El juez Mendes dijo estar "horrorizado" con la pésima imagen que Bolsonaro tiene en el exterior, un factor que puede influir en la toma de decisiones del Tribunal Penal.
Y aunque el exmilitar de ultraderecha imite a Trump en todo, o casi todo, el caso es que no está en condiciones de desafiar a esa alta corte y su imponente palacio moderno en La Haya.
No sólo porque el poder de Brasil no es ni la sombra del norteamericano, sino porque mientras Estados Unidos desconoce al Tribunal, el Estado brasileño además de ser signatario del mismo, le dio a su vínculo carácter constitucional. Es decir este gobierno no podrá renunciar al Tribunal ni siquiera a través de ley ordinaria, necesitará una reforma del artículo quinto de la Constitución.
Llevado a la práctica esto significa que Bolsonaro, de 65 años, podría estar expuesto en el medio plazo o largo plazo a una condena y una eventual prisión por delitos contra la humanidad como ya lo estuvieron, por ejemplo, algunos criminales de guerra. En lo inmediato el eventual procesamiento manchará su ya afectada imagen internacional.
Hay más. Si esta denuncia no prospera sí podría avanzar otra presentada el año pasado en la que fue acusado de "genocidio" contra los pueblos indígenas de la región amazónica, alertó la jueza Sylvia Steiner.
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