“Gobernante limitado políticamente, pero no estúpido”, definió al presidente Macri esta semana Beatriz Sarlo en La Nación. Puede que la distinguida colega acierte, pero más allá de esa visión de clase media porteña que analiza sujetos por arriba o mandándolos al analista se podía esperar una opinión menos generosa. Porque la palabra incumplida es marca ejemplar de este gobernante cuyos esbirros (en el sentido de la cuarta acepción del vocablo: “Secuaz a sueldo o movido por interés”) están causando daños políticos y sociales ilimitados. Como ilimitados son los objetivos finales de la máquina ideológica llamada “Cambiemos”, que se apoderó del Estado Argentino por obra y gracia de la mentira y la confusión mediática que llevó a millones de compatriotas a votar en contra de sus propios intereses.
Seguramente a esas mayorías hoy les importa un pito la etiología burguesa empresarial del Presidente, pero sí les interesa lo que ven y padecen a diario: decisiones antinacionales y antipopulares; mentiras y promesas incumplidas y el ocultamiento contumaz de negocios turbios y cuentas offshore cargadas de millones de dólares que ahora él mismo ha logrado que el Congreso le blanquee, con la complicidad de la gran mayoría del espectro político dizque opositor que los argentinos votamos en mala hora.
Dado el tremendo daño social que está causando el gobierno, cabe soslayar debates burgueses para centrarse, mejor, en el único plano en que estos tipos deben ser considerados: el moral, que es el único tribunal que desnuda propósitos y miserias. Y en el que Ceos y funcionarios, amigos íntimos y operadores, de éste y de todos los gobiernos, quedan con el culo al aire y no por operaciones interesadas de jueces, empresarios y periodistas a sueldo.
Del mismo modo que cuando el señor Aranguren decide tarifazos y favorece a Shell, la compañía de la que fue máxima autoridad y en la que conserva acciones, eso -la toma de decisiones utilizando posiciones de ventaja- en casi todos los barrios argentinos siempre se llamó lisa y llanamente corrupción.
Todo lo anterior enmarca el reciente anuncio del financiamiento por parte del Estado de móviles 4G a bajo costo y a 12 meses. Lo cual, más allá de que el 4G es una tecnología ya en camino de obsolescencia, no es más que el moño grosero de otro negocio que se estaría urdiendo a espaldas del pueblo argentino, una vez más engañado por los mentimedios y sus telebasuras.
El “cambio” en este caso se basa en la reprivatización del fútbol. Donde la tecnología 4G barata y masificada hace parte del negocio, en el que el Gobierno aportará el subsidio –supuestamente benéfico– nada más que para acortar los tiempos de ingreso de muchísima gente al 4G y al fútbol privatizado.
La fuertísima campaña de desprestigio del Fútbol para Todos (FPT) que se ha visto en las últimas semanas tiene que ver con una forma de corrupción, digamos, “moderna”. Con el argumento de que todo debe pagarse porque todo tiene un costo, ahora sepultan un servicio estatal gratuito y esencial para millones de seguidores del deporte más popular de los argentinos –enlodando de paso a tres ex jefes de gabinete– para aprovecharse del gran negocio tecnológico que se viene. Y que, si se impone, será letal para el cerebro de millones de personas y maniatará a las futuras generaciones.
Cuando el Presidente finge inocencia al decir que “el fútbol ya decidió separarse de nosotros y ahora tenemos que ver cómo desarmamos esto”, o cuando acusa al señor Marcelo Tinelli de estar “ofendido porque le sacaron la AFA”, en realidad está asegurando el negocio.
El señor Ted Turner (TNT) era el principal interesado en comprar la transmisión del fútbol y eso servía para contrabalancear el poder del Grupo Clarín, pero ahora parece cada vez más fuerte la posible alianza entre ambos megamentimedios. El “cambio” en este caso sería un inmenso negocio entre la naciente alianza Turner-Clarín y las telefónicas. La web está llena de portales (la mayoría de dudosa fiabilidad) pero todos dan por hecha esta alianza, ya sugerida por La Nación a finales de enero cuando informó que el Grupo Clarín compró el 100 por ciento de Nextel Argentina, cuarta operadora de telefonía móvil del país, y la llamó “adquisición estratégica ya que ahora podrá brindar los servicios de cuádruple play, es decir, televisión por cable, Internet por banda ancha y telefonía fija y móvil bajo una misma factura”.
El anuncio del financiamiento estatal de equipos 4G de bajo costo (2200 pesos) y en 12 cuotas sin interés, le asegura a esa alianza y a las telefónicas el rápido ingreso de millones de usuarios al uso de la banda ancha en beneficio del enorme negocio de la transmisión de contenidos a ser consumidos desde equipos móviles y/o portátiles de forma individual, que es la tendencia mundial.
Así, ya no se verán familias y amigos, en casas o en bares, reunidos viendo un partido o una película, sino que cada uno/a verá individualmente su contenido “preferizado”, como ya se llama.
Y lo peor, lo alucinante es que por medio de estas nuevas tecnologías se está individualizando, ahora mismo, a cada consumidor. Muy pronto se los podrá interpelar directamente en tanto tales, pero también para su control social. O sea: negocios e ideología para perfeccionar la manipulación.
Si éste es el futuro que prepara el macrismo-radicalismo imperante, el futuro, dicho sea sin disimulos, será una mierda.
Por eso estos tipos que ahora gobiernan, y sus padrinos mediáticos, se presentan como campeones contra la corrupción mientras abusan de la constante, maciza y desdichada pobre inocencia de la gente que los votó.
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