jueves, 23 de julio de 2020
HORACIO GONZALEZ DIXIT
Por eso, la doble faz del este fenómeno en auge en todas las naciones nos lleva directamente al modo en que se está creando una peligrosa atmósfera golpista en la Argentina, esgrimiendo valores de cuño mágico-esotérico cuyo epicentro está, por así decirlo, guionado por conocedores internacionales del tema, alquimistas de la desestabilización institucional cuando hay gobiernos democráticos absolutamente legítimos y débiles. Es que las propias finanzas internacionales salen hoy de una fragua de esoterismos y lenguajes que se creen técnicos, pero su sustrato es oscuramente místico. Entonces se produce el absurdo espectáculo, los nigromantes, terraplanistas, manosantas y astrólogos desatinados que salen al Obelisco (convertido en tótem egipcio propiciador), a propalar toda clase de ofuscaciones sobre el apocalipsis viral o la conspiración de los infectólogos. Porque de repente sale la doctora Carrió, astróloga del observatorio político deconstruccionista de Exaltación de la Cruz, verdaderamente exaltada, para exigir contaminación en los templos o que toda la ciudad abierta sea un Templo porque “solo Jesús cura y salva”. Por eso, no dejemos pasar esta consigna del evangelismo más conservador. Nada tendríamos que decirles a los auténticos creyentes que la cultivan. Pero esas frases también sirvieron en Brasil como bandera auxiliar y desflecada de la maniobra conspirativa que derrocó al gobierno de Dilma Rousseff. Son también los verdaderos devotos los que deben denunciarla, como hizo Arlt con muchos de los farsantes de antaño, más simpáticos que estos que se exaltan y persignan en nombre de Techint y Clarín.
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