El macrismo, además de promover la destrucción de miles de compañías, en especial pequeñas y medianas, con su política económica, persiguió empresarios, los metió presos, incentivó el procesamiento de decenas de ellos con fotocopias de cuadernos, intentó que amigos de Macri y de funcionarios se quedaran con compañías, despreció a industriales, utilizó a miembros del Poder Judicial para apretarlos, los espió en forma ilegal y les hizo perder plata como nunca.
En esos años no había preocupación por la propiedad privada por parte del establishment y sus voceros, lo que deja al descubierto que esa consigna ahora es un instrumento para horadar la gestión Fernández.
El encuentro con las pymes, en el cual hubo intercambios fructíferos para construir un proyecto de desarrollo nacional, fue aire fresco ante el agobio permanente que la conducción política del poder económico somete a la mayoría de la sociedad.
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