos se repiten al entrar el viejo caudillo en cada poblado. En La Rioja su "ejercito" se amplía porque los riojanos quieren luchar por la Unión Americana.
A los lánguidos compases de la zamba, la montonera se dirige a Catamarca donde todos esperan al Caudillo. De allí a Tucumán y Salta donde vendrían sin duda las órdenes de Urquiza, las órdenes que Varela supone no podrá negarle Urquiza viendo el juego decidido. En ruta hacia Catamarca le llegan dos malas noticias. Que Sáa fue aniquilado en San Ignacio, y Taboada al frente del ejercito nacional del Noroeste ha aprovechado su ausencia para entrar en La Rioja.
Los nacionales vienen
Pozo de Vargas
Tienen cañones y tienen
Las uñas largas.
Dice la letra riojana de la zamba de Vargas (que no es la del ejército de Taboada, que se apropió de la música, como se apropió de tantas cosas). Varela vuelve grupas. A los compases de la zamba su ejército regresó a La Rioja a todo galope. El 9 de abril, ya próximo a la ciudad, Varela invita caballerescamente a Taboada "a decidir la suerte y el derecho de ambos ejércitos fuera de la población; "a fin de evitar que esa sociedad infeliz sea víctima de los horrores consiguientes de la guerra y el teatro de excesos que ni yo ni V.E. podremos evitar". Taboada fijaría el campo de la liza "por lo menos a tres leguas del ejido". El jefe nacional no contesta. Ha urdido un plan que debe darle la victoria. Como los federales marchan a todo galope y sin mayor descanso, supone que llegarán desfallecidos y sedientos a La Rioja. Por lo tanto ha destruido los jagüeles del camino, dejando solamente a uno, el Pozo de Vargas a la entrada misma de la ciudad. Supone que los rnontoneros se arrojarán sobre el agua; y entonces la artillería y fusilería nacionales, convenientemente atrincheradas alrededor del pozo los aniquilaría sin remedio.
Ocurrió lo previsto. Varela no encontró agua en los jagüeles de Las Mesillas, donde esperaba acampar la noche del 9, a la espera de la respuesta - que no llegaría nunca - de su invitación a Taboada. Debió seguir la fatigosa marcha por la noche del 9 en busca del pozo de Vargas donde llega al medio día del 10. Era tal la sed que "tres soldados sofocados por el calor, por el polvo y el cansancio - dirá Varela - expiraron de sed en el camino.
Los gauchos fueron acribillados por los nacionales desde las trincheras apenas se acercaron al Pozo. Varela rehizo sus cuadros y aunque la posición de Taboada dificultaba el movimiento de la montonera, ordenó se tocase la zamba y empezara la batalla. Los inútiles "bocones" fueron dejados de lado Durante más de siete horas. – de mediodía al anochecer - se sucedieron las cargas a los compases de la zamba heroica. (que apropiada por los vencedores y con otra letra, se llamaría desde entonces Zamba de Vargas).
Prof GB
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