Imagen: EFE
No se trata de Cristina Kirchner . Aunque es importante como ser humano, igual que Florencia o Máximo. Se trata de la Justicia. Que es la víctima de esta historia. Y en consecuencia, los ciudadanos quedan como los deudos. Los macristas y los kirchneristas. Las masacre se cometió contra la Justicia. Se la llora, se la duela. En Tribunales, Cristina expuso el cadáver insepulto de la Justicia.
Qué tristeza, qué rabia, esa muerte a mansalva.
Un cadáver que se quiere desaparecer y se lo oculta a sus deudos. Nada de medios para mostrar el destripado. La vida tendrá que seguir como si nada hubiera pasado. Como si estuviera viva. Como si se la pudiera manosear con impunidad porque no dirá nada, por vergüenza, o por complicidad de cuerpo.
Pero está dicho que nadie termina enterrado sin duelo ni velorio. Cada frase de Cristina Kirchner en la audiencia, una mujer a la que le arrojaron por la cabeza 13 causas judiciales para destruirla en la política, para que no llegue, resonó con el fragor de la que a pesar de todo llegó.
La que habló en la audiencia fue la vicepresidenta electa, la que derrotó a los que promovieron esas causas en su contra, entre políticos, periodistas y funcionarios judiciales que quisieron sacar ventaja. Aunque le impidieron transmitir en directo, es una voz que no han podido acallar echándole encima el cadáver de la Justicia. Y lo que Cristina denunció fue eso: el cadáver que le echaron encima.
Es una pena que el lado macrista de la sociedad no pueda ver el daño que le hicieron. O habría que decir que es una pena que no quiera verlo. Porque el daño se lo hicieron también a ese lado de la sociedad. Y fue planificado desde el primer momento.
La muerte estaba anunciada desde que lanzaron el asalto a la Magistratura y a la Corte en la primera semana de gobierno. Los medios oficialistas lo mostraron, entre divertidos y pícaramente transgresores como quien apaña al violador simpático. No se puede mirar para otro lado. Fueron cómplices.
¿Van a condenar a la vicepresidenta en una causa donde no hay pruebas, como hicieron con otros ex funcionarios y dirigentes sociales cuando gobernaba el macrismo? ¿Van a confirmar que son instrumento de persecución política como fueron durante el macrismo? ¿Van a pedir la jubilación como están haciendo muchos de los funcionarios que armaron estas causas? ¿Y aunque se vayan todos, cómo queda lo que queda?
Al finalizar, le preguntaron a Cristina Kirchner si iba a responder preguntas. Dijo que no era ella quien tenía que responder preguntas, sino los jueces que se las querían formular. Pero tampoco son los jueces. Es la sociedad que necesita una Justicia la que tiene que encontrar esas preguntas y buscar las respuestas.
Hay un mundo de abogados, de jueces y fiscales que viven la Justicia como poder sectorial. Ese mundo festejó la demostración de su poder cuando el macrismo operó con muchos de ellos para destruir al odiado populismo. Y les pareció grandiosa la persecución judicial por odio político. Todos ellos forman parte de algo moribundo. Más tarde o más temprano, la sociedad tendrá que parir lo nuevo.
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