Se trata de tres agentes imputados por encubrimiento y falsedad por el crimen de los jóvenes Campos y Medina. Un cuarto, que estaba detenido, fue derivado a un psiquiátrico. A las víctimas se les plantaron armas para simular un enfrentamiento.
Familiares de los jóvenes salieron indignados de Tribunales.
Imagen: Andres Macera
Imagen: Andres Macera
Indignados. Así salieron de Tribunales los familiares de David Campos y Emanuel Medina, asesinados en junio pasado por balas policiales, durante una persecución que se intentó hacer pasar por enfrentamiento. Es que el juez Héctor Núñez Cartelle ordenó la libertad de tres agentes imputados por encubrimiento y falsedad. En la audiencia también se discutiría la situación procesal del principal acusado en la causa, el policía Alejandro Bustos, pero éste no llegó al Tribunal porque desde un organismo de Salud de la provincia se ordenó sacarlo de la seccional 10ª e internarlo en un psiquiátrico. "Pasaron por arriba de una orden judicial", se quejó el fiscal Adrián Spelta, que solicitó 24 horas para que el imputado sea revisado por el médico forense. La defensa también pidió una junta médica.
De 18 policías que fueron detenidos en septiembre pasado por la persecución fatal que terminó con la vida de dos jóvenes, apenas un puñado continúa en prisión preventiva. El fiscal Spelta recordó ayer que a las víctimas se les plantaron armas para simular un enfrentamiento y que si bien los tres acusados que pedían la libertad no fueron del grupo de los tiradores, sí advirtieron la situación posterior por lo que se les achaca el encubrimiento y haber firmado un acta falsa. Incluso, las abogadas querellantes de la Multisectorial contra la Violencia Institucional recordaron que dos policías imputadas revelaron que Bustos -uno de los tiradores mortales- gritaba que era su procedimiento. "Traigánme dos, traigánme dos", dijeron que pedía las armas cuya pericia fue contundente para demostrar la falsedad.
En diciembre también fueron liberados algunos de los acusados. Por aquellos días, el juez Hernán Postma prorrogó la prisión preventiva de nueve agentes ‑cuatro cumplirán domiciliaria-; mientras que otros siete quedaron en libertad morigerada.
Así, en la causa son pocos los que cumplen prisión efectiva: los policías Bustos -internado en un psiquiátrico hace una semana- y Leonel Mendoza, ambos sindicados tiradores de las balas mortales. Mientras que ayer recuperaron la libertad Fernando Varela, Paola Cano y Marcelo Adolfo Escalante. La defensa pidió ese beneficio a raíz de que otros imputados en la causa con la misma calificación, están en mejor situación, a la espera del juicio oral y público. El juez consideró que la condena de estos, podría ser de cumplimiento condicional.
Otro de los que estaba preso es Hugo Daniel Baroni, quien durante la feria de enero fue beneficiado por la prisión domiciliaria, y quedó en la misma situación que Claudio Canclini, Leandro Cardozo y Aldo Benítez.
Campos y Medina murieron dentro de un auto, en Arijón y Callao, fusilados durante la persecución de la que participó una veintena de policías en barrio Saladillo. Las pruebas demostraron que estaban desarmados.
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