La detención de De Vido fue ordenada la semana pasada en medio de un show mediático y policial.
Imagen: Guadalupe Lombardo
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Un ex presidente de Enarsa ratificó la denuncia penal por falso testimonio agravado contra el principal perito del expediente por la compra de Gas Natural Licuado (GNL), una de las dos causas por las que está detenido el ex ministro Julio De Vido. El ex presidente de Enarsa se llama Walter Fagyas y el perito denunciado es David Cohen, quien diagnosticó gruesos sobreprecios en el monto pagado por la Argentina en el GNL. Un cuestionamiento a lo actuado en esa causa es que, si se pagó de más el GNL, alguien se quedó con la plata. Y quienes cobraron fueron grandes corporaciones del mundo de los combustibles, Gas Natural Fenosa, Morgan & Stanley, Shell, Repsol, British Petroleum. Ningún ejecutivo de esas empresas fue imputado de nada. La denuncia contra Cohen es por haber falseado textos, usar conscientemente parámetros que él mismo sabía que no eran válidos, desconocer elementos clave de las estructuras de precios y, para colmo, plagiar trabajos incluso de estudiantes chilenos, sin siquiera citar las fuentes o falseando su origen.
En la denuncia ratificada el viernes, Fagyas, asistido por su abogado, Alfredo Huber, consigna frases asombrosas de Cohen en su peritaje –“no fue difícil entender dónde terminaría esto”, “Argentina no podía quedarse sin gas”–, pero el centro del cuestionamiento es que usó un valor totalmente arbitrario para establecer a cuánto se debió haber comprado el GNL, por lo cual surgieron sobreprecios descomunales supuestamente cobrados por las grandes compañías.
En la imputación se señala que Cohen usó como parámetro un precio conocido como Henry Hub, que es un precio norteamericano en boca de gasoducto. Utilizó ese parámetro aún sabiendo que el Henry Hub era precio interno de Estados Unidos, que ese país no exportó GNL en esa época, por lo que no era precio internacional, y sobre todo sabiendo que era un precio de gasoducto, mucho más barato que el gas traído en barcos, que fue el adquirido por la Argentina. Lo llamativo es que, en un primer momento, el propio Cohen afirmó que el valor Henry Hub no se podía usar, porque era una comparación incorrecta, pero luego se despachó con un peritaje en el que usó ese precio.
“Para construir la cadena de valor –señala Fagyas–, Cohen usó un cuadro al que habían recurrido dos estudiantes chilenos para la elaboración de su tesis. Por supuesto, Cohen no los citó. Luego dijo que la fuente fue la Comisión Europea de Energía (CEE), con el problema de que tal organismo no existe. Esa sigla, la CEE, la menciona varias veces. O sea que utilizó datos de una fuente inexistente y falseó el origen.
“El mercado mundial de gas no es integrado, no tiene un precio único –explicó Fagyas en la denuncia–. El precio varía por múltiples razones: el momento de la compra, el lugar de la compra, el proveedor, si es por gasoducto o barco, y si la compra es a largo plazo, corto plazo (menos de cuatro años) o flexible. Hay precios de referencia en Estados Unidos, el Reino Unido y Alemania y, sobre todo, en Asia, que es el principal mercado. Cohen tomó el Henry Hub que es gas de gasoducto y en un momento en que Estados Unidos ni exportaba”.
“El peritaje de Cohen –advierte el denunciante– se basa en un cuadro cuya fuente es la inexistente Comisión Europea de Energía (CEE). En el texto dice: Source: CEE”. Googleando ya surge que no existe la Comisión Europea de Energía, algo que es evidente ya que por sus siglas en inglés debería llamarse en todo caso EEC (European Energy Comission) o ECE (European Comission of Energy), pero nunca CEE. Y está claro que es en inglés porque en el cuadro dice source. Parece que los dos estudiantes chilenos de los que se copió Cohen se referían al Center of Energy Economics (CEE), que depende de la Universidad de Texas. Pero como el dato está copiado, Cohen se equivocó e invocó una comisión europea que no existe”.
Lo cierto es que se dictó, en el caso de De Vido, el procesamiento con prisión preventiva sobre la base de un único peritaje, señalando que se pagó un enorme sobreprecio –7 mil millones de dólares– y sin imputar a ninguno de los que supuestamente cobraron. Todo eso, en base a un estudio incorrecto, copiado y mal copiado.
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